La herencia y la colación

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1. INTRODUCCIÓN
Para afrontar el estudio de la colación debe distinguirse entre diversos
conceptos que pueden llevar a confusión al tratarse de figuras
aparentemente semejantes o próximas entre sí pero radicalmente
distintas como son la computación, la imputación, la reducción y la
colación.
Por computación debe entenderse la operación contable que tiene por
finalidad calcular la legítima de los herederos forzosos, lo que
paralelamente determinará la parte de libre disposición de la herencia del
causante. A ella se refiere el artículo 818 del Código Civil, conforme al
cual, para fijar la legítima se atenderá al valor de los bienes que
quedaren a la muerte del testador, con deducción de las deudas y
cargas, sin comprender entre ella las impuestas en el testamento. Al
valor líquido de los bienes hereditarios se agregará el de las donaciones
colacionables. En definitiva, dicho artículo y pese a la desafortunada
referencia a las donaciones colacionables, lo que pretende es fijar la
legítima de los distintos legitimarios según los artículos 808 y
concordantes del Código Civil, sobre la base no del caudal relicto a la
muerte del causante sino el valor final que resulte de sumar el activo
hereditario, una vez deducidas las deudas, y el valor de las donaciones
efectuadas, incluyendo en éstas todas las donaciones y no solo las
llamadas colacionables.
A la computación seguirá, por tanto, la llamada imputación a la que se
refiere el artículo 819 del Código Civil mediante la cual se adjudicarán las
donaciones a las diversas partes en las que idealmente se divide la
herencia como son la legítima estricta, la mejora y la libre disposición.
Así, establece el artículo 819 que las donaciones hechas a los hijos, que
no tengan el concepto de mejoras, se imputarán a su legítima. Las
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donaciones hechas a extraños se imputarán a la parte libre que el
testador hubiese podido disponer por su última voluntad.
La reducción será el siguiente paso que el propio 819 CC anuncia al
afirmar que en cuanto fueren inoficiosas o excedieren de la cuota
disponible, se reducirán según las reglas de los preceptos siguientes, es
decir, los artículos 820, 821 y 822 CC. Si la donación se hizo a favor de
un legitimario, la donación será inoficiosa cuando perjudique la legítima
de los demás legitimarios y las efectuadas a favor de extraños cuando
excedan del porcentaje de libre disposición.
Llegados a este punto puede entenderse mejor la colación que no es
sino una operación particional cuya finalidad no es nunca la protección
de la legítima y que entrará en funcionamiento cuando concurran varios
herederos forzosos y alguno de ellos haya recibido una donación del
causante, que será considerada como un anticipo de la parte que como
heredero le corresponda y no sólo como parte de su legítima porque,
reiteramos, la colación no tiene por finalidad la fijación ni protección de
la legítima como tendremos ocasión de ver.
Mientras que la reducción tiene por finalidad limitar las liberalidades del
causante a sus correspondientes cuotas y jugará sólo en el caso de que
el mismo se haya excedido de dichos límites sin que pueda ser
dispensada por él, la colación tiene, en principio, una finalidad igualitaria
entre los herederos forzosos y tendrá lugar en todos aquellos casos en
que se haya producido una liberalidad a favor de un heredero forzoso
pudiendo ser dispensada por el donante como luego veremos.
El artículo 818.2º del Código Civil, cuando habla de colación no lo hace
en sentido técnico. El precepto se refiere a la fijación de las legítimas y,
en consecuencia, no es colación, pues la finalidad de ésta no es la
defensa de las legítimas, sino reunión ficticia de los valores salidos del
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patrimonio del causante que nunca pudieron exceder de la parte
disponible por testamento.
El artículo 818.2 del CC no es auténtica colación sino computación para
averiguar si las donaciones efectuadas están dentro de las cuotas
disponibles. Sólo el artículo 1.035 del citado cuerpo legal es auténtica
colación.
CUESTIONES
22.1. ¿Cuándo una donación es inoficiosa?
Según el Tribunal Supremo en su sentencia de fecha 22/02/2006
(Tol843360) el artículo 654 del CC y los dos siguientes desarrollan la
inoficiosidad de las donaciones, y así, al fallecimiento del donante, se
computan las donaciones, las cuales se imputan a la legítima, si el
donatario es, a su vez, legitimario, pues aquella se atribuye, amén de por
otros medios, por donaciones, que, con lo que deja el donante a su
muerte, sirve para su cálculo; es el “donatum”, que se suma al
“relictum”, y si con este último no hay bienes suficientes para que los
legitimarios perciban sus legítimas, las donaciones son inoficiosas y
habrá que rescindirlas total o parcialmente para alcanzar los bienes
suficientes para cubrir las legítimas, que es lo que establece el primer
párrafo, inciso primero, del artículo 654 del CC, con la significación de
que, si la donación es inoficiosa, se reducirá lo que sea necesario para
defender las legítimas. El Tribunal Supremo tiene declarado que la
donación ha de resultar inoficiosa, si atenta a la legítima, al perjudicarla,
causando su minoración, en atención a los artículos 636 y 654 del
Código Civil, y solamente puede subsistir si respeta dicha cuota
hereditaria forzosa por tener cabida en la de libre disposición; no se
genera entonces suplemento de la legítima, al no resultar perjudicado el
heredero forzoso en dicha porción legal y no tiene lugar la imputación
cuando en el artículo 1.037 se establece que la colación no procede, si el
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testador así lo dispone, salvo el supuesto de inoficiosidad; lo que hay
que entender es que entonces no se imputarán las donaciones en la
legítima, pero no que se prescinde de aquéllas en el inventario general
de los bienes del causante para imputarlas donde resultase preciso
(SSTS de 6 de junio de 1962 y de 21 de abril de 1997).
22.2. ¿Cuál es el orden legal a seguir en la reducción de las
disposiciones inoficiosas?
La respuesta se halla en la sentencia del Tribunal Supremo de 17/03/1989
(Tol409978) señalando que el orden legal a seguir en la reducción de las
disposiciones inoficiosas, actuando en defensa de las legítimas, se hará
reduciendo primero las que lo sean por causa de muerte, a prorrata entre
ellas, y después las donaciones entre vivos, empezando por las de fecha
más reciente regla que no puede tener aplicación al presente caso, pues
la cuestión litigiosa que aquí se debate no viene referida al ejercicio de
acciones en protección de las legítimas, como ya se indicó en el anterior
motivo, sino a otro problema a institución distinta, cual es la obligación
que en ciertos casos tienen los herederos de colacionar los bienes que
hubieren recibido anticipadamente de su causante. La reducción de las
disposiciones efectuadas a título gratuito responde a la finalidad de
salvaguardar el principio de intangibilidad de las legítimas, que garantiza
el artículo 813 del Código Civil, y la colación tiene como finalidad
procurar entre los herederos legitimarios la igualdad o proporcionalidad
en sus percepciones, por presumirse que el causante no quiso la
desigualdad de trato, de manera que la donación otorgada a uno de ellos
se considera como anticipo de su futura cuota hereditaria.
22.3. ¿Qué ocurre con las donaciones efectuadas por el testador a
efectos de la colación?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 14/12/2005 (Tol795337)
señala que “como esta Sala tiene declarado, las donaciones efectuadas
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por el testador deben ser traídas a la partición al efecto de computar su
valor y determinar si son inoficiosas, con el fin de reducirlas cuando ello
sea preciso con arreglo a las disposiciones legales. Así, entre las más
recientes, la sentencia de 11 de octubre de 2005 recuerda que «habrá de
traerse el valor de los bienes donados al tiempo en que se evalúen los
bienes hereditarios (artículo 1.045 CC) a fin de integrar la masa
hereditaria con el relictum más el donatum a efectos de poder calcular
las legítimas de los restantes herederos forzosos y comprobar si la
donación las ha perjudicado causando su minoración (sentencia del
Tribunal Supremo de 21 de abril de 1997, entre otras)»”.
22.4. ¿En qué momento puede constatarse el carácter inoficioso de la
donación?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 11/10/2005 (Tol731282)
señala que según lo dispuesto por el artículo 636 del Código Civil, la
donación es inoficiosa únicamente cuando excede en su cuantía de lo
que el donante podía dar al donatario por testamento y tal determinación
hay que remitirla al momento de la partición a la que habrá de traerse el
valor de los bienes donados al tiempo en que se evalúen los bienes
hereditarios (artículo 1.045 CC) a fin de integrar la masa hereditaria con
el relictum más el donatum a efectos de poder calcular las legítimas de
los restantes herederos forzosos y comprobar si la donación las ha
perjudicado causando su minoración (sentencia del Tribunal Supremo de
21 de abril de 1997, entre otras), por lo que ha de considerarse que la
sentencia impugnada infringe la disposición contenida en el artículo 654
del Código Civil al pronunciarse sobre la reducción de una donación sin
previa constatación de su carácter inoficioso. La Sentencia del Tribunal
Supremo de fecha 28/02/2002 (Tol273106) dispuso que se entiende como
donación inoficiosa aparte de las que excedan de los límites de la
disposición testamentaria -art. 636-, las incursas en la sanción del art.
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819.3, en el sentido de que, las donaciones hechas a los hijos que no
tengan concepto de mejoras se imputarán a su legítima y, en cuanto
fueran inoficiosas o excedieran de la cuota disponible se reducirán
según las reglas de los artículos siguientes, siendo el art. 820 el que
establece la forma de reducción de dichas donaciones, esto es, fijada la
legítima, a tenor de los preceptos citados, se hará la reducción según los
tres supuestos que enumera.
22.5. ¿Cuál será el plazo de ejercicio de la acción para la reducción de
donaciones inoficiosas y la naturaleza de la misma?
