3 Desde la cárcel... desde mi Libertad “No es libre quien anda suelto ni es libre quien no est{ en prisión” Alberto José Varela 5 La experiencia de un preso que se atreve a escribir libremente acerca de la esclavitud en sus manifestaciones cotidianas para encontrar las claves de la libertad (4ª Edición Octubre 2015) “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Titulo del original: DESDE LA CÁRCEL<DESDE MI LIBERTAD El material de este libro ha sido escrito por Alberto Varela desde dos cárceles españolas; una parte fue escrita desde la cárcel de Soto del Real (Centro Penitenciario Madrid IV) a mano y en cuadernos, desde diciembre del 2008 a febrero del 2009 y fue transcrita por Katia Kaiser; la otra parte fue escrita directamente por Alberto Varela en los ordenadores de la Radio Activa en la cárcel de Valdemoro (Centro Penitenciario Madrid III) entre junio de 2009 y febrero de 2010, en donde además se realizó la maquetación y el diseño gráfico. © Paula Carmona y Alberto Varela © noviembre 2009 | © mayo 2010 | © octubre 2011 | © Octubre 2015 Cañada del Barco Viejo 25, C.P. 28180 – Fuente el Saz de Jarama - Madrid - España Tel.: +34 916201602 Móvil +34 638 122 645 Mail: albertovarelaes@yahoo.es I.S.B.N.: 978-84-8352-240-0 Correcciòn de textos de la presente edición: Wilma Robino Edita: Mandala Ediciones. C/ Treviño 9, 28045 Madrid (España) +34914678528 Imprime: Reprografía Malpe, S.A. Diseño gráfico y maquetación: Alberto Varela albertovarelaes@yahoo.es Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (art.270 y siguientes del Código Penal) 7 Agradecimiento Antes de comenzar este libro, siento en mi corazón decir la palabra mágica GRACIAS. Para mí la gratitud es devoción; esa sensación indescriptible de sentirse superado por la Vida, ante la que me doblego con respeto y reverencia. Decir GRACIAS a todos los que han participado en mi proceso de sanación y evolución de mi conciencia. Policías, fiscales, jueces, denunciantes, amigos, enemigos, familiares, funcionarios y compañeros de prisión: GRACIAS ¡HA SIDO PERFECTO TODO LO QUE HABÉIS HECHO CONMIGO! Lo que está ocurriendo en mi vida a raíz de haber estado en la cárcel es asombroso. La sorpresa es indescriptible. Alberto José Varela “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela El origen de toda ciencia está en el deseo de conocer las causas. El origen de la sabiduría está en querer comprenderlo todo. La introspección es la ciencia de la sabiduría. 9 ‚Hace poco comprendí una lección que la vida me dio a través de Alberto Varela. El día que le robaron, en Bogotá, Colombia, y le quitaron todo su dinero, documentos, pasaje aéreo y otras tantas cosas valiosas, estaba tan sereno que sentí escalofríos. Imaginé que tendría un secreto, pero después de un tiempo lo comprendí. SENCILLAMENTE este hombre impredecible e inexplicable, de mirada profunda, coopera incondicionalmente con lo inevitable‛. Diana Lucy Bernal Sánchez Psicóloga y Psicoterapeuta Holística Septiembre 2005 “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela El auténtico secreto no está en saber pedir todo lo que se desea para poder conseguirlo, sino en no desear nada y recibirlo todo con gratitud. 11 Introducción Todo lo realmente importante que nos sucede en la vida, no puede expresarse con palabras. Porque cuando nos ocurre algo auténtico y significativo, se percibe en su real magnitud sólo dentro de nosotros mismos. Este es el primer libro que escribo desde la cárcel y con ello se abre un camino nuevo para mí. No me considero un escritor, sencillamente escribo, y para eso no necesito ser experto ni especialista en nada más que en mí mismo y en mi verdad. Me han sucedido muchas cosas “inexpresables” durante este año en prisión, aunque también me habían sucedido antes de entrar aquí, pero no con tanta intensidad. El hecho de querer contarlas supone en sí mismo un acto tal vez absurdo, por las limitaciones del lenguaje para expresar lo supremo, pero representa un maravilloso desafío, tanto para mí como para todo el que me lea, porque tendremos que encontrarnos a través de las palabras que aquí escribo. Estando aislado de la sociedad por estos muros, esta es la única manera que tengo de poner en libertad aquello que siento, como consecuencia de lo que estoy viviendo. Al escribir este libro, quisiera transmitir el significado de la palabra “Libertad” y compartir, a través de mi experiencia, lo que considero es “el sentido de la Vida”. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela No tengo planes, ni un proyecto fijo, este libro supone un impulso hacia la libertad, como un valor esencial, como el más elevado y el más importante de la vida. Y no sólo sugiero evitar cualquier expectativa, sino que además quisiera recordarte que todo movimiento que hagamos para liberarnos, debe estar acompañado de conciencia y responsabilidad. Conciencia es la capacidad de comprender objetiva y amorosamente la realidad, como testigos y no como parte involucrada. Es una visión elevada de todo lo que ocurre, tomando para ello la distancia necesaria. Responsabilidad es la capacidad de responder ante cada situación, sin prejuicios ni formas preestablecidas, con habilidad, de acuerdo al presente y no al pasado, sin rigidez sino con flexibilidad. No podría escribir acerca de la libertad sin experimentarla desde lo más profundo. Y aunque trate un tema infinito e ilimitado con palabras finitas y limitadas, confío en el poder de la conciencia, la mía y la tuya, y te animo a que lo leas mirando hacia dentro de ti. Porque este libro lo he escrito desde ese espacio eterno e infinito, desde ese lugar profundo y a la vez elevado de mí, que además reconozco en ti y en todo ser humano, es que siento que a través de él podremos construir un vínculo de unión y comunión. Este libro no es una recopilación de experiencias, ni un relato anecdótico, a modo de diario personal, sino más bien una entrega íntima de todo lo que he sentido en lo más profundo de mi ser en la situación que me ha tocado vivir. En él relato hechos y cuento algunos casos de reclusos, pero lo hago para desarrollar los complejos entramados del universo interior que he visto en mí, lo que debo 13 agradecer a este encierro, pues no me permitió escapar del desafío de dar el gran salto hacia mi interior. Cuento también en él muchas cosas de mi pasado y de mi vida, porque de pronto todo se entrelazó: la cárcel, los presos, mis sentimientos y emociones, mi historia y, sobre todo, mi conciencia. Comprendí cómo todo está relacionado con todo y entonces me liberé. Para mí ha sido un acto de entrega absoluta que me ha producido maravillosos efectos terapéuticos; una de las mejores autoterapias que he hecho en mi vida. Por eso confío en que pueda dar pistas útiles a los lectores de todas las edades y clases sociales, independientemente de la situación que ahora mismo les esté tocando vivir. Es sencillamente para todos, porque todo ser humano anhela la libertad. Y este es un encuentro de libertades; la mía y la tuya. Además de las cárceles de la vida, a algunos nos toca atravesar cárceles hechas de muros, pero ninguna cárcel, por más dura, fría o deplorable que sea, puede compararse con las cárceles de la vida misma. Elegí libremente escribir este libro, tal como tú has elegido leerlo. Disfrútalo como un acto emergente de tu libertad, haz lo que sientas con él, pero con conciencia, porque en ese acto y con esa actitud consciente, estarás consiguiendo algo muy importante para tu vida. No escribo para que la gente me lea o para que me comprenda, sino para que utilicen lo que leerán como una llave que les permita la comprensión de sí mismos, tal como yo lo he hecho. No te distraigas con mi personaje, yo me quito de en medio, pues no pretendo estorbar el paso del fluir de la conciencia. La escritura es sólo un nexo, un puente por el cual pasará algo de mí “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela hacia ti. Y, entonces, ya no será mío, pues tu forma de utilizarlo te pertenece. Un periodista que conocí en la cárcel me preguntó cómo definiría las más de 500 páginas escritas en casi un año de trabajo: “Como un tratado existencial acerca de todos los aromas que se pueden desprender a partir de uno solo hecho, y de toda la energía que se puede expandir por la comprensión de una sola cosa: la libertad. Si comprendemos la libertad, todo lo dem{s viene por añadidura‛. Todo individuo que se organice dentro de sí mismo para trabajar por su propia libertad, logrará un orden interno indestructible que le permitirá entrar en armonía con todos los seres. La libertad interior es la que nos permitirá realizarnos como seres humanos, pero la libertad no nos hará felices, simplemente nos devolverá a la esencia de lo que somos. No puedo describir exactamente cómo alcanzarla, pero intentaré describir mis primeros pasos en esa dirección, porque una vez que se llega a la liberación, es muy difícil hablar de ello. De acuerdo a mi experiencia, parece ser que la vida tiene que crear un caos exterior, una crisis, un desorden de valores, una ruptura, para que nos demos cuenta de que nos tenemos que meter dentro a poner orden, para crear armonía en nosotros mismos. Pero nadie quiere entrar y, en cambio, todos quieren salir. La vida nos envía tormentas, pero nos resistimos a entrar en el único refugio posible; nuestro ser interior. El buscador de la libertad busca fuera, de una y mil maneras pero, hasta que el buscador no fracase en todos sus intentos, no se dará cuenta de que está buscando en la dirección equivocada. “La vida tuvo que traerme a una prisión para alcanzar mi libertad” 15 Justicia desafiantemente injusta Cómo liberarnos de la esclavitud de un sistema caduco Estoy en prisión y soy inocente. Llevo diez meses tratando de demostrarlo. Las pruebas del laboratorio dicen que no pueden encontrar substancias ilegales en el Yajé o Ayahuasca, medicina chamánica que me incautaron en una casa de Las Rozas y con la que, bajo la supervisión de psicólogos y terapeutas, hacíamos terapias de purificación corporal y desbloqueo emocional. La policía comenzó a seguirme, creyendo que tenía una secta, e incluso llamaron a todos los clientes para ofrecerles asistencia psicológica para poder salir de la “secta de Varela”. Algunos se reían de todo eso y otros se molestaron mucho. Explicaban que nada les coaccionaba ni les obligaba a asistir a nuestros grupos, que lo hacían por voluntad propia, marchándose libremente cuando así lo decidían. Entonces la policía encontró otra manera de perseguirme: con la idea de que yo, supuestamente, utilizaba drogas en las terapias. Y, ante la presunción de delito, me metieron en la cárcel. Dijeron que me juzgarían, a no ser que demostrara que ese té, o infusión depurativa, no contiene sustancias prohibidas y, para ello, solicitaron análisis al laboratorio. Luego de tres meses, dijeron que algunos de los botes que tenía en mi poder contenían una sustancia prohibida, pero no se podía determinar el insignificante. porcentaje de pureza, pues la cantidad era “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Ante esa evidencia, el fiscal solicitó aclaración al laboratorio, que tardó otros tres meses en arrojar un nuevo informe, según el cual no se puede medir o cuantificar el nivel de DMT, como se le llama a esa substancia, pues se trata de una presencia ínfima, que no daña la salud y, por lo tanto, no penalizable. El fiscal, que actúa a sus anchas como si fuera Juez, dice ahora que hay que pedir otra analítica al Instituto Nacional de Toxicología, ignorando lo que afirma la Agencia Española del Medicamento, máxima autoridad en el análisis de substancias. Al parecer, el fiscal no quiere creer que no se puede determinar la pureza del DMT. Ya pasaron otros cuatro meses y aún no ha llegado esa tercera analítica, pues tardaron tres meses sólo en trasladar el Yajé de un laboratorio a otro. Los dueños del Yajé éramos mi socia y yo, y los dos estábamos presentes el día del arresto. Los dos fuimos al calabozo, los dos fuimos imputados, pero ella, que es española, fue liberada al día siguiente y en cambio a mí, argentino, me dejaron adentro. También en todos los informes bancarios consta que el dinero para comprar el Yajé lo puso mi socia y no yo, entonces, la pregunta es ¿por qué a ella la dejaron sólo unas horas en el calabozo? ¿Qué predisposición hay hacia los inmigrantes? Por algo se dice que la prisión española es un “gueto de extranjeros” y se le conoce también como “campo de concentración de inmigrantes”. Y aquí estoy, instalado en una enorme mesa de trabajo, llena de papeles, libros y diccionarios, frente a mi ordenador. Tengo este privilegio porque estoy en Radioactiva, una radio FM dentro de la cárcel, que tiene un alcance de 1 Km. para los 1700 presos de Valdemoro y los barrios cercanos. 17 Tengo a mi cargo el programa “Espacio Abierto”, un espacio de auto superación, en el que hablo de mi experiencia en prisión contrastada con mi realidad personal. Yo mismo selecciono también la música y colaboro además con contenidos para otros programas. Al lado mío trabaja el gallego Hermidas, que lleva aquí más de diez años y le encanta la gramática. Él tiene un programa de poesía y lectura y me asesora gramaticalmente para expresar lo que vivo y siento. En este momento me embarga una gran emoción; estoy escuchando una música que me envió mi amada Paula: “Océano”, “Brisa marina” y “Calma”. Caen lágrimas de gratitud, las saboreo y compruebo que saben ese océano poderoso que se mueve en completa libertad. Observo dentro de mí y veo que la misma energía que mueve todo el Universo está también ahí y que la puedo usar a partir de la decisión de superarme. Estoy haciendo lo que siempre quise pero no había tenido el tiempo para hacer. Aquí no tengo móvil ni llamadas ni internet, estoy en un estado de concentración total. Escribo en el ordenador alrededor de cinco horas diarias, y otras cinco escribo a mano o leo en mi celda. Otras tres horas las dedico a crear un juego para mis hijos: ‚El Juego de la Comprensión‛. Está compuesto por 999 tarjetas telefónicas, que yo mismo he revestido y pintado, y en cada una de ellas he escrito diferentes textos que arrojan luz y activan la conciencia. Es la herencia espiritual que quisiera entregarle al mayor de mis hijos, Elián, de 23 años, que ha venido a visitarme desde Brasil, donde ahora vive. El lunes 10 de Agosto festejé mi cumpleaños en prisión. Tenía noventa minutos de vis a vis en una salita donde sólo hay una mesa y algunas sillas. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Vino Paula, mi compañera, con nuestra hija Amelys de 1 año, Elián y Aneley de 19, dos de los tres hijos que tuve con Marisa. También estuvo Anahí, de 6 años, a quien tuve con Conchi. No hubo tarta ni velas, sólo miradas, palabras y risas. Ese día quise hacerles yo un regalo; les entregué un código de sugerencias de convivencia familiar que escribí para ellos y que decía: 1- Cuando hablan los menores, los mayores callan 2- Dialogamos para conocernos, no para tener la razón 3- No hay leyes ni normas, nos guía el amor 4- No hay nada que ocultar, pero todos tenemos derecho a mentir 5- Nada se juzga ni se critica, todo se acepta 6- Nadie manda a nadie, cada uno obedece a su corazón 7- Sólo creemos en que no hay nada en qué creer 8- No hay ninguna posibilidad de que nadie cometa algún error 9- Si alguien no pregunta no se le dará ninguna respuesta 10- Fluyamos; la espontaneidad está por encima de los planes 11- No intentes ser otro diferente al que eres; así eres perfecto 12- Aquí no hay ningún modelo a seguir ni ideal al que llegar 13- Cada uno que elija la religión que quiera o ninguna 14- No hay una manera fija de hacer las cosas, búscate la vida 15- Si estamos en alguna situación sin salida, riamos 16- Que cada uno se dé cuenta por sí mismo de cómo son las cosas 17- No dejemos de mirarnos hasta que nos comprendamos 18- Si se discute algo, los menores tienen la prioridad 19- En vez de controlar e investigar es preferible confiar 20- Cada día todo empieza desde cero, el pasado murió Anahí, que está aprendiendo a leer, dijo enseguida ‚yo las leo pap{‛ y fue precioso oírla. ‚Lo vamos a pegar en la pared de nuestra casa‛, dijeron todos mis hijos y Paula accedió a hacerlo por nuestra pequeña Amelys. 19 Y hablamos acerca de lo que significa ser libres y vivir sin muros. Ellos han mamado desde pequeños el impulso por esa libertad, cuya búsqueda siempre manifesté, y en la que a pesar de las resistencias naturales, sus respectivas madres también me apoyaron. Ahora comprobamos los beneficios de esa libertad con la que crecieron. Ellos viven en la misma sociedad de todos, no están al margen, pero saben por experiencia propia lo que es la libertad. Y no porque se la hayamos “dado”, sino porque hemos reconocido que la traen y les pertenece desde el nacimiento. El gran desafío como padres está en transmitirles con amor la responsabilidad de ser libres, y eso no es tarea fácil. Reconozco que hubo momentos complicados pero que valieron la pena. Ese día, les conté a mis hijos que estaba viviendo un momento maravilloso, que nunca había trabajado tanto y tan bien, que estoy aprendiendo y comprendiendo cosas impagables e inimaginables y que no puedo decir que la vida sea injusta conmigo. Que esté escribiendo este libro es sólo uno de los tantos beneficios que estoy obteniendo por estar en prisión. Por eso, muchas veces me pregunto cómo agradecer este favor que me han hecho. Porque aunque la justicia sea injusta, ha sido una auténtica bendición para mí. Yo tenía que estar aquí para hacer una serie de cambios fundamentales en mi vida. La vida tenía que entregarme algo de un valor infinito e incalculable, y para ello era necesario que viviera esta dura experiencia de la cárcel. Con ese propósito, le hizo creer a la policía que yo estaba cometiendo un delito contra la salud pública, para sanar aspectos de mí que no podían ser resueltos a través de ningún maestro, con ningún medicamento ni con ninguna terapia. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Y aquí estoy, en el mejor monasterio de meditación y con todos los gastos pagados. Bendito sea el fiscal, que me acusó de un presunto delito, apoyado por las presuntas pruebas de la bendita policía, y eso guió a una bendita jueza, indiferente e insensible, a dictar una milagrosa prisión preventiva, que me llevaría por unos meses a la cárcel, ya que (como parte del plan perfecto) no tendría el beneficio de la libertad provisional hasta el supuesto juicio. Policías, fiscal, juez, empleados del juzgado, todos pagados por el mismo gobierno que, aunque en crisis, no escatima en gastos por procesos judiciales sin ningún sentido. La coartada de la Vida fue perfecta, ya que usó incluso la incompetencia de mi primera bendita abogada, que después de pagarle €3000, nunca vino a verme para hablar de mi defensa, y la que, además, por su adicción al rechazo, antes de presentar los pedidos de libertad aseguraba que serían rechazados. Un magnífico plan de la Vida. Esclavo de la comprensión y la gratitud Cuando el 20 de diciembre entré al calabozo de la policía de Pozuelo de Alarcón, sólo sentía gratitud. No sabía por qué, pero intuía que todo era una conspiración de la Vida para llevarme a algún lugar en donde tenían que suceder cosas que no habrían podido darse en mi rutina normal. Ahora puedo comprobar los infinitos beneficios que he obtenido estando preso, y comprendo que no podía ser de otra manera. 21 La vida se encargó de traerme aquí, donde pudiera abrir todos mis sentidos y mi corazón, y predispusiera mi alma a lo desconocido, para aceptar desde mi ser más profundo todos los premios y los regalos que desde hace tiempo quería entregarme, pero que yo no estaba en condiciones de recibir. He sido premiado por la Vida y no castigado por la justicia. Por eso afirmo que aunque la justicia sea injusta, la Vida no lo es. Y aunque a veces pensemos lo contrario, por lo que nos envía, sólo son interpretaciones parciales. Si la justicia puede llegar a cometer injusticias entonces una injusticia puede llegar a producir justicia. La Gracia es pura compasión rebosante de abundancia, que nos llega a través de la Vida tal como nos viene dada. Empieza por lo insignificante, pero acaba en la abundancia. Las pequeñas cosas esconden las claves para alcanzar la grandeza. Por más que nos suceda lo peor, como carencias, accidentes, enfermedades, muerte, injusticia, sufrimiento o prisión, no hay nada que no pueda ser asimilado por el Amor, acogido por el corazón e integrado por la conciencia. Cuando nos resistimos a recibir y a aceptar la dosis de Gracia que nos ha tocado, la Vida tiene que actuar. ¿Que no quieres recibir lo que es para ti? dice la Vida “entonces ahí va!‛ Si nos resistimos a recibir lo que es para nosotros, la Vida tiene que crear todo tipo de situaciones para hacer su entrega. Y esto para mí es un acorralamiento, un jaque al rey; tengo que responder a la Vida con un SI o con un NO, no tengo escapatoria. No puedo decir que no es el momento o que no tengo tiempo ni que estoy muy ocupado. No tengo excusa ni justificación. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Decir “sí” es aceptarlo. ¿Pero se puede aceptar una desgracia o una injusticia? Lógicamente que no, pero se puede redefinir el hecho, aceptarlo como algo que nos tenía que suceder, sin sentirlo como una “desgracia” porque, de lo contrario, nos convertimos en víctimas y al identificarnos con las desgracias luego no paran de suceder. Toda víctima es susceptible de ser perseguida por las desgracias. Todo mi pasado, con todos los hechos dolorosos que viví, no lo siento como una cárcel que me atrapa, sino como una preparación, como una apertura; la creación de una receptividad para predisponerme a aceptar todo lo que la Gracia Divina ha destinado para mí. La Vida es como una prensa que nos pone a prueba. Si nos negamos a esa presión, no pueden salir de nosotros las riquezas que tenemos escondidas. Me siento rico, mis tesoros rebosan, soy digno, me lo merecía, y al aceptar todos los regalos de la Vida, me abro a mi propio destino. Todo lo recibido en estos meses quisiera compartirlo, devolverlo a la Vida entregándolo a todos los presos del mundo y de la sociedad. He sido bendecido y sólo puedo bendecir. Si la Gracia me lo ha dado todo, sólo puedo dar las gracias. Por eso es que no puedo realizar una crítica destructiva hacia nada ni nadie. Soy esclavo de la comprensión que ha sucedido en mí. Bendita esclavitud. Ahora sólo puedo convocar a mi sabiduría interior, rescatarla desde el fondo de mi ser, para poder ver desde un elevado mirador lo que me está sucediendo. 23 Actuar desde la sabiduría significa compromiso, riesgo, entrega, sensibilidad, criterio, comprensión, sentido común y madurez. En la sabiduría no hay subjetividad, sino objetividad que es lo que más necesita el individuo, la sociedad y la justicia. ¿A dónde puede llegar un País, una sociedad, un sistema que por ignorancia actúa con injusticia hacia los individuos que la componen? ¿Has experimentado dentro de tu corazón la satisfacción que se siente cuando se hace justicia? Entonces sabrás de qué forma te afectaría que te trataran injustamente. ¿Hay algo más emocionante que ver que se hace justicia con alguien? Entonces apostemos todos por ser más justos con todos, no dejemos a nadie fuera, mucho menos a los que delinquen, a los desprotegidos y a los desfavorecidos. He escuchado a muchos presos que, por la impotencia que sienten ante la incompetencia de la ley, por la injusticia de la justicia y por los abogados que llevan sus casos, sólo les queda afirmar: ‚estoy en las manos de Dios‛. Ni los individuos ni la sociedad toda pueden pretender que la justicia elimine la corrupción, la delincuencia o la injusticia. La solución tampoco pasa por el código penal o las leyes. De igual manera la justicia no puede esperar ni exigir que la sociedad resuelva los problemas de violencia, drogadicción y malos tratos. Ni la justicia ni la ley ni la sociedad tienen la solución, a menos que nos propongamos una destrucción del modelo actual. No para retocarlo, mejorarlo o adecuarlo ni tampoco para cambiarlo por “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela otro modelo, sino para acabar de una vez con la obsesión de tener que seguir algún modelo rígido y estricto. Lo más cercano a alcanzar esa aspiración está a nivel individual, en el ámbito personal. Sólo la recuperación de la libertad individual podrá darnos la posibilidad de vivir en responsabilidad y con una conciencia de integración. El opresor lenguaje de los límites Es complicado ver más allá de los altos muros de una prisión; no hay visibilidad. Lo mismo ocurre con los muros mentales, culturales, religiosos, políticos, educacionales. Pero confío en que, tarde o temprano, la Vida misma y las circunstancias acorralen al sistema judicial y a los poderes políticos para que se atrevan a hacer cambios radicales que dignifiquen a los seres humanos. Ortega y Gasset dijo: ‚Yo soy yo y mi circunstancia<‛, a lo que yo agrego: ‚No somos lo que podemos ser, porque las circunstancias y el entorno hacen lo que quieren con nosotros‛. Pareciera ser que el único lenguaje que comprendemos los seres humanos es el de los límites que nos imponen autoritariamente las circunstancias. Si no llegamos hasta el mismo límite de la locura, el sufrimiento y la destrucción, no hacemos algo. ¡Qué estúpida agonía! Hace décadas que tendríamos que haber hecho algo con el calentamiento global pero, hasta que los hielos eternos no estén 25 derretidos, no se hará nada. Y, el riesgo de no ser conscientes de lo que está sucediendo, es que lleguemos demasiado tarde. Pero esta no es una conducta política o social, sino humana, la experimentamos en nuestra propia vida. Como nos han enseñado a respetar obsesivamente los límites, jugamos al desafío de llegar hasta ellos, y esta tendencia se manifiesta en todo lo que hacemos. Vivimos en el límite. Cuando mis hijos eran adolescentes me preguntaban a qué hora debían regresar a casa por la noche. Yo les decía que regresaran cuando quisieran y lo sintieran, y que la Vida es lo único que tenemos, por lo que conviene amarla y cuidarla. Lo que sucedía, según me contó una noche mi hijo Elián, que decidía libremente cuándo regresar, es que todos sus amigos regresaban exactamente a la hora que sus padres les habían ordenado hacerlo; cumplían órdenes. Y así es como se elimina la opción de la responsabilidad, la conciencia y la madurez de decidir por sí mismos, sin la sombra de la obligación. Mi hijo a veces no regresaba y otras, en cambio, volvía muy temprano, porque no se estaba divirtiendo y prefería ver una película en casa. ‚Mis amigos, aunque no la estén pasando bien o estén cansados, se quedan hasta el final, hasta la hora que les exigen regresar a sus casas‛ me decía. No estoy hablando de cómo educar a un hijo, porque no puedo hablar de lo que yo no hice; no tengo autoridad. Sólo estoy contando una experiencia no-educativa que esconde un germen de libertad. Pero me equivoqué en algo y mi hijo me lo hizo saber una noche, con lágrimas en sus ojos, pues él había interpretado como desinterés de mi parte el que no le obligara a regresar a casa a una hora determinada. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Abrazándolo le dije: te amo y amo la libertad. La libertad nos pertenece y, justamente porque te amo, no te la puedo quitar. Todos nos tenemos que rehabilitar Esta experiencia de estar en prisión es muy dura, complicada y dolorosa, pero no pretendo contarlo como mártir sufriente, aunque haya aquí muchos motivos para sufrir. Pero a través de sufrimiento aprendí a estar feliz, a pesar de ello. Aprendí a trascender los momentos de infelicidad, angustia, ansiedad, impotencia y desesperación, escalando las altas y complicadas cimas de la conciencia. Y, donde quiera que vaya, me llevaré puesto todo lo que aquí he aprendido, porque ya es parte de mí, para siempre. Sin embargo, siento que en este momento puedo evaluar sólo una mínima parte de los beneficios recibidos, y que con el transcurrir del tiempo iré dándome cuenta de la real dimensión de este enriquecimiento. Porque, cuando haya salido, germinarán muchas semillas que han sido plantadas durante mi encierro. No son pocos los profesionales de todo el mundo que afirman que los centros penitenciarios tendrían que convertirse en centros terapéuticos. Verdaderos oasis para la rehabilitación de esa parte humana que está enferma, no sólo en los delincuentes. La delincuencia no es un problema de los delincuentes, sino de la sociedad, de mí y de ti. Todos la hemos creado y la sostenemos, directa o indirectamente, y es por eso que tenemos que hacernos cargo de nuestra creación. pueden subsanar. Hemos cometido muchos errores, pero se 27 Todo lo que hemos hecho los humanos ha sido con la intención de vivir bien, ser felices, tener seguridad. Pero hemos conseguido lo contrario, pues, al parecer, vamos en la dirección equivocada. Tenemos que darnos cuenta a nivel individual del error, pues el “darse cuenta” es algo que le sucede al individuo, no a la sociedad como tal, y cada ser humano debe asumir su propia responsabilidad. Se ha descubierto que la mayoría de los actos están impulsados y controlados por el inconsciente, incluso los actos delictivos, aunque se premediten y se realicen sin estar drogados o alcoholizados. Por ello, hay un gran debate mundial en ciertos círculos acerca del grado de responsabilidad que tienen las personas que cometen crímenes. Pero a esto me referiré en detalle más adelante, ahora sólo quiero destacar que la culpabilidad de los delincuentes es relativa, y que si todos los seres humanos pudiéramos ver el fondo de cada persona que comete un delito, comprenderíamos que lo hace desde la parte inconsciente, dominada por contenidos muy profundos que todavía la ciencia no puede observar ni estudiar, pero comienza a reconocer. Si viéramos las cárceles como centros de auténtica rehabilitación y no de castigo o penalización, podríamos curar la herida de una sociedad enferma de excesos y carencia de amor. Una sociedad donde abunda la represión, se prohíbe la libertad y se nos llena la cabeza desde niños con que tenemos que cumplir con lo establecido. Una sociedad en la que no recibimos cariño sino sobreprotección y una estúpida educación que nos anula como individuos. Por eso decidí apostar por la confianza en la no-educación de mis hijos y hacerme cargo del 100 % en lo que a mí respecta. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La cárcel más cómoda es la sociedad. Aparentemente segura, da la sensación de libertad, pero es un cruel cautiverio de conciencias. Por eso es que la vida misma se ha convertido en una prisión. Cuando una persona se pierde en su propio destino y no encuentra salida, empieza a dar vueltas en círculos, reconociendo los sitios por donde pasa una y otra vez, como un autómata y, aunque se aburre y se frustra, se siente seguro en lo conocido, porque es esclavo de sí mismo. La justicia es una creación humana basada en una ley hecha por hombres y en un sistema de derecho que le da poder. Por eso por momentos es inevitablemente injusta, como es justa en otros, porque ha nacido en un plano efímero e inestable, subjetivo y personal. El poder que otorga la justicia es usado a menudo para beneficio del sistema que lo ha creado. Los poderes humanos se auto-alimentan, se inflan a sí mismos, se hacen ficticiamente grandes para disimular la evidente pequeñez de quienes los ostentan. La justicia humana comete muchas equivocaciones, y esos errores esconden un gran secreto para quienes quieren crecer de verdad; no a través del poder humano, sino a través del poder Divino. Casi todas las religiones afirman que hay una “justicia Divina” que est{ por encima de la justicia humana. Para mí, esa justicia superior no está basada en leyes morales ni en normas que indican lo que está bien o está mal. Y creo que se basa en el poder del destino y en el de la conciencia, que lo sabe todo acerca de todo, y que administra todos los recursos cósmicos desde un principio universal de equilibrio eterno. Una justicia que dista mucho de la concepción humana de lo que es justo o equilibrado. 29 Por eso es imposible unir la justicia humana a la Divina, porque manejan energías e intenciones completamente diferentes. Desde el plano humano, los errores que comete la justicia pueden ser un gran trampolín hacia el desafiante salto evolutivo de la conciencia. Todos podemos comprender esos principios universales de equilibrio eterno, desde los cuales se produce la armonía existencial. Y, desde ese contacto con lo superior, traer a esta dimensión, que por momentos se vuelve insoportable, un poco de aire fresco y el impulso para liberarnos de todo lo que nos rodea. Sorprendentemente y mágicamente insignificante Si una pequeña gota de lluvia o el delicado aleteo de una mariposa repercute en toda la naturaleza, imagina cuánto más pueden impactar tantas otras cosas sobre el mundo entero, sobre la vida y nuestra realidad, sobre el futuro y todos los seres. Lo pequeño se hace grande, viajando sutilmente hacia la grandeza. Un viaje evolutivo que implica muchos saltos y transformaciones, que van dejando atrás el pasado. Lo pequeño entra en crisis porque crece. “Crisis” es lo mismo que crecer. Una letra es algo muy pequeño, pero varias letras unidas forman una palabra y varias palabras, una frase. En cierto sentido, estoy creando mi vida, mi realidad y mi futuro a través de lo que estoy escribiendo. Y este es uno de los motivos por los que me apasiona escribir, porque me hace tomar conciencia de las repercusiones que puede tener en mí y en todos los que me leen, cada una de las palabras que escribo. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela He conocido a muchísimas personas de diversos países gracias a lo que he escrito y, en cierta medida, también he llegado a la cárcel a causa de ello. El año 2000 fui a presentar uno de mis libros a un congreso en Bogotá, Colombia, y ahí conocí al chamán Florentino Agueda, quien me dio a conocer la medicina indígena y la ingesta de infusiones depuradoras para mejorar la salud y el bienestar. Y esa infusión fue lo que me trajo a la cárcel. Hay hechos que parecen insignificantes, pero están creando un rumbo en el destino de nuestras vidas. La palabra insignificante está muy relacionada con lo que me ha sucedido con la justicia española y con el tipo de delito por el que me acusan. Porque ese líquido chamánico, marrón oscuro, amargo y depurativo, llamado Yajé, que traje de Colombia y que la policía encontró en mi casa, contiene una cantidad ‚insignificante‛ de una sustancia prohibida que se llama DMT. Y justamente en la ley española hay un ‚principio de insignificancia‛, que se aplica a estos casos, cuando el porcentaje de pureza de sustancias prohibidas casi no se puede detectar. En supuestos de poca entidad cuantitativa de la droga, la anti juridicidad de la conducta desaparece, y eso es lo que supuestamente me sacará de aquí. Pero la insignificancia es también un principio existencial, en el sentido de la importancia que tiene lo pequeño, pues las pequeñas cosas tienen un gran impacto sobre lo grande. 31 Por esta razón soy consciente de que todo lo que hacemos en la vida, por más insignificante que parezca, tiene repercusión en todas las cosas, en la existencia y en la eternidad. Entonces, me siento responsable de todo lo que he hecho en mi vida y, por supuesto, de lo que voy a escribir a continuación. Pero más allá de la implicancia que tiene en mi propia vida y de la actitud frente a mi familia, la sociedad y al estado de derecho en el que estoy metido. Me hago cargo de estar viviendo en una sociedad a la que le gusta la esclavitud y que está regida por una justicia limitada y condicionada. Yo estoy en la sociedad y la sociedad está en mí; en cierta medida, soy la sociedad. Hace doce años que formo parte de la sociedad española y me siento muy a gusto en ella, como si hubiera nacido en España. Y, aunque no tenga la nacionalidad española, me considero parte, porque vivo en ella, estoy integrado y siento tener la autoridad para hablar de ella como si hablara de una parte de mí. Y asumo también ser parte creadora de ella. Desde esa libertad interior que encontré dentro de una prisión, puedo afirmar que estoy encantado y agradecido por la infinita bendición de la injusticia que me ha tocado experimentar, porque la considero un instrumento de la vida para aprender. Me conmueve expresarlo y compartirlo, en un acto que para mí constituye un lujo que no tiene precio. El derecho a la justicia y a la injusticia El derecho existe desde el momento en que convivimos con otros, porque viviendo solos no haría falta ninguna ley. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Por eso necesitamos establecer límites, definir fronteras, respetar costumbres y crear reglas o normas que mantengan el orden social. Sin embargo, el estado de derecho acaba siendo en sí mismo una cárcel camuflada, que tiene atrapada a toda una sociedad predispuesta a ser esclavizada; nos gusta que nos dominen, nos ordenen y nos controlen. La justicia ha sido siempre un concepto instalado en la psiquis humana, e interpretamos que hay una justicia humana y otra Divina, que se unen o se separan en diferentes puntos, por lo que no es posible hablar de una sola justicia universal, al menos desde el bajo nivel de conciencia que manejamos actualmente los humanos. La justicia es una cosa y la ley otra, totalmente diferente. La ley la hemos creado nosotros. Es la línea que divide lo legal de lo ilegal; una frontera que se mueve constantemente, pues todo evoluciona y las circunstancias cambian. Las religiones y las culturas de todos los pueblos en todas las épocas han sido la cuna de la ley. La familia y la educación han sido los implementadores de la ley. Los gobiernos, con sus poderes, han sido y son los que vigilan su cumplimiento y aplican los castigos. De hecho, toda la educación está basada en poner límites, y es esa la esencia misma de toda esclavitud, porque es así como aprendemos desde pequeños a movernos dentro de límites impuestos. La cultura ha surgido como consecuencia de la imitación, la que a la vez ha dado origen a la limitación. Si alguien imita a otros se limita a sí mismo, e imitar es la cárcel. 33 Es por eso que no concebimos la libertad guiada por la responsabilidad y el amor pero, en cambio, aceptamos una figura autoritaria que nos controle. La expresión que más se escucha de los padres, cuando se habla de flexibilizar normas y dar más libertad a los hijos, es ‚pero tiene que haber límites‛. Y es cierto, pero sólo si esos límites los descubre cada uno de acuerdo a su propia experiencia. Porque, cuando imponemos límites a otros, los reprimimos y los "estupidizamos", en cambio, si un individuo los establece por sí mismo, se hace responsable de ellos. Para eso, claro, habría que confiar en la inteligencia humana; pero el sistema prefiere atontar conciencias. Somos pura potencialidad para llegar a ser árboles gigantes, pero hemos quedado reducidos a pequeños bonsái. Los bonsái son el resultado de sutiles y precisas castraciones a las raíces de los árboles durante el proceso de crecimiento. Un enorme árbol queda reducido a casi nada y la clave está en impedir que sus raíces crezcan en libertad, reduciendo su mundo a una pequeña jardinera que determinará su crecimiento. Con el proceso de “educastración” se hace lo mismo con los niños. Se nos ha enseñado que nuestros padres son quienes nos ‚dan‛ la libertad y nos ponen los límites. Aprendemos que la libertad no es un valor propio, sino algo que nos es dado. Y con ello se produce un quiebre interno de muy difícil reparación. Sin querer, los mismos seres humanos hemos creado un sistema en el que estamos atrapados, y ahora no sabemos cómo salir hacia otro estado más acorde con la realidad actual. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Pero esta situación es insostenible, pues la civilización ha evolucionado y requiere de nuevas concepciones de la libertad. La administración de la justicia española se realiza con recursos del siglo IX, pero la esencia del manejo de la justicia viene de la época de la inquisición e incluso de antes. El temor a lo desconocido nos ha hecho crear un sistema que nos de seguridad. Nos hemos auto-engañado, estafado a nosotros mismos, y ahora vemos cómo el sistema funciona principalmente en beneficio de quienes gobiernan. ¡Qué ridículo! pero al mismo tiempo qué lógico y razonable. Lo único seguro que tenemos es la muerte y la única seguridad que existe es que todo es inseguro, entonces ¡cómo no obsesionarnos con un estado de derecho que nos garantice seguridad! En una pareja también buscamos seguridad, a través de un contrato que nos garantice fidelidad. Y asimismo buscamos seguridad en un trabajo, también a través de un contrato que nos garantice permanencia. La seguridad no existe, porque todo es impredecible e inconstante, variable y relativo. Toda la historia de la humanidad ha demostrado que las costumbres evolucionan y que siempre van por delante de la Ley. Por eso hay que estar legislando constantemente y modificando las leyes para que se ajusten a las nuevas realidades. Estamos atrapados en lo que nosotros mismos hemos creado. El sistema de derecho es una cárcel, la sociedad es la comunidad reclusa, la cultura es el cautiverio. Está claro que hay una crisis de valores a nivel mundial, que parte de una crisis individual. 35 La clave de la libertad también es individual y consiste en saber desapegarse del sistema y poder vivir en él, sin que nos domine. Debemos reencontrarnos, observarnos, conocernos, amarnos a nosotros mismos y crear nuestro propio paraíso interior, pues todo estado de paz o de guerra interior, se proyecta inevitablemente en el exterior. Parece una paradoja, afirmar que la justicia es injusta, que la ley no es igual para todos, que se trata con dureza a los débiles y con debilidad a los fuertes. Del abogado que tengas, del fiscal que te toque o del juez o el juzgado que te juzgue, depende que, siendo inocente o culpable, pases o no años en la cárcel. En la mayoría de los casos no depende tanto del delito ni de las pruebas. Por eso afirmo que no hay igualdad ni objetividad. Cada juez interpreta lo que quiere acerca de los hechos y actúa bajo la influencia de muchos factores, internos y externos, mediáticos o personales. La justicia es subjetiva, porque aunque la ley sea objetiva, no se aplica igual en todos los casos. Insisto en que nos demos cuenta de lo que se dice y lo que se hace, porque ese es el fondo de la doble moral del sistema. El artículo 14 de la constitución española dice: “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Hipocresía institucionalizada. Si en todo estado de derecho hay una ley que cumplir, es obvio, incluso hasta natural, que haya una justicia seguida por la sombra de la injusticia. “Errar es humano” y el sistema de derecho no est{ preparado para atender algo tan grande y complejo; hace lo que puede. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Luego están los recursos que cada gobierno pone a disposición de la justicia, según la importancia que le dé. En España, concretamente, como en muchos otros países, la justicia es una cuestión política que en gran medida nace como herencia de una idiosincrasia inquisidora. Aunque la inquisición nació en Francia y se expandió por el mundo, en España es donde tuvo la mayor acogida. Castigar duramente a los delincuentes hace ganar muchos votos. Hay una gran necesidad de vengar los delitos, no de rehabilitar a los delincuentes. Hay hambre de castigo y condena, pero ningún rastro de compasión ni comprensión. Este fondo inquisidor sigue latente en el inconsciente colectivo y lo podemos ver cada día. Es un tribunal montado en cada mente que quiere castigar obsesiva y excesivamente, con desidia. El que delinque o comete algún error nos activa la agresividad, la necesidad de vengarnos, descargando en otros la propia furia. Ese enfado con nosotros mismos, con la vida o con lo que nos ocurre, es lo que proyectamos hacia otros, a los que queremos incluso matar en nombre de la justicia. Para ejemplificar a un criminal, en criminología se dice que su biología es el arma del delito, su psicología son la balas con las que se carga y la sociedad es la que dispara. Y esta última tiene muchas maneras directas e indirectas de apretar el gatillo. El problema es que no nos damos cuenta de que estamos disparando contra nosotros mismos. Un ejemplo concreto es el desbordamiento del sistema judicial, que perjudica a los procesados, ya que es una forma de 37 condenarlos antes de ser juzgados y de que empiecen a pagar una presunta culpa. La Constitución dice que ‚todos somos inocentes a no ser que se demuestre lo contrario‛, pero en realidad se presume la culpabilidad a no ser que se demuestre la inocencia. Y ese uso abusivo de la prisión preventiva, pasó a ser una condena anticipada y muchas veces inmerecida. Pero es la sociedad misma la que pide mayores condenas, más castigo, más dureza; ‚que se pudran en la c{rcel‛. Es obvia la sed de venganza. Sin embargo, aunque se pueda comprender, por los delitos que efectivamente algunos delincuentes han cometido, sería interesante que se supiera que, a la mitad de los casi 70.000 presos que hay actualmente en España, se nos ha privado de nuestra libertad por presunción de delitos que no hemos cometido, como es mi caso, o que no se pueden demostrar por ausencia de pruebas. Sería también interesante recordar que la otra mitad son seres humanos, que tienen el derecho de rehabilitarse (como parte del estado de derecho) y de ser tratados con justicia. Hay un porcentaje elevado de delincuentes que padecen trastornos psicológicos o patologías que requieren de un tratamiento que la sociedad no está dispuesta a darles, porque considera que lo único que merecen es sufrir y ser castigados por lo que hicieron. ¿De dónde sale tanta crueldad? Si hay algo que podemos hacer, gracias al privilegio de la conciencia, es empezar a comprender lo que estamos haciendo. Quizás un mínimo porcentaje de delincuentes no tenga muchas posibilidades de rehabilitarse, porque el daño es demasiado “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela profundo, pero no por ello tenemos que empeorarles o buscar venganza, pues ya tienen bastante con lo suyo. La ley orgánica penitenciaria 179, que se aprobó en 1979 por aclamación, contempla el proceso de rehabilitación de los reclusos como un “tratamiento‛. Es una ley realmente humana, pero no es más que una hermosa teoría, un manifiesto político. El sistema penal y penitenciario está basado en la reinserción y en la resocialización, no en el castigo, y de ahí que exista la supresión de la pena inferior a dos o a cinco años y la ley penal del menor, la cancelación de antecedentes, la ley del indulto, la sustitución por mula, etc., todos maquillajes superfluos que dan una buena apariencia a la ley, pero la realidad es que no hay interés ni respeto por el individuo, ni intención de rehabilitarlo. Y esta verdad sólo se puede comprobar estando en prisión, y no siendo abogado, juez o ciudadano. Cuando hablé con el director de la cárcel de Valdemoro y le pregunté por qué no se aplica esa ley, me contestó que por falta de recursos. Asegura que de los diez módulos existentes, sólo pueden mantener uno con las características que indica la ley; el módulo terapéutico. Ahí no hay más que veinte presos, el resto, unos mil trescientos, est{n a “la buena de Dios”, encerrados en espacios pequeños, sin ningún trabajo de rehabilitación para su reinserción. Solo hay un módulo de respeto, un poco mejor que el resto, donde hay alrededor de ciento cincuenta presos que reciben un mejor trato y donde se realizan actividades. El sentido común me dice que hay algo que no encaja ¿en qué gastan los más de 100 euros diarios que cuesta cada preso? 39 Si multiplicamos 70.000 presos que hay en España x 100 euros diarios, nos da 7.000.000 de euros al día y 2.555.000.000 millones de euros al año. Si con todo ese dinero no se puede aplicar un tratamiento humano de verdadera reinserción, es porque lo que falla es muy profundo en la sociedad y en los políticos. En las cárceles se encierra a las personas por cualquier razón. España tiene el record europeo de presos y se están construyendo más cárceles, porque las que hay no son suficientes. ¿No será este un negocio más para quienes lo administran? ¡2.555.000.000 Euros! ¡Observa esta cifra! Si probaras la horrenda comida que sirven aquí, que con seguridad no ha de costar más de 2 euros al día, te preguntarías en qué usan todo ese dinero. No hay calefacción ni aire acondicionado, ni siquiera ventiladores. No hay plantas, el mobiliario está semi destruído y todos los servicios que se brindan son realizados por los presos, con sueldos de no m{s de €400 mensuales. En la cárcel hay infinitos detalles que demuestran que el trato no sólo no es humano, ni mucho menos terapéutico, sino hostil, degradante. Se trata al presidiario como delincuente, se lo mira con desprecio y de esa manera se reafirma la necesidad de venganza que tiene la sociedad. ¿Por qué queremos maltratarles, torturarles, hacerles sufrir y hasta matarles? Pues porque todo eso viene de una parte enferma de nosotros que no queremos reconocer. Me llama mucho la atención, que siendo España uno de los países más humanitarios del mundo, no sea capaz de echar una “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela mirada dentro de sus propias fronteras y, más concretamente, dentro de los muros de sus cárceles en las que abunda la inhumanidad. Los presos, que son tratados mucho más inhumanamente por la justicia que por los funcionarios o carceleros, no pueden sino que volver más deshumanizados a la sociedad, cada vez más resentidos y violentos. Por otro lado, indigna y duele, sobre todo a quienes están en las cárceles, ver cómo la justicia no toca a la gente poderosa, por las funciones que cumplen o por el dinero y las influencias que tienen. Se ha judicializado la política y politizado la justicia, por tanto hay una inmunidad implícita en quienes manejan los poderes, o mejor dicho “el poder”. Los políticos dicen que los poderes son independientes ¿hay alguien que lo crea? Uno de los fenómenos psicológicos más dolorosos es la injusticia. Hay compañeros que me han dicho que prefieren estar en la cárcel diez años siendo culpables que estar un año siendo inocentes. Tal como en mi caso, que llevo ya diez meses así. Es terrible, es una tortura psicológica, ver cómo por una simple llamada telefónica se toman el atributo de arrestar a un ser humano y quitarle la libertad, sin ningún tipo de pruebas en su contra. Y de estos, hay muchos más casos de lo que la gente pueda imaginar. Procesos con pruebas delictivas que se alargan hasta cinco años sin que haya un juicio. ¿Cómo te sentirías si te tuvieran cinco años sin juicio en prisión preventiva? 41 El desafío personal, cuando la injusticia nos toca en carne propia, es aceptar que la justicia comete errores y que a veces es injusta. Si le toca al otro, que se arregle o se busque la vida. Pero, si me toca a mí, entonces tendré que saber aceptar este trago amargo, y tendré que hacerlo de tal manera de no quedar atrapado en un círculo vicioso de ira, impotencia, resentimiento y venganza porque, de lo contrario, cuando salga de la cárcel, entraré a una prisión peor; mi propio entorno de vida, en el que proyectaré todo el odio acumulado. En esta sociedad también vive mi familia, mi compañera y mis seis hijos, y no quiero que se contamine o se pudra más de lo que está con mi odio o mi sentimiento de venganza. Por ello, cuando salga de aquí quiero aportar amor, comprensión, sensibilidad; quiero vivir tranquila, pacífica cariñosamente, como siempre he vivido. Quizás este libro sea un medio o una forma más de hacerlo. y 43 “¡Mejor imposible!” Parece un sueño que todo sea perfecto tal como es Muchos compañeros de prisión me sugirieron que contara lo que sucede detrás de los muros de las cárceles españolas. ‚Escribe sobre la mierda de vida del recluso‛, me decían. Pero si me hubiera centrado en eso me habría corrompido. Me preguntaba para qué hacerlo. ¿Para activar el morbo? ¿Por qué habría de querer detallar la angustiosa realidad carcelaria? ¿Para quedar como una víctima? Pero si en realidad no es eso lo que siento. Entonces, consulté a mi corazón y enfoqué mi conciencia en lo que de verdad estaba viviendo dentro de mí, y no encontré quejas; ni con la cárcel ni con la justicia ni con los reclusos ni con los funcionarios de la prisión. Pero no porque la cárcel, la justicia o lo que me rodea funcione de maravilla, sino porque yo no me quejo de nada. Es una decisión personal que he tomado hace ya mucho tiempo, porque siento que todo lo que recibo en cada momento es lo que me toca o, mejor dicho, lo que me corresponde vivir. ¿Aburridos sobre un mapa o viviendo en el territorio? Nadie que no haya entrado en prisión puede saber cómo es esto. Por lo tanto ¿para qué esforzarse en imaginar lo inimaginable? De igual manera, nadie que no haya tomado conciencia de la cárcel en la que vive ni haya explorado su propio infierno, podrá plantearse una salida. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Nos acostumbramos, nos conformamos y nos adecuamos a lo que no nos merecemos, y luego nos convertimos en una queja constante. Y si un día nos damos cuenta de que estamos encerrados en la mediocridad o atrapados en la infelicidad, en lugar de plantearnos una salida, nos bastará con buscar una cierta comunicación con el exterior mientras cumplimos la condena. Porque la vida está planteada en su totalidad como una condena que cumplir, como una experiencia que sufrir. A veces nos cambiamos de cárcel, de modulo o de celda, o cambiamos de lugar la cadena, para que no nos duela tanto, pero seguimos viviendo en ese régimen penitenciario que nos recuerda cada día que estamos limitados. Y aunque los muros nos oprimen el alma, estamos convencidos de que no se puede salir de ahí, y acabamos adaptándonos al sistema, a la sociedad y a sus estúpidos modelos, renunciando al derecho a la libertad. Así es como perdemos el contacto con la vida real. Pero hay personas que por iniciativa propia se atreven a escapar, para vivir fuera de las normas establecidas, saliendo de ese aburrido mapa en el que han vivido, adentrándose en el territorio de la vida misma. Desde el cautiverio social, la vida se ve como algo teórico, lejano, como si estuviéramos caminando sobre el mapa, sin experimentar jamás la realidad del territorio, y es así como nos vamos de esta vida sin haberla conocido realmente. 45 Una mañana, en la salita de la escuela, estaban reunidos frente al mapa mundial, un africano y otros cuatro reclusos de diferentes lugares del mundo. El africano dijo: ‚yo tengo un barco pirata aquí‛, señalando un punto en la costa oeste de África, y luego indicó desde dónde traía la droga y cómo la transportaba en coche hacia el norte. Daba datos muy precisos, como en qué coche ir, por cual carretera y a qué hora; todo un taller de “enriquecimiento” profesional basado en su propia experiencia y en su conocimiento del territorio. Conocer mapas nos da cierta seguridad para movernos, pero el verdadero conocimiento se adquiere en el territorio mismo, que es cambiante y por lo tanto impredecible. Debemos ser conscientes de que por más bien que describamos un territorio recorrido, nunca será lo mismo que transitarlo, y cada uno tiene que hacerlo por sí mismo. En nuestro recorrido por la propia existencia, los mapas no sirven de nada, lo único que realmente ayuda es la confianza en uno mismo y en la Vida. Para conocer la vida hay que recorrerla como a un territorio desconocido y poner en ello el cuerpo, la intuición, el corazón, la inteligencia y hasta el alma, o nos perderemos. No hay dos caminos iguales y esa desafiante incertidumbre es un reto que nos lleva a descubrir nuestros propios recursos para encontrar la salida. En lo más profundo de mi corazón, siento que todo lo que sucede en el camino de la vida es perfecto tal como es, sencillamente porque no puede ser de otra manera. agradecer. La cuestión es aceptarlo y “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Las aparentes imperfecciones del camino, son perfectas en la función que cumplen, y hasta lo imperfecto es perfecto, porque las imperfecciones son procesos alquímicos. La vida es perfecta como un libro sin erratas. La imperfección está en el camino por el que se transita, lleno de baches, curvas peligrosas y desperfectos que producen sacudidas necesarias para que caiga la carga inútil. Lo que queda aún sin caer, nos desafía cada día a enfrentar nuevos retos, porque si no cae absolutamente todo, no nos liberaremos de nada. De lo que más nos cuesta librarnos es de nosotros mismos; somos el mayor estorbo en nuestra propia vida. Y el problema central está en la identidad; lo que creemos ser, o la “idea” que tenemos de nosotros mismos. Porque, una vez que un ser humano cree ser alguien, dedicará toda su vida a demostrarlo, defenderlo y reafirmarlo, ya sea esto positivo o negativo, y esa es la esclavitud fundamental que debemos superar. Esa idea acerca de uno mismo va madurando durante toda la vida y se vuelve una sólida estructura. Y quisiéramos caminar tranquilamente sobre un mapa liso y sin impedimentos, pues no queremos tropiezos. Pero al transitar por la vida real nos encontraremos con serias dificultades, el camino se hace complicado. El territorio es mucho más complicado que el mapa. De pronto surgen imprevistos, virajes bruscos por curvas peligrosas, pozos muy grandes, accidentes que nos sacuden hasta el alma. La estructura que habíamos creado y mantenido comienza a aflojar. El camino imperfecto se ocupa de que caiga todo lo que no hay que cargar, y los problemas que van surgiendo hacen de desarmadores de la estructura que nos atrapa. 47 La identidad se cae por el precipicio de las supuestas desgracias y el abismo de la conciencia se la traga, para que podamos continuar con el viaje perfecto de la vida. Los accidentes del camino no son fracasos sino verdaderas liberaciones. Para que la vida sea perfecta necesita de un camino imperfecto. No hay mejor o peor, superior o inferior, bueno o malo Tuve un tío, al que le decían “Dongo”, que vivía en Esperanza, un pueblo pequeño de la Provincia de Santa Fe, en Argentina, al que le gustaba mucho escribir frases de sabios y filósofos y también algunas suyas, en trozos de madera que luego regalaba o colgaba en la pared. Hay una frase, de sólo dos palabras, que escribió mi tío Dongo, que realmente me impactó e influyó en mí el resto de la vida, aunque tardé muchos años en comprenderla. Cuando alguien le preguntaba cómo estaba, él siempre contestaba: “¡MEJOR IMPOSIBLE!”. La vida no es justa ni injusta. Es perfecta tal como es. Está más allá de todo estado de derecho o sistema judicial, y lo que sucedió fue perfecto así como sucedió; no se puede mejorar. Lo que sucede hoy también es perfecto, y no se puede mejorar porque está sucediendo ahora. Asimismo, lo que sucederá mañana no se puede mejorar antes de que llegue, y será igualmente perfecto; tal como tiene que ser. Cada cosa y cada momento son únicos e irrepetibles y todo sucede por infinitos factores causales y casuales. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Nada puede ser mejor. Mañana puede ser diferente, pero no mejor, porque cada cosa en su momento es lo mejor que puede ser. Es un error pensar que algo se pueda perfeccionar. La evolución es simplemente aumento de complejidad y esto supone que las cosas cambian por sí solas, a medida que todo cambia y se expande. Poder ver lo que es, lo que hay, lo que sucede aquí y ahora, como algo perfecto, es un acto de liberación de toda comparación. Es limpiarnos los ojos para ver con pureza lo que está aquí, frente a nosotros, sin verlo en contraste con el pasado o con el futuro. De igual manera, cada ser humano es único e irrepetible, y esto demuestra el respeto que ha tenido la creación con nosotros al hacernos incomparables. No hay otro igual a ti o a mí. Al recuperar esta visión de que no sólo cada ser humano es incomparable, sino que cada cosa, cada momento y cada situación también lo son, podremos acceder a espacios de libertad cada vez mayor. Cuando entré en prisión, supe que me tocaba vivir una experiencia apasionante y enriquecedora. Era la primera vez que ingresaba a una cárcel. Primero estuve tres días y tres noches en un calabozo frío y oscuro en una comisaría de Pozuelo de Alarcón. Luego, la noche del 23 de diciembre de 2008, mientras nevaba en la Sierra de Madrid, me cargaron dentro de un camión duro, congelado, y me llevaron a la cárcel de Soto del Real. Eran las tres de la mañana y sentía una emoción muy grande por entrar en ese lugar donde todo era nuevo para mí. Quería ver, sentir e incluso disfrutar cada paso con el que me iría adentrando hacia la profundidad de lo desconocido. Evidentemente quería descubrir lo que tenía que encontrar detrás de 49 esos muros, si no la vida no me habría llevado allí. Algo dentro de mí buscó esa situación, alguna parte muy profunda de mí quería comprender lo que significa estar sin libertad, alejado de mi familia, rodeado de desesperación, en medio de cientos de personas con diferentes estados de angustia y ansiedad, sin tener las mínimas comodidades habituales y, sobre todo, sin poder tocar ni besar a quienes amo. Tenía claro que, aunque no hubiera cometido ningún delito, estar ahí era una situación perfecta. Yo estaba allí por un error de la justicia, pero la Vida no se había equivocado. Lo sentí como un gran bache en el camino, que me permitiría deshacerme de mucha carga innecesaria. El mismo día que entré a mi celda quité las fotos de mujeres desnudas que había en un tablero. No porque no me gustaran, sino porque quería aprovechar el único lugar en donde se podía escribir algo. Y ahí plasmé mi sentimiento: “No me han traído a una prisión a cumplir un castigo, he venido por unos regalos que la vida tenía reservados para mí. No estoy en una cárcel para pagar una condena, he venido a cobrar el premio que merecía y que estaba preparado para mí‛. Qué gran misterio me estaba esperando ahí adentro; no dentro de la prisión, sino dentro de mí. Recordé esta frase de Albert Einstein: ‚lo m{s bello que podemos experimentar es el misterio‛. Pasaron los días, las semanas y los meses y, mientras miraba el campo a través de los barrotes de mi celda, muchas veces me pregunté “¿Qué hago yo aquí? ¿Quién me ha traído a este lugar? ¿Por qué estoy aquí si no he cometido ningún delito?” “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Hablaba con la Vida, mi vida, y a ella le preguntaba con amor y aceptación “¿Cu{l es tu plan? ¿Hasta cu{ndo quieres que esté aquí, en esta situación? ¿Qué tendré que aprender?” Entonces, una noche me di cuenta de que algo tenía que suceder en mi vida y que para ello era necesaria una situación como la que estaba viviendo, rodeado de múltiples circunstancias adversas. La Vida lo había preparado todo a la perfección. Esa tenía que ser la escenografía precisa para que sucediera algo trascendente, para ser confrontado y ver si tenía la capacidad de aceptar incondicionalmente todo lo que ella me estaba enviando. Estando en prisión, estoy siendo sometido a una prueba muy dura; la más dura que he vivido. Pero también estoy conectando con lo más valioso que hay en mí, y así tenía que ser. Cuanto más complicadas son las cosas, más posibilidades hay de sacar lo mejor de uno mismo. La aceptación no es algo que se hace, sino algo que sucede. Y ocurre dentro del corazón, que no sabe nada de quejas ni protestas. Y cuando se experimenta la aceptación de todo lo que la Vida nos pone en el camino, se produce el milagro de la liberación total de todas las cosas que nos aprisionan. La libertad es algo que sucede dentro; nunca fuera. No son libres los que no están en la cárcel; libres son todos aquellos que se atreven a aceptar la vida tal como es. Y aceptar no es conformarse ni resignarse, sino decir “sí”, con gratitud y desde el corazón, a todo lo que nos llega, sea lo que sea. La aceptación es libertad. Libertad es absoluta comprensión de lo que nos sucede. Comprensión es saber que todo es perfecto tal cual es. 51 Estar en prisión y afirmar “¡MEJOR IMPOSIBLE!”, es un milagro de la conciencia, que acepta y comprende el misterio de la vida, y de un corazón que siente gratitud, aunque todavía no sepa por qué. Me han metido aquí por un tiempo, una temporada entre rejas, pero me siento volando a cielo abierto dentro de mi universo interior. Cuando las circunstancias externas se complican, aparece la oportunidad. Y hay que meterse dentro, tan profundamente que se llegue a tocar el punto en donde nace toda creatividad. Es ese el punto más esencial del ser humano, la fuente de todo poder. Ese núcleo creativo del que hablo, y que conozco en mí, es el Ser puro e inocente, infinito e inmortal que habita en todos. Allí hay una presencia del más allá y, desde esa presencia, se ve que todo lo grande e invencible se hace pequeño e inofensivo. Lo que parecía que me podía vencer, cae rendido a mis pies; lo que me daba miedo, de pronto me llena de coraje. Durante la vida hay momentos de gran angustia y otros de infinita alegría. Pero a veces nos toca atravesar momentos en los que no sólo tocamos fondo, sino que no existe ni un solo alivio, ningún instante de felicidad, y no se sabe cuándo acabará ese infierno. Eso es lo que sucede cuando se está dentro de una prisión. Nada ayuda a que estés feliz, todo está dispuesto para que sufras un castigo. Te han quitado lo más valioso: la libertad. Transformar esta deprimente situación en una oportunidad de enriquecimiento, es un enorme desafío. Me di cuenta de que para conseguirlo tenía que detectar los momentos más difíciles que vivía cada día en prisión, metiéndome en la profundidad de la incomprensión con mi conciencia y mi corazón. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Con la conciencia tomo distancia de los hechos para poder observarlos como testigo. Con el corazón, esa distancia se acorta, incluyendo e integrando en mí lo que sucede, para poder sentirlo como parte de mi vida. Lo significativo está escondidodetrás d e lo perceptible Los dos momentos más duros y difíciles de atravesar estando en una prisión, son el momento en que vas a dormir y el momento en que despiertas. Cuando te acuestas a dormir estás en la más absoluta soledad, lejos de quienes amas. Llega la noche y con ella la oscuridad de un alma que no alcanza a comprender por qué está allí. Y en ese momento también puedes conectar con esa compañía que siempre has tenido, pero de la que no te habías dado cuenta: la compañía del tu Ser interior. Es allí donde uno percibe que nunca está solo. Cuando se está en armonía con el propio Ser, muere la soledad. Esta es una de las experiencias más significativas que tuve en prisión: darme cuenta de que no se puede estar solo, nunca y en ninguna parte. Otro de los momentos horribles de cada día en prisión, es al despertar, porque se entra en la conciencia de que estás en una celda, dentro de una cárcel, y tomas nuevamente contacto con esa cruda realidad. 53 Pero con cada nuevo día se renueva también la posibilidad de disfrutar del canto de los pájaros, de esa sinfonía de bienvenida a los primeros rayos de sol y a la suave brisa de la mañana. Y hay una nueva oportunidad de sentir que estoy vivo, que tengo salud y que voy a poder enfrentarme a esta dura realidad desde mi corazón. Un día más en que esta prueba no va a poder conmigo, y también, un día menos en el camino hacia la libertad total. No hay muros tan altos que puedan retener un alma que ama la libertad y cuya naturaleza es volar. Comprendí de esta manera que así es la Vida; de pronto, sin aviso, te propone un cambio. Y de repente estás metido en un pozo oscuro e infinito y, para enfrentar la situación, tienes que conectarte con tu propia profundidad. ¿Qué es una prisión para el espíritu humano? Una especie de laboratorio en el que se pone a prueba su capacidad de resistencia, y la demostración de que “lo que no mata, fortalece”. Nunca deberíamos olvidar que todo pasa, y que sólo hace falta un poco de confianza para ser capaces de atravesar cualquier situación que nos depare la Vida. Las percepciones de mi experiencia provienen de mi corazón. Lo he dicho siempre, y ahora lo estoy comprobando una vez más: A todo aquello que en el corazón se siembra, le crecen alas para volar. El atrevimiento de dejarme llevar por el corazón me ha llevado muy lejos y muy profundo. Aunque ya lo sabía, ahora “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela confirmo que la energía del corazón es salvaje, indomable e impredecible, y que su dirección nunca falla. Y aunque me haya traído a un sitio lúgubre, horrible y deprimente, puedo aprovechar esta oportunidad para la expansión de mis valores, a través de la depuración de todo lo que estaba atascado. Las crisis son purgas que hacen drenar todo lo que hace mucho tiempo se tendría que haber ido. Es innegable que durante las crisis se activa una gran impotencia, que se transforma en ira o en tristeza. La ira es la cara agresiva de la tristeza y la tristeza es la cara pasiva de la ira. Pero ambas provienen de la impotencia, de sentir que una situación nos supera, y que eso que nos sucede es mucho más grande de lo que creemos ser. Nos empequeñecemos ante el gigante del dolor y llegamos a la conclusión de que somos insignificantes. Por esta razón, toda la preparación que se pueda haber tenido fuera de la prisión, no sirve para nada cuando se está adentro, porque todo es nuevo, impredecible e incontrolable. Y por eso tememos tanto miedo a entrar, no sólo a una celda, sino también dentro de nosotros mismos. Textos tatuados de dolor e impotencia La cárcel es un pozo muy profundo en el que muchos se quedan atascados para siempre. Un militar que estuvo en operaciones especiales del ejército español en Bosnia, en el Golfo y en Irak y, que según me contó, acabó en tratamiento psiquiátrico durante varios años para poder superar 55 todo lo que hizo y lo que vio, me confesó: ‚la experiencia de la c{rcel es mil veces más dura que todo lo que he vivido en varias guerras‛. La cárcel está llena de dolor e impotencia y es un sitio en donde se amplifican la ira y la tristeza. Lo he visto en cientos de reclusos, a cada momento y en toda situación en donde hay choques y discusiones por cualquier cosa, agresiones, peleas, insultos. La ira necesita de los otros para expresarse. Pero luego se conectan con el otro extremo, con la tristeza, y entonces se llora mucho, en silencio, por la noche y en soledad, porque la tristeza sólo necesita de uno mismo. Cuando era pequeño me decían “llorón”, porque lloraba con facilidad. Era y soy muy sensible. Pero ese sentimiento de tristeza se ha ido transmutando a medida que he ido entrando más en mí. María, una amiga, me dijo hace algún tiempo que quizás me haría bien llorar un poco. Hacía mucho que no lloraba, porque la tristeza que viene de la decepción o de la frustración ya no estaba en mí. Pero aquí me sucedió algo nuevo que liberó muchas lágrimas de mi alma; descubrí otro tipo de emoción, la que viene del poder interior y de la realización. Cuando me trasladaron de la cárcel de Soto del Real a Valdemoro, tuve que estar tres días y tres noches en un módulo de ingresos; una celda muy pequeña, fría, con pulgas y cucarachas. Era fines de marzo del 2009, hacía un frío tremendo. Ya llevaba tres meses en prisión y ese traslado fue horrible; llegué casi derrotado. Todo estaba dispuesto para que sucediera una conexión desde mi alma con ciertas realidades personales y de toda la Humanidad. Tuve muchas horas para meditar en lo que sentía. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Las paredes de la celda 101 están llenas de frases tatuadas de dolor e impotencia, escritas por presos que pasan por ahí y dejan su impronta, con agudeza de conciencia e indefensión del alma. Sólo con ver las paredes, dan ganas de llorar amargamente. Me animé a leerlas una a una. Seleccioné unas cuantas y las escribí en un papel, para tenerlas frente a mí a cada momento y poder conectarme con todos los que habían pasado por ahí. Esa experiencia activó una tristeza infinita en mí, pues me conecté con cada uno de ellos, con sus sentimientos y sus emociones, y por supuesto, también me conecté con las mías. “Estoy atrapado en mí” “Saldr{s peor de lo que entraste” ‚España es una celda, el mundo una c{rcel” “Aquí no pasa nada, ni siquiera el tiempo” “¿Dónde hay alguien libre?” “La Justicia es tan tonta como yo” “Dios no est{ en el cielo sino en los juzgados” “Yo no hice nada malo, pero me pillaron” “Errar es divino, perdonar es humano” “Amor de madre” Medité en cada una de ellas, pero la que activó mi tristeza fue: “AMOR DE MADRE”. Estaba justo al lado de mi cama, escrita dentro de un corazón, y la veía al acostarme. Sólo tres palabras que fueron como un puñal clavado en mi alma. Me acordé mucho de mi madre, que vive en Argentina y que sólo he visto dos veces en los últimos doce años, y sentí infinita gratitud por todo lo que me dio y también por lo que no me dio. Observé dentro de mí durante horas, para ver si encontraba algo que quisiera reprocharle, pero fue inútil. No encontré ningún resquicio de dolor que ella me hubiera causado. Pero no porque no 57 hayan sucedido cosas que me produjeran dolor, sino porque ya no están activas. Vi mi corazón libre y limpio de emociones negativas y de dependencia de mi madre. Pero recordé algo de cuando tenía sólo cinco o seis años. Era una mañana fresca, estaba ayudando a un albañil que trabajaba en casa, rompiendo ladrillos con un martillo. Mi madre me llamó varias veces para ir a comer, pero yo estaba tan concentrado en lo que hacía que no hice caso a su llamada. Entonces ella vino a mí y me dio una bofetada. Levanté la vista y vi su cara de furia. Yo tenía el martillo en la mano, pero opté por dejarlo suavemente sobre los ladrillos. En ese momento mi mirada se fue al fondo de la imagen y detrás de mi madre vi el sol, enorme y brillante, y una luz, más sutil que la del sol, llegó hasta mí y me dijo que tenía que cortar con mi madre. Entonces, sin hablar, en mi silencio impotente de niño que no se atrevió a rebelarse, dije: ‚Vete a la mierda. A partir de ahora tú no tienes nada que ver conmigo ni con mi vida”. Esa fue mi manera de transmutar el odio o la tristeza que sentí; llevé toda la energía hacia mi propio poder y declaré dentro de mí que ya no era mi madre. Ese fue el día en que se cortó el cordón umbilical; el día en que, figurativamente, maté a mi madre, me independicé y, a partir de ahí, fui un rebelde toda la vida. Cuando nos suceden las cosas, a veces no comprendemos su significado o el propósito que tienen, y lo tienen, pero no nos damos cuenta sino hasta después. Todo fue perfecto así. Doy gracias a la vida. Para mí ha sido enriquecedor poder transformar esas energías, destructivas o negativas, en creatividad, poder y libertad. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela El haberme separado emocionalmente de mi madre desde tan pequeño, como también la temprana muerte de mi padre en un accidente, me ayudó muchísimo a madurar, a hacerme cargo de mí mismo, a abandonar los modelos paternos y a no dejarme arrastrar por sus expectativas ni por sus opiniones. Un día, a los 27 años, ya casado y con dos hijos, tuve que decirle a mis padres: “No sois mis dueños, yo soy yo y es mi vida, y si vosotros no estáis de acuerdo lo siento mucho, pero yo elijo qué tipo de vida quiero”. Pero no lo dije enfadado ni a los gritos, porque ya no les permitía que me manipularan de ninguna manera. Y a eso me refiero, cuando digo que cortar con los padres es muy sano. No significa dejar de amarlos, sino comenzar a amarlos desde la libertad que recuperamos. Ellos también comenzaron a amarme desde mi libertad, me aceparon así, y eso me ayudó mucho. Recuerdo que mi padre estaba en absoluto desacuerdo con muchas cosas que yo hacía, pero aún así me apoyaba; no me juzgaba ni me hacía sentir culpable. Ellos vieron al rebelde que había en mí y optaron por soltarme en lugar de pelearse conmigo. Pero esta no es una experiencia común. Por lo general se producen rupturas o choques trágicos en las relaciones entre padres e hijos o bien se establecen vínculos enfermizos de sobreprotección, apego y dependencia. Eso me permitió tener relaciones muy enriquecedoras con las mujeres con las que conviví y amé, pero tenía que superar muchas grietas como resultado de haberme nutrido, inconscientemente, de un modelo de convivencia que está destinado al fracaso. 59 De todos modos yo rescato de mi infancia la inocencia de mi madre, que no le permitió manipularme, y el amor de mi padre, que abrió el camino a mi sensibilidad como hombre. Las mujeres se preguntan qué les pasa a los hombres, pero la pregunta correcta sería qué les ha pasado a los padres de los hombres. Y más precisamente, qué ha hecho la madre del hombre con él. El amor de madre que he visto dentro de la cárcel, en cientos de hombres, es muy feo y enfermizo. La mayoría de ellos es dependiente de ese amor y lo añora cada día. Esto se puede ver en cualquier parte, pero en la prisión está amplificado. Las madres están muy presentes en las cárceles; se las recuerda, se las extraña y se las necesita. He dialogado con muchos presos sobre muchos temas de la vida y les he observado detenidamente, y no he visto a hombres, sino a niños perdidos en el amor enfermizo “de y hacia” sus madres. Las madres están en la psiquis de los hombres por su desgarradora ausencia o por su controladora presencia. El que no la tuvo, por cualquier motivo, la añora y la busca. El que la tuvo, se dejó manipular inconscientemente por ella y está enganchado a su amor; la necesita y depende de ella. Sin querer, las madres han conspirado para hacer del hombre un tonto, condenado a la cadena perpetua del infantilismo emocional. Y cuando digo “las madres” me refiero al rol social que cumplen, no a ellas como individuos o como mujeres. La función que cumplen está diseñada por una sociedad que necesita hombres programados para sufrir y producir. No son culpables, pero en su mayoría nos han enseñado la lección de la sumisión, pues han tenido que soportar todo, renunciando a sí mismas, por miedo o culpa. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Y los hijos nos hemos llevado esa impronta, que luego salimos a buscar en nuestras relaciones. Todo lo que cambie una madre en la forma de criar a sus hijos, producirá cambios en la vida de los seres humanos y en toda la sociedad. Pero, como decía Borges, ‚no son buenas ni malas‛, sino que parecen incorregibles. Cuando era pequeño mi madre me decía que yo era un ‚mamengue‛, porque no me despegaba de ella. Ahora me dice que soy ‚indiferente‛, porque me independicé de ella. Pero es lo mejor que pude hacer, porque así la amo desde mi libertad y no desde mi esclavitud. Si un niño aprende a depender de su madre, permanecerá en la inmadurez más allá del límite de la adultez. Pero ese amor de madre lo siento en mi corazón y también lo extraño, como una especie de anhelo de protección y cuidado ante tanta soledad. Por eso es que se abrió un proceso de conexión conmigo mismo. Así es que aproveché estos días fríos, grises, lluviosos, tan tristes de finales de Marzo de 2009 y decidí meterme dentro de mi tristeza, como un hombre maduro que se hace cargo de sí mismo y que no teme enfrentarse a nada, aunque pueda sentirse solo. Para mi sorpresa, y como siempre sucede cuando uno se mete dentro y se encuentra con cosas que no imaginaba, me di cuenta de que, detrás de la tristeza que sentía, no había ira reprimida ni frustración ni dolor alguno. Había emoción, y surgía de ese espacio interior, de la sensación de pequeñez ante tanta grandeza, y de un estado de plenitud y satisfacción con mi vida y conmigo mismo. Sentí tranquilidad por saber que estoy en manos de la existencia y no de la justicia. 61 Y nació un embrión nuevo de confianza en mí; dejé de preocuparme. Me sentí liviano como nunca antes. Cuando la mente se ocupa, hay preocupación; cuando la Vida se ocupa, hay confianza. Me di cuenta de que la emoción que se produce por el asombro ante la existencia, es la causa de esas lágrimas que enriquecen la Vida. Y entonces surgió el poema que envié a Paula, Carmen, Idoia y Conchi, todas mujeres que de una u otra manera estuvieron y están en mi vida, y han contribuido en mi proceso de superación y de liberación de cargas innecesarias. Después de llorar, meditar y escribir, decidí hacer mi aporte escrito a las paredes de esa celda con mi frase predilecta: “¡MEJOR IMPOSIBLE!” Quizás algún otro preso que pase por allí algún día, logre descifrar su significado. Oscar Wilde escribió, también desde una prisión: ‚Todos estamos en la cloaca, pero algunos miramos a las estrellas‛. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Cuando lloras en silencio (Alberto José Varela) Cuando lloras en silencio, sin nadie que te vea, el alma vislumbra una presencia eterna. Es el sentimiento de pequeñez ante tal grandeza, eres el todo, eres vacío, eres la nada y lo contienes todo. Las lágrimas llegan suavemente, me acarician el espíritu. Cuando lloras en silencio, sin hacer preguntas, el corazón se abre a comprender sin palabras. Es la experiencia desbordante del amor, eres nadie, eres uno, eres ninguno y eres todos a la vez. Las lágrimas purifican la visión, me hacen verme en todos. Cuando lloras en silencio, sin pensar en injusticias, el ser se convierte en infinita gratitud Es el contacto directo con la divina gracia, eres la vida y el sentido, eres el destino y te posee la eternidad Las lágrimas abren el camino, me conducen a mi centro. Cuando lloras en silencio, sin sentir abandono, el cuerpo conecta con el poder de todo el universo. Es el momento en que sientes la bienvenida, eres acogido, eres recibido, eres aceptado y te llenas de plenitud. Las lágrimas caen y me elevan a lo más alto. Cuando lloras en silencio, sin saber por qué, la esencia divina se manifiesta implacable. Es el recuerdo de lo que siempre fuiste, eres el principio, eres el centro y eres el final. Las lágrimas me han liberado. 63 Una vida entre rejas La prisión perpetua es la esclavitud al pasado El encuentro con “Robin Hood”, un hombre de 60 años que lleva más de cuarenta en la cárcel, fue la imagen perfecta de lo que es la esclavitud al pasado; tema central en todos los tipos de esclavitud que sufrimos los seres humanos. Cada uno nace en un lugar y en un entorno determinado que podríamos definir como “lo que le toca” y que constituye el cimiento mismo que le condicionará para toda la vida y en el cual permanecerá atrapado, por tratarse de lo conocido y lo experimentado. Es la cárcel de las memorias, que quedan registradas a fuego en cada célula del cuerpo y en cada neurona y de la que es muy difícil escapar, aunque no imposible. “Pasado” es la palabra que m{s amplia y genéricamente representa la cárcel en la cual todos los seres humanos estamos recluidos. Una cárcel de memorias atrapadas que, desde la tenebrosa oscuridad del inconsciente herido, instaura un reinado de poder en la vida de las personas. Y aunque el pasado ya murió, lo mantenemos vivo al entregarle la energía que deberíamos dedicarle al presente, para poder vivir felices en el “aquí y ahora”. La esclavitud humana consiste en cargar con un cadáver que apesta a podrido y que, desde su pseudo-realidad, nos da órdenes acerca de lo que tenemos que hacer y de cómo debemos ir por la vida. El pasado es un muerto que nos domina. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Pude ver de manera casi exagerada lo que puede llegar a hacer, inconscientemente, una persona que se identificó con una desgracia. Esta historia me ha ayudado a cargarme de energía, como combustible para salir de mi propio pasado hacia un nuevo espacio impredecible, desconocido y asombroso. Publico este testimonio personal con la autorización de Paco, y mi intención es que lo conozcan y se vean en él. Aunque ha dado clases en prisión de cómo delinquir cada vez mejor, yo de él aprendí otra cosa y es lo que quiero compartir con ustedes. Se puede atacar y criticar la delincuencia pero no al delincuente, porque si somos capaces de verlo a fondo, comprobaremos que es una personas regida o dominada por determinados impulsos inconscientes. Por lo tanto, en este sentido, todos somos inocentes. Día 15006 de prisión Hoy es domingo 26 de abril del 2009. Desde que llegué al módulo 6 de la cárcel de Valdemoro me ubiqué en la única mesita que estaba libre, en la sala de no fumadores que hay en el piso de abajo de las celdas. Aquí paso unas cinco horas por la mañana y otras cuatro por la tarde. Es una sala en la que se mezclan muchas actividades; se juega a las cartas, al ajedrez, al parchís, se hacen artesanías, se lee, se habla. 65 Y para mí es también, un punto de observación desde el cual puedo contemplar múltiples realidades paralelas y simultáneas de la prisión. Desde mi dura silla puedo ver a unos cuarenta hombres haciendo cosas muy diversas todo el día. Todos siempre en alguna actividad, en su mayoría rutinarias. Levanto ahora mis ojos del papel en el que estoy escribiendo y veo, a unos dos metros a mi derecha, a “Robin Hood”, uno de los ladrones más conocidos de España y el presidiario vivo que más años ha pasado en la cárcel; más de cuarenta. Él me mira y me saluda cordialmente, entonces le digo: “Hola, Paco, ¿qué día es hoy?‛ y él responde “es el día 15.006‛. Le vuelvo a preguntar, porque pienso que lleva un calendario judío, musulm{n o algo así, “hoy es domingo, pero ¿qué número es el día en el que estamos?‛. “Hoy es 26‛ responde, ‚pero en mi calendario es el día 15.006, pues son los días que llevo dentro de la cárcel. Aquí hay tanto tiempo para todo que una de las cosas que hago es llevar la cuenta de mi propio carcelario. 15.006 días equivalen a casi 41 años‛, aclara con una sonrisa y un gesto heroico. Se llama Francisco del Moral y lo he estado observando día a día. La primera vez que hablé con él, sin saber quién era, fue cuando llamaban para el vis a vis con las visitas. El estaba ahí, mirando como un grupo de presos salíamos contentos al encuentro con nuestros seres queridos. Entonces, le pregunté: “¿Vienes también al vis a vis?‛ “No, en 41 años, nunca he tenido un vis a vis; debe ser maravilloso. Yo no tengo a nadie que me quiera visitar, ni a nadie que me quiera‛. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Me preguntaba qué habrá hecho para estar 41 años en la cárcel. Aquí nunca se hacen ese tipo de preguntas, pero el que quiere lo cuenta. Alrededor de quince días estuve observando lo inquieto que es, los periódicos que lee, cómo camina, durante horas y horas con las manos detrás, erguido y muy ágil, y cómo se sienta cada día en su mesa con sus cuatro carpetas, llenas de papeles, que abre una a una, haciendo sonar el elástico cuando lo suelta. Ahí, como dice él, tiene toda su vida. El 26 de junio cumplirá sesentaitrés años y desde los diecinueve ha estado en prisión, salvo por dos años, que estuvo en libertad, entre condena y condena. Una mañana, mientras esparramaba todos sus papeles sobre la mesa, se acercó a mí y me preguntó: “¿Tú sabes cuál es la dirección de Telecinco? es para enviar una carta al director.” – “Sí”, le dije, “aquí la tengo”. La copió y me preguntó “¿Tendrías unos nueve sellos para enviar cartas?‛ Le dije “no, pero voy y te los compro”. Luego de unos minutos, vino a buscar los sellos con una carta en la mano, eran unas cinco p{ginas. Me la pasó y me dijo: “por favor léela cuando estés tranquilo, pero léela dos veces, una de día y otra de noche, y luego me cuentas qué te parece mi vida‛. Me dejó intrigado. En ese momento yo no sabía que Paco era “Robin Hood”. Vi que los folios estaban escritos en ordenador y, como me llamó la atención, le pregunté: “¿Cómo has hecho para escribir e imprimir un documento, si aquí no se puede?” “Los escribí a mano, hace unos cuatro meses, me pasé toda una noche resumiendo mi vida, y luego una profesora de la escuela los pasó al ordenador para imprimirlos. Ahora necesito hacer fotocopias para poder enviarlas a mucha gente de medios y de dinero. Yo no tengo a nadie afuera, no tengo amigos ni familia que pueda hacer algo por mí. Sólo mi abogado y, a 67 veces, el cura me ayudan en algunas cosas. Tú podrías pedirle a tu mujer que me hiciera las fotocopias?‛ Le dije que suponía que ella las haría y me fui a un rincón del patio a leer su carta. Tres veces tuve que interrumpir la lectura, porque las lágrimas no me permitían seguir leyendo. Mientras leía, surgían en mí emociones que se cruzaban entre las líneas, como nunca me había sucedido con ningún otro texto. Me preguntaba si sería real todo eso o si lo estaría soñando. Esos cinco folios me transportaron a la cruda realidad de un ser humano que ha tenido una experiencia de vida tortuosa, desde su nacimiento, cuando fue abandonado en una calle de ciudad Real. Lo primero que hice después de leerlo todo y llorar amargamente, fue ir a preguntarle si lo que había escrito era cien por ciento verdad. “Sí, es todo verdad, y es sólo una parte, porque es peor de lo que cuento. Tal como lo viví, no se puede escribir.‛ Entonces quise saber para qué quería las fotocopias de esa carta. “Para enviarlas a gente que me pueda ayudar con algo de dinero, ropa o calzado me dijo- porque no tengo recursos estando aquí en la c{rcel‛. Para terminar, le pregunté si quería que publicara su historia en mi libro. “¡Sí!‛ contestó inmediatamente y sin dudar “me gustaría que mucha gente conociera mi vida y viera todo lo que hay detrás del mejor atracador en la historia de España‛. En los días sucesivos, mientras caminábamos, Paco y yo tuvimos diálogos cortos pero contundentes. De hecho abrió en mí un nuevo espacio interior para la comprensión de la naturaleza humana. Ha sido un regalo conocer a Paco. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Era muy tarde, alrededor de las dos de la mañana. Mientras leía nuevamente su historia, miraba desde mi celda hacia la 207; la celda de Paco; su luz estaba encendida. Tampoco yo podía dormir. Intentaba comprender lo que le había sucedido a este hombre para pasar una vida entera en la cárcel. Estuve largo rato meditando...sintiendo. A la mañana siguiente, le hice un par de preguntas que me habían surgido durante la noche. ¿Quién es el culpable de todo lo que te sucede? “¡La sociedad!‛ dijo, sin dudar. Y por qué crees que te ha sucedido todo esto en tu vida? “Por la ausencia de amor, por no haber tenido una madre, una familia. Porque nunca nadie me ha querido. Si yo hubiese tenido una familia jamás habría entrado a una cárcel. Pero una vez que mi vida se arruinó tampoco la sociedad ni ninguna institución o persona hizo algo por mí. No tengo casa, ni familia, ni ningún sitio a donde ir‛. Testimonio de un hombre abandonado Reproduzco a continuación, textualmente, lo que cuenta en su carta acerca de su vida. ‚Me llamo Francisco del Moral Espinosa, natural de Ciudad Real. Sin domicilio fijo, con DNI 1621394 y NIS de la prisión 7902100562, de 62 años de edad. Nací el día 23 de junio de 1946, ese día fui abandonado por mi madre en una bolsa de basura en la calle Ciruela de Ciudad Real, junto a una posada hoy inexistente. Parece ser que un transeúnte escuchó mi llanto y llamó a un sereno, el cual me recogió y me entregó a las monjas del hospicioorfanato, que así se llamaba entonces. 69 Cuando fui algo mayor, las monjas me comunicaron mi situación. En dicho orfanato permanecí hasta los 19 años de edad pasando por toda clase de dificultades, carencias y vejaciones. Pero a pesar de ello lo más triste fue para mí la falta de visitas y la carencia de una familia que me quisiera. En el citado orfanato y con corta edad ya empecé a robar, de ahí las palizas que recibía por parte de algunas monjas. Robaba pan duro de la cocina cuando no había nadie, pues pasaba mucha hambre. Aparte, unos celadores cuando me bañaban me hacían tocamientos hasta que mis llantos les hacían desistir. Del orfanato no salí a la calle hasta el año 1954; el motivo, que pasaba Franco con destino a Puertollano para inaugurar una empresa y nos sacaron a todos. A los 19 años, en el año 1965, harto de tanta situación penosa, decidí escaparme saltando una valla del patio, me dirigí a la estación del tren y conseguí meterme en un vagón de ganado con destino a Madrid. En cuanto llegué a Madrid mi situación no podía ser más desesperada siendo mi dormitorio la calle pura y dura. Ante esto la única salida que tenía era robar para poder comer y poder dormir algún día en una fonda. Los robos eran de poca importancia, robando en bares y tiendas siempre de noche y sin causar daño físico a las personas porque nada tenía contra ellas. A la única persona que culpo es a la que me dejó abandonado al nacer. Voy a cumplir 62 años y todavía no se quienes son mis padres, esto es muy duro y preocupante para mí. A los cinco meses de estar en Madrid fui detenido por diversos actos delictivos, me llevaron a juzgado y de ahí a la prisión de Carabanchel el día 13 de Marzo de 1966, allí dormía en el suelo sin colchón porque apenas había colchones y los pocos que había eran de paja. Además de las carencias materiales y de cariño, a los diecisiete días de ingresar en la cárcel fui objeto de una violación en la galería 6 de dicha prisión, sin poder hacer nada porque “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela esa persona que me violó era un matón muy respetado por otros presos. No sólo fui objeto de sus abusos sino que además tenía que limpiar su celda, esto fue un calvario peor que el orfanato. Como si la vida se fuera haciendo cada vez más dura y desagradable para mí. Al salir mi juicio me condenaron a 11 años de prisión. Me trasladaron a cumplir al penal de Ocaña en Toledo, saliendo en libertad en el año 1976 acogiéndome al indulto general con motivo de la coronación del Rey Juan Carlos. Salí de la prisión reinsertado totalmente pero con una mano delante y la otra detrás. Opté por buscar un trabajo para incorporarme a la sociedad como uno más pero con mi historial nadie quería contratarme. Así que estas circunstancias me llevaron de nuevo a delinquir y volví a ser detenido y encarcelado de nuevo en la cárcel de Carabanchel. La historia se repetía. La cárcel empezó a ser un lugar que ya me era familiar. Aquí trabajaba e incluso hice varios cursos de formación pues nunca en mi infancia asistí a la escuela. Por el trabajo que realizaba en prisión no recibía ninguna remuneración. Cumplí algo más de diez años y salí en libertad, pero me volví a encontrar con los mismos problemas de siempre, como si se repitiera una y otra vez mi pasado. Acudí a empresas públicas y alguna privada pero nada de nada, no me daban trabajo, entonces me apunté al paro que ya existía pero como la tramitación para poder cobrar se demoraba varios meses, para cuando llegó el momento de poder cobrar ya estaba de nuevo en la cárcel. Así sigo hasta el día de hoy, preso por diversos robos, a disposición del juzgado de instrucción numero 50 de Madrid. Hasta la fecha de hoy y a mi edad ya he cumplido cuatro condenas de más de diez años cada una, a pesar de mi buen comportamiento en todos los centros nunca se me ha concedido el beneficio del tercer grado, ni permisos, ni 71 la libertad condicional, por carecer de familia o un aval de alguna institución en la calle que me garantizase un uso de esos beneficios. Manifiesto además que nunca he delinquido para enriquecerme sino por absoluta necesidad. Hoy en prisión ya he cumplido 41 años a los que debo sumarle los 7.000 días de prisión en el orfanato. Sólo he estado en libertad 700 días, unos 2 años en toda mi vida. Hoy estoy catalogado como la persona viva que más tiempo lleva en prisión, no sólo de España sino también del mundo, se puede comprobar incluso, mucho más que una condena a cadena perpetua; es más, el terrorista más sanguinario de España, que está en la prisión de Nanclares de la Oca, lleva 25 años cumplidos a pulso, es el más antiguo de España, consta que cometió 19 asesinatos, y yo, como se puede comprobar por las sentencias, que nunca he ocasionado daño a ninguna persona, llevo 16 años más cumplidos a pulso que este señor, esto es una vergüenza y me está pasando por ser pobre y además de carecer de familia y de una defensa digna en los juicios. Quiero manifestar que los más de 15.000 días vividos en prisión en circunstancias muy duras, nadie, al igual que en el orfanato, ha venido a visitarme, lo que es muy doloroso para mí. He aguantado con mucha fuerza de voluntad y mucha esperanza, pero ya no tengo fuerza para seguir viviendo así, a pesar de mi fortaleza ya no confío en el camino de la esperanza, pues a mi edad sólo he pasado en la calle dos años. Próximamente volveré a ser juzgado, ya estoy acostumbrado y preparado para soportar otros 10 años más de cárcel, si es que Dios no me ahoga antes de tanto sufrimiento continuo. Todos los jueces conocen mi problema, pero me dicen que ellos tienen que aplicar la ley. No sé qué ley. ¿Existirá la compasión? “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Posiblemente esta será mi última condena puesto que la ley prohíbe estar en prisión penado a los 70 años. Muchas veces me pregunto, en la celda, ¿Dónde está Dios en mi vida? Y muchísimos días lloro por haber perdido el sol y encima las lágrimas no me dejan ver las estrellas. Estoy aprovechando que mi compañero de celda está durmiendo para escribir esta carta. Manifestarle a quien lea mi testimonio que para mí esta vida es un verdadero infierno y purgatorio, el infierno no está en otra vida como dicen los curas, está aquí, yo vivo en él. Todo este cautiverio sufrido me ha privado hasta la fecha de cosas muy elementales en la vida de poder verlas y practicarlas. A mi edad no he tenido novia, ni hermanos ni nada y nunca he visto en persona una playa, salvo en la televisión, nunca he trabajado en ninguna empresa desde mi nacimiento. Nunca he asistido a fiesta alguna, ni he pisado una discoteca, eso sí, y como no he conocido otro entorno en mi vida salvo vivir siempre con varones sí he practicado muchas veces actos sexuales con muchos reclusos previo acuerdo mutuo y es para mí vergonzoso decirlo, pero es lo cierto y todavía sigo practicándolo pero con menos frecuencia, a veces, los señores funcionarios me han sorprendido pero no me dicen nada porque está legalizado por ley. Desde hace muchos años vengo solicitando al gobierno, tanto un indulto parcial como una paga no contributiva y nunca se me concede nada, pues me piden unos requisitos que no puedo cumplir al estar en prisión. Siempre los directores de las prisiones me dicen que en la cárcel soy un buen preso pero que en la calle soy un mal ciudadano, y los funcionarios de prisiones me dicen que esta es mi casa, la prisión, pero yo no lo siento así. Eso sí, hoy soy el preso más respetado de todo el país, se me conoce como el Robin Hood. Soy respetado por todos los reclusos funcionarios. y por los 73 Desde mi primera entrada en prisión hasta hoy nunca he sido sancionado, lo que indica que yo no soy una persona mala ni conflictiva, muy al contrario. No soy adicto a ninguna clase de drogas, ni fumo tabaco, ni me gustan las bebidas alcohólicas. En prisión empleo el tiempo para pasear, escribir y jugar parchís. Como experiencia positiva, en mi vida, tan triste, fue en mi última condena cumplida en la cárcel de Aranjuez. En esa prisión si llegué a formar una familia con varios reclusos, más bien jóvenes, ahí sí me sentía querido y yo a ellos les quería tanto que me creía que eran mis hijos, compartimos todo durante días enteros y así esto duró varios años. En la cárcel conocí en parte el cariño que me hubiera hecho falta de niño. Tanto fue el cariño que yo les tenía a ellos como ellos a mí, que no tenía ganas de que llegara nunca mi libertad que estaba prevista para el día 7 de diciembre del 2007, y conforme se acercaba dicha fecha yo iba poco a poco cayéndome. Fueron casi seis años muy felices, tanto que la libertad me importaba un comino. Me llegó la libertad y me negaba constantemente a salir porque sabía que mi libertad significaría el final de mi familia y así sucedió, uno por cada lado y yo los tenía a todos juntos y agrupados, al perder a mi familia mi vida ya no tenía sentido. Ya no quiero formar otra familia porque luego las despedidas son muy duras para mí. Cuando llegó mi libertad me resistía a salir. No quería perder el grupo de amistad que tanta felicidad me proporcionaba. En mis largas condenas cumplidas he visto muchos suicidios de compañeros de reclusión. La mayoría lo hicieron por problemas mucho menos graves y dolorosos que los sufridos por mí. La mayoría se suicidaban porque al caer preso les dejaba la mujer, le abandonaba la novia, etc. aún sigo viendo suicidios muy a menudo. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Nunca he sido una persona envidiosa, muy al contrario, pues en esta vida nadie me ha enseñado que existe otra vida distinta, pues si desde niño hubiera tenido unos padres que me amaran nunca hubiera pisado una prisión. Muchas veces pienso que a lo mejor soy un instrumento de la voluntad de Dios porque es imposible que esté malviviendo toda una vida entera, para mí es impresionantemente doloroso.‛ A raíz de esta carta, se produjeron varios encuentros entre Paco y yo, durante los cuales dialogamos mientras caminábamos por el patio de la cárcel. ¿Si salieras hoy mismo de la cárcel, qué es lo que más te gustaría hacer, eso que harías con pasión, responsabilidad y entusiasmo? le pregunté durante uno de esos encuentros. “Me encantaría trabajar de portero de algún edificio, vivir en un sitio pequeño como una celda, pero fuera de la cárcel, limpiando las escaleras, abriendo la puerta, cuidando el edificio. O también me gustaría mucho conducir algún vehículo. Con un mínimo de dinero yo podría vivir muy dignamente” me dijo. Me quedé en silencio mientras pensaba qué comunidad de vecinos contrataría a Robin Hood como portero de su edificio. Entonces, Paco, que al parecer leyó mi pensamiento, dijo: “es imposible ser portero con mis antecedentes y con la edad que tengo tampoco podré conducir; adem{s no tengo permiso de conducir.‛ La realidad nos abofetea cuando supera la ficción He aprendido mucho gracias a Paco. Un día dijo algo que nos llevó a la reflexión y al diálogo. 75 Afirmó sorprendido: ‚no entiendo cómo tanta gente, habiendo tenido padres y familia, comete delitos; yo no estaría preso si hubiera tenido una familia‛. Paco argumenta que sus primeros diecinueve años fueron la peor prisión, pues estuvo en un internado. Dice que ahí es donde comienza la desgracia, pues los centros de menores son como centros de tortura psicológica, emocional, física y hasta sexual. De los centros de terror se salta en un pispás a la delincuencia y así se vive toda la vida al límite de la exclusión social. De acuerdo a su punto de vista, la familia sería la base para no delinquir. Entonces intenté hacerle ver que hay varios casos de presos que están aquí, que tienen familia y, sin embargo, matan, violan, roban, agreden. Esto demuestra que ninguna familia es garantía para evitar la delincuencia, ya que más bien se relaciona con la ausencia de amor, de aceptación y de cariño. Y en algunas personas, el dolor causado por esta carencia se transforma en ira, en odio, en agresividad y violencia. Una energía enorme y desbordante que tiene que liberarse de alguna manera, y la delincuencia es una opción muy efectiva para vomitar tanto resentimiento. En estos meses en prisión he hablado con decenas de presos y cada uno de ellos tiene alguna grieta profunda en su pasado. La ley de causa y efecto es contundente en la vida de cada ser humano. “Dime lo que te ha sucedido y te diré lo que te va a suceder”. No hay nada de lo que hagamos que no esté relacionado con el pasado, con las memorias, con lo aprendido. El estar en prisión, por la razón que sea, tiene una semilla sembrada en el pasado. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Las causas pueden ser infinitas y complejas, y es apasionante poder observarlas y darnos cuenta de cómo, inconscientemente, nos buscamos nuestro propio destino. El pasado es una de las cárceles más seguras para vivir, y donde estamos todos metidos. Me refiero a segura, en dos sentidos. Por una parte, porque es casi imposible salir de ahí y, por otra, porque vivir “desde” el pasado, hace sentir seguridad; todo es conocido, cómodo y confortable. En lo que respecta a la vida interior, a la paciencia y a la comprensión, la mayoría de las personas está mucho peor que Paco, incluso teniendo padres. Esto demuestra que un hombre como él, que no ha tenido familia, ni ha recibido amor, puede meterse dentro de sí mismo y crear un espacio de comprensión de su propia realidad. Para mí ha sido un maravilloso ejemplo cómo asume su situación en lo cotidiano. Pero, al mismo tiempo, me produce una sensación muy extraña ver a un ser humano adaptado a una cárcel, para siempre. Le pusieron por apodo “Robin Hood”, porque cuando salía de sus condenas enviaba dinero a decenas de presos. Dinero que robaba, claro. Una de esas veces, la policía lo cogió en el Banco haciendo una larga lista de ingresos para presos que no tienen nada. Mientras hablaba con Paco, acerca de la poca utilidad que tiene el dinero, en comparación con amar y ser amados, cada una de mis células vibraba con la energía de la comprensión. Me decía a mí mismo que la vida tuvo que traerme a una prisión, para entrar en contacto con esta experiencia invaluable, porque esto es algo que, de otro modo, no habría podido vivir ni comprender. 77 Estar en libertad es algo que vale mucho más de lo que creemos. Pero también es cierto que estar en una cárcel puede ser mucho más significativo y enriquecedor de lo que pudiésemos imaginar. Un día le pregunté a Paco si había aprovechado todo ese tiempo en prisión para aprender algún oficio. “Lo que se aprende en la prisión para trabajar, afuera no sirve de mucho, porque cuentan los antecedentes penales. Lo único que se puede aprender aquí, y que resulta muy útil, es a delinquir. La cárcel es una universidad del delito, un centro de perfeccionamiento del delincuente‛, fue su respuesta. Paco creó un curso para delincuentes. Sus apuntes todavía están en la pizarra de la sala de no fumadores, pero ya no le dejan enseñar esas cosas. El curso se titula “Manual del atracador”, lecciones para ser un profesional (Teoría del delito). Los enunciados son: 12- No hay robos o golpes imposibles sino hombres incapaces Lo difícil no es saber dar el golpe sino saber conservar y no gastar el botín 3- Lo importante no es que te lleves mucho o poco sino que cuando te detengan no te quiten nada 45- Si te dan el alto en nombre de la ley huye en nombre de tu libertad En España hay mucho dinero, lo que no hay son profesionales para llevárselo 6- Los trabajos bien hechos se ganan antes de hacerlos, la preparación es fundamental En su curso afirma: “El dinero debe estar cambiando de lugar siempre, si no se detiene el fluir. Si se queda quieto, mal asunto. Yo lo saco de “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela las sucursales bancarias y lo pongo en manos de presos que lo necesitan y lo usan bien‛. Otras de las afirmaciones contundentes que hace es: “Para dejar de ser pobre hay tres opciones: ganar la lotería, corrupción, un buen golpe‛. Paco ha cometido más de cien atracos sin usar la violencia y con una efectividad increíble. Una de las veces que se lo llevaron al Juzgado, se fue en pijama y se llevó un bocadillo para comer, porque dice que en esas vueltas pasa hambre. Y en una oportunidad se quedó dormido en el juicio. ¡Imagínate el grado de relajación que tiene que tener un individuo para quedarse dormido en su propio juicio! Un día lo vi realmente mal; con la barba desarreglada, sucio, la ropa arrugada y manchada, sin peinarse desde hacía varios días. En un estado de abandono total; parecía deprimido. Entonces me acerqué y le pregunté: “¿Qué te pasa, Paco, que te veo tan mal?‛ El se rió y me respondió algo sorprendente: “lo que pasa es que este fin de semana viene a verme, por primera vez, un señor que es gerente de un Banco, y me va a dar algo de dinero para poder comprarme un televisor y gafas que necesito para leer. Si no doy la impresión de ser un indigente, no me va a ayudar; tengo que dar un poco de lastima‛ Entonces comprendí cómo encarna el “personaje de víctima” y la experiencia que tiene para interpretarlo muy bien. Me dolió, no sólo porque es esclavo de un pasado que no puede olvidar ni dejar atrás, sino por las secuelas del mismo, que lo empujan a conseguir la satisfacción de sus necesidades desde la lástima. Me contó que hubo varias personas que se compadecieron de su situación y le enviaron dinero. 79 Vinieron del periódico ABC a hacerle una entrevista titulada “El preso perpetuo”, que se publicó en noviembre de 2009, y ese mismo artículo lo perpetuaba y catapultaba. Yo mismo se lo entregué y lo leyó delante de mí. Al terminar, le pregunté “¿Qué sientes Paco?” El se rió y dijo: ‚est{ bien, quiz{s la redacción del periódico me ayude con algo de dinero‛. En esa oportunidad habló de algunas cosas en las que yo quería escarbar más, entonces se me ocurrió hacerle una entrevista en la que se profundizara acerca del aspecto humano del delincuente. Le pregunté si tenía ganas de responder a algunas preguntas acerca de su vida. Intuía que podía encontrar alguna clave para mi propia vida (por alguna razón había surgido un acercamiento entre ambos), pero no quería indagar en su pasado, porque suponía que le produciría más dolor. Podría haberle hecho las preguntas mientras caminábamos, pero opté por pasárselas por escrito y le pedí que sólo respondiera las que no le provocaban molestia ni dolor. Una mañana vino a mí sonriendo y con cara de héroe me dijo: ‚las he respondido todas; aquí est{n‛. ¿Podrías perdonar a tu madre por haberte abandonado? ‚De por sí, y sin conocerla, la perdono, porque si hizo eso habrá sido por causas mayores. Si sigue con vida, quizás me esté buscando, al igual que yo a ella. Soy consciente de lo mal que tuvo que pasarlo ella por aquellas fechas. En verdad yo la perdono.‛ ¿Qué es lo mejor que te ha sucedido en la vida? ‚En mis 62 años, lo mejor es haber conocido a cuatro jóvenes amigos en la cárcel de Aranjuez, con quienes formé una familia. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Ellos me llamaban ‚padre‛ y ‚viejo‛, y yo los consideraba mis hijos. Estuve mucho más feliz encerrado dentro de una cárcel con ellos que con lo que me encontré en la calle cuando salí en libertad. Me habría gustado estar con ellos hasta el día de mi muerte.‛ ¿Piensas seguir robando cuando salgas de la cárcel? ‚Si salgo en libertad, en las mismas condiciones anteriores, casi con seguridad tendría que volver a delinquir. Aunque siempre he salido reinsertado y he luchado por buscar trabajo, nadie me contrata por los antecedentes. Y si a eso añado que me tocará vivir en la calle y sin familia alguna, me veré obligado a robar para sobrevivir. Luego tendré que volver a mi casa: la cárcel. Aunque no lo siento así, cada vez que vuelvo a la cárcel, los funcionarios y los periodistas dicen ‚ha vuelto a su casa.‛ ¿Has pensado en suicidarte? ‚Sí, se me ha pasado por la cabeza en reiteradas ocasiones. Incluso lo intenté en el psiquiátrico de Carabanchel. Estuve en coma 27 días, pues como sufro diversos tipos de depresiones, cuando me coge muy fuerte sólo me pasan cosas malas por la cabeza, entre ellas la del suicidio, porque pienso en mi vida y veo que es un infierno‛. ¿Por qué y para qué dabas clases o lecciones para atracadores? He dado clases a muchos presos, porque ellos me lo pedían. Sabían que yo era un profesional y querían que les contara secretos del oficio. A ellos les gustaban mucho mis lecciones, porque se distraían del entorno carcelario y podían tener una mejor preparación para no caer en errores del pasado. Lo más importante es poner cada vez más atención en lo que hacen. Sé de algunos a los que les ha ido mucho mejor después de mis clases, por los consejos y lecciones que recibieron de mí. 81 No es que esto fuera una escuela de delincuentes, sino que era un curso para prevenir errores que les costarían ser atrapados, con su consecuente detención. ¿Qué es lo mejor y lo peor de estar en la cárcel? En la cárcel no existe lo mejor ni lo peor, cada uno lo asimila a su manera. Hoy en día el sistema carcelario no es tan severo como antaño. En la cárcel se hacen muchos amigos con gente que nunca has conocido y eso me ha dado mucha satisfacción. Lo peor son las peleas, muy duras entre compañeros, y ver todos los días casos de personas muy tristes y deprimidas, por los seres queridos que tienen afuera. Pero no es mi caso, porque yo no tengo a nadie de quien preocuparme ni a quien recordar. ¿Es justa la vida? ¿Quién trata injustamente a quién? Antes de irme de la prisión, le pedí a Paco que me firmara una autorización para publicar su testimonio personal. Sonrió y me dijo: “envíame un libro, por favor, así se lo muestro a mi abogado y al Juez‛. Le dije: “si se publica y se vende, yo mismo te enviaré dinero para las cosas que necesitas”. ‚Ya tuve el juicio y me han condenado a siete años m{s, saldré casi a los 70 años. Como ya llevo dos, sólo me faltan cinco. Pero en realidad no me conviene salir, porque aquí lo tengo todo. Además estoy en una dinámica de enviar cartas a mucha gente y recibo respuestas. Algunos me ayudan y otros vienen a visitarme. En realidad me convendría quedarme aquí‛. Entonces le pregunté: ¿tienes algún motivo de verdad para salir de la cárcel? Y me dio una respuesta muy sincera. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela ‚Sí, volver a atracar, pero no Bancos. Tengo pensada otra cosa mejor, que sea m{s notorio‛. Comenzó a darme detalles de su nuevo plan y le detuve para preguntarle: “¿Para qué quieres seguir atracando? Tú no necesitas dinero para vivir fuera de la prisión y, si no es por dinero, entonces ¿por qué?‛ Me dio una respuesta iluminadora. ‚Porque quiero ser m{s de lo que soy y atracando me siento importante‛. Su respuesta fue sorprendente para mí. Y ya puesto en el tema, decidí continuar profundizando: ¿Cómo ves tu futuro? ¿Dónde o cómo morirás? Sonriendo me dijo ‚en la c{rcel‛ y agregó ‚me gusta mucho atracar, si no atraco no soy nadie. Además, yo no le tengo miedo a la cárcel, incluso me gusta tanto como atracar. Por otro lado afuera no tengo dónde, ni con quién vivir‛. Y para terminar, me dijo: ‚ni siquiera sé de quién es mi apellido; si del que me recogió en la calle, del que me inscribió en el Registro Civil o de algún empleado del juzgado‛. Francisco del Moral, es un preso perpetuo que se muere en la prisión, por una identidad creada por el entorno que a él le tocó. Si saldrá o no de esta tenebrosa cárcel, no lo sé, pero es lo que me gustaría que sucediera. Incluso hay aquí un rumano, un amigo que tenemos en común Paco y yo, que le ofreció para cuando salga de la cárcel, una casa y un trabajo digno en el que se sienta tanto o más importante que cuando atraca. Las peores injusticias que cometemos los seres humanos son la incomprensión, la indiferencia y la insensibilidad. Y las 83 cometemos no sólo con los demás, sino que también con nosotros mismos. El pasado de un ser humano, por más duro que sea, nunca podrá justificar sus actos delictivos. Pero quienes convivimos con quienes han delinquido, sí podemos comprenderles y no empeoramos su situación con nuestra actitud. Y, al decir “comprender”, me refiero a empatizar, a considerar todos los aspectos por los que alguien puede acabar así. Somos un sistema, un complejo entramado de experiencias, un conjunto de percepciones de lo que hemos vivido. Según las Constelaciones Familiares, somos el entorno familiar. Según la Psicología Sistémica, somos un sistema. Según la Psicogenealogía, somos una energía que proviene de nuestros antecesores; el resultado de cómo han pensado y en qué han creído nuestros padres y abuelos. El pasado ha producido una impronta muy profunda, que ha marcado el surco por donde transitamos la vida. Estamos condicionados por márgenes muy bien determinados, que se registran en nuestra psiquis, como un “programa” con el que nos identificamos y del que es casi imposible salir. Somos máquinas útiles a los designios de dicho programa; un esbozo del pasado proyectado en el presente. Por eso Paco, como muchas otras personas, necesitan estar conectados con su pasado, mantenerlo vivo, tener flashback cada día, para cargar el combustible que les permita seguir adelante, copiando y pegando, copiando y pegando, creando futuro a partir del pasado. Un modelo en el cual el presente no cuenta, y así la vida acaba siendo un salto trágico y absurdo del pasado al futuro, sin vivir el “aquí” y ahora”. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Y a no ser que salgamos de esa enfermiza dinámica que deja de lado el poder del presente, moriremos en esa cárcel sin conocer la libertad de la conciencia, porque la conciencia se libera en el plano humano cuando se expande en el presente. El presente es el único tiempo real que existe, la eternidad misma. He querido contar lo de Paco, porque la experiencia de la cárcel me ha permitido comprender a todos los seres humanos, comenzando por mí mismo. A partir de la comprensión, surgió el respeto y la empatía por los otros y esto ha cambiado mi mirada. Son los mismos ojos, pero ahora sin las gafas a través de las cuales miraba y juzgaba a las personas por cómo eran o por lo que hacían. La mayoría de las personas que hablan y critican a los delincuentes, no tienen idea de lo que es ser indigente, abandonado, pobre, maltratado y criarse con la impotencia de la ausencia de recursos y de apoyo. Es verdad que no todos los desvalidos acaban siendo delincuentes, pero es porque han sido favorecidos en el aspecto biológico, psicológico o social. No se cometen delitos por haber nacido delincuente; no hay genes delincuentes ni malignos. Estuve investigando el tema y dicen los expertos que no hay indicios genéticos de malignidad, sólo predisposiciones indefinidas. El entorno es lo que condiciona al individuo, y de eso trata la epigenética, a la que me referiré más adelante. Lo cierto es que cada uno asume una actitud frente a la realidad de los otros. 85 Los humanos estamos programados por la memoria y condicionados por la experiencia. Las cosas y las personas no pueden mejorar, de lo contrario lo harían. Por algún motivo son como son. Con nuestra actitud, indiferente e incomprensiva, sólo contribuimos a empeorarlas y es lo que generalmente hacemos. No pretendo que se les perdone o se les libere, ni que se le disminuyan las penas, sino que se considere la injusticia que estamos cometiendo como sociedad, tratándoles como si ellos hubieran elegido ser así, y condenándolos a la cadena perpetua de la desaprobación y la indiferencia. No se trata de psicoanalizar a los delincuentes, buscando las raíces de sus conductas en un pasado que ya no existe, porque eso sería como hacer autopsias psicológicas a seres que han muerto en vida y no es necesario torturarles. Las raíces de todo lo que nos sucede a nivel individual, social, y como Humanidad entera, son muy profundas y complejas. El día en que comencemos a considerarlas como la causa de cada momento y situación en el presente, nos perdonaremos unos a otros y sobre todo a nosotros mismos. Hay situaciones en la vida de las personas que son difíciles de imaginar, y es imposible saber de qué forma les van a afectar, a dónde las van a conducir o en qué conducta van a degenerar, porque cada ser humano, ante experiencias similares, responde de diferente manera. Son muchísimas las experiencias duras de atravesar. No sólo estar en una cárcel, sino también ser maltratado, violado, vivir la muerte de uno o varios seres queridos, perderlo todo, “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela vivir en la marginalidad, la pobreza y la miseria, estar en una guerra, enfermar gravemente o ser acusado y juzgado injustamente. La injusticia es una de las sensaciones más horribles que se puedan experimentar. Y tratar injustamente a un ser humano es una de las torturas más horribles. Sentir que somos tratados injustamente, por la Vida o por otros seres humanos, es desolador. La sensación de injusticia es hiriente, dolorosa, y puede activar la impotencia, la tristeza, la soledad. Pero también puede llegar a ser una energía transformadora. ¿Qué habrán sentido Federico García Lorca o Sócrates al ser asesinados por la “justicia” imperante en ese momento? ¿Qué se habrán preguntado? ¿Cómo lo habrán interpretado? No había causa para juzgarles y sin embargo les condenaron a la pena máxima. A partir de esa sensación de injusticia se puede acceder a una de las comprensiones más profundas de la Vida. Quizás a esos seres tan preciosos les ha tocado eso, no como castigo, sino como regalo. Todo depende de cómo tomemos las cosas, desde dónde las miremos, y de lo conectados que estemos con el infinito espacio interior. Se cuenta que Sócrates estuvo entregado, abierto y predispuesto a ser envenenado, incluso siendo inocente. Él quería experimentar la muerte. No tenía miedo, y no trató de eludir el juicio ni la justicia. Fue capaz de utilizar una situación injusta, no para llenarse de ira y rencor hacia el ser humano, sino para acercarse a sí mismo y conocer más profundamente la existencia. 