LA VANGUARDIA 33 MIÉRCOLES, 6 JULIO 2005 Roser Caminals publica ‘La dona de mercuri’ La cultura catalana desembarca en Chile con un amplio programa y Brossa como estandarte, página 35 / Josep Maria Cadena publica un libro sobre El Perich, página 34 CARTELERA PÁGINA 37 PÁGINA 34 LA VOLKSBHÜNE VUELVE A BARCELONA Marthaler y la nostalgia de Nápoles El afamado director suizo presenta ‘Els deu manaments’ en el Lliure SANTIAGO FONDEVILA Barcelona Cristopher Marthaler fue uno de los grandes triunfadores del Grec 1996 con Murx den Europäer. Un referente que puede ser de utilidad a quienes lo vieron para acercarse a Els deu manaments, el espectáculo basado en la obra del napolitano Raffaele Viviani (1888-1950) que se presenta desde hoy y hasta el viernes en la sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure. Marthaler es uno de los grandes directores europeos, asociado a la Volksbühne am Rosa-Luxemburg Platz, el teatro de la antigua Alemania del Este (creado en 1914) que dirige Frank Castorf, quien visitó el Grec 2004 con su rompedora lectura de Dulce pájaro de juventud. Asimismo director del Schaupielhaus de Zurich, Marthaler es un autor que compone sus creaciones con un sentido global del espectáculo. En Els deu manaments, Marthaler se El espectáculo está basado en la obra del actor y autor italiano Raffaele Viviani sirve de la obra de Viviani, autor al estilo de Eduardo de Filippo, desconocido entre nosotros, pero muy querido, venerado en su terruño, al decir del director del Barcelona Festival, Borja Sitjà. Con la obra de Viviani, que era autor, director, actor, acróbata y, además, músico, Marthaler plantea una reflexión entre geográfica y social en la que se asocia el Mezzogiorno italiano con los länder de la ex Alemania del Este. “La Alemania Oriental es ¿el sur de Italia de la Europa central?”, pregunta el dramaturgo de la obra, Andrea Koschwitz. Dos mundos muy distintos pero conectados no tan sólo por la predilección que los alemanes ha sentido siempre por ese Sur nostálgico, languido y consonante, sino por las estructuras sociales de sus paisanos. En un espacio escénico que engloba estas dos geografías, Els deu manaments utiliza no sólo música de Viviani, sino también de otros autores. Por ejemplo, la obra arranca con un fragmento de La Cenerentola. En el fondo se trata casi de un musical napolitano que camina entre el poder que ejerce el mercado y el dinero y la nostalgia de la vida comunitaria. Una obra en la que no hay propiamente per- ARCHIVO Una imagen del espectáculo Els deu manaments, que se estrena hoy en la sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure ‘Animales nocturnos’, en la sala Beckett Juan Mayorga, uno de los autores españoles contemporáneos más representados, estrena esta noche en la sala Beckett Animales nocturnos, con dirección de Magda Puyo. La obra se sumerge en las vidas de unos seres humanos marcados por la ley de Extranjería, cuya publicación motivó justante la escritura de la obra. El hombre bajo (Pep Jové) se cruza cada día en la escalera con el hombre alto (Pep Pla). Al conocer la ley de Extranjería, el hombre bajo comprende que eso le sitúa por encima del hombre alto y decide exigirle que se convierta en su amigo sopena de una denuncia que acarrearía su expulsión del país. Aunque la exigencia es, al principio, sincera e incluso amable, sin componentes sexuales ni de otro tipo, la relación empezará a cambiar la vida de ambos y de sus respectivas parejas, interpretadas por Teresa Urroz y Mercè Mariné. Obra sobre la inmigración, pero no sólo sobre ella, pues ahí está también la violencia doméstica, la insolidaridad y la evidencia de unos seres humanos y los pequeños deseos sin cumplir, frustraciones nimias pero que les marcan. Para Magda Puyo, tan importante es el texto como el enfoque del autor sobre este tema: “Utiliza la metáfora, con lo que todo adquiere un aire más perverso”. sonajes inamovibles, señala uno de los protagonistas, Martin Wuttke, sino que cada uno de los trece intérpretes asumen diferentes papeles en ese espacio metafórico en el que los desheredados, los que han quedado fuera del bienestar europeo, discuten sobre los mandamientos bajo la losa moral del qué debe hacese y, sobre todo, qué no debe hacerse. “Gente que puede ser de Nápoles pero también de cualquier otro lugar porque todos los desheredados se parecen”, indica Martin Wuttke. “Un grupo de seres anónimos que busca la fuerza para unirse”. Els deu manaments no es una lectura fiel a la letra de Viviani, pero sí a su espíritu y a su contenido, con esa impronta que Marthaler pone en su espectáculos concebidos como coreografías sin baile en las que el texto y los silencios rompen a la vez el espacio y las atmósferas.c