Tres generaciones de mujeres en la dinámica del putting out system de la maquiladora en la región de Tehuacán. Hacia un proceso de proletarización. 1 María de Lourdes Flores Morales Doctora en Antropología Profesora Investigadora de la Maestría en Antropología Sociocultural Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 2 oriente Núm.409. Colonia: Centro. Puebla, Puebla Teléfono: (222) 2295500 Ext 3267 lulufm76@yahoo.com.mx Palabras Clave: género, curso de vida, etnicidad y trabajo Introducción El propósito es mostrar que el curso de vida de las trabajadoras se articula a la dinámica del putting out system de la maquiladora de prendas de vestir en la región de Tehuacán, Puebla. La escolaridad, el ciclo familiar, la experiencia laboral y migratoria son trayectos fragmentados en la vida de las trabajadoras que contribuyen en el ingreso y permanencia a un mercado laboral precario. Los tres espacios que conforman el putting out system en Tehuacán son: la fábrica, el taller y el hogar. Dicho término es utilizado por Alonso (2001) para destacar el papel que el trabajo por encargo cumplió en el proceso histórico del desarrollo capitalista.2 El surgimiento de este sistema de producción se manifiesta y se consolida a partir de posiciones estructurales en la economía-mundo: el centro, la periferia y la semi-periferia; enfatizando que las zonas centrales recogen la plusvalía de toda la economía-mundo. Siguiendo dicho planteamiento lo que 1 Los datos presentados en esta ponencia son parte de mi investigación a nivel doctoral realizada en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. D.F. Generación 2005-2009. 2 “En varias regiones europeas, la industria a domicilio fue un elemento clave para preparar la revolución industrial, impulsada concretamente en el caso inglés por una burguesía empresarial que gracias al apoyo del estado contó con un mercado de dimensiones mundiales” (Alonso, 2001:11). 1 pretendo destacar es que en la confección de prendas de vestir, la plusvalía se capta de una región, y en específico de tres espacios en los que intervienen sujetos con características particulares. Siguiendo dicho planteamiento estructural, considero además la intervención de una serie de aspectos culturales y sociales que permiten comprender cómo y por qué Tehuacán es una región que ha abrazado a la industria maquiladora de prendas de vestir. De tal manera que es una de las principales fuentes de empleo al lograr retener y enrolar mano de obra principalmente indígena de la Sierra Negra, Mazateca y de Zongolica.3 Tehuacán y en específico la ciudad del mismo nombre, denominada Ciudad de Indios, es un punto nodal en términos comerciales y burocráticos, por lo que permite el flujo constante de personas provenientes de diversas y diferentes localidades. Además la región de Tehuacán desempeña una posición estratégica al colindar con los estados de Oaxaca, Veracruz y Puebla. Dichas singularidades coadyuvan para que la región sea el centro de atracción de un proceso migratorio interno. Bajo dicho contexto, las categorías que sustentan el análisis de esta etnografía son: género, etnicidad, generación y clase, las cuales se incrustan en diversos grados a un régimen laboral basado en la supeexplotación. Más allá de conocer el perfil de las y los trabajadores de la maquiladora, se vislumbra la necesidad de este mercado de trabajo de requerir y formar una fuerza de trabajo desechable. Sugiero que su valor se tasa simplemente tanto por su presencia como por su ausencia en el piso laboral, lo cual será analizado en este escrito. Tehuacán y el sistema maquilador El funcionamiento y continuidad del putting out system en la región de Tehuacán posee particularidades que obedece por un lado a su desplazamiento relativamente fácil hacia regiones semi-urbanas, rurales o periféricas; posible por el reducido costo 3 La ciudad de Tehuacán geográficamente es un centro de atracción que permite la reproducción precaria de nahuas, mazatecos, popolocas, y mixtecos principalmente. Mano de obra que emigra a la ciudad de Tehuacán, ya que es considerado un espacio no tan lejano de sus lugares de origen y por ende de la familia. Asimismo existe la certidumbre de lograr encontrar trabajo de manera relativamente fácil en las maquiladoras. Dichos factores son altamente considerados pues les aminora el costo económico de su trayecto migratorio. 2 en cuanto al traslado de su infraestructura, es decir de los instrumentos y herramientas de trabajo. A demás de contar con un amplio margen de maniobra por los laxos mecanismos gubernamentales que les aligeran su instalación. Es así que las maquiladoras se logran desplazar en un solo día, si así lo requieren a espacios en los que localizarán sujetos disponibles para llevar a cabo un trabajo basado en la superexplotación laboral. En este sentido es que tanto la dinámica de la industria maquiladora como la región de Tehuacán que se ubica en una posición estratégica, se atraen mutuamente. Como régimen de producción y de trabajo, el putting out system de la industria maquiladora despliega una cadena de subcontratación. Una empresa matriz contrata a una segunda llamada maquiladora con el fin de que esta última realice una parte del proceso de producción. Es la primera en sí la que establece los niveles salariales, las jornadas y los derechos laborales