El acta de los decretos

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IGLESIA DE DIOS
Departamento de Correspondencia
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Publicación ID: 0102QEAD
¿QUE ES EL «ACTA DE LOS
DECRETOS»?
Son muchos los que se preguntan cuál será el significado de Colosenses 2: 14-17. ¿Acaso La Ley de Dios ha sido abolida? ¿Acaso
Jesús anuló los Diez Mandamientos? ¡He aquí las pruebas Bíblicas
que ESCLARECERÁN estos versículos tan frecuentemente malentendidos!
P
arece existir una gran confusión con respecto al significado de Colosenses 2:14-17.
Algunos creen que estos versículos comprueban que los Diez Mandamientos han sido
abolidos.
Pero, ¿es esto verdad? ¿Acaso Cristo anuló la Ley?
Colosenses 2: 14 dice que Cristo anuló «el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria» Esto no puede referirse ala Ley de Dios. La Ley de Dios nunca ha estado
contra nosotros. «La ley... es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno» (Romanos 7: 12).
Son muchos los que consideran que en Colosenses 2:16 Pablo abolió los días que Dios
santificó. Pero, ¡considerémoslo una vez más! ¿ Es lógico que Pablo hubiera ordenado a los
gentiles de Corinto y otros lugares que observaran los festivales de Dios (1 Corintios 5: 7-8), para
después contradecirse a sí mismo diciéndoles a los Colosenses que no los observaran? ¡Así de
inconstante hacen aparecer a Pablo muchos!
Por ejemplo, la sencilla declaración de Pablo en el versículo 16 es malentendida. Y aún
más, se trata de torcerla de manera que aparente decir que los Días Santos de Dios han sido
anulados. «Por tanto, nadie os juzgue... » ¿ Está acaso diciendo Pablo: «Dios ha abolido estos
días santos»? Lea una vez más este versículo. Pablo está advirtiendo a los Colosenses que no se
permitan a sí mismos ser juzgados por ningún hombre acerca de ciertas cuestiones.
Pero, ¿cuáles son estas «cuestiones»?
Cuidado con filosofías
Ahora, reflexiónese en lo que Colosenses 2:8 dice; «Mirad que ninguno os engañe por
medio de filosofías y huecas sutilezas... » Esta escritura no dice «por la Ley de Dios». Pero,
continuemos: «... conforme a los rudimentos — creencias fundamentales — del mundo, y no
según Cristo». Las doctrinas erradas que Pablo estaba condenando eran las del mundo. No está
refiriéndose a la Ley de Dios. EL mundo de este tiempo era el mundo GENTIL. Era el mundo
pagano de Roma, lleno de disparatadas y vanas tradiciones.
Específicamente, ¿a qué se estaba refiriendo Pablo? Simple y sencillamente a las
creencias ascéticas paganas, que eran comúnmente conocidas entre los gentiles paganos con el
nombre de «filosofía». Pablo usó esta misma palabra en Colosenses 2:8 «Mirad que ninguno os
engañe por filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres conforme a los
rudimentos — o conceptos básicos — del mundo, y no de Cristo».
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La «filosofía» comprendía la doctrina de que uno puede pagar por sus propios pecados
negándose a sí mismo los placeres del cuerpo. Esta era una doctrina pagana que negaba la
necesidad de un Salvador. Se le nombra «filosofía» porque los filósofos paganos fueron sus
originadores.
Los gentiles Colosenses eran ascéticos
Los primitivos escritores católicos usaron esta misma expresión en su época para denotar
el «ascetismo». Léalo usted mismo: «Era muy común... nombrar ‘filosófico’ al modo ascético de
vida, o bien ‘ la vida de un filósofo’... Este creciente sentir tuvo sus raíces parcialmente en las
ideas prevalecientes de la filosofía contemporánea, que instintivamente acentuaban con
vehemencia el dualismo del espíritu y la materia... .
