DESARROLLO DE APARATOS ESTATALES

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Número 1 – 2015 – Versión digital
http://www.revistaag.com.ar
DESARROLLO DE APARATOS ESTATALES CENTRALES Y
PERIFÉRICOS:
El caso de Estados Unidos y Argentina.
Rafael Giménez∗
Resumen
La geografía es una disciplina compleja, que tiene una base material concreta, mediatizada
por un conjunto de variados procesos espacio-temporales a lo largo y ancho del planeta
.Existe un mínimo de acuerdo en que el objeto de estudio de nuestra disciplina sea el espacio
geográfico, ya que para el análisis del mismo se desprenden un conjunto de diversas técnicas
destinadas a la producción del conocimiento geográfico. En este caso analizaremos el
desarrollo de la formación estatal estadounidense y argentina a mediados de 1870, ambos se
encuentran profundamente marcados por los conflictos políticos internos así como la
discusión de fondo que subyace sobre el tipo de inserción dentro del sistema económico
mundial. Es también un intento para desmitificar el grosero error que se comete habitualmente
desde la prensa burguesa cuando se compara supuestos modelos exitosos de desarrollo en
comparación a la permanente catástrofe nacional que “azota” a nuestro país así como también
a nuestra región.
Palabras clave: Formación estatal- Geografía- Construcción de Poder- Formación social.
Abstract:
Geography is a complex discipline that has a specific material base, mediated by a set of
different processes to spatiotemporal throughout the world .There least agree that the object of
study of our discipline is the geographical area as for the analysis of the same set of different
techniques for the production of geographical knowledge emerge. Here we analyze the
development of the US and state formation Argentina from 1853-1890 both are deeply
marked by internal political conflicts and the underlying substantive discussion on the type of
∗
Estudiante avanzado de la carrera en geografía, actualmente forma parte de la cátedra Problemática Territorial
América Latina. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata. Casilla de correos (7600).
Rcesargimenez@gmail.com
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insertion into the global economic system. It's also an attempt to demystify the gross error that
usually makes from the bourgeois media when suspected successful models of development
compared compared to permanent national disaster "strikes" our country as well as our region
Key Words: State Formation-Geography- Relationships Power- Social Formation.
Introducción.
El presente trabajo se divide en tres partes:
La primera parte se centra en el análisis de la construcción del discurso realizada desde
las ciencias geográficas, sobre la base del éxito económico adquirido a escala planetaria por
parte del liberalismo dogmático durante fines de los ochenta e inicio de los noventa, teniendo
como contrapartida el derrumbamiento de la Unión Soviética hacia 1991. Siendo este proceso
pregonado a través de sus intelectuales orgánicos como el caso de Milton Friedman, así como
también en el seno de las Universidades mundiales (Stamford, Yale, Harvard, entre otras), en
detrimento de la construcción material del espacio geográfico.
La segunda parte trabaja sobre la base de la presunta “neutralización” de las relaciones
de poder por este tipo de construcción discursiva al mismo tiempo que se menoscaba la
posición de la noción estado, por ende se analiza las características que componen ese núcleo
duro de la reproducción capitalista: el estado y algunas características.
La tercera parte propone una comparación entre el desarrollo de un estado periférico y
otro central así como también cuáles fueron las condiciones generales de cada formación
social, desmitificando los groseros errores que se cometen cuando intentan comparar distintos
tipos de estados y de formaciones sociales desconociendo no sólo las condiciones materiales
que dan origen sino también las lógicas de acumulación.
No deseo que un único pueblo sea al tiempo dominador y proveedor del universo
Cicerón
1.- Sobre la decadencia de la geografía o retorno de la geografía?
La geografía es una disciplina compleja, que tiene una base material concreta,
mediatizada por un conjunto de variados procesos espacio-temporales a lo largo del planeta.
La construcción de dichos procesos se desarrolla bajo determinadas condiciones así como
163
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bajo
relaciones sociales de producción específicas según sea el tipo de distribución de
excedente imperante.
Dicha construcción del espacio pone de manifiesto el grado de desarrollo que han
tenido o alcanzado el conjunto de las fuerzas productivas, teniendo esto último un respectivo
correlato en relación al grado de desarrollo en cuanto a lo organizativo socialmente y la
distribución del excedente respectivo que haya alcanzado determinada formación social.