que implementará la maquiladora; pues se ha establecido ya el costo de producción, en este caso de cada prenda de vestir. Ahora bien la maquiladora subcontrata a un tercero: el taller clandestino, que son los traspatios de los hogares de determinaos trabajadores, en donde se lleva a cabo los últimos procesos de producción, en este caso el deshebrado de las prendas de vestir. Sin embargo de la planta matriz a la maquiladora y de ésta al taller sigue otro intersticio que es denominado trabajo a domicilio conocido como maquila domiciliaria. Desde la perspectiva de Aguilar, en México el sistema maquilador en su forma “ilegal” y “clandestina” es un mercado de trabajo que ha permitido generar más empleos de lo que lo hubiera permitido el sistema legal laboral (Aguilar, 2000). Sumándose en términos globales a una Nueva División Internacional de Trabajo.4 Esta NDIT, sugiero no están nueva, sino que es una modalidad necesaria para la acumulación de capital, la cual simplemente es retomada, reformulada y emergente en específicas regiones como lo es Tehuacán. 4 “Las maquiladoras se consideraron desde en principio como parte del proceso industrial de mayor envergadura conocido como la nueva división internacional del trabajo (NDIT). Nueva división Internacional del trabajo) A partir de la relocalización de los procesos de manufactura intensivos en mano de obra a zonas de bajos salarios relativos y mejores condiciones para la rentabilidad de las empresas, diversas empresas e industrias (como la del vestido y la electrónica) trasladaron los procesos de su país de origen (desarrollados) a las llamadas zonas de producción para la exportación (ZPE) (Carrillo, Hualde : 2005:32). 3 Bajo esta modalidad al igual que en los inicios de la época fabril, la maquila domiciliaria y los talleres clandestinos son un apéndice de la fábrica, una prolongación de ésta. Basándose principalmente en el empleo de trabajo femenino e infantil, es decir de obreros no calificados, lo que en conjunto forma una mano de obra barata. Las relaciones y las prácticas de trabajo en el sistema maquilador son diferentes en cada una de las tres modalidades que lo integran, lo que posibilita una selección de trabajadores a partir de marcadores de género, etnicidad y clase. Dichas particularidades se articulan al componente generacional y al ciclo vital en el que figuran principalmente las trabajadoras dando vida a las tres modalidades. A continuación describo la perspectiva metodológica que me permitió un análisis integral. El curso de vida: metodología y perspectiva de análisis Las vivencias de cada sujeto se componen de múltiples trayectorias, las cuales no son independientes unas de otras. En este caso la trayectoria familiar, escolar, laboral y migratoria se entrelazan. Sin embargo, determinados eventos sociales como lo es una crisis económica, modifica y trastoca la convergencia de dichas trayectorias (Hareven y Adams, 1999). Procesos de emigración, fragmentación familiar, la interrupción y conclusión de la escolaridad en los niveles básicos, son algunas situaciones que acompañan la biografía de las trabajadoras de la maquila. El curso de vida hace énfasis en los procesos de transición más que en las etapas o fases del ciclo familiar: formación, expansión, contracción y disolución. Las etapas de dicho ciclo se consideran puntos de intersección del tiempo individual, familiar y del tiempo histórico social. Es así que dicha perspectiva permitió conocer cómo y en qué momento de su vida las mujeres emigran de sus comunidades y se incorporan a laborar a la maquiladora de prendas de vestir. En este sentido la metodología del curso de vida permitió entrelazar información sobre las trayectorias vitales de las mujeres y el contexto socioeconómico en que se desenvuelven éstas. Una de las centralidades de estudiar el curso de vida de las trabajadoras es que permite poner en perspectiva en tanto proceso estructurado, al tiempo que estructurante las diversas trayectorias 4 que el individuo sigue en la sociedad (Camarena, 1996). En un sentido más amplio el curso de vida de las trabajadoras se va construyendo a partir del contexto socioeconómico en que se ven inscritas, tema del que se abordará líneas abajo (Tuirán 1996). Tres generaciones Identifiqué tres generaciones de mujeres laborando en el putting out system: mujeres jóvenes solteras, mujeres casadas con hijos y mujeres de edad avanzada. Considerar el componente generacional y el ciclo vital de las trabajadoras me permitió vislumbrar que en la modalidad del taller clandestino y la maquila a domicilio, existe otra mano de obra que subyace en la sombra, y son los familiares del grupo de trabajadoras empeladas en dichas modalidades. Por tanto los hijos y las hijas pequeñas y adolescentes, los esposos y las abuelas figuran como mano de obra flotante e intermitente.5 En la siguiente tabla (anexada) presento una muestra de 46 trabajadoras, resaltando su ubicación por generación y estado civil en cada una de las tres modalidades. El criterio metodológico de abarcar a tres generaciones se construyó y se fortaleció al vislumbrar grupos específicos de trabajadoras en cada una de las tres modalidades de la maquila. De acuerdo con Donati (1999), defino la generación como “el conjunto de personas que comparten una relación, aquella que liga su colocación en la descendencia propia de la esfera familiar-parental (esto es: hijo, padre, abuelo, etc.) con la posición definida en la esfera societal con base en la ‘edad social’ (es decir, de acuerdo con los grupos de edad: jóvenes, adultos, ancianos, etc.)”