«La filosofía Neo-Platónica de la época, a través de sus doctrinas de la purificación del
alma por su liberación del cuerpo o de las cosas semanales, enseñaban en su generalidad las
prácticas ascéticas y el celibato» (páginas 252 y 246 de «Padres Post-Nicenos de la Iglesia
Cristiana», «Post-Nicene Fathere of the Christian Church», serie segunda, editada por Schaff and
Wace).
Los seguidores de esta filosofía eran ascetas decididos. Aparentemente ellos juzgaban con
toda severidad a los verdaderos cristianos por la más pequeña infracción del comportamiento
ascético. No veían con buenos ojos a los cristianos que libremente comían carne que era propia
para alimento, o que con moderación bebían vino, o que hacían aquello que era apropiado con
relación a la observancia del Sábado semanal y los Días Festivos anuales. Es por esta razón que
Pablo escribió: «Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida — o como dice la Versión
Moderna « en cuánto a cuestión de comida o bebida » —, o en cuanto a días de fiesta, nueva luna
o días de reposo (Colosenses 2:16).
Los vocablos del griego original en broosei y en posei que se vertieron al castellano «en
comida o en bebida» significan más claramente «en el comer y en el beber».
Podemos una vez más ver que no se hace mención alguna sobre la abolición de la Ley de
Dios o de Sus Días Santos. La Escritura nos dice que los Colosenses estaban siendo objeto en
relación con la observancia de estos días, ¡prueba que ellos los estaban observando!
Los Colosenses, quienes en otro tiempo habían sido paganos, nunca antes habían
observado los Días Santos de Dios. Ellos, previamente a su conversión, habían sido idólatras.
Ahora que habían conocido el Evangelio, estaban santificando los días que Dios había hecho
santos. Y la advertencia de Pablo para ellos era de que no volvieran o que no se permitieran a sí
mismos ser influenciados por sus antiguas prácticas paganas — las prácticas de aquellos que
odiaban la Ley de Dios y Sus Días Festivos.
¿Qué anunciaban éstos días?
Ahora considérese lo que dice Colosenses 2:17: «Lo cual es sombra de lo que ha de
venir... » O, traducido con más claridad, «que anuncian cosas por acontecer». ¿Acaso los
Sábados semanales anuncian buenas cosas que están por venir? ¡Desde luego que sí! El Sábado
semanal no es tan sólo un memorial de la creación — sino que también anuncia el séptimo período
de 1000 años, así como el gobierno milenial de Cristo.
Al hablar del séptimo día de la semana, en Hebreos 4:4, el Apóstol Pablo procede a
demostrar que el séptimo día representa el descanso milenial de Dios. Pero, ¿anula esto el
Sábado semanal? ¡Seguro que no! «Por tanto, queda un reposo — Sabbatismos, la observancia
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del día Sábado — para el pueblo de Dios» (Hebreos 4:9). La observancia del Sábado es una
prueba de obediencia (Exodo 16:4, 5, 22-31). Nadie entrará en el descanso eterno a no ser que
antes, en esta vida, esté dispuesto a entrar en el descanso de cada Sábado — cada séptimo día
de la semana. Y esto es exactamente lo que los Colosenses estaban haciendo — observando los
Sábados semanales.
Análogamente, los festivales anuales fueron instituidos como si fueran monumentos
conmemorativos de eventos que a la vez dan un vislumbre del plan de Dios. Fueron dados a la
Iglesia con el propósito de mantenerla en el conocimiento de dicho Plan.
Solamente uno de estos Días Festivos se ha cumplido en su plenitud — la Pascua. No
obstante, Jesús dijo que debemos celebrar este evento — observar este Día Festivo Anual — año
por año: «Haced esto en memoria de mi» (Lucas 22:19).
Si tiene interés en conocer más acerca de los Días Festivos de Dios y de su verdadero
significado para nosotros en la actualidad, escriba solicitando nuestro folleto gratuito titulado Las
fiestas santas de Dios.