La sentencia del Tribunal Supremo fecha 4/03/1999 (Tol1680) nos da la
solución: El problema del plazo de ejercicio de la acción de reducción
tiene solución dentro de la regulación legal de las donaciones,
atendiendo a la letra del párrafo 2º del art. 654, según la cual para la
reducción de las donaciones se estará a lo dispuesto en este capítulo.
Por tanto, es en las normas contenidas en los artículos 644 a 656 del
Código Civil donde se deben remediar las lagunas e insuficiencias de la
acción de reducción y para ello ha de utilizarse necesariamente el
procedimiento analógico (art. 4º.1 CC). El supuesto de hecho del art. 654
no guarda afinidad obviamente ni con la revocación de las donaciones
por ingratitud ni por incumplimiento de cargas impuestas al donatario,
sino con la revocación por supervivencia o superveniencia de hijos. En
éste, el art. 644 faculta al donante para revocar la donación para
favorecer al hijo o descendientes. En aquél se favorece al legitimario que
por causas que puedan perfectamente sobrevenir a la donación, la
misma le perjudica. El plazo para la prescripción de la acción
ciertamente ejercitada no es con seguridad el de quince años que la
Audiencia le reconoce apoyándose en la generalidad del mismo según
los términos del artículo 1.964 (“las personales que no tengan señalado
término especial de prescripción”), cabiendo pensar en otro plazo
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menor, así el de un año del artículo 652 o acaso mejor el de cuatro años
del art.
1.929 y más próximamente aún el de cinco años del art. 646 que
contempla un supuesto semejante al caso litigioso y entre los que se
aprecia identidad de razón por lo que precedería su aplicación analógica
(nº 1 del art. 4 del CC). La acción debe regirse por su analogía con la de
revocación de donaciones por supervivencia de hijos, luego no ha de
tener naturaleza distinta su plazo de ejercicio, que es de caducidad.
2. CONCEPTO
Podemos definir la colación como aquella operación particional
consistente en la agregación ideal a la porción hereditaria de los
herederos forzosos cuando concurren varios a la sucesión, de todas las
liberalidades recibidas del causante en vida de éste, determinando una
nueva masa que se distribuirá entre ellos bien de forma igualitaria, bien
en la proporción fijada por el causante.
Su fundamento inicial es la presunta voluntad del causante de igualdad
entre
todos
los
herederos
forzosos,
si
bien
esta
igualdad
tradicionalmente latente en el instituto de la colación no viene impuesta
con carácter imperativo y, por tanto, puede alterarse en virtud del
principio dispositivo que se deduce de la posibilidad de dispensa de
colación que luego analizaremos.
La colación se configura como un derecho individual, patrimonial y
renunciable. Es individual pues corresponderá a todo heredero forzoso
con carácter privativo frente a los demás. Es de carácter indudablemente
patrimonial y es perfectamente renunciable, ya que si bien la donación
es dispensable por el propio causante, también puede ser eludida por el
propio heredero forzoso mediante la repudiación e igualmente podrá el
heredero donatario renunciar a la dispensa y el heredero no donatario
renunciar a la colación del coheredero donatario. El Código Civil dedica
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a la colación los artículos 1.035 a 1.050, estableciendo el primero de ellos
que el heredero forzoso que concurra, con otros que también lo sean, a
una sucesión, deberá traer a la masa hereditaria los bienes o valores que
hubiese recibido del causante de la herencia, en vida de éste, por dote,
donación u otro título lucrativo, para computarlo en la regulación de las
legítimas y en la cuenta de la partición.
CUESTIONES
22.6. ¿Cuál es la finalidad de la colación?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 15/02/2001 (Tol99681)
dispone que la colación es una operación particional, cuya finalidad no
es la protección de las legítimas, sino de determinar lo que ha de recibir
el heredero forzoso por su participación en la herencia, que puede ser
mayor que la que le corresponde por su legítima, si el causante le ha
dejado más. En suma, la colación se refiere a la cuenta de participación
de heredero forzoso en la herencia. Por otra parte, en nuestro sistema
legitimario el testador puede dejar la legítima “por cualquier título”, sin
excluir ninguno, por tanto inter vivos o mortis causa. Así lo dispone el
artículo 815 del Código Civil. La sentencia del Tribunal Supremo de 20 de
febrero de 1981 declaró que el heredero forzoso, a quien en vida haya
hecho
alguna
donación
su
causante,
no
puede
considerarse
desheredado ni preterido, y sólo puede reclamar que se complete su
legítima, al amparo del artículo 815. En definitiva, la colación se refiere a
la cuenta de participación de heredero forzoso en la herencia y, en el
mismo sentido la STS de 17 de marzo de 1989 señalaba que mientras la
reducción de las disposiciones efectuadas a título gratuito responde a la
finalidad de salvaguardar el principio de intangibilidad de las legítimas,
que garantiza el art. 813 del Código Civil, la colación tiene como finalidad
procurar entre los herederos legitimarios la igualdad o proporcionalidad
en sus porciones. La colación implica una ordenación típica basada en
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criterios de equidad tendentes a evitar desigualdades en la distribución
de la herencia, en tanto el causante no dispense de ella, dejando siempre
a salvo el régimen de legítimas como señala el Tribunal Supremo en STS
de 19 de julio de 1982.
3. REQUISITOS
De la lectura del artículo 1.035 del Código Civil se desprenden los
presupuestos de la colación y que pueden resumirse en dos:
1º. Que concurran a la sucesión varios legitimarios que sean herederos,
testamentarios o abintestato. El 1.035 del Código Civil habla de
herederos forzosos, expresión poco afortunada pero utilizada en
diversas ocasiones por el texto articulado, y decimos desafortunada
pues la legítima puede adquirirse por cualquier título, como establece el
artículo 815, es decir, a título de herencia legado o donación y, de igual
manera, es evidente que puede instituirse heredero a un extraño no
legitimario.
La colación es una vicisitud entre herederos forzosos entendidos éstos
como legitimarios que hayan sido instituidos herederos por testamento o
por el juego de las normas de la sucesión intestada.
Precisando un poco más, aunque de lo visto hasta ahora ya puede
deducirse, ha de tratarse de un coheredero, pues la colación requiere la
concurrencia de otros que también lo sean.
Por heredero legitimario, heredero forzoso en la terminología del Código
Civil, ha de entenderse los enumerados en los apartados 1º y 2º del
artículo 807, no así el cónyuge como ha declarado la doctrina y la
jurisprudencia, en atención a la peculiaridad de que concurriendo con
otros coherederos, en realidad, siempre sucede en usufructo. Caso de
que el causante haya instituido heredero al cónyuge en el mismo,
concurrirá la doble condición de heredero y legitimario, pero como
legitimario su legítima seguirá siendo en usufructo y, por tanto, quedará
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fuera de la colación. Igualmente quedarán al margen aquellos que, no
obstante, tengan la condición de herederos no sean legitimarios y
aquellos legitimarios que no ostenten la condición de herederos.
2º. Que el heredero forzoso haya recibido en vida del causante de la
herencia bienes o valores por dote, donación u otro título lucrativo. En
definitiva, el Código Civil está pensando en cualquier liberalidad del
causante que haya producido un enriquecimiento a favor del beneficiado
más que en el hecho de una transmisión de bienes.
Lo trascendental será el enriquecimiento, como ha reconocido la
jurisprudencia en la ya famosa STS de 3 de junio de 1965 y la STS de 19
de junio de 1978, entre otras. El Código Civil mantiene la referencia a la
dote que tras las sucesivas reformas es la única mención existente en el
texto legal junto a la contenida en el artículo 1.046 del Código Civil.
No obstante, la falta de concreta regulación actual no impide la
existencia de la dote cuyo régimen jurídico debe reconducirse, a salvo el
artículo 1.046, por vía de la regulación de las donaciones ordinarias.
Respecto a las donaciones, dentro de las mismas debe distinguirse ente
las donaciones típicas u ordinarias, las donaciones onerosas y las
remuneratorias. Ninguna duda, respecto a la obligación de colacionarlas,
presentan las primeras dado que conforme al artículo 618 del Código
Civil la donación es un acto de liberalidad por el cual una persona
dispone gratuitamente de una cosa a favor de otra que la acepta. No
merece, en este momento, mayor aclaración pues estamos ante el
prototipo de donación que debe ser colacionada en los términos del
artículo 1.035 del CC. Tampoco ofrecen excesivas dudas las donaciones
onerosas a las que se refiere el último inciso del artículo 619 del citado
cuerpo legal al afirmar que es también donación aquella en la que se
impone al donatario un gravamen inferior al valor de lo donado, pues en
estos casos es unánime la doctrina y la jurisprudencia en el sentido de
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que deberá colacionarse en el exceso sobre el valor de la carga impuesta
de forma que el artículo 622 del mismo texto que remite a las normas de
los contratos sólo se aplicará cuando el gravamen sea igual al valor de lo
donado.
Además de dotes y donaciones, el Código Civil se refiere igualmente a
los bienes recibidos del causante por cualquier otro título lucrativo, lo
cual nos lleva a recordar lo anteriormente comentado relativo a que, en
definitiva, hay que atender, conforme a la jurisprudencia, al hecho de que
se haya producido un enriquecimiento como consecuencia de un acto de
liberalidad que puede venir dado mediante figuras totalmente distintas a
la donación. Los actos de liberalidad se tomarán en cuenta en cuanto
produzcan un efecto económico equivalente al producido por la
donación, es decir, un enriquecimiento sin contravalor.
