J. Conrad /// Heart of Darkness: La Oscuridad de un Relato sobre lo Oscuro INTRODUCCIÓN "...es evidente que no existe en la tierra ningún lugar esplendoroso o ningún rincón oscuro que no merezca, aunque sea de pasada, una mirada de admiración y piedad." Joseph Conrad, El Negro del ‘Narciso (prefacio) Este trabajo parte de la hipótesis de que en Heart of Darkness conviven una serie de elementos contradictorios acerca de la irrupción blanca en el continente negro que encaminan el texto hacia una progresiva oscuridad obturadora de toda posibilidad de conclusión sobre un discurso unívoco. En la voz de Marlow, narrador oral del viaje al corazón de la oscuridad, se hace presente una marcada relativización de los conceptos de Bien y Mal. La caída de Kurtz al centro del horror, los discursos de los distintos personajes que encuentra Marlow en su travesía, los diabólicos cuerpos deambulantes de los negros, el río reptante como un demonio, el viaje al corazón de una jungla que encierra todo lo sombrío y maligno, todos los elementos que rodean a este peculiar contador de historias no cumplen sino una función secundaria en la construcción del discurso metafísico del texto. Es en el espíritu del explorador donde se desarrollan las aventuras, no en las situaciones que atraviesa. Es la voz de Marlow, voz en el sentido primero del término, voz que escuchan los marineros del Nellie, voz que resuena en nuestros oídos de lectores, el lugar privilegiado de la ideología de Heart of Darkness. Y es en los cambios que va sufriendo esa voz a medida que avanza en el relato donde se perciben las marcas del horror de la selva: la voz que vuelve del infierno ya no es la misma. El presente de la narración de Marlow es un elemento esencial a tener en cuenta. Un pequeño barco hacia la desembocadura del Thames, cinco marineros, cinco hombres de mar, cinco miembros de esa raza preferida de Marlow, el día que se termina, el juego de luces y sombras que también se desplegará en el relato. Inglaterra, dueña de los océanos del mundo, mira hacia el Congo, uno de sus vasallos. El inglés medio de fin de siglo ya no es tan autocomplaciente y autoconfiado, los valores victorianos comienzan a entrar en crisis, Inglaterra se escuda en el poderío de su isla, la gran empresa imperial es su tesoro más preciado. Marlow debería formar parte de este bando de los triunfadores, pero él ha ingresado en el corazón de las tinieblas y tiene mucho que contar a partir de lo que ha visto, su voz se hace cargo de la condena moral, su palabra está autorizada. Marlow es el narrador que cuenta una historia en forma oral a partir de su experiencia, es el tipo de narrador que se pierde para la novela pero que Conrad conserva con maestría. Lo interesante es que, a diferencia de lo que sucede con el relato en la novela de aventuras, Marlow se reserva en su narración un espacio privilegiado para la experiencia moral y la experiencia política. LA EMPRESA IMPERIAL BRITÁNICA "Podemos añadir, además, el apetito insaciable o bulimia de ensanchar los dominios, con las heridas incurables que a causa de ello se inflinge muchas veces el enemigo." su libro La era del Imperio, E. Hobsbawn sostiene que la gran novedad del siglo XIX fue que cada vez más los pueblos no europeos pasaron a ser considerados inferiores, indeseables, débiles y hasta infantiles. Según la visión de este autor, Conrad pertenece a aquellos escritores que "...deliberadamente decidieron convertirse en intermediarios entre ambos mundos." (Hobsbawn, 1990: 80). Se refiere a los dos mundos, la metrópoli y la colonia, que se crean a partir de la creciente necesidad de los países desarrollados de incorporar nuevos mercados, necesidad que es tomada como argumento para la expansión colonial y los lleva a volver su mirada hacia lugares remotos e incorporar a su cultura diversos elementos de lo "exótico". Sin embargo, es necesario limitar los alcances de esta afirmación según la cual la novela de Conrad es una novela imperialista. Si bien es cierto que este autor actúa como nexo entre ambas culturas y que su voz proviene del bando de los fuertes, no debemos olvidar su carácter de expatriado, su pertenencia a esa clase de escritores