84 Segismundo invertido: Lo que le habría sucedido si no hubiese leído a Kant cuando estaba en la cueva I. Segismundo visionario F a pensamento e política Kant puede ser entendido como origen de la crítica atea si recordamos que postuló la imposibilidad de que el hombre conozca a Dios. Sin embargo, y como ya dijo Nietzsche, Kant fue un «cristiano alevoso»: seguía siendo platónico, pudo encontrar y describir lo trascendental del ferrol ana�lisis 25.indd 84 bien (sabía que obrar según su imperativo categórico era obrar bien) que es casi lo mismo que encontrar a Dios. Advirtió que el hombre estaba en crisis por no poder conocer a Dios pero a partir del imperativo categórico (Crítica de la razón práctica) que él postuló, el hombre al menos podía ser tan justo como el Ser supremo redimiendo así lo poco que quedaba de ese núcleo que tanto le interesa al hombre conservar de sí mismo. La duda, después del letargo medieval y, desgraciadamente, no tan radical como se esperaba, fue sembrada por Descartes. En 1637 se publica El discurso del método. Allí, Descartes recupera las certezas (el yo pensante y Dios) necesarias para decidir si está despierto o dormido. Es evidente que la respuesta cartesiana no ha sido contemplada como satisfactoria por la propia Historia de la filosofía (o, al menos, por su vertiente académica) y, de hecho, por eso tuvo Kant que continuar la labor. Sin embargo, un año antes de la publicación de El discurso del método se publica (1636) y dos años antes (1635) se estrena La vida es sueño. Segismundo tiene la misma duda que Descartes pero no la soluciona directamente (no encuentra Rene Descartes. 9/11/10 16:52:24 Manuel Bonillo López «Mas sea verdad o sueño obrar bien es lo que importa si fuera verdad, por serlo Si no, por ganar amigos para cuando despertemos» El discurso de Segismundo (como personaje conceptual de Calderón) anticipa siglo y medio la reflexión kantiana de la Crítica de la razón práctica. Así, Segismundo, a los ojos de Nietzsche, sería también un «cristiano alevoso»; sólo que siglo y medio antes (quizás, no lo afirmo simplemente lo apunto, este hecho pueda concederle mayor validez intelectual a Calderón que a Kant). Sin entrar en jerarquizaciones, es claro que resultan dos teorías paralelas aunque expresadas en dos extremos distintos, casi caricaturas del tipo de lenguaje que defienden. Podríamos generalizar (basándonos en María Zambrano: Filosofía y poesía), y decir que Calderón defiende la supremacía ontológica del bien con lenguaje poético y Kant con lenguaje filosófico. Parece que obtienen, sin embargo, resultados equivalentes; así que es posible sustituir las referencias a Kant en nuestro escrito (cuando queramos referirnos a este asunto de la redención ética del ser humano) por la referencia a Segismundo. Quizá porque se lo merezca más Calderón por haberlo pensado siglo y medio antes; pero sobre todo, porque Segismundo, a diferencia de Kant ha seguido vivo desde el siglo XVII hasta nuestros días y, como ya explicaremos, ha sufrido un desarrollo para el que Kant, sencillamente, no tuvo tiempo (en el sentido más vulgar del término). ferrol ana�lisis 25.indd 85 85 II. Segismundo idealista Segismundo entonces, como buen hombre barroco, sufre una crisis y se repliega en su interior; es pesimista en su anhelo de conocer la realidad, pero ha encontrado el supuesto comienzo de la dinámica humana en la idea de Bien (y encontrar el origen de algo es lo mismo que encontrar su definición universal). Desde el Bien comienza el movimiento. Segismundo, como Kant, no es más que un refinamiento en la teoría idealista clásica (Platón, Sto. Tomás, Hegel). La verdad ha sido destituida del trono platónico por no poder conocer la realidad, pero el bien no, sigue en lo más alto, y esto hace que el esquema general de pensamiento se mantenga: la teoría baja al mundo (a la caverna) y después debe volver, desde los cuerpos, hacia la luz; o lo que es lo mismo: necesitamos que el Bien sea un concepto claramente definido para poder ser justos en nuestros actos. Sin embargo esto contiene un problema que el Segismundo del siglo XVII no vio: ese bien que le redime y le da sentido a su vida se ha colocado en un plano trascendente, tiene que existir. Y parece ser que es posible conocerlo; porque Segismundo, como ha sido educado por Clotaldo, sabe lo que es el bien: en cuanto se ilumina en la cueva (con los versos antes citados) y descubre que debe hacer el bien, simplemente lo hace. Así parece que el escepticismo que se aplica a la realidad («Mas sea