La Explotación Laboral de Menores Migrantes como una Forma de Trata en México SUMARIO: I. Marco Conceptual II. Perfil de las Víctimas III. Análisis de la Problemática IV. Conclusiones V. Propuestas VI. Bibliografía. I. Marco Conceptual En diciembre de 2000, la comunidad internacional se reunió en Palermo, Italia con el fin de abordar una problemática mundial: la delincuencia organizada, la corrupción y la trata de personas. Consecuencia de dicha reunión, la Asamblea General en su resolución 55/25 del 15 de diciembre de 2000 adopta la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional, la cual incluye dos protocolos adicionales. El primero referente al tráfico de migrantes por tierra, mar y aire, y el segundo relativo a prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños. (ONU 2004, p.6) Este último, el que nos ocupa compuesto por 20 artículos, tiene como finalidad, de acuerdo con su artículo 2: ─ Prevenir y combatir la trata de personas, prestando especial atención a las mujeres y los niños; ─ Proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus derechos humanos; y ─ Promover la cooperación entre los Estados Parte para lograr esos fines. El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente de Mujeres y Niños, en su artículo 3, inciso A, define al ilícito en estudio como: La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. De la definición anterior, se derivan los tres elementos del delito, es decir: ─ La acción, conformada por la captación, transporte, traslado, acogida, o recepción de personas. ─ Los medios, los cuales se pueden basar en la coerción o el engaño con el propósito de obtener el consentimiento de la víctima. ─ Los fines, que incluyen la explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. El último rubro mencionado, determina las modalidades que la trata puede adoptar, como se muestra en el siguiente cuadro1: Tipo de Explotación Sectores donde se Ejerce la Explotación Sexual Prostitución forzada, explotación sexual, comercio infantil, pornografía, turismo sexual, relaciones sexuales remuneradas, agencias matrimoniales, embarazos forzosos. Laboral Servicio doméstico, fábricas, maquiladoras, trabajo agrícola, construcción, mina, pesca, mendicidad. Servidumbre Matrimonio servil, prácticas culturales o religiosas, trabajo doméstico, alquiler de vientres. Falsas Adopciones Compra o venta de niños para adopción. Comisión de Delitos Menores Robo, venta de drogas, armas, artículos robados. Tráfico de Órganos Sustracción de órganos. Militar Soldados cautivos, niños soldados. Esclavitud El estatus de una persona sobre la cual se ejercen todos los poderes asociados al derecho de propiedad o algunos de ellos. 1 Cuadro elaborado por Save the Children. (Save the Children-OIM 2007, 34) Para el caso de México, las formas más comunes de trata son las que tiene fines sexuales y laborales. (Le Goff y Lothar 2011, 25) Algunas de las causas que permiten la proliferación de la trata de personas son: la internacionalización de las organizaciones criminales; el incremento de la pobreza y la corrupción; la creciente demanda del mercado sexual; la regulación laxa y poco efectiva, y la desfragmentación de responsabilidades de las autoridades. (García y Fernández 2012, 23) No obstante, es menester hacer una distinción entre la figura jurídica en estudio y el tráfico de migrantes, que constituyen dos conductas delictivas perfectamente delimitadas por el Derecho Internacional, con características similares pero naturaleza diferente.2 El tráfico es entendido como: “la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado parte del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material”. (Artículo 3, inciso A del Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire ) Desde una interpretación estrictamente gramatical, la definición del verbo “traficar”, en su sentido legal positivo, alude al comercio, es decir la compra y venta de cosas; empero, en sentido negativo, apunta a la existencia de un comercio ilícito. (RAE 2001, 2206) Luego entonces, este concepto transpolado al campo de la migración, implica un comercio ilegal de personas. La diferencia entre ambos conceptos estriba en sus características como la contraprestación, las condiciones de su desarrollo y la presencia de un acto de voluntad del emigrante. En el siguiente cuadro3 se establecen algunas diferencias entre ambos ilícitos: 2 Hablamos de características similares, porque ambas implican el desplazamiento de un sujeto de un lugar a otro, independientemente si éste es legal o no; en tanto, la naturaleza es distinta porque así lo son sus fines. 