Nos has mostrado con tu ejemplo, Señor, que es posible vivir para los demás. Tu vida es un espejo fiel donde mirarnos para descubrir cuánto nos falta cambiar y cuánto todavía podemos dar a los demás. Tú saliste a recorrer los caminos para ir al encuentro del necesitado y el excluido. Tú acogiste a los despreciados y a los que todos marginaban y dejaban a un costado. Tú atendiste las necesidades del pueblo, sanaste sus enfermedades, les enseñaste a compartir el pan, y vivir unidos. Acción Católica General Sector de Infancia www.accioncatolicageneral.es 21 DE OCTUBRE XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO El Hijo del hombre ha venido para servir y no ser servido Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir». Él les dijo: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». Y ellos dijeron: «Que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria». Jesús les dijo: «¡No sabéis lo que pedís! ¿Podéis beber el cáliz que yo beberé o ser bautizados con el bautismo con que yo seré bautizado?». Ellos contestaron: «¡Podemos!». Jesús les dijo: «Beberéis el cáliz que yo beberé y seréis bautizados con el bautismo con el que yo seré bautizado, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo; es para quienes ha sido reservado». Los otros diez, al oír esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande que sea vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero que sea el servidor de todos; de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos». Marcos 10, 35-45 Así que el que quiera ser el primero, debe ponerse el último. En principio nos resulta muy difícil entender. A lo mejor es que entendemos ser el primero como si estuviésemos en una carrera de 100 metros lisos y, calro, ser el primero es ganar la carrera. Pero para los cristianos ser el primero es acudir, a ser posible el primero o lo más pronto posible, cuando alguien nos necesita. Es ponerse al servicio de las necesidades de los que más lo necesitan. Ser el primero no es esperar que los demás estén a mi servicio. Si somos capaces de verlo así podemos entender lo que Jesús hizo por nosotros. Ser capaz de dar la vida para que nosotros podamos vivir de verdad. ¡Qué fastidio vivir todo el día compitiendo con los demás! Nosotros, los cristianos, queremos vivir de otra manera. Pero, ¿cómo podemos hacer para vivir sin estar todo el tiempo querer ser el primero? Unas preguntillas para pensar y comprometerse ... Escribe con tus palabras lo que para ti es la envidia. ¿Has tenido alguna vez ganas de ser el primero como decían los apóstoles de Jesús? Escribe una situación que has vivido. Escribe algo que puedas hace, un compromiso, por el que puedas ser una persona más preocupada de ayudar a los demás que por ser el primero o estar por encima de los demás.