PRONUNCIAMIENTO El CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ (CONEP), a la luz de los principios cristianos de “Por tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación” (Ro.14:19) y “Dichosos los que trabajan por la paz” (Mt. 5:9), frente a la grave situación derivada de un enfrentamiento violento entre pobladores y las fuerzas policiales y militares en Celendín, se dirige a las autoridades nacionales, a las autoridades de la región de Cajamarca y a la opinión pública en general, para manifestar lo siguiente: 1. Condena severamente los hechos de violencia generados por las partes en conflicto y lamenta la pérdida de vidas humanas, el saldo de heridos y la destrucción de la propiedad pública y privada. Estos hechos deben ser investigados con diligencia y sancionados de acuerdo a ley y como corresponde los que resulten responsables de ello. 2. Expresa sus condolencias y solidaridad con las familias de las víctimas de los actos violentos que bien pudieron evitarse, si hubiera primado la sensatez y el diálogo entre las partes. El hecho es que este saldo doloroso, ha enlutado y entristecido no sólo a la familia cajamarquina, sino al Perú entero. 3. Deplora que de parte del gobierno nacional haya un accionar incoherente en su abordaje de los conflictos sociales y que sólo acepte dialogar con aquellos que estén de acuerdo con su propuesta. 4. Invoca a que se redoble los esfuerzos para prevenir y resolver la conflictividad social a través de un diálogo transparente, respetuoso y constructivo, que ayude a colocar los cimientos de un verdadero desarrollo sostenible y con inclusión social. Invoca, por tanto, a las partes a respetar la dignidad y los derechos de todas las personas sin excepción y a deponer el uso de la violencia como mecanismo de solución del conflicto. 5. Convoca a la comunidad cristiana, en general, y evangélica, en particular, a unirse en oración y ruego a Dios por el país, para que la calma retorne a Cajamarca, que las autoridades responsables dejen la intransigencia y dialoguen respetuosamente, en busca de soluciones consensuadas y no impuestas bajo la lógica de la violencia. Oremos a Dios para que la justicia no sea sólo un discurso, sino parte de la experiencia cotidiana de la población en concordancia con el mandato bíblico de: “El que quiera amar la vida…que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga” (Sal. 34:14). Lima, 05 de julio del 2012 El Consejo Directivo