(Donati, 1999:37). Esto es, pensar lo generacional como un fenómeno que caracteriza a la sociedad y a la familia en modos distintos, pero ligados estrechamente (Donati, 1999: 37). 5 El antecedente laboral de los padres de las trabajadoras adultas y jóvenes de la maquila, muestra que la principal actividad económica se basaba en la agricultura y en la elaboración de artículos a base de carrizos. Así como el empleo en las grajas avícolas y de manera residual en la industria refresquera. La etnografía manifiesta las diferencias y las convergencias en las experiencias entre padres e hijas, configurándose emergentes actividades económicas que conllevan a un cambio en las prácticas socioculturales que se refleja en la estrechez a la que se reducen las estrategias de sobrevivencia. 5 Considero por un lado, la sucesión genealógica mediante la relación abuela, madre y/o padre e hijos, formando así tres generaciones, y por otro, ubico a los grupos de trabajadoras que ocupan un lugar específico en la esfera familiar, como el ser mujer soltera, mujer casada, madre soltera y mujer anciana. El curso de vida de los jóvenes, de los adultos, como el de los ancianos se analiza como procesos que permiten evaluar factores y situaciones de vulnerabilidad, dando la posibilidad de diferenciar entre aquellas experiencias biográficas que son transitorias de aquellas que tienen consecuencias y que acompañan a los individuos definiendo en gran medida el camino de su historia biográfica (Esping Andersen en Saraví, 2006:30). En este caso, sugiero que las cuatro trayectorias de los sujetos a estudiar: escolaridad, migración, vida familiar y trabajo definen y muestran procesos de proletarización que son parte de lo que Harvey denomina acumulación por despojo (Harvey, 2004:115-116). En específico la emigración muestra procesos de privatización y liberalización del mercado que despoja a grupos específicos de la posibilidad de sobrevivir de la agricultura y de ser proletarizados en su propio país (Cordero, 2007:154). La generación de en medio El curso de vida de las mujeres que nombro la generación de en medio,6se caracteriza por procesos migratorios, baja o interrumpida escolaridad a nivel primaria, así como por embarazos a edad temprana. La edad generacional de este grupo de mujeres oscila de los 23 a los 47 años, y en su mayoría son casadas con hijos y madres solteras. La mayoría de las trabajadoras entrevistadas, pertenecen a uno de los cuatro grupos étnicos de la región: nahuas, mazatecos, mixtecos, popolocas. Esta generación entiende y habla su lengua, pero paulatinamente han dejado de practicarlo en un entorno citadino laboral. Presto atención al curso de vida de la generación de en medio, el cual muestra un pasado-presente marcado por diferencias y desigualdades de género, 6 La denomino generación de en medio al encontrarse entre la generación avanzada y la generación joven. 6 de clase y de etnia que en a su arribo a la ciudad y a la maquiladora unas se remarcan y otras se atenúan. Como lo he mencionado, esta generación emigró de sus lugares de origen a la ciudad de Tehuacán, experiencia que va acompañada de una fragmentación familiar, de una modificación en las actividades cotidianas, por ejemplo, cooperar en el trabajo agrícola, en calidad de hija o hermana. Al llegar a la ciudad unas como solteras y otras recién casadas se emplean en primera instancia como trabajadoras domésticas, posteriormente transitan a la fábrica, valorando de manera positiva el contar con un salario y un horario estable, de lo cual carecía su primer empleo.7 Dentro de la fábrica, un grupo de trabajadoras de esta generación, expone que su primer actividad es en el área de intendencia, posteriormente son ubicadas en la línea de producción para llevar a cabo el deshebrado y, por último, unas cuantas llegan a ocupar el puesto de operarias o costureras expertas, de tal manera que, desde su perspectiva, es lograr un “ascenso” laboral y social. Respecto a la Tabla I, de un total de 33 casos, se observa que 21 se concentra en el taller y en la maquila domiciliaria y el resto, 12 casos se emplea en la fábrica. Lo anterior obedece en cierto grado a que este grupo de trabajadoras experimentan un proceso de transición entre la etapa de formación y expansión del ciclo familiar. Para esta generación es una “ventaja” poder trasladar la carga de trabajo a sus hogares o al taller más cercano; de tal manera que en dichos espacios compaginan el trabajo remunerado con el doméstico8. Más adelante presento el caso de Cristina quien pertenece a esta generación. Muestro que esta generación experimenta cambios y diferencias respecto a su lugar de origen. El hecho de salir a trabajar fuera de la casa, y fuera de su comunidad, que hace posible la 7 Para los padres de las mujeres de la generación de en medio bajo el contexto económico precario en que vivían era crucial y necesario que en la etapa de expansión, que contempla la unión de la pareja y la procreación de los hijos, se planteara la búsqueda de un trabajo estable en la ciudad. Las actividades agrícolas o artesanales en sus comunidades no permitían el sustento del hogar en expansión, en el momento en que la mayoría de los hijos son pequeños. Cuando las familias estaban entre la fase de expansión y consolidación, la incorporación de los hijos y las hijas mayores al mercado laboral, era crucial. El ingreso no era suficiente para que todos los hijos continuaran en los diferentes niveles de escolaridad. El anhelo de los padres era que los hijos varones menores no interrumpieran los estudios, no así se pensaba para el caso de las hijas. 