Atención especial, dentro de este artículo 1.035 del Código Civil, merece
la expresión empleada por el legislador de que el heredero forzoso
“deberá traer” a la masa hereditaria los bienes o valores que hubiese
recibido del causante. Ello puede inducir a pensar que se está exigiendo
al heredero un deber de restitución de los bienes y un deber de
prestación frente a los demás coherederos, pero que en realidad carece
de sentido si se hace una interpretación conjunta de los artículos 1.045 y
1.047 del mismo texto legal, ya que conforme a los mismos, no han de
traerse a colación y partición las mismas cosas donadas, sino su valor al
tiempo en que se evalúen los bienes hereditarios, y el donatario tomará
de menos en la masa hereditaria tanto como ya hubiese recibido,
percibiendo sus coherederos el equivalente, en cuanto sea posible, en
bienes de la misma naturaleza, especie y calidad.
En definitiva, la expresión “deberá traer” no es sino una imprecisión
terminológica del Código Civil. No existe obligación de restitución in
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natura ni se resuelven los efectos de la donación, que subsistirán
íntegramente salvo en los casos de inoficiosidad.
CUESTIONES
22.7. ¿Quién tiene obligación de colacionar, el cónyuge viudo o los
herederos forzosos?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25/10/2000 (Tol1840)
dispone que la obligación de colacionar se impone a los herederos
forzosos, no recayendo tal obligación sobre el cónyuge viudo aunque
posea la condición, éste último, de heredero universal del causante, que
no entra en la categoría de heredero forzoso, a salvo de lo dispuesto en
los artículos 834 a 840 del Código Civil. El cónyuge viudo, en lo que se
refiere a la cuota usufructuaria, tal como considera la doctrina en
general, parece excluido de esta obligación tanto por su peculiar
situación jurídica en la sucesión, como por la finalidad de la colación,
que no es otra que la de igualar a los iguales.
22.8. En el caso de que un heredero reciba un bien en concepto de
cesión en vida del causante ¿existe obligación de colacionar con arreglo
al art. 1.035 del Código Civil?
El Tribunal Supremo en su sentencia de fecha 6/04/1998 (Tol14806)
indica que no existe obligación de colacionar con arreglo a lo dispuesto
en el art. 1.035 del Código Civil porque el bien a que se hace referencia
para no dejarse nada en testamento no lo recibió de la causante de la
herencia en vida de ésta, por dote, donación u otro título lucrativo, sino
en el de cesión mediante precio, lo que lo excluye de la obligación de
traerlo a la masa hereditaria que impone dicho precepto, tanto más
cuanto que el referido precio (que dada la equivalencia de moneda en el
transcurso de los años no puede ser considerado como ínfimo) consta
abonado a la madre no existe obligación de colacionar con arreglo a lo
dispuesto en el art. 1.035 del Código Civil porque el bien a que se hace
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referencia para no dejarse nada en testamento no lo recibió de la
causante de la herencia en vida de ésta, por dote, donación u otro título
lucrativo, sino en el de cesión mediante precio, lo que lo excluye de la
obligación de traerlo a la masa hereditaria que impone dicho precepto,
tanto más cuanto que el referido precio (que dada la equivalencia de
moneda en el transcurso de los años no puede ser considerado como
ínfimo) consta abonado a la madre. En este sentido, es reiterada la
jurisprudencia del Tribunal Supremo (como más antigua puede citarse la
sentencia de 28 de noviembre de 1899) de que la obligación de
colacionar está limitada a los bienes recibidos por dote, donación u otro
título lucrativo y no alcanza a los adquirentes del causante de la herencia
por título oneroso en contrato válido y eficaz.
22.9. En el caso de ser declarada una madre heredera abintestato de su
hija ¿a quién corresponde ejercitar la acción de reintegro al caudal
hereditario de las donaciones hechas en vida?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 28/05/2004 (Tol448411)
señala que la acción de petición de herencia si bien tiene como
contenido primordial el reconocimiento de la cualidad de heredero,
también sirve para que las personas legitimadas puedan pretender en
beneficio de la masa hereditaria común la restitución e incorporación de
bienes que deben formar parte de la misma, como caudal relicto
pertenecientes al causante (Sentencia de 21/06/1993). En el caso que nos
ocupa la cuestión que se presenta es el efecto colacionable de la
donación referida en proyección a la herencia de la madre de los
litigantes, lo que impone partir necesariamente de que era a ésta, como
heredera única y universal de su hija, con la condición de heredera
forzosa (artículo 807.2 en relación al 935 y 937 del Código Civil), a la que
correspondía la legitimidad para instar la ineficacia o nulidad, más bien
que la inoficiosidad de la donación discutida, y reintegrar el objeto de la
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misma al haber hereditario de su hija, la causante, lo que no llevó a cabo
y consintió que el bien donado permaneciera fuera del caudal, por lo que
no procede, como parece que pretenden los recurrentes, que se
produzca a su favor transmisión de la posibilidad de colacionar que sólo
opera con respecto a la herencia del causante inmediato, es decir la
madre, conforme a los artículos 636 y 654 y la regla para que tenga lugar
la colación hereditaria establece el artículo 1.035 (colación en sentido
estricto), según sentencia de 21/04/1997.
Los descendientes que resultan efectivamente legitimarios (lo que
supone la muerte en este caso de la madre y su capacidad para
sucederla) pueden ejercitar la acción de la reducción de las donaciones
(sentencia de 30/03/1993) pero con referencia necesaria a las que en vida
hubiera hecho su progenitora y en cuanto mermen sus derechos
legitimarios.
22.10. ¿Qué se entiende por materia colacionable?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25/05/1992 (Tol179454)
dispuso que la sentencia de 3 de junio de 1965, en un minucioso estudio
de la colación y de sus caracteres o requisitos, estableció “que la ley, al
referirse a la materia colacionable, menciona dos conceptos específicos
(dote y donación) y uno genérico con la expresión “u otro titulo
gratuito”, pero en el concepto de “donación” habrá de comprenderse
tanto las que se llaman “propias”, incluidas en el art. 618 del Código
Civil,
como
las
“impropias”
que
suponen
enriquecimiento
del
beneficiado por ellas, sin efectiva y simultánea transmisión de bienes; en
cambio cuando la Ley habla, con carácter general, de otro título gratuito,
ha de entenderse que el mismo habrá de reunir los requisitos de ser
“derivativo” y dimanante del de cujus, con lo que se excluyen los que no
reúnan tales caracteres, siendo ajeno por tanto, a la materia colacionable
cuanto no sea lucro que proceda de la voluntad del causante, bien tenga
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por causa una obligación incumplida cualquiera, apropiación unilateral,
rendición de cuentas, anticipos reintegrables o cualquier otro débito,
convencional o legal, ajeno al motivo específico a que se refiere el art.
1.035 del Código Civil”.
22.11. ¿Quedan fuera de la colación los acreedores?
Mención especial merece la posibilidad de que los acreedores puedan
pedir la colación. Obviamente habrá que excluir de dicha posibilidad a
los acreedores de la herencia, dada la naturaleza de la colación que tiene
por finalidad regular la distribución de las cuotas que correspondan a los
herederos forzosos, sin perjuicio de la facultad que a aquellos le asiste
de poder impugnar las donaciones efectuadas en fraude de acreedores.
En cambio, sí que podrán pedir la colación los acreedores de un
heredero forzoso, cuando otro coheredero forzoso deba colacionar y
aquél no lo exija, pues de prosperar sí se verá aumentado el patrimonio
del deudor.
22.12.
Al
coheredero forzoso que repudie la herencia, ¿puede
imponérsele la obligación de colación?
No podrá imponerse la obligación de colacionar al coheredero forzoso
que repudie la herencia, el cual tiene la opción de aceptar la herencia,
suceder y colacionar o repudiar la herencia y retener la liberalidad en lo
que no sea excesivo y no se vea afectado por la reducción ni tampoco al
heredero de un heredero premuerto, salvo que lo sea por representación
y, por supuesto, no podrán solicitar la colación ni el indigno para
suceder ni el desheredado.
22.13. ¿Qué se entenderá por donación remuneratoria?
El Tribunal Supremo califica la donación remuneratoria como aquella
donación que opera para recompensar al donatario servicios, asistencias
y actividades realizadas, tanto pasadas como presentes y continuadas
en beneficio del donante y el agradecimiento de éste es la causa que
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motiva la cesión sin precio alguno de los bienes que realiza (STS 9 de
marzo de 1995), señalando el legislador que es también donación la que
se hace a una persona por sus méritos o por los servicios prestados al
donante.
22.14. ¿Cómo se determinará el valor de los servicios prestados al
donante, en relación a la donación remuneratoria?
La dificultad radicará en determinar el valor de los servicios prestados al
donante para concretar el exceso y la dificultad añadida de valorar los
méritos tenidos en cuenta para hacer la donación, lo que ha llevado a la
mayoría de la doctrina a considerar en que las mismas no son
colacionables porque, bien se considera que la colación destruye por sí
misma la propia esencia de la donación, bien se argumenta que dichas
donaciones encierran en sí una dispensa de colación.
22.15. Las donaciones manuales ¿están sujetas a colación?
Estarán sujetas a colación las llamadas donaciones manuales con las
excepciones previstas en los artículos 1.041 y 1.044 del Código Civil
referidas a los denominados regalos de costumbre y a los regalos de
boda consistentes en joyas, vestidos y equipos que no son objeto de
colación pudiendo, sin embargo, ser reducidos como inoficiosos en la
parte que excedan de un décimo o más de la cantidad disponible por
testamento.
22.16. ¿Qué caracteres de la institución de la colación señala el Tribunal
Supremo?
Si hay alguna sentencia que con claridad recoge la naturaleza y espíritu
de la colación es la STS de 3 de junio de 1965 al afirmar que los
caracteres de esta institución son, en esencia, inconfundibles, al
precisarse para su existencia y exigencia que se den los requisitos
legales siguientes, que se recogen en el artículo 1.035 del Código Civil:
Primero. Concurrencia de herederos forzosos en una misma sucesión.
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Segundo. Que uno o varios de ellos, hayan recibido del causante de la
herencia, en vida de éste, determinados bienes.
