Se compra un niño futbolista

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LATERCERA Domingo 16 de junio de 2013
Cultura&Entretención
Niños futbolistas es
una fascinante
exploración del
mundo del niño
futbolista
latinoamericano.
RIO FUGITIVO
Se compra un niño futbolista
A
LOS siete años un amigo del barrio me preguntó qué quería ser
cuando fuera grande, y
yo le respondí que futbolista,
sin saber que mis sueños eran
convencionales, que prácticamente nueve de cada 10 niños
latinoamericanos desea lo mismo. A los 11 años, sin embargo,
los sueños continuaban, y con
un compañero de colegio nos
empeñamos en hacer todo lo
necesario para “llegar”. Nos inscribimos en las divisiones inferiores de un equipo importante
de Cochabamba y comenzamos
a ir a los entrenamientos al mediodía. No duré mucho: a esa
hora, después de clases, ya estaba cansado y sólo quería volver
a casa. Entrenar no era muy divertido: a veces ni siquiera jugábamos. Pronto mis sueños se
fueron apagando y dejé de ir.
Juan Pablo Meneses tiene la
culpa de que estos recuerdos se
hayan disparado. Su nuevo libro,
Niños futbolistas (Blackie
Edmundo Paz
Soldán
Escritor boliviano
Books), es una fascinante exploración del mundo entre esperanzador y sórdido del niño futbolista latinoamericano, quien,
acuciado por sus propias ilusiones y las de sus padres, quiere
salir de la pobreza y llegar a la
cumbre del fútbol profesional
(Barcelona, Real Madrid o cualquier otro equipo europeo). La
estrategia de Meneses para internarse en ese territorio es parecida a la de uno de sus anteriores
libros (La vida de una vaca,
2008), aunque ahora suena más
controversial: quiere comprarse
un niño futbolista, para poder
luego venderlo a un club europeo. Se trata de un “experimento
narrativo” que Meneses llama
“periodismo cash”: el periodista
se involucra con dinero en efectivo para poder entender la industria y el negocio del fútbol
desde adentro. Algunos objetarán esta práctica, pues, al ofrecer
dinero al abuelo pobre de un
niño chileno de 11 años, ¿no se
convierte el periodista en alguien cuya observación afecta
aquello mismo que se observa?
Meneses juega en el límite ético
del periodismo de investigación,
pero sale airoso porque pone las
cartas sobre la mesa desde el
principio, anunciando a todos
que una de sus intenciones centrales es la de escribir un libro
sobre lo que está haciendo. Sorprende que aun así estén todos
dispuestos a participar.
Niños futbolistas es un libro
lleno de vitalidad y anécdotas
tan conmovedoras como divertidas. El periodista recorre los
campos de fútbol del Callao, de
Rosario, de Santiago, y habla
con representantes (Guillermo
Coppola, en un notable cameo),
cazatalentos, entrenadores,
agentes, padres y niños. Con la
legitimidad que le da el hecho
de ser parte del negocio, escucha historias de padres que no
les hablan a sus hijos durante
una semana porque han fallado
un penal, de jóvenes que ganan
un “reality show” para probarse
en el Real Madrid, con tan mala
fortuna que en el primer remate
de la prueba sienten un tirón en
la ingle (ese joven, Aimar Centeno, juega hoy en un equipo
de su pueblo, Origone de Agustín Roca). Queda claro que comprar un niño futbolista puede
ser un gran negocio (un buen
jugador de 12 años no cuesta
más de 200 dólares) y también
una lotería: por un Messi hay
cientos, miles de Aimar Cente-
nos o Leandros Depetris (un
chico argentino fichado por el
Milan en 1999, a sus 11 años, que
hoy juega en Independiente de
Sunchales, un club amateur
cerca de su pueblo natal).
Niños futbolistas tiene suspense: ¿podrá Meneses comprarse
un niño futbolista? Que disfrutemos de ese suspense significa
que Meneses ha logrado demostrar con creces “lo grotesco del
mundo del fútbol, del negocio y
las contrataciones; el modo en
que se ha desvirtuado el deporte… No hay que ser especialmente moralista para sorprendernos
ante lo permisivo que es el mercado en estos tiempos de capitalismo financiero”. Dice Meneses
que su idea no era demonizar el
negocio “ni desmontar una mafia”, sino hacernos conscientes
de esa trastienda sucia que se esconde detrás de cada partido que
disfrutamos. Sí, somos conscientes, sobre todo si Neymar marca
un golazo: ¿será que el Barça recupera su inversión?
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