Nº 58 Venado Tuerto, 20 de Mayo de 2011.- Y VISTOS: El Expte. Nº 74/2011 caratulado: “C., F. R. Y L., R. O. A. S/ROBO AGRAVADO” Y CONSIDERANDO: I) Contra el Auto de Procesamiento Nº 472 del 05/04/2011, dictada por el Sr. Juez Subrogante del Juzgado en lo Penal de Instrucción de Venado Tuerto, Dr. Eduardo Alejandro Bianchini, por la que se resolvió: 1) DICTAR AUTO DE PROCESAMIENTO a F. REYNALDO C., argentino, nacido el 9/5/1990 en Venado Tuerto, hijo de R. Osmar y de Sofía Leonor Gómez, soltero, alambrador, domiciliado en calle Derqui Nº 510 de Venado Tuerto, D.N.I. Nº 35.470.513, prontuario Nº 138.026 Sec. I.G. U.R. VIII, como presunto coautor penalmente responsable del delito de ROBO AGRAVADO (arts. 45, 167 inc. 4 en función del 163 inc. 6º del C.P.), en la causa Nº 356/11 que se le sigue por ante este Juzgado en lo Penal de Instrucción de Venado Tuerto, mantener su estado de detención y ordenar embargo sobre sus bienes por la suma de pesos dos mil (arts. 325, 326, y 332 del C.P.P.); 2) DICTAR AUTO DE PROCESAMIENTO a R. O. A. L., argentino, nacido el 18/10/89 en Venado Tuerto, hijo de O. Alberto y Mónica Celia Melián, soltero, albañil, domiciliado en calle Antártida Argentina Nº 860 de Venado Tuerto, DNI. Nº 38.450.959, prontuario Nº 138.069, Sec. I.G. U.R. VIII, como presunto coautor penalmente responsable del delito de ROBO AGRAVADO (arts. 45, 167, inc. 4º en función del 163 inc. 6º del C.P.) en la causa Nº 356/11 que se le sigue por ante este Juzgado en lo Penal de Instrucción de Venado Tuerto, mantener su estado de detención y ordenar embargo sobre sus bienes por la suma de pesos dos mil (arts. 325, 326 y 332 del C.P.P.); los imputados C. y L., por derecho propio, interpusieron sendos recursos de Apelación, los que fueron concedidos -en relación y sin efecto suspensivo- por decreto del 11 de Abril de 2011. 1 1) El Dr. Santiago Ruiz, por la defensa de los imputados F. R. C. y R. O. L., al expresar agravios hace hincapié en el testimonio de Nelson Figueredo (fs. 63). Resume que el testigo sólo declaró que alcanzó a ver a estos dos sujetos pero no se dio cuenta que se trataba de C., a quien conoce bien porque fueron compañeros de escuela. Dice que en realidad no se dio cuenta por que no era él. Resume que fue el testigo Villarroel quien apuntó a C. y a Riky es sólo la palabra Villarroel, que es un testigo pago. Para el Dr. Ruiz, el procesamiento de sus defendidos fue en base a los dichos de Villarroel, quien conoce a los imputados del barrio, se tiene bronca con ellos y cobra para salir de testigo. El Dr. Ruiz fundamenta su aseveración de que Villarroel es un testigo pago en los dichos del padre de la denunciante Peula, quien le habría manifestado que el testigo le pidió dinero para mantener la declaración y le prometió que encontrarían la moto si declaraba en el sentido acordado. En el mismo sentido, agrega que al declarar la Srta. Peula manifesta sus deseos de retirar la denuncia y que no quería seguir con la causa, pero que el secretario le había manifestado que no podía hacerlo. Para la Defensa, las víctimas son cómplices de la mentira de Villarroel y la policía. El Dr. Ruiz reitera que a fs. 90 el testigo Villarroel confiesa que recibió dinero para declarar, aunque agrega que el monto de $ 20 allí consignado no fue el real. La Defensa se agravia además por la nulidad del allanamiento y el secuestro efectuado. Manifiesta que la orden de allanamiento Nº 32 señala el 2 domicilio de “Antártida Argentina Nº 864” (fs. 60), pero en el acta de allanamiento diligenciado (fs. 61) se constituyen en el domicilio de “Antártida Argentina Nº 860”. Ergo, no se cumple con lo normado en el art. 190 V del CPP, tampoco con lo indicado en el inc. 7º (testigos), ya que la medida se realizó