Tercero. Que, tal recepción, la haya sido por vía de dote, donación u otro
título lucrativo.
Cuarto. Que los bienes mismos o su valor, se traigan a la masa
hereditaria, para ser computados en la regulación de las legítimas y en la
cuenta de la partición; y, son consecuencia de tales caracteres o
requisitos:
A) Que la institución persigue una finalidad igualitaria y, para lograrlo, se
atiende a la naturaleza de los bienes, al objeto perseguido por su
transmisión o empleo y a las propias disposiciones que adopte el
testador, sobre la índole colacionable o exacta de aportación de los
bienes donados.
B) Que la colación no tiende a la impugnación del acto jurídico de
transmisión de los bienes a que afecta y el que, en principio y
normalmente, respeta y tiene por firme, hasta el punto de que, el artículo
1.045 del CC, fija el valor de los bienes, en el que tenían al tiempo de la
donación y sus vicisitudes económicas posteriores, son a beneficio o
cargo de quien los adquirió.
C) Que si la donación es excesiva, se reducirá en lo que resulte
inoficiosa y se colacionará en la proporción en que no se reduzca.
D) Que, la Ley, al referirse a la materia colacionable, menciona dos
conceptos específicos, (dote y donación) y uno genérico con la
expresión “u otro título gratuito”, pero en el concepto de “donación“
habrá de comprenderse, tanto las que se llaman “propias”, incluidas en
el
artículo
618
del
CC
como
las
“impropias”
que
suponen
enriquecimiento del beneficiado por ellas, sin efectiva y simultánea
transmisión de bienes; en cambio, cuando la ley habla, con carácter
general, de otro título gratuito, ha de entenderse que, el mismo, deberá
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reunir los requisitos de ser “derivativo” y dimanante del “de cuius”, con
lo que se excluyen los que no reúnan tales caracteres, siendo ajeno, por
tanto, a la materia colacionable cuanto no sea lucro que proceda de la
voluntad del causante, bien tenga por causa una obligación incumplida
cualquiera, apropiación unilateral, rendición de cuentas, anticipos
reintegrables o cualquier otro débito, convencional o legal, ajeno al
motivo específico a que se refiere este precepto.
4. AUSENCIA DE COLACIÓN
Bajo el epígrafe de la ausencia de colación debe incluirse el artículo
1.036 del Código Civil que establece que la colación no tendrá lugar
entre los herederos forzosos, si el donante así lo hubiese dispuesto
expresamente, o si el donatario repudiare la herencia, salvo el caso en
que la donación deba reducirse por inoficiosa.
Contempla, por tanto, el art. 1.036 del CC dos distintos supuestos en los
que no habrá colación, uno basado en la voluntad del causante,
conocido
tradicionalmente
como
dispensa
de
colación,
y
otro
fundamentado en la repudiación de la herencia por el donatario.
El principio de igualdad establecido por el derecho dispositivo puede ser
roto por la simple voluntad del causante y el medio adecuado para ello
es la dispensa de colación. Al contrario de lo que ocurre con las normas
reguladoras de la legítima que son de naturaleza necesaria u obligatoria,
las de la colación son de carácter dispositivo lo que no hace sino
reafirmar la idea ya anticipada de que la colación no tiene por finalidad la
protección de las legítimas.
CUESTIONES
22.17. ¿Cuál es la intención inicial de la colación?
La jurisprudencia ha tratado de explicar la facultad de dispensa sobre la
idea de que la intención inicial de la colación es la de procurar entre los
herederos
legitimarios
la
igualdad
o
proporcionalidad
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en
sus
percepciones, por presumirse que el causante no quiso la desigualdad
de trato, de manera que la donación otorgada a uno de ellos se
considera como anticipo de su futura cuota hereditaria como apunta la
STS de 17 de marzo de 1989, pero dicha presunción puede destruirse por
la sola voluntad del causante que, en todo caso, deberá respetar las
legítimas pero, de ningún modo, está obligado a la igualdad o
proporcionalidad, porque en el fondo, realmente, más que en la
presunción de igualdad la colación se fundamenta en la voluntad del
causante de que las donaciones efectuadas en vida de este lo fueron a
cuenta de lo que el donatario tendrá derecho a recibir en la herencia.
22.18. ¿Cómo ha de ser la colación en relación a su dispensa?
En cuanto a la forma de la dispensa el artículo 1.036 del CC habla de que
la colación no tendrá lugar si el donante así lo hubiere dispuesto
expresamente, lo que parece que debería llevar a pensar que, conforme a
dicha literalidad la colación ha de ser expresa, pero la doctrina ha
insistido en la idea de que no es necesaria tanto la expresión colación
como que sea inequívoca la voluntad del causante de no colacionar. La
dispensa puede realizarse en el mismo acto de donar pero también de
forma separada y posterior a la donación en otro negocio jurídico
posterior inter vivos o en testamento y debe añadirse que, en todo caso,
la donación hecha con dispensa de colación impide el juego del artículo
819 del Código Civil, pero no el del artículo 818, como el propio artículo
1.036 establece, ya que no podrá determinarse el carácter inoficioso de
una donación sin su computación para el cálculo de la legítima y como
señala la jurisprudencia, en caso de dispensa de colación lo que se ha
querido decir es que entonces no se computarán las donaciones a la
legítima, pero no que se prescinda de ellas en el inventario para
imputarlas donde corresponda, para saber si el testador se ha
extralimitado en sus facultades (STS 21 de abril de 1990). La no
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exigencia de forma determinada para llevar a cabo la dispensa planteará
problemas sobre su certeza que deberán resolverse mediante la
correspondiente prueba suficiente.
22.19. ¿Cabe la revocación de la dispensa de colación?
Se discute la posibilidad de revocación de la dispensa efectuada y, en
principio, no hay prohibición expresa para ello aunque algunos sectores
doctrinales
niegan
la
posibilidad
de
revocarla
al
haber
sido
perfeccionada la donación. Quizás sea más adecuada la postura que
considera la admisión de dicha revocación sobre la base de que la
misma se refiere a una sucesión no abierta y que, incluso, el causante
puede disminuir la cuota hereditaria del donatario por lo que carece de
sentido privarle de la posibilidad de revocar la dispensa. En todo caso, si
la dispensa se hizo en testamento y éste es anulado, se anulará también
la dispensa y, si nada se dice en el nuevo testamento sobre la misma,
deberá entenderse eliminada a no ser que aparezca claramente deducida
la voluntad del testador de dejarla subsistente. El segundo supuesto en
el que se excluirá la colación será aquel en el que el heredero donatario
repudie la herencia y salvo el caso en que la donación deba reducirse
por inoficiosa. La razón es evidente pues no tiene otro fundamento que
la ausencia de los presupuestos necesarios para la colación, ya que ésta
tendrá lugar solo entre herederos y el donatario ya no lo es. No
perjudicará con ello los derechos de los demás legitimarios pues no
logrará evitar la posible reducción de su donación, en su caso, por
inoficiosa.
22.20. ¿Puede un donante en vida discutir la aplicación del art. 1.036 del
Código Civil?
La sentencia Tribunal Supremo de fecha 13/12/2000 (Tol30879) señala
que el art. 1.036 del Código civil regula la dispensa de la donación y, en
este sentido, es preciso tener en cuenta la sentencia de la Sala de 15 de
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junio de 1929, cuando en ella se afirma que “solo puede tener lugar la
aplicación del artículo 1.036 cuando se discuta por los herederos
forzosos acerca de la herencia del donante, pero en modo alguno por
este donante en su vida, porque esto equivaldría a solicitar la revocación
de un acto que no es revocable por su propia naturaleza, es decir, que el
artículo 1.036 concede un derecho 'post mortem' y en modo alguno
efectivo durante la vida del causante de la herencia”.
5. LA NO COLACIÓN DE LO DEJADO EN TESTAMENTO
El artículo 1.037 del Código Civil establece que no se entiende sujeto a
colación lo dejado en testamento si el testador no dispusiere lo
contrario, quedando en todo caso a salvo las legítimas.
Este artículo ha dado lugar a múltiples interpretaciones y no pocas
dudas. Comenzaremos por citar la jurisprudencia del Tribunal Supremo
que en STS de 17 de marzo de 1989 señalaba que los artículos 1.035 y
1.036 claramente enmarcan esta institución dentro del derecho
dispositivo del testador, que puede derogarlos en cada caso particular y
al amparo de este derecho dispositivo se explica que el Código disponga
en el artículo 1.037 que no se entiende sujeto a colación lo dejado en
testamento, si el testador no dispusiere lo contrario, quedando en todo
caso a salvo las legítimas, regla que procede en sentido inverso a como
se hace para el caso de las atribuciones por actos entre vivos, y ello
resulta razonable, pues en la colación se parte de la presunción que las
donaciones otorgadas por el causante durante su vida, lo han sido a
cuenta de lo que el donatario tendría derecho a recibir por herencia, pero
cuando el mismo causante lo dispone en su testamento, ya que no se
está en el caso de emplear presunción de clase alguna, sino que nos
encontramos ante la realidad de la voluntad del testador, ejercitada para
después de su muerte y, definitiva, en cuanto a posibles desigualdades
entre sus herederos.
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CUESTIONES
22.21. ¿Qué interpretación se puede dar al artículo 1.037 del Código
Civil?
Lo que en el fondo está señalando este artículo 1.037 del Código Civil es,
no que no haya de colacionarse lo dejado en testamento sino más bien
que el testador puede ordenar la colación de lo dejado en testamento.
Quizás en el fondo el referido precepto propone una regla mal formulada
por cuanto carece de sentido sujetar a colación lo que al mismo tiempo
se ha dejado en testamento, lo cual podría llevar a hacer inútiles los
legados e incluso la misma institución de la colación, pues se obliga al
beneficiario a tomar de menos algo que no tomó antes y toma ahora.
