A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek Mao Zedong Publicado por Matxingune taldea en 2012 Resumen Bajo la influencia del Ejército Rojo de China y del movimiento popular antijaponés, el Ejército del Nordeste del Kuomintang al mando de Chang Se-liang y el XVII Ejército del Kuomintang al mando de Yang Ju-cheng apoyaron la iniciativa del Partido Comunista de China de establecer un frente único nacional antijaponés y exigieron a Chiang Kai-shek que se aliara con el Partido Comunista para resistir al Japón. Chiang Kai-shek no sólo rechazó esta exigencia, sino que, yendo contra la corriente, se mostró aún más activo en sus preparativos militares para el «exterminio de los comunistas» y masacró en Sían a jóvenes antijaponeses. Chang Se-liang y Yang Ju-cheng, actuando conjuntamente, arrestaron a Chiang Kai-shek. Este fue el famoso Incidente de Sían del 12 de diciembre de 1936. Chiang Kai-shek fue obligado a aceptar la exigencia de aliarse con el Partido Comunista para resistir al Japón, y entonces fue puesto en libertad y regresó a Nankín. Tabla de contenidos Sobre la declaración de Chiang Kai-shek ................................................................................ 1 Anexo .............................................................................................................................. 4 Sobre la declaración de Chiang Kai-shek En Sían, Chiang Kai-shek aceptó la demanda de resistencia al Japón, formulada por los generales Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng y por el pueblo del Noroeste, y, como primera medida, ordenó a sus tropas empeñadas en la guerra civil que se retirasen de las provincias de Shensí y Kansú. Esto marca el comienzo de un cambio en su errónea política de los últimos diez años1. Es un golpe asestado a las intrigas urdidas por los imperialistas japoneses y el grupo chino de la «expedición punitiva»2para manipular la guerra 1 Bajo la influencia del Ejército Rojo de China y del movimiento popular antijaponés, el Ejército del Nordeste del Kuomintang al mando de Chang Se-liang y el XVII Ejército del Kuomintang al mando de Yang Ju-cheng apoyaron la iniciativa del Partido Comunista de China de establecer un frente único nacional antijaponés y exigieron a Chiang Kai-shek que se aliara con el Partido Comunista para resistir al Japón. Chiang Kai-shek no sólo rechazó esta exigencia, sino que, yendo contra la corriente, se mostró aún más activo en sus preparativos militares para el «exterminio de los comunistas» y masacró en Sían a jóvenes antijaponeses. Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng, actuando conjuntamente, arrestaron a Chiang Kai-shek. Este fue el famoso Incidente de Sían del 12 de diciembre de 1936. Chiang Kai-shek fue obligado a aceptar la exigencia de aliarse con el Partido Comunista para resistir al Japón, y entonces fue puesto en libertad y regresó a Nankín. 2 Se refiere a los elementos projaponeses que disputaban el poder a Chiang Kai-shek en el seno del gobierno del Kuomintang en Nankín. Ese grupo, acaudillado por Wang Ching-wei y Je Ying-chin, preconizó una «expedición punitiva» contra Chang Se-liang y Yang Ju-cheng durante el Incidente 1 A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek civil, provocar escisiones y matar a Chiang en el Incidente de Sían. Ya es evidente la desilusión de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la «expedición punitiva». Este síntoma de un despertar en Chiang puede ser considerado como signo de que el Kuomintang está dispuesto a poner fin a la política errónea que ha venido aplicando durante los últimos diez años. El 26 de diciembre, Chiang Kai-shek emitió en Luoyang, bajo el título de Amonestación a Chang Sieliang y Yang Ju-cheng, una declaración tan ambigua y evasiva que constituye una interesante pieza entre los documentos políticos de China. Si Chiang deseara realmente extraer una seria lección de este incidente y esforzarse por dar nueva vida al Kuomintang, y si quisiera poner término a su tradicional y errónea política de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, a fin de conducir al Kuomintang por un camino que no vaya en contra de las aspiraciones del pueblo, entonces, en señal de su buena fe, debería haber presentado un documento mejor, en el cual mostrase arrepentimiento por su pasado político y estableciese un nuevo rumbo para el futuro. La declaración del 26 de diciembre no puede satisfacer las exigencias de las clases populares de China. Sin embargo, contiene un pasaje digno de elogio, en el cual Chiang afirma ser «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción». Ello significa que, si bien no ha firmado en Sían las condiciones presentadas por Chang y Yang, está dispuesto a aceptar las demandas que benefician al país y a la nación, y