Los Sábados semanales no son Sábados anuales
Algunos aseguran que Colosenses 2:16 hace referencia a «festivales anuales, nuevas
lunas y Sábados anuales» — y no a los Sábados semanales.
¡Esto no es verdad! Donde quiera que la Biblia usa la expresión «sábados» («días de
reposo», en algunas versiones), con «nuevas lunas» y «solemnidades» (días santos o
festividades), ¡siempre se refiere a los Sábados semanales! No hay excepción alguna. Comparte 1
Crónicas 23:31;2 Crónicas 2:4; 31:3; Nehemías 10:33).
Observe que en estos versículos se hace referencia a los Sábados semanales en plural tal
como en Colosenses 2:16. ¡Colosenses 2:16 incluye a ambos — los Sábados semanales y los
anuales! Si este pasaje abole al uno, abole también a los otros. Pero como da por sentado al uno,
así, da por sentado a los otros como práctica Neotestamentaria.
«Nadie os juzgue... » en estos asuntos, dijo Pablo, «pero [antes bien] el cuerpo de Cristo»
(Colosenses 2:17, última parte). Este versículo ha preocupado a muchos no obstante, no debiera
ser así. La Palabra «es» en esta frase no aparece en el original, El griego dice simplemente; «el
cuerpo de Cristo». ¿Cuál es el cuerpo de Cristo? ¿Cómo usa Pablo esta expresión en
Colosenses?
Volteemos al capítulo 1. En el versículo 18 encontramos que Cristo «es la cabeza del
cuerpo, que es la iglesia». Vea también Colosenses 2:19.
La verdadera Iglesia de Dios es el cuerpo de Cristo. Al igual que el Espíritu de Dios habitó
en un tiempo en el cuerpo terrenal de Jesucristo, así también ahora, el Espíritu Santo habita en
cada miembro de la Iglesia. Todos los miembros en conjunto constituyen un cuerpo. Este cuerpo
está en la actualidad llevando a cabo la misma obra que Cristo efectuó. ¡Por consiguiente la Iglesia
es hoy el cuerpo de Cristo! Y Cristo es la Cabeza de ella, al igual que el esposo es la cabeza de la
esposa (Efesios 5:23).
Ningún hombre debe juzgar la conducta de un verdadero cristiano — esto es lo que Pablo
está declarando en Colosenses 2; 16-17. El hombre no es quien debe determinar cómo debemos
vivir. ¡Es responsabilidad de la Iglesia — el Cuerpo de Cristo — determinar estos asuntos. La
Iglesia es la que debe enseñar cómo observar las festividades — explicar el significado de la
moderación, etc.
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Así que estos versículos tan poco comprendidos deben ser traducidos de esta manera;
«Por tanto, nadie os juzgue... pero [antes bien permitan qué] el cuerpo de Cristo [lo determine]».
Los doctos en griego reconocen que la primera expresión «nadie» necesariamente requiere una
subsecuente expresión que diga quién debe, pues, efectivamente dar el juicio.
Aparentemente los conversos habían olvidado quién era su Juez. Estaban preocupados
debido a que estos ascetas los estaban condenando. En algunos casos existía el peligro de que
algunos de los hermanos volvieran a sus antiguas filosofías ascéticas.
Pablo estaba escribiendo estas advertencias para combatir la idea y enderezar a los
miembros de la Iglesia. ¡Pablo nos lo dice en los versículos del 20 al 23 de este mismo capítulo!
Pecaminosas costumbres paganas
«Pues si habéis» — los conversos gentiles — «muerto con Cristo en cuanto a los
rudimentos, principios o ideas fundamentales del mundo, ¿Por qué, como si vivieseis en el mundo,
os sometéis a preceptos». ¡Preceptos! Adviértalo. Pero, ¿que preceptos? La respuesta la
encontramos en el siguiente versículo: «Tales como, no manejes, ni gustes, ni aun toques, (en
conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres) cosas que todas se destruyen con el uso?»