sin presencia alguna. Agrega que secuestran una moto, cuando en ningún lugar de la orden se menciona el secuestro de ese vehículo. Por lo tanto, resume, es nulo y se debe restituir la moto a su propietaria. Solicita además que se ordene al Juzgado la aplicación del artículo 196 del CPP. El Dr. Ruiz se agravia además por el accionar de la policía, al que califica de sospechoso. Resume que una vez anoticiados del hecho, en lugar de iniciar una investigación, van directamente a la casa de L. y le piden la moto. Agrega que si hubieran ido a la casa de C., lo hubiesen encontrado en su casa, ya que estaba cumpliendo con el arresto domiciliario. En cuanto a la tipificación, el Dr. Ruiz sostiene que no están probados los extremos legales constitutivos de la figura de “Robo Calificado”. Reitera que sus defendidos no son los responsables del hecho. Agrega que el A Quo da por probado que se ejerció fuerza sobre la cosa y ese hecho no está probado. Al respecto, apunta a la declaración de Villarroel (fs. 37 vta.) donde manifiesta que el imputado arrancó la moto. Argumenta la Defensa que si arrancó la moto es porque tenía la llave puesta y además, no se puede dar por sentado que se ejerció fuerza cuando la moto no fue hallada. Asimismo, el Dr. Ruiz hace hincapié en que Villarroel 3 dijo que los imputados fueron al barrio 05, donde habitan. Explica que el recorrido es lógico pero si fueron para el otro lado, es para el sector del Parque Industrial y no atrás del Barrio Gutiérrez como se señala. Por lo tanto, argumenta, la policía fue directamente a la casa de L. y este estaba allí, es porque no fue “para el otro lado”. Así se rectificó Villarroel, manifestando que no fueron para el barrio 05 a fs. 90. Por todo lo expuesto, el Dr. Ruiz solicita que se revoque el procesamiento de R. L. y F. C. y en su lugar se disponga Falta de Mérito; en caso de no revocarlo, se cambie la carátula de la causa; se declare la nulidad del secuestro y se aplique el art. 196 CPP. Asimismo, en caso de no arribar a una solución absolutoria, el Dr. Ruiz deja planteada la cuestión constitucional, a fin de interponer los recursos extraordinarios ante la CSJ y el caso Federal. 2) El Dr. Fernando I. Palmolelli, Fiscal de Cámaras Subrogante, al contestar el traslado, estima que existen en la causa suficientes elementos de convicción para fundar el juicio de probabilidad que exige el art. 325 del C.P.P., a los fines del dictado del auto de Procesamiento. Tras resaltar el carácter provisional de la medida, el Dr. Palmolleli relata que la situación de los imputados recién podrá ser elucidada en forma definitiva luego de la etapa del plenario, en la que las partes podrán avalar sus respectivas posiciones con la amplitud de pruebas que dicho estadio procesal permite. En el mismo sentido, destaca que las razones que esgrime el defensor no logran conmover los fundamentos del pronunciamiento en crisis y que la responsabilidad penal de sus asistidos se halla suficientemente probada. 4 Así, la Fiscalía considera que el testimonio de Mario Alberto Villarroel demuestra el grado de participación de C. y L. en el hecho investigado. Agrega que la crítica que realiza la Defensa no puede ni siquiera mellar su contenido, dado que el mismo se relaciona con el resto de la prueba recolectada en autos. Cita jurisprudencia. El Dr. Palmolelli hace hincapié en que en autos quedó demostrado que la moto fue llevada por dos personas, que lo hacían de tiro y así dan cuenta los testimonios de Gisela Corso, Nelson Figueredo y Darío Laspina, amén de los dichos del testigo Villarroel. Los indicios, resume, se muestran coherentes, lógicos y mancomunados hacia el grado de probabilidad exigido por la resolución puesta en crisis. Cita jurisprudencia. En