Discursos Ministra Lanzamiento del libro: “Repensar la educación: Diez preguntas para mejorar la docencia” Jueves 18 de junio de 2009 Hotel Ritz Carlton, Santiago. 09:30 hrs. Me siento muy honrada por la oportunidad que ustedes me han dado de comentar este libro. Me siento muy agradecida de estar aquí, rodeada de directores. Hace algunos días, en otro lugar, premiamos a los mejores 50 directores de Chile. Fue muy excelente la selección y, de acuerdo a esos criterios, se designó a 50: los mejores de los mejores. Para mí fue muy importante esa ceremonia porque, en el fondo, tal como en el libro se sostiene que todo se juega en el aula y creo que se juega mucho, también se juega mucho en la gestión, especialmente en los directores. Es por ello que trabajar con los directores es tan importante. Los equipos directivos de los establecimientos educacionales son claves para que, realmente, los profesores puedan hacer lo que deben en el aula. Los directores son un muy buen complemento y, por lo tanto, me alegro mucho de estar junto a ustedes. Quiero agradecer a Winfried Böhm y Ernesto Schiefelbein por el aporte que hacen a la reflexión, al proponer “Repensar la educación a través de diez preguntas para mejorar la docencia”. Este libro es nuevo debido a la forma que plantea los temas que trata, es distinto por la metodología con que los aborda, y su propuesta va contra la corriente. Por ello aporta y su lectura cautiva. Está dirigido a docentes y a mi juicio, propone una reflexión interesante para muchos otros actores y, desde luego, para la formulación de políticas. Vivimos en la era de la acción; la eficiencia se mide en relación a la ecuación producto-tiempo y al producto, en este caso a la educación, suele exigírsele, en momentos muy precisos, resultados que no han considerado las posibilidades reales de generarlos y que, además, no dicen relación con nuestras expectativas, ya sea porque no responden a lo que el país necesita o a lo que el alumno requiere. Este libro nos propone una experiencia bastante excepcional. Este libro nos propone filosofar sobre la educación. El pensar está hoy en las antípodas de las prácticas habituales o cotidianas. Pero, como bien lo señalan sus autores, la capacidad de reflexionar sobre la actividad humana es la característica que permite distinguir al “maestro”, formador de personas, del “instructor” en conocimientos y destrezas. 2 La tesis básica del libro, como señalan sus autores, es muy simple: antes que educar -ofrecer o generar educación como un hecho o una dimensión de la actividad humana- hay que pensar. A ello, nuestros autores agregan; abro comillas “sin conceptos e ideas claras tus acciones serán como caminar en la niebla” cierro comillas. En consecuencia, dicen que para ofrecer una buena enseñanza –crear buenas situaciones de aprendizaje- se necesita, primero, aclarar las ideas y los conceptos. Tras la tesis del libro está la noción –señalada con mucha claridad por los mismos autores- de que para cambiar “algo” hay que cambiar el modo de pensar sobre “eso”. Para los autores, se corre un riesgo si se quiere cambiar el modo de pensar: se podría cambiar una caja de pensamiento petrificado por otra igualmente rígida. Para ilustrar el cambio que se persigue, recurren a una metáfora donde una buena reflexión está simbolizada por el fuego, el que derrite el hielo del pensamiento y hace surgir nuevas ideas, las que pueden ser aceptadas o rechazadas. La lección implícita es que adoctrinar es otra forma de petrificar. De hecho, el libro es una propuesta para reflexionar sobre la enseñanza en la sala de clases. Como bien se señala, cada capítulo está centrado en una interrogante fundamental, ligada a la experiencia vital del lector mediante un conjunto de reflexiones de autores seleccionados y de preguntas que lo incitan a argumentar y a formular modelos interpretativos para revisar su docencia. No sé si ustedes han realizado los ejercicios ignacianos alguna vez, pero ellos se plantean lo siguiente: “qué dice el texto; qué me dice el texto; y qué le digo yo 3 al texto”. Las preguntas estimulan el análisis personal del lector y lo llevan a comparar sus conclusiones con lo que ocurre en su quehacer cotidiano en la sala de clases. Para poder evaluar el amplio espectro de profesionales que pueden interesarse por sumarse a la reflexión que propone el libro, es útil tener en cuenta las diez interrogantes identificadas por los autores que considera este texto. Tan fundamentales son que, como bien ellos lo señalan, han sido formuladas hace ya bastante tiempo y se suelen reiterar en épocas de crisis. “Como todavía no se ha encontrado la respuesta adecuada para ninguna de ellas, siguen siendo actuales”, dicen ellos. En lo personal, comparto tanto el método propuesto por los autores, como su concepto de educación. El método del “diálogo entre autores y lectores”, rinde valiosos frutos si el aprendizaje es activo y autónomo. Por su parte, el concepto de educación, que propone al educando como el sujeto de su propia educación es el que, a mi juicio, forma personas y ciudadanos comprometidos y responsables. Sobre el libro, desde mi perspectiva como Ministra de Educación, quiero destacar su utilidad –es un excelente