Pablo Neruda y el amor

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Poeta chileno nacido en Parral en 1904, hijo de don José del Carmen Reyes Morales y doña Rosa Basoalto
Opazo, fallecida pocos años después del nacimiento del poeta.
Su infancia transcurrió en Temuco donde realizó sus primeros estudios.
Aunque su nombre real fue Neftalí Reyes Basoalto, desde 1917 adoptó el seudónimo de Pablo Neruda como
su verdadero nombre.
La escritora chilena Gabriela Mistral lo inició en el conocimiento de los novelistas rusos, que el poeta admiró
toda su vida
Escritor, diplomático, político, Premio Nobel de Literatura, Premio Lenin de la Paz y Doctor Honoris Causa
de la Universidad de Oxford, Neruda fue considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX.
Militó en el partido comunista chileno apoyando en forma muy decidida a Salvador Allende.
Falleció en Santiago, el 23 de septiembre en 1973. Póstumamente se publicaron sus memorias en 1974, con el
título Confieso que he vivido.
Veinte poemas de amor y una Canción desesperada
Los escribió en 1924 a sus veinte años durante sus vacaciones de verano en la costa de Baja Imperial.
Le ayudaron a escribirlo un río y su desembocadura: el Río Imperial.
La publicación de Veinte poemas de amor y una canción desesperada fue en junio de 1924.
Cien sonetos de amor
Comenzó a escribirlos en 1957, pero fue interrumpida por la invitación al congreso por la paz en Ceilán.
Neruda cogió la ocasión al vuelo. Enfrentado al nuevo recto de proclamar y coronar a Matilde como la mujer
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de su destino, ésta era la oportunidad para completar su iniciación. Por eso el largo viaje de 1957 fue sí el
crucero de bodas que la nueva pareja se adeudaba, pero ante todo fue un peregrinaje a las ciudades en que
Neruda vivió antes de conocer a Matilde, en particular Colombo y Rangún, extendiéndose a ciudades como
Pekín, Moscú y París, conectadas de otros modos a la experiencia del poeta.
De regreso a Chile, Neruda retomó el proyecto de los cien sonetos, que siendo un proyecto con destinataria
privilegiada y personal no fue anticipado a sus lectores.
Se hizo una primera publicación en edición privada en noviembre de 1959, pero la definitiva publicación de
Cien sonetos de amor fue en diciembre de 1960.
Los Versos del Capitán
Comenzó a escribirlos en Bucarest el 27 de Agosto de 1951 con el poema Siempre y se completo en la isla de
Capri en la casa que le dejó el italiano Erwin Cerio el 30 de Junio de 1952 con Oda y germinaciones.
Neruda escribió sus poemas en distinto lugares; en China, Praga, Viena, Ginebra
La primera publicación de Los versos del Capitán fue en edición privada y anónima en 1952.
Los versos del Capitán es seguramente el libro más vinculado a la naturaleza y el que mejor funde las palabras
de Neruda con las raíces de la tierra.
Naturaleza
− Cien sonetos de amor
XVIII
Por las montañas vas como viene la brisa
o la corriente brusca que baja de la nieve
o bien tu cabellera palpitante confirma
los altos ornamentos del sol en la espesura.
Toda la luz del Cáucaso cae sobre cuerpo
como en una pequeña vasija interminable
en que el agua se cambia de vestido y de canto
a cada movimiento transparente del río.
Por los nombres el viejo camino de guerreros
y abajo enfurecida brilla como una espada
el agua entre murallas de manos minerales,
hasta que tú recibes de los bosques de pronto
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el ramo o el relámpago de unas flores azules
y la insólita flecha de un aroma salvaje.
− Los versos del Capitán
El viento en la isla
El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.
Escucha cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.
Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
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que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
Identificación de la mujer con la tierra
− Cien sonetos de amor
XVI
Amo el trozo de tierra que tú eres,
porque de las praderas planetarias
otra estrella no tengo. Tú repites
la multiplicación del universo.
Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas,
tu piel palpita como los caminos
que recorre en la lluvia el meteoro.
De tanta luna fueron para mí tus caderas,
de todo el sol profunda y su delicia,
de tanta luz ardiente como miel en la sombra
tu corazón quemado por largos rayos rojos,
y así recorro el fuego de tu forma besándote,
pequeña y planetaria, paloma y geografía.
− Los versos del Capitán
En ti la tierra
Pequeña
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rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies toca tus pies y mi boca tus labios
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.
Erotismo
− Cien sonetos de amor
XI
Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, desquicia,
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busco el sonido líquido de tus pies en el día.
Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.
Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas
y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.
− Los versos del Capitán
La noche en la isla
Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulces eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua.
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan.
Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba
como antes
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cuando aún no existías,
cuando sin divisarte
navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban
lo que ahora
−pan, vino, amor y cólera−
te doy a manos llenas
que esperabas los dones de la vida
He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida
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