3 Cuadro de elaboración propia. Elemento Consentimiento Trata Tráfico La victima puede o no acceder El migrante siempre es el que realiza al traslado Traslado el contacto con el traficante Puede darse de forma regular o Siempre será irregular no Género Las víctimas son mayormente Los migrantes son mayormente mujeres y niños, y en menor hombres, seguido de mujeres, y en medida hombres Territorio menor medida niños El ilícito puede producirse dentro El delito siempre será transnacional de un mismo país, de un Estado a otro, o de una región a otra Bien Jurídico Protegido La vida, libertad, dignidad, La soberanía del Estado integridad y seguridad de las victimas En este sentido, si el cruce de las fronteras se realiza de forma intencional, en la que un individuo requiere la ayuda de terceros para ingresar a un país careciendo de las autorizaciones y requisitos legales, a cambio de una contraprestación en dinero, estaremos ante una situación de tráfico. En cambio, si intervienen elementos de coerción o engaño, no sólo en el ámbito sexual sino en cualquier otro aspecto, tendremos que hablar de trata. Empero, puede ocurrir que una persona voluntariamente se ponga a disposición de sujetos que inicialmente tienen como única finalidad cumplir con el negocio de cruzarlo, pero que con posterioridad abusen de su posición; así se convierte una situación que inició como tráfico, en trata,4 trasmutando la figura jurídica. (De León 2003, 30-31) En ello radica la importancia de identificar adecuadamente los elementos y supuestos jurídicos a fin de encuadrar las conductas en los tipos legales correctos. 4 Es el caso de algunos indocumentados que una vez en el lugar de destino son obligados por los coyotes, a trabajar o prostituirse en condiciones de total esclavitud. II. Perfil de las Víctimas En la franja fronteriza sur de México con Guatemala confluyen tres aristas de la migración: la vía de salida de un número importante de chiapanecos hacia las ciudades del interior y EEUU; el destino final de inmigrantes con diferentes objetivos; y la puerta de entrada para el tránsito de una fluida corriente temporal a las fincas chiapanecas, así como de transmigrantes indocumentados para quienes representa una barrera más hacia un país lleno de oportunidades y sueños. (Castillo 1991, 63) Este último flujo, el que nos ocupa, se ha incrementado paulatinamente en las últimas décadas. Miles de hombres y mujeres cada vez más jóvenes se incorporan todos los días a él. No obstante, con el pasar de los años, ha irrumpido en el escenario de las migraciones un nuevo actor aún más vulnerable que los anteriores, nos referimos a los menores; pero, ¿quién debe ser considerado como tal? Desde el punto de vista jurídico, las personas son clasificadas por su capacidad para ser sujetos de derechos y obligaciones, en mayores y menores de edad. Estos últimos son definidos como los individuos de menos de 18 años que cuentan con la capacidad de goce más no de ejercicio;5 en este sentido la edad se convierte en la línea divisoria entre un status y otro. La etapa de vida en comento está compuesta de dos periodos que requieren de diversos grados de cuidado y protección como acertadamente nuestra Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes lo consagra en su artículo 2 que dice: “Para los efectos de esta ley, son niñas y niños las personas de hasta 12 años incompletos, y adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos y 18 años incumplidos”. Esta precisión es importante para determinar los parámetros de atención y defensa, con base en los grados de maduración que 5 La primera es un atributo de la personalidad que se adquiere con el nacimiento y se pierde con la muerte en virtud de la cual una persona puede ser titular de derechos y obligaciones. La segunda es la aptitud que requieren los individuos para ejercitar por sí mismos sus derechos y cumplir sus obligaciones; se adquiere con la mayoría de edad o la emancipación, y se pierde junto con las facultades mentales ya sea por locura, idiotismo, imbecilidad o muerte. Véase: (IIJ 1991, 397). van a variar en función de la edad y el crecimiento, lo que marcará de forma determinante tanto la capacidad para el ejercicio de los derechos, como la cantidad y calidad de amparo que puedan requerir de los poderes públicos. (Elías 2002, 92) La relación de los menores con el fenómeno migratorio ha cobrado importancia en los últimos años debido, desgraciadamente, a su aumento en las corrientes de movilidad humana, lo que ha obligado a su estudio. De esta manera, los niños y adolescentes pueden ser clasificados, de acuerdo con su forma de ingreso al territorio mexicano, en: documentados (aquellos que han cumplido con los requisitos de entrada fijados) e indocumentados (los que ingresaron al país sin contar con la documentación requerida). La movilidad de los menores indocumentados, quienes son nuestro sujeto de