cuanto al acta de allanamiento, el Sr. Fiscal de Cámaras Subrogante señala que el error numérico no la invalida, cuando la titular de la vivienda franqueó su domicilio a la autoridad policial. Cita jurisprudencia. En relación al secuestro, detalla que la autoridad policial puede proceder al secuestro de la res furtiva, hallada en el lugar, fruto de una acción delictiva, dado que el ámbito protegido fue allanado y las facultades policiales vigentes para secuestrar el objeto en cuestión se lo permiten. Por todo lo expuesto, el Dr. Palmolelli solicita se rechacen los agravios presentados por la Defensa y se confirme íntegramente el auto de procesamiento. II) En la presente causa deben tratarse los agravios planteados por la Defensa de F. R. C. y R. O. A. L. contra el auto de procesamiento tendiente a lograr que se revoque el mismo. 5 Coincidimos con el Magistrado respecto a que para el dictado del auto de procesamiento no es indispensable arribar al grado de certeza sobre que se cometió un hecho sino que es suficiente con que exista probabilidad de que el imputado haya participado en un hecho delictivo. Reiteradamente este Cuerpo hace suyos los conceptos de Clariá Olmedo cuando dice (Derecho Procesal Penal, T. II, páginas. 502 y sgtes.; Ed. Rubinzal y Culzoni, 1998) “el procesamiento es una declaración del instructor acerca de la probable culpabilidad del imputado en un concreto hecho delictuoso, por lo cual puede ser llevado a juicio”. Además, en abundantes fallos jurisprudenciales se ha sostenido “basta la convicción de que se cometió un delito en el cual el imputado pudo tener responsabilidad en el mismo para que proceda el auto de procesamiento” (Cámara Penal, Santa Fe., Sala II; Z; 33,J-83 -Iturralde, Büsser y Chiappini, Código Procesal Penal de Santa Fe Comentado, Tomo II, página 146, Editorial Rubinzal-Culzoni, Edición del año 1988) “La probabilidad de existencia de un hecho típico es la base de toda medida procesal tendiente a determinar la vigencia de un procesamiento” (Código Penal, Santa Fe, Sala 1º A; Juris 46, 37 Iturralde, Büsser y Chiappini, obra, tomo y página mencionadas). En el presente caso entendemos que el razonamiento por el cual el A Quo arriba a la probabilidad sobre la participación en el hecho delictivo ha sido correcto, por lo que adelantamos la opinión. La Defensa no cuestiona la materialidad del hecho. Se agravia por considerar que la única prueba que perjudica a sus defendidos es el testimonio de Villarroel, quien aceptó que cobro para declarar -primer y segundo agravio-. Es cierto lo manifestado por el Magistrado al sostener que el testimonio de Mario Alberto Villarroel fue categórico al involucrar a 6 los imputados al sostener que el sábado -día del hecho- a las 14.00, oportunidad en que estaba con su patrón Darío Laspina en la vereda de calle Ruciman, vio pasas a “Riki” L. en una moto nueva de gran cilindrada y a F. C. en otra moto, guerrero, color roja. Acota que luego apareció un chico en bicicleta, preguntó quienes era y él les dijo los nombres. Que no recuerda bien como vestían pero que L. siempre viste ropa deportiva y C. llevaba una gorra blanca. La Defensa sostiene que este testimonio no debe ser considerado en virtud a que cobro para declarar. Ello es cierto pero no invalida la declaración, la que debe ser examinada de acuerdo a las reglas de la “Sana crítica racional”. Ingresando al análisis de la versión de Villarreal tengo presente que, en todo caso los $20 que se entregaron no fueron para incriminar a determinada persona sino para que declare lo que vio. Además sostuvo que estaba en calle Ruciman junto a Darío Laspina y este no sólo que lo confirmó sino que también afirmó que unas chicas preguntaron por una de las motos y Villarroel les