Entorno Nuclear Las tres amenazas del siglo XXI* Por Carlos Vélez Ocón Primero que nada, deseo expresar mi profundo agradecimiento al Comité Ejecutivo Nacional del SUTIN y a la Dirección General del ININ por haber designado al XVII Congreso Técnico Científico ININ-SUTIN con mi nombre. Esta denominación es para mí un gran honor que aprecio, sobre todo, porque refleja un reconocimiento a la relación respetuosa que tuve con la organización sindical, en las dos ocasiones en que estuve al frente de la institución nuclear, primero en los años difíciles 1976-1977, con un SUTINEN obligado a formar parte de la organización de los trabajadores al servicio del Estado y posteriormente, de 1987 a 1994, con el SUTIN actual. Pretender identificar en esta conferencia a «las tres amenazas del siglo» cuando éste apenas comienza, es un atrevimiento de mi parte, pero no hay más remedio que reflexionar con los hechos conocidos y la información disponible, sin dejar de reconocer todas las incertidumbres y las posibles sorpresas que nos depara el futuro. Hace un par de meses, fui invitado por el Embajador Joseph Naffah, quien fuera representante del Líbano en México y en otros muchos países, a comentar su más reciente libro How to Avoid the Clash of Civilizations, un libro escrito en refutación al libro de Samuel Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order. En esa ocasión, ya mencioné a las que, en mi opinión, eran las tres grandes amenazas del siglo XXI: el llamado «choque de civilizaciones», el cambio climático y una guerra nuclear. * Conferencia magistral pronunciada en XVII Congreso Técnico Científico ININ-SUTIN por el doctor Carlos Vélez Ocón», el4 de diciembre de 2007 El «choque de civilizaciones» es más bien, como el mismo Huntington reconoce, un choque de religiones y aquí hablamos sobre todo de las versiones fundamentalistas de las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo. Los fundamentalistas no sólo están en guerra unos contra otros sino que todos ellos se oponen violentamente a la cultura laica moderna. En muchas ocasiones, las religiones y la imagen misma de Dios son distorsionadas para encubrir intereses económicos y políticos. No se trata de algo nuevo. A lo largo de la historia, cruzados, inquisidores, reyes, terroristas y líderes políticos han dicho que Dios estaba de su lado. Gran parte del problema actual se debe a la frustración y el enojo de muchos pueblos que han sido explotados, despreciados y humillados en los últimos dos siglos por el denominado «hombre blanco». En la época del expansionismo imperial, se desarrolló una falsa ciencia que postuló la supuesta superioridad evolutiva del «hombre blanco caucásico». Sin embargo, éste se impuso a otros hombres no por su superioridad intelectual, sino por la fuerza de sus armas. Hoy en día, muchos gobiernos sólo ven al Medio Oriente como una fuente de petróleo abundante y barato. Se habla de las bondades de la democracia, pero en unos casos se desconoce a gobiernos democráticamente electos y en otros se apoya a líderes corruptos contra la voluntad de sus pueblos. El conflicto árabe-israelí lleva décadas envenenando las relaciones internacionales en el mundo, sin contar los sufrimientos que representa para todos los pueblos afectados. La solución a esta amenaza de una guerra entre civilizaciones no será fácil ni rápida. Pasa por iniciativas como la Alianza de Civilizaciones X 2 2 Contacto Nuclear propuesta por el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en el marco de las Naciones Unidas, y sobre todo por un esfuerzo educativo a nivel mundial que inculque la universalidad de los derechos del hombre y la supremacía de la razón sobre el fanatismo. Yo soy de los que creen que el gran problema que enfrentamos en el siglo XXI es el cambio climático. Aunque todavía hay escépticos, yo fui hasta hace pocos años uno de ellos, se acepta hoy generalmente que la amenaza ya está aquí, con consecuencias probablemente catastróficas. No se trata sólo de un calentamiento global progresivo, a una velocidad que imposibilita la adaptación de especies vegetales y animales, sino que existe el riesgo de retroalimentaciones peligrosas, con cambios abruptos irreversibles y a gran escala en el sistema climático. El Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (el IPCC, por sus siglas en inglés), ha presentado este año su Cuarto Informe de Evaluación Cambio Climático 2007, en el que se señala, entre otras cosas: Las concentraciones atmosféricas globales de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han aumentado notablemente como resultado de las actividades humanas desde el comienzo de la revolución industrial a mediados del siglo XVII y actualmente son muy superiores a los valores preindustriales, como