Síndromes geriátricos en mayores de 89 años de una población rural Extraído de www.portalesmedicos.com M. C Martorell Hallado, enfermera. Terres de l’Ebre. N. Bonet Monteverde, Dra. Terres de l’Ebre. RESUMEN Se realizó un estudio observacional descriptivo de corte transversal con el objetivo de conocer la prevalencia de síndromes geriátricos (SG) de la población mayor de 89 años de una zona de trabajo rural de les Terres de l’Ebre (Tarragona). El estudio se desarrolló en el período comprendido entre Febrero a Diciembre del año 2008. Se incluyeron todos los mayores de 89 anos adscritos en nuestra área básica de salud (ABS) y se excluyeron aquellos pacientes institucionalizados, no residentes en el municipio y agónicos. Se les aplicó diferentes herramientas de valoración geriátrica así como el Test de Pfeiffer, el Test de Goldberg, el Confusion Assessment Method (CAM), la Escala de Barthel y el Test de Iniciativa nutricional, también se ayudó de la consulta de las historias clínicas y de entrevistas al cuidador principal para la recogida de las variables. Los resultados obtenidos hacen referencia al grado de deterioro funcional, cognitivo, deprivación visual, auditiva, probable depresión, riesgo de malnutrición, estreñimiento, incontinencia fecal, incontinencia urinaria, disfagia, síndrome confusional, inmovilidad, deshidratación y úlceras por decúbito. Dentro de las conclusiones nos encontramos en que el síndrome geriátrico más prevalente es el deterioro funcional, seguido del cognitivo. Sorprende la baja prevalencia de úlceras por decúbito. Es importante destacar que más de la mitad de estos nonagenarios presentan una probable depresión. Palabras clave: síndromes geriátricas, valoración geriátrica, nonagenarios INTRODUCCIÓN En los países desarrollados, el hecho más relevante de la época actual es notable envejecimiento de la población. En España, si al 1960 el porcentaje de personas de más de 65 años representaba el 8% de la población, en los últimos 30 años esta cifra ha crecido de forma continua, de manera que al 2000 era del 16,89%, que significa más de 6 millones de personas, y según las previsiones de Eurostat será del 20,3% en el año 2015. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España (1997), la distribución según grupos de edad de la población de 6,27 millones de habitantes de 65 o más años de edad es la siguiente: 2 millones de 65 a 69 años (32%); 2,9 millones de 70 a 79 años (46,1%) y 1,37 millones de 80 y más años (21,9%). Las mujeres eran 3,66 millones (58%) y los hombres 2,61 (42%). El envejecimiento es un proceso heterogéneo e irreversible que se inicia a partir del momento en que el organismo llega a su capacidad máxima funcional. La capacidad máxima funcional, es aquella que define el máximo de la reserva fisiológica que se puede adquirir, y también el momento en que de forma constante e irreversible se va perdiendo. Está influida por factores genéticos heredados y por factores ambientales, estos últimos dependerán de las estrategias de prevención y de las conductas de riesgo que haya desarrollado el anciano durante su vida. Eso deriva tres tipos de envejecimiento: - Envejecimiento usual o normal, aparece en la mayoría de las personas. Envejecimiento patológico, dónde la carga de las enfermedades hereditarias o adquiridas aceleran el deterioro. Envejecimiento con éxito, que lo consiguen algunos centenarios, ya sea debido a los factores genéticos favorables, o a la evitación de conductas de riesgo. Eso hace que la edad cronológica no siempre coincida con la edad funcional. A nivel clínico, podemos diferenciar desde un anciano sano sin enfermedades ni discapacidad con un envejecimiento satisfactorio hasta un anciano afectado por una enfermedad crónica progresiva e incapacitante con un envejecimiento claramente patológico; entre medio tenemos tendencias hacia un envejecimiento satisfactorio o patológico. A nivel de atención primaria y de atención hospitalaria se tiene que realizar un primer nivel de actuación que consiste en el cribaje y la prevención de los problemas geriátricos más prevalentes, y un segundo nivel de valoración que se ofrece a aquellos ancianos a los cuales se les haya detectado algún problema geriátrico mediante el cribado y la prevención o después de una consulta médica convencional. El tercer nivel correspondería a la valoración geriátrica o exhaustiva realizada por los equipos especializados con ancianos frágiles con problemas complejos. La prevención, valoración y tratamiento de los síndromes geriátricos (SG) constituyen actualmente el núcleo principal de la atención geriátrica. Los principales síndromes geriátricos (SG) son: la inmovilizad, las caídas, la síndrome confusional aguda, la depresión, la desnutrición, las úlceras por decúbito, la incontinencia urinaria, el estreñimiento, la iatrogenia, el abuso de ancianos y la sobrecarga de los cuidadores. Personas mayores con más riesgo: - los más viejos. - los que presentan enfermedades inestables. - los que presentan anorexia o pérdida de peso. - los que presentan hipoalbuminemia. - los que consumen muchos fármacos. - los que presentan anomalías en la deambulación. - los que tienen antecedentes de caídas. - los que presentan dependencia para las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) - los que tienen deterioro cognitivo. - los que han presentado episodios de delirium. - los que han presentado