FRANZ FERDINAND: DISPARAR A UN ARCHIDUQUE PARA MATAR AL SIGLO XIX Informe mensual de estrategia Agosto 2014 Alejandro Vidal Crespo Responsable de Estrategia de Mercados AW ARD BEST ASSET & WEALTH MANAGEMENT SPAIN 2013 OBAL BA N GL EV E R IEW NC NG & FINA KI S 1 Informe mensual de estrategia. Agosto de 2014 FRANZ FERDINAND: DISPARAR A UN ARCHIDUQUE PARA MATAR AL SIGLO XIX “El asesinato del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando de Habsburgo, el 28 de abril de 1914 en Sarajevo, provocó la declaración de guerra de Austria a Serbia, y un complejo juego de alianzas derivó en el estallido de la Primera Guerra Mundial. Más allá del conflicto, sus consecuencias supusieron el fin de la configuración política del siglo XIX, para componer los mapas y equilibrios que rigieron durante el siglo XX. Repasamos los antecedentes y consecuencias en el primer centenario de la Gran Guerra” Durante la segunda mitad del siglo XIX, Alemania se estaba desarrollando como una potencia industrial y económica de primer orden a nivel mundial. Sin embargo, había quedado excluida del reparto del dominio del continente africano, que básicamente se habían adjudicado británicos y franceses. Francia ya había perdido una guerra recientemente con Alemania (la guerra francoprusiana de 1870), habiendo ésta última proclamado el Segundo Reich en el Palacio de Versalles (toda una humillación para Francia) y anexionado las regiones de Alsacia y Lorena. Así que, pese a algunos encuentros bélicos en África, Francia y el Reino Unido convinieron que el rápido ascenso de Alemania les suponía una amenaza, con lo que formaron una alianza militar, la Entente Cordial, muy al uso de los siglos anteriores. En el este de Europa, la rápida descomposición del Imperio Otomano había provocado la independencia de los estados balcánicos (Rumanía, Bulgaria, Serbia, Grecia, Montenegro y Albania), Estados enfrentados entre sí por definir sus fronteras y además objeto de deseo de los grandes imperios que los rodeaban, básicamente el Imperio Austrohúngaro (que quería ganar territorios en el Adriático y el Mar Negro) por el norte y el Imperio Ruso (de gran afinidad con las etnias eslavas y de confesión ortodoxa) por el este. Para contar con el apoyo de Alemania, y para contrarrestar la fuerza de Rusia, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Alemán firmaron otra alianza, junto con Italia, que también estaba interesada en expandirse territorialmente: La Triple Alianza. Este hecho obligó a Rusia a unirse a la Entente Cordial, para evitar su aislamiento en Europa, con lo que se formó la Triple Entente. Así que en Europa se vivía en un entorno de paz, aunque con la sensación de guerra inminente: la Paz Armada. A medida que la situación se iba tensando, las diferentes potencias se iban sumiendo en una carrera armamentística, proceso que no hacía más que acelerarse, a la espera de la entrada en guerra. Y en este punto, el heredero a la Corona Austrohúngara, Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo por un grupo anarquista serbio denominado Mano Negra. Austria exigió a Serbia intervenir en las investigaciones y represalias con sus fuerzas de seguridad, y al ser rechazada, declaró la guerra a Serbia. Sin embargo, Serbia estaba dentro de la órbita de interés de Rusia, y contaba con su apoyo. Para contrarrestar esta amenaza, Rusia declaró la movilización general de su ejército, lo que a su vez desencadenó la declaración de guerra de Alemania a Rusia, y con ella, de Francia y el Reino Unido a Alemania. El complejo juego de alianzas y contra alianzas desató la guerra a escala mundial. Y con ella, el final del siglo XIX. Más allá del conflicto bélico, y sus enormes costes humanos, la Primera Guerra Mundial derivó en profundísimos cambios de orden social y económico, que suponen la entrada en el siglo XX. Quizás lo más evidente sea el cambio en las fronteras, pues el conflicto supuso la desaparición de cuatro imperios con una historia que se remontaba al medievo: Austria-Hungría se descompuso Informe mensual de estrategia. Agosto de 2014 totalmente en varios Estados (Austria, Hungría, Checoslovaquia), y nació Yugoslavia (compuesta por croatas de ascendencia