8 El trabajo doméstico hace referencia a las tareas de reproducción, “éste contribuye a la reproducción generacional de la fuerza de trabajo, por medio de su procreación, crianza y socialización, así como a su mantenimiento diario, incluyendo el apoyo emocional” (Goldsmith, 2005:143). 7 reproducción con su familia, implica enfrentarse con diferencias culturales y lingüísticas. Esto las empuja a canalizar de manera distinta determinadas prácticas y relaciones formando así otras creencias, valores y hábitos. La generación joven Se compone en la mayoría de los casos de mujeres solteras, algunas son estudiantes, oscilan de los 15 a los 22 años. Los datos de la tabla nos indican ocho casos en la fábrica y tres en talleres. Las trabajadoras que laboran en la fábrica algunas han interrumpido parcial o definitivamente su escolaridad. Las que laboran en los talleres y en el hogar son las hijas de las mujeres de la generación de en medio, es decir es una mano de obra extra, trabajadores a la sombra, que “ayuda” al deshebrado en sus hogares o talleres. Ubiqué niños y niñas entre los cinco y los 12 años de edad que deshebran las prendas de vestir en los talleres clandestinos como en sus propios hogares. A diferencia de sus padres, es decir de la generación de en medio, son mujeres que nacieron ya en la ciudad de Tehuacán. Para ellas la maquila representa un empleo temporal y transitorio, del cual obtienen un ingreso mínimo, que les permite costear pasajes, útiles escolares, y en algunos casos contribuir al gasto familiar. Las manos de los niños y adolescentes se vuelven indispensables para que la mamá entregue un bulto completo que contempla 25 pantalones deshebrados en tiempo óptimo, lo que las hace merecedoras de recibir el siguiente bulto, el cual suele ser disputado entre las demás trabajadoras, ya que el pago es a destajo. Esta generación ha crecido con un referente diferente a la generación de en medio, es decir a la de sus padres. Para esta generación el único referente es la maquiladora, las granjas avícolas, y la industria refresquera. Para ellos es parte de su cotidianidad saber deshebrar y manejar una máquina de coser over9. La generación de edad avanzada La conforman mujeres y hombres de 54 a 74 años, algunos son los padres de las trabajadoras de la generación de en medio, son los abuelos de la generación joven. Su participación es principalmente en los talleres clandestinos como en la maquila 9 El deshebrado es uno de los últimos pasos en el proceso de producción de las prendas de vestir, consiste en cortar con una pequeña tijera, los hilos sobrantes a las prendas que han sido unidas o ensambladas. 8 a domicilio. Para ellos su trayectoria laboral dista de las experiencias que viven sus hijas e hijos en la maquila. Los relatos de hombres y mujeres mayores que iniciaron sus vidas en contextos rurales y hablando una lengua distinta al español, muestran divergencias en cuanto a lo que la maquila significa para sus familias y para la región. Algunos son monolingües y otros dominan poco el español. Migración y escolaridad Desafortunadamente yo soy de Coxcatlán, Puebla, allá no hay fuentes de empleo, allá los que trabajan nada más es en el campo. Pero para las mujeres no hay trabajo, tenemos que salir a buscar en otros lados, mi hermana trabajó en Tehuacán, mi hermano está trabajando en Estados Unidos. Por la necesidad tiene uno que salir afuera para buscar el empleo. Susana, 33 años, madre soltera. Ajalpan, Puebla, 2007. En esta sección se analizan dos trayectorias del curso de vida de las mujeres casadas con hijos, quienes forman la generación de en medio, ellas se caracterizan por haber experimentado un proceso migratorio hacia la ciudad de Tehuacán, así como por presentar escasos niveles de escolaridad. Considero que estos dos ejes: la emigración y la escolaridad interactúan y definen en gran medida la trayectoria laboral de esta generación. Se muestra, por un lado, que la emigración tiene una estrecha relación con dos transiciones del ciclo familiar: la formación y la expansión. Por otro, considero los efectos que la emigración produjo en las percepciones y modos de vida de las personas. En específico el efecto de la emigración por el trabajo asalariado apunta a procesos de proletarización atravesados por la monetización y la mercantilización en la vida de las personas de origen rural e indígena. Entre el casamiento (o la unión consensual) y la expansión del hogar se plantea la búsqueda de un trabajo estable en la ciudad. Las actividades agrícolas o artesanales en sus comunidades no permiten el sustento del hogar en formación. Cuando las familias están por terminar la etapa de expansión y antes de que inicien la dispersión, el ingreso no es suficiente para que todos los hijos continúen los diferentes niveles de escolaridad, es crucial