que, según terminología de Deleuze, se hallan "desterritorializados". Es esta particularidad de Conrad la que vuelve tan interesante su mirada sobre la penetración del Tercer Mundo por parte de Occidente. Conrad es un desterritorializado en un mundo territorializado, mundo del siglo XIX, el siglo en el cual nada es más importante para el poderío de las potencias que la acumulación de kilómetros cuadrados. Y no será la única contradicción que encierre el autor; dos situaciones básicas conviven en Conrad: la del joven expatriado que se lanza a la aventura y la del marinero mercante con su vida disciplinada y rígidamente estructurada. Thomas Hobbes, Leviatan En Marlow cuestiona la violencia de los medios de la empresa imperial británica. Los negros están hambrientos y enfermos, los blancos son irracionales. La escena del bombardeo del barco francés a la costa es un claro ejemplo de ello. Pero, si bien Marlow descalifica el discurso de su tía, que habla de "weaning those ignorant millions from their horrid ways" (Conrad, 1994: 18), no deja de nombrar al Congo como "heart of darkness". El discurso de Marlow está en permanente oscilación. Desde una óptica actual se diría que Conrad no sabía si volcarse al apoyo del imperialismo o a la defensa de los derechos humanos. Pero Conrad debe ser entendido como hombre de su época, su mirada sobre "el otro" es aún una mirada sobre "el salvaje". La primera reflexión de Marlow ante los marineros del Nellie se refiere a esos avatares de la historia que explican que lo que un día es un gran Imperio haya sido antes un lugar a ser conquistado, un lugar dominado por la oscuridad: "I was thinking of every old times, when the Romans first came here, nineteen hundred years ago –the other day... [...] But darkness was here yesterday." (Conrad, 1994: 8). El centro de África sigue siendo el lugar oscuro al que el blanco debe llevar la luz. Pero en la experiencia de Marlow esto no ocurre. La llegada del blanco no implica la irrupción de una luz en medio de la oscuridad, más bien parece que la oscuridad se potencia. Unas líneas más adelante Marlow demostrará tener, al menos teóricamente, ideas bien claras acerca del verdadero significado del colonialismo: "The conquest of the earth, wich mostly means the taking it away from those who have a different complexion or slightly flatter noses than ourselves, is not a pretty thing when you look into it too much." (Conrad, 1994: 10). Hay una expresión en la que Marlow presenta su idea sobre los británicos y sobre el escenario en el que actúan:"...some sordid farce acted in front of a sinister black-cloth." (Conrad, 1994: 19). Esta expresión representa su imposibilidad de decidirse por uno de los dos bandos. Aquí se ve cómo Marlow condena a los fuertes pero desprecia a los débiles. En este punto es donde se ve la relativización de la dicotomía Bien/Mal desplegada por Conrad. Aquí está la vacilación de este discurso, aquí reside la propia oscuridad del texto. También de la experiencia moral de Marlow y Kurtz y la experiencia política de la empresa imperial surgen discursos contradictorios a partir de los cuales no es posible definir –pues tal vez el texto quiera que así sea- una moral y una política unívocas del texto. Pero sí es seguro que la visión del Congo como lugar en el que se traman los grandes negocios imperiales de Gran Bretaña y Bélgica, como objetivo económico a ser explotado, dista mucho de aquel espacio blanco del mapa con el que Marlow cuenta que fantaseaba en su niñez, dista mucho de aquel espacio a ser descubierto. LAS FUERZAS DE LO OSCURO "And there I was with him, high in the sunshine on the top of that historic hill of his. He dominated the forest, the secular gloom, the old mankind. [...] It was like a shadow in the light." Joseph Conrad, Lord Jim Hay un campo semántico de lo oscuro que domina todo el relato a lo largo de sus tres capítulos. Es interesante cómo el principio del texto resulta casi apabullante en este sentido. Lo negro, lo oscuro, lo maldito, lo sombrío, lo tenebroso, lo misterioso, lo demoníaco son motivos que se repiten una y otra vez. Basta una lectura atenta para notar la gran densidad que de estos términos