Sintió gran curiosidad, comenzó a echar un vistazo por todas las partes del mundo y pudo ver toda la maldad que hay en el corazón del hombre. Vio toda la violencia, el odio, las guerras, las injusticias,… que el hombre comete y ha cometido a lo largo de toda la historia. Al ver todo esto sintió un gran horror y se dejó invadir por la rabia. Cuando estaba en el intento de atentar contra los hombres, entró Dios y le preguntó: “¿Qué haces?”. El hombre le respondió: “Me he puesto tus gafas y no aguanto tanta maldad, tanto pecado. ¿Cómo puedes ver cada día tanta maldad y no hacer nada para ponerle fin?”. Dios le miró con cariño y le dijo: “Has cometido un gran error. Para mirar con mis gafas hay que ponerse primero mi corazón”. Silencio breve Canción: Vaso nuevo Silencio TERCERA PARTE: SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. MONICIÓN INICIAL El hombre está profundamente herido por el pecado original y tiende a pecar. Todos llevamos dentro una gota de ese modo de pensar reflejado en las imágenes del Génesis1: “se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal”2. El hombre ve a Dios como un competidor que limita su libertad y se niega a recibir de Él su existencia y su plenitud de vida. “Pero, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”3. Dios es Padre misericordioso, Padre que perdona y acoge, que reconstruye y renueva: su misericordia no tiene límites si uno se dirige a Él con corazón sincero y contrito… Llegue a donde llegue el hombre a través de sus pecados, hasta allí ha enviado Dios Padre a su Hijo Jesucristo. gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas». Silencio breve Pistas para la REFLEXIÓN Nuestro pecado nos divide y nos desordena por dentro como si nos convirtiéramos en un puzzle en el que ya no se ve con claridad “la imagen y semejanza de Dios” que llevamos impresa dentro. Dios nos reconstruye con su perdón, recoloca nuestras piezas. Dios abraza nuestro pecado y la Iglesia, como madre tierna y fuerte, nos acoge en nuestra debilidad. El Señor nunca se cansa de perdonar. Dejémonos abrazar por su misericordia en el Sacramento del Perdón, para después ser también nosotros portadores de su misericordia. Silencio Confesamos todos juntos nuestra fe diciendo: Creo en Dios… PRIMERA PARTE: MISERICORDIA MONICIÓN En la parábola del Hijo pródigo encontramos tres personajes, tres actitudes, tres modelos de vida que pueden 1 cf. Benedicto XVI, Homilía 8-12-2005 Gen 3, 5 3 Rom 5, 20b 2 PARÁBOLA Un día un hombre llegó al cielo. Su sorpresa fue inmensa cuando descubrió que en la puerta no había nadie. San Pedro se había ido a alguna emergencia. El hombre siguió avanzando y se coló hasta el despacho de Dios. Al llegar allí se dio cuenta de que en el despacho no estaba Dios. Entró y miró todas las estanterías. Curioseó todo lo que tenía Dios en su despacho. Se fijó largamente en que en la mesa del despacho había unas gafas: ¡eran las gafas de Dios! Se las puso y comprobó que, a través de ellas, veía el mundo y a cada hombre que vive en este planeta. SEGUNDA PARTE: PERDÓN MONICIÓN El Padre siempre acoge y perdona nuestro pecado. Pero para acoger su perdón, primero es necesario que nos descubramos pecadores y nos sintamos necesitados de su misericordia. EVANGELIO Del Evangelio de San Lucas5: Sucedió que 17a un día estaba Jesús enseñando, 18 en esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. 19 No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». 21 Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». 22 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: 23 «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil: decir “tus pecados están perdonados”, o decir “levántate y anda”? 24 Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla, vete a tu casa”». 25 Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos y daban 5 Lc 5, 17a. 18-26 ser los nuestros: ¿qué papel queremos representar cada uno de nosotros? EVANGELIO Del Evangelio de San Lucas4: En aquel tiempo Jesús les dijo esta parábola: 11«Un hombre tenía dos hijos; 12 el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 13 No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 15 Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16 Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. 18 Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. 20 Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. 22 Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; 23 traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos 4 Lc 15, 11-32 encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. 25 Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. 28 El se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 29 Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30 en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 31 Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”». Silencio breve Pistas para la REFLEXIÓN El hijo pródigo elige vivir al margen del padre. Igual que Adán y Eva, que organizan su vida al margen del plan de Dios buscando ser ellos mismos “como Dios”. El hijo mayor está en casa con el padre pero su corazón no ama ni a su padre ni a su hermano menor. Tiene la misma actitud que Caín, se desentiende de su hermano: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?”. El padre siempre tiene los brazos y el corazón abiertos para acoger sin condiciones tanto al que regresa a casa como al que se queda en casa, pero que no vive en ella. Tres estilos de vida que conviven en nuestro corazón: Estamos llamados a vivir bien la parte que tenemos de hijo menor, a disminuir la parte que tenemos de hijo mayor y a convertirnos en padres misericordiosos. Silencio PARÁBOLA Esta es la historia de un muchacho que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Con el tiempo, descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta... Su padre lo tomó de la mano, lo llevó hasta la puerta y le dijo: "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí." Puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la cicatriz perdurará para siempre. Silencio breve Canción: Sí, me levantaré (Deiss) Silencio