estudio, es diferente a la de los adultos, debido a que los primeros, en realidad, están supeditados a la voluntad de quien ejerce la patria potestad. En este sentido, podemos decir que las causas que orillan a los niños y adolescentes a convertirse en migrantes son dos: ─ La reunificación familiar, cuando el padre o la madre emprenden la aventura por lograr el sueño americano y dejan a sus hijos encargados con un familiar o vecino; una vez instalados en el Estado de destino, mandan por ellos, pagándole la mayoría de las veces al mismo pollero que los cruzó a ellos, y ─ La situación familiar que viven los menores, ya sea por el abuso (físico, sexual o psicológico) de que son objeto, o por la situación económica de su núcleo, lo que los obliga, voluntaria o involuntariamente, a abandonar la escuela y a trabajar. Entonces comienzan a considerar la emigración como una solución que les permitirá escapar de las vejaciones o contribuir con el gasto. Los factores citados son elementos que contribuyen para que los niños y adolescentes se conviertan en víctimas de la trata. Además, se suma la violencia generalizada en el lugar de residencia, la inestabilidad económica, y la delincuencia o el crimen organizado. (Le Goff y Lothar 2011, 55) La presencia de los menores indocumentados en México obedece a tres razones: — La búsqueda de trabajo. Son primordialmente los guatemaltecos de los departamentos fronterizos, quienes cruzan la línea divisoria para emplearse en los campos mexicanos o en las ciudades chiapanecas, en compañía de los padres o solos. — La necesidad de transitar a EEUU o Canadá. — El desamparo de coyotes. Los polleros en ocasiones no cumplen el trato y abandonan a los niños y adolescentes sin importar los peligros de la calle. Los menores migrantes irregulares en México víctimas de la trata son generalmente guatemaltecos, debido a la cercanía con nuestro país, empero, también existe presencia de hondureños, salvadoreños y nicaragüenses en menor medida; nacionalidades coincidentes con las de los adultos, lo cual indica, por un lado, una preocupación de los padres por reunirse con la familia, y por otro, que las razones que fuerzan a los mayores de edad a emigrar, ahora también obligan a los niños y adolescentes. (DIF 2003) En cuanto al género, son más altos los porcentajes de varones quienes emprenden la aventura hacia EEUU en relación con las mujeres. Empero, el porcentaje de mujeres se eleva a un 80% en relación con el sexo masculino cuando hablamos de víctimas de trata. (Le Goff y Lothar 2011, 49) La edad del sujeto ésta se relaciona con la causa de la movilidad; si la decisión la toma quien ejerce la patria potestad, entonces los menores migran desde que están en el vientre de la madre y hasta los 18 años; en contrario sensu, cuando la voluntad es propia, la edad fluctúa entre los 9 y 18 años. (Fabrega 2001, 74) De tal manera que los niños y adolescentes son víctimas de la trata a cualquier edad; sin embargo destaca el sector de los adolescentes entre los 13 y 17 años. (Le Goff y Lothar 2011, 49) El estado civil de los menores sujetos pasivo de la trata es el de soltero, salvo el caso de algunos adolescentes que mantienen algún tipo de unión informal, particularmente los que pertenecen a bandas como la MS (Mara Salvatrucha) o el Barrio 18. El grado de escolaridad es de primaria, y sólo una minoría de nivel secundaria, sin que ello signifique necesariamente haber concluido los estudios. La ocupación desarrollada hasta antes de migrar era de estudiante con actividades de apoyo en sus casas, como labores domésticas o empleos de medio tiempo. (DIF 2003) En cuanto a los trabajos desarrollados por los niños y adolescentes inmigrantes en la frontera sur de México son variados, pero enfocados principalmente a empleos temporales en la calle, lo cual obedece a dos razones: la meta personal (llegar a EEUU) y la edad, que se convierte en una limitante para conseguir una ocupación estable. Al respecto, Gabriel García Reyes Retana (1999, 111) hace una clasificación de sus actividades de la siguiente forma: - Cargadores de equipaje y objetos varios, ofreciendo servicio a las personas que cruzan el puente. - Mendicidad, solicitando dádivas a los usuarios de los puertos y el puente, ya sea en pesos, quetzales o dólares. - Guías, para señalar a los usuarios los lugares donde deben realizar cada trámite en los puertos. - Robo a transeúntes del puente. - Prostitución infantil en horario nocturno. - Ambulantaje, consistente en venta de productos sobre el puente, ya sean de origen lícito o robado. - Contrabando de mercancías, siendo utilizados para sistema hormiga. - Narcotráfico, en el mismo sistema hormiga. - Venta de drogas en puertos y puentes fronterizos. - Pandillerismo con fines