dossier de prensa - La esfera de los libros

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DOSSIER DE PRENSA
EL LIBRO
Una noche otoñal de 1940, la alta sociedad se divierte en una brillante fiesta en el hotel
Ritz de Madrid. Hace más de un año que ha terminado la guerra y aristócratas y nuevos
jerarcas del régimen ansían distraerse y lucir sus mejores galas, ajenos a las penurias del
resto de los españoles. Una mujer destaca por encima de todas: alta, rubia y con un
vestido de su modisto y amigo Balenciaga, su belleza no tiene rival; es Sonsoles de Icaza,
esposa del marqués de Llanzol. De pronto, su mirada se cruza con la del hombre del
momento: el flamante nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Súñer.
Ambos destacan como faros entre la multitud que les rodea y su irresistible atracción será,
desde ese momento, inevitable.
En un país devastado y en un ambiente de falsa neutralidad, con la Segunda Guerra
Mundial como telón de fondo, y los nazis y aliados buscando el apoyo de España y del
todopoderoso «cuñadísimo» de Franco, la marquesa y Serrano Súñer vivieron una pasión
clandestina. Un amor prohibido que dio su fruto con el nacimiento de una niña: Carmen
Díez de Rivera, figura de enorme trascendencia treinta años después durante la
Transición. Aunque su padre nunca la reconoció legalmente, el escándalo fue tal que le
apartó del gobierno para siempre y ambas familias ocultaron el asunto como si nunca
hubiera existido.
Lo que escondían sus ojos encierra el secreto mejor guardado por la alta sociedad
española. Hoy sus protagonistas vuelven a cobrar vida de forma novelada gracias a
Nieves Herrero, una escritora capaz de adentrarse como nadie en el alma y la ambición
de un hombre y una mujer, y que no podía permitir que el paso del tiempo los olvidara
para siempre.
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DOSSIER DE PRENSA
LOS PROTAGONISTAS
Sonsoles de Icaza y León (1914 - 1996)
Hija del poeta y cervantista mejicano Francisco Icaza
Beña y de la aristócrata granadina Beatriz León Loinaz, su
vida quedó marcada por el fallecimiento de su padre cuando
tenía once años.
Se casó en 1936 con el marqués de Llanzol. Ella tenía
veintidós años y él cuarenta y seis. De este matrimonio
nacieron tres hijos: Sonsoles, Francisco y Antonio. De su
relación con Serrano Súñer tuvo una hija: Carmen.
Según sus hijas fue una mujer de muchísimo carácter,
que trató de imponer su voluntad a todos los que la
rodeaban. Amiga íntima y musa del modisto Cristóbal
Balenciaga, también fue una de las señoras más elegantes y
atractivas del país.
Vestía a la última y llevaba sombreros sofisticados sin
importarle la reacción que provocaba por la calle. Según Elio Berhanyer, tenía gran
personalidad e inteligencia. Lució con elegancia todas las innovaciones de Balenciaga, a
quien fue fiel hasta que él dejó de coser, y se negó a vestir de prêt à porter. Elio Berhanyer
la vistió en su madurez.
Desde el otoño de 1940, Serrano Súñer ocupó su corazón. Nunca se olvidó de él,
pero al final de su vida comentaba que un «hombre era igual a otro hombre». El marqués
de Llanzol vivió junto a ella hasta el final de sus días.
Ramón Serrano Súñer (1901 - 2003)
Abogado y seis veces ministro de los primeros
gobiernos franquistas entre 1938 y 1942, ocupó la cartera de
Asuntos Exteriores y la presidencia de la Junta Política de la
Falange Española Tradicionalista de las JONS en los años en
los que se desarrolla esta novela.
Cuñado de Franco, fue uno de los principales
artífices del Régimen en sus primeros años, tanto en lo
jurídico como en lo político, siendo autor principal del
Fuero del Trabajo (1938). Reconocido por su germanofilia,
promovió el envío de la División Azul para luchar contra la
Unión Soviética, como unidad militar integrada en la
Wehrmacht, tras su destacada labor diplomática durante las
negociaciones con el gobierno alemán que culminaron con
el encuentro de Franco con Hitler en Hendaya del 23 de
octubre de 1940.
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Con el declive de la Alemania nazi, también decayó su buena estrella política.