El espacio adquiere una dinámica y un funcionamiento específico, este espacio
funciona como soporte pero también como agente dinámico de la reproducción material. Pero
para llevarse a cabo los mencionados procesos es necesaria la construcción de toda una
superestructura ideológica así como política y jurídica que permita una realización efectiva
del proceso. En palabras de Marx “las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes
en cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en
la sociedad es al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su
disposición los medios para la producción material dispone, al mismo tiempo, de los medios
para la producción espiritual, lo que se hace que se le sometan, por lo general, las ideas de
quienes carecen de los medios necesarios para la producción espiritual. Las ideas
dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales
dominantes….. (Marx y Engels)
Siguiendo la línea de pensamiento de Chantal Mouffe citando a Gramsci sobre la clase
hegemónica “es la clase que ha podido articular a sus intereses los de otros grupos sociales,
a través de la lucha ideológica. Lo cual al decir de Gramsci, solo es posible si esta clase
renuncia a una corporación estrictamente corporativista pues para ejercer el liderazgo, tiene
que tener en cuenta, auténticamente los intereses de los grupos sociales sobre los cuales
aspira a poseer su hegemonía”. (Mouffe, 1991). Dice Atilio Boron
con respecto a la
geografía y la construcción del poder “Es que la política y la lucha de clases, tanto en lo
nacional como en lo internacional, no se desenvuelven en el plano de las ideas o la retórica,
sino sobre bases territoriales, y el entrelazamiento entre territorio (con los “bienes públicos o
comunes” que los caracterizan), proyectos imperialistas de explotación y desposesión y
resistencias populares al despojo requieren inevitablemente un tratamiento en donde el
análisis de la geografía y el espacio se articulen con la consideración de los factores
económicos, sociales, políticos y militares.” (Boron, 2014). Este sería el primer punto para
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comprender algunas razones de porque la vieja geografía vuelve a entrar en el plano central de
la escena mundial, claramente vinculado con algo más: la decadencia estadounidense.
Por otra parte y volviendo hacia la disciplina, habría un mínimo de acuerdo en que el
objeto de
estudio de sea el espacio geográfico, ya que para el análisis del mismo se
desprenden un conjunto de diversas técnicas destinadas a la producción del conocimiento
geográfico. La variedad de paradigmas geográficos que coexisten generan o producen
conflictos internos e incluso contradicciones mismas a la hora de hacer un abordaje teórico
con anclaje geográfico o espacial. En palabras de Harvey “una disciplina que varía desde la
paleoecologia y la morfología de los desiertos hasta la geografía posmoderna y homosexual
tiene obviamente un problema de identidad. La suposición de que existe una definición
esencialista aun por descubrir sobre el tema de la geografía, sus métodos y su punto de vista
debe ponerse en duda…” (Harvey: 2007) . Si existe un “retorno de la geografía”, no se
encuentra exenta de contradicciones que traducidas en el plano político y la respectiva
correlación de fuerzas hacia dentro mismo de la academia es la que determina sobre que debe
o al menos entendemos que deberíamos estudiar en geografía.
Es notable la poca o el poco interés desplegado por las instituciones estatales respecto
a la importancia estratégica que adquiere la geografía en este aspecto así como también el
desprecio hacia nuestra disciplina en general, así como es paradigmático que quienes más
aprovechen el “conocimiento geográfico”, (generado en las principales Universidades
públicas del país; siendo estas últimas mantenidas y financiadas sobre la base de un sistema
tributario regresivo, en el cual los mayores contribuyentes son los sectores populares) sean
absorbida y utilizada por el sector privado, (tanto de empresas transnacionales así como
también las que forman parte del capital concentrado interno) dedicadas a actividades
extractivas tanto en el sector minero, así como hidrocarburiferos e inclusive en el mismísimo
sector agropecuario.
Al mismo tiempo y no siendo una casualidad dentro de las ciencias geográficas1
existe la predominancia de un discurso laxo, vago y un tanto ambiguo que intenta ingresar
por fuera de las clásicas estructuras de análisis geográficas en el cual asistimos a una ligera
1
Las Ciencias Sociales en general atraviesan un proceso de transición, recordemos que las ciencias sociales
nacen al calor de los modernos estados nación, encargadas de dar supuestas respuestas a los diferentes
fenómenos y procesos sociales. Sin embargo la crisis endémica del mismo capitalismo ha tocado a su principal
vehículo de acumulación, en este caso los estados que también manifiestan una crisis de legitimidad, tanto en la
periferia como en los estados centrales poderosos. La “no” respuesta de la ciencia frente a estos hechos se coliga
con lo anterior. véase Wallerstein (2006) “la decadencia del poder estadounidense”. Cap. IV.
