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Poder Judicial de la Nación
Causa N°° 45.092 “Incidente nulidad de
Bardales Agurto, Walter Alejandro en
autos: s/ robo”
Juzgado N° 12 -Secretaría N° 24
Reg. n°: 994
///nos Aires,
6
de septiembre de 2011.Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
I- Llegan las presentes actuaciones a conocimiento y decisión
del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el Dr. Gustavo
Kollman, defensor oficial de Walter Alejandro Bardales Agurto, contra el auto de
fojas 14/17 vta. mediante el cual el juez a cargo del Juzgado Federal Nº 12,
Secretaría Nº 24, rechazó la nulidad del decreto por el cual se había dispuesto
recibir declaración testimonial a su defendido, planteada en la oportunidad del art.
349 del CPPN.
El defensor expresó a fs. 18/20 que esa citación comprometió
la prohibición de ser obligado a declarar contra sí mismo consagrada por el
artículo 18 de la Constitución Nacional y el artículo 8.2, inciso “g”, de la
Convención Americana sobre los Derechos Humanos. Por ello, todo lo actuado
con posterioridad resultaría nulo.
Argumentó que, al momento de la convocatoria, el juez
contaba con los mismos elementos de cargo que al disponer su indagatoria, por lo
cual, citar a Bardales Agurto bajo juramento de decir verdad, implicó un acto de
coerción que lo obligó a declarar en su contra. El propio testimonio, tomado en
esas condiciones, sirvió de base para su indagatoria y posterior procesamiento.
II. - Cabe recordar que el día 25 de junio de 2007 personal de
la Brigada de la Comisaría 7ª de la P. F. A. le secuestró a Carlos Martínez Moreno
celulares presuntamente adulterados, en el interior de la Galería comercial
denominada “La Internacional”, ubicada en Av. Corrientes Nº 2230 de esta
Ciudad. Como consecuencia de ello, el magistrado dispuso escuchar a Martínez
Moreno en los términos del art. 294 del ordenamiento procesal, circunstancia en la
cual, el imputado manifestó que: “…yo trabajo en el local 110 de la galería
Internacional, para el Sr. Adolfo Jiménez. En mi trabajo reparo celulares
habitualmente. Ese día recibimos los teléfonos, para repararlos, porque el local
42 no los repara. Los recibimos del Sr. Walter del local Nro. 42 de la misma
galería…”. Asimismo, al momento de ampliarse su declaración a fs. 90 del
expediente principal, dijo que: “…Quisiera que se le tomara declaración al Sr.
Walter Bardales para que diga como fue la situación. Walter me dio dos
teléfonos para repararlos…”. Con esta información, el magistrado citó a Bardales
a prestar declaración testimonial, oportunidad en la cual el nombrado corroboró la
versión del imputado y dijo que él, a su vez, había recibido esos teléfonos de unos
clientes, por lo cual le había pedido a Carlos que los llevara para reparar.
El juez decidió relevarlo de juramento de decir verdad y lo
convocó en los términos del art. 294 del CPPN, oportunidad en la cual, en
ejercicio de su defensa, Bardales Agurto reeditó esa versión.
III. – A fs. 11/13 el Sr. Fiscal consideró, al contestar la vista,
que la citación como testigo de Bardales Agurto se debió a la declaración de
Carlos Alberto Martínez Moreno -luego sobreseído- y posteriormente se lo relevó
del juramento de decir verdad para escucharlo en indagatoria, motivo por el cual,
no se produjo una vulneración al derecho constitucional que prohíbe ser obligado
a declarar contra sí mismo.
El a quo rechazó la articulación por entender que el
testimonio fue ordenado por el entonces magistrado interviniente dentro de los
atributos estipulados por el art. 239 del CPPN y, recién al escucharlo en carácter
de testigo, advirtió que podía autoincriminarse, por lo cual lo relevó de juramento
y dispuso su convocatoria en los términos del art. 294 del CPPN.
Por otra parte, al momento de dictar el procesamiento de
Bardales Agurto, el juez que entendía en la causa no valoró como prueba de cargo
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la declaración vertida bajo juramento, sino que se limitó simplemente a ponderar
las probanzas agregadas en la causa a la luz de lo manifestado en indagatoria tanto
por Martínez Moreno – sobreseído – como por Bardales. Por lo demás, el Dr.
Torres destacó que dicha resolución fue revisada por la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional de esta Ciudad, la cual confirmó el
procesamiento recurrido del imputado en autos (ver fs. 147/9; 160/61 del ppal.).
En razón de todo lo expuesto, el juez de grado consideró que
los actos desplegados durante la instrucción no implicaron ninguna violación a las
reglas del debido proceso y resolvió, en consecuencia, rechazar la nulidad
articulada.
IV- La Sala ha dicho en reiteradas ocasiones que el régimen de
nulidad es de carácter restrictivo. En este sentido, Binder sostiene que: “…Debe
quedar claro que la nulidad nunca se declara a favor de la ley, sino siempre para
proteger un interés concreto, que ha sido dañado. Este principio... tiene
relación...con el sentido de las formas, que siempre protegen un interés
particular” (Binder, Alberto M., “El incumplimiento de las formas procesales”,
Ad-Hoc, Bs.As., 2000, pág. 29). Y ello es así pues, como se ha considerado en
diversos precedentes, lo que se trata de aventar son retrogradaciones inútiles del
proceso que puedan comprometer el derecho de defensa en juicio y a ser juzgado
en un plazo razonable (cfr. c. 43.989 “Arias Duval, Alejandro” del 21/12/10, reg.