Desde su cese como ministro en 1942, nunca volvió a ocupar un cargo en el gobierno y
sus relaciones con Franco se enfriaron. Rechazó el puesto de presidente del Consejo de
Estado. Volvió a ejercer de abogado hasta el final de sus días para «defender lo justo».
Con su mujer, Ramona Polo, Zita, tuvo seis hijos: los gemelos Fernando y José,
que nacieron en 1932; Jaime, 1935; Francisco, 1938; Ramón, 1939 y Pilar, 1940.
Su relación con Sonsoles de Icaza fue pública desde que el británico Thomas
Hamilton se refirió a ella en 1943 y continuó de forma intermitente hasta el año 1955. Fue
él quien dio por terminada esa unión. Aunque nunca reconoció a Carmen Díez de Rivera
como hija suya, sí llegó a decir a quienes lo entrevistaron al final de sus días que era la que
más se parecía a él de todos sus hijos.
Treinta años después, en 1973, el periodista Emilio Romero contó la historia de su
relación con la marquesa y eso supuso todo un escándalo en la sociedad de la época. En
1993 el historiador Paul Preston habló de esta relación como uno de los factores
determinantes de la caída del gobierno de Serrano Súñer.
Carmen Díez de Rivera (1942 - 1999)
La hija de Sonsoles y de Serrano Súñer murió en
Madrid a los cincuenta y siete años. Fue enterrada en el
convento de clausura de las carmelitas descalzas de Arenas
de San Pedro, en la provincia de Ávila, donde se había
refugiado cuando supo de su «tragedia familiar» y cuantas
veces necesitó para superar sus «épocas difíciles». Intentó
ser monja de clausura pero finalmente no se adaptó.
Posteriormente se refugió en África intentando huir de su
pasado.
Solo tuvo afecto por su padre Llanzol, que le dio el
apellido Díez de Rivera. A su padre biológico, le llamó de
niña «tío Ramón» y cuando supo su verdadero parentesco,
«Serrano» a secas. No le dolió llevar el apellido que no le
correspondía porque decía que «la historia estaba llena de grandes nombres de bastardos».
Lo que le dolió fue no saber la verdad sobre su origen desde que tuvo uso de razón.
Sintió admiración por su madre, pero siempre mantuvo un forcejeo constante con
ella. Después de su regreso de África, su relación se enturbió de tal manera que Sonsoles
de Icaza la echó de casa. Carmen siempre la culpó de su desgracia. No le perdonó que no
le contara la verdad sobre su parentesco con Serrano Súñer y fomentara la amistad con su
hijo porque Carmen se enamoró de su hermanastro Ramón desde la niñez.
Fue conocida como «Musa de la Transición» y estuvo cerca de dos hombres claves
de la misma: Juan Carlos I y Adolfo Suárez. Llegó a ser eurodiputada del CDS y del
PSOE. Llevaba la política en sus genes.
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OTROS PERSONAJES
Francisco de Paula Díez de Rivera (1890 - 1972)
Poseía el título de marqués de Llanzol y era un distinguido militar con el grado de
coronel de caballería. Miembro de la Escolta Real, luchó en el bando nacional, donde
contrajo un tifus exantemático que estuvo a punto de costarle la vida. En plena guerra
civil se casó con Sonsoles de Icaza.
Siempre vivió con su familia en el barrio de Salamanca. Permaneció hasta su
muerte cerca de su mujer y de sus cuatro hijos: Sonsoles, Francisco, Antonio y, la
pequeña, Carmen. Nunca hizo distinciones entre los cuatro. Todo el que trató con él lo
recuerda como un caballero. Se hizo querer por todos.
Ramona Polo, Zita (1907 - 1993)
Hija de una de las familias más distinguidas de la alta sociedad asturiana, era
hermana pequeña de Carmen —la mujer de Franco—, Isabel y Felipe. Recibió la
educación más exquisita. Una vez que Carmen Polo presentó a Serrano Súñer a su
hermana menor, esta jamás se separó de él. Al cumplir los veinte años se casaron en
Zaragoza. Actuaron como testigos de su boda Francisco Franco y José Antonio Primo de
Rivera. Siempre vivió e hizo lo que decía su marido.
Tras la destitución de su marido como ministro de Exteriores, acudió al palacio de
El Pardo y se enfrentó a su hermana Carmen. Dijo ser la verdadera ofendida por cómo se
desarrollaron los acontecimientos. A partir de ese momento, ambas hermanas ya solo se
vieron en contadas ocasiones.