verdad o sueño») y, aunque de manera descaFéinada como nos advirtió Nietzsche, a Dios; no se aplicará al concepto de Bien. Segismundo decide hacer el bien y lo hace, perdona a su padre cuando éste le ofrece su cuello y como consecuencia de su supuesta moralidad obtiene el trono de Polonia. Los monólogos centrales de Segismundo, cuando es devuelto a la cueva después de verse en palacio, son análogos al proceso que debió experimentar Kant escribiendo la Crítica de la razón práctica. A primera vista puede parecer que a Kant le costó mucho más encontrar el imperativo categórico que a Segismundo (que inmediatamente supo lo que era el bien cuando lo necesitó saber); pero en realidad no podemos comparar lo que vivió Segismundo con lo que pensó Kant por la desproporción evidente entre un personaje de ficción y un filósofo real (quizá, tampoco lo afirmo, esto pueda ser entendido irónicamente). III. Invirtiendo a Segismundo La cuestión es que Marx les hubiera considerado a ambos presos del idealismo; tanto Segismundo como Kant podrían haber sido los destinatarios de las tesis que F a pensamento e política certezas para el conocimiento), sino que realiza un giro hacia la moral y ahí encuentra el sentido de la vida: 9/11/10 16:52:25 Segismundo invertido:… 86 históricamente fueron lanzadas contra Feuerbach. F a pensamento e política Marx quiere devolver el pensamiento a la terrenalidad (y en esa línea formulará Deleuze más tarde su propuesta «geofilosófica»), la materia tiene que dejar de ser pasiva, dejar de necesitar la visita de la idea de Bien para poder afectar. Al postular sus tesis contra Feuerbach, contra el idealismo o contra el Segismundo barroco, Marx está invirtiendo definitivamente el esquema platónico. Su concepto de «praxis» es justamente esta nueva relación entre teoría y práctica, idea y materia: el inicio del movimiento intelectual se sitúa en la materia para después examinarse teóricamente y comprobarse de nuevo en la práctica; es decir, no podemos usar recetas ideales y universales para ser justos en cada caso concreto, las infinitas diferencias que existen entre cada situación singular no se pueden reducir a una ley general, el comportamiento humano no puede ni debe ser objeto de una ciencia exacta. ferrol ana�lisis 25.indd 86 La inversión del platonismo sigue siendo problemática en nuestros días, pero cuando digo que el problema ha vuelto a ser pensado no quiero insinuar que suceda algo análogo a lo que antes mencioné con respecto a Descartes: que su respuesta fue poco satisfactoria para la filosofía académica y por eso Kant la retomó. No quiero invalidar las tesis de Marx porque se haya seguido pensando el conflicto que él resolvió sino, más bien, mostrar la presencia marxista en cualquier inversión incisiva (por no decir auténtica, que es un término demasiado pretencioso) del platonismo. Deleuze constituye, en mi opinión, una de las críticas más sólidas al platonismo de la filosofía contemporánea. En Lógica del sentido, más concretamente en el apéndice 1 «Platón y el simulacro», Deleuze lleva a cabo su particular deconstrucción del platonismo, partiendo de una convicción anti-idealista como la de Marx. Para fundar su teoría de las ideas Platón necesita sacar al simulacro fuera de la tríada ontológica, a saber: idea, copia y simulacro. Los simulacros son las copias que no pretenden la idea, que no quieren ser como los originales. Por tanto, simulacros y copias estarían ambos en el nivel de la materia, con la única discrepancia localizada en sus respectivas pretensiones hacia el original. Platón fue muy astuto al sacar al simulacro de su teoría ontológica, porque él era justamente la puerta abierta a la inversión marxista. Que la copia quiera ser original (idea) significa que el movimiento viene desde arriba, que primero está la idea y la copia quiere volver hacia ella, que el hombre no puede actuar responsablemente si no hay idea de Bien, o análogamente: si no hay Dios. En este sentido (en el de no tener en cuenta el simulacro) es en el que Deleuze califica la Historia de la filosofía como Historia del platonismo, y pienso que no es muy exagerado creer que Marx estaría de acuerdo con él: la visión marxista de la Historia de la filosofía como Historia del idealismo es análoga a la de Deleuze. Con el simulacro fuera de la escena ontológica el esquema idealista está a salvo, si sólo pensamos en términos de copia-original nunca podremos salir del platonismo y, por tanto, como Marx critica a Feuerbach, seguiremos jugando en su terreno. El simulacro, como