no faltará a su palabra con el pretexto de que no ha puesto su firma. Ya veremos si después de retirar sus tropas, Chiang mantiene esta palabra y cumple las condiciones que ha aceptado. Estas condiciones son: 1. Reorganizar el Kuomintang y el Gobierno Nacional, expulsando al grupo projaponés y admitiendo a elementos antijaponeses; 2. Poner en libertad a los dirigentes patriotas de Shanghai3 y a los demás presos políticos, y garantizar las libertades y derechos del pueblo; 3. Poner fin a la política de «exterminio de los comunistas» y entrar en alianza con el Ejército Rojo para resistir al Japón; 4. Convocar a una conferencia de salvación nacional con la participación de representantes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de determinar la política de resistencia al Japón y de salvación nacional; 5. Entrar en cooperación con aquellos países que simpatizan con la resistencia de China al Japón, y 6. Adoptar otras medidas concretas para la salvación nacional. Para cumplir estas condiciones, es indispensable, antes que nada, permanecer fiel a la palabra empeñada y también mostrar cierta valentía. Ya juzgaremos a Chiang por sus acciones futuras. Pero la declaración de Chiang contiene también la afirmación de que el Incidente de Sían se produjo bajo la presión de los «reaccionarios». Es una lástima que Chiang no haya explicado a quiénes califica de «reaccionarios», y no sabemos qué sentido tiene este término en su diccionario. Pero lo cierto es que el Incidente de Sían tuvo lugar bajo la influencia de las siguientes fuerzas: 1. La creciente indignación contra el Japón entre las tropas de los generales Chang y Yang, y entre el pueblo revolucionario del Noroeste; 2. La creciente indignación contra el Japón entre el pueblo de todo el país; 3. El desarrollo de las fuerzas de izquierda en el seno del Kuomintang; 4. La demanda de los grupos con poder en diversas provincias de resistir al Japón y salvar a la nación; de Sían. Aprovechándose del Incidente, se preparó para desencadenar una guerra civil de gran envergadura, con el fin de franquear el camino a los invasores japoneses y arrebatar el poder a Chiang Kai-shek. 2 A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek 5. La posición del Partido Comunista por la formación de un frente único nacional antijaponés, y 6. El desarrollo del frente mundial de la paz. Todos éstos son hechos indiscutibles. Los «reaccionarios» de que habla Chiang no son sino estas fuerzas; sólo que, mientras otros las califican de revolucionarias, él las llama «reaccionarias». Habiendo declarado en Sían que luchará a conciencia contra el Japón, es de presumir que no va a reanudar sus desenfrenados ataques contra las fuerzas revolucionarias inmediatamente después de abandonar esa ciudad, porque no sólo su vida política y la de su grupo dependen de su fidelidad a la palabra empeñada, sino que, frente a él y a su grupo, obstaculizando su camino político, se encuentra una fuerza que se ha inflado en detrimento suyo, el grupo de la «expedición punitiva», que trató de llevarlo a la muerte durante el Incidente de Sían. Por consiguiente, aconsejamos a Chiang que revise su diccionario político y cambie la palabra «reaccionario» por revolucionario, pues es mejor llamar a las cosas por su nombre. Chiang debe recordar que si pudo abandonar Sían sano y salvo, esto se debió, aparte de los esfuerzos de los generales Chang y Yang, quienes dirigieron el Incidente de Sían, a la mediación del Partido Comunista. Durante el Incidente, el Partido Comunista se pronunció por un arreglo pacífico e hizo todos los esfuerzos posibles al efecto, únicamente en interés de la supervivencia nacional. Si la guerra civil se hubiese ampliado, y si Chang y Yang hubieran mantenido a Chiang bajo custodia por mucho tiempo, el Incidente se habría desarrollado sólo en beneficio de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la «expedición punitiva». Teniendo en cuenta esas circunstancias, el Partido Comunista desenmascaró con decisión las intrigas de los imperialistas japoneses y de Wang Ching-wei4, Je Ying-chin5 y otros integrantes del grupo chino de la «expedición punitiva», y se pronunció resueltamente por un arreglo pacífico del Incidente, cosa que coincidía con los puntos de vista de los generales Chang Sie-liang y Yang Ju-cheng y de miembros del Kuomintang como T. V. Soong6. Esto era precisamente lo que deseaba el pueblo de todo el país, que aborrece profundamente la actual guerra civil. Chiang fue puesto en libertad por haber aceptado las condiciones de Sían. De hoy en adelante, el problema es si cumplirá al pie de la letra su promesa de permanecer «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción», si ejecutará estrictamente todas las condiciones para la salvación nacional. El pueblo de todo