delictivos. - Informadores de actividades ilegales en el puente, siendo utilizados por las autoridades fronterizas de cada Estado. - Consumo de drogas, inhalantes, bebidas alcohólicas, tabaco comercial, entre otros. Sobre las categorías anteriores debemos comentar que se refieren a menores residentes en el puente fronterizo Talismán-El Carmen, es decir, a transfronterizos quienes viven de algún lado de la frontera y las actividades las realizan del otro; así como a visitantes locales, que cuentan con un pase temporal. De manera más específica, en el informe de CAMASC 6 correspondiente al año 2003, se dio a conocer que las principales ocupaciones desarrolladas por los niños y adolescentes en situación irregular eran la prostitución, seguida de los boleros, empacadores, cangureros,7 limpia parabrisas y malabaristas. (DIF 2003, 148) De todo lo hasta aquí expuesto se puede concluir que el menor migrante es un sujeto en total estado de desamparo ante las realidades que enfrenta y, por tanto, susceptible de que sus derechos sean violados. Una persona en tal situación se encuentra en una posición de vulnerabilidad a priori. Dicha condición se origina a partir de la reunión de factores internos y externos, que al combinarse disminuyen o anulan la capacidad del individuo para enfrentar un hecho determinado que le ocasiona daño. (CNDH 1995, 77) Si entendemos que los factores internos se componen por las características propias de la persona (edad, estado de salud, origen étnico, discapacidad, lenguaje, entre otros) y los factores externos son los ligados al contexto social en el que éste se halla (discriminación, nivel de ingresos, crisis económica y desempleo), entonces todos los niños y adolescentes en condición irregular son más vulnerables en relación con los adultos, y susceptibles de ser víctimas de los tratantes. 6 Casa de Atención a Menores y Adolescentes en Situación de y en la Calle. Es un proyecto impulsado por el Tapachula que atiende a menores migrantes. 7 Los cangureros son menores que se dedican a vender dulces principalmente. Reciben ese nombre porque portan una bolsa amarrada a la cintura que coloquialmente se llama “cangurera”. DIF de III. Análisis de la Problemática Los menores que ingresan a México lo hacen de dos maneras: acompañados, ya sea de la familia, algún pariente cercano o bajo la protección del traficante o tratante de personas; y no acompañados, es decir, de forma independiente. Los medios de transporte más comunes son dos: ─ Fluviales. Los llanteros transportan tanto a niños y adolescentes solitarios como a los que se acompañan de algún familiar, conocido, pollero o tratante; las embarcaciones son privativas de quienes previamente han contratado un guía; y sólo un porcentaje mínimo arriesga la vida nadando por el río. ─ Terrestres. La forma más habitual es internarse a pie por veredas y caminos de extravío, o a través de transportes de carga. En cuanto al tren, únicamente los adolescentes mayores de 15 años lo aprovechan, en tanto que los demás se reservan, por miedo a los comentarios escuchados en torno a los accidentes. Existen 13 puntos de internación formales para el cruce de peatones y vehículos a lo largo de toda la franja fronteriza sur de México. En la frontera con Guatemala se ubican 11 entradas, 9 en Chiapas y 2 Tabasco; mientras que en Quintana Roo, colindante con Belice, se ubican 2 más. El lugar de enganche dependerá de la meta personal del sujeto. Si el menor tiene como objetivo trabajar en territorio mexicano, entonces el reclutamiento se origina desde la comunidad de origen del individuo. Aquí los padres se ven involucrados en el proceso de trata de tres formas: al pagar para que el tratante realice el traslado de sus hijos; al otorgar el consentimiento para que se los lleven a cambio de una remuneración, y al viajar en compañía del niño o adolescente con el propósito de que auxilien en las labores, generalmente agrícolas, con el fin de garantizar un mayor ingreso. En estos casos el tiempo de explotación varía entre 15 días a 3 meses dependiendo del trabajo en el cual se les ubique. (Le Goff y Lothar 2011, 127) En contrario sensu, si el menor tiene como objetivo personal transitar por el territorio mexicano con el fin de llegar a un tercer país de destino, entonces el enganche se produce en el propio territorio nacional. En este caso la temporalidad dependerá del trabajo desarrollado y de las aspiraciones personales del sujeto. Una vez que el niño o adolescentes se ubica en alguna de las actividades mencionadas líneas arriba, el tratante ejerce en contra del individuo medidas de control y sometimiento que pueden variar desde la violencia física, psicológica e incluso sexual, malas condiciones de trabajo, en las cuales se incluyen jornadas excesivas