El punto de partida de nuestra travesía fue la carta del Loco, el peregrino del Tarot, la figura que con la bolsa al hombro viaja por el mundo, acompañado por un perro. Comenzamos a viajar a lugares sagrados en busca de conocimiento, visitando ciudades como Marsella, Arlés, Carcasona, Narbona. Visitamos museos, numerosas iglesias, vestigios de un conocimiento perdido. Decidimos que el Tarot iba a ser nuestro guía en la búsqueda del significado de los pergaminos y del hallazgo de la gruta con el manantial en forma de piscina. En esos viajes nos encontramos repetidas veces con una figura que recuerda mucho a la carta del Loco: San Roque, representado como un viajero, un peregrino, acompañado por su perro. El Loco es, de hecho, también un peregrino que mira a las estrellas y que inicia su búsqueda espiritual acompañado igualmente por su perro. Siempre que encontrábamos una figura de San Roque ésta aparecía al lado o cerca de una estatua de María Magdalena. Como una señal de que él nos conduciría a encontrar el significado del sueño. Se sabe que San Roque peregrinó a Roma en El Loco El rey pescador el siglo XIV, si bien la leyenda dice que lo hizo también a Santiago de Compostela. Por ello, es representado con la concha del peregrino de Santiago y una calabaza en un bastón. Tiene una herida en la pierna en referencia a la lepra, enfermedad que curaba. Él mismo se enfermó y hallándose solo y apartado en el bosque, se dice que un perro le curó lamiéndole las heridas. San Roque y El Loco del Tarot tienen un bastón, están acompañados por un perro y tienen la misma herida en el muslo. En la Edad Media se colocaron imágenes de este santo en numerosos lugares como signo de protección y agradecimiento por salvarles de la enfermedad a mucha gente. Junto a la entrada de la catedral de Marsella hay una figura de San Roque. En una ocasión mientras la estábamos contemplando, un hombre reclamó nuestra atención dentro de la iglesia. Éste iba acompañado de un perro blanco, del mismo tamaño que el perro del Loco del Tarot. Pensamos que podía ser una señal de que El Loco estaba presente. De que seguía nuestros pasos. En nuestro viaje de regreso a Barcelona, a unos 200 km de Marsella nos detuvimos en una cafetería. Ante nuestra sorpresa en la puerta se hallaba el mismo hombre con el perro. Desde luego nuestra búsqueda estaría llena de situaciones mágicas, que como señales nos irían conduciendo al descubrimiento de muchos secretos. Nos quedamos con las ganas de acercarnos a él y preguntarle, pero al cabo de un rato había desaparecido. Entendimos que nos encontramos con El Loco en Marsella y que luego éste nos siguió en nuestro viaje. Él nos ayudaría a hallar a las personas que tenían que conducirnos a nuestra meta. En la iglesia de Rennes le Château, en el sur de Francia, hay otra imagen de San Roque colocado en una pared al lado de una escultura de María Magdalena. Ambas están situadas frente a las tallas de San Antonio de Padua y Santa Germana. ¿Qué sentido podía tener que siempre San Roque apareciera al lado de la Magdalena? La figura de San Roque tiene esotéricamente un sentido de búsqueda y encuentro con la iniciación. Santa Germana vivió cerca de Toulouse y otorga el milagro de la curación. San Antonio que vivió en el siglo XIII, llevó una vida de santidad. Suele invocársele para pedir esposo o esposa. Casualmente en la iglesia de Rennes le Château se encuentra frente a María Magdalena. ¿Quizá una referencia a un matrimonio secreto u oculto? ¿Quizá San Antonio debía encontrarle a su esposo perdido? El Loco nos conduce por un camino iniciático en el Tarot a través de los restantes 21 Arcanos Mayores numerados, los cuales están representados por las 21 hojitas de las plantas del terreno dibujado en la carta. El Loco nos indica el camino de la iniciación, la búsqueda de la sabiduría y el contacto con Dios. Igualmente, muestra que cualquier detalle de las cartas del Tarot tiene su significado y que la fuerza del espíritu nos lleva hacia una búsqueda espiritual, el encuentro con nuestro verdadero Ser. Este número en el Tarot está representado por El Ermitaño quien representa a Hermes, el iniciado. El 9 es el número de la sabiduría y el conocimiento al ser el más elevado de la serie numérica, y realiza una función de espejo, como el farol del Ermitaño, pues cualquier número multiplicado por 9 da unas cifras que sumadas dan 9, y cualquier número al que se suma el 9 da unas cifras que coinciden con el número sumado. Como decíamos anteriormente, la carta del Loco del Tarot era el punto de partida. Él debía guiarnos hacia nuestro objetivo. ¿Adónde mira realmente? ¿Hacia dónde se dirige? Sin duda es un personaje medieval. Representa a un trovador o a un juglar. Lo indica su vestido y las bolas del gorro; se encuentra de viaje, con la bolsa colgada al hombro, caminando con un bastón y acompañado por su perro. Los trovadores medievales se pasaban la