87 Sócrates vivió hace muchos años, pero continúa viviendo en el inconsciente colectivo de una Humanidad que quiere superarse a sí misma. No todo el inconsciente está lleno de traumas y malos recuerdos. Cuanto más profundizamos, más riqueza hay, pero como la primera capa está llena de mierda, no nos animamos a entrar. Cuando yo conecté con esa parte sana y pura de mi inconsciente, comprendí que podía utilizar esa situación como un gran aprendizaje y me abrí a ello. Muchas veces recordé un texto bíblico que dice: ‚A los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien‛. Pero para mí ese texto resonaba una y otra vez sin la palabra Dios, porque “Dios” es un nombre, nada más. Entonces, en mi corazón, resonaba así: ‚A los que aman la Vida, la existencia, lo que les toca vivir y a sí mismos, todas las cosas les ayudan a bien.‛ ¿Es justa la vida? ¿Por qué a algunos seres humanos les toca sufrir mucho más que a otros? ¿Quién puede ser indiferente ante la impotencia y la desesperación de otros seres humanos? Evidentemente casi todos hemos logrado esa increíble habilidad para ser indiferentes, lo que no nos permite ver ni sentir, o hemos adquirido la costumbre de mirar hacia otro lado para no conectar con lo que a otros les toca vivir. Pero, para eso, primero hemos tenido que ser indiferentes e insensibles ante nosotros mismos. Y si abordamos la vida con esa indiferencia e insensibilidad; si miramos los males de la Humanidad desde la oscura celda de la comodidad y del egoísmo, es porque estamos encogidos en el “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela sentimiento de culpa por ser partícipes de todo lo que nos sucede como especie. Estamos viviendo desde una celda materialista que nos empequeñece por el miedo a enfrentarnos a la verdad. Por eso me atrevo a preguntar: ¿Quién es injusto con quién? ¿Y si en realidad no existe justicia ni injusticia? O lo que es peor ¿y si todo es perfecto así como es? 89 La maestría de las limitaciones La comprensión de la esclavitud libera la conciencia Se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver. También que el más enfermo es quien no ve su enfermedad y que las personas más infelices son las que no reconocen que lo son. De igual manera, si los humanos no logramos percibir nuestra propia esclavitud, no podremos alcanzar la libertad. El cautiverio es un estado de inconsciencia frente a la propia esclavitud. Para quienes estamos en la materia es un estado natural y, si no liberamos la conciencia, quedaremos atrapados, desperdiciando la oportunidad. Quiero compartir los descubrimientos que he podido hacer, desde el plano de mi propio nivel de conciencia, al haberme distanciado de la agobiante realidad para verla con amor y comprensión. La Vida es una experiencia de infinitas posibilidades pero también de infinitas limitaciones. Una contradicción que desde siempre nos ha causado conflicto y que, sin embargo, debemos comprender para liberarnos del cautiverio en el que vivimos. Para lograrlo, la conciencia es nuestra gran aliada. Si bien estamos capacitados para darnos cuenta de lo que hacemos y de las repercusiones de nuestros actos, no hemos usado la conciencia, y justamente a través de ella, que nos diferencia del resto de las especies, podemos liberarnos de todas las cadenas. La historia humana está llena de conflictos y sufrimiento, y a medida que los siglos pasan, y vamos evolucionando, comprobamos que no nos hemos dado cuenta de casi nada, y que cuando hemos tomado conciencia, ya era demasiado tarde. La trampa esencial es la ignorancia, la distracción, la falta de atención, el hecho de no estar presentes en el “aquí y ahora”. Y no “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela porque no tengamos sensibilidad y conciencia, sino porque no las utilizamos, porque estamos dormidos en la comodidad de lo aprendido y de lo establecido y, lo que es peor, no queremos que nos despierten. Reconquistar la propia libertad es un acto heroico. Es cierto que las limitaciones son nuestro infierno pero, si nos quitaran el infierno en que vivimos, quedaríamos reducidos a una especie animal más y ya no podríamos tener la oportunidad que nos da la conciencia de recuperar la dignidad. Y ese es el maravilloso desafío de la vida. Las limitaciones son el lenguaje que ha usado la creación para la evolución de la conciencia humana. Estamos en la línea que divide dos infinitos: el interior y el exterior. Y podemos adentrarnos en ellos o pasarnos la vida haciendo equilibrio en esa delgada frontera mental que hemos construido, y que nos separa del Universo. No sé si habrá sido un experimento de alguna especie extraterrestre o una broma de mal gusto de la existencia. La Biblia propone que ha sido una idea de Dios para darle al Hombre libre albedrío. Para mí es un subproducto de la evolución cósmica, fruto de la creación que se crea a sí misma. Dios es sólo el nombre que le hemos puesto a la creación. Lo aprendido es lo único que existe para la mente Quien me inspiró a meditar y a escribir sobre la liberación de lo aprendido, es alguien que se dedica a la delincuencia desde que tiene uso de razón. Lleva casi veinte años de cárcel, por diferentes condenas, y según me ha contado, ha robado, secuestrado e incluso matado. Y, aunque parezca mentira, en su búsqueda de liberación están escondidas las mismas claves de la libertad que nos han transmitido los grandes Maestros que visitaron la Tierra. 91 Aunque él me autorizó a hacerlo, no daré su nombre por razones procesales. Lo llamaré Marcos. Un hombre atrapado en lo aprendido de niño, cautivo en lo que le enseñó su padre y su entorno cercano. De allí sacó el molde para diseñar su propia vida. Su padre estuvo mucho tiempo en prisión y su madre, antes de morir, le rogó que no pasara también él su vida en la cárcel. Una súplica que ronda cada día en su cabeza, porque intuye que no podrá cumplir lo prometido. Me produce mucho dolor contar esto; el dolor de la impotencia de ver a un niño puro, creativo y sensible, como todos los niños, que ha sido marcado por un entorno que ha creado a un ser “criminal‛, como él dice, “identificado con la delincuencia”, para luego ser procesado durante casi toda su vida por la justicia de varios países, por dedicarse a lo único que aprendió a hacer en la vida. Él participó en golpes que dieron la vuelta al mundo a través de las noticias, y me habló con orgullo de haber actuado “profesionalmente” en cada uno de esos golpes maestros. Cuando la INTERPOL lo arrestó, tuvieron que atraparlo entre decenas de policías expertos después de haberlo seguido durante mucho tiempo, pues, según él mismo dice, es muy agresivo y escurridizo, y siempre armado hasta los dientes. Pero lo más significativo de este hombre es su búsqueda interior, su capacidad de observación y su sensibilidad (aunque reprimida). Se acercó a mí un día, después de observarme durante casi dos meses. Le llamó la atención el libro que tenía siempre en mi mano, que me envió Conchi, una de mis ex compañeras de vida. “TANTRA, El Lenguaje del Amor”. Lo cogió y me preguntó de qué trataba y quiso saber también de Osho, su autor. Sus preguntas abrieron el espacio para dar un paseo por el patio, conocernos y compartir nuestras vidas. Un encuentro con una “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela realidad en la que todos estamos atrapados, y que gracias a él pude ver en profundidad también en mí. Una experiencia maravillosa a través de la cual pude comprender la trampa de lo conocido, de la seguridad, de lo aprendido y de lo confortable; un acostumbramiento que nos lleva a ser una máquina de repetición. Una de las cárceles de la que nos es más difícil escapar. Si te conviertes en un criminal, te consideras un “profesional” y te identificas con la criminalidad ¿cómo haces para salir de ahí? Aunque te castiguen y te lleven a la cárcel, eso es lo que conoces y estás dispuesto a asumir el riesgo y pagar condenas, porque eso también forma parte de la “profesión”. Pero yo vi en ese ser humano una sed inmensa de salir de todo eso. Fue el único que vino muchas veces a mi mesa a copiar mis textos, a pedirme libros, a hacerme preguntas acerca de la meditación, la superación personal y la Vida. Su vida, su caso y su búsqueda fue lo que me motivó a profundizar en el tema: “la raíz de la esclavitud, de las limitaciones y de las c{rceles en las que vivimos”. Conocer la cárcel para escaparse de ella El vislumbre de la libertad es el resultado natural de la capacidad de penetrar conscientemente en nuestro cautiverio. Un regalo que nos da una conciencia que se atreve a ver la propia esclavitud. Y verla en toda su magnitud, es ver la mentira en la que estamos metidos. Sería bueno que un obeso supiera por qué está obeso, antes de adelgazar, o un adicto por qué lo es, antes de dejar la adicción. Ser conscientes del estado en que estamos, no es psicoanalizarse sino “comprenderse”. 93 La clave para penetrar en el por qué de las cosas que vivimos, es profundizar en las causas y aceptar los efectos, sin juicio. Una honesta averiguación y la sinceridad de reconocer cómo estamos. Isabel Allende afirma: ‚hoy hay m{s esclavos que nunca; sólo en el sudeste asiático hay 27 millones de seres humanos en situaciones esclavizantes‛. Parece contradictorio decir que las limitaciones son una maestría, una realidad de la que podemos aprender y evolucionar, pero “es tan así, que así es”, como dice mi hijo Eli{n. Pareciera ser que las prisiones que nos toca atravesar durante la vida, esconden el secreto de la liberación e incluso de la evolución, como una trampa de la que tenemos que aprender a escapar. En la India se habla de ‚salirse de la rueda‛ que gira y gira sin parar. Cuando se sale del ‚karma‛ (ley de causa y efecto), sucede la liberación. La libertad es salirse del automatismo inconsciente. La visión que voy a dar, no es la única, ni la mejor, ni la última; es sólo la mía, y probablemente también la de muchos. Quizás este libro sea la oportunidad de conectar a todos los que estamos teniendo esta visión, que en mí se ha cristalizado estando en prisión. Para mí, nacer en el mundo es nacer en una gran cárcel, donde a cada uno le corresponden sus propias celdas y cadenas. Como si viviéramos en cajas chinas, una dentro de la otra, sin saber cuál es la última. Estamos metidos en la caja más pequeña y, a medida que vamos abriendo cada una de las cajas, nos damos cuenta de que estamos dentro de otra. Así una y otra vez. Y nos preguntamos cuándo acabará este infierno de limitaciones para entrar a un espacio abierto y sin límites. Que nos quiten la libertad física, como en mi caso, es una gran ocasión para meditar acerca de la libertad, y para descubrir que el verdadero secreto no está en cómo conseguir todo lo que “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela deseamos, sino en mirar dentro de nosotros mismos con ojos limpios y puros. Todos los días veo a mi alrededor sólo altos muros de hormigón y quisiera que mis ojos pudieran atravesarlos para ver el campo, la gente yendo de aquí para allá, los árboles floreciendo, a mis hijos jugando y riendo, a Paula durmiendo, cocinando y dándole de comer a nuestra hija. Y de tanto desear ver hacia afuera, un día me di cuenta de que el secreto estaba en dar un giro en 180 grados y mirar dentro de mí. Las circunstancias que me rodean me ayudan a ver mejor mi realidad interna, ya que en un régimen penitenciario todo es limitado: el espacio, las llamadas telefónicas, los horarios, el tiempo para comunicarnos con la familia, los vis a vis. Los muros altos, grises y gruesos están ahí, frente a tus narices, en todo momento. Hace casi nueve meses que no puedo ver la salida ni la puesta del sol. He pasado muchas horas sentado frente al muro de mi celda, tocándolo, mirándolo, sintiéndolo dentro de mí y descubrí así que los más altos muros que me encierran y me atrapan, no son los de esta cárcel de Valdemoro sino los de mi propia mente. Un trabajo, una familia, una pareja, una adicción, una religión, un hábito, un recuerdo, una emoción, un deseo o un objetivo, pueden ser c{rceles virtuales para el “preso interior”. Un recluso congénito que habita en cada ser humano, que quiere estar entre rejas, adicto a estar atrapado, condenado, sometido y limitado. La esencia del carácter sumiso de toda la humanidad, ha sido la causa de todas las esclavitudes en todas sus manifestaciones y épocas. En su libro “El miedo a la libertad”, Eric Fromm explica “si un niño se adapta al sometimiento de un padre y/o una madre severos y amenazadores, porque les teme demasiado como para rebelarse, se transforma en un buen hijo, pero ocurre algo trágico dentro de sí; desarrolla una intensa hostilidad hacia sus progenitores, la que reprime, pues sería peligroso o inadmisible expresarla. Tal hostilidad reprimida pasa a formar parte de su 95 carácter y ello le conduce a diferentes sumisiones más o menos profundas. Por otro lado surge una actitud desafiante dirigida a la vida en general, a la sociedad o a un determinado sector‛. Esto nos pasa a todos, en mayor o menor medida y, de una u otra manera, muchas veces descargamos contra nosotros mismos esa hostilidad reprimida, al creer que somos culpables y merecemos ser castigados. Lo primero, y quizás lo más complicado de comprender, es que estamos atrapados en nosotros mismos y por nosotros mismos, o en nuestra propia mente finita, limitada e insignificante, reprimida y condicionada, que aprendió la lección de la sumisión, el sometimiento y la limitación, como una realidad constante. Es la “agorafobia” de la mente, que teme la libertad y los espacios abiertos y quiere estar encerrada en sí misma, porque así se siente segura. Dentro de esa cárcel, que es la mente humana, a su vez se nos ha encerrado en un módulo, que es el modelo cultural, religioso y político y que depende del lugar en donde nacimos y fuimos criados. Y luego nos han metido en una celda personal, que es el “yo” (nuestra identidad o lo que llamamos “nuestra forma de ser”), y dentro de la celda estamos con cadenas que nos sujetan, y que es el programa de adaptación que nos ha impuesto la sociedad, donde también estamos atrapados. Según la psicología, un “yo” no adaptado a la sociedad es un “yo” enfermo, porque no se ha normalizado ni sometido. O sea que para ser “normal” hay que permitir que nos atrapen, y toda rebeldía o resistencia al proceso de normalización será visto como peligroso y amenazante por todas las ovejas del rebaño. Un día vi en la cárcel de Soto del Real a un muchacho con su torso totalmente tatuado. Era muy joven y fuerte; un “Latinking”. Mató a un integrante de otra banda y por eso está en la cárcel. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela “¿Quién eres tú fuera de la banda de los Latinking?” le pregunté. ‚Lo que has hecho te habrá afirmado como integrante de tu grupo, pero te has debilitado como individuo. No hablamos mucho, porque la verdad es que lo vi con muchas ganas de pegarme, pero fue muy respetuoso con mi insolencia. Los grupos nos esclavizan al poder que ostentan. Todo grupo que nace dentro de esta sociedad, por más rebelde que sea y por más independiente que crea ser, está regido por los mismos códigos de pertenencia de la sociedad y, por lo tanto, caen en los mismos errores. El más grave: el sacrificio de la individualidad por la permanencia del grupo. La mente humana no es el cerebro ni la inteligencia, sino que es pura identificación del “sí mismo”, y todo ese material lo guarda en la memoria. Creemos ser identidad + memorias del pasado y esa es la materia prima de la que están hechos los muros que nos atrapan. Por eso hay mentes criminales, mentes religiosas, mentes científicas, mentes de todo tipo, según la identificación que tengas. Criminalizar a alguien es convertirlo en un criminal identificándolo como tal por lo que ha hecho. Es condenarlo de por vida a ser eso. Muchos hombres en prisión, al preguntarles ¿Quién eres o a qué te dedicas? me han dicho: ‚soy ladrón, soy camello, soy maltratador, soy sicario, soy drogadicto o soy falsificador‛. La mente se atrapa a sí misma, autodefiniéndose de acuerdo a los actos, cuando en realidad se puede haber cometido un acto delictivo pero no por ello ser un delincuente. No somos lo que hacemos. Como contrapartida de esta realidad de autoencierro, tenemos un impulso de querer liberarnos, pues a la especie humana se le ha desarrollado, como producto de la evolución, una conciencia (que no es lo mismo que la mente), una inteligencia eterna que lo contiene 97 todo y que a su vez otorga libre albedrío a quien posee la capacidad de darse cuenta de su propia existencia. De ahí viene el deseo de salir y expandirse, de ser uno mismo, autónomo e independiente. Esta es la doble realidad existencial en la que vivimos: mente “agorafóbica” y conciencia “claustrofóbica”. Una parte de nosotros quiere quedar atrapada y otra quiere salir en libertad. Esta dualidad es una locura total que todos experimentamos, nos demos cuenta o no, y que tenemos que tratar de reconocer. Los animales y las plantas no tienen este problema, porque están unidos a la Naturaleza, son uno con ella, son lo mismo, no sienten que hay algo dentro y algo fuera. Pero los seres humanos nos hemos separado de la naturaleza exterior, por eso la dominamos. La base de este dominio está en la separación, y esta separación sucedió cuando el ser humano comenzó a elegir por sí mismo y nació el miedo psicológico. Parece ser que la especie humana tenía que crear una separación entre sí misma y el resto de las especies, como resultado de la visión consciente que le permitió su propia inteligencia. Y también tenía que crear una separación entre cada uno de los seres que componemos la Humanidad. Por tanto estamos separados del Universo, de la Tierra, de las especies y del otro. Pero a la vez necesitamos agruparnos dentro de lo conocido y unir fuerzas. En la cárcel veo grupos de rumanos, colombianos, caribeños o musulmanes, que se juntan en torno a su cultura para recrearse en lo único que conocen. Compartiendo su música y sus costumbres se sienten cómodos y seguros. Los seres humanos estamos separados por nombres, ideologías, creencias, profesiones, nacionalidades, límites geográficos, casas, muros. Un sin fin de delimitaciones que nos confinan a una prisión, en la que no podemos vernos, al estar identificados con ella. Y así surge la enemistad o el rechazo frente a otros grupos a los que no pertenecemos. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La separación, los límites, las fronteras, los lindes, son la base y el origen de miles de guerras. Es la esencia del conflicto humano. La mente ha creado al “yo” y este ha sido el creador de esta civilización belicosa, sádica, tirana y autodestructiva que conocemos. Todo lo artístico, lo espiritual, lo sensible y delicado que invita a la unidad, a la armonía y a la paz, han sido infiltraciones de la esencia pura, divina y eterna que se ha colado entre las grietas del “yo”. Porque conservamos esa esencia universal de la que emergen los valores individuales y es como un volcán que quiere manifestar su poder. Por esa razón el “yo” tiene que ser muy consistente, para no ser desplazado por el poder de la verdadera naturaleza. La identidad es el dique que contiene y reprime la verdadera naturaleza de nuestra esencia. Gabriel Pombo Da Silva es un anarquista gallego que pertenece a un movimiento internacional de izquierda radical. Estuvo veinte años en prisión, de los cuales trece en aislamiento por presunta pertenencia a banda armada o grupos terroristas. Ese aislamiento dentro de una cárcel es una verdadera tortura, pues no se tiene contacto ni siquiera con los carceleros. Dentro de una celda, solo y durante años, tuvo la posibilidad de profundizar en muchos temas que escribió en su libro “Diario e Ideario de un delincuente”. Allí cuenta cómo reflexionó acerca del “yo”. ‚Estar preso es acostumbrarse a uno mismo, explorarse y conocerse. Esta soledad y este aislamiento me están devorando por dentro. Cuando me criminalizaron (dijeron que yo era un criminal), me apartaron del cuerpo social al que pertenecía, dejé de ser un ciudadano con derechos básicos y me convertí en un trozo de mierda. Me comencé a preguntar si lo que llaman ‚yo‛ tiene algo propio, algo que no sea la suma de lo que hemos oído, leído o pensado. Somos la suma del pasado. Aparte del nombre propio, el número de DNI , Seguridad Social y cuenta bancaria ¿quién soy yo? ¿Es el ‚yo‛ una cosa fija, segura y estática o inestable y fr{gil? El ‚yo‛ es como la vida, como las ideas, como el amor o el cosmos; algo dinámico, relativo, coyuntural, sujeto al tiempo a los espacios, a la materia, la física y la química. 99 Yo soy yo, pero si me es difícil hablar de un ‚yo‛, m{s aún hablar de ‚nosotros‛. Gabriel Pombo Da Silva, independientemente de sus presuntos delitos o ideales, está en la misma celda que todos los seres humanos. El “yo” es lo que creemos ser, es lo que nos mantiene esclavos a nosotros mismos. El cautiverio es de la mente a través del “yo” y es una realidad humana perfecta así como es. No podía ser de otra manera. Por eso afirmo que nacer y vivir dentro de tantas limitaciones es una verdadera maestría que tarde o temprano tendremos que aceptar, comprender y trascender. El libre albedrío es sólo una cualidad de la conciencia, de poder elegir libremente lo que queremos, nos equivoquemos o no. Pero la repercusión de la conciencia ha sido mucho más profunda, porque elegir supone tener una inteligencia y la capacidad de evaluarlo todo. Por una parte es una desgracia existencial, pues ¿Cómo asumir que moriremos? ¿Cómo comprender la eternidad, que nunca hubo origen ni habrá final? ¿Cómo aceptar todas nuestras limitaciones? Por eso afirmo que tener conciencia es un infierno, pero ser conscientes es el Paraíso, porque es la oportunidad de contemplar todo lo que existe y comprenderlo. Llegar a comprender incluso que hay cosas incomprensibles y misteriosas, sorprendernos y maravillarnos de la creación y aprovechar la Vida como camino de realización y de reencuentro con el origen de todas las cosas. Pero esta opción no ha sido muy desarrollada por la conciencia humana. Más bien nos hemos inclinado a evadirnos, a distraernos, a huir y, sobre todo, a suicidarnos de una y mil maneras. Vivimos en una contradicción constante, porque queremos vivir más, pero creamos todo tipo de cosas que consumimos y que acortan nuestra vida y la del Planeta, como si quisiéramos que todo esto se acabara lo antes posible. De hecho es lo que siento en mi corazón cada día estando en prisión: ‚que esto se acabe ya mismo por favor‛. Y los humanos inconscientemente lo deseamos, porque percibimos la existencia como una esclavitud y al Mundo como una “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela hostilidad. Utilizamos la Vida para tratar de liberarnos, pero estamos tan atrapados en el “yo” y en la “sociedad” que nos deprimimos, nos frustramos, y explotamos individual y socialmente de muchas maneras. Hoy vino a hablar conmigo un muchacho de Sierra Nevada en África, y me contó que para poder salir del infierno donde vivía, tuvo que dedicarse a las drogas, lo que le llevó a recorrer casi todo el mundo. Y en esa travesía pudo comprobar que todas las personas están desesperadas, buscando algo que no logran encontrar, llenos de enfado e insatisfacción y que las drogas sólo calman esa desdicha. Pero esto no sólo le sucede a los seres humanos. Todo ser con conciencia tendrá el mismo conflicto, de sentirse atrapado en limitaciones y a la vez separado del Todo. Por eso es lógico y coherente que hayamos creado un “Yo” y una “sociedad”. Sigmund Freud afirmaba que el ser humano es antisocial y que la sociedad debe domesticarle (domarle), moderar sus impulsos básicos y concederle algunas satisfacciones en aquellos impulsos que, por ser de carácter biológico, no se pueden extirpar. En resumen, que el individuo es reprimido por la sociedad y como consecuencia de la represión de los impulsos naturales, se produce una transformación en tendencias culturales. La cultura es la manifestación de la represión. La cultura también es una gran cárcel, por eso la protegemos tanto. El padre de la psicología moderna llamó a este fenómeno ‚sublimación‛, esa extraña transformación de la represión en cultura. Por eso en la sociedad, cuanto mayor sea la cultura, mayor será la represión y más posibilidades de trastornos neuróticos. Si el volumen de represión es mayor que la capacidad de absorción, los individuos se vuelven neuróticos y se hace necesario concederles una merma en la represión, darles un poco de libertad, como si le soltáramos la cuerda al animal para que vaya un poco más lejos, o nos podría atacar. 101 Eso es lo que vienen haciendo todos los gobiernos y familias del mundo; darnos un poco más de cuerda para que creamos que somos libres, pero sólo nos han agrandado un poco la jaula. Necesitamos ver la ignorancia para salir de ella. En realidad nos tenemos que animar a ver cara a cara todo aquello de lo que nos queremos liberar. Porque el problema real no es la esclavitud sino la imposibilidad de verla y reconocerla. Y el mejor método para superar o vencer algo es conocerlo muy bien. Vivir y sentir las limitaciones para superarlas Es indispensable que atravesemos este pantano de incomprensión, con respecto a las limitaciones que nos toca experimentar en la vida. Ha habido muchos Maestros que, en diferentes épocas, nos mostraron esta realidad y nos indicaron el camino de salida. Un día, un Maestro que estaba reunido con sus seguidores dijo: ‚Aunque no lo sepa, cada individuo se encuentra limitado por el nacimiento, por la educación o por su propios deseos, de una forma u otra‛. Entonces uno de los presentes dijo: ‚Yo no me considero limitado, tengo y hago todo lo que quiero‛. El sabio maestro sonrió y le dijo: “La limitación se encuentra a veces incluso en el hecho de no sentirse limitado‛. Esa misma tarde, el discípulo y el Maestro caminaban sin rumbo fijo, y al pasar por debajo de un árbol de membrillo, el sabio tomó un fruto y se lo ofreció. “No me gustan los membrillos‛ dijo el joven. ‚Limitación‛, replicó el sabio. Reemprendiendo la marcha, el discípulo vio un ciruelo. ‚Qué hermosas frutas, me encantan las ciruelas‛, exclamó. El sabio repitió: “limitación‛. El discípulo todavía no comprendía que, siendo libre, en cualquier momento te puede gustar algo que no conoces o que no te gustaba. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Luego pasaron por un río, el agua se deslizaba apaciblemente y los cisnes nadaban acompañando el fluir de la corriente; en la orilla había árboles, flores, y en el agua maravillosos reflejos. El discípulo dijo: “¡qué belleza!, ¿verdad?‛, a lo que el maestro respondió: “limitación‛. Al cruzar el río vieron el cuerpo de un hombre al que habían apaleado y desvalijado. ‚¡Es horrible!‛ exclamó el discípulo. Y una vez más el maestro dijo tranquilamente: ‚Limitación‛. El discípulo comenzó a comprender que definir las cosas también es una limitación. Toda descripción está limitada por la interpretación de quien describe y por sus palabras. En ese paseo el maestro tuvo que usar constantemente la palabra ‚limitación‛. Entonces el discípulo se preguntó qué tendría que decir para obtener otra respuesta. Pasaban por una granja donde los niños jugaban en el patio, mientras los padres los miraban tranquilamente sentados en un banco. El discípulo se detuvo y contempló la escena con placer, percibió la sensación de alegre libertad de esa familia en ese momento y esa libertad que vio fuera y que no definió con palabras se le despertó dentro. El maestro dijo: “¡eso es armonía!‛ El discípulo sorprendido le dijo: ‚pero si yo no he dicho nada‛. A lo que el maestro contestó: “es verdad, pero has vivido la armonía‛. Cualquier definición es una limitación. La armonía no sólo estaba en el paisaje, sino que también en la quietud interna del observador. El camino avanzaba tanto como el nivel de conciencia del discípulo. Al llegar a otro punto del río, vieron una roca en medio de la corriente; el agua chocaba contra ella con furia y saltaba por el aire, cubriéndola por completo. ‚Mira esa roca, es una imagen de armonía; el agua intenta empujar a la piedra con violencia, la golpea con dureza y quiere apartarla, pero la piedra no contraataca, deja que el agua pase, por encima, por los lados, pero 103 no se mueve ni se enfada, y el agua fluye libremente, sin dificultad y sin tener que pelear con la roca. ¡Eso es armonía!‛ dijo el discípulo dando a entender que había comprendido. Y se quedó observando la roca y el agua con expresión abstraída, fundido en el sentimiento. Entonces el Maestro añadió: ‚la Naturaleza es la clave que lleva a la comprensión de la naturaleza humana, ya que está en el Hombre tanto como en el vergel o en la corriente de un río. Lo puedes sentir o ver, observando el crecimiento de las plantas, el impulso del fuego, el agua fresca, el viento dispersando las semillas o la tierra toda, permitiendo el nacimiento de tanta belleza. Asimismo el ser humano es fuego, tierra, aire y agua; es invierno, primavera, verano y otoño, pertenece a la naturaleza y, cuando vive en armonía, comprende la paz que en ella existe‛. Y continuaron por el camino. ¿A dónde vamos? preguntó el discípulo. ¿Por qué hay que saber a dónde vamos? dijo el maestro. Para saber cuando hayamos llegado. Vamos justamente a donde estamos ahora, respondió el maestro. En ese caso detengámonos porque hemos llegado. Y el maestro respondió ¡no! porque vamos justamente a donde estamos ahora, pasando a lo largo de toda nuestra vida. ¡Qué maravilla de mensaje! Mente cósmica y mente humana, la grandeza y la pequeñez La mente humana, a lo que llamo el banco de memorias que produce identificaciones e identidades, es muy joven; tiene apenas unos cuantos millones de años. Pero la conciencia es eterna, y también está en nosotros. Es una realidad subatómica; está más allá de lo que se puede ver, medir o tocar. La mente y la conciencia se parecen en el hecho de que no tienen masa, no pesan, no ocupan lugar, son interacciones energéticas. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Por eso algunas escuelas místicas llaman “Mente” con mayúscula a la conciencia cósmica. La “mente” con minúscula, al estar atrapada dentro de un espacio material finito y limitado, ha creado una identidad acerca de sí misma. O mejor dicho le ha hecho creer a quien la contiene que es ella. Por eso afirmamos que somos la mente, o que somos lo que pensamos; lo cual no es correcto. Eso es hacernos diminutos comparados con nuestra grandeza interior. La mente ha tomado el poder sobre los seres humanos, pero es una recién llegada al lado de la eternidad de la conciencia. La existencia toda, es pura conciencia; no hay identificación ni identidades. Esto supone una espontaneidad de máxima pureza, que a través de la educación no nos permitieron desarrollar. Ningún “yo” puede ser espont{neo pues est{ programado. Ser espontáneo es no tener dependencia del pasado ni de lo conocido, es no estar enganchado con lo aprendido ni influenciado por el futuro. La espontaneidad es el canal a través del cual podemos descargar nuestra abundancia interior. Pero todo el entorno está montado para que nos contengamos, nos reprimamos, nos guardemos u ocultemos las cosas. Estamos reprimidos y condicionados por el yo y la sociedad y por eso somos como una olla a presión. Los seres humanos hemos construido una jaula sin barrotes, una cárcel sin muros, una celda sin puerta y en ella estamos presos. El miedo y la culpa nos controlan y nos dominan El miedo y la culpa nos tienen atrapados. Son la esencia del “yo”, las dos columnas que lo sostienen, una coraza energética que nos atrapa. El miedo nos dice que no salgamos a cielo abierto porque hay muchos peligros y riesgos, entonces nos aprisiona en el sentimiento de 105 inferioridad ante lo desconocido, nos hace ver la libertad como algo peligroso y amenazante, para que se nos active la desconfianza. La culpa nos dice que si salimos a volar en libertad quebrantaremos una norma, haremos daño, iremos en contra de lo que nos enseñaron y está establecido, por tanto tendremos que pagar alguna pena, y que si nos atrevemos a ser libres seremos castigados. Entonces nos aprisiona en el sentimiento de rechazo que tendremos que padecer si hacemos lo que no esté aprobado por la sociedad. Una dupla perfecta para dominarnos y someternos, a tal punto que renunciamos a la posibilidad de salir en libertad hacia lo desconocido. Tanto el miedo como la culpa apuntan a lo mismo, son dos caras de la misma moneda. La dimensión en la que nos movemos está limitada por la ausencia de libertad y confianza (lo que produce miedo) y la ausencia de amor e inocencia (lo que produce culpa), y esto se manifiesta en nuestros actos cotidianos de muchas maneras, y hace nuestra vida muy pobre y desgraciada, insatisfecha y frustrada. Hemos errado el modelo a seguir. En lugar de impulsarnos hacia lo expansivo, optamos por la retracción y el encogimiento, cosa que no es compatible con nuestra verdadera esencia. Pero al ser humano, que tiene la posibilidad de la conciencia, le surge el impulso natural de crecer y superarse, y el conflicto sucede cuando tenemos que conformamos al modelo basado en el miedo y la culpa, a raíz del cual la especie humana está sumergida, y sólo podemos sentirnos limitados, esclavizados, aislados, impotentes, insignificantes. Y de todas estas apreciaciones de la realidad, surge un “Yo” castrado y fracasado que intenta realizarse y fortalecerse gracias a una grandeza oculta y reprimida. Por eso competimos, nos comparamos, buscamos el éxito, queremos triunfar, luchamos por conseguir medallas de honor, “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela trofeos, y todo tipo de galardones, que exponemos para hacer ver lo grandes que somos. Todo proviene de un gran complejo de inferioridad. Y, de hecho, la frustración está garantizada porque, en el mejor de los casos, obtendremos alguna satisfacción limitada, tan efímera como un bostezo. Esa es la historia humana, una búsqueda desenfrenada por un anhelo de hacernos grandes y poderosos, escasamente alcanzable, puesto que surge de un “yo” inferior, insatisfecho y desdichado. Las cárceles están llenas de hombres ambiciosos (como los hay en todas partes), cuyo deseo de poseer recursos materiales les lleva a cruzar una frontera, arriesgando su libertad. Esclavos de querer “tener poder” de manera f{cil y r{pida. El secreto de la liberación de nuestra esencia grandiosa e infinita, está en la reconexión de lo interior y lo exterior, la que es eterna porque desde siempre han estado unidos. El espíritu humano se desenvuelve en la Vida como pez en el agua, porque son la misma cosa. La Vida es una oportunidad de realización del espíritu pero, para que ello suceda, hay que arrancarle del agua, desgarrarlo de su medio. Entrar en la materia es como un desgarro para el espíritu, porque se lo saca de su conexión con la Fuente, lo cual es un choque tremendo con el entorno material. Si se saca a un pez del agua y se le da conciencia, se dará cuenta de que hay un límite entre él mismo y el medio en el que vive. Antes pensaba que todo era lo mismo, como un feto en el vientre de su madre, ¿qué puede saber de separaciones? Pero, al tomar conciencia de dicha separación, aprende a diferenciar lo interior de lo exterior, lo real de lo irreal. Y ese aprendizaje nos hace divisar y diferenciar, para luego poder unir e integrar. Es el juego y el desafío de la vida. 107 El problema es que, desde la materia, creamos una realidad virtual, porque sólo tenemos ojos para ver lo material, mientras lo real no logramos verlo. Un texto de los cantares mexicanos dice: ‚Venimos a la tierra a dormir y soñar; y al morir realmente despertamos, y regresamos allá de donde somos y venimos‛. De las queridas etnias Putumayas del Amazonas colombiano, me han llegado algunos dichos inolvidables. Al “taita”, Pacho Pinguaje, curandero de la etnia Siona –en el Bajo Putumayo–), quien vivió hasta los 95 años, le oí decir varias veces: ‚El ambiente de los espíritus que nos rodea durante una sesión de Yajé, es la realidad verdadera y más profunda de las cosas, mientras que el llamado ‘mundo real’ es tan sólo una ilusión‛. Buda y otros Maestros afirmaban más o menos lo mismo: “Nuestro Ser pertenece a otro mundo o realidad no ordinaria y nuestra vida es un sueño o ilusión.” Todo lo que nos planteemos solucionar, que no provenga de la raíz y del origen de todas las cosas, no tendrá solución. El “yo” es el problema, es la enfermedad, es el conflicto, pero no hay que luchar contra él. Si no estamos conformes con nuestra propia celda, no ganaremos nada destruyéndola, no es sano maltratarla, sino trascenderla, y eso puede suceder desde la conciencia que lo observa todo. Es una locura pensar en matar el “yo” o “ego”. ¿Cómo voy a proponerte el derrumbe del ego siendo yo argentino? Sería como suicidarme. Pues, como dice Luis Racionero: ‚El ego es ese argentino que todos llevamos dentro‛. Mi propuesta, en cambio, está relacionada con no hacer nada al “yo”, ni a favor ni en contra, pues todo lo que se haga lo fortalecer{, incluso el querer destruirlo lo agrandará. Mi “tesis psicosocial” consiste en alejarse de la sociedad como consecuencia de un acercamiento a uno mismo, encontrando espacios “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela de silencio y soledad para conocernos. Pero sin que ello suponga un aislamiento de la sociedad, sino más bien un reencuentro con aquello que nos pertenece y que está vinculado con cada individuo, lo que nos puede conectar con la sociedad desde un lugar compasivo. En la cárcel se puede distinguir muy claramente lo real de lo irreal, porque no se está sumergido en la sociedad; como al sacar al pez del agua. La clave para liberarnos de las cadenas de la ignorancia es reconocerla y vernos a nosotros mismos inocentes, con ojos limpios, sin juzgarnos, y penetrar en nuestros preciosos valores. No se trata de hacer nada con las cadenas, la celda o la cárcel, que son la casa donde hemos pasado la vida entera, lo que conocemos y nos da seguridad, pero si un día llegamos a vernos en profundidad, ya no podremos seguir atrapados allí. Hoy estuve observando un pájaro dentro del comedor, que volaba de una punta a otra; lo he visto varias veces. Y me preguntaba qué hace un pájaro libre dentro de una cárcel. Las ventanas estaban cerradas, así que fui a decirle a uno de los que limpian y ordenan el comedor si podía abrir una, para que el pájaro pudiera salir. ‚No, no hace falta, no se va, me dijo, ya lo hemos intentado, incluso ya hizo su nido ahí, detrás del alta voz. Aquí tiene calor y comida segura‛. Entonces pensé que tal vez los pájaros también olvidan su esencia. Del mismo modo, la psiquis humana se acostumbra a lo cómodo, se acomoda a lo conocido, se siente segura en lo que no le exige ningún esfuerzo y se olvida de su origen y su esencia. Estos días conocimos un nuevo caso de una niña que fue secuestrada a los diez años y fue violada por su secuestrador durante 18 años. Permaneció en una tienda de campaña al fondo de la casa, tuvo dos hijas como producto de esas reiteradas violaciones y, para sorpresa de todo el mundo, ahora se sabe que esa niña se acostumbró a todo aquello e incluso se enamoró de su secuestrador, por lo que 109 nunca intentó escapar. Y ahora, que la separaron de él, está en tratamiento psicológico por el dolor de la separación. Este es sólo un ejemplo para que veamos lo manipulable que es el “yo”; le gusta ser sometido, porque de ese modo se siente seguro. La libertad anularía al “yo” y sería como morir. Pero se puede salir de esta macabra realidad, fuerte y aplastante, para vivir en completa libertad, sin romper nada y sin siquiera fugarnos de la cárcel, porque si nos escapamos de una cárcel, inevitablemente caeremos en otra. Por eso, a medida que la vayamos descubriendo, viendo que no es compatible con la esencia expansiva, observando cómo nos limita y sintiendo la opresión que nos produce en contra de nuestro anhelo de volar, la cuestión es que la cárcel en donde estemos caiga por sí sola. Pero es el cautiverio de una mente diminuta que no tiene experiencia y no sabe qué hacer con algo tan grande y tan impredecible como la existencia, la eternidad, lo desconocido, la libertad nos deja adentro, atrapados en lo insignificante, controlándolo todo. Un día se acercó Marcos a mi mesa de trabajo y estuvo observándome mientras escribía textos acerca del amor y el corazón. ‚Si yo activara mi sensibilidad no podría dedicarme a lo que me dedico, porque mi trabajo requiere justamente lo contrario ¿Cómo vas a matar a alguien con sensibilidad?‛ me dijo. La sensibilidad es una de las cualidades más preciosas de la conciencia, por tanto es necesario dejarla de lado para cometer actos inconscientes, originados por el acostumbramiento o la esclavitud a lo aprendido. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Lo llamativo es que Marcos hace Yoga diariamente, lee libros de Yoga, investiga técnicas, como él dice, para mejorar su trabajo. El Yoga le ayuda mucho para hacer lo que hace afuera y para soportar los períodos en que está adentro. Porque el yoga no transforma al ser humano, sino que mueve la energía y la equilibra para ser utilizada en cualquier cosa, aliviando la carga. La meditación, en cambio, va mucho más allá y es algo muy diferente al Yoga. ‚Meditación‛ y ‚medicación‛ son similares; una cura el cuerpo y la otra el alma. Sabiendo que sólo viéndose a sí mismo saldría de su cautiverio, le propuse que investigara en la meditación y para eso le presté varios libros. No sólo los leyó; los escudriñó, apuntando lo que más le interesaba, para luego hacerme preguntas, con una sed tremenda de aprender algo nuevo. De a poco fue comprendiendo lo que supone la meditación, pero entró en una especie de bloqueo, porque al comenzar a verse a sí mismo objetivamente, se le empezaron a mover cosas que estaban muy bien acomodadas. Tambalearon muchas cosas aprendidas y se planteó ciertos cambios que se suponían inadmisibles en un hombre como él, dedicado a delinquir. Un día me dijo: ‚me estoy dando cuenta de que ya no reacciono como antes. Observo, dejo pasar un tiempo antes de actuar; en otro tiempo habría hecho una locura, pero me di cuenta de que no tiene sentido‛. Eso es justamente lo que nos regala la meditación cuando activa la conciencia y nos permite vernos como testigos de nosotros mismos, sin ninguna identificación. Vemos nuestra propia tontería, nuestras cárceles, nuestras celdas y cadenas y comenzamos a vislumbrar que somos nosotros quienes estamos sosteniendo esa esclavitud. Y sobre todo que, aunque haya sido impulsada por la familia, el entorno, la sociedad, el pasado o lo aprendido, podemos liberarnos de ella, desde el propio poder de elegir la libertad. 111 A Marcos le dijeron: ‚Alberto te ha comido el coco o te va a lavar el cerebro‛, pero no es cierto, la meditación es lo que lava todos los cerebros que nos controlan desde adentro. Porque al observar nuestras propias mentiras se caen por sí solas. El “yo” es la mayor mentira; crea personajes, m{scaras, identidades falsas, para que nos relacionemos desde lo que nos enseñaron, pero no desde lo que verdaderamente somos. La mentira necesita de muchas mentiras para no ser descubierta y para ello usa muchas caras o maneras de presentarse en sociedad; la personalidad es la suma de todas esas máscaras. “Per‛ proviene de m{scara, y “sona‛ de sonido; el significado de ‚persona‛ sería: el sonido que proviene desde detrás de la máscara. La personalidad es pura mentira acumulada a la forma más conveniente de presentarnos en sociedad. La verdad no necesita de “m{s-caras”, ni siquiera necesita de otras verdades que la defiendan. Una sola verdad es tan poderosa que puede destruir miles de mentiras. Lo verdadero no necesita ayuda ni apoyo ni impulso; se expande por sí solo, se manifiesta a través de la presencia de quien vive la verdad. Su aroma viaja mágicamente por el tiempo y el espacio en total libertad. La verdad es autónoma, la mentira es dependiente. La sociedad es la gran secta mundial El “yo” que ha sido creado por la mente, cuenta con una “sociedad” que vigila que nadie se escape, por eso cuando alguien hace algo a favor de la libertad corre muchos riesgos. Mucha gente me ha dicho que cuando han hecho algo que ha cambiado su vida para bien, en su entorno le han dicho: ‚te habr{s “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela metido en una secta‛. Así es como nos meten miedo y culpa, porque la sociedad ve como una secta todo lo que no le parece normal. Pero la gran secta mundial es la misma sociedad, de la que es muy difícil escapar. Porque, si lo intentamos, nos salen a buscar desesperadamente para recuperarnos, y si no lo logran, nos condenan, tratándonos como si fuéramos subnormales. Y no se perdona que un tonto deje de serlo. Es cierto que hay muchas sectas en el mundo, pero todas funcionan igual que la sociedad: usan el miedo y la culpa como pilares para anular la personalidad de sus adeptos, o la capacidad de decidir por sí mismos. En el año 2006, cuando vivía en San Sebastián, fueron a mi casa los de la televisión vasca para hacerme una entrevista, pues, según decían, yo tenía una secta. Mucha gente iba a mi casa a realizar sesiones grupales terapéuticas con ayahuasca. Entonces les invité a que una noche estuvieran presentes en una sesión, para que filmaran todo y hablaran con cada uno de los participantes. Cuando el periodista me preguntó si eran ciertos los rumores que me señalaban como el líder de una secta, declaré: “Sí, es verdad que tengo una secta y que soy el líder de dicha secta, pero no es cierto es que tengo cientos de adeptos o seguidores; mi secta tiene un solo feligrés, que soy yo, y no admito ni un sólo discípulo más. A quienes vienen a estar conmigo o a hacer alguna de las terapias, les propongo que se sigan a sí mismos, porque yo no quiero ni necesito tener seguidores. Tener discípulos es una carga insoportable y conmigo ya es suficiente. Si alguien quiere seguirme o formar parte de esta secta, ha llegado tarde, pues el único cupo lo he cubierto yo‛. Todo esto fue emitido por la televisión en un programa que se llama Kalaka que significa “discusión”, y en el cual había quienes me 113 atacaban y quienes me defendían, pero yo no fui invitado al programa y era el tema principal. Sin estar presente, fui sentado en un banquillo de acusados y todos opinaron acerca de mí. Entre ellos, un psicólogo, con la cara cubierta para ocultar su identidad, me atacaba usando todo tipo de argumentos en mi contra. Me di cuenta de que creaba una gran incomodidad social, simplemente por proponerle a la gente liberarse de sus adicciones, dependencias, apegos y amos. Pero esa liberación no suponía el ingreso a ninguna secta ni a ningún grupo terapéutico, aunque era eso lo que la gente andaba buscando, como si en el fondo quisieran ser atrapados. Una terapia de la que no puedes salir, es una adicción; una pareja de la que no puedes despegarte, es una adicción; una religión de la que no puedes alejarte, es una adicción; una idea anarquista que te tiene atrapado, es una adicción. Pero también nos puede dominar una emoción, un deseo, una amenaza, una madre, una norma, una promesa, un compromiso, una ideología, el pasado... Infinitas cosas ejercen dominio sobre nosotros. Es la realidad llena de limitaciones, de la que tendremos que escapar si pretendemos ser libres. Reconciliar: errar es divino y perdonar es humano. Quiz{s desde mi “yo superior”, mi “ser”, la “conciencia” o como le quieras llamar, haya desarrollado esta tesis existencial. Siempre se ha dicho que ‚errar es humano y perdonar es divino‛. Pero en una celda de la prisión de Valdemoro encontré una frase que dice exactamente lo contrario: ‚Errar es divino y perdonar es humano‛. En ese momento pensé que quién la había escrito culpaba a Dios de su situación o bien había comprendido algo muy profundo. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela De largas horas de meditación acerca de esas palabras, nació mi tesis. Lo he comprendido en prisión y lo puedo demostrar porque lo he vivido. Me di cuenta de que los papeles están invertidos. ¿Y si el error no lo hemos cometido los humanos, sino quien nos creó? Y si es así ¿de qué sirve echarle la culpa a la creación o a Dios? Esta tesis no apunta a demostrar quién es culpable de la situación que vivimos, sino a trascender toda culpabilidad. Y para llegar a ello lo primero que tenemos que hacer es quitarnos la culpa de encima, porque es muy pesada para un ser humano débil e indefenso, y culpar a quien nos creó; a la Vida, a Dios o al destino, y entonces perdonar el error y reconciliarnos. A partir de ahí podemos regresar a la vida cotidiana, tal como es, transitándola con dignidad, a pesar de todos los inconvenientes que se nos puedan presentar. El perdón es algo que tenemos que vivir a cada momento, porque la posibilidad de interpretar que algo está mal nos acompañará toda la vida. El perdón dejará de ser necesario cuando lleguemos a comprender, desde el corazón, que en verdad no hay ningún error. Entonces nos liberaremos y liberaremos a la creación de toda culpa. Para llegar a ese nivel de conciencia, tenemos que pasar por un proceso. Diseñé esta tesis existencial para apoyar a todos los que quieran hacer este camino de reconciliación con la vida. El espíritu eterno, o la conciencia que inunda todo el Universo, es una gran inteligencia que evoluciona en el plano material, gracias a la fricción y tensión que aquí se experimenta. La materia es el desecho de la energía o, dicho de otra manera, es energía de muy bajo nivel vibratorio, algo así como basura cósmica. Supuestamente no pueden coexistir la conciencia y la materia, pues la 115 conciencia es sutil e intangible, y la materia concreta y tangible. Es el encuentro de lo eterno y lo efímero en un espacio-tiempo. La materia también volverá a ser energía pura, pero en la vida humana tiene forma y limitaciones, las que entran en conflicto con la naturaleza de la conciencia. Más allá del cuerpo, de las emociones y de los sentimientos, del alma y del espíritu, somos conciencia. En ese sentido, estamos metidos dentro de la materia bajo forma humana, atrapados en un sinfín de limitaciones, y mientras nos contenga la materia, no somos más que desecho del cosmos. Toda la Tierra ha sido dominada por el Hombre y se ha convertido en una proyección de su ego. Los hombres y mujeres no somos humanos, hemos perdido la humanidad original, o aún no hemos llegado a alcanzarla. La Humanidad es quien tiene la oportunidad de reunir a la conciencia y su infinitud en una dimensión insignificante y limitada. El ser humano tiene la posibilidad de reunir la energía y la Divinidad en un plano finito. Pero para ello tendremos que superar la inconsciencia, en la que estamos predispuestos a caer por la ignorancia. Ese es el gran reto. Una de las pruebas de nuestro atraso es que frente a las situaciones cotidianas reaccionamos de la misma forma que hace 30.000 años o más, cuando estábamos frente a un animal peligroso. La diferencia es que ahora cualquier cosa, por más insignificante que sea, activa un miedo que no es real, sino creado por nosotros mismos. Si la vida no está en riesgo, no es natural sentir miedo. Y así vivimos estresados por infinitas estupideces. Visto desde esta óptica, hemos involucionado, hemos ido hacia atrás. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Desde lo natural podríamos haber ascendido a lo sobrenatural, gracias a la conciencia, pero hemos descendido a lo infra natural, por el atascamiento de la inconsciencia. Si observamos objetivamente al Hombre de hoy, podemos constatar lo estúpido que es comparado con el que habitaba la Tierra hace miles de años. No digo que el pasado haya sido mejor, sino que actualmente estamos peor. La percepción de que todo va mal y de que las cosas empeoran, no es una idea pesimista sino realista. Pero no para desilusionarnos, sino para desafiarnos a tiempo, antes de que acabemos con esta oportunidad. Podemos usar o no la oportunidad de la reconciliación. Reconciliarnos con la creación sería como perdonar a nuestros padres por habernos traído a este mundo. El día que los humanos perdonemos a Dios entraremos en armonía. Porque no es Dios quien me tiene que perdonar, sino yo a él. Eso es reconciliarme con la creación. ‚Errar es divino”. El error, voluntario o no, cometido por la divinidad o por la creación, es habernos dado la posibilidad de la conciencia a un grupo minúsculo de sujetos materiales, los Humanos, que habitamos este minúsculo Planeta. La Tierra ha sido el escenario del desastre, las pruebas de cómo hemos usado la conciencia para matar están a la vista. Esa ha sido la actividad fundamental; matar a seres de nuestra misma especie. Ya sea por ideología, ambición, avaricia, envidia o indiferencia, la cuestión es que millones de seres humanos están muriendo de hambre, habiendo comida para todos, y otros millones están muriendo de enfermedades habiendo medicamentos para todos. Todos estamos matando, TODOS SOMOS UNOS CRIMINALES ¿o no lo queremos reconocer? 117 Si somos capaces de verlo surgirá la necesidad de buscar algún culpable. Pero nosotros no somos los culpables, la existencia nos ha hecho así. Eso es perdonar; comprender que las cosas son como son, sin pretender ninguna explicación. Así es cómo comienza la liberación. Perdonar es pasar de la esclavitud del rechazo a la libertad de la aceptación. Y, a partir de ahí, los seres humanos podemos observarlo todo sin juzgar, como testigos, e incluso podemos meditar en el infierno que nos toca atravesar por unas cuantas décadas de vida. ‚Si crees que eres libre no podr{s escapar‛, George Gurdjieff. ‚En cuanto reconozcas que estás en prisión, no podrás tolerarlo porque va en contra de tu dignidad y empezarás a buscar el modo de salir de ella, estás rodeado de una gran cantidad de esclavitudes y cadenas pero ,si crees que est{s en libertad, quedar{s encarcelado‛, Osho. La culpa es la base de la esclavitud; si sentimos que no nos merecemos la libertad es porque nos consideramos indignos. El ego está lleno de culpa. Durante toda la historia de la Humanidad nos han hecho creer que merecemos esta tortura, esta vida limitada y llena de sufrimiento. Ese ha sido el ardid que desde siempre han usado los dueños del mundo para que renunciemos a recuperar la libertad. Nos han hecho sentir culpables e incapaces de ser libres, ya que si tuviéramos la libertad, la usaríamos para dañar. Al recuperar la inocencia a través del perdón, nos liberamos de la culpa y vuelve a nosotros la dignidad, que es lo que nos permite ser leales con nosotros mismos, respetándonos como seres puros y sagrados. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La inocencia y la dignidad sustituyen a la culpa, que tenía parte del poder. El amor y la confianza sustituyen al miedo, que tenía la otra parte del poder. Y de pronto, sin hacer nada, nos liberamos. No podíamos ver el miedo y la culpa, porque estaban tan cerca que éramos “aquello”. Pero un día tomamos distancia, nos hemos visto con ojos limpios y comprobamos que son una mentira; intrusos invisibles de nuestra propia vida. Entonces, nace el fluir, que es dejarse ir, permitir que suceda lo que tiene que suceder. Y no tendremos ningún control sobre todo lo que nos ocurrirá; esa es la ley de la libertad. Ponernos en las sabias manos de un destino desconocido, devolvernos al misterio. Muchas veces la vida nos parece una mierda en la que todo va de culo y, como vivimos atrapados en una identidad y sus consecuentes limitaciones, creemos que alguien ha diseñado nuestro destino. Pero no es así, porque no hay ningún ente cósmico inteligente que produzca destinos predeterminados. Todo es un gran misterio, cada ser humano vibra en una determinada frecuencia, como resultado de infinitos factores que deberá conocer para tener dominio propio y superarse a sí mismo. De esos factores emerge su destino. Somos los creadores de nuestra propia realidad, por tanto sólo podemos salir de ahí por nuestros propios medios, siendo conscientes de nuestra conciencia. Es así que se recupera la libertad. 119 Hay pulgas saltando sobre la mesa en mi celda de la cárcel de Valdemoro, asignada con el 101. Unas cuantas cucarachas buscan desesperadamente algo para comer. Me miro a mí mismo y miro el cielo infinito ahí afuera, tras las rejas, como el hogar del cual vengo y a hacia el cual voy. Me vuelvo a mirar, siento el frío que hace aquí; miro mis manos, las toco y siento la vida en ellas, como una oportunidad maravillosa para ser testigo de todo este juego cósmico. Siento algo dentro de mí que no puedo describir y que me da el poder para encontrarle el sentido a una vida que parece no tenerlo. Sólo la búsqueda de la libertad hace aparecer mágicamente el sentido de la vida. 121 La esclavitud del libertinaje El elevado e inevitable precio del desenfreno inconsciente ¿Qué caminos tomamos ante la represión, la castración y la opresión de la educación? ¿Cómo recuperar la libertad perdida? ¿Cómo reconectarnos con la esencia libre que es un derecho de nacimiento? Se dice que la sociedad está en una crisis de valores, pero para mí lo que está en crisis son los valores. La libertad es un valor fundamental; haberla perdido nos ha llevado a acumular una tensión interna, convirtiéndonos en una olla a presión. Y como no nos han permitido descargarnos como hubiésemos querido, la búsqueda de la libertad se ha convertido en una búsqueda de liberación de esa energía reprimida. Dicha búsqueda, cargada de impulsos irrefrenables, nos ha hecho pagar un precio muy alto, sin embargo seguimos sin conocer la libertad, ya que sólo hemos estado huyendo de la esclavitud. Liberación no es libertad. Eric Fromm en su libro. ‚El miedo a la libertad‛ se preguntó: ¿Qué es la libertad como experiencia humana? ¿Un deseo inherente al ser humano? ¿Ausencia de presión exterior o la presencia de algo? Y si es así ¿qué es ese algo? Estas preguntas tienen implícita la incapacidad de penetrar en la libertad y comprenderla como valor individual e indisoluble de la esencia humana. Eric Fromm buscó la explicación al fenómeno de la “adicción a la esclavitud”. Desde siempre la libertad ha sido usada como un bien de cambio. Hemos dado y nos han dado libertad, lo cual es absurdo, puesto que la libertad es inherente al Ser, a la esencia y a la naturaleza. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Al separarnos de la libertad como valor sagrado, nos hemos vuelto ignorantes respecto a lo que representa, pues negamos nuestra esencia, inconscientes de la repercusión que esto tiene. La buscamos porque es nuestro origen, nuestra esencia y nuestro destino, pero al mismo tiempo nos resistimos a ella, porque nos da miedo perder lo cómodo, lo conocido y lo seguro. No comprender esta contradicción y la esencia de nuestra búsqueda, ha sido trágico para la especie humana. Por eso he utilizado gran parte del tiempo en la cárcel para comprenderlo. Desafiantes contradicciones internas y externas Puede que haya muchos universos diferentes al nuestro, pero nosotros vivimos en uno donde todo está bajo la esclavitud de la expansión. La frontera del universo se está alejando cada vez más y a una velocidad cada vez mayor. Por lo tanto, todos los que estamos en este Universo contenemos el mismo código expansivo. Una maravillosa contradicción contenida en la realidad que experimentamos y que abarca otros aspectos de la vida y de la realidad cotidiana. Cada ser humano se desarrolla dentro de un vientre y para el bebé ese es todo su universo, se siente uno con él. Pero tendrá que abandonar su casa, dejar el confort y seguridad, para adentrarse en un espacio desconocido, inexplorado e infinito. Y esa salida abrupta del vientre materno, en psicología se conoce como ‚trauma de nacimiento‛, porque la madre sufre por el dolor, el bebé llora, se le corta el cordón umbilical y tiene que comenzar a respirar por sí mismo, pues la vida le impone autosuficiencia. Todos llevamos dentro una especie de resentimiento por haber sido arrancados de ese maravilloso lugar en el que estábamos protegidos y a salvo. 123 Reviví esa experiencia hace unos años, haciendo una regresión consciente dentro de un Temascal. Una terapia que consiste en la recreación del vientre materno. La crearon antiguos indígenas americanos y consiste en una gruesa tienda de campaña con piedras incandescentes en el centro, sobre las que se echa agua para que se produzca un vapor cálido y envolvente y un calor intenso y penetrante, que reproducen las condiciones del vientre materno. Se entra, desnudo y en silencio. Y así estuve casi dos horas, conectándome con esa realidad que experimenté cuando era un feto. De repente, todo vino a mi memoria; reviví el momento en el que tuve que dar un salto obligado hacia afuera, del calor al frío, de la seguridad a la inseguridad, de un lugar cerrado a uno abierto. Y esa experiencia regresiva me permitió comprender muchas cosas con respecto a las resistencias que tenemos a ser libres. Pude verme pequeñito e indefenso, saliendo del vientre de mi madre y enfrentándome a un universo exterior que desconocía, y que sería el espacio en donde podría desarrollarme, crecer y expandirme. Por momentos lloré amargamente y en otros sentí una infinita alegría de poder ser libre y de que nada ni nadie pudiera retenerme. Luego observé cómo durante la vida nosotros mismos creamos otros vientres; cómodas cárceles, réplicas del vientre materno, en las que quedamos atrapados. Pero también pude ver que la vida y nuestra conciencia nos dan la posibilidad de llegar a liberarnos. El proceso de la vida es complicado, está lleno de tropiezos y contradicciones, y es por eso que la mayoría de los seres humanos se quedan atascados en el intento de buscar la libertad, dando vueltas como ciegos sin saber a dónde ir. Luego de nacer tenemos que enfrentarnos a leyes universales que no conocemos ni comprendemos, a las que estaremos sometidos y que tienen una serie de contradicciones implícitas. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La vida humana es contradictoria y está llena de limitaciones, en contraste con una potencialidad expansiva sin límites. Si bien hemos hecho de todo para acabar con esas las limitaciones, hemos caído una y otra vez en nuevas formas de esclavitud y seguimos sin saber lo que es la libertad. Ese es nuestro problema de fondo, y parte de la solución consiste en observar objetivamente las contradicciones, como fuentes proveedoras de combustible, como la energía que necesitamos para escapar de esta desafortunada situación. Una contradicción no es más que el encuentro de dos partes, aparentemente separadas, que se dirigen en direcciones aparentemente opuestas y que, al llegar a un determinado punto de inflexión, aparentemente chocan. Pero, si tuviéramos la capacidad de ver con los ojos del corazón, veríamos que esas partes se estaban buscando y que, al acercarse, están liberando contradictoriamente. tal energía que se manifiestan Una contradicción aparente, para una mente que no comprende que los polos opuestos se atraen y se complementan. Así como yo encontré la libertad dentro de una cárcel, también se puede encontrar la compasión en la ira, en el amor en el miedo, la comprensión en un acto inconsciente, la madurez en la irresponsabilidad y la cordura en un alocado desenfreno. Los extremos están contenidos uno en el otro; y en el otro se ve reflejado aquello que ocultan. La libertad y la esclavitud son dos caras de la misma moneda. Comprender esta contradicción es comprendernos a nosotros mismos y comprender aquello que buscamos. 125 Las contradicciones son coaliciones internas de las capas más profundas, que nos proveen de la energía para liberarnos de la ilusión. Buscar la libertad huyendo de la esclavitud Esta realidad contradictoria no es algo que nos sucede sólo a nosotros, sino a todos los seres que tengan algún tipo de inteligencia consciente. La diferencia radica en el grado de evolución de la conciencia de cada especie respecto a la misma realidad. En el caso de quienes vivimos en la Tierra y tenemos conciencia, al principio la búsqueda de libertad contiene el deseo de liberarse de algo o de alguien, y esto supone una cierta tensión con aquello de lo que uno se quiere liberar. Pero en realidad de lo único que tenemos que liberarnos es de nosotros mismos, y esto es algo que necesitamos comprender gradualmente. Si queremos liberarnos de la esclavitud, debemos comprenderla. Eso implica un conocimiento de su anatomía, de sus raíces y de sus orígenes, sin emitir ningún juicio, sin hacer ninguna crítica, sin rechazarla. Verla con ojos puros e inocentes. La comprensión es un fenómeno iluminador. La comprensión aleja las dudas, el miedo y la desconfianza, porque hay una presencia, alguien que está viendo con sus propios ojos. En el proceso de mi propia comprensión, muchas veces me he preguntado por qué será que constantemente nos queremos ir de una realidad o circunstancia para luego meternos en otra. Por qué todo el “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela tiempo estamos saliendo de un lugar para entrar en otro. Por qué nunca estamos donde estamos sin pensar que hay algo más allá. Y me parece mentira que haya encontrado la respuesta estando en una prisión. Apoyando mi cara y mis manos en el muro de mi celda, como un bebé que estando dentro del vientre materno se apoya en la membrana del útero para captar el mensaje de la frontera divisoria, así pude percibir que libertad y esclavitud son dos sensaciones que forman parte de la percepción humana, condicionada por sus orígenes cósmicos. Son los dos extremos de la misma ilusión. Parece complicado entenderlo pero es un fenómeno muy simple. El ‚falso vacío‛, como llaman los científicos a la nada aparente, de donde nació este Universo, era un espacio cerrado como un vientre materno, pero una parte de la energía encerrada allí se liberó, convirtiéndose en materia. Una parte minúscula de toda esa energía se reunió en un sólo punto y explosionó dando lugar a la creación de este universo: el “Big Bang‛. Una explosión de un pequeño punto que está creando una burbuja expansiva. Pero ese no fue el inicio del todo, sino sólo el origen de este Universo. Así como la oscuridad y la luz son las dos caras de la eternidad por las que se hizo posible la creación, la libertad y la esclavitud son las dos caras de la realidad humana por las que se hizo posible su conciencia. Dos fuerzas que se contraponen, pero que desafían a la conciencia. Que chocan entre sí y crean un muro divisorio y aparente; una delgada línea entre dos realidades, y que confundimos, pues no alcanzamos a percibir si es interna o externa. Por eso siento que la vida humana es un laboratorio evolutivo de la conciencia cósmica. A nivel personal y para la vida práctica sólo hay que tener claras dos cosas muy simples: 127 La primera, es el fenómeno de que buscamos la libertad huyendo de la esclavitud, sin saber lo que es y lo que supone la libertad. Un desenfreno que pagamos muy caro, pero que siempre ha valido la pena. La segunda, es que queremos huir de la esclavitud sin haber penetrado en ella con nuestra conciencia, sin conocer en profundidad este cautiverio para comprenderlo y verlo dentro de nosotros, arraigado a nuestras fibras más intimas, creando la necesidad de mantenernos dentro de un espacio estable y seguro. La penetración en las propias esclavitudes es la manera más efectiva de buscar la libertad. Buscamos la libertad llenos de miedo y cobardía porque en el fondo no queremos encontrarla. Preferimos ser coaccionados por cualquier cosa que nos atrape, antes que llegar a la libertad. Si no hay nada o nadie que nos coaccione, nosotros mismos crearemos la coacción. En la realidad carnal y cotidiana, buscar la libertad, huyendo de cualquier tipo de esclavitud, es una gran motivación. Pero es la parte negativa, la más dura y sacrificada de la libertad. Lo más importante que debemos comprender, es que salir de la cárcel no es ser libres. La abolición de la esclavitud no supuso la instauración de la libertad, sino que se produjeron otras formas de esclavitud extendidas a todo el mundo. Hoy en día hay tanta esclavitud como entonces, pero ahora se manifiesta de un modo diferente. Hay que adentrarse en la libertad, consciente y responsablemente, o estaremos dando vueltas toda la vida por múltiples y camufladas cárceles, con apariencia de vientres maternos “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela que nos contengan y nos protejan, cayendo así en cómodas esclavitudes. Y así, nos pasamos la vida yendo de espacios incómodos y cerrados a espacios que nos brindan una mayor comodidad. Nos queremos liberar del trabajo que no nos gusta, de la pareja que nos maltrata, de un vicio o una adicción que nos atrapa. ¿Para qué? ¿Cuál es el propósito de la libertad? Después de liberarnos de lo que nos molestaba, de lo que nos aburría o nos agobiaba ¿viviremos la libertad o volveremos a caer en otras trampas? La decisión de vivir, de explorar la libertad, de autoconocernos, es un desafío enorme y apasionante; la búsqueda por excelencia. Sin embargo nos manipulamos y nos auto engañamos para seguir igual. Se puede conocer la libertad en cualquier lugar Si no queremos vivir como robots o como máquinas programadas, sino como seres conscientes, nos corresponde profundizar acerca de lo que la libertad y para qué la queremos. Si la parte positiva no se completa, la libertad no se realiza en su totalidad y, por tanto, no nos producirá verdadera satisfacción. Para ello es necesario comprender la libertad como un valor en sí mismo y no sólo como el resultado de haber salido de la esclavitud. Cuando me despierto y estoy en la celda, pequeña y agobiante, y abren la puerta para que pueda salir al patio del módulo, tengo la sensación de libertad. Luego, cuando salgo del módulo y voy a trabajar a la radio y me desplazo por los pasillos de la cárcel, esa sensación aumenta; los espacios se van haciendo cada vez más grandes y me puedo desplazar por ellos. Cuando salga a la calle 129 sentiré una sensación mucho mayor de libertad, pero todo eso no significa que yo sea libre, sino que los límites se han ampliado, que no es lo mismo. La libertad es una realidad interna, un estado del ser, es la esencia de la vida, y no una circunstancia. La libertad es la responsabilidad que sentimos por estar metidos en la vida. Hay quienes asocian la libertad con un tipo de vida que carece de dirección o de sentido, una vida superficial y evasiva, porque se confunde con libertinaje, que es lo único que hemos conocido y que es un escape de la represión. El libertinaje sólo amplía los espacios de esclavitud, no nos libera. La permisividad no es libertad. Si nos permiten o nos permitimos más libertad no significa que seamos libres. Permitir es conceder, y si se me concede un poco más de libertad, es porque aún no me pertenece. La libertad no necesita permisos. Según el diccionario, libertad es: “facultad natural que tiene el individuo de decidir y obrar de la manera que quiere y cuando quiere porque no está sujeto a la voluntad de otro, lo que le hace responsable de sus actos. Por eso tiene la capacidad de manifestarse y expresarse sin miedo ni culpa‛. Esta libertad es la que nos quitan durante el proceso educativo y eso es lo que produce resentimiento y hostilidad hacia quienes nos la han quitado. Por esta razón, para que la sociedad entera no explote, las familias y los gobiernos de todo el mundo han tenido que ir dando un poco más de libertad, volviéndose más permisivos, por ejemplo, a través de la libertad sexual, la libertad de expresión, de culto, la libertad económica, la libertad de la mujer, la libertad de mercado y “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela otras tantas libertades que van ampliando la celda en donde vivimos para que no sintamos lo esclavizados que estamos. Las libertades que “nos dan” sólo hacen un poco m{s cómodo el cautiverio. El poder de liberación del individuo ha quedado reducido a una limosna que nos dan los padres, los profesores, los curas, la pareja y los políticos, y la libertad que nos dan los gobiernos es la gran estafa del ser humano hacia sí mismo. Para ser libre no sólo hay que tener la posibilidad de elegir, sino que además hay que tener más opciones de las que vemos o nos dejan ver. La única libertad que conocemos es ausencia de esclavitud, y eso no es libertad. Así como dejar de desconfiar no supone que confiemos, dejar de sufrir no supone que seamos felices, ni dejar de ser esclavos supone que seamos libres. Pero esta libertad de la que hablo, y que he encontrado paradójicamente en prisión, requiere de una comprensión y una actitud que sólo puede nacer dentro de cada individuo a través de su propia conciencia. De cómo hemos perdido el poder y la tan preciada libertad El crimen más grande en contra de la Humanidad es contaminar la mente de un niño inocente con falsas creencias que limiten y obstaculicen su propio descubrimiento de la vida. (Osho) 131 Voy a dar algunos indicios que he observado en mí y en mucha gente que he contactado, dentro y fuera de la prisión, y que me ha contado cómo fue su llegada al mundo y su educación. La pregunta correcta sería cómo nacen los presos y no cómo hemos perdido la libertad. Porque la libertad no se puede perder sólo se puede olvidar. Preso, prisión, presa, presión, represión, opresión, supresión, entre otras palabras, provienen de la misma raíz que está relacionada con el ENCIERRO. El preso es alguien dominado por algo o alguien, un esclavo que vive en un cautiverio, sepa o no por qué lo tiene que sufrir, se dé cuenta o no de que está encerrado. Haciendo un breve resumen podemos afirmar que no hemos elegido la genética de la que provenimos ni hemos elegido a nuestros padres ni el nombre que tenemos ni la religión que profesamos ni el país en donde nacimos. De repente estamos en el mundo y no hemos hecho ninguna elección libre. El trauma de nacimiento se agrava con todas esas imposiciones de las que es víctima ese ser vivo e indefenso. Y por las prohibiciones y privaciones que impone la familia y la sociedad, que nos aprisiona con sus expectativas. Llena de exigencias, obligaciones y normas impuestas autoritariamente, sutil o agresivamente; lo que yo llamo "proceso de educastración‛. Para empezar, los padres creen erróneamente que sus hijos son suyos, su posesión. Diseñan sus vidas como una prolongación de las suyas, cortándoles las alas desde muy pequeños, para que no puedan volar. Sin embargo, en la naturaleza se hace justamente lo contrario; las aves empujan a sus polluelos para que confíen en sí mismos y aprendan a volar. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Vivir es confiar en la naturaleza y en la libertad. Hay aves cantoras que imitan el canto de su madre o de su padre, pero el día que logran volar crean su propio canto, incomparable y único, desde el día de su independencia. Volar por uno mismo y expresar la individualidad en la naturaleza son procesos simultáneos. Los seres humanos hemos navegado entre los extremos de la castración y la permisividad. Por un lado nos hemos vuelto expertos en castraciones físicas, psicológicas, sexuales, químicas y emocionales y, por otro, somos expertos en permitir y conceder libertades, creyendo que “querer” a los niños, significa no exigirles demasiado y dárselo todo. No conocemos puntos intermedios. Dar libertad y castrar son dos caras de la misma moneda. Vivimos en la estupidez de seguir el manual de instrucciones a rajatabla, y sin el paso a paso, nos perdemos. En la educación hay una obsesión por el condicionamiento, la corrección de conductas, el respeto por los límites, el cumplimiento de las metas propuestas. Y todo eso deja muy poco lugar para la originalidad, la creatividad y la espontaneidad; bases de la libertad. Por eso considero que la educación programa estúpidos listos para votar, obedecer, trabajar y pagar. Y, por supuesto, muy bien preparados para que luego los políticos con explicaciones estúpidas nos traten como a tontos, y les creamos, sin que no hagamos nada, porque ya estamos "estupidizados". Según el modelo social, que tanto conviene a los políticos, hay que pasar por determinadas fases, sin pensar, sin salirse de ellas ni saltarse ninguna, para que todo vaya sobre el carril de lo aceptable y 133 lo conveniente. Bautismo, comunión, botellón, drogas, estudio, trabajo, boda, hijos, divorcio, enfermedades, jubilación y entierro. Para mantenernos en los rieles correctos se utilizan muchos recursos, uno de los más efectivos es la pasión por prohibir. El ejercicio de la prohibición es la manera más rápida y efectiva de sentir plenamente la sensación de poder sobre otros. Los que mandan tienen el poder sobre los que obedecen. Ser objeto de prohibiciones es una humillación, pero la sociedad considera “maduro” a quién ha adquirido la capacidad de resignarse ante la imposición de normas. Se “madura” cuando se es capaz de someterse sin protestar ni cuestionar nada. Pero el ser humano de hoy es fundamentalmente un ser insatisfecho y frustrado, porque le habían dicho que sacando una carrera y consiguiendo un buen trabajo sería feliz, pero ha comprobado que eso no es verdad, y está profundamente decepcionado con el sistema y con la educación. La única revolución posible está en la educación El secreto de una sana educación o, mejor dicho, de una “noeducación”, consiste ante todo en honrar y respetar la libertad que trae cada ser al momento de llegar a este mundo y activar en él valores fundamentales como el amor, la inocencia, la confianza, la comprensión, la sencillez, la bondad, la autenticidad, entre otros. Y digo “activar”, porque todo ser humano nace con estos valores, pero en el proceso educativo se desactivan y se sustituyen por automatismos. Todo queda reducido a conductas, técnicas, objetivos y resultados. Pero supondría un cambio radical. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Nadie se anima a poner en el centro del debate la necesidad de hacer una transformación social, y mucho menos desde la transformación individual. Lo único que hacemos con los supuestos cambios en los modelos educativos, es adaptarnos a las demandas de nuevas generaciones de niños cada vez más insatisfechos. La educación funciona como la ley, acompañando los cambios de costumbres para adecuarse. No propone un cambio real de fondo, sólo se adapta a lo que emerge de una sociedad hastiada, para evitar colapsos. El sistema educativo se puede criticar pero, cuando tenemos hijos, nos vemos en la tarea de decidir qué hacer, y ya no basta con protestar. ‚Tener hijos no le convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no le vuelve pianista‛ (Michael Levine). En mi caso, al verme con hijos me asusté y me di cuenta de que el desafío era mucho más grande y comprometedor de lo que imaginaba. Lo primero que me propuse fue no repetir lo conocido e inventé mi propio sistema educativo, paralelo y complementario al existente, porque no podía esperar ni pretender que la sociedad o el sistema cambiaran. Por mi parte puedo compartir una experiencia personal como padre. No es lo mismo opinar siendo padre que no siéndolo, o siendo un profesor. Dado que he tenido la posibilidad de participar en la “noeducación” de cinco de mis seis hijos, he tenido la fortuna de comprobar la efectividad que tiene el respeto de la libertad en los niños. Este es el centro. Muchas veces he mirado a los ojos a mis hijos y les he dicho: “¡ERES LIBRE!”. A veces miro a mi hija de seis años y le digo sólo eso, con amor y respeto: “¡ERES LIBRE!” y compruebo cómo eso le da poder. 135 Un día me llamó Conchi, su madre, y me dijo “Alberto, estoy preocupada, porque con lo que tú le enseñas a la niña ella se está tomando libertades que afectan su conducta en la escuela. La maestra me ha llamado para decirme que Anahí está teniendo actitudes de rebelde, cosas sin sentido, como dejando en claro que ella es libre y hace lo que quiere‛. Entonces le sugerí lo siguiente: ‚por favor, no la regañes ni la amenaces, eso es fundamental. Abre un espacio de diálogo con ella, dile la verdad, que la maestra te llamó y te contó sus conductas, pero sin sentir que esas conductas están mal porque si no se lo transmitirás y acabará por creerlo. Pregúntale honestamente si es así, como la maestra te lo ha contado, y elimina de ti todo pensamiento de crítica o juicio, mírale a los ojos con amor y comprensión, para que ella pueda ser sincera y auténtica contigo. Porque si un niño no tiene la posibilidad de compartir con sus progenitores un espacio de autenticidad y verdad, se convertirá en un hipócrita, como sucede en la mayoría de los casos. Luego que ella te confirme o no lo que la maestra te ha contado, dile sólo una sola cosa: “¡CONFIO EN TI, POR ALGO LO HAR[S!”