El CondE dE PEñAlVA y lA REAl AlCAIdÍA VAlEnCIAnA En lA tRAnSICIÓn dE loS fuERoS A lA nuEVA PlAntA (1679-1718)1 Pablo Pérez García universitat de València PRElIMInAR El nuevo Conde de Peñalva, d. luis Juan de torres-Verdugo y Juan-Cen- telles, estaba pesaroso. lamentaba que apenas existiera correspondencia entre el elevado rango de su cargo –la alcaidía del Palacio Real de Valencia– y los menguados caudales de oficio tan principal. la retribución del alcaide era en verdad escasa. Por ello, todos sus antecesores habían dispuesto de prebendas compensatorias. d. luis añoraba aquellos tiempos. también él aspiraba a gozar de idénticos favores y de la misma estima que antaño habían disfrutado sus antepasados. Para alcanzarlos ensayó diversas vías. A mediados de 1679 escribió una carta de súplica al rey Carlos II. Pero la respuesta del monarca debió ser todo lo cortés y vacua que cabría esperar. El Conde decidió entonces dar un paso más. durante los últimos meses del virreinato del duque de Veragua y primeros del Conde de Aguilar, se involucró en el proyecto de creación de la Academia del Alcázar, institución académica con vocación de permanencia y sede en el Palacio Real de Valencia fundada alrededor del año 1681.2 El Alcaide veló también por su consolidación. trató de que sus reuniones semanales se convirtieran en un 1 Este trabajo forma parte del proyecto de investigación titulado “El gobierno, la guerra y sus protagonistas en los reinos mediterráneos de la Monarquía Hispánica” (HAR200800512) del Ministerio de Ciencia e Innovación, dirigido por el Prof. Rafael Benítez SánchezBlanco. 2 Pablo Pérez García y Jorge A. Catalá Sanz, “Renovación intelectual y prestigio social: novatores, academias e instituciones públicas en la Valencia de finales del siglo xVII y comienzos del xVIII”, en Saitabi. Revista de la Facultat de Geografia i Història, 58 (2008), págs. 219-250. 295 296 Pablo Pérez García punto de referencia palatino de la pequeña –aunque decididamente cosmopolita– República de las letras local. Procuró que sus veladas académicomusicales y sus funciones teatrales conformaran la urdimbre modesta –pero palpitante– de una cultura cortesana “sin corte”. A última hora intentó evitar su desaparición e, incluso, debió poner dinero de su bolsillo para tratar de reflotarla.3 todo fue en vano. A finales de 1685 el Alcázar ya no era más que un nostálgico recuerdo. los esfuerzos, desvelos y fidelidad del Alcaide tampoco merecieron esta vez la recompensa que d. luis ansiaba. El Conde de Peñalva optó entonces por presentarse a sí mismo como el último eslabón de una maciza cadena de servidores de la Corona.4 Abordó la estrategia a seguir con el abogado y académico Manuel Vidal y Salvador. Acordaron que el dr. Vidal compondría un pormenorizado memorial acerca de la nobleza, gestas y servicios realizados por los antepasados de d. luis. El dr. Vidal no era historiador. tampoco había manifestado nunca inclinaciones hacia la prosa analista o memorialista. Sus inquietudes literarias no eran hijas de Clío, sino Calíope, Melpómene y talía.5 Aun así d. Manuel aceptó el encargo.6 después de todo, la tarea parecía sencilla. El Alcaide tenía en su poder numerosos documentos personales y –probable3 la convocatoria de la llamada Academia de la Condesa de Peñalva, en febrero de 1685, bien podría haber constituido, como veremos más adelante, el último intento del Alcaide por mantener cohesionada la Academia del Alcázar. 4 Por línea paterna, esta se remontaba al vallisoletano diego de torres, camarero y amigo personal del rey fernando el Católico, alcaide del Real –primero– y baile general –después– de la ciudad y reino de Valencia. nacido en torrelobatón a mediados del siglo xV, diego de torres fue el fundador del linaje que, de manera ininterrumpida, desempeñó la alcaidía del Palacio Real de Valencia desde el año 1479 hasta el segundo tercio del siglo xVIII. tras el matrimonio entre dª. Hipólita de torres, nieta de d. diego, y Pedro Honorato Juan, todos sus descendientes pasaron a apellidarse Juan de torres. Vide. Cuadro Genealógico; Manuel Ballesteros Gaibrois Valencia y los Reyes Católicos (1479-1493), Valencia, 1943, págs. 16-21; José María Cueco Adrián, El Real de Valencia. Notas para su estudio, Valencia [manuscrito mecanografiado depositado en el ARV], 1968, págs. 132-164, agradecemos a d. Sergio urzainqui las facilidades brindadas para la consulta de este texto; ARV, Bailía, letra B, legajo 2º, exp. 25 y Bailía, papeles sin catalogar, caja 85. 5 Además del clásico P. ximeno, Escritores del reyno de Valencia, Valencia, tomo II, 1749, págs. 127-130, sobre el dr. Vidal y Salvador pueden consultarse los siguientes trabajos: Javier Vellón lahoz, La última generación de dramaturgos barrocos valencianos: Manuel Vidal Salvador, Valencia, tesis de licenciatura inédita, facultat de filologia, 1987; Vellón lahoz, “Manuel Vidal Salvador: el intelectual valenciano y la corte de los Austrias, un modelo de cultura centrípeta”, Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, lxVI-2 (1990), págs. 241-248; Pasqual Mas i usó, “Manuel Vidal y Salvador: el intelectual valenciano y la corte de Carlos II, centro vs. periferia”, I Congrés d’Història i Filologia de la Plana, Castellón de la Plana, 1990; Mas i usó (edición crítica), Manuel Vidal Salvador. La Colonia de Diana, Kassel, 1991, págs. 1-10; Amparo felipo orts, La Universidad de Valencia durante el siglo xVII, Valencia, 1991, págs. 392-393 y 450; Mas i usó, Academias valencianas del Barroco. Descripción y diccionario de poetas. Kassel, 1999, pág. 243. 6 Ignoramos si recibió alguna compensación económica por ello. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 297 mente también– notas extraídas de algunas historias famosas. Entre estas últimas sobresalía una obra del muy prestigioso erudito jesuita P. Atanasio Kircher titulada Principis christiani archetypon politicum (Amsterdam, 1672).7 En este libro, además de un elogio personal del humanista Honorato Juan –preceptor del rey felipe II y de su hijo el príncipe Carlos, obispo de osma y antepasado de d. luis por línea materna– figuraba un extenso capítulo dedicado al conjunto de la familia Juan –Triumphus gloriae nobilissima familiae Hispanicae quae Ioannia dicitur, in quo potissimum eius ornamentum et grande decus Honaratus Ioannius– precedido de un grabado alegórico titulado Splendor et gloriae domus Ioanniae.8 Con semejante esqueleto, aprontando músculos literarios muy diversos y haciendo acopio de unos cuantos cartílagos documentales, d. Manuel dio vida a un no demasiado abultado Memorial de la antigvedad, origen, esplendor, translación, propagación, héroes famosos, ministerios políticos y servicios béllicos de la ilustríssima casa de los Joanes, que D. Luis Pancracio Buenaventura Ioan de Torres, Verdugo, Ioan y Centellas, conde de Peñalva, alcayde perpetuo del Real Palacio de Valencia ofrece a los reales pies del rey nuestro señor don Carlos segundo.9 la redacción culminó entre abril y mayo de 1687. A finales del mismo año el texto ya había sido impreso en Madrid. uno o varios ejemplares del mismo acompañaron la nueva solicitud de mercedes que el Conde de Peñalva presentó entonces al monarca. El resto de la tirada debió repartirse entre cuantos pudieran favorecer las pretensiones de d. luis –ministros y altos oficiales– así como entre familiares y allegados. Es posible que alguno de aquellos opúsculos llegara a manos de los descendientes del Marqués de Centelles, d. Antonio Juan de Centelles (1616-1681), hermano del abuelo materno del Conde de Peñalva,10 editor del epistolario del obispo de osma,11 y compilador del llamado Códice Centelles que tanto había facilitado la investigación histórica del P. Kircher sobre el linaje de los Juan.12 17 Athanasius Kircher, Principis christiani archetypon politicum, sive sapientia regnatrix: quam regiis instructam documentis ex antiquo numismate Honorati Ioanni, Caroli V imperator, Philippi II aulici, Caroli, hispaniarum principi, magistri, Amstelodami [apud Joannes Janssolnius a Waesberge], 1672. 18 francisco José Sanchis Moreno, Honorato Juan, vida y recuerdo de un maestro de príncipes, Valencia, 2002, pág. 404. 19 Manuel Vidal Salvador, Memorial, Madrid [imprenta de Bernardo de Villadiego], 1687 [45 págs. en 4º]. 10 nos referimos a d. Gaspar Matías Juan de Centelles. Véase el cuadro genealógico de la familia Juan de torres. 11 Sanchis, Honorato Juan, pág. 21. 12 Más de treinta años antes de que el Conde de Peñalva apuntalara sus demandas sobre el recuerdo de la gloria de sus antepasados, su tío abuelo, d. Antonio Juan de Centelles, ya había utilizado esta misma estrategia con idénticos fines, publicando en 1649 –y reeditando 298 Pablo Pérez García El Memorial de la antigvedad de la casa de los Joanes constituye un perfecto ejemplo de aquella historiografía apologética del Barroco en la que la leyenda, la tradición y la erudición conseguían convivir de manera armónica sin cuestionarse recíprocamente. Hoy, sin embargo, el crédito de sus páginas iniciales sería nulo. En ellas, el dr. Vidal repetía una vez más lo leído en Kircher, en J. Philippus de Bergamo, en Johannes Zonaras o en Johannes Curopalata, es decir, que no sólo los Juan de oriente, sino también los occidentales descendían del emperador bizantino Juan III el Beodo. Este soberano, tercero de la dinastía amoriana o frigia que había gobernado el Imperio entre el año 820 y el 867, había muerto asesinado por Basilio I. El magnicidio habría provocado el exilio de los Juan y su asentamiento en diferentes ciudades griegas e italianas.13 desde allí, sus descendientes se habrían desplegado por todo el Mediterráneo cristiano. Como no podía ser de otro modo, los primeros Juan habrían llegado a Valencia en compañía del rey Jaime I, demostrando gran valor y audacia en la conquista del Reino.14 El relato del dr. Vidal comienza a adquirir consistencia a partir del establecimiento de los Juan en Valencia. las noticias históricas resultan verosímiles y las referencias literarias más creíbles. Aun así, los errores abundan y las lagunas informativas provocan en el lector no poca inquietud, especialmente porque atañen a acontecimientos muy recientes acerca de los cuales el Conde de Peñalva debía poseer información circunstanciada. las últimas 27 páginas del Memorial constituyen un compendio de las brillantes hojas de servicio de los antepasados paternos y maternos del Conde de Peñalva. Heroicas acciones de guerra, misiones diplomáticas exitosas, comportamientos intachables, fiel desempeño de sus oficios y estrechas alianzas familiares con linajes de la mayor solera y raigambre nobiliaria, conforman el perfil ético, social y político de la familia Juan de torres. d. luis admiraba especialmente el historial militar de su bisabuelo, el coronel francisco Verdugo.15 Apreciaba sobremanera la carrera de armas de su abuelo paterno, d. francisco Juan de torres y Exarch.16 Pero de quien se sentía genuinamente orgulloso era de su padre, el sargento mayor d. luis Juan de torres y Verdugo. Comparado con estos tres espléndidos curricula, diez años después– los Elogios de el ilustríssimo y eruditíssimo varón don Honorato Juan. Sanchis, Honorato Juan, págs. 381-382. 13 Vidal, Memorial, págs. 2 v-6 v. 14 Se trataba de Pedro Juan, maestre de la orden de Calatrava, y Rodrigo Juan, lugarteniente de la orden del temple. Vidal, Memorial, págs. 6 v-8 r y Sanchis, Honorato Juan, págs. 30-31. 15 Vidal, Memorial, págs. 12 r-15 v. 16 tras haber servido en flandes, d. francisco fue nombrado regente de la Gran Corte de la Vicaría (1603) y miembro del Consejo Colateral de nápoles (1608). Su último empleo fue el de virrey y capitán general de Mallorca, cargo que ejerció durante el trienio 1618-1621. falleció en Mallorca días después de haber dictado su testamento al notario Joan Antoni forsimaña (7-Ix-1621). Vidal, Memorial, págs. 11 r- 12 r. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 299 el suyo propio resultaba escuálido, particularmente en el terreno de la milicia, donde el Alcaide carecía de toda experiencia. Así pues, para dar mayor realce social a los argumentos del peticionario, el dr. Vidal optó por hinchar las páginas correspondientes con una relación de los principales méritos de los antepasados de la Condesa de Peñalva, dª. Juana Manuela Mingot de Rocafull, hija del caballero calatravo d. José Mingot y de dª Margarita de Rocafull y Rocamora.17 no deja de resultar sorprendente –después de todo– que quien deseaba verse recompensado con prebendas semejantes a las que habían merecido sus ilustres antecesores, y podía –por otra parte– haber aireado uno a uno los trabajos de casi una década de desvelos al frente del real alcaidiado de Valencia, únicamente acertase a enfatizar –con las palabras prestadas por d. Manuel Vidal– que venía sirviendo a V[uestra] Magestad en su Real Palacio de Valencia desde el año 1679, en que, por muerte de su tío, el conde don Carlos Juan, heredó la alcaydía, en cuyo oficio siempre ha procurado el mayor servicio de V[uestra] Magestad, conservando en su primera fuerça los derechos pertenecientes a este exercicio, y adelantando con viva solicitud las obras de aquella real Casa, jardines y huertas. y con ser muy corto el salario respecto de ser tan lucida la ocupación, el conde don luis siempre ha procurado tener el decente lucimiento que pide el empleo, aunque sea contribuir a esta atención con menoscabo de su patrimonio.18 El SARGEnto MAyoR d. luIS JuAn dE toRRES y VERduGo (1603-1658), PAdRE dEl CondE dE PEñAlVA no sabemos con exactitud dónde y cuándo nació el Conde de Peñalva. todo apunta, no obstante, a que su alumbramiento se produjo en Valencia hacia mediados del año 1658. El pequeño luis debía haber sido el segundo hijo del matrimonio formado por el sargento mayor d. luis Juan de torres y Verdugo y su esposa, dª. Ana María Juan de Centelles y Sanoguera. la fortuna quiso que el futuro Conde no llegara a conocer a su progenitor. Sus padres se habían casado en la capital del turia a mediados del año 1655, seis meses después de haber recibido el novio un real privilegio por el que se ratificaba su nombramiento inicial (Madrid, 23-VIII-1652) como sargento mayor de la Milicia Efectiva del reino de Valencia y se le designaba –además– receptor de la Bailía General del mismo.19 Antes que lo hiciera luis, había nacido una niña, bautizada con el nombre de Juana Juan de torres. 17 Vidal, Memorial, pág. 21 v. Vidal, Memorial, pág. 21 v. 19 El real privilegio data del 28 de enero de 1655, mientras que los capítulos matrimoniales fueron protocolizados en Valencia por el notario Cristóbal navarro el día 19 de julio de 1655. Vidal, Memorial, págs. 18 v-19 r. 18 300 Pablo Pérez García dª. Juana debió nacer a finales del año 1656 o principios de 1657. todavía estaba viva en 1681, pero el año 1687 en que se publicó el Memorial de su hermano menor, ya había fallecido.20 d. luis Juan de torres y Verdugo era un hombre mayor, casi un anciano según los patrones de la época. Había nacido en 1603 y tenía, pues, 52 años cuando contrajo matrimonio. Era el cuarto hijo varón del matrimonio formado por d. francisco Juan de torres y Exarch y dª. Juana Verdugo y Mansfeld.21 Al igual que su padre y sus dos abuelos maternos, siendo todavía muchacho, había decidido seguir la carrera de armas. Su primer destino como oficial tardó, no obstante, algún tiempo en llegar. d. luis no fue designado capitán de infantería de una de la compañías de la Milicia Efectiva valenciana hasta el 21 de junio de 1636, es decir, hasta haber cumplido aproximadamente 33 años de edad.22 Poco después, en 1637, el capitán Juan de torres fue trasladado al Estado de Milán. Allí llegó dispuesto a defender con su propia vida las posesiones italianas de la Monarquía Católica contra franceses y piamonteses.23 Cerca de 10 años anduvo d. luis combatiendo en la frontera entre el Milanesado y Saboya. Se distinguió en numerosas acciones –como la del Puente de Casale (1642)– y alcanzó resonantes triunfos que fueron recompensados por d. Juan Velasco de la Cueva, conde de Siruela, gobernador y capitán general del Estado de Milán, con el mando de la compañía montada de coraceros que previamente había capitaneado d. Rodrigo de Villarrasa.24 la audacia del capitán Juan de torres llegó a oídos del duque de Arcos, virrey de nápoles en aquellos días. ordenó este su traslado al sur de Italia el 8 de marzo de 1647 para dirigir una nueva compañía de caballería de coraceros y colaborar con el Príncipe de Montesarcho en la proyectada reforma de las unidades de caballería. la diligencia y entrega mostradas por el capitán Juan de torres fueron tales que, apenas transcurridos unos pocos meses, el duque de Arcos lo nombró Comisario general de la Primera Caballería (27-xI-1647), puesto que no le privó de combatir en primera línea de fuego bajo las órdenes del Conde de Conversano.25 Algo más de un año anduvo d. luis por tierras napolitanas, justo hasta el momento en que sus servicios se consideraron más necesarios en España. El 14 de julio de 1648 fue ascendido al empleo de Maestre de Campo y pa20 Vidal, Memorial, pág. 19 r. no podemos concretar si d. luis nació en Valencia o en nápoles, donde su padre estuvo desempeñando la regencia de la Gran Corte de la Vicaría entre el 11 de abril de 1603 y el 4 de junio de 1610. Vidal, Memorial, págs. 11 r y 12 r. 22 Vidal, Memorial, pág. 17 v. 23 Gianvittorio Signorotto, Milán español. Guerra, instituciones y gobernantes durante el reinado de Felipe IV, Madrid, 2006. 24 Vidal, Memorial, pág. 18 r y Signorotto, Milán, pág. 92. 25 Vidal, Memorial, págs. 18 r-18 v. 21 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 301 só a dirigir uno de los tercios que el Reino de Valencia había organizado para el socorro de tortosa. no llegó d. luis, sin embargo, a trasponer la frontera valenciana. El Conde de oropesa le encomendó el gobierno del castillo de Peñíscola, de modo que, durante año y medio, estuvo desempeñando el cargo de alcaide de la estratégica fortaleza. En 1650, sin embargo, abandonó Peñíscola junto con sus hombres. obedeciendo órdenes se dirigió a tortosa y más adelante a Barcelona, donde llegó a participar en la ofensiva de Montjuïch. de nuevo le cupo combatir contra las tropas del Mariscal de la Motte, a quien d. luis conocía muy bien por haberle tomado una pieza de artillería en la frontera del Piamonte.26 la actitud del maestre de campo Juan de torres en aquella jornada fue todo lo heroica que cabía esperar de él y –en consecuencia– la satisfacción de su comandante en jefe, d. Juan José de Austria, fue absoluta. d. Juan José no sólo propició el nombramiento de d. luis como Sargento Mayor de la Milicia Efectiva de Valencia en substitución del difunto capitán d. Pedro Mercader,27 sino que le encomendó el mando militar de la plaza de Cadaqués, cargo que probablemente desempeñó hasta finales del año 1654.28 El sargento mayor Juan de torres y Verdugo disponía de una hoja de servicios intachable. Había servido al rey felipe IV en Valencia, Milán, Saboya, nápoles y Cataluña durante dos décadas. Parecía llegado el momento, pues, de poner en orden sus asuntos y de atender –con idéntica marcialidad– a los negocios de su casa y a la perpetuación de su estirpe. Aunque d. luis era un hombre maduro, nada hacía sospechar que no estuviese bien dispuesto para el matrimonio. de hecho, una novia probablemente mucho más joven que él le aguardaba entonces en Valencia. descendía su prometida, dª Ana María Juan de Centelles y Sanoguera, de otra rama de la familia Juan, entre cuyos miembros había brillado con luz propia el celebérrimo preceptor real y obispo de osma, Honorato Juan.29 Su bisabuelo y su abuelo paternos habían ostentado los cargos de maestre de la Ceca de Valencia y lugarteniente general de la orden de Montesa.30 Su tío, d. Antonio Juan de Centelles, amén de haber conseguido que el celebérrimo P. Kircher dedicara una monografía histórica a la familia Juan, venía protagonizando una meteórica carrera político-administrativa que culminaría el 5 de octubre de 1666 con la concesión del título de Marqués de Centelles.31 El padre de dª. Ana María, d. Gaspar Matías Juan de Centelles, trágicamente fallecido 26 Vidal, Memorial, pág. 18 v. El real privilegio dado en Madrid el 23 de agosto de 1652, fue despachado en Valencia por el duque de Montalto el 5 de febrero de 1653 y comenzó a surtir efectos económicos firmes. Vidal, Memorial, pág. 18 v. 28 Vidal, Memorial, pág. 19 r. 29 Vidal, Memorial, págs. 20 v -21 v. 30 Vidal, Memorial, págs. 20 r-20 v. Sanchis, Honorato Juan, págs. 385-391. 31 Sanchis, Honorato Juan, págs. 392-403. 27 302 Pablo Pérez García el 24 de febrero de 1647, había pertenecido a la orden de Montesa y alcanzado la dignidad de comendador de Alcalá de xivert.32 la madre de la novia, dª Juana Sanoguera y Escrivá, era hija de d. Bernardino Sanoguera, uno de los principales ministros reales, ya que durante largos años había desempeñado el cargo de Maestre Racional del reino de Valencia.33 d. luis y dª. Ana María contrajeron matrimonio en Valencia a mediados del año 1655. Aunque no eran excesivamente elevados, el sargento mayor Juan de torres disponía de unos haberes nada despreciables. Además de sus ahorros, rentas y demás ingresos extraordinarios, percibía un salario de 250 libras anuales en concepto de salario como receptor de la Bailía General de Valencia, más otras 300 libras al año como sargento mayor de la Milicia Efectiva de la ciudad de Valencia, elevadas a 324 libras en 1655, año de su plena incorporación a la administración real valenciana.34 Pero esto no era todo. En virtud de un privilegio real otorgado en Madrid el 4 de junio de 1655, d. luis tenía derecho a percibir un incremento salarial de 3 escudos mensuales, cifra que, prorrateada desde el 31 de julio de 1652 hasta el 8 de julio de 1655, representaba un total de 99 libras y 2 sueldos.35 El mencionado privilegio había venido a fundir sendas recompensas que d. luis había obtenido en 1646 y en 1654 respectivamente. la primera le había sido concedida el 6 de diciembre de 1646 por el nuevo gobernador del Estado de Milán, d. Bernardino fernández de Velasco y tovar, a propuesta del antiguo gobernador, Conde de Siruela, como premio por el valor mostrado por el capitán Juan de torres en la operación del Puente de Casale de 1642. El despacho, firmado por d. diego Patiño, contador principal del Estado de Milán, asignaba a d. luis un incremento salarial de 2 escudos mensuales a perpetuidad. la segunda le fue otorgada en Barcelona el 28 de marzo de 1654 por el comandante d. Juan José de Austria. Rubricado por el contador principal del ejército de Cataluña, Alonso Marrón, el nuevo despacho preveía un nuevo incremento salarial de 1 escudo al mes durante el resto de la vida del sargento mayor Juan de torres.36 El matrimonio Juan de torres-Juan de Centelles apenas debió prolongarse por espacio de 3 años. Sabemos muy poco acerca de las circunstan- 32 Sanchis, Honorato Juan, págs. 391-392. Vidal, Memorial, pág. 19 v. 34 A pesar de no hallarse todavía en Valencia, d. luis había venido percibiendo su salario de 300 libras desde el año 1653. los efectos económicos de su empleo como receptor de la Bailía datan, como ya sabemos, del 28 de enero de 1655. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 251 (1654), fol. 200 r y 252 (1655), fol. 201 r. 35 En el mismo expediente 252 de la sección Maestre Racional que acabamos de citar hay un ápoca fechada el 26 de junio de 1655 y un billete que data del 21 de junio de 1655 en los que se declara ya satisfecho por la Recepta de la Bailía este incremento salarial. 36 Ambos despachos aparecen registrados, respectivamente, en ARV, Justicia Civil, Manaments i empares, año 1655, mano 17, fol. 26 y mano 16, fol. 39. 