Recuperó su vida familiar cuando su marido abandonó la política. Con él recorrió
toda España, Francia y Suiza a la búsqueda de antigüedades. La decoración fue una de sus
grandes aficiones.
Zita jamás le echó en cara a su marido la relación extraconyugal con la marquesa
de Llanzol. Vivió por y para él.
Carmen Polo (1900-1988)
La esposa de Francisco Franco ejerció una gran influencia en la vida pública
española durante los cuarenta años de poder absoluto de su marido, del que quedó
prendada cuando ella era una joven de la alta burguesía asturiana y él un joven
comandante que fue ascendiendo en la carrera militar gracias a sus hazañas de guerra en
Marruecos.
Fue la artífice de la creación de un clan familiar, que se comportaba a imagen y
semejanza de una familia real, en torno al cual giraba toda la vida política y social del
franquismo, y favoreció la existencia de una camarilla que complacía en todo a la Señora y
con la que se dedicaba a satisfacer sus caprichos, como coleccionar joyas y antigüedades
que almacenó en las fincas y casas que le regalaron a su marido. Ejerció, especialmente en
el declive del régimen franquista, un poder determinante que trató de perpetuar a su
familia en el poder.
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Francisco Franco (1892 - 1975)
Militar investido como jefe supremo del bando sublevado en octubre de 1936,
ejerciendo como jefe de Estado de España desde el término del Guerra Civil hasta su
fallecimiento en 1975, y como jefe de Gobierno entre 1938 y 1973. Fue líder del partido
único Falange Española Tradicionalista y de las JONS, en el que se apoyó para establecer
un régimen fascista en sus comienzos, que más tarde derivaría en una dictadura
conservadora, católica y anticomunista por la derrota del nazismo en la Segunda Guerra
Mundial. Aglutinó en torno al culto a su persona diferentes tendencias opuestas a la
izquierda política y al desarrollo de formas democráticas de gobierno.
Cristóbal Balenciaga (1895 - 1972)
Considerado uno de los creadores más importantes de la alta costura, desempeñó
su trabajo principalmente en París durante más de tres décadas. Anteriormente tuvo una
formación de sastre y diversas marcas propias en España. Contemporáneo de Coco
Chanel y Christian Dior, es el modisto de alta costura español más importante de la
historia.
La marquesa de Llanzol lució con elegancia todas sus innovaciones, desde los talles
de avispa a los trajes inacabados, pasando por el traje de falda larga estrecha con blusas
marineras o las túnicas más atrevidas. Estrenó todas sus mangas: ranglan, quimono, flor,
murciélago, globo, melón… Llegó a poseer más de cuatrocientos trajes y noventa
sombreros de la firma Balenciaga, que hoy están expuestos en el museo que lleva el
nombre del diseñador en Getaria, San Sebastián.
Joachim von Ribbentrop (1893 - 1946)
Ministro de Asuntos Exteriores alemán.
Eberhard von Stohrer (1883 - 1953)
Embajador alemán en España durante la Segunda Guerra Mundial.
Sir Samuel Hoare (1880–1959)
Embajador británico en España durante la Segunda Guerra Mundial.
Alexander W. Weddell (1876 - 1948)
Embajador americano en España durante la Segunda Guerra Mundial.
Carmen de Icaza (1899 - 1979)
Escritora, hermana mayor de la marquesa de Llanzol. Desde niña se vio rodeada de
un ambiente literario, que le influiría decisivamente. Trabajó en el diario El Sol, y se dio a
conocer con la novela Cristina de Guzmán, profesora de idiomas, que apareció en la revista
Blanco y Negro y se convirtió en uno de los seriales radiofónicos más exitosos de la
posguerra española.
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CRONOLOGÍA
La trama de la novela se desarrolla en tres años, fundamentales también para la historia de
Europa y España.
16 de octubre de 1940
Serrano Súñer es nombrado ministro de
Asuntos Exteriores por Franco.
13 de septiembre de 1940
Encuentro entre Hitler y Serrano Súñer
en el Nido del Águila.
reúnen en Hendaya para tratar el tema de
la entrada de España en la Segunda
Guerra Mundial.
12 de febrero de 1941
Entrevista de Franco con Musolinni en
Bordighera.
13 de julio de 1941
La División Azul parte hacia Rusia.