. Pero ni una sola palabra más. Y dilo sintiéndolo, pues no es una fórmula magistral, no es una receta. Hay que sentir confianza en uno mismo para luego confiar en la inteligencia de un hijo y transmitírsela. Anahí es mi hija y la amo, lo que te sugiero funciona al 100 %; no falla si lo haces desde tu corazón. Tú misma lo comprobarás y será un gran secreto para crear una amistad con tu hija. Y siempre sabr{s la verdad de su propia boca‛. Y así fue como sucedió, según me contó Conchi: la niña, por sí misma modificó esas conductas que afectaban el desempeño de la clase. No hubo necesidad de castigo ni de presiones. A mis primeros tres hijos les he dicho desde pequeños: “yo no sé lo que está bien o mal para vosotros, no soy moral ni inmoral, sino amoral; tampoco puedo saber cuál es la religión adecuada para cada uno de vosotros, por eso no los bauticé. Tampoco sé qué estudio y/o trabajo tenéis que hacer, cada uno investigue a ver qué prefiere y elija libremente lo que siente. Si yo elijo por vosotros entonces os liberaréis de la responsabilidad que tenéis sobre vosotros mismos, y liberarse de la propia “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela responsabilidad es esclavizarse a otros, es hacer responsables a otros de lo propio. Liberarse de la responsabilidad de uno mismo es dejar de ser libres. Si no se hacen responsables de ustedes mismos serán muy influenciables y manipulables y luego buscarán fuera a los culpables de todos los errores cometidos‛. Ya lo he dicho antes, estos no son consejos de padre acerca de cómo educar a los hijos, pues siento que no los he educado de acuerdo a lo que entendemos por educación, sino que es m{s bien una “noeducación”. Ellos no son “mal educados” ni “bien educados”, sino “no-educados”. Siento que los he amado y que he respetado su libertad, los contacté con la naturaleza y les apoyé en momentos claves, muy pocos. Les di ejemplo de confianza, pero muchas veces he sentido culpa por no darles lo que muchos padres dan en el aspecto material. Un psicólogo argentino, que trabajó conmigo durante diez años, me dijo: “tú vas en contra de casi todo lo que dicen los libros de psicología, pero no puedo decir nada acerca de cómo educas a tus hijos, porque yo mismo veo que funciona; conozco a tus hijos‛. La cuestión no está en quién tiene la razón acerca de cómo criar a los hijos, sino en quién es capaz de demostrar algo que realmente funcione. Y yo lo he visto con mis propios ojos. Buda dijo: ‚La verdad es aquello que funciona‛. Que la educación funcione, no significa domarles o que sean buenos hijos ni que hayan seguido los pasos que les marcamos. Ese es el resultado desastroso de la" educastración". Una educación que funciona es aquella en donde se puede comprobar que la libertad es posible y que ha enriquecido al individuo, pues le ha permitido ser él mismo. Ha madurado desde adentro, se ha responsabilizado y es sensible a lo que acontece en la vida, porque está conectado desde su conciencia. Lo que ese ser entrega a la vida, es la evidencia de que ha funcionado. 137 ‚No puedo enseñaros nada, solamente puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros mismos, lo cual es mucho mejor que traspasaros mi poca sabiduría‛ (Sócrates) El núcleo sagrado que he detectado en el proceso educativo, es que no se trata de empujarlos a que ellos sean de una u otra manera, sino que elijan por ellos mismos. Confiando en su inteligencia, estaremos incentivando la confianza en ellos mismos. Motivarles a lo natural y al contacto con la naturaleza; el medio natural es óptimo para que perciban la importancia de ser verdaderos. No hace falta sobreprotegerles ni llenarlos de cosas, pero no podemos olvidarnos de trasmitirles cariño a través del tacto, la mirada y las palabras. Educar es saber combinar espontáneamente el amor, la libertad y la confianza desde una base de aceptación y respeto hacia ese niño, apreciar su individualidad y agradecerle por ser tal cual es. Pero si cada uno de los padres no se acepta o no se ama a sí mismo, si no tiene poder sobre sí, si no confía en sí mismo, es realmente difícil que puedan transmitirlo a los hijos. Los hijos son un precioso desafío sanador de nuestras carencias, si somos capaces de vernos reflejados en ellos. ‚Para liderar a tus hijos primero has de aprender a liderarte a ti mismo‛ (Kenneth Blanchard) La educación que conocemos está basada en el miedo y la culpa, la desconfianza y la prohibición. El sistema educativo es un sistema bancario, basado en la “imposición”, y esto es depósito. Un banco acumula dinero a base de imposiciones o depósitos. La educación está basada en la acumulación de datos, “deposita” en cerebros todo tipo de conocimientos que no son propios. Carga a los niños de ideas elaboradas por otros, las que le condicionarán a pensar de una determinada manera y a definir las “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela cosas de una forma impuesta, coartando la imaginación y el libre pensamiento, invadido por quien le enseña. Si un niño no puede descubrir algo por sí mismo, entonces será un ignorante, su mente se convertirá en un espacio de almacenamiento de basura sin sentido que anulará su creatividad. El sistema es muy sencillo, cruel y efectivo; echa de todo dentro de la mente del niño y se blinda como si fuera una caja fuerte bancaria con fuertes mecanismos de defensa. De ese modo tendrá todo lo que necesita saber para la vida, y luego sólo tendrá que seguir lo que le han enseñado. Así ese niño se convertirá de grande en un loro de repetición, y dirá cosas que ha escuchado pero que no ha descubierto por sí mismo. Hasta la adolescencia estamos en modo “REC”, grab{ndolo todo, y a partir de ahí pasamos al modo “PLAY”, reproduciendo todo lo que se ha grabado en nuestra memoria. ‚Educar no es llenar un recipiente sino encender una llama‛ Sócrates. Automatizar es la manera más efectiva de crear seres programados por un sistema que sólo aprecia la seguridad, lo cómodo y lo conocido. Fabricar tontos ha sido y es una de las industrias más rentables que ha creado la humanidad. Tener un país es el mayor de los negocios que existen, ya que se trata de administrar las ganancias de todos ellos, y en esta industria colaboran padres y educadores. Durante el periodo en que los hijos dependen de los padres son sensibles y receptivos, y son sometidos a cierto número de privaciones, prohibiciones y obligaciones que les producirán una gran frustración, la manifiesten o no. La percibirán como un ahogamiento de la expansión y como una ruptura en los intentos de autoafirmación. De esta atmósfera de supresión, opresión y represión 139 surge la hostilidad, la que luego tendrán que expresar de alguna manera, interna o externamente. La educación es como una cadena de producción regida por el concepto ‚Just on time‛ (justo a tiempo), que consiste en mantener una línea de fabricación muy bien coordinada para que nada entorpezca la rápida producción en serie. Todo lo que forma parte de la producción debe estar en su sitio, en su justo momento, para que todo salga bien. En el plano humano educativo, es un proceso equivalente en el que no sólo intervienen los padres, sino además la educación reglada, los amigos, los medios de comunicación, los profesores, la religión, las ideologías, la sociedad y la cultura. Para que los padres puedan evitar las influencias del entorno o que sus hijos no sigan esa línea estándar y catastrófica, tendrán que hacer un muy buen trabajo de reprogramación para que esos niños, a pesar de estar inmersos en la sociedad, no se dejen arrastrar por sus tendencias e influencias. Eso lo logran familias muy religiosas o que tienen ideologías consistentes o una moral muy fuerte y estricta. Pero lo consiguen a costa de la anulación de la individualidad del niño. Son modelos especiales de tontos “a medida”, pues han salido de la línea de producción y han sido ajustados antes de salir de la fábrica. Un niño que respeta pautas morales inducido por otros, no es libre. Un niño en libertad no tendría que tener la presión de ser como le dicen sus padres o la sociedad que sea, tendría que poder elegir libremente lo que quiere y cómo lo quiere, y para ello no puede haber presión , pero sí una gran confianza en su inteligencia y en su capacidad de elegir. Imponer una religión es un avasallamiento a la individualidad. Implantar una moral a un ser vivo e inocente es una cruel violación. Obligar a que estudien o trabajen en algo concreto, o que sean alguien en la vida, es un atropello. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela No estoy diciendo que no tengan moral, estudio o religión, sino que no se las impongamos, porque estaremos creando mentes sumisas y violentas que, de una u otra forma, buscarán vengarse de los padres, de la sociedad o de sí mismos. La impotencia de no haber podido elegir libremente, la descargarán en algún momento y de cualquier manera. Es un daño muy profundo que todos llevamos latente. Muchas personas que parecen estar bien y dicen no tener traumas, cuando se animan a indagar en sí mismos se dan cuenta de que han sido maltratados o anulados de alguna manera, al no poder elegir, al tener que obedecer o aceptar prohibiciones. Por otro, lado nos han metido en la cabeza la idea del pecado, que nacemos con una naturaleza maligna que debe ser corregida o adaptada a la sociedad, y eso no sólo fue una idea religiosa sino que también ha sido sostenida por gente muy influyente, como el padre de la psicología moderna, Sigmund Freud, que impregnó toda la psicología con su propia limitación. Es tan grande el sentimiento de culpa por pensar que nacemos con una maldad congénita y que somos malos al desobedecer o no hacer lo que otros nos dicen, que nos bloqueamos y cedemos para sentir más culpa. Aceptamos que nos moldeen y nos normalicen. “Normal” proviene de ‚norm‛ que significa ‚la media‛, nos dejamos normalizar para ser aceptados por la sociedad de la que formamos parte. Estamos que explotamos y lo sabemos, pero no queremos cambiar el modelo autoritario. psicológicas basadas en la Lo disfrazamos con estrategias negociación, en definir normas conjuntamente, en saber dosificar la libertad, en fijar límites sin ser autoritarios y en afirmar que sin límites los niños serán inseguros. En la educación hay tópicos que habría que extirpar de raíz o seguiremos cayendo en la degradación de la ‚armonía forzosa‛, como 141 lo ha llamado el informe sobre la juventud 2008 de la red de investigación europea EGRIS. La ‚armonía forzosa‛ es el resultado de una asquerosa negociación de partes, para tolerarse, por los intereses que tienen en conjunto. Es una relación prostituida por las conveniencias. La armonía antinatural forzada, no es armonía, es ‚desarmonía natural‛. La tolerancia es la corrupción basada en el aguantar y en la resignación. Los hijos están diciendo claramente y de muchas maneras que no les invadan su espacio íntimo. Los letreros en la puerta de su cuarto marcando fronteras, ‚Llamar antes de entrar‛, están anunciando que ese territorio es suyo. Est{n diciendo: “aquí mando yo‛, ‚no te metas en mi vida‛; y los padres se desesperan y se preocupan por ver que se van haciendo indomables ¿qué es lo que pasó? Es gigantesca la represión y la castración intelectual, emocional y sexual a la que hemos sido sometidos. Por causa de la castración intelectual nos convierten en tontos que no comprendemos casi nada; con la castración emocional nos convierten en víctimas insensibles, y con la castración sexual nos convierten en seres culpables e impotentes. Acumulamos mucha ira como consecuencia de que no se nos haya reconocido como seres libres, puros, inocentes y espontáneos. De alguna manera tenemos que explotar para liberar tanta carga interna acumulada. Llevamos heridas muy profundas por la ausencia de aceptación y amor. Darle casa, comida, estudio y todos los gustos a un hijo, no es amarle. No confiamos en la libertad, porque no la conocemos. Creemos que es peligrosa, pero es lo más inofensivo que existe; nada es tan puro y pacífico como un ser libre que no ha sido reprimido. La “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela verdadera amenaza, en cambio, está implícita en un ser al que se le ha arrebatado su libertad a base de represión y que no ha sido amado. Nunca se sabe como explotará. Si los padres les han quitado a los hijos la libertad y luego se la restituyen, esta se convertiría en un libertinaje, por el que pagarán un inevitable precio a través del desenfreno inconsciente. Es lo que está sucediendo en todo el mundo. Es necesario que haya un fondo de amor y confianza para que la libertad sea usada con un sentido de responsabilidad. No hace falta programarles para decir “no” autom{ticamente a las drogas. No es necesario enseñarles a resistir a la presión social ni prepararlos para que no se dejen llevar por la corriente del entorno. Todo eso tiene que surgir dentro de sí mismos, por propia decisión en libertad, o de lo contrario estarán dejando la decisión en manos de quienes les han programado y educado. De ese modo, toda la vida necesitarán que se les diga lo que tienen o no tienen que hacer. De ahí surge una preocupación lógica de los padres porque saben que sus hijos se tendrán que enfrentar a un proceso de socialización que incluye el botellón y las drogas, y creen que no están preparados, que serán manipulados o arrastrados, pero el peligro no está en lo que se les ofrece sino en cómo enfrentan esa situación. Ante los disturbios callejeros que se producen en las grandes ciudades y que crean alarma social, surge la pregunta: ¿Quién o quiénes son los culpables o responsables de estos actos de vandalismo y violencia callejera? Para mí no hay culpables, porque todos estamos metidos en un lío descomunal que nosotros mismos hemos creado desde la inconsciencia. Por lo tanto todos somos víctimas. No hay responsables, porque la responsabilidad no puede existir cuando nos han arrebatado la libertad. 143 Si somos víctimas irresponsables ¿Qué nos puede esperar? Si no hay culpables ni responsables ¿Qué es lo que está sucediendo? Estamos todos metidos en un gran lío y a no ser que vayamos a la raíz, todas las manifestaciones de agresividad y violencia seguirán creciendo como hasta ahora y a una escala cada vez mayor. Si buscamos culpabilidad en los jóvenes, en la policía, en la ley, en los padres o los profesores o en la educación, no resolveremos nada. Muchos proponen volver al autoritarismo, pero el respeto no se puede imponer, el respeto se tiene que ganar. Si surge espontáneamente es un valor maravilloso, si se lo impone es una bomba de relojería. ¿Por qué no se respeta casi nada ni a nadie de verdad? Eso es lo que tendríamos que investigar científicamente: cómo y porqué se está muriendo el respeto. Sin libertad seguiremos creando monstruos escondidos detrás de un caparazón de represión a punto de explotar. Seguiremos llenando el mundo de seres esclavos de un resentimiento camuflado detr{s de una coraza de “normalidad”. Sin libertad somos tontos haciendo todo tipo de tonterías. La culpa que sienten los padres, consciente o inconscientemente, por no haber deseado a sus hijos o porque llegaron en un mal momento o por no aceptarles como son o por no tener todo el tiempo que quisieran dedicarles, entre otras cosas, es una culpa tan potente que les hace darles todo tipo de antojos y caprichos con tal de atenuar las carencias. Pero el mayor daño está alojado en el corazón de cada niño, al haberle sido arrebatada la libertad, y con lo cual no ha podido percibir ningún tipo de amor real. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La libertad es la naturaleza básica del ser humano y aplastar su esencia supone una tragedia de magnitud, por la que luego se tendrá que pagar muy caro. Y lo estamos pagando caro como especie. Los que somos padres podemos hacer una gran labor para descontracturar tanta tensión, pero el trabajo es muy desafiante. La explosión de la represión acumulada La tendencia natural de toda represión es la acumulación y la explosión. Para que haya represión, es necesario impedir que salga lo natural y luego no queda más que esperar que explote. Las primeras explosiones se producen desde muy pequeños; los niños ya muestran señales de rebeldía y resistencia a ser domados, controlados o adaptados. En otros casos sucede en la pre adolescencia o en la adolescencia, cuando perciben que están a punto de ser normalizados. Y, en otros, cuando la vida avanza y no le encuentran sentido a vivir como esclavos. En todos los casos las explosiones son por querer mantener la libertad que se tiene o por querer liberar emociones reprimidas e impotencia acumulada. Cuando esta acumulación de represión se expresa vengativamente, suceden cosas que nos cuesta mucho comprender. Como la reacción que tuvo un adolescente alemán de 15 años de edad, que mató a quince personas de su escuela y luego se suicidó, dejando una carta que decía: ‚no me permiten desarrollar mi potencialidad ni me respetan‛. Pero hay muchas maneras de reventar. La gran mayoría lamentablemente revienta muy mal o se tragan la represión, vengándose contra sí mismos a través de diversas formas de suicidio, como los trastornos alimentarios o las adicciones. 145 Una represión de la que no nos percatamos y que nos tiene envenenados, es la represión sentimental. Al perder contacto con los sentimientos se cae en la prisión manipuladora de las emociones. En la cárcel se ve mucho más potenciada esta realidad. Está admitida la expresión de emociones pero está reprimida la capacidad de sentir. Si un recluso siente más, corre el peligro de agravar su situación, porque sentiría más impotencia y más dolor, cosa que quiere evitar. Al abrirnos a sentir, nos permitiremos mayor placer, o cualquier cosa positiva, pero también sentiremos más sufrimiento o cualquier cosa negativa. Cuanto mayor sea la capacidad de sentir felicidad, mayor será la capacidad de sentirse desdichado. Y como en una cárcel sobran los motivos de desdicha, se anula la capacidad de sentir. Toda la energía se centra en la posibilidad de expresar emociones superficiales, como si fueran vómito espontáneo de lava ardiendo y que sólo alivian un poco. Una de las cosas más notables que se observa en la conducta de los reclusos, es cómo explotan emocionalmente. Las peleas se pueden producir por diferentes e innumerables estupideces. De pronto, una ira descontrolada surge espontánea, como un volcán que no pueden dominar, y se vuelven como fieras salvajes. Por una mirada, un cigarrillo o por la interpretación de un gesto, se puede producir una pelea sangrienta. La causa por la que explotamos no es lo que sucede fuera de nosotros, sino que es la presión interna que no podemos contener ni seguir controlando y que necesitamos descargar. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Actualmente la medicina comienza a explicar que el origen de muchas enfermedades está en la acumulación de emociones, que nos consume por dentro, baja nuestras defensas y nos autodestruye. Es tan alta la presión que acumulamos que al permitirle la salida, casi seguramente será a través de una explosión desenfrenada y no a través de un proceso gradual, como se puede hacer con la ayuda de psicoterapias, meditación u otras técnicas, que son la maneras más sana y efectiva de aliviar las cargas internas. He conocido una psicóloga colombiana, Diana Bernal, que se especializó en el desbloqueo emocional con respiración consciente. He hecho una gira con ella por toda Colombia, dando conferencias y practicando esta técnica. Y en las sesiones grupales e individuales, he podido ver a personas que parecían ovejas mansas y que en 30 ò 60 minutos de proceso regresivo, con respiración caótica, se convertían en demonios al conectarse con sus represiones; una verdadera liberación. Como parte del proceso, la psicóloga les hacia recordar diferentes momentos de su educación y de su niñez, y ese era el detonante. Aprendí también yo a hacerlo, lo practiqué y vi muy de cerca el fenómeno, en muchísimas personas, muchas veces. Pero también lo he observado dentro de mí mismo, lo viví y lo experimenté en carne propia, en mis hijos y en otras tantas personas cercanas. Así como a nivel físico la retención de toxinas en la sangre (Toxemia) fuerza al organismo para que las elimine, a nivel psicológico la retención de emociones produce represión y eso crea una tensión psicoemocional que forzará los actos hacia la liberación. La mayoría de las conductas inconscientemente por esos contenidos reprimidos. estarán regidas 147 De este modo podemos comprender muchos de los fenómenos sociales y/o individuales que nos están llevando a la violencia, a las guerras y a la autodestrucción. Pero comprender no es justificar. La crisis mundial no es económica ni financiera ni monetaria ni política, tampoco es moral o religiosa. Esas son crisis colaterales, secundarias, como consecuencia de la única crisis, que es la del individuo que ha sido privado de su libertad. Un libertad que es su esencia, el sentido de su existencia, lo que le permite expandirse y expandir sus valores en la vida. Desde la mente capitalista y exitista, creemos que la crisis es económica. Pero el decrecimiento de la economía mundial era indispensable, porque estaba más inflada de lo que naturalmente podía estar, y todo por buscar seguridad en donde no la hay. La economía ha sido y es la fuente principal para obtener seguridad, pero ni la economía es segura ni la seguridad que nos da es auténtica. Ninguna crisis social o global se podrá resolver si antes no se supera la crisis individual del ser humano, resentido consigo mismo. Hemos hecho una combinación letal: ausencia de amor y libertad, exigencias y expectativas; ausencia de dignidad y confianza, humillación y miedo. Esta fuerza autodestructiva la estamos descargando en la pareja, en la familia, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en los estadios y, en definitiva, en la casa en donde vivimos: la Tierra y el medio ambiente, usándolo como basurero de nuestras mierdas físicas y psicoemocionales. Por ello, la segunda crisis más importante es la ecológica; el desequilibrio medioambiental es el resultado del desequilibrio individual. Hay especialistas y observadores internacionales que afirman que la crisis mundial tiene por raíz la naturaleza insaciable del ser “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela humano, pero incluso esa insaciabilidad es una deformación del anhelo original de ser libres. La anulación de la libertad como valor degenera en grandes obsesiones. Toda obsesión es una gran consumidora y liberadora de energía aprisionada. Obsesionarse es una de las formas en las que se manifiesta la represión. Hay una palabra que se usa en España y que es muy representativa de lo que supone ser reprimidos, es “ningunear”, que significa no hacer caso a alguien, no tomarle en consideración, menospreciarle. El resultado de la represión es un ser humano “ninguneado”, que llega a la tr{gica conclusión de que “NO EXISTE” como ser individual y libre. Por esta razón la psicología y la autoayuda trabajan tanto sobre la autoestima, porque es eso lo que hemos perdido casi todos en el proceso educativo, como consecuencia de la represión. Nos han hecho sentir que somos una mierda, que no valemos, que no somos dignos, que no nos merecemos la libertad o el amor. Por lo tanto tenemos que hacer algo para recuperarlo. Y todo eso a base de limitarnos y llenarnos de basura, imponiéndonos ideas preconcebidas. Si esta presión interna es retenida y contenida, porque la presión del entorno social y familiar es más fuerte que el deseo de liberarla, tendremos que dirigirla hacia actividades socialmente aceptables como el trabajo, el deporte, el consumismo, el estudio, las aficiones, etc. Necesitamos descargar de alguna manera tanta tensión y estas son maneras indulgentes de hacerlo que pueden producir obsesiones. Sea lo que sea que se haga indulgentemente para descargar inconscientemente tanta presión, se volverá por lo general obsesivo. La obsesión es una perturbación anímica producida por una idea fija que nos asalta la mente con tenacidad. ¿Cuál será la idea fundamental que nos ataca y está escondida detrás de toda obsesión? Quiz{ algunas de esas ideas sean: “soy esclavo”, “nunca es 149 suficiente”, “no soy auténtico”, “tengo límites”, “no puedo” o “no sirvo”. Un “yo” preso dentro de una sociedad que le agobia y con la cual no corta, se adaptará y entrará en crisis, entonces buscará suicidarse o maltratarse volviéndose adicto a algo y/o a alguien. Las adicciones producen sensación de saciedad pero nunca satisfacción. Muchos fracasan en el intento de dejar las adicciones, porque no se trata de abandonar algo que afecta nuestra salud o interfiere en nuestra vida, sino de encontrar la satisfacción en nosotros mismos, con lo cual desaparecerán espontáneamente todas las adicciones. Expresar la represión para liberar tanta tensión Dije antes que quien no corta con la sociedad acaba mal: normalizado, adaptado y automatizado. Pero también es cierto que quien corta con la sociedad de manera inconsciente y desenfrenada, acaba de igual modo: desintegrado, resentido y aislado. Cortar con la sociedad es como cortar con la madre; cortar el cordón umbilical no significa que mates a la mujer que te creó. Cortar con la sociedad desde el amor por uno mismo, no supone ningún acto violento ni agresivo sino todo lo contrario. No supone convertirse en un revolucionario, anarquista ni anti sistema, sino simplemente en convertirnos en nosotros mismos, sin permitir que la sociedad nos domine ni nos manipule. Ser rebelde es ir a favor de uno mismo; no hace falta ir en contra de nadie. La sociedad es un conjunto de personas agrupadas y organizadas, un “sistema” dentro del cual predomina lo que es la “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela media o lo normal. Pero esto no significa que dentro de la sociedad no emerjan individuos diferentes (no digo mejores), que opten por otras alternativas de vida, sin necesidad de atacar a la sociedad. Hay cada vez más personas que se han liberado de la sociedad y que viven en ella, pero sin adquirir las costumbres ni los hábitos de la mayoría. Es gente que opta por una vida más natural. Muchos se van a vivir al campo, otros cambian su alimentación por una más sana o dedican su tiempo a actividades más saludables, y no se dejan arrastrar por los hábitos consumistas. Esta también es una manera de rebelarse sin hacer daño a nadie. La rebelión ha sido una de las formas que hemos usado para liberarnos, pero no hemos conseguido casi nada en cuanto a libertad. Toda rebelión es la respuesta al llamado del instinto animal de querer ser libres. Toda rebelión en contra de la esclavitud o de cualquier opresión, es positiva porque es liberadora, pero es insuficiente. No sólo con coraje y valor se logra la libertad, también se necesita conciencia, madurez, responsabilidad, sensibilidad y comprensión. La inclinación natural de todo niño es expresarse en libertad. Pero no sólo somos reprimidos en la expresión de nuestros sentimientos y nuestras emociones, sino que además no se nos permite enojarnos ni desobedecer. Tampoco se nos permite expresar nuestra creatividad intacta, que nos ayudaría a canalizar tanta energía pura, divina y poderosa, que traemos con nosotros y que está destinada a salir. Adolf Hitler fue un asesino. Pero también fue una víctima. Cuando era pequeño quiso dedicarse a la música y a la pintura en dos escuelas de arte de Alemania, él llevaba en su alma una inclinación artística y creativa, como todos los niños, pero no pudo ingresar a esas escuelas artísticas, pues fue reprobado, habiéndolo intentado en dos ocasiones. Por tanto era natural que esa energía creativa diera un giro 151 trágico y violento para que se volviera destructiva. Junto a otras patologías fue conformándose un cóctel monstruoso que lo impulsó al brutal asesinato de millones de personas. Esto no es una justificación, sino una comprensión de lo que puede suceder cuando las energías creativas no se canalizan. Todo agresor esconde un niño herido por el maltrato, y uno de los maltratos más camuflados es la represión de la expresión. Cualquiera sea el tipo de expresión, es parte de la naturaleza expansiva que todos traemos y reprimirla es crear esa olla a presión a la que me he referido al comienzo. La expresión desenfrenada de los impulsos reprimidos, se ha producido durante toda la historia de la humanidad, de muchas maneras. Son dos las opciones que tenemos casi todos los seres humanos; expresarnos en forma desenfrenada e inconsciente al explotar de mil maneras o deprimirnos, dejándonos caer en un pozo profundo. En ambos casos el resultado es similar, pues nos dañamos a nosotros mismos, a través de la autodestrucción. Estas no son opciones que puedan elegirse libremente, sino que suceden, de acuerdo a la personalidad de cada uno. A veces la depresión es el resultado de la expresión desenfrenada y otras veces quienes están deprimidos salen del pozo expresándose, saliendo de la oscuridad a la luz, mostrándose, compartiendo con otros. He visto a mucha gente que da un giro radical a su proceso depresivo, gracias a que se comienzan a expresar a través del baile, el canto, la meditación o el yoga. Y otras dan el giro abandonando aquello que les atrapa y que no les gusta, liberando creativamente su energía en aquello que les apasiona. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Sin embargo, la expresión libera energía reprimida, pero no soluciona el problema de raíz. En mi caso, desde muy pequeño he optado por la expresión a través de la escritura, el habla, el arte, la música y la expresividad de mis sentimientos y emociones a través de la creatividad. Esto me llevó a experimentar cosas muy interesantes y enriquecedoras, y aunque no estaba en un nivel elevado de conciencia ni resolví de raíz mi propia represión, todas mis expresiones resultaron ser muy liberadoras. Cuando era muy pequeño mi madre me llamaba ‚el niño inventor‛, pues me gustaba desarmar mis juguetes, mirarlos por dentro, ver cómo estaban ensamblados y luego volver a armarlos para seguir jugando, pero sabiendo cómo eran por dentro y cómo funcionaban. A veces los desarmaba y creaba juguetes nuevos o cosas raras, juntando las piezas. Hasta mi juventud fui un amante de las herramientas y hacía de todo con materiales que encontraba por ahí. También hice muchos deportes: vóley, baloncesto, tenis, fútbol y andaba mucho en bicicleta. Además dedicaba como mínimo una hora al día a leer de todo y a escribir. Los fines de semana iba a pescar con una familia amiga y me conectaba con la naturaleza. También he viajado mucho y he tenido muchos amigos con los que he podido compartir. Todo esto me ayudó a expresarme y a no acumular energía desbordante dentro de mí. Pero eso no significó que no estuviera reprimido, pero esa tensión interna era liberada y aliviada, a través de todas aquellas actividades. Quizás también por eso nunca me he drogado, ni he fumado ni me he emborrachado. Tuve, eso sí, una adicción con el trabajo, con la necesidad de hacer cosas y de no permanecer inactivo. Pero no produjo graves 153 daños. Cuando comencé a meditar me di cuenta de todo ello y muy pronto se produjeron cambios notables. Reconozco que detrás de todo lo que he hecho en mi vida, había una búsqueda de liberación inconsciente, pero con muy buen fondo, por lo cual nunca se produjo un desenfreno grave, y a medida que avanzaba me iba haciendo consciente de lo que quería. He sido muy rebelde con todas las cosas, sobre todo con lo conocido y lo establecido y por esa razón me han echado de muchos lugares. He sido rechazado, pero eso ha formado parte de mi proceso de superación y maduración. Nunca quise formar parte de ningún grupo rebelde, sino ir por mi propio camino y hacer mi vida según mis propias percepciones. Por eso, en parte, ha sido una vida muy solitaria. Intentos de liberación viajando de un extremo al otro Cuando se busca la libertad desenfrenadamente y sin conciencia, como una forma de escapar del cautiverio, se está huyendo de un nivel importante de castración. Salirse de un estado represivo y subyugante es liberador. Aunque se pague un precio muy elevado por ello, salirse de un estado represivo es liberador. Y es mucho mejor pagar ese precio, a iniciar un proceso depresivo o a acabar en la mediocridad de la indulgencia, que no quiere ver lo adaptado que se está a la cárcel, y que es lo que representa a la gran mayoría. Las personas que se han revelado al sistema o a la sociedad, han tenido que luchar mucho e ir contra la corriente. Irse de un extremo a otro supone un esfuerzo tremendo, coraje y una gran lucha con el medio social. Esto es lo que se ha venido haciendo de manera creciente en casi todo el mundo, sobre todo en los últimos cincuenta “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela años, desde mediados del siglo XX, cuando comenzamos a huir del polo de la represión hacia el extremo de la libertad. Pero ese extremo que perseguimos se convirtió en un libertinaje con el cual no se ha resuelto nada. Aún así, hoy, en muchos aspectos, somos más libres que hace cincuenta años, pero no se ha acabado con las esclavitudes. Al hacer lo contrario de lo que nos han inculcado o a lo que nos han obligado, no somos libres sino reaccionarios. Nos rebelamos contra las órdenes externas y vamos en la dirección opuesta a la que nos dicen. Pero ese es un efecto inverso y no por decisión propia y consciente, sino por un impulso de contradicción. ‚Gravedad repulsiva‛, como dicen los astrónomos, una fuerza que nos impulsa y nos aleja. La reacción contraria a la esclavitud es sólo un comienzo reaccionario de un proceso de liberalización. La libertad es algo mucho más profundo. Algunas manifestaciones del libertinaje Hay mucha gente “liberal” a la que no le gusta la palabra “libertinaje”, pero es una palabra que arroja mucha luz a lo que nos está sucediendo. Yo la uso con mucha comodidad, sin miedo y sin culpa, porque no soy liberal ni represor. La palabra “libertinaje” supone una libertad inconsciente o irresponsable, una libertad desenfrenada que no ha madurado. Sin embargo, ‚libertinaje‛ proviene de ‚libertino‛, que se refiere al hijo de un esclavo al cual su amo le dio la libertad. Esto significa que ya no habrá más esclavos en la familia; el libertino es el primer eslabón de libertad de una familia y representa una libertad incipiente. El hijo de quien ha sido un esclavo empieza a tener libertad sin que nadie se la dé. A su padre le dieron la libertad 155 por tanto empujará y apoyará a su hijo hacia una libertad creciente pero en la que aún no tienen experiencia. Todavía hay un recuerdo de un pasado de esclavitud al que temen volver y del que tratarán de alejarse rápidamente. Es a lo que Eric Fromm llamó: ‚libertad negativa‛, o como lo definió Osho: ‚liberarse de... es sólo una parte de la libertad, después faltará la libertad para<sin la cual no se completa, pero que requiere conciencia y responsabilidad”. Un ejemplo de búsqueda de libertad con tendencia al libertinaje ha sido el movimiento hippie, que ha surgido como una manifestación necesaria de extroversión, expresión y liberalización de tanta represión acumulada, en un momento histórico en el cual se dieron las condiciones para que esa manifestación se produjera. Cuando un individuo o grupo se lanza hacia la aventura de liberar los aspectos reprimidos, se dispara un desenfreno natural que tratará de llevarle al extremo opuesto del que procede. Los hippies se querían liberar del extremo rígido, opresor y castrante. En ese extremo había guerras, indiferencia, odio y distanciamiento, por ello el lema fue ‚paz y amor‛. Las drogas, el sexo, y anteriormente también el rock and roll, fueron instrumentos de liberalización para canalizar el desenfreno, aunque luego se convirtieron en un fin en sí mismo, que creó diferentes tipos de adicciones, vigentes hasta el día de hoy. Las coacciones emergentes del libertinaje. Otro ejemplo: el movimiento gay, que es mucho más que la manifestación de un grupo de homosexuales. Los gay cumplen con un sentido social de aportar colorido y alegría ante tanta formalidad y enquistamiento en las tradiciones. Aportan aire fresco a las caducas y retrógradas conductas humanas, más allá de lo sexual. El gay es alegre, jovial, festivo, jubiloso, vistoso, de vivos colores y amigo de los placeres. Un homosexual está inclinado a un tipo de sexualidad pero un gay además sabe que su libertad sexual es parte del sentido de su “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela vida, demuestra que se puede ser libre y lo expresa con alegría y por esa razón cada vez se suma más gente a este movimiento. Aunque no soy gay, me encanta lo que mueven. Viví un tiempo en el barrio de Chueca de Madrid, la meca mundial del movimiento gay, y sentí esa vibración. Ser gay no es un modelo a seguir, sin embargo para muchos es parte del camino de liberación. Esta es una de las razones por las que me atrae España, pues ha sido uno de los países pioneros en la apertura. Por eso tiene la posibilidad de que la libertad madure y con ello surja una espontánea responsabilidad. Y aunque todavía brilla por su ausencia, llegará por sí misma y se logrará el punto de equilibrio. Otro ejemplo son los punk (entre otras tantas tribus urbanas), que creen ser libres porque se visten y se peinan de una manera estrambótica. Su rebeldía está enfocada en la apariencia física, crean un efecto visual en la sociedad para aparentar ser diferentes. También los raperos lo hacen a través de su vestimenta, su baile y las canciones que componen; se identifican en las letras y en la música, y a través de ellas crean grupos de pertenencia y de liberación. Otras millones de personas liberan la energía a través del diálogo, la discusión o el debate. También a través de las guerras entre pandillas o Países se pueden liberar ideas y pensamientos, e incluso emociones reprimidas. La agresión y la violencia en la relaciones, son otras formas de liberar el odio, el resentimiento y la ira. Según la psicología, los sueños también sirven para descargar represión, pues serían el lenguaje visionario que utiliza el inconsciente para proyectar el material reprimido. Mientras millones de personas duermen, se acuerden o no, están soñando, y a través de los sueños están expresando los deseos reprimidos. 157 Esta ha sido y es la historia humana. Desde siempre, y de muchas maneras, se ha tratado de liberar tensión, represión y opresión. Desde la teología de Lutero, que expresó los sentimientos de una clase media que luchaba contra la autoridad de la iglesia, hasta las actuales luchas independentistas, está presente el mismo germen de búsqueda de liberación. Sobre la liberación sexual podría escribir todo un libro, pero sólo quiero expresar que el hecho de que una mujer o un hombre puedan acostarse con quien les dé la gana y hacer todo lo que sus fantasías le dicten, no quiere decir que estén liberados ni mucho menos que conozcan la libertad. En las cárceles se puede contemplar otra forma de búsqueda de libertad, a través de la delincuencia. Las personas que he conocido son muy inteligentes, rebeldes, hábiles y corajudas, y delinquen para tener un cierto poder. Buscan dinero por encima de todo para poder satisfacer su hambre de dominio, pero en el intento muchos caen atrapados en el sometimiento de la cárcel. Ese poder que buscan está relacionado con la necesidad de ser alguien, de tener algo que les de lo que quieren, pero es un poder que les debilita, porque los esclaviza a sus necesidades. La necesidad tiene todo el poder, porque crea un sin fin de deseos. La necesidad más profunda es la de liberarnos y romper con las limitaciones impuestas, pero nos domina y nos controla, produciendo un desenfreno por querer conseguirlo. Marcos, uno de los presos, me escribió una carta que decía: “vivir permanentemente con las exigencias de la vida moderna, que tras un decorado confortable y amable, oculta un mecanismo inhumano y una lucha implacable por la subsistencia económica, no es libertad, eso es esclavitud. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Para mí la libertad es otra cosa, es hacer lo que uno quiere cuando lo quiere y tener lo necesario para vivir como cada uno quiere, eso es libertad y para obtener esa libertad encontré una sola solución: delinquir‛. Así es como los que delinquen encuentran amparo y justificación a lo que hacen y al tipo de vida que llevan, entrando y saliendo de la cárcel, pero aseguran que cuando están fuera son libres, en el sentido de lo que para ellos es la libertad: no trabajan y hacen lo que quieren. Pero la mitad de la vida se la pasan entre rejas y no sé si se justifica, pero lo menciono porque lo veo como otra manera de buscar la libertad. Y aunque esta opción para mí sea incorrecta, la respeto. La sociedad, en cambio, la rechaza, porque no lo comprende y porque atenta contra ella. Otro ejemplo de búsqueda de libertad, que en cambio ha sido y es socialmente aceptado en la mayor parte del mundo, es el capitalismo, porque ha contribuido a liberar ciertos aspectos del individuo, ya que le permitió elevarse por sí solo y probar suerte. El individuo se convirtió en dueño de su propio destino; suyo empezó a ser el riesgo y también el beneficio. Su esfuerzo individual podría conducirlo al fracaso o al éxito, con la consecuente independencia económica; libertad que luego fue extendiéndose (a regañadientes) a la mujer, gracias al movimiento feminista que propuso, entre otras cosas, liberarla a través de la independencia económica. El fracaso y el éxito, son opciones emergentes del capitalismo que también esconden una sutil esclavitud. Todo hombre o mujer que caiga en la trampa de esta coacción saldrá corriendo tras el éxito, seguido por la sombra tenebrosa del fracaso. Una carrera que nunca acaba y que por eso es adictiva y esclavizante. El éxito y el fracaso son los más grandes impostores, y si no nos damos cuenta a tiempo, nos matan. 