Tormento (TORMENTO) EN TORNO A LAS ÓPERAS Nº 219 (MARZO 2008) SINOPSIS En el Madrid de finales del siglo XIX, Agustín, que se enriqueció en América, vuelve a casa de unos codiciosos parientes, Francisco y Rosalía de Bringas. Allí conoce a una atractiva joven, Amparo que trabaja de criada. Agustín comienza a cortejar a Amparo, que guarda un secreto: una relación amorosa con el padre Pedro. FICHA ARTÍSTICA Amparo .............................................................................ANA BELÉN Agustín .................................................................FRANCISCO RABAL Padre Pedro .............................................................. JAVIER ESCRIVÁ Rosalía de Bringas ................................................ CONCHA VELASCO Francisco de Bringas ................................................ RAFAEL ALONSO FICHA TÉCNICA Duración......................... 89 min. Nacionalidad....................España Año de Producción .............. 1974 (Color) Dirección ................ PEDRO OLEA Fotografía ..FERNANDO ARRIBAS Productora ....... JOSÉ FRADE P.C. Montaje ....JOSÉ ANTONIO ROJO Productor................ JOSÉ FRADE Música .... CARMELO BERNAOLA Guión .... PEDRO OLEA, J. FRADE R. LÓPEZ ARANDA, A.M. DE LERA (Basado en la obra de Benito Pérez Galdós) EL DIRECTOR: PEDRO OLEA Pedro María Olea Retolaza nació en Bilbao en 1938. Sus inicios profesionales fueron en televisión donde rodó numerosos documentales. Su primer largometraje, Días de viejo color (1968), resultó ganador del Festival del Sindicato Nacional del Espectáculo. Con El Bosque del Lobo (1971) obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Valladolid. En 1974 adaptó la novela homónima de Benito Pérez Galdós, Tormento, película galardonada con el Premio a la Mejor Película de Lengua Española en el Festival de Cine de San Sebastián. Tras Pim, pam, pum… ¡fuego! (1975), cambió totalmente de registro con La Corea (1976) y con Un hombre llamado ‘Flor de Otoño’ (1978). En 1984 Olea escribe y dirige Akelarre, a la que siguen Bandera negra (1986), La leyenda del cura de Bargota (1990) y El día que nací yo (1991). Con El maestro de esgrima (1992), Olea regresa al Madrid de Isabel II para adaptar la novela homónima de A. Pérez Reverte. En 1994 dirige Morirás en Chafarinas, y en 1996 Más allá del jardín (1996). Sobre un guión de Manuel Leguineche, Olea realizó en 1998 un documental sobre el club de fútbol Athlétic de Bilbao por su centenario, titulado Athlétic, un siglo de pasión. Con Tiempo de tormenta (2003) el cineasta vasco ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Español de Málaga. Su último trabajo es el cortometraje Se vende colegio (2004), perteneciente al filme Hay motivo. FILMOGRAFÍA PRINCIPAL DEL DIRECTOR 1968 Días de viejo color 1970 Juan y Junior…en un mundo diferente 1991 El día que nací yo 1971 El bosque del lobo 1992 El maestro de esgrima 1972 La casa sin fronteras 1995 Morirás en Chafarinas 1973 No es bueno que el hombre esté solo 1996 Más allá del jardín 1974 Tormento 2003 Tiempo de tormenta 1975 Pim, pam, pum…¡fuego! 1976 La Corea 1978 Un hombre llamado Flor de Otoño 1984 Akelarre 1986 Bandera negra GALARDONES FESTIVAL DE CINE SAN SEBASTIÁN 1974 (22ª Ed.) Premio Perla del Cantábrico (Mejor Película Habla Hispana) COLABORA COMENTARIO Pedro Olea dirigió en 1974 Tormento, adaptación literaria de la obra del mismo nombre, escrita por el gran literario canario Don Benito Pérez Galdós, y considerada como una de sus obras más importantes. La historia, situada en la sociedad madrileña de finales del siglo XIX, narra las andanzas de Don Agustín Caballero, un hombre de mundo que vuelve a España después de triunfar en América, y de Amparo Sánchez Emperador, una criada que trabaja en casa de la soberbia, mezquina y avariciosa Doña Rosalía, la prima de Don Agustín. Éste conoce