Es la hora de la verdad Una Iglesia profundamente perturbada Este ensayo se dirige a t odos los católicos de varias opiniones e ideas. Fue escrito en la secuencia del libro recientemente publicado, El Secreto todavía ocultado, y llama atención al hecho que todos los católicos deben estar profundamente preocupados con el grave engaño que ha sido promovido por el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Bertone, que afirma que el Tercer Secreto no contiene más de que él y el Vaticano revelaron hasta ahora. Estas reflexiones deberán hacer que los católicos de todas las opiniones se unan y piden respetuosamente que sea publicada toda la verdad. Especial para The Fatima Crusader Los católicos de hoy tienen que preocuparse mucho; su Iglesia está en muy mal estado. A pesar de que se registra un a umento continuo bajo el aspecto global, los números de fieles practicantes han disminuido dramáticamente en todas las naciones tradicionalmente católicas. Las vocaciones religiosas disminuyeron de tal manera que muchos monasterios, conventos y seminarios cerraron, y hay una tal falta de sacerdotes que muchos se ven obligados a servir varias parroquias al mismo tiempo. Para empeorar todavía más la situación, miles de parroquias, ya en condiciones frágiles, han sido moral y económicamente devastadas por casos de abuso sexual de parte del clero. Los fieles han sido frecuentemente escandalizados por ver sacerdotes siendo condenados públicamente por crímenes, al mismo tiempo que Obispos y Arzobispos han sido forzados a retirarse avergonzadamente. En estas condiciones, tal vez no s ea sorprendente ver que la Iglesia también sufre de problemas graves con interpretaciones deturpadas e ilícitas de sus doctrinas y dogmas. Desde el tiempo del Vaticano II (con sus ambigüedades peligrosas, que llevaron a estas falsas interpretaciones), los fieles se han dividido en grupos cada vez más incompatibles, sea apoyando, sea oponiéndose a las varias opiniones de las reformas y cambios. La Iglesia católica que ya fue globalmente uniforme, existe ahora en una variedad de formas, con diversas versiones de la Liturgia en vernáculo, así como diferentes interpretaciones de materiales esenciales de la Fe y de la moral. Muchos de los fieles y parte del clero han adoptado abiertamente posiciones contrarias a la doctrina oficial de la Iglesia en tales asuntos como la anticoncepción, el divorcio, la ordinación de mujeres y los peligros de alterar la Liturgia. Malas noticias y buenas noticias Con este triste estado de la cuestión, no se puede decir que sean bienvenidos más noticias malas sobre el estado de la Iglesia. Sin embargo, enfrentando las malas noticias puede conducir a buenas noticias, y es esto que el nuevo libro de Christopher Ferrara, El Secreto todavía ocultado, espera conseguir. La mala noticia que da es que la situación actual en el Vaticano es probablemente más grave que se piensa. Pero la buena noticia es que está aproximándose rápidamente la hora de un cambio de la situación. 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf Surge una confrontación Lo que ahora surge como una nueva crisis en el Vaticano es la conclusión inescapable de que el Tercer Secreto está siendo ocultado a c ausa de lo que dice. Es claro que todas las pruebas de esto (como se explica plenamente en El Secreto todavía ocultado) ya eran conocidas por estudiosos de Fátima. La tentativa por parte del Vaticano, de enterrar Fátima llevó la historia a la atención de millones de católicos que, hasta ahora, sabían poco, o aun nada, sobre este asunto. Se contaba entre ellos Antonio Socci, un escritor y locutor católico italiano, muy conocido desde hace muchos años por su conocimiento y respetuoso cobertura de los asuntos del Vaticano. Socci había comenzado por aceptar la revelación de Sodano-Bertone-Ratzinger de junio de 2000 como siendo toda la historia, y hasta simpatizaba con el deseo evidente de los Cardenales de archivar este asunto. Pero, como periodista responsable, hizo una pequeña investigación entre bastidores. Lo que encontró fue un género de pruebas incluidas en El Secreto todavía ocultado que lo hicieron cambiar de opinión. Comentarios contradictorios Desde el día en que llegó a las manos del Papa Pio XII en 1957, el importantísimo documento del Tercer Secreto fue leído por cinco Papas y numerosos Cardenales influyentes en el Vaticano. Muchos de ellos hicieron comentarios sobre su contenido, que Socci investigó. Obtuvo más información a partir de entrevistas con la última vidente todavía viva, Sor Lucía, hechas