Solo cabe entender el precepto, para que tenga sentido, si se piensa que
lo que realmente pretende es permitir que el testador, explícitamente,
pueda disponer la desigualdad al establecerla en testamento y, si
dispone lo contrario, esto es, la obligación de colacionar, no puede
afectar a lo que deje en pago de su legítima, sino a lo que le deje de más.
La doctrina se ha esforzado en determinar en qué supuestos es aplicable
dicho artículo y, en realidad, se puede reducir en la práctica a uno sólo, y
es aquél en que exista un prelegado, es decir, un legado efectuado a
favor de un heredero legitimario ya que el mismo establece una
desigualdad a favor del prelegatario que no debe corregirse, salvo que el
causante así lo haya establecido expresamente y si el legatario ha sido
excluido de su condición de legitimario no habrá posibilidad de colación
pues ésta solo procede entre legatarios.
6. LOS SUPUESTOS DE COLACIÓN CUANDO SE TRATE DE NIETOS
A los nietos como sujetos de colación se refiere el artículo 1.038 del
Código Civil que establece que, cuando los nietos sucedan al abuelo en
representación del padre, concurriendo con sus tíos o primos,
colacionarán todo lo que debiera colacionar el padre si viviera, aunque
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no lo hayan heredado. También colacionarán lo que hubieren recibido
del causante de la herencia durante la vida de éste, a menos que el
testador hubiere dispuesto lo contrario, en cuyo caso deberá respetarse
su voluntad, si no perjudicare a la legítima de los herederos.
CUESTIONES
22.22. ¿Qué supuestos puede comprender el artículo 1.038 del Código
Civil?
De la simple lectura de este artículo se desprende la existencia de dos
supuestos distintos, a saber: En el primer párrafo el legislador
contempla la obligación de los nietos de colacionar lo recibido por ellos,
no directamente, sino a través de su padre a quien en la herencia
representan. Pese a que la tendencia instintiva es entender que dicho
supuesto se aplicará cuando se produce un supuesto de representación
en sentido estricto, por fallecimiento del padre, deben entenderse
comprendidos todos los casos en los que el nieto o los nietos sean
herederos forzosos del abuelo, no sólo por haber premuerto el padre,
sino también en los casos de desheredación o incapacidad. Y ello en
realidad grava a los nietos con una colación de bienes que nunca
recibieron, con lo que quizás se trata a aquellos con excesiva dureza,
aunque sucedan al abuelo por representación del padre y lo colacionable
es lo donado al padre representado. El otro supuesto contemplado por el
artículo 1.038 del CC, en su párrafo segundo, es la obligación de los
nietos de colacionar lo que hubieren recibido del causante durante la
vida de éste, a menos que el testador hubiere dispuesto lo contrario. En
realidad, este segundo párrafo agrava de forma injusta a los nietos
huérfanos por cuanto que de este modo, pierden las donaciones
efectuadas directamente por el abuelo, de forma contraria a lo que
sucede en las ramas en las que viven los hijos, pues éstos no tiene
obligación de colacionar lo que sus propios hijos hayan recibido
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directamente del abuelo, pues así lo dispone el artículo 1.039 del Código
Civil al señalar que los padres no estarán obligados a colacionar en la
herencia de sus ascendientes lo donado por éstos a sus hijos. Un intento
de racionalizar la aplicación de esta norma puede venir determinado por
el hecho de que, si bien se exceptúa de la obligación de colacionar
cuando el testador así lo haya dispuesto, esta excepción sólo es
aplicable en el caso de que la donación del abuelo se haya producido
con posterioridad al fallecimiento o desheredación del hijo y, por tanto,
cuando el nieto ya es heredero forzoso, pero si la donación se efectuó a
los nietos viviendo el padre, aún no eran presuntos herederos forzosos
de su abuelo, y si no ordenó la colación hay que entender que no la
quiso, y sin que sea necesaria la disposición expresa en contrario.
7. LAS EXENCIONES DE COLACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 1.039 A 1.042
DEL CÓDIGO CIVIL
Los artículos 1.039 a 1.042 del Código Civil contemplan diversos
supuestos en los que, salvo excepciones puntuales, no deberá
colacionarse.
CUESTIONES
22.23. En relación a la colación ¿qué ocurre en el caso de que los
abuelos donen a favor de sus nietos?
El artículo 1.039 del Código Civil establece que los padres no estarán
obligados a colacionar en la herencia de sus ascendientes lo donado por
éstos a sus hijos. En este precepto, en realidad, no concurren los
requisitos generales para la colación, pues no se reúnen en una misma
persona la condición de heredero y donatario, por lo que como señalan
algunos autores, el sentido de la norma es exclusivamente aclaratorio.
Se sigue un criterio radicalmente opuesto al que se seguía en el norma
anteriormente expuesta, y si heredero y donatario han de coincidir en la
misma persona, resulta que respecto a las donaciones efectuadas por el
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abuelo, si el padre o madre sobreviven al ascendiente donante, las
donaciones recibidas por el nieto no son atribuidas, por tanto, a un
heredero forzoso, y no habrá lugar a la colación, pero si lo recibido por el
nieto lo ha sido con posterioridad a la muerte o, en su caso,
desheredación del padre, deberá colacionar en la forma establecida en el
articulo anterior.
22.24. En relación a la colación ¿qué ocurre en el caso de que la
donación se hubiere efectuado conjuntamente por el padre a los dos
cónyuges, el hijo y su consorte?
El artículo 1.040 del Código Civil señala, por su parte, que tampoco se
traerán a colación las donaciones hechas al cónyuge del hijo; pero si
hubieran sido hechas por el padre conjuntamente a los dos, el hijo estará
obligado a colacionar la mitad de la cosa donada.
Este supuesto es totalmente diferente a los anteriores pero coincide en
el hecho de que el cónyuge del hijo tampoco es heredero forzoso y, por
tanto, no cabe colación, pues no se da la coincidencia que exige el
artículo 1.035 del CC. Resultado distinto se producirá para el supuesto
de que la donación se hubiere efectuado conjuntamente por el padre a
los dos cónyuges, el hijo y su consorte, en cuyo caso sí que se impone
la obligación de colacionar la mitad de lo donado, entendiendo que, pese
a que la norma habla de cosa donada, no se excluyen otras formas de
liberalidad que beneficien conjuntamente al hijo y a su consorte y, para
el caso de que éste último fallezca antes que el causante, ha de
entenderse que se produce el acrecimiento a favor del hijo, el cual estará
obligado a colacionar por entero, salvo que estemos en el supuesto de la
sociedad de gananciales, en cuyo caso se seguirán las normas
específicas de dicha sociedad.
22.25. ¿Cuál es el fundamento de la exoneración de la obligación de
colacionar a que se refiere el artículo 1.041 del Código Civil?
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El artículo 1.041 del Código Civil dispone que no estarán sujetos a
colación los gastos de alimentos, educación, curación de enfermedades,
aunque sean extraordinarias, aprendizaje, equipo ordinario, ni los
regalos de costumbre. El fundamento de la exoneración de la obligación
de colacionar se encuentra en la propia naturaleza de dichos gastos que
no son considerados como liberalidades del causante, sino gastos
derivados del cumplimiento de deberes legales o morales e incluso
gastos estimados de escasa relevancia económica y socialmente
aceptados. La dispensa a estos gastos, a que se refiere el art. 1.041 del
CC, enlaza directamente con el deber legal de alimentos de los artículos
142 y 143 del Código Civil y, es claro que los gastos derivados del
cumplimiento de dicho deber no pueden ser objeto de colación.
Entendemos que, a diferencia de lo dispuesto en el artículo siguiente,
será radicalmente nula la disposición en contrario del testador que
impusiera la obligación de colacionar. Respecto los regalos de
costumbre, que en realidad es cierto que exceden de los deberes de
alimentación, su carácter no colacionable, más que desde el punto de
vista cualitativo, debe entenderse desde la perspectiva de su aspecto
cuantitativo, dada su escasa relevancia que deberá determinarse en
función de la situación socioeconómica de donante y donatario.
22.26. ¿Son colacionables los gastos de una carrera profesional de un
hijo que hacen sus padres?
El artículo 1.042 del Código Civil, complementario del art. 1.041,
establece que no se traerán a colación, sino cuando el padre lo disponga
o perjudiquen a la legítima, los gastos que éste hubiere hecho para dar a
sus hijos una carrera profesional o artística; pero cuando proceda
colacionarlos, se rebajará de ellos lo que el hijo habría gastado viviendo
en la casa y compañía de sus padres. Parte esta norma de la
consideración de que los gastos derivados de la carrera profesional o
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artística exceden de la estricta obligación de alimentos a que se refiere el
artículo anterior y, por tanto, si bien, en principio, igualmente, no serán
colacionables, sí que se permite al padre obligar a colacionarlos.