e inhumanas, privación de alimentos y agua, hasta el encierro. Es importante mencionar que la libertad de movilidad de la persona se encuentra controlada por el propio tratante, o bien por otros menores quienes reciben las órdenes de los primeros. La identificación de los niños y adolescentes víctimas de la trata es realizada por autoridades migratorias principalmente; aunque en esta etapa intervienen también otros organismos como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los Grupos Beta, el DIF, los Consulados, la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, así como algunas ONG´S. Esta identificación se logra gracias a operativos como los patrullajes fronterizos y las inspecciones en lugares de trabajo. No obstante, el mecanismo que parcialmente ha funcionado es la instalación de puestos fijos de revisión por parte del Instituto Nacional de Migración, los cuales se ubican en Hueyate, Huehuetán, Manguito, Echegaray, y Tapachula. Adicionalmente, se encuentran las volantas, que son controles migratorios, temporales y móviles, entre uno y otro puesto fijo, que se desplaza aleatoriamente para sorprender a los evasores. La problemática en el caso de los menores migrantes indocumentados que ingresan a México con el objetivo de prestar sus servicios personales es que los padres, y los propios niños y adolescentes, no ven la trata como un delito, sino como el medio para ayudar al sustento económico de la familia. En las comunidades guatemaltecas aledañas a la frontera con México es una práctica común el trabajo infantil principalmente en el campo, con la pisca del café o la recolecta de plátano en tierras chiapanecas. Cuando se atiende una problemática en donde el actor principal es un menor, entonces debe aplicarse el principio fundamental del “interés superior de la infancia” consagrado en diversos instrumentos internacionales y normas nacionales. Por ello, la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, en su artículo 3, establece dicho principio entendido como: “la obligación del Estado para proteger los derechos de la niñez y la adolescencia, y velar por las víctimas, ofendidos y testigos menores de 18 años de edad, atendiendo a su protección integral y su desarrollo armónico”. A la par del principio mencionado, existen dos más que en conjunto conforman el triángulo de derechos del menor, nos referimos a la “no discriminación” y a la “participación”, que si bien no son expresamente reconocidos en la ley citada, como el primero, si se encuentran consagrados a lo largo de su corpus. En este sentido, el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente de Mujeres y Niños, menciona en su artículo 3, inciso B, un elemento importante, el consentimiento de la víctima, el cual no se tendrá en cuenta cuando se haya recurrido a la coerción o el engaño. Empero, en el caso de los menores: “la captación, el traslado, la acogida o la recepción de un niño con fines de explotación se considerará `trata de personas´ incluso cuando no se recurra a ninguno de los medios mencionados”. (Artículo 3, inciso C) Con ello se refleja el principio del “interés superior del menor” al procurar la protección del sujeto independiente de su consentimiento, cuando el fin sea su explotación en cualquier forma. Luego entonces, el “interés superior del niño” debe privar sobre cualquier otro interés legítimo, y ser interpretado en el sentido de procurar el bienestar de la persona en todo momento, incluido su integridad física y psicológica, así como, los cuidados y la asistencia requerida para lograr un crecimiento y un desarrollo plenos. Cualquier actuación de las autoridades con respecto al menor debe partir de asegurarle, sin discriminación, la protección de sus derechos humanos, así como el reconocimiento de su capacidad para decidir la forma de solucionar los problemas que le afectan, siempre dentro de un marco de respeto a sus particularidades personales, culturales y sociales, pero con la obligación imperante de proteger su integridad física y mental. A efecto de lograr lo anterior, es necesario romper esquemas tradicionales que consideraban al niño o adolescente como un mero objeto de la compasión social, y no como un sujeto titular de derechos con capacidad y habilidad de pensar, actuar y decidir sobre su persona. Empero, ¿qué es el trabajo infantil? Se puede definir como la actividad desarrollada por un menor, la cual puede ser o no remunerada. El trabajo como tal es visto como un recurso para que los niños y adolescentes adquieran habilidades específicas, un medio de preparación para la vida; esto es, una forma de capacitación e ingreso que los menores pueden llevar al hogar. (Matus 2011) De tal manera que, el empleo será benéfico y positivo en cuanto contribuya al sano