(Versión Reina-Valera de 1906).
¡Ahí lo tiene! Pablo estaba dirigiendo su ataque contra las tradiciones ascéticas de los
hombres y no contra las leyes de Dios. Continuando: «Tales cosas tienen a la verdad cierta
reputación de sabiduría en culto voluntario» — ascetismo pagano — «en humildad en duro trato
del cuerpo» — apariencia externa de continencia, aun cuando con una actitud interna de
justificación propia — «pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne».
¿Se dio cuenta de ello? Estas prácticas eran ordenanzas paganas, o costumbres de los
hombres — basadas en los mandamientos y doctrinas de la filosofía especulativa pagana. Eran
ordenanzas paganas, costumbres que prohibían a la gente el manejar, gustar y tocar aquellas
cosas que Dios permite. ¡Hoy en día vemos las mismas costumbres: no bailar, no beber, etc., en
la «cristiandad» actual!
Acta de los decretos
Pero, ¿qué hay acerca de la expresión peculiar en Colosenses 2:14, llamada «el acta de
los decretos»? ¿qué quiere decir? El original inspirado en griego de «acta de los decretos» no está
ni siquiera refiriéndose a las leyes de Moisés! En efecto, ésta no es una traducción apropiada. La
expresión «acta de los decretos» en el griego original es cheirographon tois dogmasin.
Esta frase NO quiere decir una acta o código de leyes.
El vocablo griego equivalente a «acta» se refería originalmente a «un pagaré o escritura en
la que se reconocía que cierta suma de dinero había sido depositada con el portador o prestada a
él, y que debía ser liquidada en la fecha estipulada» (del «Diccionario Griego-Inglés del Nuevo
Testamento» [Greek-English Lexicon of the New Testament de Thayer].
Con el tiempo su uso se extendió a cualquier confirmación de una deuda. Todos nosotros
tenemos una deuda con Dios debido al pecado. Este es el significado que la Palabra «acta» tiene
en este versículo — confirmación de una deuda.
El Léxico Griego del Nuevo Testamento por Parkhurst dice que el significado de
cheirographon es: «Cualquier documento escrito a mano... una fianza, un pagaré... quiere decir
una clase de escrito hecho a mano... por el cual se obliga a sí mismo su redactor al pago de
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cualquier deuda». En otras Palabras, un documento que estipula una deuda o un documento que
estipula culpabilidad.
El mismo léxico dice que el vocablo tois puede ser traducido «de». Dogmasin simplemente
se refiero a la ley (véase la Concordancia Exhaustiva de Strong). En este caso se refiere a las
leyes de los hombres como previamente se ha demostrado.
La expresión completa nos dice que los Colosenses habían contraído una deuda de
culpabilidad pecaminosa como resultado de haber estado adheridos a las ordenanzas paganas.
¿Cómo contrajeron dicha culpabilidad? ¿Qué hicieron los Colosenses para contraer tal
deuda de pecado? La respuesta se encuentra en el versículo 13. Lo que se anuló fueron las
transgresiones (última parte del versículo 13) contraídas por haber participado en las practicas e
ideas de este mundo — dejando que la naturaleza humana tomara su propio curso.
Cristo pagó por nuestros pecados
Cristo perdonó todos nuestros pecados al derramar Su sangre por nosotros. Él pagó la
pena completa por ellos con Su propia vida. Es el pecado el que fue anulado —perdonado.
Tómese en cuenta lo que Hechos 3:19 dice: «para que sean borrados vuestros pecados» . «Ten
piedad de mí», clamó David, «borra mis rebeliones... Esconde tu rostro de mis pecados, y borra
todas mis maldades» (Salmos 51:1,9).