y necesario pensar en la incorporación 9 de los hijos y las hijas mayores al mercado laboral, siendo el anhelo de los padres que al menos uno de los hijos varones continúen los estudios, no así sucede con las hijas. El caso de Cristina, mujer casada de 30 años de edad, muestra las decisiones tomadas por la familia, considerando la transición entre la fase de formación y expansión del ciclo familiar. La fuente de ingresos, de la cual dependía su familia se cerró. En Vicente Guerrero se estableció una maquiladora en la que laboraban mujeres y hombres jóvenes de la comunidad. Cristina a la edad de 15 años, después de haber concluido la secundaria y sin posibilidades de continuar el bachillerato, se incorpora a laborar en dicha maquiladora. Su inserción al mercado de trabajo es crucial, al contar con cuatro hermanos menores a quienes todavía había que enviar a la primaria. A los 19 años Cristina se casa, sin ser motivo para abandonar el trabajo. Al cerrar la maquila, ella, junto con su esposo “deciden” emigrar, llevando consigo a su hija de 11 años de edad. Cristina y su esposo ya en la ciudad de Tehuacán, se incorporan a una maquiladora, ubicada cerca de su domicilio. La anterior experiencia laboral en su comunidad incidió en la pareja, dejando en ellos un arsenal de prácticas y relaciones sociales que les facilitaron continuar en el mismo mercado de trabajo. Ellos se incorporaron ya como costureros con amplia experiencia y práctica en los diferentes procesos de producción. En la ciudad de Tehuacán nació su segunda hija, quien tiene 6 años de edad, los mismos de su llegada. Como se muestra es en una de las transiciones del ciclo familiar, cuando esta pareja decide emigrar y establecerse de manera permanente en la ciudad. Actualmente Cristina deshebra en un taller, lo que le permite compaginar sus actividades domésticas, teniendo aún hijos pequeños por atender. Su esposo continúa trabajando en la misma maquiladora. Es así que para Cristina y su esposo la experiencia laboral de la maquila en su comunidad, ha reforzado el abandono de las actividades agrícolas y manuales que han pasado a formar parte de lo que Williams (1980:144) denomina como elementos residuales, a la par que emergen prácticas y relaciones sociales alrededor del proceso migratorio como de su incorporación a un trabajo asalariado. 10 El pasado y el presente se conectan, “debemos de hablar, y ciertamente con una mayor diferenciación en relación con cada una de ellas, de lo residual y lo emergente, que en cualquier proceso verdadero y en cualquier momento de este proceso, son significativos tanto en sí mismos como en lo que revela sobre las características de lo dominante”. (Williams, 1980: 144). En este sentido es crucial reconocer las complejas interrelaciones entre los movimientos y las tendencias, tanto dentro como más allá de una dominación efectiva y específica (Williams, 1980). El caso de Cristina refleja en cierto grado la interacción entre lo residual y lo emergente, es decir entre las prácticas y relaciones de su pasado y su presente. Al preguntarle a Cristina si en algún momento piensa regresar a su lugar de origen responde “No, ya no, lo más seguro es que no. Porque allá no hay en que trabajar. No falta el maíz para hacer tortillas y eso, pero hace falta el dinero para comprar ropa y zapatos”. Desde la perspectiva de Crehan (1997), la experiencia laboral de Cristina se encuentra atravesada tanto por un proceso de mercantilismo, como de monetización. Por un lado, Cristina considera que “no hay trabajo” en su comunidad, en el sentido de un empleo asalariado, que le retribuya en mercancías por su tiempo de trabajo invertido, como la compra de ropa y zapatos. Pero por otro, ella expresa literalmente que no falta el maíz. En cierta medida, no hay necesidad de dinero para la alimentación, determinados valores de uso no pasan por un proceso de intercambio. Sin embargo, tanto la generación de “en medio” como la generación “joven” esperan ser contratados por un salario y ya no por acuerdos de aparcería, como lo hacían las primeras generaciones. Lo expuesto refuerza las tendencias emergentes documentadas por Fitting (2004) en San José Miahuatlán, municipio perteneciente al Valle de Tehuacán, sobre el abandono de las jóvenes generaciones al cultivo de maíz por considerarse anticuados y poco rentables, expresando los jóvenes que “no hay dinero en la milpa”. (Fitting, 2004) 10 10 San José Miahuatlán pertenece al valle de Tehuacán y es uno de los municipios en los que se llevó a cabo trabajo de campo, debido a que algunos de los informantes son sanjosapeños y de ubicar un taller en dicho 11 El caso de Cristina refleja la manera en que se experimenta un cambio de prácticas y relaciones al contar ahora con un trabajo asalariado. Las actividades laborales en el campo en cierta medida no se encuentran mediadas por un proceso de monetización y mercantilización como lo expresa Cristina, quien ha incorporado en su experiencia laboral la necesidad de dinero y no simplemente contar con determinados bienes de autoconsumo como acontecía en su lugar de origen. La mayoría de las mujeres que pertenecen a la generación de Cristina, es decir de “en medio”, han logrado culminar la primaria, las menos afortunadas sólo acabaron entre el cuarto y tercer nivel, el caso de Cristina fue el único que documentó