desarrollo y madurez de la persona sin interferir en el desarrollo de sus derechos. La Constitución mexicana en su artículo 123, apartado A, fracción III, prohíbe: “la utilización del trabajo de los menores de catorce años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas”. En concordancia, la Ley Federal del Trabajo en su artículo 5 plasma esta misma prohibición. Sin embargo, es el Código Penal Federal, en su artículo 201 que sanciona el empleo de niños o adolescentes, al mencionar que: BIS, el Queda prohibido emplear a personas menores de dieciocho años de edad o a personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho, en cantinas, tabernas, bares, antros, centros de vicio o cualquier otro lugar en donde se afecte de forma negativa su sano desarrollo físico, mental o emocional. La contravención a esta disposición se castigará con prisión de uno a tres años y de trescientos a setecientos días multa, en caso de reincidencia, se ordenará el cierre definitivo del establecimiento. Se les impondrá la misma pena a las madres, padres, tutores o curadores que acepten o promuevan que sus hijas o hijos menores de dieciocho años de edad o personas menores de dieciocho años de edad o personas que estén bajo su guarda, custodia o tutela, sean empleados en los referidos establecimientos. Para los efectos de este precepto se considerará como empleado en la cantina, taberna, bar o centro de vicio, a la persona menor de dieciocho años que por un salario, por la sola comida, por comisión de cualquier índole o por cualquier otro estipendio o emolumento, o gratuitamente, preste sus servicios en tal lugar. A pesar de lo mencionado, la realidad social de muchos niños y adolescentes mexicanos, y particularmente extranjeros irregulares, es otra, al emplearse bajo condiciones que están fuera de la ley. De acuerdo con Carlos Villagrasa, los factores que favorecen la explotación infantil son principalmente la pobreza, la desintegración familiar, y la falta de educación. (2011, 45) Componentes que se replican en México para el caso de los menores migrantes que se emplean, o los emplean, en actividades en las cuales son abusados al prestar el servicio en condiciones fuera de la norma. La explotación laboral infantil conlleva la violación de una serie de derechos humanos reconocidos a favor de los niños y adolescentes. En consecuencia se genera una exclusión social que es reforzada por la informalidad, al tiempo de tornar invisible el trabajo del menor para la sociedad. Ello conlleva la negación de la vigencia de los derechos humanos formándose un círculo vicioso que al final impedirá la erradicación de la explotación infantil. (González 2011) Esta situación produce consecuencias tanto para la comunidad como para el individuo. En el caso de la primera, la explotación infantil es un factor que permite mantener los mecanismos reproductores de la pobreza, consolidar el ciclo de la exclusión social, alentar la migración, aumentar los niveles de marginación y desigualdad, entre otros. Sin embargo, los efectos más lamentables son para el niño o adolescente quien ve alterado su desarrollo físico, mental y emocional; además de sufrir una alteración en el nivel educativo, lo que lo imposibilitará para conseguir un empleo mejor remunerado en un futuro; y al ser transgredidos sus derechos humanos. La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de Estos Delitos, en su artículo 21 sanciona la explotación laboral con pena de 3 a 10 años de prisión, y de 5 mil a 50 mil días multa. Asimismo, establece los elementos constitutivos del delito al señalar que: Existe explotación laboral cuando una persona obtiene, directa o indirectamente, beneficio injustificable, económico o de otra índole, de manera ilícita, mediante el trabajo ajeno, sometiendo a la persona a prácticas que atenten contra su dignidad, tales como: I. Condiciones peligrosas o insalubres, sin las protecciones necesarias de acuerdo a la legislación laboral o las normas existentes para el desarrollo de una actividad o industria; II. Existencia de una manifiesta desproporción entre la cantidad de trabajo realizado y el pago efectuado por ello, o III. Salario por debajo de lo legalmente establecido. Acertadamente, la trata de personas, dentro de la normatividad mexicana aplicable, es considerada como un delito grave de acuerdo con el artículo 194 del Código de Procedimientos Penales, que enuncia: Se califican como delitos graves, para todos los efectos legales, por afectar de manera importante valores fundamentales de la sociedad, los previstos en los ordenamientos legales siguientes: … XVI. Los previstos en el Título Segundo de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de Estos Delitos, excepto en el caso de los artículos 32, 33 