Solución al caso práctico: sobre obligaciones de abogado y cliente respecto a la verdad. 1. Se trata de un tema de deontología profesional jurídica, que en muchos países está regulado por las mismas leyes penales o códigos éticos de los Colegios de abogados o instituciones análogas. En general, se puede decir que existe el derecho constitucional o legal de no auto-acusarse, es decir, el acusado moralmente no debe mentir (en muchos Estados, además, esa mentira no sería penalizada), pero tampoco está obligado a confesar; del mismo modo quedan protegidos los parientes. 2. El defensor tiene la tarea exclusiva de defender a su cliente, pues de la acusación se encarga el fiscal. El juez debe encontrar la verdad objetiva, en cuanto humanamente es posible, valorando lo que dicen ambas partes y las pruebas aducidas. 3. Sin llegar a mentir, el defensor debe hacer todo lo posible para probar la inocencia de su cliente o de reducir la pena, si éste ya ha confesado o las pruebas son tan claras que no hay lugar a duda. En este caso, el defensor hará bien en animar a su cliente que le diga la verdad para ver con él, qué línea de defensa seguir. Sin embargo, puede suceder que no exista suficiente confianza entre ambos (muchas veces los abogados defensores vienen asignados por el Estado en caso de que el imputado no tenga medios económicos) y en esa coyuntura, el abogado se encuentra en una situación de duda de la que es difícil salir. 4. De lo anterior se pueden deducir algunas pautas de actuación: a) si el pariente no fue el asesino, el acusado no debe inculparle, es decir, no debe mentir: esto sería una forma muy grave de calumnia (en sí también un reato); b) si el pariente fue el asesino, y el cliente acusado lo sabe, por ley el cliente acusado está protegido y no está obligado a confesar. El abogado debe informarle de este derecho, y no debe convencerle para que confiese. En cambio, si el único modo de probar la inocencia de su cliente es acusar al pariente, entonces el abogado sí está obligado a convencerle para que acuse al otro. Es tarea del defensor agotar los argumentos en favor del acusado, sobre todo si son la verdad; c) si el cliente acusado es el asesino, y no se lo dice al abogado, éste debe partir de su inocencia y hacer todo lo posible para defenderle. d) si el cliente acusado es el asesino y se lo dice a su abogado, este debe valorar la situación real del proceso (las pruebas existentes, indicios, etc.), y si piensa que la condena es inevitable, puede aconsejar a su cliente que confiese para conseguir una disminución de la pena. En caso contrario, ha de hacer todo lo posible, sin mentir, para evitar la condena, pues éste es su papel en el sistema judicial. El fiscal, de hecho, tiene más medios (los de la policía y del Estado en general) para investigar y probar la culpabilidad de los acusados. 5. Por tanto, en principio no está obligado en conciencia a convencer a su cliente de decir la verdad: acusar al pariente –en caso de que tenga la certeza de que él cometió el crimen–, ni auto-acusarse que fue él quien lo hizo. Tiene, en cambio, el deber moral de defenderle, y para ello de intentar que revele quién fue el culpable si de ese modo quedara probada su propia inocencia. M. S. 11-IV-2011