dijo quienes eran. Acota que estaba presente “el flaco” Tossi. Por lo expresado en el párrafo que precede entiendo que el testimonio es de importancia, por lo menos para esta etapa procesal. Además por haber sido utilizada en forma peyorativa debe testarse la palabra “Mercenario”. Respaldan la versión de Mario Alberto Villarroel diversos testimonios. Entre ellos Marianela Peula y Gisela Noemí Corso quienes sostuvieron que unos muchachos le dijeron que F. C. y “Riki” se llevaban la moto. Cabe acotar que esto ocurrió inmediatamente después del hecho, lo que respalda que Villarroel se encontraba en ese sitio y vio a quienes pasaban con la motocicleta sustraída. También Nelson Mauricio Figueredo observó a las dos 7 personas que se retiraban en las motocicletas y su versión es parecida a la de Villarroel, más allá de si uno de los vehículos lo llevaban en marcha o no. Si bien en el momento del hecho no conoció a C. luego cuando se lo nombraron se dio cuenta que era F.. Ello pudo ocurrir por el hecho de no haberlos visto bien cuando pasaron, pero cuando le dijeron los nombres advirtió que precisamente los rasgos físicos de una de las personas que vio correspondían al mencionado imputado. Conforme a los testimonios que corroboran la versión Mario Alberto Villarroel coincidimos con el Juez de Primera Instancia respecto a que existe probabilidad de que el presente hecho haya sido perpetrado por F. R. C. y R. A. L. y por lo tanto rechazar los agravios de la Defensa. También se agravia la Defensa al considerar que el allanamiento y secuestro de la motocicleta es nulo y que debe procederse conforme a lo establecido e el artículo 196 del Código procesal Penal. Sobre esta petición consideramos que le asiste la razón a la Defensa dado que existen diversas irregularidades en el procedimiento. En primer lugar debe tenerse presente que la orden de allanamiento -agregada a fs. 60- era para el domicilio de calle Antártida Argentina Nº 864 y en el acta de allanamiento -glosada a fs. 61- surge el ingreso a la vivienda de calle Antártida Nº 860. En este caso, si bien no se ingresó al lugar donde debía realizarse el allanamiento, cabe expresar que al lugar donde entro la policía lo hicieron con permiso de la propietaria y era a la vivienda de esta donde estaba destinada la orden por lo que esa irregularidad estaría subsanada. En segundo lugar debe tenerse en cuenta que la orden era para allanar la vivienda y detener a L. alias “Ricky” y sin embargo se procedió al secuestro de una motocicleta. Entiendo que esto produce la 8 nulidad del acto pues no había autorización alguna para ello conforme a la orden de fs. 60. En tercer lugar en la orden de fs 60 el Magistrado dejó expresa constancia de que se debía proceder conforme a lo establecido en el artículo 190 V del CPP. y en especial en lo relacionado a los testigo. Esa norma jurídica establece “ (...) el funcionario deberá actuar con dos (2) testigos mayores de dieciocho (18) años, hábiles y que no pertenezcan a la repartición, si ello no fuera posible con la presencia de uno (1) sólo; y si ello fuera absolutamente imposible, de cuya causales deberá dejarse constancia explicativa, darán fe dos (dos) funcionarios actuantes. Considero que en este caso se actuó con una sola persona como testigo, pero considero que la norma, aunque con mala redacción, establece que si no se consiguen dos testigos, con uno es suficiente, pero entiendo que cuando se menciona la palabra “testigo” se refiere a personas que no sean imputadas en la causa ni tampoco a las destinatarias de la orden, en este caso la propietaria. Por lo antedicho entiendo que por este motivo el secuestro debe declarárselo nulo. Respecto a la constancia explicativa, mencionada en el párrafo que precede