IGLESIA DE DIOS Departamento de Correspondencia Estimado lector: Este material (folletos, cartas, libros y revistas) es una recopilación del material publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert W. Armstrong (1892 – 1986). Para garantizar el contenido auténtico de esta información hemos agregado este CERTIFICADO DE AUTENTICIDAD. Con ello, usted cuenta con la seguridad de que este material es una reproducción fiel del original. Puede imprimirlo y distribuirlo libremente siempre y cuando el contenido del mismo no sea alterado. 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Pero, ¿es esto verdad? ¿Acaso Cristo anuló la Ley? Colosenses 2: 14 dice que Cristo anuló «el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria» Esto no puede referirse ala Ley de Dios. La Ley de Dios nunca ha estado contra nosotros. «La ley... es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno» (Romanos 7: 12). Son muchos los que consideran que en Colosenses 2:16 Pablo abolió los días que Dios santificó. Pero, ¡considerémoslo una vez más! ¿ Es lógico que Pablo hubiera ordenado a los gentiles de Corinto y otros lugares que observaran los festivales de Dios (1 Corintios 5: 7-8), para después contradecirse a sí mismo diciéndoles a los Colosenses que no los observaran? ¡Así de inconstante hacen aparecer a Pablo muchos! Por ejemplo, la sencilla declaración de Pablo en el versículo 16 es malentendida. Y aún más, se trata de torcerla de manera que aparente decir que los Días Santos de Dios han sido anulados. «Por tanto, nadie os juzgue... » ¿ Está acaso diciendo Pablo: «Dios ha abolido estos días santos»? Lea una vez más este versículo. Pablo está advirtiendo a los Colosenses que no se permitan a sí mismos ser juzgados por ningún hombre acerca de ciertas cuestiones. Pero, ¿cuáles son estas «cuestiones»? Cuidado con filosofías Ahora, reflexiónese en lo que Colosenses 2:8 dice; «Mirad que ninguno os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas... » Esta escritura no dice «por la Ley de Dios». Pero, continuemos: «... conforme a los rudimentos — creencias fundamentales — del mundo, y no según Cristo». Las doctrinas erradas que Pablo estaba condenando eran las del mundo. No está refiriéndose a la Ley de Dios. EL mundo de este tiempo era el mundo GENTIL. Era el mundo pagano de Roma, lleno de disparatadas y vanas tradiciones. Específicamente, ¿a qué se estaba refiriendo Pablo? Simple y sencillamente a las creencias ascéticas paganas, que eran comúnmente conocidas entre los gentiles paganos con el nombre de «filosofía». Pablo usó esta misma palabra en Colosenses 2:8 «Mirad que ninguno os engañe por filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres conforme a los rudimentos — o conceptos básicos — del mundo, y no de Cristo». 1 La «filosofía» comprendía la doctrina de que uno puede pagar por sus propios pecados negándose a sí mismo los placeres del cuerpo. Esta era una doctrina pagana que negaba la necesidad de un Salvador. Se le nombra «filosofía» porque los filósofos paganos fueron sus originadores. Los gentiles Colosenses eran ascéticos Los primitivos escritores católicos usaron esta misma expresión en su época para denotar el «ascetismo». Léalo usted mismo: «Era muy común... nombrar ‘filosófico’ al modo ascético de vida, o bien ‘ la vida de un filósofo’... Este creciente sentir tuvo sus raíces parcialmente en las ideas prevalecientes de la filosofía contemporánea, que instintivamente acentuaban con vehemencia el dualismo del espíritu y la materia... . «La filosofía Neo-Platónica de la época, a través de sus doctrinas de la purificación del alma por su liberación del cuerpo o de las cosas semanales, enseñaban en su generalidad las prácticas ascéticas y el celibato» (páginas 252 y 246 de «Padres Post-Nicenos de la Iglesia Cristiana», «Post-Nicene Fathere of the Christian Church», serie segunda, editada por Schaff and Wace). Los seguidores de esta filosofía eran ascetas decididos. Aparentemente ellos juzgaban con toda severidad a los verdaderos cristianos por la más pequeña infracción del comportamiento ascético. No veían con buenos ojos a los cristianos que libremente comían carne que era propia para alimento, o que con moderación bebían vino, o que hacían aquello que era apropiado con relación a la observancia del Sábado semanal y los Días Festivos anuales. Es por esta razón que Pablo escribió: «Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida — o como dice la Versión Moderna « en cuánto a cuestión de comida o bebida » —, o en cuanto a días de fiesta, nueva luna o días de reposo (Colosenses 2:16). Los vocablos del griego original en broosei y en posei que se vertieron al castellano «en comida o en bebida» significan más claramente «en el comer y en el beber». Podemos una vez más ver que no se hace mención alguna sobre la abolición de la Ley de Dios o de Sus Días Santos. La Escritura nos dice que los Colosenses estaban siendo objeto en relación con la observancia de estos días, ¡prueba que ellos los estaban observando! Los Colosenses, quienes en otro tiempo habían sido paganos, nunca antes habían observado los Días Santos de Dios. Ellos, previamente a su conversión, habían sido idólatras. Ahora que habían conocido el Evangelio, estaban santificando los días que Dios había hecho santos. Y la advertencia de Pablo para ellos era de que no volvieran o que no se permitieran a sí mismos ser influenciados por sus antiguas prácticas paganas — las prácticas de aquellos que odiaban la Ley de Dios y Sus Días Festivos. ¿Qué anunciaban éstos días? Ahora considérese lo que dice Colosenses 2:17: «Lo cual es sombra de lo que ha de venir... » O, traducido con más claridad, «que anuncian cosas por acontecer». ¿Acaso los Sábados semanales anuncian buenas cosas que están por venir? ¡Desde luego que sí! El Sábado semanal no es tan sólo un memorial de la creación — sino que también anuncia el séptimo período de 1000 años, así como el gobierno milenial de Cristo. Al hablar del séptimo día de la semana, en Hebreos 4:4, el Apóstol Pablo procede a demostrar que el séptimo día representa el descanso milenial de Dios. Pero, ¿anula esto el Sábado semanal? ¡Seguro que no! «Por tanto, queda un reposo — Sabbatismos, la observancia 2 del día Sábado — para el pueblo de Dios» (Hebreos 4:9). La observancia del Sábado es una prueba de obediencia (Exodo 16:4, 5, 22-31). Nadie entrará en el descanso eterno a no ser que antes, en esta vida, esté dispuesto a entrar en el descanso de cada Sábado — cada séptimo día de la semana. Y esto es exactamente lo que los Colosenses estaban haciendo — observando los Sábados semanales. Análogamente, los festivales anuales fueron instituidos como si fueran monumentos conmemorativos de eventos que a la vez dan un vislumbre del plan de Dios. Fueron dados a la Iglesia con el propósito de mantenerla en el conocimiento de dicho Plan. Solamente uno de estos Días Festivos se ha cumplido en su plenitud — la Pascua. No obstante, Jesús dijo que debemos celebrar este evento — observar este Día Festivo Anual — año por año: «Haced esto en memoria de mi» (Lucas 22:19). Si tiene interés en conocer más acerca de los Días Festivos de Dios y de su verdadero significado para nosotros en la actualidad, escriba solicitando nuestro folleto gratuito titulado Las fiestas santas de Dios. Los Sábados semanales no son Sábados anuales Algunos aseguran que Colosenses 2:16 hace referencia a «festivales anuales, nuevas lunas y Sábados anuales» — y no a los Sábados semanales. ¡Esto no es verdad! Donde quiera que la Biblia usa la expresión «sábados» («días de reposo», en algunas versiones), con «nuevas lunas» y «solemnidades» (días santos o festividades), ¡siempre se refiere a los Sábados semanales! No hay excepción alguna. Comparte 1 Crónicas 23:31;2 Crónicas 2:4; 31:3; Nehemías 10:33). Observe que en estos versículos se hace referencia a los Sábados semanales en plural tal como en Colosenses 2:16. ¡Colosenses 2:16 incluye a ambos — los Sábados semanales y los anuales! Si este pasaje abole al uno, abole también a los otros. Pero como da por sentado al uno, así, da por sentado a los otros como práctica Neotestamentaria. «Nadie os juzgue... » en estos asuntos, dijo Pablo, «pero [antes bien] el cuerpo de Cristo» (Colosenses 2:17, última parte). Este versículo ha preocupado a muchos no obstante, no debiera ser así. La Palabra «es» en esta frase no aparece en el original, El griego dice simplemente; «el cuerpo de Cristo». ¿Cuál es el cuerpo de Cristo? ¿Cómo usa Pablo esta expresión en Colosenses? Volteemos al capítulo 1. En el versículo 18 encontramos que Cristo «es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia». Vea también Colosenses 2:19. La verdadera Iglesia de Dios es el cuerpo de Cristo. Al igual que el Espíritu de Dios habitó en un tiempo en el cuerpo terrenal de Jesucristo, así también ahora, el Espíritu Santo habita en cada miembro de la Iglesia. Todos los miembros en conjunto constituyen un cuerpo. Este cuerpo está en la actualidad llevando a cabo la misma obra que Cristo