26-04-15 Hola a todos, Cuarto domingo de Pascua. De nuevo os escribo para contaros cómo van las cosas. Esta semana hemos tenido de todo, cosas positivas y cosas que aparentemente son negativas, pero que no sabemos nunca hasta qué punto Dios se sirve de ellas para ayudarnos a crecer en todo sentido. El miércoles 15 de abril, el hermano Dimitri, que estaba intentando construir con unas chapas una cocina en la residencia comunitaria tuvo un accidente. Estaba encaramado en una escalera clavando unos clavos y la cuerda que la sujetaba se rompió. La escalera resbaló y para no caerse, Dimitri se agarró a una de las chapas que le cortó toda la palma de la mano desde la muñeca hasta los dedos. Lo llevamos rápidamente a Lenakel con la suerte de que todavía había un cirujano del ejército de Fidji que puedo operarle la mano y reconstruirle alguno de los tendones que había sido dañado. Ya hace diez días que pasó el accidente y parece que puede mover bien los dedos y que no ha habido ningún órgano ni hueso importante de la mano que no haya podido recuperar. Por ahora no tiene ninguna infección y yo me ocupo todos los días de cambiarle el apósito desde que le quitaron los puntos. El sábado día 18 de abril nos llegaron dos jóvenes constructores voluntarios desde Nueva Caledonia para ayudar a echar en marcha la construcción. Has estado una semana. El viernes marchó uno de los dos, Christophe, y el otro, Frédéric, ha marchado hoy. Llevábamos esperando un barco que tenía que venir desde Nueva Caledonia con chapas y madera para iniciar la reconstrucción. Normalmente lo esperábamos para el 13 de abril, pero por diversas circunstancias y porque el gobierno de Vanuatu quiere controlarlo todo para sus propios intereses y no hace más que poner trabas, no nos llegó hasta el miércoles 22. Nuestros dos constructores estaban un poco desanimados porque no podían hacer gran cosa sin el material. A pesar de todo se pusieron a trabajar desde el principio con el poco material que habíamos recuperado y con lo que teníamos para la construcción de la clase de 13º que habíamos iniciado ya antes del ciclón. Hacían lo que podían. Pues bien, llegó por fin el material y ese mismo día, el miércoles, se murió de un ataque cardiaco el marido de nuestra cocinera que estaba en el puerto para ayudarnos a transportar el material y que al mismo tiempo era padre de nuestro profesor de carpintería que estaba trabajando a tope con los dos constructores y tío del secretario del colegio que también estaba implicado de lleno en la obra. Como podéis suponer, toda la obra se paralizó pues aquí cuando hay un fallecimiento todo el poblado se paraliza. El miércoles por la tarde no se trabajó y el jueves tampoco. El trabajo volvió a reanudarse el viernes pero con los familiares directos del difunto ausentes. Así que cuando teníamos trabajadores no había material y cuando teníamos material no teníamos trabajadores… El sábado estuvimos trabajando 10 horas seguidas en el internado de los chicos y se pudo instalar casi rápidamente y de forma un tanto precario el tejado. La semana que empieza tendremos que consolidarlo. Por otro lado, estaba esperando la llegada de una transferencia que la Fundación Corazonistas me había anunciado con vuestros dones para poder comprar material y pagar a los obreros, pero hete aquí que David me indica por internet que desde el banco de Vanuatu rechazan la transferencia. Así que me tuve que poner en marcha al final de la semana para ver qué pasaba y por ahora no he recibido respuesta, pero espero que se arrglen las cosas rápidamente. Y por si fuera poco, el viernes fui a la capital a conectarme a internet y me llevé la sorpresa de ver que el servicio de internet lo habían retirado y que no podía conectar, así que me fui a ver si en una ONG me dejaban y desde ahí os estoy escribiendo hoy. Como veis, no salimos de una para entrar en otra y eso es duro, muy duro porque llevamos desde el ciclón una vida agotadora física y psíquicamente. Yo estoy bastante cansado y con los nervios a flor de piel. Se siente la tensión en el ambiente. Pero hay que seguir adelante e intentar salvar los obstáculos con ánimo y confianza, como decía el Padre Andrés Coindre. Estos días me he sorprendido varias veces en la oración diciéndole al Señor: ¿Por qué, Señor, nos sigues probando de esta manera? Es un poco como el grito de Jesús en la cruz: ¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado! Uno tiene a veces ese sentimiento. Pero entonces renace de nuevo la esperanza: El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida ¿quién me hará temblar? Un fuerte abrazo a todos. Seguimos muy unidos por la oración. De verdad, necesito que recéis por mí y por todos nosotros. Antonio López García-Nieto alogarni@hotmail.com Si desea colaborar en la reconstrucción de los colegios corazonistas de Vanuatu, puede hacer un ingreso en el siguiente número de cuenta, indicando en el concepto Emergencia Vanuatu. Fundación Corazonistas La Caixa: ES73 2100 2120 8002 0031 7630 (SWIFT CAIXESBBXXX) * Si haces un donativo, por favor déjanos tus datos de contacto a info@fundacioncorazonistas.org, para poder mandarte información sobre nuestro trabajo y el certificado de la Renta.