UN DÍA SIN VER. Se imaginan que durante un día no viéramos y nos tuviéramos que guiar por los demás. Estas páginas versan de la experiencia de haber estado un día entero tanto dentro del ambiente familiar como en el exterior. En ellas puedes aprender a ser guiado cómo un ciego y de cómo se debe de guiar en realidad a una persona que padece deficiencia visual. La situación fue algo difícil de entender pero en la actualidad entiendo porqué me hicieron pasar por aquel mal trago de “ser ciego por un día”. Teníamos un profesor de deficiencia visual, muy implicado en su trabajo y en la aceptación de esta deficiencia por la sociedad. En el primer cuatrimestre nos comentó que estaba pensando en la realización de un trabajo de implicación propia que dependiendo de cada uno iba a ser posible realizarla o no. En el segundo cuatrimestre nos propuso lo siguiente: “No nos damos cuenta que todos en algún momento de nuestra vida podemos padecer una enfermedad, incluso una deficiencia y por que no, una visual. Por este motivo y porqué quiero que experimentéis lo que vuestros futuros alumnos puedan sentir os invito a – ser ciegos por un díaPosiblemente muchos de vosotros no lo hagáis y os inventéis lo que pueden sentir pero pensar que no hay nada mejor que pasar por algo para entender lo que sucede, los que se piensa, lo que se siente, la experimentación de los sentidos… El trabajo es obligatorio. Podéis hacerlo en un ambiente familiar tanto interior como exterior o bien en un ambiente desconocido. Eso si debéis de tener un guía no se os ocurra hacerlo solos.” No sé que hizo la mayoría, pero yo pasé por la experiencia. Me puse dos parches en cada ojo que me impedían ver completamente y unas gafas oscuras que ocultaban los mismos. Pude apreciar muchísimas reacciones en diferentes ámbitos: • En el ámbito familiar la reacción fue una negativa rotunda. No querían acompañarme decían que era un engaño y un falta de respeto hacia las personas con enfermedades visuales. Les hice entender cuál era el objetivo, aunque yo tampoco entendía muy bien el motivo de pasar por esa situación. Al final después de hacerles ver que no me quedaba otra, probé varios días en casa y tras sentirme segura les dije que quería ir a un centro comercial. Fue dificultoso pero conseguí que mi hermana y mi madre se vinieran. Otra reacción en este ámbito fue el olvidarse de que estaba ciega sobretodo al principio de llegar al centro comercial. Me llegaron a dejar sola en medio del centro comercial y tuve que resignarme a esperar que se diera cuenta que se habían ido sin mi. Su frase fue curiosa “No me has visto entrar en la tienda”. • En el ámbito social las reacciones eran en su mayoría positivas, debido a que es una deficiencia muy aceptada gracias a la Organización Nacional de Ciegos Española (ONCE). Sin embargo, me llevaban donde yo no quería, en los semáforos me cogían del brazo sin decirme nada. También me desubicaban de donde estaba. Oía “mira está ciega”, comentario como “no estorbes al ciego”, y un largo etcétera. Según mis familiares todo el mundo me miraba y se giraba. Cómo anécdota me encontré con una maestra mía de primaria y se asustó muchísimo. Según me vio se le saltaban las lágrimas y le dijo a mi madre que desde cuando me había quedado ciega. Cuando comentó que era un trabajo universitario de investigación puso “vestido de blanco” a mi profesor. Las sensaciones que me producían estar “ciega” fueron muchas. Parecía un “maremagnun” de sonidos, estaban como intensificados y el tacto era increíble apreciaba mucho más la información del resto de los sentidos. Parecían que se hubieran potenciado pero realmente no era potenciación sino interpretación de información y mayor apreciación de la misma información que recibimos siempre. • • • Los ruidos que se apreciaban en un principio eran demasiados, incluso me empezó a doler la cabeza, pero según fui acostumbrándome a las sensaciones, las iba interpretando de diferente manera. Por ejemplo: los ruidos que hay en un centro comercial, las escaleras mecánicas, los