a Amparo en casa de Doña Rosalía, y pronto se ve intrigado por aquella muchacha tan silenciosa, sencilla y modesta, pero a la vez algo atrevida. Pedro Olea adapta con perfección esta historia verdaderamente original, aun en nuestros tiempos, y que nada tiene que ver con la largamente aclamada literatura anglosajona y sus dramas románticos. En su adaptación cinematográfica se presta la misma atención a los detalles que Galdós también prestó en su momento. El director se adentra en ese clima helado de su Madrid deshumanizado por los prejuicios, los amores tristes y la mala suerte, como sombra fatídica que se cierne sobre cada uno de los protagonistas, realzando el peso dramático (la bondad, la soberbia, la envidia) que define a cada uno de ellos. La escenografía, muy frecuente en la obra del escritor, se halla casi siempre ilustrada por una especie de codificado martirio social, fruto de las normas sociales y de la educación religiosa de la época, manteniendo cierta cohesión entre sus personajes. Olea ha sabido dirigir muy bien a los actores, los cuales ya han demostrado en otras obras su gran capacidad interpretativa. El reparto es más que adecuado, desde los actores principales hasta una espléndida galería de secundarios. Francisco Rabal y Javier Escrivá viven a la perfección sus peligrosos encuentros entre el amor desesperado y el envenenamiento con que los azota ese ridículo hilo conductor del honor, y pese a que nunca se cruzan en la pantalla han sabido plasmar su confrontación, que tiene a Ana Belén como catalizadora de este triángulo amoroso. Ana Belén ya empieza a mostrar en esta película algo de su registro que utilizara en su maravillosa Fortunata, de la serie televisiva Fortunata y Jacinta. Y aunque más recatada, también acabará escandalizando a ese pacato mundo madrileño del diecinueve, tan beato, puritano y nauseabundo. Pero el mayor peso específico del film recae sobre la gran Concha Velasco. Acostumbrados a ver a la chica yé-yé de su interior en su abundante filmografía, Olea cambia el signo de su carrera por el riquísimo, sobrecargado y odioso papel de Doña Rosalía de Bringas, felicísima en su egocentrismo y maledicencia. Y como hada madrina perversa reparte premios y castigos a tono con esa bajeza ignominiosa de un corazón ruin. Compone la Velasco, con una excelencia apabullante, ese personaje atormentado por la envidia y la alevosía y nos deleita con esa hermosura perdida, de otro tiempo, ya irrecuperable. Se convierte así en una clara convicta de esa tragedia que conlleva la codicia. Y nuestra Concha, como si Galdós hubiera previsto su existencia futura, nos pone a todos en el hito de reconocer que es la auténtica Rosalía Pipaón soñada por el gran escritor. Su inteligencia interpretativa hizo historia en nuestro cine. Fue tan auténtico, tan maravilloso y emocionante su prototípico retrato de cautelosa perversidad, que hasta Marco Bellochio se la llevó a Italia para que lo repitiera en una extraña película suya, hoy olvidada. Concha Velasco nos lega en Tormento el más fenomenal túmulo con que pudo contar la envidia en este mundo. Su interpretación es tan genial que se convierte en majestuosa. Tanto es así que muchos echaron en falta que Olea no se hubiera decidido a rodar con ella esa segunda parte galdosiana, magna e inolvidable, que fue La de Bringas. Pero aparte de la sublime interpretación de los actores, también hay que darle su parte de mérito a la fotografía y escenografía. La caracterización de los actores es extremadamente realista, al igual que los detalles del paisaje, arquitectura y decoración. Con respecto a la fotografía, ésta presume de saber mostrar incluso la realidad que no aparece, en un principio, en el plano. Ejemplos de esta particularidad se pueden ver en el plano rodado en la iglesia, donde la parte detrás de la cámara se ve reflejada