La comunicación y la antropología

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La comunicación y la antropología
La comunicación y la antropología
Pedro Felipe Rodríguez Suárez*
Resumen
El presente texto plantea una definición de las relaciones estudiadas entre la
comunicación y la antropología, previendo una guía hacia la ilustración y la
interpretación del desarrollo de la ciencia de la comunicación con base en presupuestos antropológicos. La descripción de este proceso se realiza tomando en
cuenta acercamientos básicos entre ambas ciencias, ubicando su inicio desde
finales del siglo XIX y citando a aquellos que han facilitado ese intercambio de
conocimientos, ahora tan útiles. Para alimentar este conjunto de ideas, se propone un análisis básico e introductorio de la antropología, que se espera ayude a
entender la forma en que esta ciencia se entrelaza con los estudios sobre comunicación.
* Estudiante de 8º semestre de Comunicación Social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
E-mail: pedrofelipe@cable.net.co
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Pedro Felipe Rodríguez Suárez
¿Dónde comenzó todo?
Esa pueda ser tal vez una pregunta interesante cuando se quiere saber un poco
más acerca de comunicación. ¿Y quién puede ser capaz de dar semejante respuesta, apabullante si se tiene en cuenta que nos ha tomado más de cien años conocer
todo un pasado de miles más? Es incluso increíble pensar que sólo desde finales
del siglo XIX se viene estudiando con mayor fuerza el origen del hombre y sus
capacidades, una de ellas la comunicación. Charles Darwin fue el encargado de
dar ese empujón inicial que desafiaba la doctrina de la Iglesia sobre el origen del
hombre y de su estructura social. Sus ideas fueron retomadas por el comienzo de
una novedosa ciencia que buscaba parte de lo que Darwin ya había logrado redescubrir: el origen del ser humano. La palabra que la describe es antropología, y
proviene del griego ánthropos, que significa hombre, y de logos, que se refiere a
tratados, discursos o razones. De esta manera se puede afirmar que la antropología
da razón del hombre, de su origen, de su cultura y de su trayectoria.
Entre la comunicación y la antropología se puede encontrar una relación
íntima de hermanos estudiando algo similar, una perfecta combinación de saberes
e intereses. Es ampliamente sabido que la comunicación es una capacidad inherente al ser humano y, por tanto, todos los estudios que se han propuesto descifrar los más grandes enigmas sobre el origen y desarrollo de nuestra humanidad
se han cruzado con aquel preciado elemento cultural.
Desde la ciencia de la antropología se ha intentado dar respuesta a distintos
cuestionamientos de la comunicación, entre ellos ¿cómo surgió?, y posteriormente ¿qué es la cultura?,1 entre otras preguntas. Pero para empezar a conocer la
relación entre esa ciencia y la comunicación debemos primero concentrarnos en
definir su objeto y aquellas características que la traen a la vida logrando diferenciarla así de las demás ciencias del conocimiento del ser.
Aunque suelen tomarse como ciencias muy similares, es importante notar
cómo la antropología se diferencia ampliamente de la sociología, pues desde un
principio se dedica a estudiar a los seres humanos desde distintos puntos de vista;
el primero es desde la perspectiva social o cultural, lo cual involucra estudios
sobre cómo viven las personas en sociedad, la evolución de la lengua, al igual que
de su cultura y sus costumbres. El segundo punto se concentra en estudiar la
evolución biológica de los seres humanos, así como su adaptación fisiológica, a
1
Cultura entendida como el vehículo de la expresión del hombre de aquellos rasgos que lo
definen y lo hacen cuestionarse, como su modo de vida, sus distintas ceremonias, su arte, su
sistema de valores, e incluso sus creencias y tradiciones. La interacción de estos elementos y su
puesta en común la hacen indispensable para el estudio de la comunicación.
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diferencia de la sociología que, en cambio, se enfoca en analizar las formas en que
las estructuras sociales, las instituciones (Iglesia, familia, comunidad, Estado y poder) y los problemas de índole social pueden influir en las agrupaciones humanas.