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desviación del análisis geográfico material. Siguiendo esta línea de pensamiento podría
utilizarse algunos de los conceptos propuestos por Morina y Gejo “Durante los ’90 asistíamos
al irresistible ascenso de la “Globalización” como ideología. Por ella podían entenderse
diversas cosas, pero una era evidente, constituía un mazazo ideológico, pretendidamente
conceptual, tendiente a fortalecer la ofensiva política burguesa a lo largo y a lo ancho del
mundo, valiéndose, de paso, de una serie de dinámicas imágenes que hacían de la
circulación una realidad perpetua. De allí que la terminología de moda enfatizara en el
movimiento, la logística y el ‘just in time’, por ejemplo. Pero detrás de estas ‘geografías’
circulatorias se escondía un verdadero manifiesto antigeográfico que era preciso enfrentar,
porque esa era una cuestión crucial (Gejo y Morina: 2004). De acuerdo con lo anterior las
políticas llevadas a través de los principales organismos internacionales (con el beneplácito de
los estados periféricos en general) tendían a favorecer el surgimiento de toda una corriente de
pensamiento de características posmodernas y humanistas.
Es menester mencionar que durante los años ochenta la disciplina fue relegada a los
oscuros cajones del “olvido” por parte de la literatura especializada; auspiciada por los
grandes círculos académicos mundiales que pregonaban a los cuatro vientos el fin de la
historia. La supuesta fase superior del capitalismo que permitiría el acceso directo de las
celestiales y gloriosas bondades del pleno mercado.
Desde comienzos del año 2000 en adelante la geografía como disciplina comienza a
adquirir nuevamente relevancia, no es casual que este “retorno” se da sobre la base de un
conjunto de escaladas y levantamientos, desatados por una “crisis” latente que comienza a
adquirir entidad y proporciones planetarias: la Crisis Rusa del Rublo (2000) , la Crisis en
Argentina (2001), el Atentado a las Torres Gemelas (2001), la invasión anglo-israelí-sajona
en Afganistán (2001), el ingreso de la República Popular China como socio clave dentro de la
(OMC) Organización Mundial de Comercio (2001), la segunda invasión estadounidense en
Irak (2003), los atentados en Atocha (2004), los atentados en Londres (2005) y lo más
trascendental que levantaría nuevamente el espíritu de Marx por lo más alto de los cielos: la
Lemhan Crisis, que amenazó con arrastrar al más profundo de los “infiernos” a todo el
sistema financiero global (2008).
En palabras de Jorge Beinstein “...Deberíamos haber ingresado al paraíso durante la
década pasada. En realidad ingresamos en un infierno, marcado no solo por el deterioro
económico, sino además (sobre todo) por la fuga militarista hacia adelante de Estados
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Unido, la cabeza imperial de occidente”. El supuesto “ascenso”2 al primer mundo tiene un
alto costo por ello es elocuente las palabras de Beinstein en torno al
desarrollo de la
civilización burguesa en general “Pierre Chaunu señala que lo que caracteriza a la
decadencia es que no suele ser percibida por la civilización afectada y refiriéndose al caso
ejemplar de Roma nos explica Henry Marrou que la actitud de los contemporáneos de la
declinación del imperio romano puede ser resumida con una sola frase “no tenían noción
de la misma” (Beinstein: 2013)..
No sólo las consecuencias sociales o “externalidades” que produce un sistema de
producción de tipo anárquica, ya que la competencia es anárquica y desordenada, sino
también las consecuencias ecológicas son extremadamente alarmantes frente a un escenario
que profundiza el extractivismo a escalas insospechables así como la “nueva” producción del
“espacio urbano”
que basa su crecimiento (desigual y combinado) sobre la expulsión
permanente de sectores que funcionan como ejércitos de reserva, en términos marxianos.
Es necesario enfocar y replantear cual es rol que desempeña la geografía en dicho
proceso y al mismo tiempo enfatizar las modificaciones permanentes desarrollados en el
espacio así como la región.
2.- La estatalidad como mecanismo de dominación y reproducción.
Esta reedición de la geografía como ciencia social compleja, catapulta nuevamente
algunos agentes, que muchas veces pasan desapercibidos, e incluso se comete el craso error
de menospreciar su capacidad de intervención: los estados, los mismos que han sido
elementos viabilizadores de la acumulación de capital desde sus inicios en el siglo XIV hasta
la actualidad.