el país no le permitirá a Chiang ninguna otra vacilación ni regateo en la ejecución de estas condiciones. Si se muestra indeciso en la resistencia contra Japón y demora el cumplimiento de su promesa, será barrido por la marejada revolucionaria de todo el pueblo. Chiang y su grupo deben tener bien presente el antiguo proverbio: «¿De qué puede servir un hombre que no cumple su palabra?» Si Chiang se decide a limpiar la suciedad de la política reaccionaria del Kuomintang seguida en los últimos diez años, si se decide a corregir por completo sus errores fundamentales de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, si en seguida se integra a un frente antijaponés que agrupe a todos los partidos y grupos políticos, y si realmente toma medidas militares y políticas para la salvación nacional, por supuesto que el Partido Comunista le prestará apoyo. Ya en su carta del 25 de agosto al Kuomintang7, el Partido Comunista prometió este apoyo a Chiang y al Kuomintang. Durante los últimos quince años, el pueblo de todo el país ha llegado a la convicción de que el Partido Comunista es «fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción». No cabe duda de que el pueblo tiene más confianza en las palabras y acciones del Partido Comunista que en las de ningún otro partido o grupo político de China. Mao Zedong 4 Jefe del grupo projaponés en el Kuomintang. Desde 1931, abogó invariablemente por la transigencia ante la invasión de los imperialistas japoneses. En diciembre de 1938, abandonó Chungching, se pasó abiertamente al lado de los invasores japoneses e instaló un gobierno títere en Nankín. 5 Caudillo militar del Kuomintang y uno de los dirigentes del grupo projaponés en ese partido. Durante el Incidente dé Sían, tramó activamente una guerra civil disponiendo que las tropas del Kuomintang avanzaran a lo largo del ferrocarril Lungjai para atacar Shensí. Planeó además bombardear Sían, a fin de matar a Chiang Kai-shek y ocupar su lugar. 6 Miembro proyanqui del Kuomintang. Debido a que entonces el imperialismo norteamericano se disputaba con el imperialismo japonés la hegemonía en el Extremo Oriente, abogó también, en defensa de los intereses norteamericanos, por un arreglo pacífico del Incidente de Sían. 7 Esta carta criticó severamente al régimen reaccionario del Kuomintang y a la II Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central; al mismo tiempo, expuso la política del Partido Comunista de China de formar un frente único nacional antijaponés y de reanudar la cooperación con el Kuomintang. Véase el anexo. 3 A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek 28 de diciembre de 1936 Anexo Carta de Mao Zetung en la que critica severamente al régimen reaccionario del Kuomintang y a la II Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central; al mismo tiempo, expone la política del Partido Comunista de China de formar un frente único nacional antijaponés y de reanudar la cooperación con el Kuomintang. Reproducimos a continuación la parte principal de esta carta: «Al hablar de “centralización y unificación”, la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido confunde realmente la causa con el efecto. Hay que destacar aquí que la guerra civil y la ausencia de unificación durante los últimos diez años no tienen otro origen que la desastrosa política de dependencia del imperialismo seguida por su partido y su gobierno y en particular, la política de no resistencia al Japón aplicada invariablemente desde el Incidente del 18 de Septiembre de 1931. Bajo la consigna de “Pacificar el país antes de resistir a la agresión extranjera”, su partido y su gobierno han mantenido una incesante guerra civil, han lanzado numerosas campañas de cerco contra el Ejército Rojo y no han escatimado ningún esfuerzo para reprimir los movimientos patriótico y democrático del pueblo en todo el país. Incluso hasta el momento, ustedes siguen indiferentes ante la suerte del nordeste y el norte del país y, olvidando que el imperialismo japonés es el mayor enemigo de China han dedicado todas sus energías a combatir al Ejército Rojo y llevar a cabo luchas fracciónales dentro de su propio partido; se han empeñado obstinadamente en cerrar el paso al Ejército Rojo en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa y en hostigar su retaguardia; han pasado por alto la demanda de toda la nación de resistir al Japón, y han privado al pueblo de sus libertades y derechos. El patriotismo es hoy un crimen, y en todo el país las prisiones están llenas de inocentes; la traición a la patria es recompensada, y los traidores se felicitan por los nombramientos y honores que reciben del gobierno. Buscar la centralización y la unificación por medio de esa política errónea es como buscar peces en un árbol y producirá exactamente los