33 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 303 cias que rodearon el fallecimiento del Sargento Mayor. no hemos hallado evidencia documental alguna que pueda iluminarnos, ni tampoco el memorial del dr. Vidal contiene información precisa acerca del momento de la muerte. Únicamente podemos precisar que su testamento fue registrado en Valencia por el notario Cristóbal navarro el día 13 de febrero de 1658, y que, ese mismo año 1658, el abono de los haberes y de la pensión se retrasó bastante debido, con toda probabilidad, al fallecimiento de d. luis en torno al mes de septiembre.37 Su viuda, dª. Ana María, se hallaba encinta. Su segundo hijo –un varón bautizado luis como su padre– no llegaría a conocer a su progenitor murió [d. luis] en fin, dexando una hija, que fue doña Juana María Joan (que ya murió), y preñada a su mujer, doña Ana María, de quien nació pósthumo el conde don luis. todo consta de su último testamento, otorgado en Valencia ante Christóval navarro, notario, en 13 de febrero de el año 1658.38 d. CARloS (¿1601?-1679) y d. fRAnCISCo JuAn dE toRRES (163?-1671), tÍo CARnAl y PRIMo HERMAno –RESPECtIVAMEntE– dEl CondE dE PEñAlVA A finales de 1658, la jefatura de la casa Juan de torres pertenecía a d. Carlos, hermano mayor del finado d. luis. Hijo primogénito varón de d. francisco Juan de torres y Exarch, y de su esposa, dª. Juana Verdugo y Mansfeld,39 Carlos Juan de torres y Verdugo era entonces caballero de la orden de Santiago, comendador de Museros y alcaide del Palacio Real de Valencia.40 Hacía poco había sido distinguido por el rey felipe IV con el título de Conde de Peñalva. d. Carlos era, pues, uno de los miembros más 37 desgraciadamente, los expediente 254 (1658), 255 (1658), 256 (1659) y 257 (1660) de la serie Cuentas de Administración de la sección Maestre Racional del Archivo del Reino de Valencia se hallan deteriorados e incompletos. Este hecho nos ha impedido establecer con precisión el momento concreto del fallecimiento de d. luis –que también podría haber tenido lugar a comienzos del año 1659– y, por tanto, el del nacimiento de su hijo. 38 Vidal, Memorial, págs. 19 r. 39 El matrimonio Juan de torres-Verdugo Mansfeld había procreado 4 hijos varones (Carlos, francisco, Pedro y luis) y 4 hijas mujeres (Hipólita, teresa, Margarita y María). Vidal, Memorial, pág. 12 r. 40 Hemos deducido la fecha de nacimiento de d. Carlos gracias al testimonio prestado por él mismo el día 8 de noviembre de 1650 ante el tribunal de la Gobernación en la causa sobre la herencia del Conde del Real, en la que d. ximén Pérez Serra de Pallás, antes de Calatayud, reclamaba un total de 10.000 ducados que afirmaba le correspondían por ser hijo de d. luis de Calatayud, señor de Proenso y de Catarroja, y dª. Isabel de Calatayud, hija de la Condesa del Real. Antes de prestar declaración, d. Carlos Juan de torres dijo tener aproximadamente 50 años, una afirmación que sitúa su nacimiento a finales del año 1600 o principios de 1601. ARV, Gobernación, Litium, reg. 2.726 (1650), fols. 18 r-23 v. Agradezco a Mª. José Iglesias la comunicación de esta noticia. 304 Pablo Pérez García notables de la aristocracia valenciana y uno de los oficiales más próximos al soberano, en tanto que máxima autoridad jurisdiccional del Palacio Real, responsable último del protocolo palatino, de su personal, de sus dependencias, de sus huertas, veredas, jardines y aledaños.41 Como patriarca del clan, bien podría d. Carlos haber tomado bajo su protección a su sobrino huérfano de padre. Sabemos, no obstante, que esto no sucedió. la viuda del difunto Sargento Mayor, dª. Ana María Juan Centelles, ejerció diligentemente la responsabilidad de tutora y curadora de sus dos hijos hasta la mayoría de edad del segundo. Por otra parte, numerosos detalles –de especial relevancia algunos– indican que entre tío y sobrino siempre hubo algo más que una cierta lejanía. Para explicar este distanciamiento probablemente no haya que cargar las tintas en la diferencia de edad entre ambos, ni en la existencia de un primo hermano mayor, d. francisco, heredero de la casa Juan de torres, cuya promoción personal y social atraía toda la atención de su padre. Seguramente hubo motivos de mayor fuste que éstos, pero acerca de los mismos no poseemos ningún tipo de indicios. d. francisco Juan de torres y funes de Muñoz (163?-1671), fue señor de Rocafort y Godella. debiera haber sucedido a su padre como segundo Conde de Peñalva al frente de la alcaidía de Valencia. no obstante, su temprano fallecimiento, probablemente acaecido el 24 ó 25 de mayo de 1671,42 privó a d. Carlos del heredero en el que había depositado todas esperanzas, catapultando hacia la sucesión a aquel oscuro muchacho de apenas 13 años de edad llamado luis Juan de torres y Juan de Centelles. la muerte de d. francisco no debió constituir el catalizador que precisaban las relaciones entre el anciano d. Carlos y el jovencísimo d. luis para mejorar. dos aspectos bien significativos permiten comprender que d. luis, pese a haberse convertido en el sucesor de d. Carlos, en absoluto estaba familiarizado con las biografías de su tío carnal y de su primo hermano. En efecto, d. luis no pudo suministrar información al dr. Vidal Salvador ni sobre la segunda esposa de su tío, ni acerca del momento preciso en que le fue otorgado al alcaide Carlos Juan de torres el título de Conde de Peñalva.43 de hecho, la lectura del Memorial compuesto por Manuel Vidal podría inducir a error, ya que en sus páginas sólo se mencionaba el primer matrimonio de d. Carlos Juan con dª. leonor llançol de Romaní, hija de d. francisco 41 Mucho más que la propia fábrica del Palacio, eran las huertas, jardines y fuentes del Real el conjunto palatino que más llamaba la atención de los viajeros extranjeros que, como des Essarts y Jouvin, visitaron Valencia en tiempos del primer Conde de Peñalva. Juan García Mercadal, Viajes de extranjeros por España y Portugal, desde los tiempos más remotos hasta comienzos del siglo xx, Salamanca, tomo III, 1999, págs. 525-529 y 655. daniel Sala Giner, Viajeros franceses por la Valencia del siglo xVII, Valencia, 1999. 42 Vidal, Memorial, pág. 17 r, nota 2ª. 43 ninguno de estos dos datos figura en las págs. 17 r y 17 r del Memorial compuesto por el dr. Vidal donde se aborda la biografía del alcaide Carlos Juan de torres. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 305 llançol de Romaní, señor de Gilet. los capítulos nupciales del enlace habían sido protocolizados en Valencia por el notario Bartolomé oliver el 25 de noviembre de 1627.44 de ahí, pues, que cualquier lector no prevenido de antemano podría sobrentender que d. francisco Juan, hijo de d. Carlos, lo era también de dª leonor llançol. Sin embargo, d. francisco Juan no era nieto de d. francisco llançol de Romaní, sino de d. Jerónimo funes y Muñoz, señor de la Baronía de Ayódar y de los lugares de Rocafort y Godella. Esta vinculación familiar aparece documentada en una extensa nota de un pequeño manuscrito en 8º, encuadernado en pergamino, escrito con letra del siglo xVIII y titulado Libro 3º de Noticias, que se conserva en la biblioteca del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia. El punto 302 del mismo permite colegir la existencia de una concordia entre d. francisco Juan de torres y funes de Muñoz, señor de Rocafort y de Godella, hijo primogénito del alcaide d. Carlos Juan de torres, de una parte, y d. José de funes y Villalpando, marqués de osera y señor de la Baronía de Quinto, de otra, en la que se acordaba el pago anual de 450 libras jaquesas a perpetuidad por parte del segundo –y también de sus herederos– al primero o a sus causa habientes y herederos de sus derechos. la información habría sido extraída por el anónimo redactor de este manuscrito del folio 21 de la mano 10ª del registro de Manaments i empares del tribunal del Justicia Civil de Valencia correspondiente al año 1673, donde se hallaría registrada la certificación de que el caballero montesiano d. Baltasar Julián Muñoz y Boil, señor de Benidoleig, forna, Benimuslem, Miralríos, Mulata, Puçol, Godella y Rocafort, había sucedido en todos su derechos a d. francisco Juan de torres.45 la información compilada en el punto 302 del Libro 3º de Noticias coincide con el Memorial de 1687 en señalar que d. francisco Juan habría fallecido sin descendientes directos antes del año 1673. Ahora bien, el hecho de que d. francisco hubiese sucedido a su abuelo, d. Jerónimo funes y Muñoz, como señor de Godella y Rocafort, presupone que su padre, d. Carlos, habría contraído segundas nupcias –tras la muerte de dª. leonor llançol– con la hija de d. Jerónimo, asunto este del que el Memorial ... de la casa de los Joanes no dice una sola palabra. de hecho, d. Carlos Juan de torres no sólo se convirtió en yerno de d. Jerónimo funes tras enviudar de su primera esposa; también fue designado por su suegro procurador general de sus intereses,46 condición acerca de la cual disponemos de dos evi44 Vidal, Memorial, pág. 17 r. BRCCCV, Libro 3º de Noticias, punto 302, págs. 87 v-88 r. Aunque no puede descartarse completamente, no tenemos indicios acerca de que esta relación familiar no fuese de sangre, sino jurídica, esto es, adopción, legitimación, etc. 46 Al parecer, este nombramiento, que tal vez coincidiera con el matrimonio de d. Carlos Juan y la hija de d. Jeronimo funes, fue protocolizado el 30 de julio de 1632 por el notario Joan Bover. Posteriormente fue registrado en el volumen de Manaments i empares de la corte civil de Valencia correspondiente al año 1633, según consta en un protocolo notarial de Joaquín Ribera del Real del año 1657 al que luego aludiremos. 45 306 Pablo Pérez García dencias documentales. la primera es el nombramiento, efectuado por d. Carlos, en nombre de d. Jerónimo, del doctor en ambos derechos José Pérez como representante legal del Señor de Rocafort y Godella en los pleitos que pudieran suscitarse entre su procurador general –esto es, el propio Conde de Peñalva– y los enfiteutas de aquellas dos poblaciones (10-xI1654).47 El segundo es una ampliación del contrato enfitéutico agrario de Bertomeu terrassa, baile de Godella, mediante la adquisición de una cahizada de tierra en la partida del Roll del Molí, aprobada por el Conde de Peñalva en nombre de su suegro el día 2 de abril de 1657, válida a partir del 2 de agosto del mismo año.48 El segundo asunto sobre el que d. luis Juan de torres no poseía información alguna atañía a la concesión del título de Conde de Peñalva a su tío d. Carlos Juan. todo parece indicar que la dignidad le fue conferida el año 1645, tal vez en el contexto de las Cortes celebradas aquel año. las pruebas documentales de que disponemos son indirectas y –de hecho– no descartamos que la concesión pudiera haber sido –incluso– muy anterior. Por nuestra parte, tras haber seguido la pista de d. Carlos a través de una documentación bastante diversa, hemos podido constatar que el alcaide del Real nunca antes del 23 de mayo de 1646 hizo ostentación alguna de su título nobiliario en un documento público.49 A partir de esta fecha, sin embargo, la situación se invierte, de modo que son contadas las ocasiones en que d. Carlos Juan consintió no aparecer intitulado como Conde de Peñalva en un protocolo, nómina, minuta o epístola. d. Carlos Juan de torres y su hijo d. francisco fueron dos personajes relevantes dentro del escenario político y social valenciano de la segunda mitad del siglo xVII. Ambos eran caballeros de la orden de Santiago y, de no haber fallecido el hijo antes que su padre, ambos hubieran gozado –al parecer– de las mismas rentas de la Encomienda de Museros que ya había disfrutado su abuelo, d. francisco Juan de torres y Exarch.50 En efecto, pese a que un breve otorgado en Roma el 4 de diciembre de 1652 –confirmado por felipe IV el 27 de julio de 1654– confería a d. francisco Juan el derecho de sucesión sobre Museros que su padre disfrutaba desde el 23 de febrero de 1622,51 la muerte del hijo ocho años antes de producirse la del 47 APRCCCV, Protocolos del notario Joaquín Ribera del Real, reg. 8.369 (1654), págs. s/n. APRCCCV, Protocolos del notario Joaquín Ribera del Real, reg. 8.371 (1654), págs. s/n. Agradecemos a Mª José Iglesias su amabilidad al habernos proporcionado estas dos noticias. 