La tortura, una práctica sistémica cotidiana en Chiapas Gabriel García Salyano, médico1 La tortura y el maltrato son prácticas cotidianas en Chiapas, ocurren todos los días, las perpetran agentes de seguridad del Estado de todos los niveles, sistemáticamente se detiene, se “arraiga”, se oculta en los hoyos negros extralegales de las mazmorras, de las casas de seguridad, de las prisiones clandestinas, en las mismas oficinas de la procuraduría o de los ministerios públicos, se magulla cuerpos, se pisotean pensamientos e ideas, se arrebatan sueños, se arrastran dignidades. En Chiapas no existe en la realidad una investigación científica de los delitos, se busca más inculpar que encontrar responsables, las diferentes policías chiapanecas no tienen, o no muestran tener, el entrenamiento suficiente para realizar una investigación criminal. Se acude por tanto a métodos que obligan a la víctima a declararse culpable: “Expresa que ante lo que (le) estaba pasando comenzó a llorar, pidiéndoles a sus interrogadores que le dijeran que querían que les dijera para decirlo”; “el agente del Ministerio Público le decía las manera en que había operado en relación a un delito por extorsión, a lo que le contesta “si usted lo dice está bien, dígame dónde le firmo”. Pero también obligan a que las personas incriminen a otras: “le pasan varios videos para que reconociera a las personas y un vehículo que aparecían en ellos, ante el temor de recibir nuevamente maltrato refiere que una de las personas del video se parece a un profesor que conoce” Pero no sólo es la tortura una práctica sistemática, es sobre todo sistémica, quienes torturan cuentan con toda una red de complicidades dentro de las instituciones que permite realizarla con el consentimiento, justificación o encubrimiento, tanto de sus pares como de sus superiores jerárquicos. 1 Integrante de la Red de Peritos Independientes que Investigan Tortura No es la tortura el resultado de un sujeto enfermo, o que no cumple los protocolos y normas, no “son malos elementos a los cuales se aplicarán medidas correctivas”, no es algo que ocurre de manera ocasional o espontanea, para torturar hay que aprender, debe haber maestros quienes enseñan a sus aprendices los diferentes métodos de castigo, la intensidad y tiempo de aplicación, la manera de no dejar huellas o en su caso las menos posibles, enseñan a cómo sujetar, donde y con qué golpear, con qué cubrir, experimentar su creatividad y desarrollar o perfeccionar métodos de castigo; aunque no hayan tomado formalmente cursos de psicología aprenden a aplicar formas de privación sensorial: “Al bajarlo de la camioneta tipo van le dan de cachetadas y le colocan un vendaje en los ojos”; de negar las necesidades fisiológicas de las víctimas: “le pide que le den comida ya que aún no había desayunado a lo que le contesta ‘no hay comida: “Durante el tiempo que permaneció en las instalaciones de la SSP no recibió alimento o bebida alguna”; de humillación: “le quitan los pantalones”, “lo paran enfrente de un altar a San Juditas y una virgen de Guadalupe que tienen por las galeras de las instalaciones de la SSP, allí lo paran desnudo, vendado como estaba; juegan los torturadores con la incertidumbre, angustia y miedos de la víctima, aprenden el poder que tiene la amenaza personal y a quienes rodean a la persona afectada: “escuchó voces de mujer y sintió el terror de que su esposa también estuviera detenida e imaginó que también la estaban maltratando”; “¿dónde está el carro?, porque si no te voy hacer otra cosa, ahorita solo te estoy golpeando”, “dilo porque él te puede hasta quebrarte la madre”; “En el trayecto los policías que los golpeaban les iban diciendo “me gusta quebrar dientes, este va a ser el tercero”. Para torturar se necesita un lugar, el cual debe proporcionar las condiciones de confianza para que los torturadores se sientan a sus anchas: “Ya estando en las instalaciones del Ministerio Público es apremiado a decir dónde se encuentra el carro robado, bajo amenazas de que le van a golpear y a ‘romper la madre’, es introducido en un cuarto donde las mismas personas que lo detuvieron le golpean en el tórax y en la cabeza”; “Una vez que llegaron a las instalaciones de la policía municipal fueron presentados ante una licenciada y el señor G. al seguir alegando abuso de autoridad, le exigen que se calle y es golpeado nuevamente por los policías”; “ingresan a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública”; “Después de un tiempo son trasladados a las instalaciones de la FECDO. En ese lugar le solicita a una persona realizar una llamada para avisar a su familia, a lo que le contesta ‘usted no tiene derecho a nada’; “Es cambiado a otro vehículo tipo van completamente cerrado, y percibe que llevan a más personas... Durante el trayecto en este vehículo recibe insultos y golpes en la cabeza realizados con la palma abierta, así como en los costados al tiempo que le preguntaban ‘¿vas a cooperar?’