16 de agosto de 1942
Incidentes del santuario de Begoña en
Bilbao entre falangistas y carlistas.
29 de agosto de 1942
Nace Carmen Díez de Rivera e Icaza.
23 de octubre de 1940
Tras las gestiones de Serrano Súñer con
Alemania, finalmente Franco y Hitler se
3 de septiembre de 1942
Franco cesa a Serrano Súñer como
ministro de Asuntos Exteriores.
ESCENARIOS
Madrid. El Ritz y el Palace –los dos hoteles de lujo en donde se celebran las
grandes fiestas y donde se aloja la aristocracia–, el Palacio de Santa Cruz –sede del
Ministerio de Asuntos Exteriores–, el restaurante L’Hardy, el bar Chicote, el Parque del
Oeste, la Gran Peña, la peluquería de las Hermanas Zabala o el Salón de París de
Jacqueline Decqué, la casa de los Condes de Elda, las calles de Alcalá, Gran Vía o Serrano.
París. El hotel Ritz, el atelier de Balenciaga.
San Sebastián. El hotel María Cristina, las playas de Ondarreta y de la Concha.
Galicia. El Balneario de Mondáriz, donde descansan las grandes familias.
Berlín. El Nido del Aguila, donde se reúnen Hitler y Serrano Súñer.
Hendaya. El tren Erika, donde se produce la entrevista entre Franco y Hitler.
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UN FRAGMENTO DE LA NOVELA…
Cuando Serrano Súñer entró vestido de esmoquin en aquel hotel Ritz recuperado para la
realeza y la aristocracia europea después de haber sido hospital de sangre durante la
guerra, cesaron de golpe las voces de las altas personalidades allí congregadas. Parecía que
se habían congelado las palabras con la presencia del nuevo ministro.
Sin embargo, a los pocos segundos, aquel silencio se transformó en un aplauso cerrado.
Marqueses, condes, duques, embajadores de los distintos países guardaban turno para
estrechar su mano. Los embajadores de Gran Bretaña y Estados Unidos aplaudieron con
desgana y se mantuvieron distantes. Habían estado horas antes en su nuevo despacho en
el palacio de Santa Cruz, después de su viaje a Alemania e Italia y de su nuevo
nombramiento. Todo lo que querían transmitirle ya se lo habían dicho cara a cara. Era
evidente la germanofilia del nuevo ministro de Exteriores, pero les había asegurado que
España sería neutral y no se alinearía con el Eje.
—Se lo hemos advertido, si dejan de ser neutrales, España morirá de hambre. Cerraremos
el paso de trigo y la hambruna será total —le comentaba el embajador inglés, Samuel
Hoare, al embajador americano, Alexander W. Weddell. Este asentía en silencio mientras
chocaban sus copas de champán.
Serrano Súñer sabía que esa amenaza que recibió nada más trasladarse al palacio de Santa
Cruz podría hacerse realidad si se llegaba a romper la política de neutralidad en la que
Franco y él estaban de acuerdo. Una política que denominaba de «semicontento», dar a
cada parte un poco de lo que querían.
Sin duda, era el hombre del momento. Las mujeres comentaban su atractivo formando
corrillos y dando rienda suelta a todo tipo de comentarios.
—¿Sabéis qué coplillas circulan ahora por Sevilla? —preguntaba en voz alta la condesa de
Elda, una de las elegantes y poderosas mujeres que se habían dado cita en el Ritz—. «Por
la calle abajo viene el Señor del Gran Poder. Antes era el Nazareno, ahora es Serrano
Súñer».
Todos los que la escuchaban se echaron a reír. Era evidente que se trataba de la persona
de moda. Nadie —excepto los falangistas jóvenes y algunos generales que idolatraban a
Hitler— quería volver a vivir otra guerra, y su regreso a España, sin implicar al país en
una nueva contienda, consiguió que creciera su popularidad.
Se mostraba ante este público tan selecto como el hombre que se atrevía a hablar de tú a
tú a Franco y el que había contenido las ansias de Hitler por ampliar sus tentáculos en
Europa. Su apuesta imagen contribuía a ello: delgado, de ojos de color azul acero, rubio
con incipientes canas, frente ancha y un finísimo bigote que recorría su labio superior. Era
un hombre serio, de pocas sonrisas y conocedor de su autoridad. Se le acercaban
caballeros del cuerpo diplomático con los que charlaba vehementemente.