por varios sacerdotes y Cardenales a lo largo de los años. A través de citas de todas estas fuentes, Socci descubrió que el Tercer Secreto prevé una “crisis de fe” y una “gran apostasía” en la Iglesia que “comenzará a partir de su vértice”. Es fácil comprender como los funcionarios del Vaticano, incluyendo el actual Papa, puedan considerar un tal documento como “impropio para consumo público”. Pero nada de esta naturaleza polémica aparece en la descripción de apuntes de una visión que el Vaticano dice, desde el año 2000, que es el Tercer Secreto completo. Muy perturbado por el engaño aparente del Vaticano, Socci decidió procurar la verdad, escribiendo un l ibro. Publicado en noviembre de 2006, Il Quarto Segreto di Fatima (El cuarto secreto de Fátima) causó sensación inmediatamente. Fundamentado con pruebas conclusivas, Socci concluyó que la existencia de un documento del Tercer Secreto todavía no revelado es una certeza. Viéndose bajo la presión de la prensa italiana, el Vaticano tuvo que responder. La tarea de defender la posición del Vaticano cayó sobre el Cardenal Bertone que había sido recientemente nombrado Secretario estatal del Vaticano. Irónicamente, fueron las afirmaciones del entonces Arzobispo Bertone en 2001, sobre su entrevista con Sor Lucía, que despertaron primero las dudas de Socci sobre la posición del Vaticano. Bertone intentaba destruir las dudas sobre la conferencia de prensa del 26 de junio de 2000 de aquel tiempo, pero acabó por producir el efecto contrario. De esta vez, en mayo de 2007, Bertone decidió responder con un libro L’Ultima Veggente di Fatima, publicado en inglés con el título The Last Seer of Fatima (El último vidente de Fátima) El libro de Cardenal Bertone era supuestamente una refutación del libro de Socci, pero 2 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf quien lo leyó procuró en vano en sus páginas una refutación seria de cualquier uno de los argumentos de Socci. Efectivamente, la mayor parte de ellos fue completamente ignorada. En vez de esto, el libro contiene afirmaciones desconectadas sobre varias entrevistas largas con Sor Lucía, ya en ese entonces fallecida, incluyendo un número de declaraciones contradictorias atribuidas a el la. A creer en sus varias citas, Sor Lucía parecía ser capaz de revisar y alterar sus propios puntos de vista, siempre que tal fuese necesario para estar de acuerdo con las afirmaciones del Cardenal. Para agravar más la situación, el Cardenal también criticó Socci con severidad, como si él fuese un enemigo confesado de la Iglesia. De hecho, Socci es católico practicante y devoto, y expresó desolación y vergüenza personales considerables, por verse obligado de discordar de las afirmaciones del Vaticano que descubrió ser falsas. Habiendo sido acusado por el Cardenal Bertone de divulgar falsedades contra la Iglesia, Socci respondió en su mucho leído columna de periódico, preguntando: “Estimado Cardenal Bertone: ¿Quién es el mentiroso, Usted o yo”? Esta confrontación sin precedentes llama aun más la atención del público a la controversia. Una tentativa más del Vaticano para enterrar Fátima acabó produciendo el efecto contrario. Es sorprendente que el Cardenal Bertone había respondido al desafío, apareciendo en Porta a Porta, uno de los programas de televisión más populares en Italia, poco tiempo después de su libro había sido publicado. Aunque el programa fuese motivado por la controversia Socci-Bertone, el Sr. Socci no fue invitado a participar. El Cardenal estaba así libre para atacar el libro de Socci sin ser contrariado. También decidió escapar a todas las preguntas esenciales levantadas por Socci. No presentó una refutación de Socci, y durante el programa, el Cardenal proporcionó, sin querer, más pruebas de la existencia de dos documentos distintos que, unidos, constituyen el Tercer Secreto. Sin embargo, el Cardenal Bertone sólo divulgó uno de estos documentos y afirmó que él y el Vaticano habían revelado todo el Tercer Secreto. Esta afirmación es obviamente falsa. Había fallada una tentativa más para resolver el problema de Fátima. A pesar del fracaso de su libro y de su aparecimiento en la televisión, el Cardenal Bertone volvió a la comunicación social en septiembre de 2007, e n un programa financiado particularmente y transmitido de una universidad próxima del Vaticano. Este programa repitió afirmaciones hechas originalmente en el libro del Cardenal, pero no presentó cualquier información nueva, ni pruebas que contradijesen explícitamente o refutasen las pruebas y afirmaciones de Socci