Es menester recordar que si bien los “estados nación” surgen a mediados del siglo
XIX, ya existían de forma embrionaria un conjunto de formaciones estatales desde mucho
tiempo antes, si bien no existía la formación espacial específica de un estado sobre un
determinado territorio. Hay que remarcar que las relaciones sociales de producción
imperantes durante este periodo eran de características capitalistas al igual que las prácticas
implementadas de dominación hacia el exterior.
2
Con este enunciado queda bien claro, el énfasis que se hacía desde los países centrales para que buena parte de
los países de la periferia pudieran acceder al pleno consumo así como también intentar resolver las crisis no
resueltas en el centro trasladándolas a las periferias. véase HARVEY: 2004
167
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La concepción de estado aparece y se encuentra relacionada desde los inicios de la
organización de la vida humana en sociedad. Esto pone de manifiesto una respectiva y
especifica forma de organización territorial que ha tenido el hombre para relacionarse con la
naturaleza o segunda naturaleza y también en relación a otras formaciones sociales. Sin
embargo fueron, las formaciones sociales precapitalistas quienes aceleraron el proceso y
sentaron las bases para el desarrollo del estado moderno (Wallerstein, 2006).
Si bien hay una serie de procesos necesarios para destacar sobre el desarrollo del
capitalismo europeo, que potenciaron la aceleración de determinadas relaciones sociales como
es el caso del mismo Estado, hubo características especificas en las formaciones sociales
americanas.
Por otra parte Max Weber dice respecto del Estado“...Hoy, por el contrario,
tendremos que decir que Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un
determinado territorio (el .territorio. Es un elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí
el monopolio de la violencia física legítima. Lo distintivo de nuestro tiempo es que a todas las
demás asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la violencia física en la
medida en que el Estado lo permite. El Estado es la única fuente del derecho a la violencia”
(Weber: 2005). Siguiendo la línea de pensamiento del sociólogo alemán podríamos mencionar
también que es el estado quien ejerce e impone su violencia, como una verdad inamovible,
dando a entender que la verdad absoluta reposa sobre el estado.
Sin embargo entendemos que la creación de un estado está relacionado con un proceso
artificial articulado con fuerzas centrifugas en la cual los conflictos de Capital-Trabajo es
decir los conflictos de clase son medianamente resueltos a través de la construcción de un
nacionalismo que construye una identidad de carácter nacional y amalgama parte de esas
contradicciones.
En palabras del propio Marx en relación a la llamada acumulación originaria “Las
diversas etapas de la acumulación originaria tienen su centro, en un orden cronológico más
o menos preciso, en España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. Es aquí, en Inglaterra,
donde a fines del siglo XVII se resumen y sintetizan sistemáticamente en el sistema colonial,
el sistema de la deuda pública, el moderno sistema tributario y el sistema proteccionista. En
parte, estos métodos se basan, como ocurre con el sistema colonial, en la más burda de las
violencias” y a continuación agrega “Pero todos ellos se valen del poder del Estado, de la
168
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fuerza concentrada y organizada de la sociedad, para acelerar a pasos agigantados el
proceso de transformación del modo feudal de producción en el modo capitalista y acortar
las transiciones. La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus
entrañas otra nueva.” (Marx: 1974) . De este modo el nacimiento del mismo estado moderno
estaría atravesado por la expropiación, la violencia a través de la coacción y la propia
conformación social, mediatizado por un sistema de créditos así como también la inevitable
existencia de la deuda, de características públicas y privadas. En ambos autores, a diferencia
del análisis brillante de Marx existirían leves coincidencias.
Podríamos agregar que la creación de un estado estaría asociado estrictamente a la
política, entiéndase a la política como un conjunto de principios y leyes que construyen
obediencia por parte de otros grupos sociales, lo que denominamos “poder”, el poder no
solamente se ejerce a través de la violencia sino a través de diferentes mecanismos de
coerción, en este caso aparatos ideológicos del estado (Althusser, 1998).
En palabras del propio Althusser “...La clase dominante” tiene el poder del Estado
(en forma total o, lo más común, por medio de alianzas de clases o de fracciones de clases) y
dispone por lo tanto del aparato (represivo) de Estado, podremos admitir que la misma clase
dominante sea parte activa de los aparatos ideológicos de Estado, en la medida en que, en
definitiva, es la ideología dominante la que se realiza, a través de sus contradicciones, en los
aparatos ideológicos de Estado. Por supuesto que es muy distinto actuar por medio de leyes y
decretos en el aparato (represivo) de Estado y “actuar” por intermedio de la ideología
dominante en los aparatos ideológicos de Estado. Sería necesario detallar esa diferencia que,
sin embargo, no puede enmascarar la realidad de una profunda identidad. Por lo que
sabemos, ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin
ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado.”