mitad del año en el castillo de su señor y el resto andando por pueblos y ciudades contando historias, leyendas y cantando canciones. Tenían fama de ser conocedores de muchos secretos que transmitían en forma de versos o cuentos. Llegaron incluso a ser acusados de propagar las ideas de la herejía pues solían relatar epopeyas como la del Santo Grial. El Loco del Tarot es llamado así porque las demás personas lo ven como alguien fuera de lo normal. Aun hoy en día cuando una persona actúa de modo distinto a los demás se le tacha de loco, aunque esté más cuerdo que el resto. El hecho de tratar de ser diferente alejándose de la normalidad y no dejarse influir por los demás, continúa viéndose como una insensatez o locura. Es decir, primero, a la izquierda la femenina y luego, a la derecha la masculina. Asimismo, La Emperatriz, El Papa y El Ermitaño, figuras que representan el lado femenino o intuitivo, tienen el cetro en la mano izquierda, mientras que El Emperador, El Carro o La Justicia que simbolizan el poder y el lado racional, lo tienen en la mano derecha. Así, es la parte derecha, masculina, del Loco la que tiene una herida. El lado masculino ha quedado dañado al faltarle su complemento femenino. Con su mano derecha se apoya en un bastón. Esto nos recuerda el mito del rey pescador, el rey que cojeaba, relacionado con la leyenda del Santo Grial. Este rey tenía una herida que jamás cerraba, consecuencia de un conflicto con una mujer. La ópera Parsifal de Richard Wagner retoma la idea con el personaje de Amfortas, el que ha perdido la fuerza, pues tiene una herida que sólo el Santo Grial puede sanar. Parsifal, el héroe, parte en busca de la lanza sagrada perdida para así poder sanar la herida del rey y recuperar el poder del Grial. El rey sufre por haber perdido a su compañera, el elemento femenino. Podemos intuir detrás de este mito la propia historia de Jesús y su pareja olvidada, María Magdalena. El Loco del Tarot es un viajero errante, que anda herido en busca de su complemento, la mujer de la carta del Mundo. Observando sus miradas podemos ver que El Loco mira hacia delante y arriba y ella hacia atrás y abajo, por lo que ambas miradas se encuentran al final del camino que El Loco tiene que realizar a través de todos los Arcanos Mayores hasta que por fin llegue a su meta, el número 21, la última carta numerada. En la carta del Loco la forma de su gorro y la herida del muslo tienen un carácter fálico. En un Tarot llamado Noblet del año 1650, realizado en París, el perro está agarrando el pene y los testículos del Loco, que se ven claramente. El hecho de enseñar las nalgas, en el Tarot de Marsella, debe ser interpretado en la misma forma, una referencia sexual. Ahora bien, la castración o herida en el sexo del Loco es una referencia a la castración del propio Jesús que la iglesia ha mostrado desde siempre. La imagen de Jesús que se nos ha transmitido es la de un ser dócil, célibe, que rechazaba las tentaciones de la carne, un ser puro que no tenía relaciones íntimas. En realidad con la sustitución de la novia María Magdalena por una prostituta se ha castrado la parte masculina de Dios. Por ello, ahora El Loco, el rey pescador, es un viajero errante que busca recuperar, por todos los medios, su lado femenino. El Loco se ayuda de un bastón para corregir su cojera. En ese bastón hay una cabeza. Esta cabeza aparece tanto en el Tarot Noblet como en la baraja española, en la carta del joker o comodín, si bien en tarots posteriores desapareció. Significa el linaje, la descendencia. Es un símbolo de importancia vital para el tema que estamos tratando en este libro, pues la cabeza del bastón representa la genética y también la herencia familiar. Estos bastones solían pasar de padres a hijos. El bastón tiene el mismo ángulo de inclinación que la guadaña de la muerte del Arcano XIII donde aparece la cabeza cortada de un rey. Hay una interesante confirmación en el Tarot a este linaje sagrado. La filosofía del Loco nos enseña a ser libres y justos. Es el fiel representante del viajero en busca del Santo Grial, en busca de la dama perdida. Nos impulsa a superar todas las dificultades, las barreras que encontramos en nuestro camino. Nos lleva a elevar nuestra mente y nuestra alma como lo indica la espiral que tiene en su gorro y su mirada hacia las estrellas. En ellas está el origen de la vida. Camina para regresar al paraíso, libre de toda atadura, limpio de corazón, libre del karma. Entregar nuestro libre albedrío al Padre nos permite recibir su ayuda y elevarnos gracias al descubrimiento del amor supremo de la sabiduría. Es el buen pastor, símbolo del verdadero cristiano. La búsqueda individual, el aprendizaje de la vida y la elevación de la conciencia humana, características que aparecerán en la carta siguiente: El Mago, El Ilusionista o Le Bateleur. En los 22 Arcanos Mayores del Tarot hay 21 cartas numeradas y una sin numerar, El Loco.