en la urna acristalada que aparece al final del plano. Ciertamente, la búsqueda de los espacios reflejados es un recurso ampliamente utilizado en la película, tanto consciente como subconscientemente. Y aun dicho todo esto por tan sublime obra maestra, que puede enseñar a muchos espectadores de hoy en día lo que el cine ha llegado a ser en el pasado, uno se siente parco en palabras en la descripción. Pero como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras. SOBRE EL REPARTO ANA BELÉN FRANCISCO RABAL Nacida en Madrid el 27 de mayo de 1951, María del Pilar Cuesta Acosta inició su carrera a la temprana de diez años, actuando como cantante en varios programas y concursos radiofónicos. A los quince comienza a trabajar asiduamente en Radio Madrid y debuta en el cine junto a Fernando Rey en Zampo y yo (1965). Tras esta experiencia inicia sus estudios de interpretación, debutando poco después en el Teatro Español con la obra Numancia. En los años siguientes y ya bajo el nombre artístico de Ana Belén, alterna diversas giras teatrales con esporádicas apariciones en el cine en títulos como Aunque la hormona se vista de seda (1971, Vicente Escrivá), Al diablo con amor (1963, Gonzalo Suárez), El amor del capitán Brando (1974, Jaime de Armiñán), Tormento (1974, Pedro Olea) y La petición (1976, Pilar Miró). En 1972 se casa con el cantante Víctor Manuel, junto al cual retoma con éxito su carrera musical pero sin abandonar nunca la interpretación. Entre sus títulos más importantes figuran La colmena (1982, Mario Camus), Sé infiel y no mires con quién (1985, Fernando Trueba), La casa de Berndarda Alba (1987, Mario Camus), La pasión turca (1994, Vicente Aranda) y Libertarias (1995, Vicente Aranda). En 1991 debutó como directora con la película Como ser mujer y no morir en el intento, protagonizada por Carmen Maura. Nacido el 8 de marzo de 1926 en Águilas (Murcia), se inicia en el mundo del cine como técnico de electricidad en los estudios Chamartín, obteniendo pequeños papeles como figurante y debutando como actor de reparto en La pródiga (1946). Al año siguiente debuta como actor teatral con la compañía Lope de Vega, alternando los escenarios con el cine en películas como La guerra de Dios (1953), Historias de la radio (1955) y La gran mentira (1956); al tiempo que participa en diversos films italianos como Marisa la civetta (1957) y Prisioneros del mar (1957). En 1958 trabaja por primera vez a las órdenes del maestro Luis Buñuel en la película Nazarín, colaboración que se prolongará con Viridiana (1961) y Belle de jour (1966). A partir de ese momento, Rabal colabora con cineastas de la talla de Antonioni (El eclipse, 1961), Torre-Nilson (La mano en la trampa, 1961), Rivette (La religiosa, 1966) o Visconti (Le streghe, 1966). Por su papel en Los santos inocentes (1982, Mario Camus), obtiene junto a Alfredo Landa el premio al mejor actor en Cannes, iniciando una segunda carrera en su madurez con títulos como El disputado voto del señor Cayo (1986), ¡Átame! (1989) y Goya en Burdeos (1999), por la que obtiene el Goya al mejor actor. Falleció el 29 de agosto de 2001 tras haber participado en más de 200 películas. EL INVITADO LA ÓPERA MARÍA DEL PRADO ESCOBAR BONILLA THAÏS CATEDRÁTICA EU DE LITERATURA Y GALDOSISTA Premio Extraordinario de Licenciatura y Doctora en Filosofía y Letras. Ha sido Lectora de Español en el Institut d' Études Hispaniques de la Sorbona, Catedrática de Instituto y Directora del Dpto. de Filología Española, Clásica y Árabe de la ULPGC. Es secretaria del Comité Científico de Congresos Int. Galdosianos. JULES MASSENET Thaïs es una comedia lírica en tres actos con música de Jules Massenet y libreto de Louis Gallet basado en la novela homónima de Anatole France, escrita en 1890. La obra fue estrenada en la Ópera de París el 16 de marzo de 1894. www.auladecine.ulpgc.es