Es cierto que la línea divisoria entre obligación de alimentos y los gastos
que exceden de esta obligación es cada vez de más difícil diferenciación
y éstos tienden a confundirse con aquellos, por lo que el ámbito de
aplicación de este precepto y la posibilidad de colacionar es cada vez
más reducida y, en todo caso, de producirse la colación deberán
descontarse los gastos que el hijo hubiera causado en el caso de
convivir con los padres, por lo que el Código Civil parece estar pensando
en el hijo que abandona el hogar por la necesidad de continuar sus
estudios fuera del domicilio familiar. Se recoge en la STS de 15 de
febrero de 2001 que los gastos para una carrera profesional es
colacionable porque la madre así lo dispuso, en cuyo caso se calculará
el mayor gasto de tal carrera profesional, respecto a si se hubiera
limitado a vivir en casa de sus padres como dispone el último inciso del
artículo 1.042 del CC. Por su parte, en un análisis más amplio de esta
exención de colación, la STS de 31 de diciembre de 1909 ya señalaba
que los gastos extraordinarios que hacen los padres para dar carrera a
sus hijos y los originados para atender necesidades imprevistas y
especiales de los mismos, no revisten el carácter de verdaderas
donaciones, dada la naturaleza de todos ellos, sino en tanto en cuanto
conste por modo evidente que el padre ha querido favorecer a su hijo
por acto de pura liberalidad de semejante manera porque, de otra suerte,
faltan las condiciones esenciales de toda donación, que no pueden
suplirse con presunciones que la ley no autoriza, estableciendo, por el
contrario, sin contradicción de aquel concepto respecto de tales gastos
el de anticipos reintegrables al tiempo de su sucesión, para que no
perjudiquen a los demás hijos a favor de los cuales no se hayan hecho
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semejantes desembolsos, excluyéndose del importe de los primeros
únicamente la parte que corresponda a la obligación legal de alimentos.
8. LA OBLIGACIÓN DE COLACIONAR DE LOS ARTÍCULOS 1.043 Y 1.044
DEL CÓDIGO CIVIL
El artículo 1.043 del Código Civil establece que serán colacionables las
cantidades satisfechas por el padre para redimir a sus hijos de la suerte
de soldado, pagar sus deudas, conseguirles un título de honor y otros
gastos análogos.
No creemos que merezca el más mínimo comentario el vergonzante
anacronismo de la redención de la suerte de soldado y es, como mínimo,
sorprendente, la persistencia en el texto legal del Código Civil e
igualmente es extemporánea e impropia la referencia expresa a la
obtención de un título de honor, por lo que nos limitaremos a los
supuestos de pago de deudas y otros gastos análogos.
CUESTIONES
22.27. ¿Qué requisitos se precisan para la existencia de la colación a que
se refiere el artículo 1.043 del Código Civil?
Respecto al pago de las deudas para que la colación tenga lugar,
debemos estar ante una deuda del hijo que sea exigible, que el pago
efectuado le sea útil al mismo y no al padre, y en su propio interés, y, por
supuesto, que el pago se efectúe por el padre sin intención de
rembolsar, pues de lo contrario no existiría liberalidad, lo que en
definitiva nos conducirá a un problema de prueba sobre dicha liberalidad
que determinará la existencia o no de la obligación de colacionar.
22.28. ¿Qué puede entenderse por los “otros gastos análogos” a que se
refiere el artículo 1.043 del Código Civil?
Respecto a los “otros gastos análogos“ pueden entenderse como tales
el pago de multas e indemnizaciones o los gastos de establecimiento
para el ejercicio de una profesión por el hijo y, también, las donaciones
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de dinero para la adquisición de un bien a nombre del hijo, en cuyo caso
y a efectos del cómputo, podría discutirse si lo colacionable es la
cantidad efectivamente donada o el valor final del bien que adquiere el
hijo y con el que finalmente se enriquece.
22.29. ¿Se refiere el artículo 1.044 del Código Civil a la colación o a la
reducción por inoficiosidad?
El artículo 1.044 del Código Civil establece la obligación de reducir como
inoficiosos los regalos de boda consistentes en joyas, vestidos y
equipos en la parte que excedan de un décimo o más de la cantidad
disponible por testamento. Es evidente que esta norma adolece de un
defecto en su redacción o en su colocación sistemática, pues no está
hablando de colación sino de reducción por inoficiosidad, sobre todo si
se relaciona este precepto con el art. 1.041 que exime de colación a los
regalos de costumbre. Sin perjuicio de que la doctrina se muestra
partidaria de la supresión de este artículo, puede tratarse de dotar al
mismo de sentido partiendo de la base de que los regalos de boda que
sean de costumbre, de conformidad con estas dos normas no serán
colacionables y, superponiendo colación y reducción por inoficiosidad,
serán objeto de reducción en los casos en que, no obstante, ser regalos,
excedan de un décimo o más de la cantidad disponible por testamento,
aunque la literalidad del artículo ciertamente en ningún momento habla
de colación sino de reducción.
9. CONTENIDO DE LA OBLIGACIÓN DE COLACIONAR
Ya apuntábamos al iniciar el estudio de la colación y, en concreto, al
analizar el artículo 1.035 del Código Civil, que, pese a la dicción literal del
precepto, que impone al heredero forzoso el deber de traer a la masa
hereditaria lo que hubiese recibido el causante, la jurisprudencia y la
doctrina, en una lógica y más racional interpretación conjunta de esta
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norma con los artículos 1.045 y 1.047 del citado cuerpo legal, no exigen
el desplazamiento físico que literalmente se exige.
El Código Civil optó, en su momento, por el sistema de colación por
imputación y no por la colación in natura, propio del derecho romano.
Conforme al sistema de colación por imputación, el donatario percibe de
la herencia, de menos, la misma cantidad que ya tiene recibida, lo cual es
preferible en aras a la seguridad jurídica pero conlleva inevitablemente el
problema de las valoraciones, lo que motivó la redacción del artículo
1.045 del CC en los términos en que en la actualidad se recoge y
conforme al cual no han de traerse a colación y partición las mismas
cosas donadas, sino su valor al tiempo en que se evalúen los bienes
hereditarios.
El aumento o deterioro físico posterior a la donación y aun su pérdida
total, casual o culpable, será a cargo y riesgo o beneficio del donatario.
El Tribunal Supremo señalaba que con anterioridad a la redacción
vigente, la doctrina había puesto de relieve la injusticia, falta de equidad
y enriquecimiento injusto en perjuicio
de
los
coherederos
del
colacionante si se aplicara el anterior criterio recogido en la antigua
redacción del Código Civil y, ya entonces, trataba de interpretarlo de
forma que se evitaran esos efectos claramente injustos (STS 19 de julio
de 1982).
En la redacción anterior a la reforma de 1981, y conforme a los principios
nominalistas, el artículo 1.045 del CC se refería al valor de la cosa
donada al tiempo de la donación, siendo a cargo y riesgo o beneficio del
donatario, el aumento o deterioro posterior, y aun su pérdida total, por lo
que ninguna circunstancia posterior podía afectar al valor de lo donado,
lo cual evidentemente constituía un criterio de valoración seguro pero
claramente injusto respecto del resto de coherederos.
CUESTIONES
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22.30. A los efectos de la obligación de colacionar ¿cuál deberá ser el
objeto y el criterio de la valoración?
El objeto de la valoración es la cosa tal y como se hallaba al tiempo de la
donación, no según su estado actual, y por eso el párrafo segundo del
artículo 1.045 del Código Civil establece que el aumento o deterioro
físico posterior a la donación, y aun su pérdida total, casual o culpable,
será a cargo y riesgo o beneficio del donatario. El criterio de valoración
es lo que realmente ha sido modificado por la reforma de 1981, pues se
deberá colacionar no el valor que entonces tenía la cosa donada sino el
valor que aquella cosa donada tendría al tiempo de la partición. Y como
también señala la STS de 19 de julio de 1982, ha de excluirse una
solución que permitiese al donatario aportar solamente el valor nominal
de lo donado al tiempo de la donación, puesto que la norma de que el
donatario tomará de menos tanto como ya hubiese recibido no se
cumpliría si se limitase a aportar el valor nominal de lo recibido al tiempo
en que se hizo la donación; por lo tanto, el anterior artículo 1.045 se
refiere al valor de lo que recibió el donatario determinado por su
cotización actual al abrirse la sucesión, pero teniendo en cuenta los
bienes tal como se encontraban al hacerse la donación y no sus
aumentos o deterioros posteriores o sus pérdidas totales, que serán,
como dice el artículo 1.045, párrafo 2º, a cargo y riesgo o beneficio del
donatario.
22.31. ¿Cuál es la interpretación del Tribunal Supremo del párrafo 2º del
art.1.045 del Código Civil?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 17/12/1992 (Tol179325) tiene
establecido que el artículo 1.045 del Código Civil, en su párrafo segundo,
establece la particularidad que de producirse aumento o deterioro físico
posterior a la donación y aún su pérdida total causal o culpable, será de
cargo y riesgo o beneficio del donatario en su caso. Esta normativa fue
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introducida por la reforma del precepto llevada a cabo por Ley de 13 de
Mayo de 1981. Resulta bien clara en cuanto sólo prevé las circunstancias
físicas posteriores, no ninguna otra y por tanto no incluye los
incrementos económicos o de valor de cualquier tipo que puedan afectar
a los bienes donados, como pueden ser los plusvalores derivados de
procesos
urbanísticos,
recalificación
de
terrenos,
creación
de
infraestructuras revalorizadoras, modificaciones sustanciales en el
entorno o cese de actividades agrarias, residenciales o de simple recreo
y su sustitución por otras, industriales o de cualquier tipo más rentable,
en las que en todo caso el bien permanece con la misma identidad física.
El legislador de 1981 no fue previsor, seguramente consciente de estas
situaciones, por lo que el mandato de la norma, al resultar bien explícito,
no precisa de interpretación o de la necesidad de acudir al proceso
analógico, para captar su contenido. En estos casos el citado párrafo
segundo del artículo 1.045 y todas estas circunstancias coyunturales,
por no ser precisamente aumentos o deterioros físicos, han de correr a
cargo y beneficio de la masa partible y, asimismo, cuando se produce la
alteración del valor, como en el caso de autos, por consecuencia de una
actuación administrativa y no de forma constatada por la propia
actividad
decisiva,
exclusiva
y
determinante
del
recurrente.