efectuó. ¡Por consiguiente la Iglesia es hoy el cuerpo de Cristo! Y Cristo es la Cabeza de ella, al igual que el esposo es la cabeza de la esposa (Efesios 5:23). Ningún hombre debe juzgar la conducta de un verdadero cristiano — esto es lo que Pablo está declarando en Colosenses 2; 16-17. El hombre no es quien debe determinar cómo debemos vivir. ¡Es responsabilidad de la Iglesia — el Cuerpo de Cristo — determinar estos asuntos. La Iglesia es la que debe enseñar cómo observar las festividades — explicar el significado de la moderación, etc. 3 Así que estos versículos tan poco comprendidos deben ser traducidos de esta manera; «Por tanto, nadie os juzgue... pero [antes bien permitan qué] el cuerpo de Cristo [lo determine]». Los doctos en griego reconocen que la primera expresión «nadie» necesariamente requiere una subsecuente expresión que diga quién debe, pues, efectivamente dar el juicio. Aparentemente los conversos habían olvidado quién era su Juez. Estaban preocupados debido a que estos ascetas los estaban condenando. En algunos casos existía el peligro de que algunos de los hermanos volvieran a sus antiguas filosofías ascéticas. Pablo estaba escribiendo estas advertencias para combatir la idea y enderezar a los miembros de la Iglesia. ¡Pablo nos lo dice en los versículos del 20 al 23 de este mismo capítulo! Pecaminosas costumbres paganas «Pues si habéis» — los conversos gentiles — «muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos, principios o ideas fundamentales del mundo, ¿Por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos». ¡Preceptos! Adviértalo. Pero, ¿que preceptos? La respuesta la encontramos en el siguiente versículo: «Tales como, no manejes, ni gustes, ni aun toques, (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres) cosas que todas se destruyen con el uso?» (Versión Reina-Valera de 1906). ¡Ahí lo tiene! Pablo estaba dirigiendo su ataque contra las tradiciones ascéticas de los hombres y no contra las leyes de Dios. Continuando: «Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario» — ascetismo pagano — «en humildad en duro trato del cuerpo» — apariencia externa de continencia, aun cuando con una actitud interna de justificación propia — «pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne». ¿Se dio cuenta de ello? Estas prácticas eran ordenanzas paganas, o costumbres de los hombres — basadas en los mandamientos y doctrinas de la filosofía especulativa pagana. Eran ordenanzas paganas, costumbres que prohibían a la gente el manejar, gustar y tocar aquellas cosas que Dios permite. ¡Hoy en día vemos las mismas costumbres: no bailar, no beber, etc., en la «cristiandad» actual! Acta de los decretos Pero, ¿qué hay acerca de la expresión peculiar en Colosenses 2:14, llamada «el acta de los decretos»? ¿qué quiere decir? El original inspirado en griego de «acta de los decretos» no está ni siquiera refiriéndose a las leyes de Moisés! En efecto, ésta no es una traducción apropiada. La expresión «acta de los decretos» en el griego original es cheirographon tois dogmasin. Esta frase NO quiere decir una acta o código de leyes. El vocablo griego equivalente a «acta» se refería originalmente a «un pagaré o escritura en la que se reconocía que cierta suma de dinero había sido depositada con el portador o prestada a él, y que debía ser liquidada en la fecha estipulada» (del «Diccionario Griego-Inglés del Nuevo Testamento» [Greek-English Lexicon of the New Testament de Thayer]. Con el tiempo su uso se extendió a cualquier confirmación de una deuda. Todos nosotros tenemos una deuda con Dios debido al pecado. Este es el significado que la Palabra «acta» tiene en este versículo — confirmación de una deuda. El Léxico Griego del Nuevo Testamento por Parkhurst dice que el significado de cheirographon es: «Cualquier documento escrito a mano... una fianza, un pagaré... quiere decir una clase de escrito hecho a mano... por el cual se obliga a sí mismo su redactor al pago de 4 cualquier deuda». En otras Palabras, un documento que estipula una deuda o un documento que estipula culpabilidad. El mismo léxico dice que el vocablo tois puede ser traducido «de». Dogmasin simplemente se refiero a la ley (véase la Concordancia Exhaustiva de Strong). En este caso se refiere a las leyes de los hombres como previamente se ha demostrado. La expresión completa nos dice que los Colosenses habían contraído una deuda de culpabilidad pecaminosa como resultado de haber estado adheridos a las ordenanzas paganas. ¿Cómo contrajeron dicha culpabilidad? ¿Qué hicieron los Colosenses para contraer tal deuda de pecado? La respuesta se encuentra en el versículo 13. Lo que se anuló fueron las transgresiones (última parte del versículo 13) contraídas por haber participado en las practicas e ideas de este mundo — dejando que la naturaleza humana tomara su propio curso. Cristo pagó por nuestros pecados Cristo perdonó todos nuestros pecados al derramar Su sangre por nosotros. Él pagó la pena completa por ellos con Su propia vida. Es el pecado el que fue anulado —perdonado. Tómese en cuenta lo que Hechos 3:19 dice: «para que sean borrados vuestros pecados» . «Ten piedad de mí», clamó David, «borra mis rebeliones... Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades» (Salmos 51:1,9). Este documento de culpabilidad es el registro de nuestros pecados. La gente peca al obedecer las tradiciones y costumbres de los hombres, las cuales les hacen transgredir los mandamientos de Dios Mateo 15:1-2; Marcos 7:7-9). Esta «acta de decretos» — este documento de culpabilidad pecaminosa fue clavada por Cristo sobre el madero o cruz. Cristo, quien no conoció pecado, fue hecho pecado a causa de nosotros (2 Corintios 5:21). Esto es, ¡El se echó nuestros pecados sobre Sí mismo! En Gálatas 3:13 leemos que «Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición; (Porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero)». Cuando Cristo fue crucificado en el «madero» o cruz, Él fue hecho maldición al apropiarse nuestros pecados. La Ley no era una maldición. Pero el pecado debido a la transgresión de la Ley de Dios colocó un pagaré o acta de deuda sobre nuestras cabezas, Este pagaré de culpabilidad pecaminosa contraído por seguir caminos contrarios a la Ley de Dios, estuvo en contra nuestra hasta el momento en que Cristo retiró la maldición que pendía sobre nosotros. La Ley no fue clavada en el madero o cruz — Cristo lo fue (Juan 19:17,18). El registro de nuestros pecados fue clavado sobre el madero en Su cuerpo (1 Pedro 2:24). Ahora podremos todos comprender más claramente lo que Colosenses 2:14 dice. Observe este versículo una vez más según aparece en su Biblia, «Anulando [borrando, extinguiendo] el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz». Como hemos visto, no dice nada con respecto a «los Diez Mandamientos». No dice nada tampoco acerca de la «ley de Moisés», u «obras de la ley». Simple y sencillamente dice; «el acta de los decretos». 5 Veamos ahora cómo el contexto de Colosenses nos prueba que esta «acta de decretos» se refiere al registro de nuestros pecados. Colosenses 2:11 explica: «En el [Cristo] también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo. Pablo menciona en otra parte de la Escritura que debemos ser circuncidados «en el corazón». Cristo conquistó el pecado en la carne. Si nos rendimos a Cristo, Él entrará en nosotros por medio de Su Santo Espíritu y nos limpiará, conquistará nuestros pecados — circuncidará espiritualmente nuestros corazones y mentes. Él nos capacita para cortar completamente el pecado de nuestras vidas — nos capacita para sepultar todos nuestros pecados pasados en las aguas bautismales, como lo podrá leer en Colosenses 2:12: «Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios» — fe en la capacidad de Dios de suministrarnos de su Santo Espíritu y de levantarnos de un pasado muerto a una vida nueva y recta tal como El «le levantó [a Cristo] de los muertos». Dios perdona el pecado. Estos conversos gentiles habían pecado: Habían estado siguiendo las inmundas y paganas prácticas del mundo que los rodeaba. Habían estado intentando pagar por el daño hecho a sus conciencias por medio de penitencias y ascetismo. Sin embargo, no habían encontrado el perdón deseado. Ahora todo era diferente. Ellos habían sido ya perdonados. No se encontraban ligados a sus pecados pasados. Cristo había derrotado el pecado. Colosenses 2:15 nos dice cómo: «Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz». Los principados y potestades a que se hace referencia aquí son también llamados «huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» en Efesios 6:12. Al hacer posible el perdón del pecado, Cristo derrotó el propósito de Satanás. El hizo posible que los seres humanos pudieran capacitarse para obtener el Reino de Dios. En conclusión, recuerde que solamente dos cosas fueron clavadas sobre el madero en Gólgota: 1) El cuerpo físico de Jesús y 2) el «acta de culpabilidad» — el registro de nuestros pecados por los que Cristo pagó al sacrificar su propia vida. 6