Este documento de culpabilidad es el registro de nuestros pecados. La gente peca al
obedecer las tradiciones y costumbres de los hombres, las cuales les hacen transgredir los
mandamientos de Dios Mateo 15:1-2; Marcos 7:7-9).
Esta «acta de decretos» — este documento de culpabilidad pecaminosa fue clavada por
Cristo sobre el madero o cruz. Cristo, quien no conoció pecado, fue hecho pecado a causa de
nosotros (2 Corintios 5:21). Esto es, ¡El se echó nuestros pecados sobre Sí mismo!
En Gálatas 3:13 leemos que «Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por
nosotros maldición; (Porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero)».
Cuando Cristo fue crucificado en el «madero» o cruz, Él fue hecho maldición al apropiarse
nuestros pecados. La Ley no era una maldición. Pero el pecado debido a la transgresión de la Ley
de Dios colocó un pagaré o acta de deuda sobre nuestras cabezas, Este pagaré de culpabilidad
pecaminosa contraído por seguir caminos contrarios a la Ley de Dios, estuvo en contra nuestra
hasta el momento en que Cristo retiró la maldición que pendía sobre nosotros.
La Ley no fue clavada en el madero o cruz — Cristo lo fue (Juan 19:17,18). El registro de
nuestros pecados fue clavado sobre el madero en Su cuerpo (1 Pedro 2:24).
Ahora podremos todos comprender más claramente lo que Colosenses 2:14 dice. Observe
este versículo una vez más según aparece en su Biblia, «Anulando [borrando, extinguiendo] el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz».
Como hemos visto, no dice nada con respecto a «los Diez Mandamientos». No dice nada
tampoco acerca de la «ley de Moisés», u «obras de la ley». Simple y sencillamente dice; «el acta
de los decretos».
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Veamos ahora cómo el contexto de Colosenses nos prueba que esta «acta de decretos» se
refiere al registro de nuestros pecados. Colosenses 2:11 explica: «En el [Cristo] también fuisteis
circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso
carnal, en la circuncisión de Cristo. Pablo menciona en otra parte de la Escritura que debemos ser
circuncidados «en el corazón».
Cristo conquistó el pecado en la carne. Si nos rendimos a Cristo, Él entrará en nosotros por
medio de Su Santo Espíritu y nos limpiará, conquistará nuestros pecados — circuncidará
espiritualmente nuestros corazones y mentes. Él nos capacita para cortar completamente el
pecado de nuestras vidas — nos capacita para sepultar todos nuestros pecados pasados en las
aguas bautismales, como lo podrá leer en Colosenses 2:12: «Sepultados con él en el bautismo, en
el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios» — fe en la
capacidad de Dios de suministrarnos de su Santo Espíritu y de levantarnos de un pasado muerto a
una vida nueva y recta tal como El «le levantó [a Cristo] de los muertos».
Dios perdona el pecado. Estos conversos gentiles habían pecado: Habían estado siguiendo
las inmundas y paganas prácticas del mundo que los rodeaba. Habían estado intentando pagar por
el daño hecho a sus conciencias por medio de penitencias y ascetismo. Sin embargo, no habían
encontrado el perdón deseado.
Ahora todo era diferente. Ellos habían sido ya perdonados. No se encontraban ligados a
sus pecados pasados. Cristo había derrotado el pecado. Colosenses 2:15 nos dice cómo: «Y
despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos
en la cruz». Los principados y potestades a que se hace referencia aquí son también llamados
«huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» en Efesios 6:12.
Al hacer posible el perdón del pecado, Cristo derrotó el propósito de Satanás. El hizo
posible que los seres humanos pudieran capacitarse para obtener el Reino de Dios.
En conclusión, recuerde que solamente dos cosas fueron clavadas sobre el madero en
Gólgota: 1) El cuerpo físico de Jesús y 2) el «acta de culpabilidad» — el registro de nuestros
pecados por los que Cristo pagó al sacrificar su propia vida.
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