También era desafiante en su forma de mirar. Medía hasta el extremo sus palabras, lo que
añadía personalidad y firmeza a su figura.
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Indistintamente provocaba temor y admiración en las personas que se atrevían a hablar
con él.
Sonsoles de Icaza, la bella marquesa de Llanzol, no tenía intención de ir a saludarle.
Nunca iba al encuentro de nadie, se limitaba a esperar que se acercaran a ella. En cambio,
sí lo hicieron su marido y su cuñado, Ramón Díez de Rivera, marqués de Huétor de
Santillán.
Sonsoles, sonriente y divertida, se quedó al lado de Pura de Hoces y D’Orticós-Marín, su
cuñada. Charlaban animadamente. El vestido, diseñado por su amigo Cristóbal
Balenciaga, era de gasa azul de corte imperio y disimulaba su avanzado estado de
gestación. Llamaba la atención aquella noche su amplio escote. Arrastraba a su paso todas
las miradas del salón. Sin embargo, ella no miraba a nadie, solo a su interlocutora, que no
cesaba de contarle los pormenores de la reciente visita de Serrano a Berlín, donde se había
entrevistado con el mismísimo Führer. La marquesa de Huétor conocía casi de primera
mano la entrevista con Hitler, ya que era de las pocas personas que pertenecían al entorno
de Carmen Polo, esposa de Franco, con la que hablaba casi todos los días.
—Hay que reconocerle sus méritos, pero debería ser más modesto y saber su posición.
¡Mírale! Está feliz siendo el centro de atención. Si no hemos entrado en la guerra no es
por su habilidad sino porque seguía instrucciones de Franco. Todo el mundo sabe que a
Serrano le tira todo lo que huele a alemán.
—Algún mérito tendrá cuando es él quien se ha entrevistado con Hitler. Te cae mal
porque es el único que le hace sombra.—Sonsoles le llevó la contraria mientras miraba
con detenimiento por primera vez al hombre que tantas adhesiones y odios suscitaba.
—Mon Dieu!!! No lo digas otra vez en voz alta. Las paredes oyen… ¡No seas imprudente!
—la conminó Pura—. Piensa en la posición de tu marido. —Volvió a mirarle y continuó
hablando—: No sé cómo Franco no le ha parado ya los pies. Fíjate qué aire de
superioridad tiene.
Aquel hombre poderoso, elegante, que irrumpía en el hotel Ritz vestido de esmoquin con
una legión de seguidores esperando turno para saludarle, le resultó fascinante. No era la
primera vez que Sonsoles lo veía. Habían coincidido en Burgos, antes de concluir la
guerra, pero entonces no le pareció tan interesante como aquella noche.
—¿Qué te contó Carmen Polo de Serrano Súñer? —preguntó intrigada.
Aquella mirada de interés por alguien no se la había visto nunca.
—Pues… parece ser que le explicó a Hitler que la mayor preocupación de nuestra nación
era sobrevivir. Intentó aplacarle diciendo que el pueblo español no olvidaría nunca la
lealtad del pueblo alemán. Le comentó que salir de una guerra civil, en la que habían
muerto un millón de españoles, había dejado al Ejército maltrecho y a la sociedad civil sin
recursos para subsistir. Lo que hizo, en realidad, fue ganar tiempo porque, tarde o
temprano, querida Sonsoles, tendremos que entrar en guerra.
—Espero que te equivoques. —Bebió un sorbo de agua y, a los pocos segundos, notó
una presión fuerte en su vientre. El embarazo en su octavo mes se le estaba haciendo
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interminable. Posó la mano sobre su regazo y continuó hablando—: Con una guerra ya es
suficiente… Pero, dime, ¿qué tal su relación con Franco?
—Como uña y carne. Quien lleva peor los éxitos de su cuñado es Carmen. Le parece que
se le están subiendo los humos a la cabeza…
—Ya…
—Sonsoles, ¡está mirando hacia nosotras! —la interrumpió.
—Bueno, está hablando con nuestros maridos… —Serrano no apartaba su mirada
mientras escuchaba lo que le decían Francisco de Paula, marqués de Llanzol, y su
hermano Ramón. Siempre había admirado la belleza de aquella mujer. Ahora estaba a
pocos metros, vestida de azul con un escote muy atrevido. Le parecía la más elegante y
bella de la fiesta.
Al cabo de un rato, todos se encaminaron hacia donde se encontraban ellas.