Los estudios antropológicos ubican al lenguaje paralelo a la comunicación pero
visto como la forma de expresión clave y sin la cual no se podría motivar una
relación entre las personas; además, «la cuestión central para los antropólogos no
consiste en saber cuándo se «inventó» exactamente el lenguaje, sino más bien, qué
presiones se ejercieron en nuestros antepasados que eventualmente llevaron al desarrollo del habla humana».2 Las hipótesis expresadas por los antropólogos explican
que, primero, al intentar adaptarse a distintos medios ambientes el hombre comenzó
a desarrollar la capacidad de la comunicación, y segundo, el uso de herramientas y
la necesidad de multiplicar las experiencias adquiridas fueron presionando, poco a
poco, la adquisición de esta habilidad natural en los seres humanos.
Desde la antropología se ve la comunicación como un acto de transmitir
información que influye, de alguna manera, en la conducta de otro organismo. De
acuerdo con la antropóloga Serena Nanda, la comunicación ha sido un vehículo
para la cultura, pues a través de esa capacidad se ha logrado difundir por muchas
vías todas aquellas características que definen a todos los pueblos del mundo. Por
esta razón los estudios que la antropología ha realizado nos han ayudado a entender cómo han cambiado las formas de comunicarse entre los grupos sociales, la
variación de sus costumbres, el uso mismo del lenguaje e incluso la perpetuidad
de distintos aspectos que con el tiempo han ayudan a definir una cultura.
El lenguaje y su vínculo con la cultura han sido el hilo conductor de los
aportes que la antropología ha hecho a la ciencia de la comunicación. En este
campo las contribuciones más significativas han sido hechas por Claude LéviStrauss, el erudito antropólogo francés que se encargó de difundir a través de sus
obras un tipo de pensamiento estructural que brindó nuevas formas de entender
la comunicación, siempre desde una audaz interpretación de la antropología. Las
ideas de Lévi-Strauss estuvieron grandemente influenciadas por los conceptos
del lingüista suizo Ferdinand de Saussure; desde un comienzo el estudioso francés adoptó el concepto de sistema de Saussure pero lo tradujo hacia la noción
de estructura, dedicando sus esfuerzos a entender cómo todas las cosas estaban
compuestas de estructuras, y éstas a su vez eran susceptibles de ser descubiertas
y analizadas hasta su más mínima expresión.
Sus postulados concluyen que las estructuras son modelos cognitivos de la
realidad y para ser considerados como tales deben cumplir cuatro requisitos. El
primero es que los elementos que componen el modelo deben estar interrelacio2
S. NANDA. Antropología cultural, México, Iberoamérica, 1982, pág. 82.
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nados entre sí, de tal manera que cuando uno de ellos llegue a ser modificado
los otros lo serán también, estableciéndose así una relación en cadena. En segunda instancia, los modelos deben estar formados por otros modelos pertenecientes a un mismo sistema, y el más complejo dependerá de los más simples
para su existencia como tal, que serán de alguna manera su base o sustento. En
tercer lugar, el modelo más complejo permitirá describir la forma en que ha de
reaccionar el sistema completo: a través de él se podrán notar los diferentes
cambios que una estructura pueda tener en un futuro. Y por último, el modelo
debe utilizar los hechos considerados necesarios por él y a partir de ello debe
dar cuenta de su relación con todos.3
Un elemento interesante de Lévi-Strauss, que se encuentra en la lectura de
sus diferentes obras, es el estudio constante de los mitos. En ellos encontró que
compartían características similares en su estructura interna y en su nivel de
expresión, pero tenían en cuenta reglas semánticas y sintácticas definidas. De
acuerdo con él, el mito hace parte del lenguaje pero va más allá; cuenta hechos
ocurridos en el pasado pero hacen parte de una estructura permanente y tienen
una doble significación como lo tienen «lengua» y «habla». Con sus estudios sobre
los mitos sentó un gran ejemplo sobre la influencia de la tradición oral en la
construcción de significados para determinado grupo social. En nuestra vida de
influjo occidental podemos aún notar cómo la caracterización de la mitología
griega está presente en las representaciones de los héroes de las más reconocidas historietas, en la idea de la persona humana, en la forma en que la masculinidad, al igual que la feminidad, es vista en común.