. Este maltrato también se le daba a las otras personas que iban en el vehículo”. Para torturar se necesita complicidad institucional, es necesario que haya quien encubra los hechos, quien los justifique, quien los minimice, quien no los denuncie, es necesario que haya agentes del Ministerio Público que no reciban las denuncias de tortura, investigadores que no investiguen, jueces que no juzguen, hay personas que saben de la tortura y simplemente dejan que ocurra: “el comandante Santos le respondió “¡mira compa me acaban de sacar de una comida y por mí si te mueres, muérete!”; “le trasladan a un cuarto donde se encuentra el comandante Santos, y al quitarle el vendaje de los ojos puede reconocer a otras personas presentes: el director de la Policía Estatal Preventiva, un comandante alias “El Chilango”, un comandante Valentín, al parecer comandante de homicidios de la PGJE, un comandante de la metropolitana y otra persona de FECDO, así mismo ubica a otra persona flaca y alta, que posteriormente reconoce como un agente del Ministerio Público ante el cual rendirá declaración el día siguiente. Además de otras personas que el declarante presume como agentes policiales”, “Posteriormente es presentado nuevamente ante el Ministerio Público el cual le dice “vamos a platicar y quiero que me cuentes como estuvo todo, porque ahí están los muchachos que quieren platicar contigo” refiriéndose a los elementos de la FECDO que se encontraban fuera de la oficina, y al contestarle que se le estaban violando sus derechos el agente del Ministerio Público le contesta “las cosas aquí son así”, “siendo la respuesta del Ministerio Público “ni modo así es aquí”; “Expresa que fue en el lugar donde estaba haciendo su declaración que reconoce a dos de las personas que estuvieron presentes mientras le torturaban, presentándose como el agente del Ministerio Público del Área de Homicidios de la Procuraduría estatal y otro que se presenta como comandante Valentín”. ¿Y el personal médico? Existen una serie de criterios éticos que el personal médico debe cumplir, independientemente de su adscripción laboral: “El principio básico del conjunto de la ética de la atención de la salud, cualquiera que sea la forma en que se enuncie, es el deber fundamental de actuar siempre de conformidad con los mejores intereses del paciente, sean cuales fueren las limitaciones, presiones u obligaciones contractuales”2. “…le pidió al agente del Ministerio Público que diera fe del estado en el que se encontraba, además de decirle que había sufrido una agresión sexual, al haberle introducido un objeto en el ano, algo que le causaba suficientes molestias que incluso le dificultaron la defecación posteriormente. Ante esto es llevado ante un médico de la Procuraduría estatal, el cual luego de una revisión en la región anal, le dice que no tiene nada, que todo está en orden, sin hacerle una revisión más completa del estado en que se encontraba en ese momento”; . “Comenta que después de esto (las sesiones de tortura) es llevado ante una médica para certificarlo, esta médica le hace un interrogatorio sin exploración física”; “Refiere el de la voz que al día siguiente, martes por la mañana, encontrándose ya detenidos, un médico paso haciendo revisión a otras personas que se encontraban también 2Protocolo de Estambul, Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Naciones Unidas. P. 11 en situación de detención, y al pedirle que los revisaran les contesto ‘ustedes están bien, al rato los checo’, pero eso nunca sucedió”. El principio de la independencia profesional exige que en todo momento el profesional de la salud se concentre en el objetivo fundamental de la medicina, que es aliviar el sufrimiento y la angustia y evitar el daño al paciente, pese a todas las circunstancias que puedan oponerse a ello. El personal médico tiene el deber de responder a la necesidad y el sufrimiento. El Código Internacional de Ética Médica de la Asociación Médica Mundial pone de relieve el deber que tiene el médico de prestar sus servicios "con plena independencia técnica y moral, con compasión y respeto por la dignidad humana" Consentimiento informado: El médico tiene la obligación de obtener el consentimiento voluntario e informado de los pacientes mentalmente competentes para cualquier examen o tratamiento. El principio de confidencialidad. Los profesionales de la salud tienen una doble obligación, una obligación principal ante el paciente de promover sus mejores intereses, y una obligación general ante la sociedad de asegurar que se haga justicia e impedir las violaciones de los derechos humanos. Los dilemas que plantea esta doble obligación son particularmente agudos entre los profesionales de la salud que trabajan para la policía, el ejército u otros servicios de seguridad, o para el sistema penitenciario. Los intereses de su empleador y de sus colegas no médicos pueden entrar en colisión con los mejores intereses de los pacientes detenidos. Cualesquiera que sean las circunstancias de su empleo, todo profesional de la salud tiene el deber fundamental de cuidar a las personas a las que se le pide que examine o trate. No pueden ser obligados ni contractualmente ni por ninguna otra consideración a comprometer su independencia profesional. Es preciso que realicen una evaluación objetiva de los intereses de la salud de sus pacientes y actúen en consecuencia. A manera de conclusión La tortura no es sólo una práctica generalizada de parte de instituciones que tienen el encargo de la “justicia”, no es resultado de malos elementos que no respetan las normas y los protocolos, no es algo ocasional. La tortura es parte integrante de este sistema de poder que necesita humillar cuerpos y aplastar conciencias para seguir mal funcionando. La tortura no solo es sistemática, sino sobre todo es sistémica, es parte esencial del aceite que necesita la máquina del horror y el terror para que los jefes puedan mandar mandando, para que la macroeconomía crezca, para que la tierra que vida da, muerte produzca, para que el trabajo sea otra forma de extraer vida en lugar de hacerla florecer, para que la mentira parezca verdad. La tortura es parte esencial de la necropolítica de los que mandan mandando y matando.