(Althusser, 1988) la reproducción del mismo estado capitalista está garantizado o estaría
garantizado según la vieja geografía política a través de la expansión del estado y su
respectivo crecimiento, uno de esos pilares de crecimiento reposaría sobre parte de sus
conjuntos de aparatos, en este caso el ideológico. La consolidación de los aparatos estatales
no sólo estará dada por el desarrollo de los aparatos ideológicos sino por el mismo devenir del
rol que desempeñara el comercio mundial, de ahí que sea necesaria una periodización.
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3. Conformación de aparatos estatales centrales y periféricos: el caso
argentino y estadounidense.
De lo anterior se desprende la necesidad de establecer ciertas clasificaciones sobre las
características que detenta un estado de tipo “moderno”, ya que si bien los rasgos dentro de
los aparatos estatales tienden a ser similares en los distintos estados, la construcción de poder
sobre otros estados así como la acumulación presentarían escalas diferenciadas.
En este caso se analiza el desarrollo de la formación estatal estadounidense y argentina
durante el periodo 1853 a 1890, durante este periodo ambos “proto estados” se encuentran
profundamente marcados por los conflictos políticos internos así como la discusión de fondo
que subyace sobre qué tipo de inserción económica se tendrá con el mercado mundial que por
este periodo iniciaría un crecimiento sostenido.
Por otro lado es necesario remarcar que los caminos tomados por ambos países
(durante la última mitad del siglo XX hasta la actualidad) han sido completamente diferentes
: por un lado una estructura oligopólica de acumulación que “guía o sugiere” los designios del
planeta a través de sus poderosos conglomerados empresariales así como también el ejercicio
de un fuerte músculo militar y por otro lado una estructura de acumulación con escaso margen
de reproducción ampliada destinada casi exclusivamente a la exportación de recursos
naturales y fuga de divisas, atada de manera permanente a las fluctuaciones del tipo de
cambio y además de ello representada por una burguesía periférica y parasitaria, es decir un
socio menor dentro del gran banquete que representa el comercio exterior.
Para el caso argentino podríamos mencionar que una de las condiciones fundamentales
que permitiría el desarrollo del estado nacional (que se estableció como tal a partir de 1853)
estaría relacionada con el fin de un largo conflicto interburgues expresado a través de la lucha
entre unitarios y federales. Al respecto dice Gejo “A partir de 1810, y hasta casi 1852 se
abrió un largo periodo de confrontación primero, guerras civiles después, denominado
Guerras de la Independencia (hasta 1824). El teatro de operaciones en nuestro país, se
encontró en el interior y preferentemente en el noroeste. Este conflicto desangro a las
provincias que cargaron con el costo económico y humano de aquel. Por otra parte, el
conflicto terminó por quebrar y aislar las economías regionales. La antigua y natural
comunicación con la región alto peruana, dadora de metálico, se interrumpió y con ello se
trastocaron todos los sistemas de vinculación productiva y comercial” (Gejo, 2009)
170
DESARROLLO DE APARATOS ESTATALES
Evidentemente y siguiendo al autor podemos mencionar que la declaración de la
independencia de 1810 fue de una manera estrictamente formal. La construcción de un
esquema exportador que había tenido vida a través de la exportación de minerales en el Alto
Perú formaba el clivaje que dio identidad propia a las burguesías del interior. Cuando finaliza
el auge de los minerales, mediante la decadencia política y económica del imperio español, las
fuerzas que le otorgaban cohesión interna a ese esquema extractivo exportador entran en una
profunda crisis, esa crisis se profundiza aun más durante las primeras décadas del siglo XIX.
Sin embargo la revitalización que representó el Virreinato del Rio de la Plata sumió a
las provincias unidas en una lucha por el poder, pero básicamente en la apropiación de la renta
que se generaba en la aduana del puerto de Buenos Aires. Esa contradicción se terminaría de
resolver durante la batalla de Pavón (1861) donde por fin la burguesía porteña ejercería el
liderazgo sobre las oligarquías del interior. Hay que remarcar que la Constitución de nuestro
país, desarrollada durante 1853 ha sido realizada a imagen y semejanza de la Constitución
estadounidense.