1366). Precisamente es por ello que para que opere la anulación pretendida debe
constatarse la concurrencia de un real perjuicio para la parte.
Sin perjuicio de los cuestionamientos que puedan dirigirse a la
figura del juez de instrucción como director de la investigación, lo cierto es que el
art. 199 en general y el 239 del CPPN, en especial, lo invisten de la facultad de
tomar las medidas útiles para averiguar la verdad y en este sentido, lo obligan a
interrogar a las personas que puedan aportar datos conducentes a ese fin. (Ver en
un sentido similar, C.C.C.Fed., Sala I, C.25.181, “Soria, Heriberto H.”, del
4/11/93, reg. 748; C.30.807, “Antico, Horacio” del 21/5/99, reg.376, C.38.846,
“De Santibañes, Fernando”, del 17/5/06, reg.422 y C.38.944, “Tell, Alberto
Máximo”, del 17/5/06, reg. 425; c. 44.171 “Comparatore Luis s/recurso de queja”
del 4/05/10, reg. 400; c.44.420 “MICELI, Felisa s/fiscal apela diligencias
probatorias”, entre muchas otras).
La circunstancia de que el juez a quo haya citado a Bardales
Agurto en los términos del artículo 239 y siguientes de la ley de rito no implica
violación a la garantía del artículo 18 de la Constitución Nacional, en la medida
en que dicha convocatoria ha estado particularmente signada por su condición de
testigo, es decir, como una persona “que sin estar excluida de esa posición por un
papel procesal de otro tipo, debe dar a conocer sus percepciones sobre los hechos
ante el juez por medio de una declaración”. (cf.Roxin, Claus, “Derecho Procesal
Penal”, Editores del Puerto, Bs.As. 2000, pag. 219).
Ello, sin perjuicio de que, si durante el transcurso de la causa
se forma en el ánimo del juzgador motivo suficiente para sospechar respecto del
imputado en los términos del artículo 294 del ordenamiento formal, pueda éste
volver a convocarlo para transmitirle la imputación y, en su caso, recabar sus
dichos previo relevarlo del juramento prestado. Ello, claro está, al margen de la
idoneidad o valor probatorio de los actos que ha recibido el juez (c. 34.450,
“Zavala, Osvaldo y otros s/ nulidad”, del 27/08/02, reg. 861; c. 39.246, “Gil
Alvarengo, Carlos”, del 14/11/06, reg. 1254; c. 39.762: “Romero, Oscar A. s/
rechazo de nulidad”, del 14/12/06, reg. 1389).
En este caso, la convocatoria como imputado respondió a que,
frente a dichos que podían comprometer la prohibición de autoincriminación, el
juez decidió relevarlo de juramento de decir verdad para rodear al acto de todas
las garantías que protegen al justiciable, entre ellas, la de contar con defensa
técnica, entrevistarse con su abogado antes de la declaración, el de guardar
silencio, sin que éste sea evaluado en su contra, etc.
Por ello es que, a todo evento, nos encontraríamos frente a un
supuesto de prohibición de valoración probatoria respecto de la primera
declaración obtenida bajo juramento.
En este sentido, el juez no valoró la declaración testimonial de
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Bardales Agurto, sino que se limitó a sopesar las pruebas recolectadas frente a la
versión que expuso al prestar declaración indagatoria. Por ello, no se advierte el
perjuicio invocado por el imputado.
Como se ha dicho, el remedio procesal articulado por la
defensa sólo podría haber prosperado en la medida en que hubiese existido un
perjuicio concreto para alguna de las partes, imposible de ser subsanado de otra
forma (C.23.913, “Pinero Pacheco, Raúl E.”, del 27/5/97, reg. 356), circunstancia
que como se ha explicitado precedentemente no se advierte en el “sub- lite”.
Por lo demás, frente a este panorama, el agravio de la defensa
vinculado a que, al disponer el procesamiento de Bardales, el a quo valoró las
pruebas que se habían reunido antes de convocarlo como testigo, no sólo se
presenta como un razonamiento ex post que no prueba su argumento vinculado
con la autoincriminación, sino que además, desde que no se ha cuestionado la
imparcialidad al juzgador, se revela como un intento de objetar el juicio de
convicción, el cual, a esta altura del proceso, resulta irrevisable.
En virtud de lo expuesto, el Tribunal RESUELVE:
CONFIRMAR la resolución de fs. 14/17 vta. en todo cuanto
decide y fue materia de apelación.
Regístrese, hágase saber al Ministerio Público Fiscal y
devuélvase al Juzgado de origen donde deberán efectuarse las restantes
notificaciones. Sirva la presente de atenta nota de envío.
Fdo.:Dr. Eduardo R. Freiler - Dr. Eduardo G. Farah - Dr. Jorge L. Ballestero
Ante mí: Dra. Laura E. Mazzaferri, Secretaria.
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