se deduce del análisis de núcleos de hielo que abarcan muchos miles de años. Los incrementos en dióxido de carbono se deben principalmente al empleo de combustibles fósiles y a los cambios en el uso del suelo, mientras que los del metano y del óxido nitroso se originan sobre todo en las actividades agropecuarias. El calentamiento del sistema climático es ya indiscutible y resulta evidente de las observaciones de aumentos en las temperaturas globales promedios del aire y del agua del océano, del proceso de deshielo generalizado y del incremento global promedio del nivel del mar. A escala oceánica, regional y continental, se han observado numerosos cambios climáticos de largo plazo, entre otros, en las temperaturas y el hielo en el Ártico, las precipitaciones, la salinidad de los océanos, los regímenes de vientos y la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos, incluyendo sequías, lluvias torrenciales, ondas cálidas y ciclones tropicales muy violentos. La mayor parte del incremento en las temperaturas mundiales promedios desde mediados del siglo XX se debe al aumento observado en las concentraciones de gases de efecto invernadero de origen humano, con una probabilidad superior a 90% Esta cifra debe compararse con la probabilidad de 66% que se le atribuía en el informe del IPCC de 2001. Aunque se estabilicen las concentraciones de gases de efecto invernadero, el calentamiento antropogénico y la elevación del nivel del mar continuarán por varios siglos, debido a los tiempos asociados con los procesos climáticos y los mecanismos de retroalimentación. Con anterioridad al informe del IPCC, en octubre del año pasado se hizo público el estudio encargado por el gobierno del Reino Unido a Sir Nicholas Stern (Stern Review on the Economics 01 Climate Change). Menos cauteloso en su redacción y conclusiones que el IPCC, que es un organismo intergubernamental que llega a sus acuerdos por consenso, el Informe Stern es un estudio muy completo sobre lo que representará el cambio climático, lo que significará en términos económicos y 10 que costarían las medidas para frenar el calentamiento, hasta llegar a una situación estable. En este informe se dice que, aunque el flujo de gases de efecto invernadero se mantuviera al nivel actual, en 2050 se alcanzaría una concentración equivalente a 550 ppm de dióxido de carbono, esto es, el doble del nivel preindustrial. Como la emisión de gases está aumentando, ese niv,el pudiera alcanzarse en 2035, lo que acarrearía un aumento de aproximadamente 2°C en la temperatura promedio global. Los impactos del cambio climático se harán sentir antes y sobre todo en los países más pobres, los más vulnerables y los menos capacitados para adaptarse al cambio, que se verán afectados por sequías, inundaciones, incendios forestales, Contacto Nuclear 2 3 X hambrunas y epidemias. Se intensificarán los flujos migratorio s y se exacerbará la desesperación, nodriza de la violencia. Si continúan las mismas tendencias, en un escenario de business as usual, la concentración de gases de efecto invernadero se triplicaría a final de siglo, con una probabilidad de 50% de que el aumento en la temperatura global promedio alcance 5°C en las décadas siguientes. Esto llevaría la humanidad a un territorio desconocido y difícilmente imaginable. La estabilización de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel de 500-550 ppm de dióxido de carbono equivalente es posible con las medidas adecuadas. Las emisiones globales tendrían que pasar por un máximo en los próximos 10 ó 20 años, para después caer a una tasa de al menos 1 a 3% por año. En 2050, las emisiones globales serían entonces un 25% inferiores a las actuales, lo que significaría, suponiendo una economía mundial tres o cuatro veces mayor que la actual, que las emisiones por unidad de producto tendrían que ser sólo un cuarto de las actuales, una tarea difícil pero no imposible. En el Informe Stem se estima que esto tendría un costo de aproximadamente 1 % del producto bruto mundial en 2050, un costo apreciable pero muy inferior al que resultaría de no hacer nada. Tanto el Informe Stem como el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC coinciden en afirmar que es todavía posible evitar los peores impactos del cambio climático si se toman acciones enérgicas sin demora. Esperemos que la reunión de Bali iniciada el día de ayer y las reuniones subsecuente s en Varsovia en 2008 y en Dinamarca en 2010 pongan las bases para un acuerdo mucho más efectivo que el Protocolo de Kioto que expira el 31 de diciembre de 2012. La tercera amenaza es una guerra nuclear. Cuando se pasó bruscamente, con el desplome de la Unión Soviética, de un mundo bipolar a otro monopolar, parecía que nos habíamos librado del peligro de una