resultados contrarios. »Señores, quisiéramos advertirles que si no cambian radicalmente su política errónea, si no dirigen su odio contra los imperialistas japoneses y, en cambio, continúan dirigiéndolo contra sus propios compatriotas, no podrán mantener siquiera sus posiciones actuales y todo lo que se dice sobre la centralización, la unificación y el pretendido “'Estado moderno” quedará en pura charlatanería. Lo que la nación entera exige es la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación, y no para halagar a los extranjeros y oprimir al pueblo. El pueblo reclama con vigor un gobierno que pueda asegurarle verdaderamente su salvación y la del país, una república verdaderamente democrática. Reclama un gobierno republicano y democrático que sirva a sus intereses. Ese gobierno debe tener un programa que asegure principalmente los siguientes puntos: primero, resistencia a la agresión extranjera; segundo, derechos democráticos para el pueblo, y tercero, desarrollo de la economía nacional para atenuar e incluso eliminar los sufrimientos del pueblo. Si se habla en serio de un “Estado moderno”, es éste el único programa que responde realmente a las necesidades de la China colonial y semicolonial de nuestros días. Con ardiente esperanza y firme determinación, el pueblo está luchando por la realización de esos objetivos. Pero el partido y el gobierno que ustedes representan siguen una política contraria a las aspiraciones del pueblo, con la cual no ganarán nunca la confianza de éste. Por la presente, el Partido Comunista de China y el Ejército Rojo de China declaran solemnemente: estamos por el establecimiento de una república democrática unificada que abarque a todo el país y por la institución de un parlamento elegido mediante sufragio universal; estamos por un congreso de resistencia al Japón y de salvación nacional con la participación de representantes de todo el pueblo y de todas 4 A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek las fuerzas armadas antijaponesas del país, así como por un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. Declaramos: tan pronto como sea establecida una república democrática unificada que abarque a toda China, las zonas rojas pasarán a formar parte integrante de ella, los representantes del pueblo de estas zonas participarán en ese parlamento nacional y será instituido en ellas el mismo régimen democrático que en el resto del país. Consideramos que ni el consejo de defensa nacional que la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido ha decidido organizar, ni la asamblea nacional que su partido y su gobierno se preparan a instaurar, pueden hacer realidad la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación. De acuerdo con los reglamentos para el consejo de defensa nacional adoptados por la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido, ese consejo se compondrá exclusivamente de un pequeño número de funcionarios que manejen a su partido y su gobierno, y su única tarea será servir de organismo consultivo a ese gobierno. Está bien claro que ese consejo no podrá lograr éxito alguno ni conquistar en lo más mínimo la confianza del pueblo. A juzgar por el Proyecto de Constitución de la República de China y las Leyes Orgánica y Electoral de la Asamblea Nacional aprobadas por su gobierno, esa asamblea, que ustedes se proponen instituir, tampoco podrá lograr éxito alguno ni merecer la confianza del pueblo, pues no será más que un órgano manipulado por unos cuantos funcionarios de su partido y su gobierno, y un apéndice o pieza de adorno de ellos. Tal consejo y tal asamblea no tienen nada en común ni con el congreso nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional -Consejo de Defensa Nacional-, ni con la república democrática china y su parlamento, que han sido propuestos por nuestro Partido. Sostenemos que un consejo de defensa nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional debe incluir a los representantes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de constituir un verdadero órgano de poder capaz de determinar la política fundamental de resistencia al Japón y de salvación nacional, y que ese consejo debe formar un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. La asamblea nacional debe ser un parlamento elegido mediante sufragio universal y el órgano supremo del poder de la república democrática china. Sólo semejante consejo de defensa nacional y semejante parlamento de toda China podrán contar con la aprobación, el respaldo y la participación de todo el pueblo, y colocar la gran causa de la salvación de la patria y del pueblo sobre una base sólida, inquebrantable. De lo contrario, las más bellas denominaciones no tendrán ningún valor real ni obtendrán la aprobación del pueblo. La mejor prueba de ello