—¡Vienen hacia aquí! Sonsoles, ¿te das cuenta? —insistió Pura.
—Ahora ya parece que no te cae tan mal. —Lo dijo con ironía, retocándose el pelo y
humedeciendo sus labios. Intentó contraer su vientre para que se notara menos su
embarazo.
Su corazón se aceleró. No acababa de entender su nerviosismo. El caso es que nunca
había sentido esa sensación que la desbordaba y que, a la vez, era totalmente nueva para
ella.
FICHA TÉCNICA
Título: Lo que escondían sus ojos
Subtítulo: La pasión oculta de la marquesa de Llanzol
Autora: Nieves Herrero
Colección: Novela histórica
Páginas: 672
Precio: 19,90 euros
Fecha de publicación: 26 de agosto de 2013
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LA AUTORA
Nieves Herrero es natural de Madrid. Periodista por la
Universidad Complutense, abogada por la Universidad
Europea y máster en Criminología por la Universidad
Camilo José Cela, lleva treinta años ejerciendo su
profesión en prensa, radio y televisión compaginándola
con su vocación docente en la universidad
―Villanueva, Europea y Rey Juan Carlos.
En prensa comenzó con Figueroa, Miguel Ángel
Gozalo y José Luis Cebrián Bonet en distintas
publicaciones y en la agencia Europa Press. De la
mano de Santiago Vázquez, Tico Medina, Pepe Cavero
y Manolo Martín Ferrand dio sus primeros pasos en el
mundo de la radio, donde hoy colabora en el
informativo 24 horas y en No es un día cualquiera, con
Pepa Fernández, en Radio Nacional de España. Y con
Jesús Hermida entró en el mundo de la televisión en el
año 1985. Dirigió y presentó: De tú a tú y Cita con la vida en Antena 3; Hoy es posible en
Televisión Española: Hoy por ti en la tarde de Telemadrid; Un día con… en diferentes
televisiones autonómicas y, actualmente, Las tardes en 13 TV.
En el mundo digital colabora con La voz libre y participa en el proyecto de Madrid Digital
Multimedia junto a Constantino Mediavilla. Son conocidas sus entrevistas en Semana y El
Mundo (en la sección «A solas con…» del Magazine, ha entrevistado a más de cien
personajes).
Ha recibido numerosos galardones, entre los destacan el Premio Ondas, el Micrófono de
Oro, el Antena de Plata de la Federación de Periodistas de España, tres premios TP, tres
Antenas de Oro, y cuatro Micrófonos APEI.
Ha escrito las novelas Esa luna rota (2002), Todo fue nada (2005) y Corazón indio (2010) y el
ensayo Leonor. Ha nacido una reina (2006) junto a la historiadora Almudena de Arteaga. Lo
que escondían sus ojos es su primera novela histórica.
UNA ENTREVISTA CON LA AUTORA
Pregunta. - ¿Cómo descubrió a la protagonista de la novela?
Respuesta.- Buscaba una protagonista de aquellos años 40 que fuera de la aristocracia
española para hablar de ese periodo de la Historia de España que ha sido poco tratado en
la literatura, esa posguerra llena de glamour, elegancia, de una sociedad ajena a las
penurias del resto de los españoles. Busqué un personaje de la alta sociedad y me
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entrevisté con los hijos de varios de ellos. Sonsoles me atrapó, porque en mi investigación
me la encontraba siempre.
P.- ¿Qué le interesó del personaje?
R.- Siempre me ha interesado la historia de la Segunda Guerra Mundial y me intrigaba
mucho el papel de España en el conflicto. Buscaba un personaje de esa época, que fuera
libre y que tuviera una historia fuerte detrás. Un personaje apasionado, que no dejara
indiferente al lector. Y la encontré. Y su historia era tan increíble, que a veces me parecía
un verdadero personaje de una novela. Nunca hubiera llegado yo a esos niveles de ficción
con un personaje inventado, era tan irreal.
P.- ¿Qué hay de realidad y qué hay de ficción en la novela?
R.- La novela tiene una narración histórica: entrevistas con Hitler, sucesos en España…
Pero cuando los personajes se meten en sus habitaciones privadas, entra en marcha la
ficción, como en cualquier novela histórica. Me he basado en distintas biografías, sobre
todo la de su hija Carmen, que describía perfectamente a su madre, y la de Serrano Súñer,
que daba muchas pautas para el personaje.
