ETAPA Nº 7: PEDROUZO – SANTIAGO DE COMPOSTELA. Parece mentira, pero ya han pasado siete meses desde que una mañana fría de enero, en O Cebreiro, empezamos a caminar este tramo Gallego del Camino de Santiago, a la vez ilusionados y con serias dudas de si seriamos capaces de acabarlo. Y si, finalmente hemos podido, mes a mes, ir completando las etapas de este singular viaje, interior dicen algunos, y que no sin cierto esfuerzo nos han acabado llevando a la Plaza do Obradoiro, frente a la Catedral de Santiago de Compostela, final de esta peregrinación. Como en cada una de las etapas anteriores, a las 7:30 nos encontramos todos en la estación de autobuses de Burela, dispuestos a iniciar viaje, un poco especial, en este caso, por tratarse de la última etapa. Unos veinte kilómetros nos quedaban para completar el último tramo del camino, entre Pedrouzo y Santiago. Con las mochilas perfectamente guardadas en el maletero y todos sentados cómodamente en los autobuses, salimos con dirección a Pedrouzo, donde llegamos a eso de la 10 de la mañana, una hora perfecta para empezar la etapa donde la habíamos dejado el mes pasado. Tras la foto de rigor, salimos del pueblo pasando por cerca de las pistas deportivas y el colegio, tomando una pista de tierra que nos internaba en un pequeño bosque de eucaliptos. El frescor de la mañana saca de estos árboles ese inconfundible aroma que parece abrirnos los pulmones mientras comenzamos a entrar en calor en estos primeros tramos de la etapa. La primera población que nos encontramos a poco más de un kilómetro es San Antón, tras la cual volvemos a caminar a la sombra de eucaliptos y carballos hasta llegar al siguiente poblado, Amenal. De momento el camino no nos fatiga, la buena temperatura ambiente y la suave topografía del sendero facilitan el paseo. Un poco más adelante cruzamos el río Brandelos y la N-547, por un paso inferior, aquí el camino se empina un poco hasta llegar a Cimadevila. El nombre del pueblo da idea de su ubicación en alto, estamos en el Km. 4 de nuestro recorrido. La subida continua, aunque con menos pendiente, hasta encontrarnos con el cartel que nos informa que entramos en el Municipio de Santiago. Enseguida vemos a nuestra izquierda el perímetro vallado del Aeropuerto de Santiago, más conocido como Aeropuerto de Lavacolla, con sus varias hileras de balizas y equipamientos de ayuda a la navegación. Ya va quedando menos. Tras cruzar una carretera local entramos en San Paio, aldea de la parroquia de Sabugueira, estamos casi en el Km. 8 de nuestro recorrido. A la salida de esta población afrontamos un breve repecho por pista asfaltada para posteriormente descender atravesando los núcleos de. A Esquipa y Lavacolla. Seguimos el camino cruzando la N-634a y cogemos el desvío a Villamaior. Poco más adelante cruzamos el río Sionlla, también conocido como arroyo de Lavacolla, donde la tradición dice que los peregrinos se despojaban de sus sucios ropajes con el polvo del Camino y se lavaban para estar un poco mas presentables en su próxima visita al Apóstol. Finalmente una pista asfaltada cuesta arriba nos lleva hasta el esperado Monte do Gozo, donde algunos compañeros ya nos esperaban con ricas viandas extendidas sobre varias mesas y abundantes bebidas para apagar la sed del Camino. Serian en torno a las 13:30, cuando llegamos, hora ideal para alegrar la garganta con un poco de liquido fresquito y prepararnos para dar buena cuenta de las empanadas, el queso, el lacón y otras exquisiteces que ya estaban listas para ser consumidas. En las dos horas siguientes tuvimos tiempo de sobra para llenar los estómagos y compartir anécdotas y recuerdos de las etapas anteriores. Incluso algunos sacamos un ratillo para disfrutar de una improvisada siesta con la mochila como almohada. Tras este merecido descanso, nos ponemos de nuevo en marcha. Ya se divisaba a lo lejos la catedral y toda la ciudad de Santiago. Escasos cinco kilómetros y habremos ganado el Jubileo. Retomamos el Camino, tras bajar una larga rampa y algunas escaleras, salvamos por un puente la autovía y las vías y seguimos de frente por la rúa San Lázaro, donde se encuentra la bonita iglesia que le da su nombre, el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia y el albergue de peregrinos, también del mismo nombre. Enlazamos con la rúa do Valiño y continuamos de frente por la rúa das Fontiñas y rúa dos Concheiros. Seguimos por este tramo urbano del Camino, ya dentro de la ciudad de Santiago, hasta entrar en el casco histórico por la rúa das Casas Reais. Pasamos bajo el Arco del Palacio por un pasadizo, sitio habitual donde tocan sus instrumentos los músicos callejeros, para acceder, finalmente, a la Plaza do Obradoiro, Hemos llegado a nuestro destino. Que decir de este momento, aunque suene un poco manido, hay que decirlo: la emoción nos embarga a todos. El Camino, se haga por motivos religiosos o simplemente lúdicos, tiene una magia que no se puede explicar, pero que se siente, y esta se hace máxima al llegar a esta plaza llena de peregrinos compartiendo la misma sensación. Una experiencia inolvidable. Seguro que repetimos, y esta vez nos lo hacemos entero desde Roncesvalles. BUEN CAMINO PARA TODOS… ALBERTO COLINO FERNÁNDEZ