y 34 y sus respectivas tentativas punibles; Con base en el artículo anterior no procederá la libertad bajo caución conforme el artículo 399 del mismo código que expresa: “Todo inculpado tendrá derecho durante la averiguación previa o el proceso a ser puesto en libertad provisional, inmediatamente que lo solicite, si se reúnen los siguientes requisitos: … IV. Que no se trate de alguno de los delitos calificados como graves en el artículo 194”. Ahora bien, la pregunta que cabe formular es: ¿Porque si la ley tipifica la explotación laboral infantil como una forma trata y la sanciona como un delito grave, no se ha logrado su erradicación? La respuesta a esta interrogante es compleja, puesto que tiene que ver con las causas que generan el fenómeno, las cuales no ha sido atacadas adecuadamente por las autoridades. La trata de personas debe ser entendida como un proceso y no como un delito aislado; puesto que empieza con el rapto o la captación de una persona y continúa con el traslado a otro Estado y su entrada irregular en él. A ello sigue la explotación, durante la cual la víctima se ve sometida a un tipo de servidumbre sexual o laboral. (García y Fernández 2012, 24) De esta manera, cuando se habla de combatir los factores que originan la trata, se debe pensar en acciones conjuntas entre los Estados involucrados en el proceso, a fin de erradicar el problema. Para ello es importante la creación de mesas de trabajo bilaterales o multilaterales, que permitan el intercambio de información y la cooperación entre las instituciones implicadas. Empero, a nivel interno se requiere que cada Estado afectado por el fenómeno de la trata tipifique adecuadamente el ilícito, al tiempo de contar con mecanismos de protección a las víctimas y medidas de prevención. Independientemente cada país debe desarrollar una política pública cuyo objetivo sea el establecimiento de programas y acciones estratégicos que contribuyan a erradicar el delito en todas sus modalidades. Concretamente en México, la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de Estos Delitos representa un adelanto para las legislaciones de este tipo, ya que dentro de su corpus considera: ─ El resarcimiento y reparación del daño para la víctima y/o ofendido. A falta de ellos los dependientes económicos, herederos o derechohabientes en la proporción que señale el derecho sucesorio. (Artículos 48 a 52) ─ La Protección y asistencia a la víctima, ofendido y testigos. (Artículos 68 a 74) Incluye la creación de un fondo para dicho fin y un programa para ofrecer cambio de identidad y reubicación de los sujetos. (Artículos 81 a 83) ─ El establecimiento de una Comisión Intersecretarial cuyo fin es la prevención, combate y sanción de los delitos en materia de trata. (Artículos 84 a 91) ─ La creación de un Programa Nacional que definirá la Política del Estado Mexicano frente a los delitos de trata. (Artículos 92 a 95) Asimismo, se contempla la evaluación de dicho programa. (Artículos 96 y 97) ─ La Política y programas de prevención, en la cual se incluye la atención a zonas y grupos de alta vulnerabilidad, la atención de rezagos y la evaluación del propio programa. (Artículos 98 a 112) A pesar del avance reflejado, la ley queda en letra muerta porque para su aplicación se requiere del reglamento respectivo, cuyo fin es completar la norma. De acuerdo con el transitorio cuarto de la propia ley: “El Ejecutivo Federal contará con 90 días a partir de la publicación de esta Ley para emitir el Reglamento de la misma”. Disposición que hasta el momento no se ha cumplido, lo cual obstaculiza la debida aplicación de la nueva norma. IV. CONCLUSIONES La trata de personas es un ilícito que permea las instituciones públicas y la sociedad en general al quebrantar el estado de derecho con la impunidad y corrupción producida, además de proyectar una imagen negativa a la comunidad internacional, al ser el Estado incapaz de proteger a sus ciudadanos y a los extranjeros que se internan a su territorio, independientemente de su situación migratoria. En consecuencia, resulta trascendental identificar adecuadamente los elementos y supuestos jurídicos a fin de encuadrar las conductas en los tipos legales correctos; ya puede pude confundirse una figura jurídica, como lo es la trata, con otra, en este caso el tráfico de migrantes. Dos delitos totalmente distintos, con características y fines igualmente diferentes, por ello es necesario la tipificación correcta en las legislaciones para que los sujetos activos sean castigados de acuerdo a sus acciones, en razón a que la gravedad y los efectos en las victimas no pueden ser comparables. Los menores migrantes indocumentados que sufren de explotación laboral son generalmente guatemaltecos, quienes se emplean en las fincas