señala Deleuze y como (si lo que digo tiene algo de sentido) Marx habría intuido, tiene un gran poder subversivo. Platón lo sabía y por eso lo excluyó amparándose en razones lógicas (para evitar problemas). Sin embargo, Deleuze propone recuperarlo para llevar a cabo la gran empresa que Marx proyectó. El simulacro invierte la dirección del movimiento en el esquema idealista. Karl Marx. 9/11/10 16:52:25 Manuel Bonillo López Si el simulacro no quiere ser como el original, como la idea, entonces el movimiento parte de él mismo; después podrá ser puesto a prueba por la teoría (porque no toda acción humana es válida), pero el simulacro ya ha actuado independientemente de cualquier mundo trascendente, es materia activa. Si existe una idea de Bien, un canon moral o unos mandamientos de Dios, el hombre bueno sería aquel que se ajustara a ese modelo, el que mejor cumpliera las órdenes, es decir, el hombre copia. Sin embargo, si eliminamos el modelo sólo nos queda la posibilidad del hombre simulacro, que no quiere respetar el canon establecido porque sabe que siempre será en parte injusto por el reduccionismo inevitable que supone construir una ley general que contenga todos los casos particulares. De algún modo, la apología que Deleuze hace del simulacro es equivalente al deseo de Marx de cambiar el método de la filosofía del idealismo a la praxis. Si todo esto es verdad (de nuevo podría ser interpretado irónicamente), Segismundo también debería haber sido invertido en el mismo momento que Platón. «Sólo en nombre de los derechos generales de la sociedad puede una clase particular vindicar para sí el dominio general». Karl Marx. ferrol ana�lisis 25.indd 87 IV. Segismundo simulacro Ahora podemos reforzar nuestra elección de Segismundo frente a Kant como referente. Repito, Segismundo sigue vivo y Kant no. Aclarémonos, no quiero decir que no se siga pensando y replanteando la teoría kantiana, en este sentido sí estaría vivo. Hablo en un sentido más superficial (evitándole lo despectivo a este término), quiero decir que no podemos invertir a Kant y escuchar lo que opina este nuevo Kant al revés, porque nadie tiene legitimidad absoluta para poner palabras en boca de Kant; sin embargo no sucede así con Segismundo. Éste, aparte de estar vivo porque siga generando pensamiento, está vivo en un sentido mucho más superficial, directo y material si se quiere: es posible poner nuevas palabras en su boca, Segismundo puede haber pasado por la historia y haber cambiado. Calderón, como Kant, tampoco hubiese podido. Aclarado este punto, veamos a dónde nos lleva nuestro Segismundo invertido, nuestro Segismundo simulacro. Necesitamos un Segismundo que no quiera ser bueno, necesitamos encontrar otra razón para que Segismundo perdone a Basilio, su padre, cuando llega al poder; ya no podemos admitir que lo perdone por hacer el bien porque habríamos vuelto al Segismundo idealista, cristiano, kantiano. Otra buena razón para que Segismundo no condene a Basilio, diferente a la moralina kantiana de actuar por el deber (otra manera de decir por el Bien) la encontramos en Calderón de Pier Paolo Pasolini. Allí, Segismundo hablará después de haber presenciado más de tres siglos de historia desde su aparición calderoniana. A diferencia de lo que sucedió en el s.XVII, en el s. XX Segismundo no asesina a su padre porque no quiere hacerlo, porque cuando llega al poder ya ha perdido toda su fuerza revolucionaria (ya no quiere ser justo, lo único que le interesa es permanecer en el poder) y por eso perdona a su padre el tirano, para demostrar que ya ha aprendido las normas de protocolo que exige la vida en palacio. 87 En la versión de Calderón, Segismundo y Basilio se presentan como poderes diferenciados: uno el establecido (rey) y otro el revolucionario. Parece que el rey arriesga su poder al llevar a Segismundo («hombre entre fieras y fiera de los hombres») a palacio la primera vez; allí Segismundo se comporta como un menor de edad (en términos kantianos) que debe ser, por tanto, devuelto a la cueva y desde allí, después de iluminarse hallando su peculiar imperativo categórico, es devuelto al lugar que le pertenece. Calderón narra simplemente la historia de Segismundo cumpliendo la mayoría de edad ilustrada (o escribiendo la Crítica de la razón práctica). Muy diferente es, sin embargo, la versión de Pasolini, en la que Segismundo no supone nada diferente al poder establecido, porque quiere exactamente lo mismo que el rey: perpetuarse en el gobierno. Por tanto, Basilio no arriesgaba nada al