regalo-, como lo dije anteriormente, para los docentes, para quienes forman a directores y docentes – universidades, profesores y formadores-, además de aquellos que formulamos políticas de educación. Con respecto al docente. El libro plantea una serie de preguntas orientadas a relacionar la reflexión –que los 4 textos provocaron en el lector- con el quehacer cotidiano del docente en la sala de clases. Preguntas que requieren de una respuesta precisa si el docente desea que su enseñanza sea efectiva. Por ejemplo: ¿Acompaño a cada uno de mis alumnos para que se desarrollen de acuerdo con su naturaleza? ¡Qué pregunta! Hace poco estuve con unos directores y uno de ellos tenía 1.500 alumnos a su cargo. Aquí está un rector que tiene a su cargo 4.700 alumnos, entonces, que un rector se haga esta pregunta es tremendo, porque debería tener muchos profesores que lo acompañen en esta tarea, de lo contrario, es imposible. Otra interrogante es: ¿Logro que piensen conmigo para desarrollar su lenguaje, razonamiento y ejercicio de la libertad? Para quiénes forman a docentes hay importantes reflexiones. Capítulos como el que se pregunta por los criterios que deben orientar la docencia diaria del maestro o la importancia de la teoría pedagógica para la acción educativa y si es posible educar por el trabajo, son cuestionamientos que no pueden pasar por alto aquellos educadores responsables de las carreras de pedagogía. Tan importante es este libro para docentes y formadores de docentes que el problema fundamental de todos los capítulos y de todos los textos es la relación entre la teoría pedagógica y la práctica educativa. De hecho, en cada capítulo se hace un análisis de los textos desde la perspectiva de la actividad en la sala de clases y de la escuela. 5 Finalmente, para quienes somos responsables de la política educacional, es muy valioso. La formación docente ha estado en el centro de nuestro quehacer. Les doy un ejemplo. El Programa INICIA surge como una propuesta del Ministerio de Educación para transformar las instituciones, currículos y prácticas relacionadas con formación inicial docente. Ahí hay mucho que hacer, porque debemos ser capaces de formar nuevos docentes. Este programa responde a la necesidad de asegurar y fortalecer la calidad profesional de los egresados de pedagogía a nivel nacional. Desde noviembre del año pasado estamos exigiendo iniciar su proceso de acreditación a todas las carreras de pedagogía, de acuerdo a la Ley Nº 20.129 de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior promulgada el 2006. Al mismo tiempo, nos hemos propuesto establecer un conjunto de competencias y saberes básicos que debe desarrollar todo profesor, así como una base de conocimientos que deberán considerar todas las carreras, y que las instituciones complementarán con su sello formativo institucional. Con esto no estamos diciendo que serán todas iguales, pero hay mínimos que se deben imponer, luego podremos elegir entre todas las universidades o centro de formación. Terminó la época en que cada facultad, escuela o universidad prepara a los profesores por separado, porque nosotros estableceremos estándares y diremos: “menos que esto no es profesor”. Chile necesita establecer estándares. Por último, estamos aplicando a los egresados de Pedagogía un examen que permitirá a los alumnos conocerlo que les falta por aprender, y a las instituciones formadoras los aspectos que deben mejorar de sus procesos formativos. Que a uno 6 le digan “mire, esto es todo lo que usted sabe y esto es lo que le hace falta”, en vez de tomarlo como un castigo hay que verlo como una bendición, porque siempre nos falta por aprender. No es un castigo, ojalá siempre nos estén diciendo todo lo que nos falta por aprender. Respecto a las instituciones, hay que decir que siempre se pueden mejorar los procesos de formación. La reflexión que estos co-autores proponen en su libro es pertinente para cada una de estas iniciativas. En especial, es importante considerar el análisis que provoca en relación con las competencias y saberes básicos que tiene que tener todo docente y, debería ser material de lectura obligado, para evaluar los aspectos que deben mejorar los procesos formativos. Luego de la lectura de este libro, concluyo que tenemos que seguir dialogando e intercambiando ideas. El pensamiento enriquece la visión, pero la reflexión informada nos permite ir mucho más lejos. Todavía nos falta mucho que “filosofar”, como dicen nuestros autores. Este libro es un buen punto de partida para seguir profundizando y mirando críticamente lo que hacemos. La educación de los niños y niñas del país se merece todos nuestros esfuerzos. Considerando el aporte que hace a la mirada del docente, a las universidades que los forman y a nosotros mismos en el Ministerio, quiero terminar recomendando la lectura de este libro. Seguramente no vamos a dar la respuesta definitiva a cada una de sus preguntas, pero avanzaremos mucho siguiendo sus textos, las reflexiones que generan y sacando nuestras propias conclusiones, sin 7 petrificar el conocimiento y el avance futuro en educación, sin imponer y teniendo en consideración la teoría y la práctica, tal como los autores lo proponen. Muchas gracias 8