Lévi-Strauss –afirma Armand Mattelart– reconoce la importancia de sus esquemas al conocer al lingüista ruso Roman Jakobson y a partir de ello, también,
la relevancia del lenguaje como estructura y cómo éste se interrelaciona con la
comunicación.4 De esta manera, el antropólogo francés amplía la comprensión
de esta relación al afirmar que «el estudio de una lengua no sólo conduce […] a
la lingüística general, sino además, más allá de esta última, nos lleva con un
mismo movimiento hasta la consideración de todas las formas de comunicación».5 Según él, este estudio conllevará a la formulación de una teoría de la
comunicación en función de la sociedad, de la que dice se fundamenta en tres
niveles. El primero es el punto donde el parentesco y las reglas matrimoniales
aseguran la comunicación de las mujeres y los grupos sociales. El segundo está
3
J. Antonio PAOLI, Comunicación e información: perspectivas teóricas, México, Trillas, 1983.
Armand MATTELART y Michèle MATTELART, Historia de las teorías de la comunicación, Barcelona, Paidós, 1997.
5
Claude LÉVI-STRAUSS, Antropología estructural, Buenos Aires, Eudeba, 1968.
4
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mediado a partir de las reglas económicas, que sirven para asegurar la comunicación de los bienes y servicios. Y el tercer nivel, que toma como base las reglas de
la lingüística, fundamenta la comunicación de los mensajes.
Las relaciones entre las personas están intervenidas por interacciones económicas, y en todos los niveles estaría presente el lenguaje. Sin embargo, si dos
personas de un grupo social definido deciden contraer matrimonio todo esto
implica una serie de relaciones y significaciones a nivel semántico y sintáctico,
pues ambos representan algo para la vida social y al hacerlo pueden comunicar
sentimientos, emociones, sensaciones, posiciones y muchas otras cosas. Un matrimonio católico visto por un transeúnte desde una esquina le puede dar a
entender a él muchas cosas acerca de la vida de aquellas personas que están
celebrando ese ritual. La persona puede acercarse desde su esquina y querer
descubrir más acerca de ello, con lo cual se estaría relacionando con una estructura significativa, posiblemente diferente a la de él, pero que igual le explicaría el
sentido y las reglas de aquel momento que está presenciando.
Lo que hizo Lévi-Strauss con esta diferenciación por niveles fue establecer un
esquema de análisis que permitiera ver cómo el lenguaje y, sobre todo, la comunicación podían afectar la apropiación de un mensaje determinado por parte de un
individuo. Al igual que esta significación pudo haber sido distinta dependiendo
del contexto, se puede notar cómo el análisis se enfoca en determinar qué relaciones son establecidas por el individuo entre su grupo social. Los estudios de todas
aquellas condiciones que pueden afectar el desarrollo de una cultura en una sociedad han sido emprendidos por la antropología y sus resultados han sido retomados
por la comunicación para explicar y entender más a fondo cómo las expresiones
de las personas son generadas y a su vez adoptadas; pero también cómo son
posibles los cambios de comportamientos dependiendo del nivel de significación
en que el mensaje se haya dado, y éstos influidos a su vez por otras circunstancias
que van tejiendo, poco a poco, una red de significados que procuran la definición
de una cultura, de una historia en común con patrones socialmente aceptados.
En definitiva la antropología desde su esquina ha aportado un conocimiento
básico para las ciencias de la comunicación. Han sido los antropólogos los que nos
han dados las pistas acerca de las distintas formas del uso del lenguaje, y por ende,
de las formas de comunicación de los distintos grupos sociales que habitan la
tierra. Además, nos han provisto de las pistas que desde nuestro pasado hablan
con el eco del tiempo haciendo imperante el reconocimiento de nuestra evolución
como un camino que no pareciera terminar en el continuo avance de la especie
humana. La comunicación de estas experiencias ha logrado llevar ese avance cada
vez a un nuevo límite y cuando éste es sobrepasado surge uno nuevo y comienza
una vez más el camino en busca de nuevas respuestas y nuevos desafíos.
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Pedro Felipe Rodríguez Suárez
Bibliografía
BEALS, Ralph Leon. Introducción a la antropología. Madrid, Aguilar, 1968.
LÉVI-STRAUSS, Claude. Antropología estructural. Buenos Aires, Eudeba, 1968.
MATTELART, Armand y Michèle. Historia de las teorías de la comunicación. Barcelona, Paidós, 1997.
NANDA, Serena. Antropología cultural. México, Grupo Editorial Iberoamérica, 1982.
PAOLI, J. Antonio. Comunicación e información. Perspectivas teóricas. México,
Trillas, 1983.
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