chiapanecas por voluntad propia o bien por decisión de quien ejerce la patria potestad; empero, igualmente sufren esta forma de trata los niños y adolescentes cuyo objetivo es llegar a EEUU, al momento de tomar la decisión de trabajar en condiciones fuera de los límites marcados por la propia norma. Los sujetos en estudio que se encuentran en México son seres humanos triplemente vulnerables, por ser extranjeros, indocumentados y debido a su minoría de edad. Esta situación los convierte en víctimas de los tratantes al establecerse un círculo vicioso fomentado por la demanda de mano de obra barata y la necesidad de los individuos de mejorar las condiciones de vida personales y las de sus familias. Luego entonces, el objetivo de la norma debe ser la prevención, erradicación, y sanción del delito, al tiempo de buscar la protección de las víctimas con independencia del género y edad, tal y como lo hace la norma mexicana. Sin embargo, como ya se dejó asentado en el análisis que se hizo de la problemática, el principal problema que enfrenta la ley en la materia es la falta del reglamento respectivo, lo cual impide la aplicación correcta de la propia ley, convirtiéndola de esta forma en letra muerta. De ahí que resulta urgente la promulgación y publicación del Reglamento de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos. El apoyo de la sociedad civil y particularmente de las ONG´S resulta fundamental para la erradicación de delitos como el tráfico y la trata de personas, porque el apoyo que brindan como organizaciones no vinculadas al gobierno genera confianza en las victimas al tiempo de permitir una adecuada y pronta recuperación física y psicológica. Además, brindan, a este grupo vulnerable, alojamiento, comida, enseres, y en ocasiones vestido. Asimismo, las ONG´S pueden convertirse en una herramienta importante de difusión de las consecuencias que genera el caer en las redes criminales de los tratantes, al tiempo de tornarse en un mecanismo de prevención entre los miembros de la comunidad. V. PROPUESTAS La trata de personas en su modalidad de explotación laboral es un delito grave que quebranta el estado de derecho con la impunidad y corrupción producida, por tanto el gobierno de México debe asumir como un compromiso inmediato el contrarrestarlo con acciones claras y firmes que realmente incidan en él. Para ello es importante: — Desarrollar campañas informativas permanentes dirigidas a la población en general, sobre los peligros reales que representan los tratantes para lograr la concienciación en torno al fenómeno social. — Crear un programa de profesionalización cuya finalidad sea estimular, capacitar y concienciar a los servidores públicos de todas las dependencias de gobierno que tienen de alguna forma un trato directo con las víctimas de este delito, sobre el desempeño y la importancia de sus funciones; así se previene, combate y erradica eficazmente el ilícito al tiempo de proteger los derechos humanos de este grupo vulnerable. — Atender, con el auxilio de los consulados respectivos, a las víctimas de la trata para atenuar las consecuencias que dicha experiencia pudiera haberles causado a través de un programa permanente de atención integral. — Mantener y reforzar los compromisos existentes de coordinación interinstitucional entre las dependencias del gobierno, la sociedad civil, las ONG´S, y los países afectados con el propósito combatir los efectos de la trata, al proteger la integridad física y el respeto de los derechos humanos de las víctimas. — Promulgar el Reglamento de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, de tal forma que la norma no quede en letra muerta. — Impulsar la creación y participación de las ONG´S en el combate de la trata al convertirse en mecanismos de difusión y apoyo para las víctimas del delito. VI. BIBLIOGRAFÍA Dogmática Castillo, Manuel Ángel (2002). Región y Frontera: La Frontera Sur de México. Elementos Conceptuales para la Definición de Región Fronteriza. En: Identidades, Migraciones y Género en la Frontera Sur de México, editado por Edith F. Kauffer, 156-179, México: Ecosur. (1995). Informe sobre Violaciones a los Derechos Humanos de los Migrantes en la Frontera Sur, México. CNDH De León, Francisco (2003). Tráfico de Personas e Inmigración Ilegal, Valencia: Tirant lo Blanch. DIF (2003). Informe de Actividades de la Casa de Atención a Menores y Adolescentes en Situación de y en la Calle (CAMASC). México: Ayuntamiento Municipal de Tapachula. Elías, Cristina (2002). La Protección del Menor Inmigrante Desde Una Perspectiva Constitucional, Madrid: Tirant lo Blanch. Fabrega, Cristobal (2006). Protección Jurídica del Menor Inmigrante, Madrid: Colex. García, Gabriel (1999). 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