carros, la gente diciendo lo que les parece una prenda o lo rebajado que está… Toda esa información te sitúa en un tiempo y un espacio. Otro ejemplo sería si fuera por la mañana en un centro comercial entre semana no se oirían a niños y habría más voces adultas. Con el tacto fue increíble, estuve en una cafetería tomando un café y hubiera sido capaz de hacerlo yo sola puesto que podía tocar y coger la cuchara y mis familiares me indicarían donde se encontraba la taza, podía tocarla y ver si estaba caliente para comenzar a beberlo. Pero no fue así puesto que mi madre decidió dármelo en la mano y decirme que estaba ardiendo, todo por el mero hecho de la sobreprotección. La protección no era una sensación sólo con mis familiares, sino también con la gente que me veía y me cogía del brazo sin preguntarme, me levantaban el tono de voz e incluso pensando que me ayudaban. Te daban muchas ganas de decir “Que soy ciega, no sorda”. Sólo fue una tarde y obviamente pude observar aspectos que hubieran sido imposibles apreciarlos aunque te los contarán. Cuando llegue a mi casa mi sensación era que las personas ciegas andan como si vieran por todo el entrenamiento y por que la gente que le rodea sabe cómo guiarlos. No sabía cómo me tenían que guiar, tenía ciertas referencias dadas por el profesor pero no fueron suficientes. Entonces me surgió la cuestión de ¿Me dejé guiar?, ¿Mis familiares sabían cómo hacerlo? Y un aspecto que hubiese ayudado muchísimo ¿La sociedad sabía cómo comportarse ante una persona ciega? ¿Ayudan o entorpecen? Estas y otras preguntas se solucionaron yendo al Centro de Recurso de la Once de la comunidad de Madrid y preguntar si había algún tipo de libro que nos enseñara a guiar a una persona ciega. Entonces me facilitaron “Amigote déjate guiar”. Es una guía que nos enseña cosas que parecen muy obvias pero que no las hacemos cuando estamos o queremos ayudar a un deficiente visual. En su sinopsis pone lo siguiente: “El protagonista de este folleto es usted. Nosotros nos limitamos a editarlo para que nuestros ciudadanos respondan con naturalidad cuando “tropiecen” con una persona ciega. La ONCE, en su esfuerzo por resolver los problemas que pueden encontrar en la vida cotidiana cualquier deficiente visual grave, necesita de su ayuda. Necesita que todos seamos conscientes de que una persona ciega puede hacer muchas cosas de las que usted imagina si cuenta con un poco de su apoyo. El suyo. Por eso,.. Déjese guiar”. Cuando me facilitaron en la ONCE este librillo con dibujos y situaciones comunes me día cuenta lo importante que había sido la experiencia y lo que necesitaba aprender, no por estar haciendo educación especial, sino también por ser una ciudadana que se encuentre con una persona ciega. Lo primero que muestra esta guía es lo natural y lo correcto. En este caso presentarle la ayuda que solicite o que nosotros, en uso de nuestro sentido común, consideremos necesaria. Sin olvidar que el deficiente visual tiene unos sentidos en perfecto estado y, para usarlos, una agudeza excepcional. Ellos mismos dicen que nosotros no debemos ayudar sino colaborar con ellos, comportarnos con naturalidad. En esta plasman con dibujos situaciones, trataré de generalizar estas en los siguientes puntos: • En el trato con una persona ciega puedes prescindir de gestos y ademanes. Son expresivos pero inútiles. Los ciegos contribuyen a enriquecer nuestro vocabulario. • Con el apoyo de tu brazo el ciego caminará con la misma naturalidad que tú. Bastan pocas indicaciones: aquí un escalón, ahora una cuesta, ahora una puerta,… En fin todo aquello que pueda ser un obstáculo en el camino. • En situaciones con estorbos y dificultosas basta con que ofrezcas tu brazo y camines delante, si tú no tropiezas él tampoco lo hará. • No es lo mismo ayudar a alguien a hacer algo que hacerlo en su lugar. Es posible que él prefiera hacerlo de otro modo sin tener que depender de nadie, ya que para eso es entrenado para que colaboren con él; pero no a tener una dependencia de nadie para hacer