Por otra parte, Estados Unidos desde la declaración de la independencia en 1776 y el
nombramiento de
Tomas Jefferson como presidente de las 13 colonias desde 1788 en
adelante tuvo el paso acelerado hacia la expansión permanente del territorio. Desde la
adquisición de Louisiana en 1803 así como también La Florida y luego la expansión hacia el
oeste.
Entre 1846 y 1848 estalla el conflicto con México. La anexión de Texas así como
también Arizona, California y Nuevo México
través del establecimiento del tratado de
Guadalupe Hidalgo (1848) reportaría jugosos beneficios para los buscadores del oro,
principalmente en California dando paso a una extensión del territorio, y expulsión a través
del aniquilamiento de muchas comunidades originarias que lentamente empezaran a ser
acorraladas en las montañas de los estados de Utah así como también Colorado y Montana. La
expansión vendría acompañada de un sistemático crecimiento poblacional que hacia 1850
seria de alrededor de 23 millones de habitantes. (Méndez y Molinero, 2002).
Durante el periodo 1861- 1865 se produce la guerra de Secesión estadounidense, una
verdadera guerra civil en donde las fuerzas políticas relacionadas con los estados
confederados del sur asociados al esclavismo y la exportación de materias primas gozaba de
una relativa prosperidad muy similar a sus pares latifundistas del hemisferio sur; pero por otra
parte la puja se comenzaba a disputar con algunos estados del nordeste (Pennsylvania, New
York, New Hampshire, Maryland, entre otros) quienes habían basado su incipiente desarrollo
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RAFAEL GIMÉNEZ
industrial mediante la extracción de recursos forestales para la construcción de barcos así
como también el desarrollo de una incipiente estructura comercial y bancaria.
Hacia 1869 no solo se produjo una verdadera reconstrucción de los estados que
intervinieron en los conflictos sino que se produjo una verdadera expansión a través de la
expansión ferroviaria que pasó de tener 14.432 kilómetros de tendido ferroviario en 1850
llegando a más de 385.000 en 1910. Este nuevo ordenamiento territorial también traería
consigo una nueva división del trabajo de forma regional, dando paso a regiones centrales y
periféricas.
A partir de 1890 el desarrollo masivo de inversión de capital por parte del estado
estadounidense en infraestructuras: principalmente en carreteras, en grandes centros
siderúrgicos destinados a la producción de acero en el norte conjuntamente con el desarrollo
de grandes represas a través de la producción de energía hidroeléctrica sumado a eso el
sentido que tendría en algunos estados periféricos como Utah y Washington, la extracción
minera y forestal3.
Consideraciones Finales.
Las características de ambos procesos tanto en nuestro país así como también en
Estados Unidos responden a condiciones eminentemente geográficas es decir, no solo estaría
ligado al desarrollo de una “formación social” específica sino también a las condiciones
materiales que imperan en cada región. (Sormani, 2009)
Todas estas condiciones podrían considerarse fuerzas de cohesión internas, pero
también existen las fuerzas de cohesión externas, es decir la existencia de otros imperios en
este caso, dispuestos a favorecer o entorpecer la creación de nuevos supuestos estados que
podrían operar bajo el libre comercio y la libre empresa.
Es evidente que la creación política de todo un conjunto interestatal durante todo el
siglo XIX favoreció el crecimiento del comercio mundial, posibilitando el crecimiento
exponencial de un imperio que fue el “Británico” dueño de los siete mares, pero
conjuntamente con ello fueron necesarias las colonias así como también la dependencia, sin
embargo el rumbo tomado por las diferentes burguesías en este caso argentino y
estadounidense fueron totalmente diferentes: una priorizó las bondades del libre comercio con
3
Es muy interesante la visión que le otorga Perry Anderson a este proceso y la visión política que tenía el propio
Marx en torno a la Guerra Civil norteamericana (1861-1865)
véase el articulo completo en
http://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Anderson-LaNocionDeRevolucionBurguesaEnMarx.pdf
172
DESARROLLO DE APARATOS ESTATALES
el imperio británico mediante la exportación agropecuaria manteniendo un consumo de tipo
suntuario y parasitario, mientras tanto en el hemisferio norte se priorizó el crecimiento de un
poderoso mercado interno aplicando políticas proteccionistas conjuntamente con el desarrollo
de toda una industria bélica que adquiriría una mayor relevancia durante fines del siglo XIX.
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