presentan las primeras páginas del relato. A medida que la narración de Marlow avanza, a medida que se va acercando al corazón de las tinieblas, la voz denunciante se va aplacando, las críticas a la codicia de la Compañía, la piedad por las víctimas de la esclavitud, el agobio por el clima y la insalubridad del ambiente van cediendo su espacio al silencio, que es el matiz más oscuro que puede teñir un relato. Así, es en la voz de Marlow – en su no-voz – donde reside lo más tenebroso. Marlow acepta aquella trampa del lenguaje por la cual todo lo negro se asocia al Mal, la palabra "black" se utiliza para referirse a lo inmoral, lo ruin, lo hostil, lo vil. Así es como, a causa de esta aceptación de un hecho lingüístico, desde este nivel primero del discurso, el Congo y sus pobladores quedan necesariamente incluidos en el campo semántico de lo oscuro. Es notable cómo todas esas calificaciones pertenecientes a dicho campo semántico en muchos casos carecen por completo de justificación. Además, Marlow califica de "diabólico" o "demoníaco" al paisaje o a los cuerpos de los negros, pero a la vez se encarga de señalar las terribles condiciones en que viven estas víctimas de la empresa británica. En la época en que a Conrad le toca vivir, calificar de esa forma a las masas de cuerpos moribundos es la norma, criticar aunque sea superficialmente el horror en que viven los "débiles" es la transgresión. Pero "el otro" es animalizado, su discurso es ignorado, se lo presenta como lo oscuro y tenebroso, "el otro" carece de voz. El propio Conrad habla, en el prefacio a El Negro del ‘Narciso’, de "la desconocida multitud de los perplejos, los simples, los sin voz". La inclusión de estos individuos en Heart of Darkness también se hace presente, pero el autor nada hace por modificar su situación, promueve su silencio, deja que sigan careciendo de voz. Al mismo tiempo la figura de Kurtz, hombre blanco que ha sido corrompido y demonizado al entrar en contacto con la selva, pareciera encarnar todo el Mal posible, el camino hacia el centro de la oscuridad es el camino hacia el abismo de su alma. Marlow anticipa desde el principio de su relato oral cuál será la consecuencia del contacto entre el blanco usurpador y el negro sometido: lo que se presentará ante sus ojos será un "...flabby, pretending, weak-eyed devil of rapacious and pitless folly." (23). No se trata siquiera de un demonio con verdadera categoría de tal. Se trata de un demonio fláccido, producto degradado del afán imperialista británico, desgraciada consecuencia de la voracidad del blanco y de su inadaptación al continente negro. CORRELATOS CON LA TEORÍA DARWINIANA "Esta hormiga depende absolutamente de sus esclavas. Los machos y las hembras estériles u obreras tienen una sola actividad, que realizan con mucha energía: capturan esclavas." Charles Darwin, El origen de las especies La teoría de la evolución de las especies de Darwin, como sucede siempre con las grandes revoluciones científicas, irrumpe en el pensamiento de la época y pone en juego un entramado de intereses y una serie de consecuencias que afectan toda la historia no sólo de la ciencia en particular sino también de la humanidad en general. No hay que olvidar hasta qué punto la teoría de Darwin en el siglo XIX, como los descubrimientos copernicanos dos siglos antes, hiere el orgullo antropocéntrico del hombre. La idea de supervivencia del más apto, tan útil a los regímenes totalitarios de nuestro siglo, ya es un argumento para justificar la dominación y el sometimiento de pueblos en el siglo XIX, época a la que Hobsbawn denomina "era del Imperio", máximo exponente de la división del mundo entre "fuertes" y "débiles", "avanzados" y "atrasados". Conrad testimonia lo deshonroso de las actitudes coloniales, pero no puede dejar de imaginar un mundo bipolar repartido en dominadores y dominados. El discurso de Marlow reconoce la autonomía de estos hombres de las "tinieblas" y el peligro que puede significar su rebelión, sin embargo no es capaz de percibir que lo que ve como tinieblas es en realidad un mundo no europeo que resiste al imperialismo. El texto se sirve, tal vez no deliberadamente, de una suerte de