y de otros. En ese entonces, la posición oficial del Vaticano estaba en ruinas. Las alegaciones de Socci habían resistido a todo lo que el Cardenal Bertone tuvo que decir, y sus preguntas calientes quedaron sin ser contestadas. El encubrimiento que estaba a s er denunciado pasó a una nueva fase, a la medida que llega a la luz del día mucho de lo que entonces se pasó entre bastidores. Extrañas decisiones explicadas Nadie sabe si Pio XII habría revelado el Secreto si viviese hasta el año marcado, visto que su muerte ocurrió en 1958. La importante decisión de 1960 fue tomada por Juan XXIII, y, sabiendo nosotros lo que hoy sabemos sobre el contenido potencialmente explosivo del Tercer Secreto, su motivo para no revelarlo es evidente. El Concilio Vaticano II comenzó en 1962, y su preparación había comenzado años antes. Si fuese 3 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf revelado en 1960, como estaba previsto, el Secreto parecería a mucha gente, sin duda, un aviso sobre el peligro de continuar con el Concilio. Podría haber atrasado, alterado o hasta cancelado por completo el proyecto del Concilio. Para no arriscarse de eso, Juan XXIII decidió ocultar el Secreto y silenciar Sor Lucía. Cuando Juan XXIII murió, en 1963, su sucesor, Pablo VI, resolvió continuar el Concilio ya a efectuarse, y revelando el Secreto en ese entonces tendría ciertamente un efecto moderador sobre el entusiasmo por el Vaticano II. Resolvió, pues, mantenerlo oculto, no s ólo hasta el fin del Vaticano II, sino durante todo su pontificado, que se prolongó hasta 1978. Y también mantuvo y continuó la política del silencio forzado de Sor Lucía mientras fue Papa. Su sucesor, Juan Pablo I, sólo tuvo 33 días de pontificado para considerar este y otros asuntos. Lo que habría hecho sobre Fátima, si hubiese vivido más tiempo, es una pregunta sin contestación. Cuando Juan Pablo II vino a ser el Pontífice siguiente, muchos pensaron que Fátima tal vez viese por fin a ser dada la debida importancia, y que el Secreto finalmente sería revelado. Pero no sucedió. A pesar del hecho de ser, sin cualquier duda, dedicado a Fátima, Juan Pablo II parece haber sido persuadido por otros a mantener Sor Lucía en silencio y su carta del Secreto escondida en los aposentos papales. Sin embargo, estuvo más cerca que cualquier otro Papa de atender parte del Mensaje de Fátima, tanto en algunos de sus sermones importantes como en las revelaciones parciales de la conferencia de prensa de 2000, que debe haber autorizado. Aún así, su ausencia de la conferencia deja abierta la cuestión sobre si habría o no aprobado y concordado con todo lo que allí se dijo. El Papa Benedicto XVI revela un Secreto diferente Benedicto XVI, el Papa actual, sostiene el fardo de haber sido uno de los protagonistas de la conferencia de prensa de 2000, como el entonces Cardenal Ratzinger. Parece, por lo tanto, que no será muy probable que altere la posición oficial que ayudó a construir. Sin embargo, un examen cuidadoso de sus declaraciones muestra que nunca negó explícitamente la existencia del documento en cuestión todavía oculto, y que nunca hizo nada para retractar o alterar las declaraciones sobre su contenido que hizo el 11 de noviembre de 1984. En ese día, la entrevista del Cardenal Ratzinger fue publicada en la revista Jesús con su autorización explícita: “Porque, según el juicio de los Papas, no añade nada nuevo a lo que un Cristiano debe saber referente a lo que se deriva de la Revelación: una llamada radical a la conversión; la importancia absoluta de la historia; los peligros amenazando la fe y la vida del Cristiano, y por tanto del mundo. Y entonces la importancia de los ‘novissimi’ (es decir, los últimos acontecimientos al final del tiempo). “Si no se ha hecho público - por lo menos por ahora - es para evitar que la profecía religiosa sea tomada equivocadamente por una búsqueda de lo sensacional. “Pero las cosas contenidas en este ‘Tercer Secreto’ corresponden a lo que ha sido anunciado en la Santa Escritura y lo que ha sido dicho 4 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf muchas veces en muchas otras apariciones marianas, en primer lugar la de Fátima en lo que ya e s conocido de lo que contiene su mensaje. La conversión y la penitencia son las condiciones esenciales para la salvación”. Posición ambigua La ambigüedad de la posición del Papa Benedicto XVI fue señalada cuando Antonio Socci reveló una carta que había recibido del Papa en 2007, agradeciéndole el haber escrito su libro del ‘Cuarto Secreto’. Quien procura comprender