es el fracaso de las diversas conferencias celebradas por su partido y su gobierno. La declaración de la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo central de su partido dice: “Son de suponer peligros y obstáculos, pero nunca flaquearemos en el cumplimiento de nuestro deber por más dificultades y riesgos que atraviese la nación”. Y agrega: “En cuanto a la salvación de la patria, naturalmente nuestro partido trabajará por ella con todas sus fuerzas y con perseverancia”. Ciertamente, siendo el suyo el partido que domina la mayor parte del país, debe asumir la responsabilidad política por todos los hechos pasados. En vista de que el gobierno del Kuomintang es la dictadura de un solo partido, éste jamás podrá escapar a su responsabilidad. En particular, no pueden ustedes echar sobre otros la culpa por la pérdida de casi la mitad del territorio chino, que es resultado de la política totalmente errónea que, en contra de la voluntad de todo el pueblo y de los intereses de toda la nación, ha venido aplicando su partido desde el Incidente del 18 de Septiembre. En nuestra opinión y en la de todo el pueblo, ya que la mitad del territorio chino ha sido abandonada por su partido, de ninguna manera puede éste sustraerse al deber de restablecer la soberanía de China sobre el territorio perdido. Por otra parte, incluso mucha gente honesta de su partido que está plenamente consciente de los horrores de la subyugación nacional y de que la voluntad del pueblo es inviolable, comienza a tomar un nuevo rumbo y a sentirse indignada y descontenta con aquellos correligionarios que han traído el desastre tanto a su propio partido como a la nación. El Partido Comunista de China ve con plena simpatía este 5 A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek reciente cambio y saluda calurosamente el noble espíritu y el despertar de esos miembros patriotas y honestos del Kuomintang, saluda su disposición a hacer sacrificios en la lucha y su coraje para introducir reformas en momentos en que la nación está en peligro. Sabemos que en la dirección entra y las direcciones provinciales del Kuomintang, en su gobierno a los niveles central y provincial, en los círculos educacionales, científicos, artísticos, periodísticos e industriales, entre las mujeres, en los círculos religiosos y médicos, en la policía, en las diferentes organizaciones populares y, en particular, en las extensas filas del ejército y entre los antiguos y nuevos miembros del Kuomintang, así como entre los dirigentes de éste a todos los niveles, hay realmente muchos hombres conscientes y patriotas, y su número aumenta día a día. Esto es muy alentador. El Partido Comunista de China está siempre dispuesto a cooperar con esos miembros del Kuomintang y a formar con ellos un sólido frente único nacional, a fin de luchar contra el mayor enemigo de nuestra nación: el imperialismo japonés. Esperamos que lleguen a ser rápidamente una fuerza dominante en el seno del Kuomintang y se impongan sobre los más perversos y desvergonzados miembros, que insultando la memoria del Dr. Sun Yatsen, han desconocido los intereses de la nación y se han convertido de hecho en agentes y colaboracionistas del imperialismo japonés. Esperamos que harán revivir el espíritu de los “Tres Principios del Pueblo revolucionarios” del Dr. Sun Yat-sen y sus Tres Grandes Políticas: alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y ayuda a los campesinos y obreros, y que trabajarán “con todas sus fuerzas y con perseverancia” para hacer realidad los “Tres Principios del Pueblo revolucionarios”, las “Tres Grandes Políticas” y el testamento revolucionario del Dr. Sun Yat-sen. Esperamos que junto con los dirigentes patriotas de todos los partidos y grupos políticos y de todos los círculos sociales, junto con todo el pueblo patriota, asumirán resueltamente la responsabilidad de continuar la causa revolucionaria del Dr. Sun Yat-sen y lucharán firmemente por expulsar a los imperialistas japoneses y salvar a China de la subyugación, por conquistar los derechos democráticos para el pueblo, desarrollar la economía nacional de China y librar a la inmensa mayoría del pueblo de sus sufrimientos, así como por establecer una república democrática china con un parlamento y un gobierno democráticos. El Partido Comunista de China declara ante todos los miembros del Kuomintang: si ustedes actúan realmente de esta manera, los apoyaremos resueltamente y estaremos dispuestos a formar con ustedes un sólido frente único revolucionario, tal como el gran frente único formado entre nuestros dos partidos durante el gran período revolucionario de 1924-1927 para luchar contra la opresión imperialista y feudal, pues éste es, en la actualidad, el único camino correcto para salvar a la nación y asegurar su supervivencia». 6