159 Algunos prefieren naufragar o morir antes que digerir un fracaso; otros, por el éxito, serían capaces de arriesgarlo todo, incluso la vida y la libertad. Y esto ha sido el fruto de un capitalismo desenfrenado. Pero seguir siendo parte de esta locura nos hace sentir acompañados; ser libres es estar más solos, la libertad nos aleja de la sociedad. Los intentos históricos de liberalización del ser humano, dieron dos cosas: por una parte la fuerza y, por otra, aislamiento, duda, angustia, inseguridad y hasta desesperación. El ser humano está desprovisto de la libertad como valor fundamental para poder estar solo y en silencio sin que por ello surja algún conflicto. La fama y la popularidad son maneras de huir de la soledad. Ser reconocido por otros es un sustituto del propio reconocimiento y del amor por uno mismo. ¿Cómo nos vamos a amar si hemos permitido que nos arrebaten la libertad, el tesoro más valioso que tenemos? ¿Cómo nos vamos a aceptar si estamos viviendo en celdas que nosotros mismos hemos construido? Todo lo que no nos podemos dar a nosotros mismos, lo buscamos fuera, pero allí tampoco lo encontramos y por lo tanto tampoco se lo podremos dar a nadie. Esta es la mezcla letal: coacción y resentimiento, frustración y adicción, decepción e ira, castración y odio, esclavitud e impotencia, presión y explosión, represión y violencia. Por eso se puede comprender, aunque no justificar, la energía represiva que libera el terrorismo internacional y las guerras mundiales. El mundo se ha convertido en una bomba de relojería que está explotando de muchas maneras y en todas partes. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Los expertos se preguntan ¿Qué amenaza implica el terrorismo global para las sociedades abiertas? Y reconocen que es un fenómeno que, sin exagerar, todo indica es creciente y duradero. Para mí hay un terrorismo externo que se proyecta fuera y otro interno que se proyecta dentro y produce una implosión. Es donde nacen todas las formas de suicidio. Cuando se presiona a los individuos se los presiona en contra de sus propios límites. Las limitaciones se convierten en muros de contención sobre los cuales la tensión aumenta más y más. ¡Es tan obvio lo que nos sucede! Estamos al límite de la resistencia, queremos salir pero no sabemos cómo hacerlo sin que haya un rompimiento destructivo. Antes de entrar en prisión descubrí el modo de hacerlo: las medicinas chamánicas. Algunas sustancias como el Yajé o Ayahuasca, el peyote y los hongos, contribuyen en parte a que la gente busque experiencias expansivas y liberadoras, ya que bajo la influencia química se pierde la sensación de estrechez y limitación, lo que es un gran avance en la búsqueda de la libertad. Pero es una experiencia química transitoria. En algunos casos produce una conexión espiritual, se puede llegar a tener un vislumbre del infinito y de lo ilimitado, y una sensación de liberación de la conciencia, pero sólo momentánea, ya que luego se retorna a un cuerpo pequeño, a una mente estrecha y a un “yo” aprisionado. Además, estas sustancias pueden volverse adictivas si tenemos la tendencia a ser adictos, y el criterio para saberlo es chequear si se tiene el control y se decide libremente, o si ello nos domina y nos esclaviza. 161 Si no se puede dejar y se vuelve poderosa a tal punto que nos controla, entonces es una adicción. Pero también la meditación o el yoga pueden ser adicciones. De hecho, lo son para mucha gente, pues se quedan atascados allí durante toda la vida. Cuando hay una estructura adictiva cualquier cosa nos puede atrapar. Hasta ahora no he conocido a nadie que, conociendo y viviendo la verdad, el amor y la libertad, tenga la necesidad de hacer yoga, tomar sustancias que expandan la conciencia o meditar. Todas las actividades que se vuelven adicciones, son sustitutos de la verdad, del amor y de la libertad. Una real expansión de la conciencia es algo que sucede y no hay retroceso, ni marcha atrás. Si se fuerza con técnicas o sustancias químicas, crece un espacio virtual que nos hará creer que la conciencia se ha expandido, y no es así, sólo ha sido una emulación. Los estados expandidos, modificados o alterados de conciencia, no producen una expansión de la conciencia. Si fuera así, todas esas miles de personas que lo practican habrían encontrado la libertad y el amor. La expansión “real” de la conciencia se puede ver cuando a un ser humano se lo ve feliz, pues la felicidad es confianza encarnada. Como un ave que puede volar con las dos alas, la del amor y la de la libertad, y ambas se complementan y hacen posible el vuelo, porque la liberad hace posible el amor y el amor enriquece la libertad. Sufrir, buscar e intentar no es suficiente para la libertad Todo lo que hagamos los seres humanos por liberarnos será insuficiente, mientras no nos animemos a penetrar en los cimientos de “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela nuestras esclavitudes y a dinamitar las bases de la comodidad y de la seguridad de lo conocido. La gran mayoría de las personas que he conocido, que han querido expandir su conciencia tomando Yajé o haciendo diversas psicoterapias, no han querido profundizar en sus cadenas, ni mucho menos liberarse de ellas, sólo han hecho un minúsculo y virtual paseo turístico por la imaginación. Aún así les ha servido para vislumbrar la libertad, lo cual es muy importante. Para mí, haber tomado Yajé más de cien veces en seis años, me ha servido para liberar emociones enquistadas, limpiar mi organismo de toxinas, quitarme todos los kilos de más y despejar mi visión de tonterías que no me dejaban ver lo obvio. El Yajé, y todas las terapias que he hecho, me ayudaron a tomar decisiones que cambiaron el rumbo de mi vida, pero esas decisiones las tomé yo, desde mi poder interior. En la vida nos metemos en muchos líos, problemas y situaciones muy desagradables, pero caemos en ello sin darnos cuenta, como si todo el entorno conspirara para que todos cayéramos en trampas parecidas. En la cárcel me he encontrado con algunos drogadictos que me dicen que la sociedad les ha metido en la droga. Y tienen razón, pero yo les pregunto ¿Quién te va a sacar de allí? Porque la sociedad no te va a sacar, tendrás que hacer algo tú mismo si quieres salir. Si nos quedamos culpando a quienes pudieron ser los causantes de nuestras esclavitudes, nunca nos liberaremos. Mientras no maduremos haciéndonos cargo de nosotros mismos, sin dependencias y sin evasivas, animándonos a vernos y a ver que vivimos atrapados, seguiremos experimentando muchas situaciones esclavizantes. 163 El proceso de una verdadera liberación comienza por recuperar la capacidad de ver, quitándonos las vendas que cubren nuestros ojos. Hay quienes afirman que si se lograra ver el futuro, este cambiaría inmediatamente por el mero hecho de ser visto. De igual manera si logramos ver el presente que estamos experimentando, comenzaríamos el proceso de liberación de las circunstancias que nos dominan. Aunque parezca mentira, estamos viviendo un presente que no logramos ver con claridad ni con objetividad, porque estamos atrapados en el programa de respuestas que controla nuestra vida. Necesitamos un destello de luz interior, tan penetrante, que nos permita vislumbrar la verdadera dimensión de nuestra vida interior. Ver lo propio, lo profundo, en intimidad, aunque sólo sea por un segundo, nos produciría tal comprensión de lo real, que nada podría seguir igual en nosotros. Para formar parte de una sociedad tonta y automatizada, inconsciente y manipulada, es preciso estar ciego. La ceguera consiste en no permitirnos ver otras opciones más que las que nos han enseñado a ver en una sociedad condicionada. Por eso es preciso tomar distancia de la sociedad para alcanzar la libertad. Esta sugerencia va en contra de la tendencia social que tenemos los seres humanos, pero es esa naturaleza sociable la que nos ha llevado a olvidarnos de nosotros mismos y de nuestro propio poder. Por eso acabamos siendo esclavos de modas y tendencias creadas por otros, perdiendo la originalidad y dejando de lado la “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela propia creatividad e individualidad, y así es como acabamos adaptados a modelos pre elaborados. Es hora de sacar y defender lo que provenga de uno mismo, lo original, lo auténtico, aunque sea rechazado por la sociedad. Aunque no forme parte de ningún grupo ni tengamos el apoyo de nadie más que de nosotros mismos, estaremos recuperando uno de los valores más significativos para ser libres: la individualidad. Comprender la individualidad como un valor único e indisoluble nos llevará a la defensa de la subjetividad, como la ciencia de lo interno. Ser individual es ser único e indivisible, es decir que no se es producto de ninguna copia ni de ninguna división interna. Cuando mi hijo Elián tenía alrededor de doce años, me preguntó por qué no había sido bautizado en la iglesia católica ni había hecho la primera comunión como todos sus amigos y compañeros. Le respondí que porque su madre y yo hemos respetado su libertad de elegir la propia religión cuando lo crea necesario, y agregué, ‚si algún día sientes la necesidad de tener alguna religión, búscala, y si no encuentras ninguna que te satisfaga o que te de lo que quieres, puedes ser el creador de tu propia religión y el único feligrés, no hace falta que nadie te siga m{s que tú mismo‛. Buda, cuando estaba muriendo, abrió los ojos y dijo estas últimas palabras a quienes estaban junto a él en su lecho de muerte: ‚sé una luz para ti mismo y no imites a nadie‛. Aunque parezca una locura lo que voy a decirte, lo haré porque lo siento y soy libre para hacerlo: todo lo que venimos haciendo los humanos está bien, es correcto, tenía que ser así, no sabíamos hacerlo de otra manera, lo hicimos como pudimos. 165 La herencia es desastrosa, la historia es incontable, la realidad vergonzosa, pero os aseguro que no hay culpables sino sólo consecuencias naturales por el modo en que hemos hechos las cosas. Ahora tenemos que decidir lo que haremos. Si queremos cambiar no podemos seguir haciendo lo mismo, tendremos que cambiarlo todo, y la única manera de que todo cambie es que cada uno haga brillar su individualidad. No sé si existe placer mayor que ser uno mismo. La fealdad desaparece cuando un ser humano deja de ser una mentira y se convierte en la verdad. No hay mayor belleza que la autenticidad. Si nos animamos a ir más allá de la liberación de la esclavitud, y sentimos el coraje de buscar la libertad, nos tendremos que atrever a orientar la búsqueda hacia la verdad. En esa búsqueda dejaremos de lado las dicotomías, si ser liberal o conservador, libre o esclavo, porque son opciones que nos distraen de la búsqueda esencial de la verdad dentro de nosotros mismos. Este proceso de búsqueda, que sugiero realizar con entereza y entrega total, lo acabé de hacer dentro de la prisión pero comenzó mucho antes, y el momento clave de dicho proceso es cuando se libera la verdad desde nuestro corazón. El problema es que para llegar allí hay que atravesar una secuencia de muros y corazas de mentiras que están atrapando la verdad original. 167 La libertad es unión e integración El cautiverio de la separación nos desafía a volver a casa ¿Quién hubiera dicho que dentro de un cautiverio un ser humano podría alcanzar un estado modificado o ampliado de conciencia? Pues bien, justamente eso es lo que me ha sucedido. La cárcel es un cautiverio más, en el cual muchos factores y situaciones presionan la conciencia a tal punto que, de pronto, se puede sentir como si todo el entorno estuviera dentro de uno. Por esta razón muchas de las cosas que escribo tienen un origen empírico. Cuando se experimenta algo extraordinario se puede hablar de ello con mucha energía y elocuencia, pero no se pueden dar muchas explicaciones del porqué son así. Para mí son reales porque las he vivido, pero la dificultad está en cómo contarlas. Los humanos llegamos al mundo siendo individuos unidos al todo, pero muy pronto entramos en una zona cautiva en donde es preciso estar divididos. La división es la esclavitud y la unión es la libertad. Si el cautiverio en el que vivimos fue creado mediante una estrategia inteligente, la mente que diseñó dicha estrategia tenía muy claro que dividir es dominar, “divide y reinar{s”. Pero ¿quién o qué es lo que reina en este mundo? La división en la que vivimos, es otro subproducto de la conciencia, y a través de esa misma conciencia, podemos llegar a recuperar la integridad perdida. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La extralimitación es la parte positiva de la búsqueda de libertad y se dirige hacia afuera; la integración es la parte negativa de dicha búsqueda, y se dirige hacia adentro para alcanzar la unidad interior. Al desplegarnos “hacia” el entorno, rompemos límites (con el riesgo del desenfreno), al replegarnos “del” entorno, nos recogemos y entramos en nosotros mismos (con el riesgo de aislarnos). Las limitaciones, como dije anteriormente, son una maestría, porque nos muestran la ilusión de la separación y nos desafían a traspasarlas para acceder a lo desconocido. Las divisiones son también una maestría, porque nos muestran la polaridad de los extremos y nos desafían a recuperar la unidad interna. Aunque la división podemos advertirla en todas partes, tenemos que comprender que dichas divisiones se inician en nuestro interior, porque hemos sido divididos biológica, psicológica y socialmente, y a partir de ahí, todas las cosas que miramos o tocamos, las dividimos. Bueno y malo, mujeres y hombres, blancos y negros, ricos y pobres, norte y sur, izquierda y derecha, espíritu y carne, pasado y futuro, arriba y abajo, tú y yo. Pero quisiera profundizar en otras tantas divisiones. La libertad y la esclavitud son opciones emergentes de dichas divisiones y son la base de todo negocio humano, de la discriminación y de la explotación. Si no logramos llegar al origen de toda división, no podremos unificarnos ni ser íntegros y eliminar así las raíces de estos absurdos y dolorosos fenómenos. Desde el punto de vista del tiempo, que es horizontal, no se puede volver atrás; pero desde el punto de vista de la eternidad, que es vertical, no hay pasado ni futuro. La eternidad es ausencia de tiempo, por lo tanto, todo es una sola cosa expansiva. Y cuando nos metemos en la eternidad, gracias a la conciencia, podemos acceder al mismo punto en donde todo comenzó a dividirse y llegar al momento en donde todo era una sola cosa reunida en un solo punto. 169 Esto supone hacer un viaje hacia el pasado, volviendo sobre nuestros propios pasos, no para rememorar los traumas, sino para traspasarlos y llegar al punto en donde aún no existían. Y esto lo haremos a través de la conciencia y de la inteligencia. Dado que todo lo que nos ha sucedido a partir de la división está registrado en cada átomo que nos compone, podemos entrar en nosotros mismos a través de las divisiones internas para llegar al núcleo original y unificado de nuestra esencia. Aunque ya lo hemos visto, es necesario repetir que la base de todo lo que producimos y de lo que nos sucede tiene un fondo biológico (químico y genético), psicológico (mente, memorias y “yo”) y social (familia y entorno), que a su vez oculta un fondo más profundo que está por debajo de todo eso y que podemos llamar espiritual o energético. Anteriormente mencioné que la división celular del proceso de reproducción suponía una multiplicación de células, lo que posibilita la expansión de la energía creativa en el ámbito biológico. Pero dicha división también puede producir un inevitable enfrentamiento entre las partes divididas, si estas tienen la capacidad de darse cuenta de que lo están. Las células no pueden verse separadas ni divididas, ellas funcionan desde la unidad y la integración porque no tienen conciencia. Y por eso tampoco pueden enfrentarse entre sí. Pero los humanos, al tener conciencia, vemos esa división. A diferencia de los animales, los seres humanos podemos ver todo desde la conciencia, o desde arriba, con una panorámica que incluye la totalidad: lo interno y lo externo, lo que se ve con los ojos físicos y lo que se ve desde la intuición o “tercer ojo”. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La división esencial Y el enfrentamiento de las partes separadas Así como los átomos se agrupan y constituyen moléculas, las moléculas se agrupan y forman células y de igual forma las células se agrupan y crean tejido y órganos. En lo profundo, todas las células están inteligentemente unidas, pero en cuanto a la agrupación que adquieren, parecen estar divididas: un órgano por aquí y otro por allá, cada uno con su función. Es llamativo observar que se han producido ciertas divisiones en dos partes de la misma función. Por ejemplo, el cerebro se ha dividido en dos partes que cumplen funciones muy diferentes pero complementarias (hemisferio derecho e izquierdo). De igual manera hay dos ojos, dos oídos, dos ovarios, dos testículos, dos pechos, dos riñones, dos pulmones, dos brazos, dos piernas, dos manos, dos pies. Pero hay otra división que es interna y que ha sido descubierta por la neurociencia, aunque también el Tantra lo sabía desde hace miles de años: el hemisferio izquierdo del cerebro es analítico, es la fuente proveedora de la razón, el cálculo, la lógica, lo que agudiza el tecnicismo, mientras que el hemisferio derecho es irracional y aporta la intuición, la sensibilidad y la abstracción, por eso es ilógico. Cada hemisferio interviene directamente sobre las partes inversas del cuerpo, pero además influye en todo lo que hacemos, pensamos y sentimos. Si bien el hemisferio derecho está más relacionado con lo femenino, puede igualmente predominar en los hombres, aunque sucede excepcionalmente. hemisferio izquierdo está más ligado notablemente en influye la mayoría De igual manera el a lo masculino de las mujeres, pero como consecuencia de la herencia machista de todas las épocas. Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el mundo está gobernado por el hemisferio izquierdo (racional y calculador), por eso está en manos de los hombres y no se le permite a la mujer tomar parte mayoritaria en ningún gobierno del mundo. Todo el mundo 171 político y religioso esta reinado por lo masculino, y así es como nos va. En general, la humanidad se ha identificado mucho más con la razón que con el sentimiento. La razón es el lenguaje de los humanos, por eso las corazonadas fallan tan a menudo. Muchas veces, aunque toda la lógica incline la balanza hacia un lado, el resultado será todo lo contrario, porque no evaluamos el factor sorpresa que se incluye en el lenguaje del sentimiento. Lo que sucedió en la elección de las olimpíadas del 2016 entre Madrid y Río de Janeiro, fue una curiosa situación. En Madrid afirmaban tener la corazonada de ganar la candidatura, pero ganó la inclinación sentimental del jurado hacia Río de Janeiro. Muchos dijeron en España que esa decisión había sido injusta o irracional, y es probable que así fuera, porque aunque estemos inclinados hacia la razón, aún persiste la natural y poderosa influencia de lo irracional. Es propio de la división interna. Nunca se sabe. Resulta inevitable que estemos divididos internamente por las funciones específicas que asume cada célula, según su programa. Cuando se producen estas divisiones, no nos damos cuenta; aunque esté en nuestra memoria inconsciente, no lo recordamos ni nos influye. Pero luego, cuando ya todo está hecho y acabado y tenemos uso de razón, aparece evidente la primera imagen dividida dentro de la misma especie a la que pertenecemos y vemos que hay dos grupos visibles y evidentes de seres: mujeres y hombres. Es la diferencia que apreciamos. A nivel celular no podemos decir que hay células femeninas o masculinas sino células que provienen de una misma fuente indiferenciada (células madres), y cuando asumen una función específica se diferencian de las demás y cumplen su cometido, agrupándose a donde les ordena el programa genético. Una vez allí, se establecen con una misma función para toda la vida, pero vayan “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela donde vayan y hagan lo que hagan llevan consigo algo de lo que no se pueden deshacer, y es lo que yo llamo la división esencial. Más allá de las divisiones exteriores y aparentes que podemos apreciar, están las divisiones interiores, aquellas que no percibimos. Aquí propongo que hagamos el viaje, atravesando todas las divisiones, hasta llegar al punto en donde no había división. Ya he mencionado que, desde el Big Bang, cuando un punto minúsculo explotó, hasta el hecho del crecimiento embrionario en el vientre materno, se suponen infinitas divisiones de átomos y células. Pero hay una división que sucede en el proceso de desarrollo del feto y que nos marca definitivamente. Según los científicos, esta fisura esencial y básica se produce a nivel genético cuando el cromosoma XY, del hombre, “toma la decisión” de determinar si el embrión será hombre o mujer. Esa es la división original de dos grupos distintos que produce la primera segmentación, es el primer corte que separa a las XX por un lado y a los XY por el otro. Y como consecuencia de dicha división nacerán mujeres y hombres, lo que podemos distinguir a simple vista a nivel físico. Entre los grupos de hombres y de mujeres sucederán coaliciones de todo tipo, porque se verán como partes separadas de la misma especie. No nos vemos como humanos con sexo masculino o femenino, sino que nos vemos como si hombres y mujeres fuéramos dos especies diferentes, o como dos subespecies. Es decir que nos identificamos psicológicamente con el sexo que nos ha tocado; de ahí que afirmamos ‚soy hombre‛ o ‚soy mujer‛ en vez de decir ‚soy Humano‛. De dicha identificación surgen las rivalidades sexistas, pero además nace un deseo recíproco de dominarse que acaba en explotación. El proceso ha sido muy duro y nos ha creado mucho sufrimiento. Por eso considero que toda exploración que hagamos a 173 las raíces del conflicto, nos ayudará a comprender cómo y por qué sucedió esto, pues sin dicha exploración no podremos resolverlo. Hay quienes afirman que la crisis social y política tiene por raíz la dominación de los valores masculinos sobre los femeninos. Para mí, sin embargo, no es la dominación de los valores, pues los valores de cada uno son igualitarios y no quieren ni pueden ejercer dominio sobre el otro; la cualidad de los valores es llevarnos a la igualdad. Pero el legado familiar de favorecer al hombre sobre la mujer, sí que ha creado una impronta psicológica en ambos que les predispone al machismo y a la consecuente disparidad, otorgando privilegios al hombre, con la inevitable explotación. Los progenitores son quienes crean a un “ser machista”, ya sea hombre o mujer, con la ayuda incondicional de la sociedad, la cultura, la política, la religión y los medios de comunicación. El niño varón es criado con privilegios y con una sobreprotección que esconde impotencia, desvalorización, miedo e inseguridad, por tanto tendrá una percepción muy pobre de sí mismo, no se siente capaz de tener autodeterminación, y así aprende a subestimarse. Por otra parte, le implantan la idea de que la mujer no vale demasiado, que es mala, inservible o peligrosa. La niña es criada bajo presión, con parecidas formas de menosprecio, pero haciéndole sentir que tiene menos derechos que los hombres, a los que hay que aguantar por lo que aportan o por lo que se les puede sacar, por lo cual tiene que servirles bajo la idea de debilidad e inferioridad. De esta manera se están criando seres machistas que, aunque formen parte de dos grupos diferenciados por el sexo, están unidos e implícitamente de acuerdo para beneficiar al hombre. Se necesitan tanto mujeres como hombres machistas para que exista el machismo y por eso es responsabilidad de ambos sexos: uno que lo produce y el otro que lo permite. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Los padres, la familia y la sociedad producen el machismo. Los que mejor aprenden a ser machistas son los que más lo padecen y tanto agresores como maltratadas son víctimas. Actualmente, los roles han cambiado bastante, el hombre se ha vuelto más servicial y complaciente con la mujer y participa más en las labores del hogar. La mujer, por su parte, trabaja más, aporta dinero y es más independiente. Pero como no se resuelve el problema de raíz, siguen los quiebres y esto se demuestra, por ejemplo, en el hecho de que la cesión del hombre es percibida como un signo de debilidad por la mujer, por ello rechaza al hombre cuya masculinidad es débil, temerosa y carente de seguridad, y que actúa más bien por miedo a ser rechazado (gran parte de la población de hombres). El enfrentamiento sexista es mucho más profundo, y no se debate entre órganos o entre células ni entre cuerpos. No es una lucha de funciones sino de fuerzas que se quieren dominar y controlar, lo que se experimenta a nivel energético y psicológico. Es una percepción de inferioridad respecto del otro que surge de la comparación. Dado que el hombre tiene una leve superioridad sólo en el ámbito físico (y no en todos los casos), se ha impuesto sobre la mujer por la fuerza. No somos conscientes de que todos poseemos tanto la energía masculina como la femenina y que estas conviven y compiten, discuten y se atraen, se complementan y se enfrentan, se apoyan y se distancian en el ámbito intimo y profundo de la psiquis y la biología. En el proceso de educación y formación, el individuo se identifica con una de las dos partes, la que asumirá como propia. Una de esas partes es la atacante, dominante, agresiva y hasta sádica, pero que en el fondo está acomplejada y se siente inferior (por lo general se manifiesta en el hombre). La otra, será la parte anulada, sometida, esclava y sumisa, pero que en el fondo intentará ser superior y dominante (por lo general se manifiesta en la mujer). 175 El juego se jugará entre partes engañosas, amenazantes, y que se perciben naturalmente como peligrosas. Ambas partes están dañadas por el mismo proceso que ya hemos descrito, de desprecio, menosprecio e infravaloración, sumado a las diferentes privaciones de libertad a las que hemos sido sometidos, en una especie de ‚liberticidio‛, y que acaba con el poder propio y la auto-confianza. Y “liberticidio” para mí es una serie de crímenes que se cometen dentro de la sociedad en contra de las libertades básicas del ser humano. En todo lo que hagamos y vivamos estará presente la división interna entre lo femenino y lo masculino. Nos demos cuenta o no de ello, como asimismo del consecuente complejo de inferioridad y de baja autoestima que produce la identificación. Esa separación interna se manifestará afuera de múltiples maneras, entre hombres y mujeres, pero en realidad tiene un origen interno que no alcanzamos a ver. Por ello se torna una lucha inconsciente que padecemos al enfrentar a nuestro lado masculino con el femenino, identificándonos con una parte y rechazando la otra. Entonces la guerra está servida, así es como la puja interior se proyecta al exterior en todas las relaciones que mantengamos, por el motivo que fuere. Esta es más o menos la descripción del juego que jugamos los seres humanos en el ámbito de las relaciones. Un juego macabro de poder que, sin querer, se origina en el ámbito biológico y que se desarrolla en el ámbito psicológico por la identificación. La biología nos ha forzado a una natural inclinación física al proveernos de sexo masculino o femenino. Para la biología y la evolución de la especie era necesario que fuera así, pero en lo cotidiano lo vivimos desde el conflicto, por la percepción consciente de dicha división, y por tanto asumimos contrariadas reacciones. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Es por la dificultad en la que nos pone la conciencia, que nos permite ‚divisar‛ esa separación entre hombres y mujeres, y luego la mente, que con su sistema de identificación nos presiona a aceptar una de las partes y a rechazar la otra (según a cuál pertenezcamos), que quedamos encasillados. Y en el mismo acto de auto-etiquetarnos hacia afuera, nos anulamos hacia dentro. Es inevitable que al dividir se muestren partes o polaridades y que nos veamos obligados inconscientemente a elegir entre una de ellas. Pero omitimos la realidad de que internamente contenemos a ambas partes, y no nos damos cuenta de que, al identificarnos con la parte que nos ha tocado, estamos negando la otra, lo que supone una negación de una parte de nosotros mismos. De la dualidad a la explotación en un abrir y cerrar de ojos Cuando era pequeño en la ciudad donde nací había dos clubes de fútbol: Colón y Unión de Santa Fe. Los simpatizantes de ambos clubes, como es “normal”, vivían pele{ndose y discutiendo, por lo tanto había que elegir ser de uno u otro equipo. Yo era de los dos. Iba al club Colón a ver fútbol y jugaba vóley, tenis y golf en el club Unión. Pero, socialmente me exigían que me definiera por uno, y yo me preguntaba por qué tenía que elegir si los dos eran de mi ciudad y cada uno me daba algo diferente. Toda división crea separación, y la consecuente fricción, tensión, lucha, comparación y enfrentamientos. Cada parte dividida lucha por el poder, porque no quiere ser inferior, ya que si se debilita y pierde, cae inevitablemente en las garras de la otra. 177 Si hay dos partes, entonces tendrá que haber una fuerte y otra débil, una mejor y otra peor, una abajo y otra arriba, una que explota y otra que es explotada. Como ya dije, los humanos se dividen inicialmente entre hombres y mujeres. Los hombres, por el sentimiento de inferioridad que tienen, han sometido a las mujeres, aunque tratan de ocultarlo. Y lo femenino, por el sentimiento de humillación, ha sometido a lo masculino, a modo de venganza, de una manera muy sutil y astuta. ¿Quién domina a quién? Hasta ahora ha sido el hombre a la mujer y lo femenino a lo masculino. Aunque actualmente esta situación está cambiando e incluso se ha invertido en cierta medida, en realidad todo sigue igual, pues no se ha arreglado el problema de fondo. Pero este no es el tema central. La cuestión es que al percibir que “una” parte exterior nos oprime, explota y domina, establecemos el conflicto con “todo” lo exterior. Al dividir dos partes internas, estas se enfrentan entre sí y la lucha acaba rompiendo su integridad. Así se debilita a un individuo íntegro. Y la trampa es la división que nos separa con lo exterior, la que si bien no existe realmente, así la percibimos. Ver el mundo y la vida como un polo opuesto a nosotros mismos es una trampa que nos obliga a inclinarnos hacia uno u otro lado. Y nos inclinamos hacia lo exterior, porque es lo que vemos a primera vista y porque creemos que es la fuente proveedora de lo que necesitamos. Esta realidad es paradójica porque, por un lado, se necesitan dos partes para que sucedan los fenómenos de la vida, pero, al dividir lo interior y no apreciarlo, dirigimos la mirada hacia afuera. De este modo, las dos partes, que son internas, las vemos reflejadas fuera de “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela nosotros, en los otros. Y es allí donde entramos en conflicto con los demás, porque nos vemos inconscientemente en ellos. Pero, la coalición esencial que no vemos es interna, y poder darnos cuenta de esto es muy importante en el viaje hacia la integración. Estamos peleados con nosotros mismos y básicamente es porque no conocemos la unidad interna. No somos conscientes de que los polos son complementarios y se integran para completarse y que la dualidad interna es perfectamente compatible. Creemos que hay una dicotomía; asumimos una de las partes y ponemos a la otra enfrente para competir con ella. Todo esto a nivel inconsciente; no nos damos cuenta hasta que comenzamos a relacionarnos de diferentes maneras con otros, y así es como comienza el juego morboso de la guerra entre los seres humanos. Por un lado hombres, por el otro mujeres; por un lado lo masculino, y por el otro lo femenino; por un lado la rudeza, y por el otro la suavidad; por un lado la insensibilidad, y por el otro la sensibilidad; por un lado sumisos, y por el otro dominantes. No es una división sexual. Nace allí, pero es mucho más profunda. Y se manifiesta no sólo entre mujeres y hombres, sino entre razas, civilizaciones, religiones, clases sociales, etc. En la cárcel se ve muy claramente la división entre los que mandan y los que obedecen. Pero lo mismo sucede en la sociedad que está básicamente conformada por dos grupos: los que dominan y los dominados, los autoritarios y los sumisos. Dicho de otra manera, está divida en delincuentes y santos, víctimas y agresores. Incluso, podemos definir estos dos grupos como políticos y ciudadanos, líderes religiosos y feligreses, jefes y empleados, profesores y alumnos, terapeutas y pacientes. Todos contienen el mismo germen de la diferencia entre amos y esclavos. Una diferencia que va mucho más allá de lo masculino y lo femenino 179 o del hombre y la mujer, y está relacionada, entre otras cosas, esencialmente con el carácter que desarrollamos desde muy pequeños. En psicología los han llamado sádicos y masoquistas, para diferenciar al dominante del sumiso, pero mi apreciación es que esa diferenciación sólo existe a nivel superficial pues, en el fondo, todos somos igualmente esclavos de la necesidad de ser sometidos. Tanto el sádico como el masoquista necesitan ser dominados por alguien o por algo, porque somos una especie que se humilla s sí misma, y de ahí el complejo de inferioridad que nos posee. Aunque queramos ocultarlo, esa realidad es inherente al ser humano, es una herencia psicológica que muchos no quieren reconocer y mucho menos ver. Ir a la raíz no es cosa fácil pero tampoco es imposible y es enormemente satisfactorio. Y es sencillamente profundizar para arreglar, es quitar la venda para curar, es romper la pared para llegar a la causa de la humedad. De ese modo podremos atravesar y comprender, sin pensar que estamos perdiendo el tiempo o nos estamos enrollando en nuestro pasado, sino que, por el contrario, estamos indagando honestamente en los pasos que hemos dado y que nos han traído hasta aquí. Sin embargo, hay una reticencia a indagar en las causas alojadas dentro de cada uno de nosotros. Nos da miedo examinar el pasado para encontrar pistas, nos aterra ir a la raíz de las cosas. Según Freud, padre de la psicología moderna, todo comienza con el trauma de nacimiento, con lo que sucede en el parto. Pero, según la actual comunidad científica, todo comienza mucho antes, durante los nueve meses de gestación, pues el feto establece contacto con el exterior por su madre, quien le transferirá todas la percepciones a través de la placenta, percibiendo las emociones, el estrés y los estados tanto de ella como del entorno. Pero no sabemos todo lo que sucede durante esos nueve meses. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Actualmente se están relacionando determinadas conductas delictivas con ciertos episodios ocurridos durante el embarazo. Uno de los estudios se está realizando con niños que estaban en el vientre de su madre en la época del atentado del 11 S en Nueva York, y están descubriendo ciertas patologías relacionadas con la hostilidad y la ansiedad que experimentaron en su vida intrauterina. Pero estos estudios recién han comenzado. A medida que se profundicen, mejor se podrán comprender ciertos comportamientos humanos. Se dice que los nueve meses de gestación durante los cuales estamos suspendidos en el líquido amniótico, equivalen a unos 70 años de vida extrauterina. Las memorias que se crean allí son la segunda predisposición; la primera es la genética, pero no se tiene constancia de que haya infiltraciones psicológicas. La tercera predisposición es lo que Freud llamó “trauma de nacimiento”, y la cuarta predisposición es la que sucede en el entorno familiar. En este último caso hay un impacto psicoemocional de gran importancia. Según los grandes maestros de todos los tiempos, muchas de las tendencias innatas del ser humano provienen de vidas anteriores, son memorias que se traen dentro del inconsciente universal por el tránsito de los átomos que nos componen. Pero no es algo que podemos demostrar. Al respecto, yo podría contar mi experiencia de regresión a otras vidas o a diferentes estados en los que estuve antes de nacer como humano, pero no me apetece contarlo. Desde hace milenios se cree que hay un pasado que va más allá de esta vida, cualquiera sea el nombre que se le dé, y es algo lógico de considerar, pero no tenemos la tecnología disponible para 181 investigarlo y las técnicas que existen, como la hipnosis o el uso de enteógenos, no están lo suficientemente desarrolladas. Cómo se fabrica un tonto sumiso listo para ser explotado Hemos visto que la coacción, la manipulación, el cautiverio y la sumisión están al servicio de la explotación, pero ¿cómo y por qué nace esa predisposición a ser dominados y con ello a sufrir? Para eliminar el sufrimiento hay que eliminar sus raíces, y una de esas raíces es el carácter que se forma en los primeros años de vida. Voy a dar un breve panorama psicológico de las raíces del carácter, pero dado que no soy psicólogo, lo haré desde mis investigaciones autodidactas y a modo de vislumbre de lo que puede haber en el fondo de la realidad individual. De hecho, en cierta forma, lo he visto en mí y es lo que me ha contado mucha gente acerca de sí mismos; por eso puedo describirlo, pero no como una teoría. Aunque hay mucha gente a la que no le gusta establecer una relación entre la niñez y lo que ahora les sucede, les animo a que echen un vistazo a este panorama. El futuro es igual al pasado hasta el día en que nos damos cuenta de ello. Si nos desconectamos del pasado, liberamos el futuro de la esclavitud, devolviéndole su espontaneidad y la capacidad de sorprendernos. Este es el breve resumen de la tragedia. Todo niño en sus primeros años de vida define su carácter sumiso-manipulable y/o dominante-autoritario. Es algo que nos pasa a todos, en mayor o menor medida, o con ciertos diferentes matices. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela 1-El bebé desea obtener y recibir amor, protección, atención y cuidados desde una fuente proveedora exterior, o sea que asume una pasividad y espera lo que necesita de afuera, que se lo de su madre y/o padre. Surge la expectativa respecto a lo exterior, pues espera que le den lo que necesita. 2- Cuando el niño no lo recibe como lo quiere y como lo necesita, no sólo en cuanto a la cantidad sino sobre todo a la calidad, se le activa el miedo, porque teme que no se lo darán nunca y que siempre quedará insatisfecho. Así es como comienza a inquietarse y a ponerse nervioso. También se le activa la culpa, porque comienza a percibir que eso que quiere y necesita no se lo merece (aunque no sea cierto). Así es como empieza a encarnar el personaje de víctima: ‚pobrecito de mí, estoy destinado a sufrir carencias‛. 3- A través de esas experiencias de insatisfacción afectiva con “los otros” (sus progenitores), se debilita el sentimiento de su propia fuerza y se quiebra la confianza en sí mismo. Siente una inseguridad creciente. 4- Al darse cuenta de que no vale y de que es rechazado, paraliza su iniciativa, se reprime a sí mismo, se encierra en una especie de autismo emocional. Desarrolla una hostilidad hacia sus padres y la demostrará exigiéndoles cada vez más, o desobedeciéndoles, rechazándoles o molestándoles. Allí nacen los caprichos y se crean muchas formas de llamar la atención. 