concluir el nivel secundaria. Benería y Roldán (1992) explican que existe una relación entre la clase de origen y el nivel educativo. Las decisiones de los padres se tornan complejas al tener que optar por la inserción inmediata de las hijas mayores al mercado de trabajo o quedarse en el hogar como madres sustitutas para los hermanos y hermanas menores (Benería y Roldán, 1992:109). Si bien las alternativas son pocas para esta generación, son una práctica común para la mayoría de las mujeres entrevistadas. La clase de origen, entendiendo por ello situaciones de precariedad y vulnerabilidad en las que nacen, aunado a las relaciones y prácticas de género influyen en una trayectoria escolar trunca o baja de esta generación. Los padres de las mujeres entrevistadas, al contar con familias numerosas entre 4 y 8 hijos, nacidos de manera continua, tenían que tomar ciertas elecciones referentes a quién mandar al trabajo, a quién dejarle el cuidado de los hermanos pequeños, a quién mandar al campo a cosechar, a quién mandar a la ciudad como trabajadora doméstica y a quién seguir enviando a la escuela, con el ideal de que al menos uno de los hijos varones llegue a terminar una carrera técnica. Ahora bien, los niveles de educación bajos o nulos de las mujeres de la generación de en medio, no fueron sin embargo, un impedimento para que ellas lugar. Los hallazgos documentados por Fitting en la región (2004; 2007), ponen de manifiesto relaciones y prácticas emergentes en cuanto a la presencia de la industria maquiladora, como por la creciente migración de sus habitantes hacia Estados Unidos. Otro de los municipios visitados en el valle fue San Pedro Tepetzingo y la localidad de Pantzingo, pues se había encontrado la presencia de talleres clandestinos y mujeres que se trasladan a laborar a las fábricas en la ciudad de Tehuacán. 12 ingresaran a la maquila. En este sentido, considero como una tendencia en el curso de vida de las generaciones jóvenes, que el ingreso relativamente fácil a la maquila, contribuye a la interrupción de los estudios en los niveles primaria y secundaria. Los padres ante la precaria situación económica requieren de la incorporación de los hijos al mercado de trabajo y el sistema putting out de la maquila es una opción, el cual sólo les permitirá un mínimo ascenso laboral al poder llegar a ser un o una operaria clasificación “C”. 11 Cabe mencionar que el mantenimiento de ciertos vínculos de las mujeres de la generación adulta, como de la de en medio, con sus lugares de origen, que permiten un continuo intercambio de información y de dinero hacia sus comunidades, de alguna manera contribuye para que las siguientes generaciones de jóvenes, que aún se encuentran en sus comunidades, se sientan impulsados en continuar un patrón de emigración como de especialización ocupacional en la ciudad (Arizpe, 1975). Ahora bien, las mujeres que han tenido ya una experiencia urbana como trabajadoras domésticas y en la maquila, se les considera en sus comunidades, incapaces de regresar. “Las historias de acoso, violación, vida licenciosa y cambios de moda se consideran razones suficientes para mantenerlas fuera de las comunidades y de la herencia” (Macip, 2005:188). Por otra parte los retornos forzados, después de varios años fuera de la comunidad, las enfrenta a un ambiente un tanto desconocido. El ambiente antes familiar y conocido se torna en hostil por el desmantelamiento de diversas relaciones que la emigración y el trabajo en la maquila implica. Algunas de las trabajadoras que emigraron a la ciudad pertenecen a grupos indígenas específicos: náhuatl, popoloca, mixteco y mazateco. Ellas experimentan diversas relaciones de discriminación unas por ser indígenas y otras por aparentar serlo. Cordero (2007), retoma y expone el argumento desarrollado por Kearney y 11 Dentro de la fábrica la única movilidad que pueden llegar a obtener es ser costurera clasificación C. Dicha clasificación no implica una previa instrucción adquirida fuera del lugar de trabajo, el disciplinamiento a los ritmos y horas de trabajo es el fundamento para llegar a ser una trabajadora diestra en el manejo de cualquier proceso de trabajo. La clasificación C es el nivel más alto que una costurera alcanza, consiste en el buen manejo de cualquier tipo de máquina, por ende la ejecución de cualquier paso del proceso de trabajo que se le indique realizar. 13 Nangestat, sobre la dualidad con la que se han visto a los indígenas en México. “Por un lado como gente atrasada y cerrada, atributos útiles como justificaciones para explotarlos, y por otro, como poseedores de un pasado glorioso digno de celebración” (Cordero, 2007:268). Se concluye en el trabajo de Kearney y Nangestat que dichos atributos son construcciones políticas en contextos de relaciones de poder específicas, pues no existía nada de esencial en las identidades étnicas. Retomando lo expuesto exploro la etnicidad de los grupos indígenas como parte de proceso de transculturación-proletarización. En palabras de Harvey (2004), los procesos proletarización, además de que implican la confrontación y la sustitución, suponen una combinación de coerción y consenso a través de la apropiación e integración de habilidades, conocimientos, creencias, hábitos de pensamiento y relaciones sociales precapitalistas [no capitalistas] de quienes