P.- La novela histórica es un género nuevo para usted como escritora…
R.- Me ha gustado mucho escribir novela histórica, pero me resulta más difícil, porque
estás atada por la realidad. Los personajes no pueden ir donde quisieras sino donde
deben. No existe tanta libertad en la novela histórica.
P.- ¿Cómo describiría a los protagonistas?
R.- Ambos personajes estuvieron marcados por pérdidas familiares en la infancia y
sufrieron la guerra civil. Tenía el comienzo y el resultado, pero no los detalles, así que les
he dejado caminar…
Sonsoles al principio parece caprichosa, egoísta, y según avanza la novela, voy
disculpándola. Porque su amor apasionado es lo único real de toda su vida, lo demás son
convencionalismos. Al final, la disculpo porque se atreve a vivir un amor prohibido en
una época arriesgada y con el mismo cuñado de Franco. Es una mujer libre, culta,
relacionada con la intelectualidad del momento, que vive en una época sin libertad alguna
y provoca uno de los mayores escándalos de los años 40.
Serrano era uno de los hombres más inteligentes del Gobierno de Franco, el que
puso las bases legales al Estado que surge de la Guerra Civil. Germanófilo, pero supo ver
que no era el momento de sumarse a la Segunda Guerra Mundial. Navegó entre dos aguas
turbulentas. Un hombre con mucho poder, muy cercano a Franco, pero con muchos
enemigos dentro del Gobierno, de la Falange, de las embajadas extranjeras… Marcado
por la muerte de su madre y el asesinato de sus hermanos, se dejó llevar por la pasión en
la época más difícil de las relaciones exteriores para España.
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P.- ¿Hubiera podido suceder esta historia en la sociedad actual?
R.- Si esta historia hubiera sucedido en la actualidad, las cosas hubieran acabado de otra
manera, seguramente hubieran podido vivir el amor apasionado, pero hubiera sido
igualmente un escándalo.
P.- ¿Cree que el nacimiento de Carmen fue la causa de la salida del Gobierno de
Serrano Súñer?
R.- El nacimiento de Carmen fue la gota que colmó el vaso. Hubo episodios anteriores
que mermaron la confianza de Franco en Serrano. El final se precipitó con los sucesos de
Begoña y el nacimiento de la niña, en una sociedad en la que la moral primaba por encima
de todo.
P.- ¿Cuánto influyó en esa decisión la opinión de Carmen Polo?
R.- Carmen Polo le puso en el disparadero desde que su hija le preguntó si mandaba más
en España su padre o su tío. Tenía que quedar claro quien mandaba. Llevaba muy mal los
rumores sobre el marido de su propia hermana y no perdonó jamás la infidelidad de su
cuñado.
P.- En plena posguerra española, la población estaba sumida en la miseria. ¿Cómo
convivía la aristocracia con la clase baja? ¿Cómo podía darse en un mismo
momento la situación más mísera y la más glamurosa?
R.- Se ha contado mucho sobre las condiciones terribles de los ciudadanos, pero esta
novela se centra en la opulencia, el exceso y la sociedad que miraba hacia otro lado
después de la guerra, las relaciones entre señores y criados.
P.- Madrid era un nido de espías en plena Segunda Guerra Mundial. ¿No temieron
Sonsoles y Ramón que descubrieran su relación extramatrimonial?
R.- Vivieron su amor pensando que no iban a estar en el ojo del huracán del nido de
espías que era Madrid alrededor de las embajadas. Pensaron que tenía mucho poder, pecó
de prepotencia.
P.- ¿Qué tenían en común Sonsoles y Zita?
R.- Sonsoles y Zita eran mujeres de la alta sociedad madrileña y ovetense, que fueron
educadas para casarse con buenos partidos, y ser mujeres abnegadas. Sonsoles siempre se
rebelaba contra eso, en cambio Zita siempre fue “la mujer de”, le daba la razón, siempre
siguió sus decisiones, la más incondicional.
P.- Pese al escándalo mayúsculo, Sonsoles no pareció avergonzarse nunca de su
relación. Pero tampoco lo confesó a su hija Carmen.
R.- Sonsoles nunca se avergonzó, pero cometió un error que nunca le perdonó su hija
Carmen.
Más información: Dpto. Comunicación | Mercedes Pacheco | mercedes.pacheco@esferalibros.com
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