la posición de Benedicto XVI tendrá que reconciliar esta carta con la carta que envió para presentar el libro del Cardenal Bertone, lo que hace parecer que se coloca de ambos lados de la controversia. Pero un examen cuidadoso de las palabras de ambas las cartas muestra que el Papa evita endosar explícitamente las afirmaciones del Cardenal, así como su carta a Socci endosa los motivos del autor, pero no necesariamente sus conclusiones. El Papa Benedicto XVI enfrenta ahora una situación muy complicada. Desempeñó un papel de la tentativa fracasada para poner Fátima de parte, y ahora su Secretario de Estado fracasó en su tentativa de remediar el fracaso original. Lo que nos han dicho aquellos que tienen conocimiento del Tercer Secreto es que predice una “crisis de fe” y una “gran apostasía” que “comenzará por el vértice”. De cierta manera, sirve, por lo tanto, de acusación contra los que han gobernado la Iglesia en los tiempos recientes. Es fácil comprender por qué estos funcionarios, incluyendo el Papa actual, pueden considerar un tal documento como “impropio para consumo público”. La explicación única Ocultar el Secreto, como el Vaticano ha hecho, tal vez fuese justificado si la Iglesia estuviese a prosperar como nunca antes desde el último medio siglo. Acusar los pastores sería entonces inapropiado y sin sentido. Pero lo que sucede es exactamente el contrario. Desde 1960, año en que esta profecía debería ser revelada, la Iglesia católica fue drásticamente reformada por el Vaticano II y devastada por la deserción en masa de los fieles, escándalos en el clero y disputas doctrinarias. La Iglesia parece estar ahora sufriendo las graves consecuencias de haber alterado la Fe en su liturgia y en su teología, tal como el Secreto predijo que sucedería. Es evidente que no hay cómo probar que fue esto que guió la tomada de decisiones por parte del Vaticano, pero no hay otra explicación lógica para la manera como el Vaticano trató Fátima a p artir de 1960. El Tercer Secreto era entonces inconveniente, y hoy todavía más inconveniente es, porque muchas de sus graves predicciones parecen haber sido cumplidas en el seguimiento del Vaticano II. ¿Y permanecen los católicos preocupados, en busca de guiamiento y liderazgo de parte de sus pastores, y, en última análisis, de parte de la Santa Sede? ¿Podrán ellos ignorar la controversia de Fátima, aun que piensan que las apariciones no son más que revelaciones particulares? O ¿indica la manera como el Vaticano trató del problema de Fátima, que hay algo muy grave en la alta jerarquía, cosa que debería preocupar todos y cada uno de los católicos? 5 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf Analogía con una empresa Para responder a esta pregunta, colóquese usted en los zapatos de un accionista de una empresa que está pasando por un período de crisis. Después de hacer una serie de cambios en los productos y servicios, se verificó una queda enorme en la participación en el mercado de los clientes más importantes de la empresa, además de una disminución acentuada de lucros, una gran deterioración del control de calidad, y un gran aumento de gastos, causados por indemnizaciones legales, debidas al comportamiento criminoso de algunos empleados. Después se descubre que, en 1960, fue entregado un i nforme al entonces director general, avisándole que no debería proceder a los cambios que estaban proyectados y previendo graves consecuencias si ellas fuesen adelante. Pero en vez de divulgar el informe, el director general lo escondió, y continuó con los cambios ya planeados. El sucesor, el próximo director general, tomó cuenta de la empresa a m edio camino y resolvió continuar a aplicar los cambios planeados, aunque ya se notasen resultados negativos. Los tres directores generales que se siguieron leyeron todos el informe, y todos lo escondieron. Ninguno de ellos quería enfrentar la vergüenza de admitir que la empresa tenía a mano un consejo necesario, al momento oportuno, y que éste fue ocultado, lo que provocó un desastre. Y desde ese entonces, cada director general complicó más aún los problemas, tiendo el cuidado de mantener escondido el informe mientras las cosas fueron de mal en peor. ¿Qué harían los accionistas en esta situación? En primer lugar, se dirigirían a un tribunal para obtener una orden para que sea revelado el informe hace tanto tiempo escondido. Después, forzarían la demisión del director general, y tal vez presentasen queja contra él y algunos de sus antecesores, o por haber comenzado por no da r importancia al informe, o