Lo
anteriormente analizado se refuerza teniendo en cuenta que nuestro
Código Civil rechaza la colación “in natura”, salvo pacto entre los
coherederos, a favor de la colación por imputación que consiste en
adición contable a la masa hereditaria del valor del bien donado,
conforme a lo ya expuesto y deferida a favor de los herederos
legitimarios (Sentencia de 17 de marzo de 1989), produciéndose de esta
forma un incremento en el activo a repartir, con la consecuencia de una
“toma de menos” en el mismo por parte del donatario que colaciona,
conforme al artículo 1.047, lo que tiene su complemento con la procura
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de lograr una situación de equivalencia para los coherederos, en cuanto
estos, y de ser posible, han de percibir, integrando su cuota hereditariaparticional, bienes de la misma naturaleza, especie y calidad de los que
fueron objeto de la donación, así se adecua la filosofía del Derecho
Sucesorio en cuanto se ha de buscar la obtención de igualaciones
cuantitativas y cualitativas, que el Código Civil decreta en su precepto
1.061.
22.32. ¿En qué consiste la obligación de colacionar?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 6/11/2003 (Tol324931)
estableció que en orden a la colación de los bienes recibidos por un
heredero forzoso del causante por dote, donación o cualquier otro título
lucrativo, de los artículos 1.035 y 1.045 del Código Civil, se pone de
manifiesto la obligación del heredero de llevar a la masa hereditaria los
bienes recibidos por cualquiera de aquellos títulos, si bien “no ha de
traerse a la colación y partición las mismas cosas donadas, sino su
valor”; el art. 1.047 del CC expresa que “el donatario tomará de menos en
la masa hereditaria tanto como ya hubiese recibido, percibiendo sus
coherederos el equivalente”. Se está ante una operación contable
consistente en sumar a los bienes de la herencia (en el caso, a los
bienes que debe reintegrar el demandado-recurrente) el valor de los
bienes objeto de la colación para fijar el haber partible (“la cuenta de la
partición”) y distribuirlo entre los coherederos en partes iguales, si bien
el coheredero obligado a colacionar verá reducida su parte en la cuantía
que suponga el valor de los bienes a colacionar, recibiendo los demás
coherederos una compensación proporcional.
22.33. ¿En qué momento se deben valorar los bienes traídos a colación
en una sucesión hereditaria?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 26/02/1992 (Tol195671)
estableció que para la valoración de los bienes ha de tenerse en cuenta
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el momento de la apertura de la sucesión y no el momento en que se
hizo la donación. El art. 1.045 del Código civil establece que no se
traerán a colación y partición las mismas cosas donadas sino su valor al
tiempo en que se evalúen los bienes hereditarios.
22.34. ¿Cuándo se deberán valorar los bienes colacionables?
Según el Tribunal Supremo de fecha 22/02/2006 (Tol843360), el segundo
párrafo del artículo 818 del Código Civil establece que “al valor líquido
de
los
bienes
hereditarios
se
agregará
el
de
las
donaciones
colacionables” y la expresión “colacionables” no cabe interpretarla en
un sentido rigurosamente técnico, y, en esta hermenéutica, deben
incluirse en el cálculo cualquier clase de donaciones, salvo aquellas que
se consideren no computables, respecto a las cuales, para fijar el
importe de la legítima, el artículo 818, reformado por la Ley de 13 de
mayo de 1981, ha suprimido el inciso final, relativo a que la donación
debía computarse según el valor que tuviese en el tiempo en que se
hubiese hecho, y ante el silencio legal, la doctrina científica mayoritaria
mantiene que la estimación pecuniaria se hará según el estado físico que
mantuviere el bien al tiempo de la donación, pero teniendo en cuenta el
correspondiente cuando se evalúen los bienes hereditarios, de manera
que con ello se evita la inclusión en la valoración de las mejoras
efectuadas por el donatario. Por otra parte, la doctrina jurisprudencial,
sobre la redacción actual del artículo 1.045 del Código Civil, tras la
reforma de la Ley de 13 de mayo de 1981, ha declarado que se ha de
atender al valor de lo donado al tiempo de su evaluación (STS de 28 de
abril de 1988); la modificación del artículo 1.045 consistió en referir el
tiempo del evalúo al momento en que se tasen los bienes hereditarios,
en vez de situarlo en la fecha de la donación (STS de 17 de marzo de
1989); el artículo 1.045 establece como importancia constatable de la
colación el sistema “ad valorem”, es decir, que no han de traerse a
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colación las mismas cosas donadas, sino su valoración al tiempo en que
se evalúen los bienes hereditarios, lo cual es absolutamente lógico, ya
que al tratarse de una prestación de valor, en principio, había que tener
en cuenta el importe de la donación cuando se hizo, pero debidamente
actualizado, por mor, esencialmente, al fenómeno económico de la
in?ación y el de la devaluación monetaria, y en este sentido se ha
inclinado la doctrina científica moderna y la doctrina jurisprudencial
(SSTS de 9 de julio de 1982, 17 de marzo de 1987 y 22 de noviembre de
1991); además, el párrafo primero del artículo 1.045, tanto desde el punto
de
vista
finalista,
como
desde
el
conceptualista,
permite
una
hermenéusis literal, que no admite duda, y ello desde el instante mismo
de que es lógico y sobre todo justo que la frase “al tiempo que se
evalúen los bienes hereditarios” significa que, en circunstancias
normales, los bienes colacionables se habrán de valorar al surgir el dato
de la partición, pero si por cualquier evento dicha partición no ha podido
ser hecha efectiva, la evaluación se deberá hacer en el instante de
practicarla (STS 4 de diciembre de 2003); y el artículo 1.045 , en su actual
redacción, adopta, frente al sistema anterior, el de colación “ad
valorem”, por lo que el valor de los bienes que hubieren sido objeto de
donación se proyecta a tiempo posterior al de la propia donación, ya que
tiene lugar en el momento de evaluar los dejados en herencia (STS de 20
de junio de 2005).
22.35. ¿Qué sistema de valoración de bienes establece el Código Civil a
los efectos de colación?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 04/12/2003 (Tol337746)
dispuso que el artículo 1.045 del Código Civil establece como
importancia constatable de la colación el sistema “ad valorem”, es decir,
que no han de traerse a colación y partición las mismas cosas donadas,
sino su valor al tiempo en que se evalúen los bienes hereditarios. Lo cual
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es absolutamente lógico, ya que al tratarse de una prestación de valor,
había que tener, en principio, en cuenta el importe de la donación
cuando se hizo, pero debidamente actualizado, por mor esencialmente al
fenómeno económico de la in?ación y el de la devaluación monetaria. Y
en este sentido se ha inclinado la doctrina científica moderna, así como
la jurisprudencia de la Sala; y así se explicitan en concreto las
sentencias de 9 de julio de 1982, de 17 de marzo de 1987 y de 22 de
noviembre de 1991. Pero es que además el párrafo primero del artículo
1.045 del Código Civil, tanto desde un punto de vista finalista como
desde un punto de vista conceptualista, permite una hermenéusis literal,
que no admite la misma duda, y ello desde el instante mismo que es
lógico y sobre todo justo que la frase “al tiempo que se evalúen los
bienes hereditarios” significa que en circunstancias normales los bienes
colacionables se habrán de valorar al surgir el dato de la partición, pero
si por cualquier evento dicha partición -como es el caso- no ha podido
ser hecha efectiva, la evaluación se deberá hacer efectiva en el momento
de practicar dicha partición.
22.36. ¿Se pueden colacionar bienes por vía del art. 1.079 del Código
Civil incluso en momento posterior a la partición?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 11/12/2002 (Tol229576)
señalaba que “si bien es cierto que algunas sentencias de esta Sala
muestran un criterio ?exible al permitir que por la vía del art. 1.079 CC
pueda verificarse la obligación de colacionar incluso en un momento
posterior a la partición (así, STS 19/061978), no lo es menos, de un lado,
que la demanda solamente aludió a la colación en sus fundamentos
jurídicos, citando los arts. 1.035 y 1.036 CC pero sin pedir ninguno de
sus efectos propios según los arts. 1.045 a 1.050 CC; de otro, que según
la jurisprudencia de esta Sala, coincidente con un autorizado sector de la
doctrina científica, la adición contemplada en el art. 1.079 CC está
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indicada cuando los bienes omitidos sean de poca importancia en el
conjunto de la herencia (STS 15/02/1988), cual sucedía en el caso
litigioso con las parcelas de suelo rústico, pero no cuando la omisión se
dé respecto de bienes importantes, en cuyo caso lo procedente es la
acción de anulabilidad (SSTS 7/01/1975 y 31/05/1980), importancia que no
cabe negar al negocio litigioso a la vista de las valoraciones que
constata la sentencia recurrida y el planteamiento de la propia actora en
su demanda; y finalmente, que precisamente por eso, y como
atinadamente se razona en la sentencia de primera instancia, el art. 1.079
CC no puede servir de amparo para, años después de la partición y
vencido con mucho el plazo de ejercicio de las acciones de rescisión por
lesión y anulabilidad de la misma, suplir su falta de ejercicio en tiempo y
forma mediante una petición de complemento o adición que a su vez
encubre la de una obligación de colacionar posterior en muchos años a
la partición, es decir, precisamente cuando por el fallecimiento de ambos
progenitores años atrás nada podían éstos aportar sobre el posible
carácter oneroso de la transmisión del negocio al demandado, quien por
su parte veía notablemente acrecentadas por el transcurso del tiempo
sus dificultades para lograr una prueba plena, como parece exigir la
sentencia recurrida, del carácter oneroso de su adquisición del negocio”.