49 Se trata del reconocimiento de una deuda censal y la promesa de pago de cierto pago de la misma entre los jurados de Jávea y el Conde de Peñalva protocolizados por el notario de Valencia Sebastià Borrell. ARV, Protocolos, reg. 10.014, págs. s/n. 50 El privilegio a favor de Juan de torres y Exarch data del 6 de noviembre de 1609 y la colación solemne del mismo fue presidida por frey Juan de Cuenca. Vidal, Memorial, pág. 12 r. 51 El título real de Comendador de Museros había sido otorgado a d. Carlos Juan de torres en esa fecha mediante un despacho firmado por el Rey y por el licenciado d. Juan dávalos Altamirano, también del hábito de Santigo. Vidal, Memorial, pág. 17 r. 48 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 307 padre no sólo trastocó la validez de las concesiones, sino que –de hecho– privó a la familia Juan de torres de la Encomienda de Museros, ya que esta, oficialmente considerada pre-vacante, fue transferida a d. tomás de los Cobos –hermano de d. Manuel de los Cobos, marqués de Camarasa– en el momento de producirse el fallecimiento de d. Carlos Juan.52 Aunque no tan dilatada y brillante como la de su padre –el capitán Juan de torres y Exarch– o la de su abuelo materno –el coronel Verdugo– la carrera militar de d. Carlos fue considerable. Sirvió como maestre de campo de uno de los tercios capitalinos de la Milicia Efectiva de Valencia y, bajo las órdenes del virrey d. fernando de Borja, a punto estuvo de combatir contra los franceses en las jornadas que siguieron al 20 de julio de 1638. Posteriormente pasó al Estado de Milán como capitán de infantería –donde se unió a su hermano pequeño luis– y a flandes, donde combatió durante algunos años a entera satisfacción de sus mandos.53 Cabe dentro de lo posible que la concesión de su título nobiliario fuera el brillante colofón de esta breve carrera militar en el extranjero, ya que –como hemos visto– en los primeros meses del año 1646, d. Carlos Juan de torres se hallaba de nuevo en Valencia. desde entonces hasta el día de su muerte la promoción social de su hijo d. francisco y la consolidación de su propio patrimonio fueron sus máximas preocupaciones. El Conde de Peñalva no fue un simple receptor de los salarios y mercedes que devengaban sus empleos. también se distinguió como prestamista, inversor y arrendador de impuestos. desde luego, no todas sus iniciativas dieron los mejores resultados. El 11 de marzo de 1653, por ejemplo, d. Carlos se vio obligado a denunciar ante el tribunal de la Gobernación al ciutadà Joan Soler por impago de unos réditos censales atrasados que se elevaban a la cifra de 39 libras y 3 sueldos. de esta cantidad era garante el Consell valenciano subsidiariamente, ya que el abono de esta pensión estaba garantizado con los ingresos derivados de la administración de la carnicería municipal de la calle de Roteros de Valencia y, eventualmente, con la renta que devengara el avituallamiento de las carnes y los ingresos de las 52 Aunque esto es precisamente lo que afirmaba d. luis Juan de torres en una carta fechada el 2 de octubre de 1708 [ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, fols. s/n.] entra dentro de lo posible que la promesa de transferir la Encomienda de Museros al hermano del Marqués de Camarasa tras la muerte del Conde de Peñalva no fuera el resultado del temprano fallecimiento de su hijo, sino una especie de sanción contra el propio d. francisco Juan de torres –jurat en cap dels cavallers en 1663– por los gravísimos enfrentamientos del verano de 1663 entre los jurados valencianos y el virrey, Marqués de Camarasa, a raíz de cierto embargo y destrucción de una partida de mercancías en la que Camarasa tenía parte y de la fortísima tensión entre autoridades municipales y regnícolas con que se saldó la revuelta de los campesinos de la huerta de Valencia de junio-julio de 1663. Joaquim Aierdi, Dietari. Notícies de València i son Regne (de 1661 a 1664, i de 1667 a 1679), Barcelona, 1999, págs. 301-309, nºs 647-648. 53 Vidal, Memorial, págs. 17 r-17 v. 308 Pablo Pérez García restantes carnicerías de la capital.54 Años después, el Conde conseguiría hacerse con el arrendamiento de los impuestos del general conocidos como margalló y doble tarifa durante el trienio 1660-1662. Para conseguir la concesión era preceptivo presentar un aval o fianza suficiente para garantizar la operación. dado el atractivo económico del arrendamiento, d. Carlos no dudó en poner a disposición de la Diputació del General un buen paquete de censales garantizados por la ciudad de Valencia que fueron quitados y transformados en censales de la Generalitat.55 El hijo del Conde de Peñalva y señor de Rocafort y Godella –d. francisco– no parece haber seguido la tradición castrense de la familia Juan de torres. la primera –y última– referencia que hemos hallado sobre su expediente atañe a su juramento –tras el preceptivo sorteo entre los insaculados– como jurat en cap dels cavallers durante el ejercicio 1663-1664.56 A d. francisco, en su calidad de primer jurado de los caballeros, le correspondió participar activamente en los festejos inmaculistas de mayo de 1663,57 y lidiar con los graves desórdenes que tuvieron lugar en las poblaciones de la huerta de Valencia a raíz de la revuelta anti-fiscal de junio-julio del mismo año.58 Algún tiempo después –sosegados ya los ánimos bajo el mandato de un nuevo virrey– su padre –d. Carlos Juan– fue designado consejero de capa y espada de la Real Audiencia de Valencia mediante privilegio despachado en Madrid el 18 de abril de 1666.59 Este cargo, equivalente al de alcalde de hijosdalgo de las chancillerías castellanas, comportaba un salario anual de alrededor de 240 libras que d. Carlos percibió durante 12 años y medio consecutivos.60 A lo largo de este último tramo de su vida, el Conde de Pe54 de ahí que también figurasen en la denuncia del Conde de Peñalva los nombres de Pere de Caspe y de francesc Romeu, administradores de la carne del año 1653, como responsables civiles subsidiarios. ARV, Gobernación, Judiciari, exp. 2.074, 2ª mano, fols. 55 r-55 v. 55 Conoceremos los detalles de esta operación años después, tras el fallecimiento de d. Carlos Juan de torres, cuando su sobrino reclame estos títulos de deuda pública a la Generalitat. ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.222, fols. 54 r-55 r. 56 Aierdi, Dietari, pág. 293, nº 621 y pág. 301, nº 647; José Agramunt, Libro de casos sucedidos en la ciudad de Valencia, tanto antiguos como modernos, Valencia, 2004, pág. 139. 57 Juan Bautista de Valda, Solenes fiestas que celebró Valencia a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Valencia [Jerónimo Villagrasa], 1663. Pilar Pedraza, Barroco efímero en Valencia. Valencia, 1982. 58 Aierdi, Dietari, págs. 301-310, nºs. 647-655. Agramunt, Libro, págs. 140-142. lluís J. Guia, “la revolta dels llauradors de l’Horta de 1663”, Estudios dedicados a Juan Peset Aleixandre, Valencia, 1982, págs. 305-326. Vicente Giménez Chornet, Administración municipal y conflictividad social: la revuelta de los labradores (1663). Valencia [tesis de licenciatura inédita] 1983. 59 Vidal, Memorial, pag. 17 v. la fecha de 18 de septiembre de 1666 que figura en el Memorial del dr. Vidal seguramente sea errónea. 60 teresa Canet, La magistratura valenciana (siglos xVI-xVII), Valencia, 1990, pág. 178. El salario del Conde de Peñalva como consejero de capa y espada fue de 244 libras, 8 suel- El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 309 ñalva hubo de enterrar a su hijo –fallecido el año 1671– y replantearse la estrategia sucesoria de su casa, pues d. francisco Juan de torres había muerto antes de engendrar hijos legítimos. d. Carlos no fijó los ojos en su sobrino luis de inmediato. Sólo cuando sintió que su enfermedad se agravaba irremediablemente, aceptó redactar un testamento ológrafo (24-VI1678) que su sobrino tuvo que registrar precipitadamente en los libros de Manaments i empares del Justicia Civil de Valencia el mismo día del fallecimiento de su tío, 29 de enero de 1679.61 Aunque el Conde de Peñalva era feligrés de la parroquia de San Esteban de Valencia, sus solemnes exequias tuvieron lugar en su residencia del llamado Real Vell. Al día siguiente, su cadáver fue conducido hasta el monasterio de Porta Coeli para su eterno descanso. don Carlos Juan, conte de Penyalva, mort; y exemplar en lo seu soterrar. A 29 de dits, a migdia, morí don Carlos Juan de torres y Verdugo, conte de Penyalva, alcait, y de la casa del Real de València, comanador de Museros. y el portaren a soterrar a Porta Seli, a 30 de dits, de matí, en esta conformitat: que anaren vint-i-sinch capellans de Sent Esteve y vint-y-sinch de la Seu, y tragueren lo cos de sa casa, que estava en lo Real, y lo acompanyaren en forma de soterrar fins a el carrer de Morvedre. y allí el posaren en un coche y el portaren a Porta Seli sinch capellans de Sent Esteve y sinch capellans de la Seu a cavall. y los demés se’n tornaren a ses esglésies.62 lA ACCIdEntAdA SuCESIÓn dE d. luIS JuAn dE toRRES y JuAn dE CEntEllES (1658-1718) En lA HEREnCIA y EMPlEoS dE Su tÍo CARnAl Pese a cuanto llevamos dicho, el Conde de Peñalva no dejó completamente desasistida a la familia de su hermano menor. Sin embargo, su esfuerzo en este sentido no tuvo que ser muy grande. El sargento mayor luis Juan de torres descendía de los mismos celebérrimos antepasados del propio Conde. la viuda de aquel, dª Ana María Juan de Centelles, era sobrina dos y 9 dineros en 1678. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 272 (1678), fol. 256 r. 61 “Itt[em] pose en data que, en 24 de maig 1679, lliurí per dita taula a d[o]n luis Juan de torres, compte de Penyalva, hereu del q[u]o[ndam] d[o]n Carlos Juan de torres, compte de Penyalva, conseller de capa y espassa de la Reial Audiència de Val[ènci]a. Consta de la herència ab lo últim testament de aquell, fet y ordenat per sí mateix y declarat per lo Justícia Civil en 29 de janer 1679, denou lliures, tretze sous y deu diners per ápoca de 17 dels corrents al dit en dit nom degudes des de el primer de janer 1679 fins 29 de dit mes de janer, en lo qual dia morí, com consta per certif[icaci]ó feta per mo[sén] Gaspar Riudoms, archiver de la parroquial de St. Esteve en 21 dels corrents, y son per rahó de les 244 l. 8 s. 9 [d.] que cascún any cobrava de dita recepta per salari de son offici. Any la dita ápoca y los demés papers dalt citats que son la cláusula hereditaria y certif[icaci]ó de la mort del dit Conde”. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, reg. 273 (1679), fol. 230 r. 62 Aierdi, Dietari, pág, 414, nº 1.118. 310 Pablo Pérez García del Marqués de Centelles y nieta del maestre racional d. Bernardino Sanoguera. En consecuencia, sus hijos –dª. Juana María y d. luis– no podían menos que ser auxiliados por la Corona. y así fue. un real privilegio firmado en Madrid el 25 de septiembre de 1658 por felipe IV concedía a los hermanos Juan de torres y Juan de Centelles una renta anual de 200 libras –100 libras a cada uno de ellos– a detraer del salario de 360 libras del capitán d. Juan de Castellví, que en aquellos momentos se hallaba en expectativa de destino definitivo.63 El privilegio preveía la acumulación de las 200 libras en beneficio de cualquiera de los dos hermanos en caso de producirse el fallecimiento del otro. durante la minoría de edad de sus dos hijos, dª. Juana María sería la encargada de administrar esta renta junto con los restantes bienes del patrimonio familiar. desde luego, el mecanismo previsto para reunir la pensión de orfandad de los hermanos Juan de torres y Centelles no era el más adecuado. En un momento u otro la situación del capitán Castellví se vería regularizada y la renta de 200 libras anuales tendría que ser computada en alguna otra partida de gasto de la Bailía valenciana.64 Por otra parte, los ingresos del Real Patrimonio no siempre garantizaban el puntual cumplimiento de todas sus obligaciones económicas. Además, el contexto financiero de la década de los sesenta determinaba que las demoras y los atrasos estuvieran a la orden del día. de ahí, pues, que, en ocasiones, ante la imposibilidad de abonar la pensión, hubiera que acudir a otro tipo de fondos, siempre inferiores a los ordinarios (1665 y 1667),65 o que el propio Conde de Peñalva tuviera que implicarse en la manutención de sus sobrinos, dedicando a tal fin 50 libras de la partida destinada al servicio de jardinería del Real (1669).66 Superada la crisis de los años sesenta y comienzos de los setenta, el pago de esta pensión de 200 libras volvió a regularizarse. En la medida en que su satisfacción debía mantenerse mientras los hermanos Juana María y luis fueran 63 Este documento reviste una gran importancia desde el punto de vista cronológico, ya que permite determinar con bastante precisión que el fallecimiento del sargento mayor Juan de torres y el nacimiento de su hijo póstumo habrían tenido lugar durante los meses comprendidos entre enero y septiembre de 1658. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 269 (1670), fol. 264 r. 64 tras producirse esta, la pensión a favor de los hermanos Juan de torres y Juan de Centelles comenzó a ser aplicada sobre el salario de algunos otros sargentos mayores y capitanes entretenidos. 65 A finales del año 1665, después de una primera reducción coyuntural de la renta satisfecha el año 1663, la Corona tuvo que firmar un segundo privilegio para garantizar el pago de esta pensión de orfandad, siquiera fuera por un montante que apenas superaba las 66 libras. Esta situación, al parecer, se mantuvo hasta 1668. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 259 (1663), fol. 300 v, exp. 263 (1666), fol. 267 r y exp. 264 (1667), fol. 301 r. 66 ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 266 (1669), fol. 261 r. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 311 menores de edad, el abono de la misma se prolongó hasta 1681, ya que, al año siguiente, 1682, d. luis alcanzó la mayoría de edad.67 Mientras tanto, la viuda e hijos del sargento mayor luis Juan de torres debieron sentirse muy disgustados por la enorme parsimonia con que el Conde de Peñalva encaraba el destino de su herencia y la sucesión de sus empleos. Hasta que d. Carlos no sintió el lanzazo de la enfermedad, no consintió redactar testamento (24-VI-1678). y aun así, no quiso recurrir a los servicios de un notario, sino que lo redactó de su puño y letra en presencia de varios testigos. El testamento fue retenido por el Conde hasta el último día de su vida (29-I-1679) y sólo pudo ser registrado por su sobrino d. luis ante la corte del Justicia Civil horas después del óbito. d. Carlos no desheredó a su sobrino, pero su actitud postrera no dejó de resultarle perjudicial. d. luis tuvo que sortear mil y una dificultades para conseguir el pleno reconocimiento de unos derechos perfectamente claros, legítimos y positivos. El nuevo Conde de Peñalva no tuvo ningún problema a la hora de percibir las prorratas de los diferentes salarios y complementos de su tío correspondientes a los 29 primeros días del mes de enero de 1679: poco más de 2 libras por su salario como alcaide y algo más de 19 libras por sus haberes como consejero de capa y espada.68 Caso distinto fue el de las casi 9 libras por la parte proporcional de las 110 libras de aumento de salario otorgado a los alcaides –la llamada Merced de Su Majestad– las casi 17 libras de salario como sobrestante de obras reales, y las 5 libras y media de salario como guarda de los leones de palacio. Estas cantidades no se abonarían hasta finales de la segunda quincena del mes de mayo de 1679.69 Poco antes, el día 25 de abril, d. luis había conseguido que la Diputació de la Generalitat le reconociese la propiedad de unos censales que, años atrás, su tío había entregado como fianza para el arrendamiento de los derechos de margalló y doble tarifa del trienio 1660-1662. Estos censales –originalmente vendidos a d. Carlos por el Consell valenciano– habían sido quitados y cargados de nuevo sobre las rentas de la Generalitat mediante acto público firmado por el síndico y recibido por el escribano de la institución el día 16 de abril de 1660. El dr. Pedro José Borrull, asesor de la Generalitat, reconoció el testamento de d. Carlos Juan, certificó su validez y ordenó al síndico d. francisco fenollet que firmase un poder para que el escribano comenzara a entregar a d. luis las pensiones devengadas por es67 Así pues, durante 3 años consecutivos, desde 1679 a 1681, d. luis Juan de torres percibió su salario y sus incrementos correspondientes como substituto de su tío al frente de la alcaidía del Real, mientras su madre, tutora y curadora recibía las 200 libras de pensión, 100 de las cuales correspondían a la manutención de su hijo luis, como menor de edad que todavía era. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 273, fols. 308 r-310 r, exp. 274 (1680), fol. 325 r y exp. 275 (1681), fol. 312 r. 68 ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 273 (1679), fols. 230 r y 308 r. 69 ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 273 (1679), fols. 309 r-310 r. 312 Pablo Pérez García tos censales.70 lo que d. luis no pudo conseguir fue el pleno reconocimiento de la propiedad de estos títulos de deuda, ya que aún no se había verificado la definición de las cuentas del ejercicio 1660-62 y, en consecuencia, todavía no se había determinado si de aquella administración podía adeudarse algún dinero.71 El pleno reconocimiento de d. luis Juan de torres como heredero del título nobiliario, de las propiedades y derechos de su tío constituía –por así decir– la mitad del problema que el Conde de Peñalva había dejado planteado a su sobrino con su extraña actitud. la otra mitad radicaba en la atribución de los cargos y honores que d. Carlos había ostentado: el alcaidiado del Real, la Encomienda de Museros y la plaza de juez de capa y espada de la Audiencia de Valencia. Esta faceta de la sucesión –de hecho– gravitará sobre d. luis durante el resto de sus días y –en buena medida– permite explicar muchas de las iniciativas que el segundo Conde de Peñalva se vio obligado a adoptar desde el año 1679 hasta la Guerra de Sucesión. de estas 3 dignidades, la alcaidía era –a decir verdad– la más fácil de alcanzar, siempre y cuando la Corona –bien directamente, bien a través de sus agentes y oficiales– no se opusiera a ello e interpusiera todo tipo de argucias legales. En este sentido, debemos decir que d. luis tuvo bastante suerte, puesto que ninguno de los oficiales patrimoniales del Reino puso en duda la validez de las concesiones hechas por el rey fernando el Católico a d. diego de torres y a su esposa, Margarita de Agramunt, fundamento jurídico de la sucesión hereditaria de las familias torres y de Juan de torres al frente del real alcaidiado.72 El 29 de mayo de 1679, por medio de su procurador Juan Bautista Queyto, el nuevo Conde de Peñalva interpuso ante la Bailía de Valencia una solicitud de reconocimiento de su persona como nuevo alcaide de Valencia en tanto que sucesor y heredero legítimo de d. Carlos Juan de torres. ni Cosme Puig, procurador patrimonial, ni el dr. francisco Esteve, regente de la asesoría, se opusieron a la petición. En consecuencia, el baile, d. Baltasar Pardo de la Casta, dictó sentencia pocos días después, el 19 de junio de 1679.73 de alguna forma, este documento puede ser considerado como una pequeña historia de la real alcaidía de Valencia, dado que en el mismo se pasaba revista a todos los fundamentos de derecho que legitimaban la petición de d. luis Juan de torres. En primer lugar, se aludía a un 70 ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.222, fols. 54 r-55 r. la definición de las cuentas del arrendamiento de la doble tarifa y margalló de 166062 no se verificó hasta el día 6 de marzo del año 1682. ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.228 (1682), f. 73 r. 72 Véase el árbol genealógico. 73 Sentencia publicada por llorens llança, notario escribano del Real Patrimonio. ARV, Bailía, libro 1.215, fols. 417 r-422 v. 71 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 313 real privilegio dado en trujillo el 20 de febrero de 1479 por el que fernando II otorgaba a diego de torres, a Margarita de Agramunt y a sus herederos el oficio de alcaide del Real de Valencia, con sus derechos, salarios y pertenencias, el huerto y los frutos del mismo. un segundo privilegio ampliaba y extendía esta merced a toda la descendencia del matrimonio torres-Agramunt tanto por línea masculina cuanto por femenina (Sevilla, 11II-1485).74 un tercer privilegio confería a d. diego de torres –alcaide y baile general de Valencia– una merced perpetua consignada sobre el llamado derecho genovés de 100 libras aneja a su salario ordinario como alcaide, tanto para él cuanto para sus sucesores (Granada, 27-VII-1499).75 Junto con los privilegios acreditativos de los derechos de d. luis a la alcaidía, la resolución aludía a las decisiones y derechos sucesorios que avalaban la decisión adoptada, entre ellas, a una sentencia de la Bailía de 25 de junio de 1557 por la que se declaraba a d. Carlos Juan, hijo natural y legítimo de dª. Hipólita de torres, y nieto –por tanto– de d. diego de torres, como nuevo alcaide de Valencia, primero del linaje Juan de torres, en tanto que hijo y heredero de d. Pedro Honorato Juan, esposo de dª. Hipólita.76 también se mencionaban los rangos y grados de parentesco del joven luis Juan de torres, y la plena y libre disposición de sus derechos sucesorios. la sentencia reconocía, pues, la plena disposición del alcaidiado al nuevo Conde de Peñalva, junto con sus salarios, emolumentos, prerrogativas, anexos y dependientes, para cuyo disfrute debía d. luis prestar solemne juramento.77 y así fue. Al día siguiente, 20 de junio de 1679, d. luis Juan de torres juró lealtad al Rey y guardar y hacer guardar todo cuanto tocase, le fuera reservado y obligado por su oficio como alcaide real ante d. Baltasar Pardo, marqués de la Casta y baile general de Valencia. Actuaron como testigos José Romá, alguacil de la Bailía, y José Soler, mayordomo del Conde de Peñalva.78 El ceremonial se completó de la siguiente forma. tras haber prestado juramento, d. luis Juan, su mayordomo, el alguacil Romá, el gentilhombre lorenzo Martínez y Juan José Arnau, notario-escribano y secretario del Real Patrimonio, abandonaron el tribunal de la Bailía y, cruzando el Puente del Real, se acercaron hasta el llano del mismo nombre. Se apearon ante la puerta principal de palacio y, a requerimiento del propio d. luis, el alguacil José Romá lo tomó de su mano derecha, lo introdujo en el recinto del palacio, le hizo entrega de las llaves del edifico, los apartamentos y los huertos, y todo cuanto consideró necesario para que la posesión del Palacio 74 75 76 77 78 ARV, Bailía, libro 1.215, fol. 417 v. ARV, Bailía, libro 1.215, fol. 418 r. ARV, Bailía, libro 1.215, fols. 418 v-419 r. ARV, Bailía, libro 1.215, fols. 420 r-420 v. ARV, Bailía, libro 1.215, fols. 421 r-421 v. 314 Pablo Pérez García Real adquiriese su plenitud. A continuación, el grupo se dirigió hacia la llamada leonera o sala de los leones –estancia simbólica del llamado Real Vell donde se hallaba la residencia de los alcaides– y d. luis abrió y cerró la puerta de la misma con las llaves que le habían sido entregadas. todo lo cual se hizo quieta y pacíficamente, sin empacho ni contradicción alguna, tal y como exigía el ceremonial. El notario Juan José Arnau tomó buena nota de lo sucedido y levantó cumplida acta del protocolo.79 El nuevo Conde de Peñalva se instaló de inmediato en las dependencias en las que había vivido su tío hasta el día de su muerte. Entre el 22 de septiembre de 1679 y el 9 de enero de 1680, el nuevo alcaide recibió parte de los atrasos y de las tercias de los salarios que se le adeudaban: alrededor de 47 libras más de las que ya se le habían abonado hasta el momento de haber dictado la Bailía la sentencia favorable a la sucesión. las cuentas del Real Patrimonio correspondientes al año 1679 no fueron revisadas y definidas hasta el año 1685. los coadjutores del Maestre Racional no pusieron graves reparos a las cantidades abonadas a d. luis. tan sólo plantearon alguna pequeña duda acerca de su salario como guarda de los leones de palacio,80 e hicieron constar que no se había localizado el inventario de bienes que d. Carlos Juan de torres debería haber realizado antes de ocupar su cargo como alcaide, al tiempo que señalaban que su sobrino estaba, asimismo, obligado a realizar uno propio con la relación de sus posesiones el día de su juramento.81 loS PRoMEtEdoRES CoMIEnZoS dE d. luIS JuAn dE toRRES Al fREntE dE lA AlCAIdÍA dE VAlEnCIA (1680-1685) la accidentada sucesión de d. Carlos Juan por parte de su sobrino había comenzado a normalizarse –como acabamos de ver– a mediados del año 1679. d. luis consiguió ser reconocido como nuevo Conde de Peñalva, heredero universal de su tío y –claro– de los emolumentos vinculados a su empleo de alcaide del Palacio Real de Valencia. Pasaba así a convertirse en un personaje del mayor relieve dentro de la administración real valenciana y una figura absolutamente clave dentro del Real. no en vano el alcaide era el jefe de la casa del Rey y el máximo responsable de la fábrica, 79 ARV, Bailía, libro 1.215, fols. 421 v-422 v. Probablemente debido a que ya en aquellos momentos no hubiera leones en el Palacio Real, para cuya manutención no se registra nunca cantidad alguna. 