están siendo proletarizados (Harvey, 2004: 117). Agrega el autor que en dicho proceso un papel crucial son las estructuras de parentesco, la organización de las estructuras domésticas y familiares, así como las relaciones de género y autoridad. Para la generación de en medio y de edad avanzada, la vestimenta y el uso de su lengua han dejado de ser útiles y en cierta manera entorpecen su inserción como obreros a la maquila. La discriminación que experimentan en la ciudad como indígenas, refuerza su asimilación a los nuevos códigos de conducta, enfatizando en la generación joven el no hablar su lengua materna. Además la apariencia física incide en catalogar a las personas como indios o serranos sin ser de un grupo indígena, los rasgos del rostro, el color de la piel, como la estatura fungen como factores despectivos y por tal de discriminación. Lucía, mujer nahua, de 30 años de edad, quien pertenece a San José Miahuatlán, comenta que emigrará a la ciudad de Tehuacán ya que uno de sus anhelos es que sus dos hijas crezcan y acudan a la escuela allá. Además, ella buscará un trabajo de medio tiempo como cajera o recepcionista y terminar así sus estudios. Lucía quiere y desea que sus hijas no vivan en San José, aspira a que adquieran otro tipo de capacidades, que les sean útiles en la ciudad. Ella comenta que no sabe si esté bien o mal que sus hijas hablen náhuatl. En un momento en que 14 ella se ausenta, la hija de 5 años de edad, me dice que su mamá la regaña si la escucha conversar en su idioma. Lucía no permite que hablen nahua, ya que al enfrentarse desde niñas a un modelo cultural dominante, sufrirán la discriminación. Es por tal que no deben de hablar su lengua, en cambio deben de empezar a vestir, a hablar y comportarse como sus compañeros, cuando lleguen a la ciudad. Entrevistas realizadas a un trabajador y dos trabajadoras nahuas muestran que su condición étnica es lo que permite un mal trato por parte de los patrones de la maquila, pero además su fisonomía e indumentaria remite a una persona de piel morena y con determinados rasgos como indígena sin serlo. El documentar y analizar dos trayectorias fundamentales del curso de vida de las trabajadoras de la generación de en medio, mostró los procesos emergentes que tienden hacia su proletarización. Conclusiones El sistema maquilador en la región de Tehuacán revela una lógica singular, que consiste en su integración en el ámbito regional como en el familiar. Su dinámica no sólo tiene que ver con la búsqueda de ventajas económicas o una proximidad geográfica con sus compradores, sino con una población cuyo curso de vida revela un abandono al sector agrícola y una disminución de las actividades manuales, como es la elaboración de cestos, canastos, ambas actividades poco rentables. La alternativa política para el gobierno y económica para la población es la presencia de este mercado de trabajo en Tehuacán. La dimensión de integración del sistema maquilador considero es total. Por un lado, irrumpe en el espacio doméstico, hay cierto trastocamiento en la dinámica familiar. La casa y el traspatio son ahora espacios de producción de determinados proceso de trabajo. Por otro, dichos proceso incorporan a tres generaciones en los diferentes ámbitos o en uno sólo: en la fábrica, en el taller y en el hogar, la familia entera se incorpora. En este sentido, es que cobra relevancia el término de superexplotación, ya que el salario se obtiene no sólo del funcionamiento de manos del jefe o jefa del hogar, sino de la mayoría de sus integrantes. La incorporación de tres generaciones 15 a este mercado de trabajo. Los padres, los hijos y los abuelos, considero propicia un limitado y único referente no solo laboral, sino de expectativas de vida. Las experiencias se vuelven homogéneas al tener como punto nodal las tres modalidades que conforman el putting out system de la maquila. Lo expuesto por Benería y Roldán (1992) en la ciudad de México en la década de 1980, sigue vigente en cuanto a que el capital en determinadas etapas del ciclo vital de la mujer, las incorpora a las filas del subproletariado; como lo es la maquila a domicilio. Sin embargo, dicho proceso actualmente se expande en contextos rurales o semi-urbanos. La maquila a domicilio y sus formas clandestinas de operar siguen actuando, incorporando a otros sujetos y regiones que de manera y en grados diversos reconfiguran prácticas y relaciones culturales y económicas. Estudios basados sobre la relación entre las transiciones familiares de las mujeres y el mercado de trabajo, mostraban como determinantes de la discontinuidad laboral y de la heterogeneidad de ésta, a dos transiciones familiares: el casamiento y el nacimiento de los hijos. (De Oliveira y Marina, 2001). Sin embargo, el caso que muestro refleja tanto una continuidad como una permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo, en dichas transiciones familiares. El putting out system de la industria maquiladora que opera en la región se convierte en una óptima estrategia para las mujeres que se encuentran en dichas etapas. Por un lado, las mujeres no interrumpen su trayectoria laboral, y por otro, continúan en el mismo mercado de trabajo. De tal manera que llegan a adquirir una extensa experiencia que considero se convierte en toda una carrera laboral en el acabado de prendas de vestir. En