guerra nuclear apocalíptica. Sin embargo, estamos llegando rápidamente a un mundo multipolar, con varias potencias nucleares, con lo que, a escala regional 2 4 Contacto Nuclear cuando menos, la amenaza nuclear vuelve a presentarse. Para luchar contra el cambio climático habrá que adoptar inmediata y simultáneamente todas las medidas disponibles, entre las que figura, muy especialmente, un empleo acelerado de la energía nuclear para la producción de electricidad y calor y, eventualmente, de hidrógeno para usarse en el transporte. El desarrollo de la energía nuclear en los últimos cincuenta años ha sido muy inferior a todas las previsiones, en parte por problemas de desarrollo y en gran medida por la oposición de amplios sectores de la opinión pública. En los últimos años, se ha registrado un cambio de tendencia y países como los Estados Unidos están a punto de reiniciar la construcción de centrales nucleares, otros que nunca dejaron de tener un programa nuclear, como la República Popular China, la República de Corea, India, Japón y Rusia, lo están intensificando y por último, países del Norte de África y del Golfo Pérsico, que no llegaron a tener planes nucleares concretos, han empezado a formularlos recientemente. Este aumento en las intenciones de desarrollar programas nucleares ha reavivado la preocupación porque algunos de esos programas desemboquen en la construcción de armas nucleares. Aunque en la práctica el camino más fácil para obtener explosivos nucleares no pasa por la construcción de un reactor para la producción de electricidad, es evidente que la adquisición de conocimientos relacionados con la energía nuclear y la construcción de ciertas instalaciones puede facilitar, en un momento dado, el paso a las aplicaciones militares. El caso de Irán es el más conspicuo actualmente. Irán planea construir un número importante de centrales nucleares y quiere, como otros países, tener el control del ciclo de combustible para esos reactores, lo que incluye el enriquecimiento de uranio. Esa capacidad le podría permitir, si así lo desease, fabricar bombas nucleares en un plazo relativamente breve, eventualidad que no puede descartarse en un país que tiene varios vecinos que ya poseen armamento nuclear. La solución está en la creación de una zona desnuclearizada X en el Cercano y Medio Oriente, lo que requiere que Irán y otros países, incluyendo Israel, lleguen a la conclusión, como ya pasó con Sudáfrica, que estarían más seguros sin armas nucleares y destruyan las existentes. Mientras ese día llega, Irán debe permitir las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), para que éste compruebe sus intenciones pacíficas y lo atestigüe ante la comunidad internacional. Una solución definitiva y general consistiría en dar al OIEA el papel que en un principio le asignó su Estatuto, de ser el proveedor de equipos y combustibles nucleares a los países miembros, con una plena garantía de suministro, a cambio de probar que sus instalaciones son para usos pacíficos y que cuenta con todas las medidas de seguridad necesarias. Desgraciadamente, a poco de creado el OIEA, el comercio nuclear se estableció sobre bases bilaterales y comerciales y el OIEA no llegó a tener ese papel, con dos excepciones: el reactor de Krsko en Eslovenia, cuando era parte de la antigua Yugoslavia, y los reactores de Laguna Verde, en México. México gozaba en la esfera internacional de una alta consideración por su política nuclear caracterizada, a lo largo de los años, por dos constantes: el recurso a mecanismos multilaterales para ejecutar proyectos nucleares y la infatigable oposición al uso militar de la energía nuclear. Podemos enorgullecemos del Tratado de Tlatelolco y del establecimiento, con sede en México, del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina (OPANAL). Y, antes que ningún otro, México recibió, en la persona del Embajador Alfonso García Robles, el Premio Nobel de la Paz por su perseverante labor contra la proliferación nuclear. Ojalá México recuperara su protagonismo internacional en el campo nuclear e impulsara la creación de centros internacionales, bajo la autoridad del OIEA, para resolver los problemas, entre otros, del enriquecimiento de uranio, el reprocesamiento de combustibles gastados y el almacenamiento de residuos radiactivos, con la garantía de un trato justo e igualitario para todos los países. México contribuiría así a erradicar la amenaza de una guerra nuclear, a frenar el cambio climático y a disminuir las tensiones que alimentan a los conflictos entre culturas y religiones. L El doctor Carlos Vélez Ocón ofrecioendo la conferencia magistral Las tres amenazas del siglo XXI, en el Auditorio General del Centro Nuclear «Dr. Nabor Carrillo Flores Contacto Nuclear 2 5