las cosas. • Evita las obviedades la falta de visión es compatible con otras facultades como contabilizar los escalones de cada piso y decirle los que tiene que subir en dos pisos. • No se ha de levantar la voz ya que se puede ser ciego pero no tener ninguna dificultad en el sentido auditivo. • Para que se sienten hazle saber donde está el asiento el resto va por su cuenta, sólo precise que le ubiques. • No se ponga nervioso ni se precipite al tratar con un persona ciega, sus limitaciones no le reportan privilegios, al menos no siempre. • Muchas personas ciegas están preparadas para caminar solas por su preparación, instinto y costumbre. No les impongas tú compañía sino te la han solicitado. No les tires del brazo si no te ha pedido que les ayudes a cruzar un paso de peatones. • A veces nos apresuramos con la mejor voluntad a atenderle la nuestra lo que siempre se agradece, pero que no se te olvide nunca preguntar si necesita nuestra atención. • Algunas personas con visión deficiente sin llegar a ser ciego completo precisan de información auxiliar, proporciónala espontáneamente. • Las referencias a la visión o a la ceguera son tabúes cuando se habla con un ciego, el conoce muy bien sus significados, acepciones y sobrecontenidos. • No se ha de pensar que sólo hay personas ciegas de un mismo género, sino fíjate a tú alrededor. • Prescinde de intermediarios cuando necesites hablar con un invidente, hazlo directamente. Resulta más cordial y lo que es más importante se gana tiempo. • Si te gustan los perros y ves a un perro-guía, intenta no distraerle, aunque están entrenados para ello su distracción puede ser muy peligrosa. • Si te sientes incómodo o molesto ante un perro- guía, piensa que estas entrenado y es útil, educado y discreto que cualquier otro perro. • Los ciegos utilizan el tacto para conocer objetos, no intentes dar explicaciones muy inteligentes ante nuevos objetos tiene maneras para conocerlos. • Los obstáculos los detectan también con el bastón con antelación suficiente. • Anúnciate cuando estés delante de un ciego y salúdale porque el te reconocerá por tu sonido cuando andas, por el olor,.. características propias. • No se debe pensar que lo único que afecta a los ciegos es su ceguera. Tiene además conflictos y preocupaciones igual que el resto de la humanidad. • Vivir en un mundo ordenado es fundamental para las personas ciegas. Cuando el orden se cambie o se perturbe. Debemos avisarlos o ponerles remedio cuanto antes En la universidad expusimos todos nuestra experiencia y lo que decía en la guía que conseguí en la ONCE se reflejaba en una u otra experiencia parecía que todos habíamos aprendido ciertas cosas que son imposibles de conocer sino te pones en “el mismo pellejo” El trabajo de la universidad para mi fue una experiencia que me hizo ver como pensaban o cómo se orientaban. Por ejemplo, cuando en casa me puse un día los parches me era muy fácil manejarme pero porque el sitio es conocido y tenía un plano preconcebido de mí casa. Sin embargo, en el centro comercial no conocía nada y el día anterior había estado contando los pasos que había de una tienda a la cafetería. Al día siguiente fue genial ya que sabía desplazarme de esa tienda a la cafetería. Ojala lo hubiera hecho con el resto de los sitios a los que me llevaron mis familiares. Se imaginan que durante un día no viéramos y nos tuviéramos que guiar por los demás, que tuviéramos una ceguera real. Para mí sería como para cualquier persona una catástrofe hasta que lo aceptáramos todos. Pero menos mal que fue algo figurado y no real. Pero “Todos” en algún momento de nuestra vida dependemos de los demás por tener una enfermedad. Yo espero no volver a pasar por la experiencia aunque aprendí en “un día sin ver” mas que mil días viendo. BIBLIOGRAFIA. Dean W. Tuttle.( 1984). Autoconfianza y Adaptación a la ceguera: El proceso de respuesta a la demandas de la vida. Springfield, Illinois. Barraga N. (1998) Amigote déjate guiar. ONCE. Centro de recursos educativos de la ONCE. Vicente Mosquete. Madrid.