10. POSIBILIDAD DE EXCLUIR EL SISTEMA DE VALORACIÓN DEL ART.
1.045 DEL CÓDIGO CIVIL
Una de las cuestiones que surgen inmediatamente al analizar el artículo
1.045 del Código Civil es la posibilidad de que el donante pueda excluir
la regla de valoración contenida en el mismo, es decir, el Código Civil
establece la regla de valoración en atención al estado físico de la cosa al
tiempo de la donación, si bien según valores actuales, esto es, al tiempo
de la evaluación de los bienes hereditarios, pero se cuestiona si el
donante puede, al tiempo de efectuar la donación o con posterioridad en
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el testamento modificar dicha regla, determinando, al tiempo de la
donación el valor por el que deben ser colacionados los bienes. La
respuesta ha de ser positiva partiendo de la base de la naturaleza
dispositiva de las normas reguladoras de la colación pero, en todo caso,
con la limitación del respeto de las legítimas.
CUESTIONES
22.37. ¿Cómo debe computarse la donación?
La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 14/12/2005 (Tol795337)
puede darnos la respuesta, así, como tiene declarado el Alto Tribunal, las
donaciones efectuadas por el testador deben ser traídas a la partición al
efecto de computar su valor y determinar si son inoficiosas, con el fin de
reducirlas cuando ello sea preciso con arreglo a las disposición legales.
Así, entre las más recientes, la sentencia de 11 de octubre de 2005
recuerda que «habrá de traerse el valor de los bienes donados al tiempo
en que se evalúen los bienes hereditarios (artículo 1.045 CC) a fin de
integrar la masa hereditaria con el relictum más el donatum a efectos de
poder calcular las legítimas de los restantes herederos forzosos y
comprobar si la donación las ha perjudicado causando su minoración
(sentencia de 21 de abril de 1997, entre otras)».
11. LA COLACIÓN DE LA DOTE
Señala el artículo 1.046 del Código Civil que la dote o donación hecha
por ambos cónyuges se colacionará por mitad en la herencia de cada
uno de ellos. La hecha por uno solo se colacionará en su herencia.
En principio, no parece el artículo 1.046 del CC un precepto necesario.
Quizás en su día, la complejidad de la regulación de la dote pudo motivar
la existencia de este precepto, pero suprimidas las normas de la dote, el
artículo resulta obvio e innecesario y, en todo caso, debe tenerse claro
que pese a la literalidad del mismo, la colación se efectuará por mitad
siempre y cuando la donación se hubiere efectuado con bienes
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comunes, pero no por el hecho de llevarse a cabo por los dos cónyuges,
si los bienes son privativos de uno de ellos, ya que tratándose de
privativos, aun cuando se realice por ambos cónyuges, deberán ser
colacionados los bienes en la herencia de cada uno, de acuerdo con
correspondientes cuotas de participación, en la referida donación
colacionable.
12. FORMA DE LLEVAR A CABO LA COLACIÓN
Los artículos 1.047 y 1.048 del Código Civil marcan la pauta de cómo
debe producirse la colación y son, junto con los artículos 1.035 y 1.045
del citado cuerpo legal, la clave de dicha institución.
De su atenta lectura se desprende que el art. 1.047 establece la regla
ideal, principal y prioritaria, mientras que el art. 1.048 se aplicará de
forma supletoria en defecto de la anterior. Tras todo lo visto hasta ahora
debe quedar claro que pese a la dicción del artículo 1.035 y 1.045, nada
“debe traerse” físicamente como ya hemos ido viendo y, en definitiva, el
artículo 1.047 así lo confirma.
Según el citado precepto, el donatario tomará de menos en la masa
hereditaria tanto como ya hubiese recibido, percibiendo sus coherederos
el equivalente, en cuanto sea posible, en bienes de la misma naturaleza,
especie y calidad. Para el caso de que no pueda verificarse lo dispuesto
en el artículo 1.047, el siguiente precepto ordena que, si los bienes
donados fueren inmuebles, los coherederos tendrán derecho a ser
igualados, en metálico o valores mobiliarios, al tipo de cotización, y no
habiendo dinero ni valores cotizables en la herencia, se venderán otros
bienes en pública subasta en la cantidad necesaria. Cuando los bienes
donados fueren muebles, los coherederos sólo tendrán derecho a ser
igualados en otros muebles de la herencia por el justo precio, a su libre
elección. Intenta, por tanto, el Código Civil, la igualación con bienes de la
misma naturaleza, y de no ser posible, mediante la aplicación de la
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norma supletoria, pero ambas normas pueden ser adaptadas o
empleadas conjuntamente cuando, no obstante, haber bienes de la
misma naturaleza, no son del valor suficiente para cubrir la cantidad a
igualar entre los coherederos del donatario.
En definitiva, se trata de conseguir la igualación de todos los
coherederos pero con el mismo tipo de bienes, si ello es posible, es
decir, con bienes de la misma naturaleza, especie y calidad, aunque en la
mayoría de los casos será imposible llevarlo a cabo y entrará en juego el
artículo 1.048.
Ya hemos anticipado que en la mayoría de los casos será imposible la
igualación mediante bienes de la misma naturaleza, por lo que entrará en
juego el artículo 1.048 del CC que distingue entre bienes inmuebles y
bienes muebles. Tratándose de bienes inmuebles donados y no
habiendo de la misma naturaleza se procederá a la igualación, por este
orden, mediante metálico, valores mobiliarios al tipo de cotización y,
finalmente, mediante la venta en pública subasta de otros bienes.
Tratándose de bienes muebles el Código Civil utiliza instrumento diverso
pues los coherederos sólo tendrán derecho a ser igualados en otros
muebles de la herencia por el justo precio a su libre elección, lo cual esta
exigiendo para su aplicación que existan otros bienes muebles en la
herencia, pero en caso de no existir o cuando el justo precio obtenido no
sea suficiente para la igualación de los coherederos, no vemos
obstáculo para poder aplicar también el criterio aplicable a los
inmuebles, pese a la literalidad del precepto.
CUESTIONES
22.38. ¿Qué ocurre si el valor de lo donado exceda de la cantidad que
como heredero le corresponda al donatario?
Sin perjuicio de la aplicación de los artículos 1.047 y 1.048 del Código
Civil, el problema que rápidamente se observa es el de que el valor de lo
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donado exceda de la cantidad que como heredero le corresponda al
donatario, o dicho en otros términos, que el haber o cuota hereditaria del
colacionante sea inferior al valor de la cosa donada. La opinión
mayoritaria en la doctrina es contraria a que en estos casos deba
restituirse el exceso, sin que el donatario se vea obligado a devolver
parte de lo donado, ni su valor, a los coherederos, sino simplemente a
tomar de menos lo que, en este caso, supondrá que no se le adjudican
bienes para el pago de su haber y no recibirá nada sin que deba
reducirse en este punto la donación porque si hay reducción de la misma
no será como consecuencia de la donación sino de inoficiosidad de la
misma, es decir, que si calculadas las legítimas éstas se ven
perjudicadas se reducirá la donación por inoficiosa y no por vía de la
colación. No obstante lo dicho, es necesario hacer constar que el
Tribunal Supremo en Sentencia de 1 de marzo de 1989, entre otras,
parece admitir la obligación de restituir el exceso recibido afirmando que
la toma de menos del donatario, o la atribución complementaria, incluso
cuando exista parte en lo donado que exceda de la cuota del
colacionante, requiere que las compensaciones se hagan adicionando
contablemente valores al activo repartible y compensando, en su caso,
las diferencias en metálico, pero de ninguna forma mediante la
aportación de bienes in natura, no contemplada en ningún precepto
legal.
13. LA COLACIÓN DE LOS FRUTOS E INTERESES
Señala el artículo 1.049 del Código Civil que los frutos e intereses de los
bienes sujetos a colación no se deben a la masa hereditaria sino desde
el día en que se abra la sucesión. Para regularlos, se atenderá a las
rentas e intereses de los bienes hereditarios de la misma especie que los
colacionados. La regla que se deduce de esta norma es que los frutos e
intereses producidos desde el momento de la donación no son
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colacionables sino sólo los producidos desde el momento de la apertura
de la donación y hasta el momento en que concluya la partición.
Curiosamente, el Código no exige tomar en consideración los frutos e
intereses efectivamente producidos por los bienes donados, sino que el
párrafo segundo del 1.049 establece que para regularlos, se atenderá a
las rentas e intereses de los bienes hereditarios de la misma especie que
los bienes colacionables, lo cual conduce irremediablemente a un nuevo
problema cuando no existen otros bienes de la misma especie que los
colacionados, pues entonces se carecerá de base para la regulación, en
cuyo caso deberá acudirse a los frutos que produciría el bien donado tal
y como se hallaba al tiempo de la donación.
14. CONTIENDA SOBRE LA COLACIÓN
El último de los artículos dedicados a la colación establece que si entre
los coherederos surgiere contienda sobre la obligación de colacionar o
sobre los objetos que han de traerse a colación, no por eso dejará de
proseguirse la partición, prestando la correspondiente fianza.
La finalidad del precepto no es otra que la de evitar la prolongación del
estado de indivisión, situación no querida por el codificador al igual que
la indivisión de la cosa común.
El precepto se configura casi como una obligación a proseguir la
partición no obstante las dificultades que se planteen en la colación y, en
todo caso, es un derecho de todo coheredero frente a los demás
coherederos a exigir la partición pidiendo la correspondiente fianza.
El desacuerdo puede venir referido a un doble motivo. Por un lado, a la
contienda sobre si existe o no obligación de colacionar. Por otro lado, a
los bienes concretos que, caso de existir efectivamente obligación de
colacionar, han de traerse a colación. En ambos casos la continuación
de la partición deberá partir del acuerdo de todos los coherederos de
seguir adelante con la partición, a pesar de la contienda sobre la
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colación, eludiendo el recurso a la vía judicial y mediante la prestación
de la correspondiente fianza que podrán pedir los coherederos con
derecho a exigir la partición y que será a cargo del coheredero obligado
a colacionar que no colaciona o, caso de que haya colacionado
provisionalmente, a cargo de los coherederos beneficiados.
43
Campoamor 9 2º
33001 OVIEDO
984 186 927
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