considero que, equivocadamente, la norma la establece sólo para cuando no se consiga ningún testigo, cuando en realidad debió fijarla también para el caso que sea uno sólo. Por todo lo antedicho debe hacerse lugar al agravio y declararse la nulidad del secuestro de la motocicleta. Respecto al pedido de restitución de la misma deberá ser solicitada en primera instancia a los fines de poder recurrirse lo que se resuelva. En relación al pedido de aplicación del artículo 196 del Código Procesal Penal entiendo que al existir una constancia a fs. 59 in fine luego del cargo que dice “c/ secuestro de moto. Agréguese y Téngase Presente” la que pareciera escrita por personal del Juzgado de Instrucción, 9 pero que no tiene firma alguna, deberá el Magistrado resolver la aplicación de la norma jurídica solicitada conforme a haber dado o no autorización telefónica o verbal, pero ello no implica que se subsane la nulidad. Cabe acotar que, pese a la nulidad que se menciona, a nivel indiciario y por ser autónoma la declaración, corrobora los dichos de Villarroel la propia declaración de L. quien reconoció que el día y a la hora del hecho él andaba en una motocicleta prestada. Se agravia también la Defensa por considerar sospechoso el accionar policial en virtud a que no fueron inmediatamente después del hecho a la vivienda de C. para ver si tenía o no la motocicleta. Ello es cierto, los preventores no concurrieron en ese momento al domicilio de C., pero eso no invalida a las demás pruebas obrantes en autos por lo que el agravio, por lo menos para esta etapa procesal carece de importancia. Además, la Defensa se agravia en virtud a considerar que se calificó el hecho como Robo Calificado cuando en realidad considera que no se probó fuerza sobre las cosas y de acuerdo a la versión de Villarroel existen dudas si la motocicleta tenía o no la llave puesta. Este agravio también debe ser rechazado, por lo menos para esta etapa procesal, en virtud de que la víctima afirmó que la dejo con las medidas de seguridad, es decir trabada y sin la llave puesta y además de ser ello lógico, nada demuestra lo contrario. El último agravio se refiere al lugar donde fueron los autores del hecho después de cometido el mismo, pero ello tampoco es de importancia en esta oportunidad procesal debido a que por estar en motocicletas pudieron ir rápidamente a varios lados, por lo que el agravio debe rechazarse. Por lo antedicho entendemos que es acertado el 10 análisis del magistrado y por lo tanto debe confirmarse el auto de procesamiento contra F. R. C. y R. O. A. L. por el mismo delito que fue procesado. Además debe declararse la nulidad del acta de secuestro de fs. 61, ordenar al Juez de Primera instancia a expedirse sobre la aplicación o no del artículo 196 del Código Procesal Penal y testar la palabra “mercenario” utilizada por el apelante. Debe tenerse presente la reserva de interponer recursos extraordinarios por parte de la Defensa. Atento a lo antedicho, la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Venado Tuerto; RESUELVE: 1) Confirmar el procesamiento de F. R. C. y de R. O. A. L., como probables coautores del delito de ROBO AGRAVADO -artículos 45 y 167 inc. 4to en relación al 163 inc. 6to ambos del Código Penal-. 2) Declarar la nulidad del acta de secuestro de fs. 61. 3) Ordenar al Juez de Primera Instancia a expedirse respecto a la aplicación o no del artículo 196 del Código Procesal Penal, 4) Ordenar testar la palabra “mercenario” utilizada en el escrito del apelante. 5) Tener presente la reserva de presentar recursos extraordinarios por parte de la Defensa. Insértese, agréguese copia, hágase saber y bajen. Dr. Fernando Vidal Dr. Tomás Gabriel Orso Dr. Gustavo D.I. García Méndez Dr. Sergio Fenice 11