Murió el mafioso que solía vagar en pijama

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Trama URBANA
Suplemento de Justicia, Seguridad y Policiales del diario Hoy en la Noticia
La Plata, miércoles 21 de diciembre de 2005
Gigante
Murió el mafioso que
solía vagar en pijama
Tenía 77 años. Fue el líder de una de las familias más famosas de Nueva York, pero
hablaba solo por la calle, para no ir preso. Terminó recluido en un penal de Misuri
"Chin". Fue el líder de "Los Genoveses" en la década del '80
Con su metro ochenta y tres, los
91 kilos bien distribuidos y justa
pinta de tipo duro, Vincent Gigante
le hacía honor al apellido. Fue líder
de la organización mafiosa Los Genoveses, pero era más conocido por
vagar por las calles de Nueva York
en pijama, para convencer a la Justicia de que estaba mentalmente perturbado y así evitar la cárcel. Ayer se
murió. Tenía 77 años.
Fuentes penitenciarias comunicaron que Gigante falleció en la cárcel
de Springfield (Misuri), en la que estaba recluido por ser uno de los
principales cabecillas de una de las
familias más renombradas en la mafia de la Gran Manzana.
En 1990 fue, además, uno de los
jefes de “La Comisión”, órgano principal de la organización encargado
de resolver las disputas entre las cinco principales familias de la mafia
neoyorquina.
Apodado como “Chin”, Vincent
Gigante fue sentenciado en 1997 a
doce años de cárcel, acusado de pertenecer a la mafia y de conspirar para asesinar a otros compañeros de la
organización.
Durante años, Gigante pretendió
estar mentalmente perturbado para
evitar ingresar en prisión, por lo que
Gigante nació en 1928 en
el Bronx. Fue boxeador,
pero de a poco escaló en
la organización creada en
1931 por “Lucky” Luciano
ocasiones solían verlo ataviado con
una bata y pijama. En otras con una
gabardina y pantalones andrajosos,
pero siempre iba acompañado, eso
sí, de dos guardaespaldas.
Todas las tardes jugaba al pinacle
en un club enfrente de su casa y
aprovechaba para reunirse con otros
miembros de la organización y,
después de medianoche, según los
informes del FBI sobre él, se trasladaba a una casa en Park Avenue.
Allí visitaba a Olympia Esposito,
que, según los abogados, fue su última compañera sentimental y madre
de tres de sus ocho hijos.
Durante el juicio celebrado en
1997, “Chin” apareció en una silla
de ruedas, mirando al vacío. No dijo
una palabra. Vincent Gigante nació
en 1928 en el Bronx y fue boxeador,
pero poco a poco fue entrando en la
organización creada en 1931 por
“Lucky” Luciano.
Varios informes de los detectives
que lo siguieron durante parte de su
vida revelaron que Gigante se ganó
un lugar en la mafia como encargado
de hacer cumplir las reglas, pero su
ascenso fue en 1957, cuando le disputó el control de una familia a
Frank Costello, un asesor de Luciano. Luego, “Chin” fue el sicario que
participó en el intento de asesinato
del entonces jefe de la mafia, Costello, y era un protegido de Vito Genovese, líder de las familias en EEUU e
Italia entre 1930 y 1960.
Vito le dio el nombre a la organización de la “Familia Genovese”,
fundada en 1930 en Nueva York.
Ese grupo tenía 200 miembros y
alrededor de mil asociados.
Gigante fue su cabecilla indiscutido entre 1980 y 1990.
()EL CASO
LA DIVISION DE LOS NEGOCIOS
Cinco familias para
el crimen organizado
En 1931, “Lucky” Luciano, el
padrino de la mafia de origen siciliano en Nueva York, decidió el
reparto del “crimen organizado”
en cinco familias: los Luchese, los
Gambino, los Colombo, los
Bonanno y los Genovese.
No fue hasta la década del '80 que
todas esas familias comenzaron a
ser desarticuladas en masivas
operaciones contra el crimen,
emprendidas por el entonces fiscal
federal -y luego alcalde- Rudolph
Giuliani.
Vincent “The Chin” Gigante, de
los Genovese, fue uno de los
últimos en caer, en 1997.
Pero ya entonces la traición y la
falta de lealtades a los “viejos valores”
de la mafia habían iniciado la deca-
vagaba por las calles del Greenwich
Village en pijama, bata y zapatillas,
hablando solo.
Incluso algunos familiares, entre
ellos un hermano, cura católico, insistían en que Gigante era esquizofrénico y padecía Alzheimer.
Antes de terminar en el penal, Vincent vivía con su madre en un apartamento de la calle Sullivan, del barrio de Greenwich Village.
“Chin” no vestía siempre igual. En
dencia de la Cosa Nostra. Los viejos
padrinos se fueron muriendo o
cayendo en prisión sin dejar “sucesores”. Y el programa de protección de testigos del FBI hizo el
resto: delatar y cambiar la identidad a cambio de una rebaja en la
pena terminó siendo más tentador.
Después de la caída en 1991 de
John A. Gotti, ex “Gambino”,
el propio Vincent decidió cerrar
los libros de reclutamiento: no
habría nuevos integrantes.
El año pasado fue condenado a
cadena perpetua quien era considerado “el último de los padrinos”.
Era “Big Joey” Massino, ex jefe
del clan Bonnano, culpable de
siete asesinatos, extorsión y otros
crímenes.
Contratado para matar al
sucesor de “Lucky” Luciano
Frank Costello tenía 66 años y era
el sucesor de “Lucky” Luciano al
frente de la mafia neoyorquina.
Ese día, el 2 de mayo de 1957,
cerró la puerta de su departamento y escuchó que decían:
“Esto es para ti, Frank”.
Quien le disparó fue Vincent
“Gigante”. Pero Costello se salvó,
con un movimiento instintivo
de la cabeza.
Gigante había sido contratado
por Vito Genovese, quien junto
a Albert Anastasia querían
apoderarse del control de las
familias.
Los dos creían que la Mafia debía
ir a fondo con el “negocio”
de las drogas y pensaban que
Costello era un obstáculo para
su plan.
Después de que la Policía se
desorientara, el propio Costello
sabía de donde venía el ataque
pero se negó a brindar detalles,
la mafia se conmocionó.
Se esperaba el contrataque, que
nunca llegó. El sucesor de “Lucky”
Luciano, que estaba preso, prefirió dejar todo “tranquilo” y evitar la venganza. Eligió dedicarse
a sus negocios y mantener su
fuerte influencia política y judicial.
De hecho, hasta que murió en
1973, los sobrevivió a todos: a
Luciano, infartado en Nápoles;
a Anastasia, asesinado en una
peluquería y a Genovese,
muerto por el cáncer .
El único que quedaba vivo en
esta historia era Vincent, el que
empuñó el arma, que dijo adiós
al mundo ayer.
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