enfermedades mentales. - los que han estado dado de alta recientemente del hospital. - los que viven solos. - los viudos recientes. - los que tienen pocos recursos económicos. - los que han cambiado de domicilio recientemente. - los socialmente aislados. Los síndromes geriátricos fueron definidos por primera vez por Kane, en 1989, en su libro Essentials of Clinical Geriatrics como problemas geriátricos, permitiendo a través de una regla nemotécnica su memorización por medio de la regla de las “ies”: - Immobility: inmovilidad. - Instability: inestabilidad y caídas. - Incontinence: incontinencia urinaria y fecal. - Intellectual impairment: demencia y síndrome confusional agudo. - Infection: infecciones. - Inanition: desnutrición. - Impairmen of vision and hearing: alteraciones en vista y oído. - Irritable colon: estreñimiento, impactación fecal. - Insolation (depresión/insomnio: depresión/insomnio. - Iatrogenesis: iatrogenia. - Inmune deficiency: inmunodeficiencias. - Impotence: impotencia o alteraciones sexuales. La valoración geriátrica multidimensional o integral es un proceso diagnóstico, a menudo interdisciplinario, para identificar las capacidades y problemas médicos, psicosociales y funcionales que tiene un anciano frágil, con finalidad de desarrollar un plan completo de tratamiento y seguimiento a largo plazo. Sus diferencias respecto a la evaluación médica habitual serían las siguientes: 1. Su aplicación dirigida a ancianos frágiles, habitualmente con problemas complejos. 2. Su énfasis sobre el estado funcional y la calidad de vida. 3. La necesidad frecuente de un equipo interdisciplinario y del uso de escalas de valoración cuantitativas. El proceso de la valoración geriátrica puede ser visto como un continuo desde la valoración simple realizada por médicos, enfermeros/as de atención primaria o trabajadores sociales comunitarios, dirigida a identificar al anciano con problemas funcionales y discapacidades (cribado de valoración) hasta una evaluación de todos estos problemas por parte de geriatras o de un equipo multidisciplinario (valoración geriátrica exhaustiva), a menudo acompañada de un plan de tratamiento. Las primeras publicaciones sobre la valoración geriátrica datan de los años cuarenta, y fueron realizadas por Marjoy Warren en el Reino Unido, quién trabajó en una unidad de larga estancia y que no habían recibido la valoración adecuada. Estos pacientes fueron valorados sistemáticamente y, tras el diagnóstico médico apropiado y la indicación de la rehabilitación adecuada, muchos de estos pacientes pudieron caminar e incluso ser dados de alta a su domicilio. OBJETIVO El objetivo con este estudio fue conocer la prevalencia de los síndromes geriátricos de los nonagenarios inscritos en nuestra área de trabajo. DISEÑO Estudio observacional descriptivo de corte transversal. MATERIAL Y MÉTODOS Nonagenarios inscritos en un área de salud rural de les Terres de l’Ebre, se excluyen pacientes institucionalizados, no residentes en el municipio y agónicos. Muestra incluida en el estudio: 40 ancianos. Datos generales: 45% hombres, 55% mujeres, 80% viudos, 17,5% casados, 2,5 solteros, edad media 92,6 años. Tests y escalas: - Test de Pfeiffer. - Test de Goldberg. - Confusion Assessment Method (CAM). - Escala de Barthel. - Test Iniciativa Nutricional. RESULTADOS En ese grupo de edad, en nuestra población en estudio, predominan las mujeres ante los hombres en un 5%, la mayoría viudos/as. Cuatro ancianos no pudieron contestar los tests, probablemente debido al deterioro cognitivo que presentaban. La mayoría de ellos presentan deterioro funcional (65%), seguido de deterioro cognitivo (55%), la deprivación visual y la probable depresión ocupan un 52% respectivamente, en la mitad de esa población (50%) se observa deprivación auditiva, riesgo de malnutrición (42%), estreñimiento (42%), incontinencia urinaria (40%), caídas (23%), disfagia (20%), síndrome confusional (18%), incontinencia fecal (13%), inmovilidad (13%), deshidratación (5%) y se sitúa en el mínimo porcentaje las úlceras por decúbito (3%). CONCLUSIONES El síndrome geriátrico más prevalente en la población estudiada es el deterioro funcional, seguido del deterioro cognitivo. Sorprende la baja prevalencia de úlceras por decúbito, probablemente asociada a una prevalencia de inmovilidad también baja. Es importante destacar que más de la mitad de esos usuarios presentan una probable depresión, patología que deberíamos valorar con más atención. Los instrumentos de valoración geriátrica sencillos pueden ser aplicados en la consulta diaria de atención Primaria de salud. La obtención de un test de Pfeiffer mayor a 2 identifica a aquellos pacientes que probablemente padecen pérdidas en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD). Por lo tanto, es necesario estudios multicéntricos que valoren esas puntuaciones como predictores de deterioro en la calidad de vida. También es necesario estudios multicéntricos de valoración funcional que abarquen todos los aspectos para seguir identificando poblaciones vulnerables. Se deberían impulsar estudios que evalúen valoraciones integrales exhaustivas e intervenciones sobre las poblaciones detectadas de riesgo para determinar la eficacia del screening y así racionalizar la utilización de los recursos sanitarios en los diferentes ámbitos de atención geriátrica. 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