81 no tenemos constancia ni de la aparición del inventario de d. Carlos, ni de la confección del de d. luis, quien, no obstante, continuó percibiendo sus haberes sin contratiempo alguno. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 273 (1679), cuadernillo de Dubtes, fols. s/n. 80 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 315 las dependencias, el patrimonio y el personal palatino. Aunque los lugartenientes generales ostentaban la suprema autoridad política del Reino, dentro de palacio eran poco más que huéspedes de elevado rango y únicamente estaban en disposición de proponer sus deseos al alcaide. Era él el responsable de autorizar cualquier tipo de novedad: un cambio en el orden doméstico, una modificación del protocolo, una reparación, reforma o mejora de mayor o menor envergadura, etc. los virreyes gobernaban exclusivamente a sus propios criados y a su guardia personal, aunque también podían proponer candidatos si vacaba la capellanía mayor de palacio.82 El resto del personal palatino –subalcaide, maestro de ceremonias, capellanes, maestro de obras, carpintero, cerrajero, jardineros, etc.–83 se hallaba subordinado al alcaide que, además, ejercía la máxima autoridad jurisdiccional –civil y criminal– dentro del recinto del palacio, en el llano del Real y en el área del Prado o Alameda de Valencia.84 Potencialmente, esta situación podía haber dado lugar a tensiones y roces que –al parecer– no habían faltado en el pasado. Sin embargo, d. luis no estaba en disposición de hacer valer sus derechos y privilegios de una manera imprudente. todo lo contrario. Había alcanzado el disfrute el alcaidiado a una edad –20/21 años– que se consideraba excesivamente temprana para el desempeño de semejante responsabilidad. de hecho, d. luis todavía se hallaba bajo la tutela legal de su madre como menor de edad que era. no sabemos prácticamente nada acerca de su formación militar y/o literaria, aunque podemos suponer que no debió carecer por completo de ambas, dada la tradición familiar –por una parte– y las inclinaciones personales de d. luis –por otra. El nuevo Conde de Peñalva había heredado a d. Carlos Juan, pero no había acertado a igualar el estatus de su tío en el momento de su muerte. Para conseguirlo le faltaban las rentas de la Encomienda de Museros y la plaza de capa y espada de la Real Audiencia. El tren de vida y el rango social que esperaba poder disfrutar d. luis no podía consolidarse al margen de semejantes honores y rentas. 82 Esta atribución había pertenecido tradicionalmente a los alcaides, pero había sido conferida a los virreyes el año 1662, al ser aplicada –durante el mandato del Marqués de Camarasa– una bula pontificia que respaldaba la reorganización general de las capellanías de Palacio, permitiendo su reducción de 5 a 4. Josef Mariano ortiz en su Descubrimiento de las Leyes Palatinas y Derechos que V.M. tiene como a rey de Aragón en vuestro Palacio del Real de Valencia, Madrid [Imprenta y librería de Andrés de Sotos], 1782, pág. 18 v. 83 En una carta dirigida por d. luis Juan de torres al Secretario de obras y Bosques (Valencia, 4 de septiembre de 1708) puede leerse lo siguiente: todos los demás officiales y dependientes que sirven a S[u] M[a]g[esta]d en este R[eal] Palacio [se estaba abordando en la misiva la vacante de la capellanía mayor] siempre han sido eligidos por los Alcaydes y pagados sus sueldos o trauajos con la certificación sola de los Alcaydes. ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. 84 todos estos pormenores aparecen convenientemente reseñados y documentados en el Descubrimiento de las Leyes Palatinas de Mariano José ortiz. 316 Pablo Pérez García la situación era, no obstante, muy comprometida y casi imposible de superar. Como años después relatará el propio d. luis, tras la muerte de d. Carlos Juan, Museros pasó a manos de d. tomás de los Cobos, que –como sabemos– había comprometido la futura de la primera encomienda santiaguista que vacase. Al mismo tiempo, la juventud del Conde de Peñalva caía sobre él como un baldón, al juzgársele resueltamente inexperto para regir el juzgado de capa y espada de la Real Audiencia.85 d. luis no se dio por vencido y puso manos a la obra para atraer sobre sí el favor de sus superiores. Estaba convencido de que su entusiasmo acabaría reportándole las mercedes que anhelaba. de ahí que se situase diligentemente al frente de la administración doméstica del Real y colaborase de manera muy activa en los preparativos y obras necesarias para la constitución de la Academia del Alcázar, una de las grandes experiencias asociativas, culturales y cortesanas de la Valencia tardo-barroca.86 El joven Conde de Peñalva no sólo deseaba complacer al duque de Veragua en su deseo de introducir en palacio a un grupo de intelectuales amateurs dispuestos a organizar academias, veladas musicales y representaciones teatrales, dando así entidad y realce a la vida cortesana –un tanto anodina– del Real. también aspiraba a tratar de cerca y –si ello fuera posible– trabar amistad con los aristócratas y grandes oficiales que formaban parte de aquella academia: el Conde de Cervellón, el Marqués de Villatorcas, el Conde de Casal, el Marqués de llaneres, los canónigos torre orumbella y Pontons, d. francisco figuerola, d. Vicente Carroz, d. Vicente falcó de Belaochaga, d. Vicente del olmo, los hermanos ortí y Moles, d. Cristóbal y d. Pedro Monsoriu, el oidor d. diego Escals y Salcedo, y el coadjutor d. Antonio olginat.87 El Conde de Peñalva no había conseguido ni la Encomienda de Museros, ni la plaza de juez de capa y espada. Sin embargo, sus servicios no fueron pasados por alto. un real privilegio fechado el 23 de mayo de 1681 le confería a perpetuidad un incremento de salario de 110 libras anuales con 85 de nada sirvió que d. luis alegase que su tío, el Conde de Peñalva, tuviera concedida esta futura a su hijo y heredero d. francisco. El Conde de Peñalva, en un memorial redactado el 2 de octubre de 1708, afirmaba haber quedado con el desconsuelo de ser el único de los sucessores de D. Diego de Torres que no gozasse de ningún empleo que le ayudase a mantenerse con la decencia y estimación que merecía su cargo. ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. 86 Sobre el Alcázar puede consultarse el artículo elaborado por el prof. Jorge Catalá y por mí mismo que he citado al comienzo de este trabajo. también deben consultarse los trabajos de Pasqual Mas i usó, especialmente, Justas, academias y convocatorias literarias en la Valencia barroca (1591-1705). Teoría y práctica de una convención. Valencia [tesis doctoral inédita], 1991 y “Academias valencianas durante el Barroco”, Evangelina Rodríguez Cuadros (ed.). De las academias a la Enciclopedia: el discurso del saber en la modernidad. Valencia, 1993, págs. 171-224. 87 Mas i usó ha identificado un total de 32 alcazaristas. Vide. Academias valencianas del Barroco. Descripción y diccionario de poetas, Kassel, 1999. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 317 efectos retroactivos desde junio del año 1679.88 de este modo, durante los 5 primeros años de su mandato al frente de la alcaidía, d. luis Juan de torres pudo percibir anualmente la suma de casi 270 libras: 30 libras en concepto de salario ordinario, más 100 libras de la Merced de Su Majestad derivadas del privilegio granadino de 1499, más las 110 libras del privilegio de 1681, más 27 libras y media en calidad de salario como sobrestante de obras reales, junto con otras 9 libras más como salario como guarda de los leones de palacio. A estas cantidades debería añadirse el producto de la venta del excedente de los frutos de las huertas de palacio –hortalizas, fruta fresca, frutos secos, espárragos, fresas, etc.– y toda una serie de franquicias que también le pertenecían y disfrutaba como alcaide.89 Así pues, es posible que –sumados unos ingresos y otros– el Conde de Peñalva percibiese alrededor de 300 ó 330 libras anuales por el conjunto de agregados salariales y privilegios anejos al alcaidiado.90 Esta suma –aunque respetable sin duda– apenas debía cubrir una pequeña parte de los gastos de d. luis, ya que, gracias a su propio testimonio, sabemos que Juan Gabriel Gómez, el subalcaide del Conde de Peñalva, sin tener asignado salario oficial alguno, percibía anualmente alrededor de 300 libras por su trabajo. los Gómez –padre, hijo y también un tío carnal, hermano del padre– habían servido a los Juan de torres durante generaciones. Puesto que el cargo de subalcaide –como otros muchos de Palacio– no disponía de una retribución oficial, los Condes de Peñalva habían tenido que abonar parte de la misma de su propio bolsillo, aunque, al mismo tiempo, habían procurado que ciertas rentas y gajes vacantes permitieran mejorar los estipendios de los Gómez: una plaza vacante de guarda del Virrey –que rentaba 60 libras anuales– el libro Corrible de la Receptoría General y el de Amortizaciones del Maestre Racional –con un salario anual de 50 libras– y el cargo de Guarda de la Casa de la Ceca que, aunque no tenía asignado un salario fijo, reportaba una pequeñísima proporción por marco batido en cada acuñación.91 88 Así pues, el año 1682, d. luis Juan de torres recibió 220 libras correspondientes a 1680 y 1681, más otras 68 libras, 7 sueldos y 2 dineros por la prorrata de 1679. Estas sumas fueron anotadas directamente en los expedientes contables de la administración del Real Patrimonio de aquellos años, pues estos libros se confeccionaban bastantes años después de haber finalizado la administración. ARV, Maestre Racional, Cuentas del Administración, exp. 274 (1680), fol. 319 r. 89 Como sabemos, el salario como guarda de los leones había planteado sus dudas a los inspectores de cuentas del Real Patrimonio, de modo que, a partir del año 1683 dejó de abonarse definitivamente. ARV, Maestre Racional, Cuentas del Administración, exp. 277 (1683). 90 Con la excepción de algunos años, como, por ejemplo, 1684, en que d. luis, además de sus salarios y complementos, recibió 280 libras más por atrasos debidos a su tío de los ejercicios correspondientes a 1674 y 1675, y también adeudados a él mismo del ejercicio anterior de 1683. ARV, Maestre Racional, Cuentas de Administración, exp. 278 (1684), fols. 282 r-282 v. 91 Memorial del Conde de Peñalva (2-x-1708). ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. 318 Pablo Pérez García Pese a no haber obtenido una respuesta positiva a sus demandas de mayor calado, d. luis continuaba trabajando con ahínco e, incluso, se brindaba con gusto a realizar tareas que, en realidad, no le correspondían. Así sucedió el 3 de noviembre de 1684, cuando el Conde de Peñalva accedió a pagar de su propio bolsillo la limpieza de los 190 arcabuces completos, 100 horquillas y 70 picas que la diputación de la Generalidad había aceptado prestar al Alcaide para el lucimiento de un desfile que el tercio levantado por Valencia para asistir al Principado de Cataluña debía realizar el día 15 del mismo mes y año.92 El Conde, por supuesto, no sólo no desatendía sus deberes como anfitrión del Palacio Real, sino que de su proverbial celo siempre cabía esperar acciones, decisiones y sacrificios muy por encima del estricto cumplimiento del deber. Habiendo percibido d. luis que la Academia del Alcázar se hallaba en un punto de decaimiento cercano a la extinción, creyó oportuno celebrar su tercer aniversario de boda con la noble dª. Juana Manuela Mingot de Rocafull,93 organizando una de las más célebres y sonadas academias de la época: la Academia de la Condesa de Peñalva (Palacio Real de Valencia, 5-II-1685).94 En ella, además de notables alcazaristas como el Conde de Cervellón, el Conde de Casal, d. Vicente Carroz, d. Vicente falcó, d. Vicente del olmo o d. Marco Antonio ortí y Mayor, intervinieron algunos otros destacados personajes como el Conde de la Alcudia, d. Andrés M. Crespí de Valldaura, d. luis Escrivá y d. Pedro Pardo de la Casta.95 también participó el dr. Manuel Vidal Salvador que, meses después, compondría el Memorial de la casa de los Juanes presentado al rey Carlos II en 1687. El propio Conde de Peñalva no quiso desperdiciar la ocasión y –además de firmar el introito en prosa de la academia– se atrevió con una composición en verso en honor de su esposa.96 Pero el esfuerzo de d. luis Juan de torres sirvió de bien poco. El Alcázar acabó desintegrándose y, aunque su recuerdo permanecería en la memoria de la elite intelectual valenciana hasta bien entrado en siglo xVIII, lo cierto es que la crisis de aquella singular manifestación de cultura cortesana tardo-barroca debió afectar al Conde de Peñalva y a sus expectativas de ascenso social, mucho más de lo que, en principio, cabría suponer. Buena prueba de ello son los problemas económicos que d. luis comenzó a tener a partir de 1686. la mayor parte de sus salarios y complementos retributi- 92 ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.233 (1684) f. s/n. las capitulaciones matrimoniales entre dª. Juana Manuela y d. luis se firmaron en Alicante, ante Cipriano Campo, el 4 de febrero de 1682. Vidal, Memorial, pág. 21 v. 94 Mas, Justas, págs. 544 y ss. 95 Mas, Justas, pág. 545. 96 Mas, Justas, págs. 550-552. 93 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 319 vos como alcaide tuvo que ser destinada entonces al pago de un pequeño grupo de conspicuos acreedores: Claudio Bonavida, Cipriano Castro, Melchor Mardines, Mateo Martínez y Vicente tormos.97 dEClIVE dE unA InStItuCIÓn y oCASo dE un ofICIAl: El AlCAIdIAdo dEl CondE dE PEñAlVA EntRE loS fuERoS y lA nuEVA PlAntA (1686-1718) de sus intentos por resucitar al moribundo Alcázar –y de algunos otros negocios todavía menos afortunados– d. luis Juan de torres salió cargado de deudas y tal vez dispuesto a encarar con una mayor dosis de resignación la suerte que le había correspondido correr. tampoco su vida familiar le estaba proporcionado grandes alegrías. Su primogénito, d. Carlos José Juan de torres y Mingot, nacido en un momento indeterminado entre 1683 y 1687, era un niño muy delicado, enfermizo y probablemente afectado también por alguna minusvalía.98 Su hermano menor d. luis, alumbrado con posterioridad a 1687, tendría que ocuparse de cuidar al primogénito, de representarlo legalmente y de desempeñar sus cargos hereditarios hasta el final de sus días. El Conde de Peñalva hizo un penúltimo intento por conseguir el favor de la Corona el año 1687. Valiéndose de los servicios del dr. Manuel Vidal, presentó ante el Consejo de Aragón un ajustado y aparentemente bien documentado Memorial de la Casa de los Juanes, reivindicativo de las glorias de sus antepasados, pero –ante todo– concebido para propiciar nuevas mercedes y recompensas con que enjugar deudas y satisfacer anhelos de promoción. A juzgar por los lamentos del Conde de Peñalva ante los responsables de la recién creada Junta de obras y Bosques el año 1708, sus gestiones de 1687 debieron tener un resultado nulo. d. luis comprendió entonces que uno de los pocos caminos expeditos para el engrandecimiento de su patrimonio y condición social se hallaba en la Diputació del General. Así pues, solicitó –y obtuvo– permiso del rey Carlos II para poder concurrir a las elecciones de diputados de la Generalitat como miembro del estamento nobiliario mediante carta fechada en Madrid el 18 de diciembre de 1691.99 la posibilidad de participar en las deliberaciones del estamento militar o ser designado diputado de la Generalitat no sólo representaba gozar de gran influencia en 97 la serie Cuentas de Administración de la sección Maestre Racional del ARV llega hasta el año 1695. los expediente comprendidos entre 1685 y 1689 (281 a 286) permiten documentar la existencia de importantes deudas del Conde de Peñalva con sus acreedores, mientras que en los expedientes correspondientes a la etapa 1690-1695 (287 a 290) dejan de percibirse estas circunstancias. 98 Vidal, Memorial, pág. 22 r. 99 ARV, Real Cancillería, reg. 695, fol. 339 r. 320 Pablo Pérez García la sociedad valenciana de finales del siglo xVII y disponer –llegado el caso– de ingresos suplementarios, sino también estar en estrecho contacto con la elite social y el diletantismo intelectual tardo-barroco, pues no en vano los grandes ciclos de actividades académicas se habían desplazado hacia el Palacio de la diputación tras la desaparición del Alcázar.100 durante algún tiempo, el Conde de Peñalva sólo consiguió actuar como diputado subdelegado en representación del Marqués de Rafal. Su nombre aparece en las actas de los años 1692 y 1694.101 la suerte no le sonrió –de hecho– hasta después del fallecimiento del rey Carlos II y el final del parco luto oficial que siguió a la muerte del último soberano de la casa de Habsburgo.102 El domingo 26 de diciembre del año 1700 el Conde de Peñalva resultó elegido en el sorteo de diputados del brazo militar de la Generalitat para el trienio 1701-03,103 y la tarde del día 1 de enero de 1701 juró su nuevo cargo, pasando a tomar posesión del mismo.104 d. luis Juan de torres y d. Baltasar Escrivá de Ixar, conde de la Alcudia, electos –respectivamente– como diputado y contador de la Generalitat para la etapa 1701 a 1703, debieron asistir, el día 18 de febrero de 1701, a la entrada en Madrid del rey felipe V de Borbón. Al día siguiente, 19 de febrero, ambos presentaron una petición ante la Generalitat para que se les abonasen las porciones ya satisfechas a los restantes oficiales de la diputación por las luminarias celebradas en Valencia con tal motivo la noche del pasado 5 de febrero.105 Entre otros cometidos, el Conde de Peñalva tuvo a su cargo la custodia del polvorín de la Generalitat –ubicado en la torre de la iglesia de Santa Catalina de Valencia– a lo largo de su gestión como diputado.106 durante sus frecuentes ausencias de la ciudad, el Conde era substituido por d. Vicente Roca. Roca fue diputado subdelegado no sólo en 1702, sino también en 1703.107 En aquellos momentos, Peñalva debía hallarse ya fuera de Valencia. 100 Mas, Justas, págs. 197-198. ARV, Generalitat, Provisions. reg. 3.248 (1692), fol. s/n y reg. 3.252 (1694), fol. 52 r. de la gestión del Conde de Peñalva al frente del Real durante aquellas fechas hemos localizado alguna noticia de interés, como su intervención directa en la compra, por 34 libras, de toda una serie de árboles procedentes de daroca que el mercader Manuel Burguet trajo a Valencia para substituir a los que se habían secado en los jardines de Palacio durante las heladas del invierno de 1698 a 1699. ARV, Bailía, libro 315 (1699), fol. 539 r. 102 El Conde de Peñalva, en su calidad de alcaide del Palacio Real de Valencia, fue uno de los receptores de la carta oficial de la reina Mariana de neoburgo (3-xI-1700) en la que se comunicaba el fallecimiento de Carlos II. Carme Pérez Aparicio, Canvi dinàstic i Guerra de Successió. La fi del Regne de València, Valencia, 2008, t. I, pág. 169. 103 ARV, Real Cancillería, reg. 669, fol. 316 r. 104 José Vicente ortí y Mayor. Diario (1700-1715). Valencia, 2007, pág. 74. 105 la suma a satisfacer se elevaba a 10 libras en el caso de Peñalva y a 5 libras en el caso de Alcudia. ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.266 (1701), fols. s/n. 106 ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.266 (1701), fols. s/n. 107 ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.268 (1702), fols. s/n. 101 El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 321 de hecho, fue su subalcaide, Juan Gabriel Gómez, el encargado de firmar, en representación del Conde, todos los documentos expedidos a lo largo del año 1703.108 Así las cosas, las necesidades de dinero líquido de d. luis se incrementaron de forma perentoria. Su procurador, Agustín Queyto, presentó ante la diputación de Valencia el día 11 de mayo de 1703 una solicitud para que le fueran quitados a d. luis 4 censales por valor de 551 libras y 15 sueldos, mostrándose dispuesto a renunciar a cambio a las pensiones no satisfechas de los años 1702 y 1703 y a la pérdida de un 2 % del valor del principal. El acto de quitamiento se firmó el día 1 de junio de 1703 y fue notificado a Peñalva al día siguiente.109 la inequívoca fidelidad borbónica de d. luis Juan de torres durante el conflicto sucesorio lo mantuvo fuera de la capital del Reino hasta meses después de la batalla de Almansa. A finales del año 1706, su nombre –que no había sido eliminado de los listados de la diputación por el gobierno austracista– apareció entre los electos para el desempeño del cargo de contador durante el trienio 1707-09. Aunque continuaba lejos de Valencia, Peñalva no dudó en escribir una carta a la Generalitat notificando que delegaba provisionalmente sus funciones en manos de d. José de Ceverio y Cardona, conde de Villafranqueza.110 las primeras decisiones políticas adoptadas por el rey felipe V después de la victoria de Almansa iban a afectar de lleno al Conde de Peñalva. un real decreto firmado en Madrid el 25 de mayo de 1708 establecía la creación de la Real Junta de obras y Bosques, que –desde entonces– centralizaría la administración de los palacios y reales sitios de la Corona en toda España. El contenido de esta disposición fue notificado a d. luis el 2 de junio de 1708.111 Pocos días después, dos reales cédulas firmadas el mismo 9 de junio señalaban una merced extraordinaria de 1.000 libras para la reparación de los desperfectos causados en el Real durante la etapa austriaca y otra de 1.500 libras anuales para las fiestas religiosas que todos los años se celebraban en las capillas alta y baja de palacio, así como para el abono de salarios.112 una suma y otra debían consignarse contra los bienes confiscados a los vasallos “desleales” que habían apoyado al archiduque Carlos. Esta circunstancia puso forzosamente en relación al Conde de Peñalva y al juez de confiscaciones Melchor Rafael de Macanaz, pues este último tenía a su cargo no sólo la entrega del dinero y de las rentas ordenadas por el Rey, sino también la dotación de materiales para la reparación y –en su caso– la mejora y enriquecimiento del Palacio Real. Aunque las relaciones entre estos dos oficiales no parece que fueran demasiado cordiales –según 108 109 110 111 112 ARV, Bailía, libro 316 (1703), fols. 430 y ss. ARV, Generalitat, Provisions, reg. 3.268 (1702), fols. s/n. Pérez Aparicio, Canvi dinàstic, págs. 539 y 541. Cueco, El Real de Valencia, págs. 107 y 197. ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. 322 Pablo Pérez García se desprende de las quejas que ambos manifestaron acerca de la actitud del otro– juntos tuvieron que colaborar muy intensa y estrechamente durante la segunda mitad del año 1708 para conseguir restablecer la normalidad dentro del Real.113 El día 29 de agosto de 1708, el Conde de Peñalva recibió una notificación de la Real Junta de obras y Bosques en la que se le ordenaba fijar carteles por toda Valencia comunicando la vacante de la capellanía mayor del Palacio Real y convocando a los pretendientes para que presentasen sus memoriales a la Secretaría Mayor de la propia Junta. d. luis vio entonces una ventana abierta para sus antiguas aspiraciones y, el día 4 de septiembre, escribió una carta al Secretario de obras y Bosques en la que afirmaba asistirle el derecho de proponer –entre otros empleos palatinos– candidatos a las capellanías vacantes y de informar sobre los mismos, no ya en virtud de sus abolidas atribuciones forales, sino como consecuencia de “los honores y autoridad en q[ue] los Alcaydes se hallan con la nueba agregación q[ue] el Rey (d[io]s le g[uar]de) [h]a sido servido resoluer”.114 la contestación del secretario de la Junta, d. Miguel José de San Juan y Guevara, no tardó en llegar. En ella se exigía al Alcaide que cumpliera con la orden de publicitar la vacante por toda Valencia, añadiéndose que se habían recibido ya la preceptivas cédulas del Presidente de la Chancillería para la manutención y los reparos del Palacio Real de Valencia. la contundente respuesta no amedrentó al Conde. En una nueva carta dirigida a d. Miguel J. de San Juan el día 11 de septiembre, d. luis relataba que, dos días después de haber mandado que se fijaran carteles, había sabido de la existencia de un gran malestar por “ciertos inconvenientes” (sic) nacidos del procedimiento empleado. Peñalva expuso el caso ante el dr. tomás lleonart Esteve y Casanova, uno de los letrados más prestigiosos de la ciudad y asesor eventual del alcaide en pleitos y dependencias de semejante naturaleza. Siguiendo el dictamen del jurisconsulto, el Alcaide ordenó retirar los carteles, aunque privadamente prosiguió notificando la vacante entre los eclesiásticos valencianos. d. luis finalizaba su misiva proclamando que, en su deseo de proveer los empleos vacantes del Real, no le movía interés personal alguno, sino sencillamente “no quedar desairado si se le priva[ba] de esta potestad que antes habían tenido los alcaides, después de haberle confirmado S.M. en esta alcaidía”.115 El informe del dr. lleonart (7-Ix-1708) se ha conservado. El texto demuestra que los inconvenientes aducidos por Peñalva no formaban parte de una estrategia dilatoria, sino que –por el contrario– poseían un fundamento legal muy consistente. la capellanía mayor de palacio se hallaba, en efecto, 113 114 115 ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 323 vacante, pero no por el fallecimiento del pavorde Gaspar tahuenga –muerto “durante las turbaciones de la ciudad”– sino por la promoción a canónigo de la catedral del dr. José Mestre. Mestre había sido designado capellán mayor por el virrey austracista Conde de la Corzana, una circunstancia que, por sí misma, invalidaba su nombramiento. Pero había sucedido, además, que tanto Mestre como su inmediato sucesor, el dr. Antonio Manuel de Salafranca –designado directamente por el archiduque Carlos de Habsburgo– habían solicitado y obtenido la colación del arzobispo (7-III-1707), de modo que la injerencia del ordinario –resulta fácil deducirlo– había superpuesto una ilegalidad sobre una ilegitimidad. Así pues, antes de proveerse la capellanía mayor era necesario revocar la que fue nula de derecho, para lo cual se necesitaba una declaración expresa de la autoridad civil y otra de la autoridad eclesiástica. A continuación –proseguía lleonart– debía presentarse al Rey una terna de doctores en teología o Cánones según preveía la bula pontificia de erección de la capellanía mayor. una vez entregados los despachos y electo uno de los candidatos, este debía presentarse ante la Curia eclesiástica y, por su propio interés, solicitar la declaración de nulidad del nombramiento del dr. Salafranca. la mayor dificultad –opinaba lleonart– no era esta precisamente. El problema más grave estribaba en determinar quién debía efectuar la consulta de la plaza. Estaba claro que, desde el año 1662, habían venido haciéndolo los virreyes. Pero bajo el nuevo orden político tal vez incumbiera la decisión a los presidentes de la Chancillería de Valencia. Con todo, también podría objetarse que, habiéndosele comunicado plena autoridad política dentro del Real, tocaba al gobernador de la plaza decidir en última instancia. lleonart concluía que –en su opinión– correspondía al alcaide d. luis Juan de torres realizar la consulta “por habérsele comunicado a él toda la jurisdicción en lo tocante a Palacio que antes no tenía y [...] parece que es de la incumbencia y punto del alcaide consultar a S.M., así en esta capellanía como en las demás que en adelante vacaren”.116 Aunque no podemos afirmarlo con rotundidad, es probable que el dictamen del dr. lleonart acabara en la papelera de la Real Junta de obras y Bosques. todavía se hallaba caliente el enojoso asunto de la capellanía mayor, cuando el Conde de Peñalva se veía obligado a elevar un nuevo memorial (2-x-1708) a la Secretaría de la Real Junta comunicando el fallecimiento del subalcaide Juan Gabriel Gómez. lamentaba Peñalva en él que, tras las reformas jurisdiccionales y administrativas introducidas por el nuevo régimen, los trabajos de la alcaidía se hubieran incrementado notablemente. Mientras los fueros estuvieron vigentes, un importante elenco de oficiales reales había colaborado con el alcaide y facilitado su tarea, ocupándose del 116 ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. El subrayado es nuestro. 324 Pablo Pérez García expediente de los aspectos más rutinarios y técnicos. tras la nueva Planta, el alcaidiado había pasado a depender directamente del Real y su Real Junta de obras y Bosques, viéndose privado del apoyo logístico de antaño. Hasta 1707, el Maestre Racional y sus coadjutores, el Receptor de la Bailía y la Junta Patrimonial del Reino habían mediado entre el alcaide, como superintendente palatino, y su miríada de pequeñas obligaciones, encargándose de la inspección cotidiana de las obras y reparaciones, el abono de los salarios del servicio y –en general– de la satisfacción de los gastos ordinarios y extraordinarios de palacio. dicho de otro modo: antaño el alcaide sólo había propuesto obras y firmado certificaciones; ahora debía ejercer una vigilancia permanente sobre los asuntos más nimios y, además, registrar los gastos y pagarlos. no debe extrañar, pues, que Peñalva reclamase desesperadamente nuevas y mayores dotaciones económicas para poder designar un «sujeto de aptitud y confianza» al frente del subalcaidiado.117 la situación en el Palacio Real de Valencia no estuvo normalizada hasta finales del año 1708. Sendas reales cartas firmadas en Madrid el día 16 de diciembre contribuyeron a ello. la primera declaraba «fiel vasallo» a d. luis Juan de torres y confirmaba el carácter hereditario de su empleo, ordenando a los capitanes generales, comandantes y corregidores guardar las prerrogativas y preeminencias del alcaidiado.118 la segunda confería a Peñalva la misma autoridad que los restantes alcaides ejercían en los palacios, alcázares y reales sitios, así como el conocimiento privativo en primera instancia de las causas civiles y criminales de los sirvientes y criados del Real. tales procesos debían fallarse con asistencia de un asesor letrado y sólo podrían ser apelados ante la Real Junta de obras y Bosques.119 Más allá del abundante cruce de correspondencia entre el Conde de Peñalva y el Secretario de la Junta de obras y Bosques a propósito de los importantes cambios jurisdiccionales operados en la administración de los reales sitios, apenas poseemos información sobre los últimos años de la vida de d. luis Juan de torres. En 1714 se produjo una doble coincidencia. las lluvias torrenciales de aquel año habían arruinado el llamado Salón de los Alabarderos donde el año 1690 había tenido lugar la representación de la comedia mitológico-amorosa La fiera, el rayo y la piedra de Calderón de la Barca. Por otra parte, se había anunciado el paso por Valencia de la reina Isabel de farnesio de camino hacia la Corte. los preparativos, pues, no se hicieron esperar. El superintendente Rodrigo Caballero y llanes, el alcaide Juan de torres, el matemático y arquitecto P. tomás Vicente tosca y el maestro de obras Rafael Martí reconocieron el palacio, la Sala de los Alabarderos, las habitaciones del Conde de Peñalva, la escalera que conducía desde 117 118 119 ARV, Bailía, papeles sin catalogar, caja 85, págs. s/n. ARV, Bailía, cartas y privilegios, libro 1.218, fols. 508 r a 509 r. ARV, Bailía, cartas y privilegios, libro 1.218, fols. 509 r a 510 v. El Conde de Peñalva y la Real Alcaidía valenciana 325 las mismas hasta la cocina, la capilla mayor, la fachada de palacio y los jardines.120 Aunque la visita de la Reina no se produjo finalmente, el enfrentamiento entre Peñalva y Rodrigo Caballero resultó inevitable. d. luis se quejó de casi todo. no acaba de estar de acuerdo con la adjudicación de las obras a Rafael Martí. lamentaba que los atrasos en el pago de las 1.500 libras anuales no le permitieran disponer de las 3.000 libras que se precisaban para el conjunto del proyecto. Se quejaba de la actitud obstruccionista y las injerencias del superintendente, sobre todo en lo tocante a las obras de la fachada. Por último, tras haber visto crecer día a día los gastos, puso el grito en el cielo cuando comprobó que el precio –400 libras– de la obra contratada inicialmente con Martí se había decuplicado a su finalización.121 la progresiva marginación institucional y los disgustos personales jalonaron los 3 últimos años de la vida de d. luis. En 1715 las obligaciones del Conde de Peñalva en materia de obras reales pasaron a depender directamente de la autoridad de Rodrigo Caballero. Como consecuencia de ello, el salario del alcaide padeció una merma importante, pasando a quedar fijado en un montante de 240 pesos. lejos de ser revisada, esta situación quedó definitivamente consolidada en 1717, cuando la responsabilidad última en materia de obras en el Real pasó a manos de los intendentes en detrimento de las tradicionales atribuciones de los alcaides.122 d. luis Juan de torres falleció en 1718 a los 60 años de edad. Según preveían los reales privilegios de 1708, su hijo d. Carlos José –siempre representado por su hermano luis– pasó a ostentar el título de Peñalva y el alcaidiado. Aunque fueron ellos quienes recibieron al rey felipe V en su visita a Valencia en 1719, lo cierto es que los hermanos Juan de torres se vieron postergados ante las iniciativas palatinas y cortesanas desplegadas por el Príncipe de Campoflorido.123 Reggio Branciforte no sólo condenó al ostracismo a los hermanos Juan de torres. llegado el momento no vaciló en encarcelar al menor, d. luis, que se había opuesto a que un escribano del Alcalde Mayor entrase en palacio a notificar un auto a uno de sus criados (22-xII-1722).124 Pero esta ya es otra historia. 120 luis Arciniega García, “Construcciones, usos y visiones del Palacio del Real bajo los Borbones”, Archivo de Arte Valenciano, lxxxVI (2005), págs. 23-25. 121 Cueco, El Real, págs. 204-206. Arciniega, “Construcciones”, pág. 27. 122 Arciniega, “Construcciones”, págs. 29 (nota 34)-30. 123 Arciniega, “Construcciones”, págs. 31-32. Asimismo, Andrea Bombi, “la música en las festividades del Palacio Real de Valencia en el siglo xVIII”, Revista de Musicología, xVIII-1/2 (1995), págs. 175-228. 124 Cueco, El Real, págs. 200-201. ∞ ∞ ∞ ∞ ∞ ∞ ∞