traerlo a palacio la primera vez: «nada me ha sorprendido que todo lo tenía prevenido» Sólo lo estaba educando, pero no para hacer el Bien como habría hecho Kant, sino para que aprenda como debe actuar para seguir en el lugar privilegiado que le corresponde. Esta estrategia la desarrolla conscientemente sólo Basilio, Segismundo sigue pensando que es un monarca justo al perdonar a su padre, pero no por ello queda exento de responsabilidad. Este doblez que introduce Pasolini muestra como la teoría kantiana, en manos 9/11/10 16:52:26 Segismundo invertido:… F a pensamento e política Kant. ferrol ana�lisis 25.indd 88 del gobernador-marioneta, puede justificar un objetivo último que no sería tan loable como el Bien absoluto si llegara a explicitarse demasiado: la perpetuación de las estructuras de poder. Así, ha cambiado la razón por la que Segismundo perdona a su padre, pero, aunque pueda parecer que por ello escapamos al idealismo, Pasolini pone al descubierto que no es así. El poder está prevenido contra la revolución, no la teme porque sabe que Kant y el imperativo categórico debilitarán (a la nietzscheana) a Segismundo cuando se quede a solas con su razón en la cueva. haber invertido a Platón a tiempo, o por creer que Kant había mejorado sustancialmente la situación. Esta sospecha de Pasolini: pensar que el idealismo esconde una estrategia política de dominación detrás, es compartida por Marx y por Deleuze y los pensadores que profundizaron en el pensamiento político a partir de la base ontológica deleuziana como Foucault. haberse mantenido en la posición que tenía la primera vez que llegó a palacio: el hecho de que Basilio le hubiese encerrado como a una fiera toda su vida está mal, sin excusas ni atenuantes. Es una acción que no puede ser redimida por ningún tipo de bien trascendente. Así, podríamos decir que el Segismundo del siglo XX ya no es tan inocente como en el XVII. Ahora sospechamos del momento en el que perdona a su padre, ya no podemos creemos que lo haya hecho por el bien (sino para acceder al poder en la versión de Pasolini); y lo que es peor, aunque lo haya hecho por el bien, las consecuencias pueden ser funestas, totalitarias. no incluía ni a Marx ni a Deleuze. Claro está que ninguno de los dos había publicado cuando Calderón escribía La vida es sueño, pero llegados casi al final de este escrito me puedo permitir hacerle “la vista gorda a las palabras” y usarlas fuera de las exigencias espacio-temporales que las constriñen. El Segismundo de Pasolini, no sería del todo un simulacro, sería más bien una especie de copia que se nos quiere presentar como simulacro, parece que no actúa siguiendo el bien platónico pero las consecuencias políticas son las mismas. Calderón no puso esto de manifiesto pero Pasolini sí. Él lo tiene muy claro y por eso nos presenta a Segismundo como pseudo-simulacro, para evidenciar los problemas que el idealismo conlleva; en definitiva, para prevenirnos contra Platón. Parece evidente que la educación que Segismundo recibió en la cueva a manos de Clotaldo: «Y aunque en desdichas tan graves la política he estudiado de los brutos enseñado»; Segismundo, ya en el siglo XX, sigue sin haber leído a Marx; pero Pasolini sí que lo ha hecho y por eso nos presenta a un Segismundo incapaz para quitarle legitimidad al Segismundo kantiano. Y para convencernos, sin explicitarlo (como hacen las cosas los buenos poetas) de que en realidad lo que Segismundo debería haber hecho, era, simplemente, matar a su malvado padre: el rey. Bibliografía Deleuze G., Lógica del sentido, Barcelona, Paidós, 1994. Zambrano M., Filosofía y poesía, México, Fondo de Cultura Económica, 2006 Kant I., Crítica de la razón práctica, Madrid, Taurus, 2005. Platón, El sofista, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1959. Calderón de la Barca P., La vida es sueño, Introducción y comentarios: José María Valverde, Barcelona, Planeta, 1981. V. Segismundo revolucionario Pasolini muestra las consecuencias inquietantes que sufrimos por no Por tanto, para conseguir un Segismundo realmente invertido, quizá éste no debería haber perdonado nunca a su padre; debería Pasolini P.P., Calderón, Milano, Garzanti, 1974. Marx K. Tesis sobre Feuerbach, Argentina, Calda, 1969. Descartes R. Discurso del método, Madrid, Alianza, 2006. 9/11/10 16:52:26 Manuel Bonillo López Friedrich Nietzsche. ferrol ana�lisis 25.indd 89 F a pensamento e política Yo os digo: es preciso tener todavía caos dentro de sí, para poder dar a luz una estrella danzarina. Zaratustra 9/11/10 16:52:28