por lo haber escondido y después mentido a su respecto. Una cuestión de confianza Desafortunadamente, esto es lo que los accionistas pueden hacer cuando los gestores en que confiaron no s e portan bien, pero no e s lo que los católicos pueden hacer cuando una autoridad de la Iglesia, en quien confiaron, hace una cosa muy semejante. La mayoría de los católicos sabe que no t ienen el derecho de decidir si su Papa es o no es el Vicario de Cristo. Con respecto a Fátima y a las cuestiones que se han levantado sobre ella, el Papa actualmente reinante ha comportado, y todavía hoy se comporta, de una manera que no es consistente con su posición. La manera como Fátima fue tratada revela una burocracia del Vaticano con características perturbadores, semejantes a las de algunos de los regímenes más autocráticos y represivos del Tercer Mundo: Procesos decisores ocultos y opacos, que llevan a declaraciones crípticas y anónimas, acciones oficiales ilícitas, contra las cuales parece que no hay manera legal de remediarlas, y recusas terminantes de explicar actos, responder a preguntas razonables o atender críticas de manera sincera. En vez de comunicar abiertamente, el Vaticano adoptó las técnicas de manipular los medios de comunicación, que fueron desarrolladas por las dictadores del mundo. Este encubrimiento de Fátima muestra que la confusión oscura, la desfiguración, y la desinformación se ha hecho parte del arsenal de tácticas de relaciones públicas del Vaticano. El Cardenal Bertone dio los últimos ejemplos, con sus tentativas orquestadas para dar la apariencia de comunicación abierta sobre Fátima, cuando, en realidad, 6 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf fornecía evasivas cuidadosamente construidas y declaraciones que parecen tener un sentido cuando, técnica o l egalmente, tienen otro. Son técnicas de políticos y propagandistas deshonestos, y es alarmante ver que son practicadas dentro de los cargos superiores de la jerarquía de la Iglesia católica. Un apelo para sanar la Iglesia por dentro En el corazón de la estructura de la Iglesia está una cuestión de confianza. Cuando los miembros del clero y de varias órdenes religiosas toman sus votos de obediencia, no esperan que las leyes y los tribunales defiendan sus derechos humanos. Confían su bienestar a la benevolencia y a la rectitud moral de sus superiores jerárquicos. El clero católico está unido por esta confianza, y los fieles están unidos a su clero por lazos de confianza semejantes. Por veces, como todos bien sabemos, hay personas en quien confiamos así que acaban por no ser fidedignos. Cuando esto sucede, es necesario tomar medidas apropiadas para restaurar la confianza que fue afectada. La Iglesia curó muchas de estas heridas en el pasado, y aún hoy cura otras más. Pero encima de todo, la herida de Fátima continua a infectar. Aun, sólo como hipótesis, pudiésemos considerar las apariciones de Fátima siendo enteramente privadas, a manera como el Vaticano las manejó revela padrones de comportamiento que están mucho debajo de que todos los católicos tienen el derecho de esperar de la Santa Sede. Los fieles no deberían tener que analizar y ponderar las declaraciones del Vaticano como si hubiesen sido hechas por el Kremlin durante la Guerra Fría. Y no deberían ver autoridades del Vaticano afirmando cosas con palabras y negándolas con actos. Y mucho menos deberían tener que enfrentar tentativas claras para engañar. Si no podemos confiar en el Vaticano para decirnos la verdad sobre una cosa tan importante para la Fe católica como una aparición mariana, ¿entonces en quién podemos confiar sobre la faz de la tierra? Esto no es una pregunta sobre Fátima, es una pregunta sobre el Vaticano de hoy mismo, y es una pregunta que todos los católicos deberían indagar hoy. Después de medio siglo de vacilaciones contradictorias, de interpretaciones inventadas hechas a presión y de engaños deliberados, los fieles católicos necesitan respuestas directas, y cuanto más rápidamente mejor. Ahora sólo Benedicto XVI puede contestar a las preguntas que cuelgan sobre toda la Iglesia a respecto del Tercer Secreto de Fátima que todavía está oculto. Todos los católicos estarán de acuerdo en cómo la hora para la concordia, para la confianza, para la plenitud de la verdad es YA, más que nunca. Recemos para que el Papa Benedicto XVI abra el camino, revelando todo el Tercer Secreto – ¡YA! El Secreto todavía ocultado es el estudio más completo del Tercer Secreto de Fátima hasta ahora hecho. 7 http://www.fatima.org/span/crusader/cr89/cr89pg26.pdf