Los productores rurales, mal orientados, siguen buscando seudosoluciones en las instituciones inadecuadas, que no tienen la atribución ni la idoneidad técnica para solucionar sus problemas a través de la eficiencia. Prueba de ello es que los agricultores siguen llenando formatos para convocatorias de subsidios o prestándose como patrimonio político de diputados, senadores, líderes, candidatos, etc., en vez de exigir soluciones de fondo en las instituciones que tienen la atribución legal y con la capacidad técnicooperativa para proporcionarles los conocimientos de la ciencia, de la tecnología, incluso de la teoría y práctica empresarial (el Colegio de Postgraduados ofrece un diplomado de Agronegocios, por ejemplo). Conocimientos, no necesariamente complejos ni sofisticados, a través de los cuales ellos mismos puedan reemplazar la humillación de la dependencia por la dignidad de la emancipación. Por citar un ejemplo, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) diseña tecnologías “llave en mano” donde a partir de profundos conocimientos científicos, ofrece opciones prácticas y de inmediata aplicación. Polan Lacki recomienda que los agricultores cambien radicalmente sus actitudes y consignas, en vez de seguir creyendo en las demagógicas “macrodecisiones políticas de apoyo al agro” y asuman pacífica pero categóricamente que las instituciones creadas para su apoyo adopten medidas simples pero “extraordinariamente bien ejecutadas”. Asimismo, según el especialista, en las facultades de ciencias agrarias se debe exigir: lQue se “desurbanicen” y se “ruralicen” con el claro objetivo de que, profesores y estudiantes, tengan mayor vivencia y convivencia con la realidad agrícola y rural, de modo que la formación de los egresados sea más contextualizada, realista y pragmática; y con ello responda a las reales necesidades de los empleadores y de los agricultores; lQue enseñen a los estudiantes a corregir las ineficiencias y a solucionar los problemas, practicando sobre todo en los mercados rurales; y no apenas teorizando en los laboratorios, en las aulas y en la simulación de las computadoras; lQue ofrezcan una enseñanza que, además de proporcionar una sólida formación técnica, enfatice el desarrollo de las habilidades y aptitudes de los estudiantes para que aprendan a ejecutar de manera correcta y eficiente las prácticas agrícolas. El desarrollo de dichas habilidades y aptitudes requiere que las facultades prioricen el “método de enseñar y aprender haciendo”; y que lo hagan directamente en el campo; lQue los profesores ponderen que, en la actualidad mucho más que en el pasado reciente, una agricultura rentable y competitiva tiene que estar fundamentada en la correcta formulación y aplicación de soluciones basadas en conocimientos agronómicos tanto como de administración rural. 73