Conclusiones CONCLUSIONES El tema de Hero y Leandro es una bella leyenda clásica que, como tantas otras, ha pasado a las literaturas románicas y concretamente a la española; no ha sido uno de los mitos mimados ni de los predilectos, pero, de todas formas, autores de la categoría de Garcilaso, Lope, Quevedo, Góngora, lo han tratado. El paso de la literatura clásica (griega y latina) se ha dado o bien directamente, sobre todo del latín, ya que en el Renacimiento no es raro encontrar quienes conozcan la lengua del Lacio, o a través de traducciones hechas del Poema de Museo o de las Heroiclas de Ovidio, obras que son las únicas que tratan el tema in extenso. Merecen destacarse las traducciones de Diego Mexía de las Heroidas, y las de José Antonio Cond: y M~guelJiinénez de Aquino del Poema de Museo. Estas traducciones, pese a no ser modelos, no son malas del todo, pudiendo ser destacados en ellas valores muy importantes, según hacemos notar en el Capítulo 111 dedicado a ellas. Además tienen el mérito de poner en contacto mediato con las obras clásicas antes citadas a personas no conocedoras del griego y latín. Hay que destacar cómo el Poema de Museo se conoció en España por la obra de Boscán, que es el primero que lo trata, y que éste lo conocería, no directamente a través de la Edición de Demetrio Ducas, hecha en Alcalá en el año 1514 aproximadamente, y en su totalidad en griego, sino por la Edición de Aldo Manucio que llevaba una traducción latina de Marco Musuro; luego, el griego llega a través del latín, y también a través de una traducción, por lo que queda una vez más patente el enorme valor de las traducciones, y su función de elemento transmisor de los temas literarios. Digitalizado por InterClassica http://interclassica.um.es 142 El tema de Hero Leandro en la 1.iteraCura españoza El tratamiento en España ha sido mucho más profuso en poetas de segunda l í n ~ a ,y mayor en composiciones breves, sobre todo en sonetos, que en obras extensas. Además de los citados se ccupan de la leyenda de Hero y Leandro, Herrera, Salas Rarbadillo, López de Zárate, Juan de Arjona, Juan de Coloma, Saa de Miranda, Doña Hipólita de Narváez, Gutierre de Cetina, Hernando de Acuña, Ramírez Pagán, Valmaseda y Zarzosa, Trillo y Figueroa, Medrano y Barrionuevo, Bocángel y Unzueta, Ignacio de Luzán, Nico'ás Fernándcz de Moratín, etc. En estos portas de segunda línea podemos encontrar obras con una belleza y exquisitez extraordinaria, obras que a veces han sido injustamente olvidadas. Encontramos el tema en obras de carácter burlesco, como en Góngora, Quevedci, Trillo y Figurroa; tienen en sí un encanto especial; son nuevos puntos de vista que no perjudican, sino que, como hemos tratado de dejar patente (Capítulo VIII), siempre enriquecen. Respecto a esta modalidad paródica, hay que destacar el papel de puente que le ha correspondido a España en la transmisión de esta leyenda; nos referimos al Hero y Lmndro del francés Scarron, que debe mucho a los Romances Burlescos de Góngora. El tema es llevado a la poesía dramática en la obra de Mira de Amescua, de la cual hacemos un estudio (Capítulo X). Pero también pasó a la plástica y a la n~úsica;encontramos cuadros, esculturas, óperas, sonatas, sinfonías, ctc., qu-dando ejemplificada una vez más la relación de la literatura con las restantes artes. El argumento ha pasado, pues, a la literatura española, pero con él también la métrica; la métrica clásica pasa a la métrica española con una sustitución de sílabas largas y breves por tónicas o átonas, con una atención especial a la rima; no es exclusivo el paso, por supuesto, a través de estas obras de Museo y Ovidio especialmente, pero sí que han sido unas más de las que han colaborado en este paso. Vemos en ello la correspondencia de unos esquemas clásicos con unos esquemas romances; por ej. el hexámetro se corresponde en cierta manera con el endecasílabo; la octava real, por ej. de Bocángel, mantienr la solemnidad del metro épico; el dístico elegíaco es vertido bastante fielmente en el terceto, etc. Además, también hay adrcuación entre metro empleado en castellano y el contenido de la obra; así pues, el tono burlesco de la obra de Quevedo y Góngora está de acuerdo con el ligero romance: la obra de Luzán en verso hzptasilábico corresponde a su tono, etc. Y así, el tema de Hero y Leandro ha sido conocido y tratado en España con bastante éxito; y es una prueba más de la persistencia grecolatina en nuestra literatura, la cual presentamos hoy documentada. Digitalizado por InterClassica http://interclassica.um.es