austriaca, bosnios musulmanes y serbios eslavos); Rusia se sumió en la revolución de 1917 y en la etapa comunista cediendo también un buen número de repúblicas independientes; el Imperio Otomano cayó (dejando Oriente Medio y Arabia bajo dominación británica y francesa) y Alemania tuvo que ceder multitud de territorios en Europa y el Pacífico (que serían ocupados por Japón y posteriormente fueron escenario de la II Guerra Mundial), entrando en el periodo de la República de Weimar. Las fronteras en Europa quedaron totalmente redefinidas. En el plano político, Estados Unidos ganó sin duda la batalla. Reino Unido perdió definitivamente la hegemonía mundial, puesto que pasó a ser ocupado por EE.UU., que además, se había convertido en el principal acreedor de las potencias vencedoras. También supuso su apertura a la política mundial, superando el relativo aislacionismo del siglo XIX, ocupado en resolver su integración definitiva y sus propios conflictos internos. En Europa, la presión de las potencias vencedoras sobre Alemania para que compensara sus costes bélicos sumiría a ésta en una gravísima crisis económica y social, con episodios como la ocupación de la cuenca minera del Ruhr, la base del posterior ascenso del nazismo. En lo económico, las altísimas necesidades de financiación del conflicto generaron un sobreendeudamiento masivo de las economías europeas, que contaban con que serían compensadas por las potencias vencidas, previendo un conflicto de corta duración. Sin embargo, la guerra se alargó, lo que puso a todos por igual en severas dificultades financieras, tanto para captar recursos de un mundo en guerra (evidentemente, existían bloqueos financieros entre los contendientes, lo que dificultaba aún más el flujo de capitales) como para mantener bajos los niveles de inflación. Eso supuso la modificación del patrón oro, que fijaba el valor de cada divisa en oro, y situaba este metal como piedra angular del comercio mundial, para pasar a un modelo de moneda más fiduciaria (el patrón cambio oro, que cayó también en 1944 en favor del patrón dólar) con mayor control de los Estados en la fijación de su precio, al volatilizarse las reservas de oro (en beneficio de los neutrales, como EE.UU. hasta 1917 o España). Las emisiones masivas de dinero y las espirales inflacionistas también impactarían posteriormente en la Crisis del 29, y muy especialmente, en la hiperinflación alemana de los 30. En lo industrial, la guerra supuso el control efectivo de los Estados de la maquinaria industrial de los países, enfocando el esfuerzo de producción e investigación en todo aquello relacionado con la guerra. De este modo, la industrias siderúrgica, química, textil, automovilística, naval y la aviación vivieron avances espectaculares, por no decir, por supuesto, todo lo relacionado con armamento. Nuevas técnicas como la estandarización de productos, la aplicación de métodos más racionales y científicos para operar industrias de producción masiva y en cadena provocaron una auténtica revolución industrial, que sería aplicada posteriormente en una de las épocas de mayor bondad económica, los años 20. En lo social, la movilización de más de 67 millones de soldados dejó las fábricas y granjas con graves carestías de personal, por lo que se recurrió de forma masiva al trabajo femenino; ello suponía la incorporación de la mujer a muchos ámbitos laborales de los que había estado excluida, fundamentalmente en la industria. Este hecho estuvo en la base del movimiento pro derechos de la mujer, que obtendría el derecho al voto y mayores cuotas de participación en la sociedad de aquellos años. En definitiva, profundos cambios en todos los ámbitos sociales, que alteraron en poco más de cinco años algunos equilibrios que se habían mantenido durante siglos. Pese a que algunos de ellos puedan considerarse como positivos, el coste fue tremendo para los europeos; no sólo por las enormes bajas causadas en la guerra de 1914-1919, sino porque las consecuencias de las capitulaciones estuvieron en la base del estallido de la Segunda Guerra Mundial y también en posteriores conflictos como las guerras de los Balcanes, ya en la última década del siglo XX.