la misma línea, De Oliveira y Marina, (2001) mencionan que en las mujeres de los sectores populares inciden determinados factores en la interrupción de su vida laboral, tales como, niveles de escolaridad mínimos, mayor fecundidad, obediencia y sumisión a los cónyuges, como la creencia de que los esposos tienen la obligación de ser los principales proveedores económicos de la familia, no así para las mujeres de clase media. La investigación muestra matices al respecto, la fecundidad es menor, entre 2 y 3 hijos, además de que el papel de esposa ante el marido varia de lo expuesto 16 por De Oliveira y Mariza, la participación laboral de las mujeres les permite cierto albedrío para decidir cuestiones en el ámbito doméstico y llegar a abandonar al cónyuge por no cumplir con las obligaciones ante la familia. Como se ha mencionado, las tres modalidades se extienden a ciertas regiones rurales. Su llegada emergente es bien percibida por la población, en el sentido de que ya no tiene que migrar a la ciudad para obtener un mejor ingreso. Pero de la misma manera en que llegó se retira, como fue el caso en Vicente Guerrero, dejando expectativas sin cumplir y sobre todo dejando nuevas prácticas y relaciones sociales en los jóvenes, afianzando su abandono a las actividades del campo y la artesanía. Considero que la manera en que se experimenta la clase en las trabajadoras y en sus familias, se experimenta de manera diferente en las tres generaciones de mujeres que han laborado en el sistema putting out de la maquila. En dicha experiencia de clase toma un papel primordial las prácticas y relaciones de género, así como la etnicidad que, en los distintos espacios de la maquila interactúan en diversos grados, modificando o afianzando lo que se considera ser una buena o mala mujer, madre, esposa e hija, de acuerdo a la generación a la que se pertenezca. Para las abuelas, el laborar en la fábrica fue concebido y percibido por ellas y su familia algo no adecuado y mal visto. Sin embargo, para sus hijas, que forman la generación de en medio, la fábrica es parte de su entorno, en donde viven cotidianamente la superexplotación atravesada por el acoso sexual en la línea de producción, a la vez que encuentran socialización y esparcimiento. El anhelo y la expectativa de los padres es que sus hijas adolescentes, así como las niñas y niños pequeños, no pisen la fábrica, un anhelo que se convierte en sueño pues, en un momento de crisis su incorporación a la fábrica, al taller o al hogar mitiga las precarias condiciones económicas. En este caso es bien recibido y percibido el trabajo de los hijos y las hijas que forman la tercera generación. Para las mujeres casadas con hijos, así como para las mujeres indígenas, la maquila en la fábrica representa una visibilidad social y un ascenso económico, pues sus anteriores trabajos, como en la mayoría de los casos estudiados (Arizpe, 1975; De la Peña, 1999) fueron como albañiles, trabajadoras domésticas, y como 17 vendedoras ambulantes de chicles. Para las mujeres indígenas su entrada a la maquila fue como barrendera y posteriormente como manual. Es así que al entrar a la maquila como manual ha representado para muchas mujeres y sus familias un trabajo estable y seguro. La migración ya nos habla de determinados grupos sociales que su medio socioeconómico inmediato no permite su sobrevivencia. Específicamente cuando se trata de la formación de nuevos hogares, es para la mayoría el momento de migrar, ya que no es posible sostener del ingreso del campo a las siguientes generaciones, es decir que la familia nuclear pueda sobrevivir ahora como familia extensa. Como lo menciona Ong (1987) las mujeres no son víctimas ni parte de un proletariado clásico, es decir el contexto socioeconómico y las relaciones de género y etnicidad permiten reconfigurar tanto procesos hegemónicos como incipientes procesos en los que se puede vislumbrar cambios y negociaciones al interior del hogar pero que en maneras diferentes influyen en su participación cotidiana, como lo es dentro de la fábrica, con los amigos, novios y supervisores de la fábrica. El capital personificado por la maquiladora de prendas de vestir en Tehuacán pareciera que tiene asegurada la reserva de una mano de obra dócil y barata. Los trabajadores del sistema putting out de la maquiladora, forman una difusa estructura de clase. Dicho sistema que se muestra fragmentado, al tener disperso a los trabajadores: unos en la fábrica, ocupados en cumplir su meta de producción, otros en el taller pensando en terminar su bulto de 25 piezas, para ir por los niños a la escuela y llegar a preparar o servir la comida, y otras en el hogar compaginando las tareas domésticas con el deshebrado, poniendo además atención a lo que los hijos están haciendo, ya sea la tarea, o supervisando que ellos deshebren bien las prendas. Todos en conjunto ponen en funcionamiento un solo proceso de producción que necesita de relaciones fragmentadas, y que de maneras diferentes son parte de un mismo proceso de explotación, es así como opera en esta región la industria maquiladora de prendas de vestir. Bibliografía 18 -Aguilar, Genaro (2000), “Are there anyrich people in the informal eonomy?” By the Si de of the poverty station”, El Mercado de Valores, núm. 4, México, 2000. 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