darwinismo social, instrumento que el imperialismo utiliza como justificación. En este sentido es interesante la opinión de P. Brantlinger en su estudio sobre la genealogía del mito del continente oscuro a partir del par victorianos – africanos: "By the end of the century, eugenicists and social Darwinists were offering "scientific" justifications for genocide as well as for imperialism." (Brantlinger, 1985: 186) Este autor sostiene la idea de que los misioneros y exploradores del siglo XIX utilizaron el darwinismo y el darwinismo social como fundamentos "científicos" que justificaban su intromisión en el continente negro. Los africanos eran inferiores, los victorianos podían, o hasta "debían", emprender una misión "civilizadora": "Evolutionary anthropology often suggested that Africans, if not nonhuman or a different species, were such an inferior ‘breed’ that they might be impervious to ‘higher influences’" (Brantlinger, 1985: 182). CONCLUSIÓN "El humo desdibuja gris las constelaciones. Remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre. El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones. El río, el primer río. El hombre, el primer hombre." El mapa discursivo debería ser el siguiente: Marlow como representante de la moral victoriana es el portador de las banderas de la razón y la "civilización"; Kurtz como ejemplo de la degradación y corrupción a que puede conducir una temporada en el horror de la selva es quien lleva el estandarte de la irracionalidad y la codicia. Pero nada es tan claro en Heart of Darkness. El texto avanza hacia su definitiva oscuridad a medida que la narración de Marlow progresa, los oyentes perciben sus palabras, los lectores pasamos las páginas, la oscuridad crece en el Thames y la selva del Congo se vuelve más espesa. Y la oscuridad en Conrad alude siempre a la propia oscuridad del alma humana, a la imposibilidad de descifrar sus más profundos enigmas, a la inevitabilidad de la aceptación de su Destino. Jorge Luis Borges, Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad La oscuridad presenta dos niveles temáticos: el primero es el que se relaciona con el corazón de las tinieblas y todo aquel campo semántico al que hiciera referencia anteriormente, el segundo es justamente este del misterio del alma, relacionado con la esencia humana y que constituye un profundo correlato del primero. Existe además un nivel textual que puede ser entendido como consecuencia de los anteriores – y en ese caso habría que pensar que Conrad dejó que la elección de este tema contaminara la forma del relato – o puede ser visto como su causa – en cuyo caso se entendería que Conrad estaba privilegiando la forma por encima de la materia. Como sea, no cabe duda de que por esta oscuridad textual se pierde toda posibilidad de encasillamiento del texto en una línea argumentativa única, en un único contenido ideológico. Julieta Vitullo BIBLIOGRAFÍA Benjamin, Walter, "El narrador", en Sobre el programa de la filosofía futura y otros ensayos, Planeta-Agostini, . Brantlinger, Patrick, "Victorians and Africans: The genealogy of the myth of the dark continent", Critical Inquirity, Autum 1985. Vol 12, Nº1. Brown, Douglas, "From Heart of Darkness to Nostromo: an approach to Conrad", en Boris Ford (ed.), The New Pelican Guide to English Literature, London, Penguin, 1983, vol. 7. Conrad, Joseph, Heart of Darkness, London, Penguin, 1994. Guiber, Nair Tersa y Palma, Héctor, "La teoría darwiniana de la evolución. Un programa de investigación" en: Nair Teresa Guiber (ed.), Ciencia: un camino entre continuidades y rupturas, Buenos Aires, Biblos, 1996. Hobsbawn, E. J., La Era del Imperio (1875-1914), Barcelona, Fondo de Cultura Económica, 1990. Said, Edward, "Dos visiones en El corazón de las tinieblas" en: Culture and Imperialism, New York, Alfred Knopf, 1993, pág. 19-31. Traducción de Carmen Crouzeilles y Horacio Guido para la Cátedra de Literatura del Siglo XX – Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Trevelyan, G.M., Historia Social de Inglaterra, México, Fondo de Cultura Económica, 1946. Williams, Raymond, "Joseph Conrad" en: The English Novel from Dickens to Lawrence, The Hogarth Press London.