5- Por obligación y/o amor, los padres darán al niño los cuidados básicos de higiene y protección, creyendo que el niño percibirá su amor y escondiendo la sensación de que el niño/a les molesta. Además, por lo general, los padres obsesionados con los cuidados, no 183 dejan ver su amor porque anteponen la importancia de la obediencia. Por eso el niño percibe ausencia de cariño y de aceptación. Se siente acosado, pues tiene que cumplir u obedecer. Todo lo que los padres ofrecen al niño, aunque esa sea su responsabilidad y aunque lo hagan con amor, lo hacen condicionando al niño a que sea de una determinada manera o bien a que haga lo que le dicen. Le enseñan a ser obediente. Sin darse cuenta están sembrando la semilla de toda prostitución, en el sentido de que prostituirse es venderse, ceder algo, aunque no sintamos hacerlo, para obtener un beneficio. Y así se aprende el sometimiento, aceptando las condiciones. En su fuero más íntimo interpreta el siguiente mensaje: ‚yo me someto, pero tú me das lo mínimo que necesito para sobrevivir‛. El niño aprende a venderse como una cosa. Se encarna la hipocresía y el chantaje, la negociación y el intercambio. 6- Todo esto lleva a todo niño a adoptar una actitud de abandono del poder. Se olvida de sí mismo y descarta toda posibilidad de ‚dominio activo‛, que es el poder de sí mismo, desde sí mismo y sobre sí mismo. Entonces dirige más aún todas las energías a fuentes exteriores para que satisfagan todos sus deseos, a costa de todo. Así es como se vuelven sumisos, porque el único medio para lograr lo que desean es cediendo a la “presión” exterior. La expectativa que tenía el bebé de que fuera la fuente externa quien le proveyera de todo lo necesario, se potencia cada vez más, pero ahora tiene más recursos emocionales y físicos para conseguirlo. Se vuelve más exigente y a su vez se decepciona, creando una idea hostil y mezquina del mundo que le rodea. 7- Ese niño o niña crece y se hace adulto, dándose cuenta de que todo funciona bajo presiones externas a las que tiene que ceder, y así olvida completamente su poder interior. Al principio quería recibir todo lo que necesitaba, inocentemente, sin tener que dar nada a cambio, pues se sentía digno y merecedor. Pero “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela se encontró con una realidad en la que tiene que perder su poder para recibir limosnas. Ahora sí que recibe algo desde afuera, pero habiéndose corrompido, perdiéndose a sí mismo en la indignidad que siente. No cree ser merecedor de nada bueno y crea una identidad que le hace sentir que no vale, que es una mierda: ‚lo bueno no es para mí, ser{ para otros, yo merezco lo peor.‛ 8- Si con todo lo ocurrido queda algún rastro de rebeldía en el niño, este sacará su hostilidad contra su madre y/o padre, la familia e incluso más adelante, como adolescente o joven, contra la sociedad, a quienes odia, consciente o inconscientemente, pero de los cuales depende por cuestiones de supervivencia y conveniencia. Seguirá anhelando que le den amor sin tener que someterse, añorando la aceptación no recibida sin tener que prostituirse. Pero, como esto no sucede, se aísla más que todos, se venga de mil maneras, sufre y, sobre todo, se castiga a sí mismo, porque se odia. El niño ha tratado de superar el sentimiento de insignificancia experimentado frente al poder abrumador del mundo exterior, destruyendo y/o maltratando al entorno, a fin de que el mundo deje de ser tan amenazante, o bien renunciando a su integridad individual (una especie de suicidio que se manifiesta con muchos tipos de maltratos a sí mismo), pero si la rebeldía ha sido dominada totalmente y la tentación por adaptarse y ser aceptado lo vence, cosa que sucede en la mayoría de los casos, el niño deja de ser él mismo, abandona su individualidad y adopta un tipo de personalidad en base a lo que los padres esperan que él sea y que sea aceptable para la sociedad. De esa manera el “yo” se funde con el entorno y así evita el rechazo y desaparece el miedo consciente de la soledad y la impotencia. Este es un mecanismo parecido a los animales como el camaleón, que se parecen tanto al ambiente en el que viven, que resulta difícil distinguirlo del entorno. De igual manera, un niño que se despoja de su individualidad se funde con los otros y se vuelve un autómata, un 185 obediente, listo para ser controlado por la sociedad. Un ser manipulable e influenciable. 9- Todo este proceso acaba con la creación de diferentes poderes exteriores, capaces de dominar en cualquier momento a ese niño herido, pues conservará intacto este recuerdo (consciente o inconsciente) en la adultez. Así es como se vuelve adicto a todo tipo de cosas que le sometan y dominen (dependientes). Ya no tiene el poder sobre sí mismo; todo lo está decidiendo su carácter sumiso. Una parte de toda explotación está en esta identidad manipulada y prostituida que lleva dentro de sí. Esa identidad sumisa le arrastrará toda la vida como una marioneta, complaciendo, controlando, luchando o huyendo. Estas cuatro opciones son patrones de protección que se adoptan a modo de ‚mecanismos de compensación‛, como una ‚conformidad autom{tica‛ que le permitirá evitar el encuentro con las memorias de dolor que ha sufrido en el pasado. Pero estos mecanismos agravan más la situación, ya que también le llevarán a situaciones incómodas y desagradables, incluso desgraciadas, pero inevitables para recrearse en sus traumas y para que nunca se olvide de que tiene que obedecer al poder exterior, pues no es capaz de escucharse a sí mismo. ¡Es un ser sumiso! Eso es lo que aprendió, ‚que no vale para tener el poder sobre sí‛. Y la vida le confirmará todo eso, porque ese individuo atraerá situaciones que se lo demuestren. También hay otro grupo de personas que se van al otro extremo, no quieren depender de nadie y no quieren que nadie dependa de ellas. Acaban cerrándose por completo, protegiéndose por miedo al rechazo, al abandono y a la soledad, y se vuelven “no disponibles” “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela como método de defensa ante las posibles amenazas. Son los anti dependientes. 10- Todo ser sumiso se convertirá en un buscador de hombres y/o mujeres que le sometan, le dominen y le controlen, los que a la vez le ayudarán a mantener sus adicciones, para poder seguir jugando al juego de sentir que no tiene el poder sobre sí mismo. Son lo codependientes. En cierto sentido todos somos co-dependientes, ya que nos apoyamos mutuamente en la desgracia del cautiverio y todo co-dependiente también es a la vez dependiente, por eso las relaciones humanas se tornan enfermizas y destructivas. La mayor utilidad de las relaciones para quienes la componen, es la repetición de sus patrones, ‚la compulsión de repetición‛ que consiste en reproducir las relaciones dominantes de la niñez para rememorar las mismas sensaciones. Una especie de auto-tortura. Estos 10 puntos representan una base, más o menos genérica y aproximada, de lo que nos sucede a los niños “humanos” desde que nacemos hasta la adolescencia, con diferencias de intensidad en cada uno, y la repercusión que tiene en la juventud y en la adultez. Pero hay muchas variables o matices de acuerdo a cada cultura y familia, al temperamento heredado y a los propios recursos psicológicos. Por ejemplo, en algunos casos construirán un sistema autárquico y supuestamente autosuficiente (es lo que aparentan), ocultando sus necesidades y mostrándose independientes, aunque no lo sean. En otros casos las personas sumisas, cansadas de bajezas, humillaciones y manipulaciones, crearán una faceta autoritaria y dominante (aunque fingida), para evitar que les controlen, para defenderse de un exterior que siempre está queriendo atacarles y someterles. Por eso se rebelarán a las órdenes y no permitirán que le 187 metan presión, pues es lo que les han hecho durante toda su vida. Como han cedido a las presiones, ahora las rechazan, pero en el fondo es lo que les domina. Es común el auto-engañarse ante semejante situación, creyendo que decide por sí mismo, que tiene cierto poder y que nadie le dirá lo que debe hacer. Y en cierta medida es verdad, porque quien decide casi todo en su vida es el niño herido y sumiso que lleva dentro. Son las presiones que vienen desde sí mismo las que rechaza, pero es lo que le domina. Estas circunstancias son más o menos comunes en todas las personas, por ello es común ver que nos exigimos mucho a nosotros mismos y nos culpamos. Toda situación que nos lleve al límite, nos dominará. Tendremos que seguir cediendo una y otra vez, porque aún no tenemos el poder sobre nosotros mismos. Aún no sabemos asumir las consecuencias de recuperar el poder. Sólo entendemos el lenguaje de la necesidad y que esas necesidades nos presionan a tal punto de tener que humillarnos y seguir dependiendo de factores externos para que sean satisfechas. En resumen: los dependientes se mueven hacia los otros, buscan acortar distancias, se acercan para encontrar en ellos lo que necesitan. Los anti dependientes se mueven hacia atrás, evitando el encuentro con los otros, toman distancia y se alejan para evitar dolor y fusión. Los co-dependientes pueden actuar de una u otra manera para sostener la situación. Pero, tanto dependientes, anti dependientes como codependientes, están atados a la misma cadena de la necesidad, son socios en la desgracia de la necesidad insatisfecha. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela El “necesitado de mierda” que todos llevamos dentro La conclusión de todo el anterior desarrollo es que se crea un ser humano tonto. En un taller terapéutico estaba describiendo con humor esta “psicopatología”, extendida a casi todos los humanos, y un hombre argentino que estaba presente, Daniel Paglialunga, dijo: estás hablando del ‚necesitado de mierda‛; ese que tiene necesidad de admiración, de aceptación, de amor, de placer, que le sirvan y atiendan, y sobre todo necesita que le necesiten. Supongo que la descripción de necesitado de ‚mierda‛ es por el asco que da ver la necesidad de ser aplaudido, premiado, reconocido, escuchado, admirado, por esa excesiva necesidad de atención. Y si no se la dan, entra en crisis y se enfada, o se lo traga y se deprime. Otras veces hace sentir culpable a quien no le da lo que necesita. Y sufre, porque se reafirma en su creencia de que no vale y no se merece nada. Es un asco que sentimos por nosotros mismos al vernos mendigando todo tipo de cosas por nuestras carencias del pasado proyectadas al exterior. Dada la herencia que traemos todos, a base de falta de amor, falta de atención y de aceptación, tenemos un vacío afectivo gigante, una carencia que se busca satisfacer con los otros. Entonces damos para recibir, nos entregamos para que se entreguen. Desde la necesidad se necesitan muchas cosas: acuerdos, pactos, promesas, razones, beneficios, seguridad, control, compromiso. Y por ello nos prostituimos negociando. Desde la necesidad se hace lo imposible para convocar, seducir, atraer al otro, para atraparlo y poder exigirle que nos de todo lo que necesitamos. 189 No nos interesa el otro, sino lo que el otro nos pueda dar para satisfacernos. Pero el logro máximo de un ser necesitado se cumple cuando consigue que otros le necesiten. Echemos una mirada rápida a las necesidades, viéndolas perfectas en su imperfección, porque así las reconoceremos mucho más fácilmente en nosotros y las amaremos mucho más rápidamente. Son nuestras; las podemos superar, pero antes hay que ser conscientes de ellas, observarlas, sentirlas y comprobar cómo, desde el pasado, controlan nuestros actos presentes. La primera necesidad es la de ser amado, relacionada con el corazón y el sentir, es la necesidad de afecto, aceptación, de ser querido y mimado con mucho cariño y sinceridad. Ser bienvenidos, acogidos y protegidos con alegría, desde un sentimiento de dignidad. Esta necesidad de ser protegidos es muy engañosa y también peligrosa, porque quien la satisface puede atrapar a quien la necesita y hacerle cautivo. La segunda necesidad es la de ser reconocido, relacionada con la mente y el pensar. Es la necesidad de que nos admiren, nos den atención, respeto, honor, que nos consideren y nos tengan en cuenta. Que nos aplaudan y feliciten. La necesidad de ser admirado es la más significativa, pues crea cautivos. La tercera necesidad es la de ser deseado, relacionada con el cuerpo y el hacer, para tener placer. Es la necesidad de atraer, seducir y excitar para satisfacer la necesidad sexual, química, biológica. La necesidad sexual, aunque es sólo química, también es un arma peligrosa, pues con el deseo y el placer es fácil cautivar y atrapar a otros. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Cautiverio, cautivo y cautivar es lo mismo; para cautivar hay que atraer, seducir. La gracia y el encanto cautivan porque atrapan la mirada de otros, el encantador atrae irresistiblemente la atención de otros y los cautiva, los mete en su cautiverio para que le den lo que necesita. Cada tipo de necesidad emerge de cada centro energético y de hecho se combinan los tres tipos de necesidades haciendo un cóctel muy poderoso. Tenemos tres centros por donde fluye la energía: el intuitivo, el intelectual y el instintivo. Son centros innatos, los traemos dentro al nacer. Y la energía que fluye por los tres centros, la utilizamos con el mismo objetivo de atraer al otro, llamar su atención para tenerlo en nuestro dominio. Para ser necesitado por los otros, se necesita tener poder, en cualquiera de sus formas: dinero, belleza, influencias, fuerza, fama, etc. Con ello atrapamos al otro para que nos dé lo que necesitamos, y por eso hay que cautivarle. Toda la historia humana nos ha demostrado que no hay forma de satisfacer semejantes necesidades, pues cuanto más se intenta que sean satisfechas, más crecen. Se devoran todo y siguen con hambre. Por esta razón, quienes quieran ir más allá de toda necesidad, tendrán que ver que sólo lo eterno, lo permanente, sólo lo invariable puede satisfacernos, y eso está en el centro de cada ser humano. Habrá que encontrarlo. Está relacionado con lo espiritual, pero no es una necesidad, sino una realidad esencial de pura libertad. Y si la negamos, aunque hagamos de todo para satisfacer las tres necesidades que mencioné, siempre habrá un fondo que no se sentirá completo. 191 La completitud est{ relacionada con la “comunión” del alma. Comunión es “común unión”, no es comunicación ni relación. Es un vínculo profundo. Es fusión desde el centro con el entorno, con la vida, con el destino, con la naturaleza y con los otros. Y, para ello, hace falta una intimidad, una unión y una integración en la que cada uno se comparta, se entregue y se ofrezca desde la abundancia, por estar lleno por sí mismo y en sí mismo. Esta unión espiritual no desecha las tres formas de contacto humano: Cuerpo, Mente y Corazón, sino que las une, las enriquece y las trasciende en un estado de libertad. Hasta llegar a ese estado idílico, somos esclavos, y es muy sano reconocerlo sin echarle la culpa a nadie, sino animarnos a reconocer que un ser sumiso y listo para ser explotado es un tonto en cautiverio. Un ser humano que cree que está libre pero sólo tiene una libertad limitada y controlada por sí mismo y sus programas. Un carcelero que se cuida a sí mismo para no escapar a la total libertad. Evidentemente la vida humana se transforma en un cautiverio en el que parece que hay libertad, pero es sólo una esclavitud disfrazada. La palabra “cautiverio” se aplica a animales a quienes se les ha privado de libertad y, supuestamente, dura un tiempo determinado. Pero, en el caso de los seres humanos, el cautiverio se aplica a los tontos, que somos casi todos, que nos dejamos domar, amaestrar y domesticar, y es un período que puede durar toda la vida. En el perímetro de la cárcel hay dos alambradas, a unos cincuenta metros una de la otra que rodean la prisión. Dentro de ellas no hay nada más que tierra, hierba y unos pequeños montículos que son madrigueras donde viven algunos conejos. Ellos salen de ahí, van “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela y vienen, se reproducen, parece que estuvieran en libertad, pero hay dos vallas que les tienen atrapados. Así estamos los humanos, atrapados en el cautiverio del miedo, entre la inseguridad y la desconfianza. Es realmente significativo profundizar en la anatomía del miedo, hacerle radiografías, escanearlo y examinarlo para desactivar sus sutiles mecanismos que nos tienen atrapados. La acosadora y efectiva estrategia del miedo La estrategia del miedo consiste en dividir y separar, creando una amenaza exterior y produciendo inseguridad, para luego instaurar un reinado de poder que también viene desde el exterior, con el fin de proteger. La estrategia del miedo tiene como propósito aportar seguridad a la persona que está dividida y separada, y para ello la persona tendrá que obedecer sus órdenes tiranas. El proceso es así y funciona más o menos en la siguiente secuencia: División separación debilidad INSEGURIDAD de inferioridad enfrentamiento MIEDO lucha DESCONFIANZA baja estima comparación complejo búsqueda de seguridad manipulación humillación ESCLAVITUD (Cautiverio y explotación) Este esquema grafica el sistema emocional en el que vivimos y sufrimos, de donde se desprenden los celos, la envidia, la tristeza, la ira, el resentimiento, la desmotivación, la angustia, el estrés, la decepción, la frustración, la ansiedad y la preocupación. 193 Vivimos en la esclavitud de las emociones, montadas sobre la inseguridad, la desconfianza y el miedo. Liberarse de esta estrategia a través del retorno sobre los pasos dados, es volver al origen de donde provenimos cuando no estábamos divididos ni separados. Esto supone ir desde la ESCLAVITUD a la DESCONFIANZA, luego al MIEDO y al final a la INSEGURIDAD; al traspasarla podemos cruzar la barrera de la “debilidad” reconectando con el poder interior y, de esa manera, podremos llegar más allá de la separación y la división, desde donde se iniciaría el proceso inverso, que funciona más o menos en este orden: Unión AMOR integración coraje abundancia poder SEGURIDAD valoración atrevimiento compasión entrega igualdad equilibrio CONFIANZA aceptación LIBERTAD La libertad es un estado natural de interdependencia, interacción, simbiosis, fusión, complementación y armonía, en donde cada cosa o ser ponen sus propios límites, sin imponer el límite al otro. Es lo que tenemos que atravesar si queremos retornar al uno. Más allá de la división, nos encontraremos con la unidad original y en ella la libertad. Pero este viaje hacia el origen lo interpretamos como un salto al vacío o como la muerte, porque no conocemos el amor y la confianza, que es lo único que puede acompañarnos y hacernos llegar a la integración. La integración es otra manera de llamar a la libertad. Pues si somos capaces de traspasar las divisiones llegaremos a un punto de unidad donde se libera la conciencia. Este viaje que os propongo, tiene todo un tránsito que cada uno puede hacer a su modo, de acuerdo a su historia personal y según los “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela recursos activos con los que cuente. De ahí que pueda ser más o menos complicado para cada uno. Lo que voy a contar a continuación puede darte una referencia útil, pero aclaro que es mi propia experiencia y no pretendo trasladarla a nadie, sino sólo compartirla. Quizás te sirva. Cuando llegué a la cárcel, todo era nuevo y desconocido para mí, por eso lo disfruté tanto; sabía que todo esto me llenaría de valor y me impulsaría a nuevos y mejores espacios dentro de mí. Es así como sucede, yo lo he experimentado muchas veces, soy experto en lo desconocido y en atravesar mis miedos y he llegado a darme cuenta de que por el camino fácil, recto y seguro, siempre me he quedado dormido, con el peligro de accidentarme durante el viaje. Pero por el camino curvo, difícil e inseguro siempre estoy atento y disfrutando del paisaje, me enriquezco y me realizo en el disfrute. Cuando vivía en Argentina y viajaba de Santa Fe, mi ciudad natal, a Rosario, una ciudad a 160 Km. de distancia, cogía la autopista más recta y plana que pueda existir; una línea recta y casi perfecta de 160 Km. de largo. Atravesarla era una tortura para mí y me dormí varias veces en ese camino. Era insoportable aguantar el mismo paisaje durante 90 minutos, sin curvas, sin subidas ni bajadas. Una noche me desperté de milagro dos segundos antes de caer al río Carcarañás que es muy ancho y caudaloso. No sé nadar, por tanto mi destino habría sido morir ahogado. Dos segundos fueron suficientes para evitar la caída, pero no pude evitar el choque con la entrada del puente. El coche se clavó allí, pero la barandilla aguantó y no me caí; también el cinturón de seguridad me salvó la vida. Ese susto me duró muchos meses, me despertaba por las noches sobresaltado recordando una y otra vez semejante golpe. Esta anécdota es un símil con la Vida. Por un lado la monotonía, la rutina y el aburrimiento de lo chato, recto y plano, nos hace 195 dormirnos en el camino. Y, a veces, nos tienen que ocurrir accidentes para que tomemos conciencia y veamos el sin sentido que tiene ir por caminos cómodos y conocidos que ofrecen una aparente seguridad, pero en los que nos arriesgamos a “perder” la vida. La vida nos propone un camino de cornisa lleno de peligro, con curvas a cada momento que requieren la máxima atención, con subidas y bajadas que nos obligan a cambiar de marcha para variar la velocidad. Un camino que además nos ofrece paisajes imponentes que nos invitan a parar de vez en cuando a contemplar su belleza. ¿Qué apuro hay? En la vida no hay metas ni sitios a donde tengamos que llegar a una determinada hora; en la vida el camino es la meta, todo lo que nos va sucediendo. El encanto está en el misterio permanente y en que jamás se puede volver a pasar por el mismo lugar. Lo único 100% seguro del camino de la vida, es la permanente inseguridad. Un camino donde lo más inseguro es la vida, y lo más seguro es la muerte. ¡Esa es la ley! Siempre buscamos estar a salvo, protegidos, y evitamos el riesgo. Por eso funcionamos con garantías, avales, seguros y en la comodidad de lo conocido. Pero luego nos vamos dando cuenta de que lo conocido aburre, resigna, cansa, decepciona, desmotiva, entorpece y frustra. El tonto es adicto a lo conocido y especialista en evitar situaciones que le produzcan miedo. Antes dije que el niño que se adapta al entorno elimina el miedo consciente, pero ese miedo pasa al inconsciente y allí crece cada vez más. Por eso el adulto se obsesionará por el premio de lo conocido, pero es un premio falso, no real, pues al evitar el miedo quedándose en lo conocido sólo estará aumentando la inseguridad, produciendo más cobardía. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela La cobardía nace en quienes se acomodan a lo conocido. El coraje nace en quienes enfrentan el miedo de atravesar lo desconocido. Al mirar los mapas de geografía política, nos damos cuenta de la estupidez que ha guiado a los humanos al crear divisiones ilusorias e imaginarias. Divisiones políticas, religiosas, ideológicas y culturales, que se trasforman en murallas físicas como la de China, de Alemana o de Israel. Murallas que pretenden dar seguridad, pero que se construyen desde un sentimiento de inseguridad. También hay alumbrados limítrofes entre países, cordones policiales entre el pueblo y los políticos, muros y muros corporales, materiales y mentales. Incluso la propiedad privada es un muro que lo único que hace, al tratar de defendernos de los miedos que tenemos, es crear más inseguridad y la necesidad de más y mejores sistemas que nos protejan. Por el miedo y la inseguridad, todo se limita y se entorpece, se corta el fluir de la vida, y así quedamos casi inmovilizados, atrapados en jaulas donde la felicidad no es posible. Sólo nos queda adornar la jaula y hacerla más confortable. Pero, aunque la decoremos y la pintemos, y tengamos todos los sistemas de seguridad y contratemos todos los seguros posibles, jamás nos sentiremos seguros, porque la seguridad no existe, es sólo una palabra. En el diccionario ‚seguro‛ aparece como algo exento de todo peligro o riesgo. Es la garantía de que algo es estable o inviolable. Pero no es posible tal cosa en la vida. Como muestra de esto, consideremos lo que sucedió en los edificios “m{s seguros” del barrio “m{s seguro” de la ciudad “m{s segura” del país “m{s seguro” del mundo, ese 11 de septiembre de 2001. Cuánto más se busca la seguridad, más temor hay y más inseguridad surge desde dentro. Es una ley que no falla: cuanta más inseguridad hay afuera, más seguridad hay adentro, y viceversa. 197 La búsqueda de la seguridad forma parte de la obsesión por el poder de controlar. La seguridad aparente da un poder aparente, y el poder aparente da seguridad aparente. Lo único real es que todo es aparente. Lo único seguro es que todo es aparente y todo lo aparente es inseguro. Según la teoría de Albert Einstein, todo es relativo, y lo relativo es inseguro, por tanto todo está en un estado de constante inseguridad. ¡Cuánto tiempo, dinero y energía perdemos buscando una seguridad que no existe! Qué absurdo es que cuanto más dinero y/o poder tiene una persona, más obsesionado estará por su seguridad, y qué notable es que cuanto menos dinero y/o poder se tiene, menos seguridad se buscará. Nos hemos obsesionado por llegar a tener una vida establecida que nos haga sentir seguros, pero la seguridad es una sensación que se puede crear ficticiamente. La inseguridad es un estado real que nos acompaña siempre. En el pasado hemos estado inseguros, en el presente estamos inseguros, por tanto hacemos todo lo que sea necesario para crear seguridad para que el futuro sea seguro, por lo menos en el ilusorio mental, porque si hay algo que es más inseguro que la inseguridad, eso es el futuro. Ni siguiera existe aún, pero hacemos de todo “por lo que pueda pasar” o “por si sucede tal o cual cosa”, incluso llegamos a hacer cosas para anticiparnos a situaciones inseguras, como las guerras preventivas, por si nos quisieran atacar, o la extirpación de mamas u ovarios sanos, por si surgiera un cáncer, y la prisión preventiva, sin ningún tipo de pruebas, por si fueras un delincuente. Y así es que en las cárceles hay miles de casos como el mío. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Es tanto el miedo, que se busca seguridad total en todo, y especialmente en la salud, en el dinero y en el amor. Qué absurda estupidez buscar seguridad en el dinero, la salud y el amor, porque sólo conseguiremos el efecto contrario. Hasta que no comprendamos cómo funciona la “ley del efecto contrario”, vamos a cometer muchos errores involuntarios. Parece ser que la vida se rige por una energía que hace que todo acontecimiento se dirija a su contrario. Si trato de permanecer en la superficie del agua, me hundo. Pero si me relajo como si no me importaría hundirme, entonces floto. ¿Qué raro no? Pero así funciona. Cuanta más seguridad busquemos, más inseguridad obtendremos. Y cuánto más nos relajemos en la inseguridad, más seguridad surgirá desde la confianza en la Vida. De pronto tres palabras vinieron a mi mente: miedo, inseguridad y desconfianza, y junto a ellas el recuerdo de experiencias vividas. Tantas, que cuando más quería ordenarlas y clasificarlas en mi mente, más se enredaba todo. Pero yo sabía que en ese tumulto había un tesoro que en algún momento tendría que aparecer. Decidí dejar de buscar, pero mi mente se rehusaba a callar. Yo sé cómo funciona esto. Entonces, me acosté, me relajé, respiré con conciencia y me dormí despreocupado. Esa era la forma en la que el tesoro se revelaría. Eran las 5 de la mañana cuando desperté. Me senté en la cama y comencé a respirar profundo y a tratar de sentir por qué me había despertado tan temprano y tan lúcido. Me era imposible volver a dormir. De pronto cogí un papel en blanco y dibujé algo junto a unas cuantas palabras que surgieron espontáneas. Y ahí estaba la información que había intentado dilucidar antes de dormir. 199 Se trata de cómo funciona la inseguridad, la desconfianza y el miedo y lo he resumido en los siguientes once puntos. 1. El casi perfecto diseño psicológico que rige al ser humano, evita el fluir de la confianza y el amor, para que no haya libertad. Si no se deshace dicho diseño, seguiremos atrapados. 2. Las dos opciones que tenemos de relacionarnos con la vida son a través del miedo o a través del amor, y estas no pueden convivir. Son dos caminos muy claros y definidos, con direcciones opuestas, por lo que no se puede ir por los dos a la vez. 3. Entre el inicio y el final de la vida hay un espacio-tiempo lleno de acontecimientos, que también nacen y mueren, en los que se reproducen esas mágicas brechas de vacío, soledad y silencio, donde está la nada, la oscuridad de la que venimos y a la que nos dirigimos. Al empezar y al acabar cualquier etapa, situación o acontecimiento, hay una gran oportunidad de penetrar por esas sutiles grietas, para ver que en el fondo todo está unido. 4. El amor es el corazón de la vida, y es lo más significativo. El amor lo fusiona todo. El inicio y el final, la bienvenida y la despedida, la materia y la energía, la carne y el espíritu, lo de arriba y lo de abajo. El amor es el tejido conectivo que lo une todo y elimina toda división. 5. El principal miedo que tenemos es al amor, porque el amor echa fuera al temor. El amor está implícito en nuestra naturaleza y es la esencia que ha sido olvidada. 6. Tememos la muerte porque es lo único seguro. El miedo a la muerte esconde el miedo a vivir. El miedo a morir bloquea la capacidad de vivir, porque el temor no deja entrar al amor, por tanto una vida sin amor es una muerte en vida. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela 7. La inseguridad y la desconfianza están al servicio del miedo, el miedo las produce para que ellas generen más miedo y se fortalezcan a sí mismas. Esta trilogía tiene como propósito evitar todo lo desconocido: la libertad, la vida, el amor, uno mismo, el fluir. Porque todo aquello es misterioso y, a la vez, tiene la capacidad de llevarnos a sitios, estados y dimensiones desconocidas, acabando así con esa macabra trilogía que nos atrapa en el cautiverio. 8. La vida que se crea desde el miedo es una “pseudo vida”. Una vida desde la inseguridad y la desconfianza es tan recta y estable como monótona y aburrida. No admite rupturas ni roturas, cambios ni sobresaltos, sólo busca la constancia, la permanencia, la coherencia y la regularidad, porque así se crea una sensación de confianza y seguridad, una falsa imitación que jamás nos satisface. 9. La libertad es apertura y entrega del corazón energético y astral, que bombea confianza por las venas. Y el fluir de esa confianza produce libertad. Es la apertura y entrega del sentimiento, para que se manifieste el amor en cada lugar y momento de la vida. Todos los ciclos que se producen en la vida, de inicio y final, de nacimiento y muerte, de unión y separación, de bienvenida y despedida, de limitación y expansión, son situaciones que se producen para que se manifieste la eternidad y el amor en la dimensión humana. 10. El miedo es una creación de la mente para protegerse del descontrol que supone dejarse fluir en la vida. Este miedo nos bloquea, nos detiene, nos enfría, nos endurece. La esencia del miedo es el control. Para que se manifieste el amor tiene que haber un fluir, ser libres, confiar, y el descontrol activa el corazón, produce una apertura y una entrega, una rendición incondicional a la vida. Pero la mente humana ha creado una estrategia casi perfecta. Separar y enemistar el corazón, el sentimiento y lo sobrenatural, de la razón, el 201 intelecto y el pensamiento. Una vez que se le arrebata el poder al sentimiento, a la intuición, a la sabiduría, al “corazón”, se insensibiliza al ser humano, se lo desconecta de su fuerza motora, queda convertido en un bloque psicológico disminuido o anulado para sentir, reducido a una maquina, un robot, un conjunto de mecanismos. El objetivo final est{ cumplido: “No hay que sentir, sólo pensar”. Al quedar anulada la capacidad de sentir, todo tendrá que pasar por la cabeza, todo tendrá que atravesar el esquema de pensamientos, y allí se coartará toda tendencia a fluir, al descontrol, a la confianza. El miedo se asegura de que no fluya el amor, porque sería su propia muerte. Por ello el miedo a lo desconocido es la base de todo miedo, luego se manifiesta como miedo a la muerte, a la vida, a la inseguridad, a confiar, a ser uno mismo y a la libertad. 11. El amor no tiene estrategias, no necesita un diseño tan complejo para sobrevivir, ni para evitar el miedo. El amor ES, fluye. El amor es esencia universal; está presente en cada ser, en cada cosa y situación. El amor fluye sin parar, incluso a pesar de las estrategias mentales, se cuela en la vida y la conciencia humana, se manifiesta desde el origen en la naturaleza esencial de todas las cosas. Por eso todos somos hijos del amor, y por eso es que vivir en el amor es el único destino posible. Algunos tardarán más que otros, tendrán que pasar por cosas más o menos conflictivas, dolorosas o complicadas, pero todos llegaremos, en la vida o en la muerte, a lo mismo. El momento de la muerte puede ser una posibilidad de resolución de todos los conflictos según como lo afrontemos. Al llegar a la vida, el amor se apoya en la unión física y simbiótica de dos células que se hacen una. Pero en ese momento también ocurre la fusión de lo eterno y lo efímero, el encuentro de la energía y de la materia, la transformación de lo infinito a lo finito; la realización de lo divino en el plano humano. Nacemos todos en el amor y la unidad, y esa es la realidad que nos acompaña toda la vida, la veamos o no. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Al irnos, con la muerte, el amor estará también en la despedida de un alma que continuará su viaje por la existencia. En ese momento, en el que hay una separación del cuerpo y la conciencia, una despedida de la materia y el espíritu, se produce un orgasmo existencial. La muerte es una maravillosa despedida de amor para quien haya vivido en el amor. Una liberación indescriptible. Quizás algún día dejaremos de preguntarnos si hay vida después de la muerte y nos atrevamos a preguntarnos, desde el corazón, si hay vida antes de la muerte. Sólo hay vida cuando estamos en el AMOR; todo lo demás son sólo falsas imitaciones Un cambio de vida educando en la confianza Es comprensible que evitemos el amor, porque estamos metidos dentro de la materia; algo tan grande comprimido en algo tan pequeño. La materia es energía de muy bajo nivel de vibración, por eso es que en este plano se nos complica todo para experimentar lo divino, lo sobrenatural, lo mágico, para abrirnos al amor. Pero se puede, es posible, tenemos todo el apoyo de la existencia para vivir en la plenitud de lo desconocido, y eso debilitaría el miedo a morir. Quien VIVE, acepta la muerte, quien no ha vivido aún, la rechaza. La vida que hemos creado no es Vida; est{ “acomodada” a las normas, a las creencias, a los miedos, a los otros. Acomodada dentro de un ataúd, donde no podemos ni siquiera movernos, pero ahí seguimos, aunque deseando salir. Porque el mecanismo que dirige el miedo funciona muy bien. Primero actúa la inseguridad, convenciéndonos de que afuera hay peligro. La inseguridad es pasiva, su función es retener, parar, 203 impedir que salgas del cajón, por el riesgo que hay afuera. Si la inseguridad no te puede detener en tu búsqueda de libertad, entonces se activa el segundo mecanismo, la desconfianza, que te persigue para demostrarte que no se puede confiar en nada ni en nadie, que el mundo es hostil y traicionero, que te harán daño, que tienes que regresar urgentemente dentro del ataúd. La desconfianza es activa, te presiona, te empuja a quedarte atrapado, y nos hace huir si hay peligro. La inseguridad, por su parte, nos bloquea y nos detiene ante la posibilidad de salir a la libertad. Y es así como nos movemos en una vida sometida a los límites que impone el miedo, ajustada a las normas de seguridad, adaptada a los temores que comparte la sociedad. Jean Paul Sartre dijo: ‚El otro es el infierno‛. Y los otros, con sus miedos, se ocupan de mantenernos dentro del cajón de muertos; todos somos co-dependientes en nuestra esclavitud. Entonces tengo miedo de mí mismo, de ver lo que hay en mí, de conocer lo que soy, pues soy tan desconocido para mí mismo como lo es la muerte. También la vida y el amor se vuelven experiencias desconocidas para alguien dominado por el miedo. El miedo nunca nos llevará a lo desconocido. Pero tú y yo podemos ir hasta ahí, a pesar de él, y eso es algo que activará el valor y el coraje. Venimos desde lo desconocido y vamos hacia lo desconocido, y durante la vida todo es también desconocido. Se necesita curiosidad y coraje para investigar el propio ser pero, al hacerlo, el miedo comenzará a desaparecer, o mejor dicho, nos daremos cuenta de que fue sólo un artilugio de la mente para evitar que el cuerpo y el sentimiento se animaran a vivir, a amar, a disfrutar, a tomarse el poder. Quienes pueden contribuir a cambiar esta vida de mentira por una vida verdadera, son los padres y la educación en libertad. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Hay algo de mi infancia que me marcó para siempre y fue la manera en que mi padre me enseñó a confiar en mí mismo y en la vida. El no era un hombre conservador, tampoco era un hippie ni un buscador espiritual, nada de eso; era un comerciante al que le gustaba mucho practicar deporte. Y había en él algo invalorable que logró transmitirme con determinadas actitudes que tuvo conmigo. Especialmente tres circunstancias, en diferentes momentos de mi educación, me inspiraron y me ayudaron a salir del esquema del miedo para entrar a la vida con confianza. Como casi todos los padres, él era quien firmaba mi libreta de calificaciones que traía de la escuela. Pero jamás la miró realmente, sólo firmaba. Mi madre histérica le reprochaba su conducta y él decía “¿Para qué voy a mirarlas? Si él es el que va a estudiar, no yo; son sus calificaciones, no las mías, y él es muy inteligente, sabe lo que tiene que hacer‛. Cuando nos entregaban las calificaciones, todos mis compañeros estaban preocupados por lo que sus padres les podían decir, yo era el único que estaba relajado, aunque mis calificaciones nunca fueron buenas, pues jamás he estudiado nada y no sé lo que es leer dos veces el mismo texto para memorizarlo; para mí era muy simple, lo leía una vez, si lo entendía me quedaba, si no lo olvidaba. Alrededor de los 15 años, como muchos adolescentes, salía con mis amigos los fines de semana. Y en cada una de esas oportunidades mi padre me preguntaba si me hacía falta algo, tal vez el coche o dinero. Entonces, mi madre, nuevamente en tono histérico, le decía ‚¿Y no le vas a preguntar a qué hora piensa volver a casa?‛ a lo que mi padre respondía ‚El sabe cómo moverse, a dónde ir y en qué meterse o no meterse, puede venir a la hora que quiera, yo confío en él‛. Mi madre hacía todo tipo de críticas a mi padre, pero él seguía en lo suyo, inmutable, y yo me iba, sintiendo por dentro la deliciosa sensación de que mi padre confiara en mí. acompañaba en cada momento y en cada situación. Esa confianza me 205 Mis amigos no lo podían creer “¿cómo es que vienes con coche, con dinero y sin límites de horario?‛. A través de mis amigos, empecé a ver cuánto daño se les hace a los adolescentes, cortándoles la libertad, y cuánto rencor acumulan ellos hacia sus padres. Con sólo 17 años creé mi propia empresa, y mi padre tuvo que ir ante un juez para autorizarme a ejercer el comercio y tener una cuenta bancaria. Según declaró el juez, era la primera vez que le tocaba algo así. Ante mi ímpetu por hacer cosas, mi padre me dijo: ‚Si algún día te va mal, no te preocupes, porque es más fácil levantarse que caerse. Después de las caídas uno se recupera rápido y se aprende mucho. Un fracaso no es una tragedia‛. Y tuve varias caídas; tal como él las había descrito, enriquecedoras, incluso divertidas, y en cada una de ellas, siempre recordé sus palabras. ‚Es f{cil volver a empezar‛. Incluso en la actualidad puedo confirmar que, ante cada aparente caída, como haber llegado a la cárcel sin saber por cuánto tiempo, me levantaré con mayor ímpetu, con más fuerza y con una mayor calidad de vida. Esa confianza que heredé de mi padre, he intentado también transmitirla a mis hijos. Hace un año, Elián, el mayor y único varón, se fue a la selva virgen mexicana a abrir un camino de alrededor de cien hectáreas, para la construcción de un complejo ecológico de propiedad de un empresario español. Y, según me ha contado, cada instante era una penetración en lo desconocido, cada paso era un avance hacia el peligro. Construyó una casa de madera en la que vivió en completa soledad, en medio de la naturaleza y de animales salvajes. Cuando su madre fue a visitarle, tardó cuarenta minutos en llegar, recorriendo un camino muy peligroso, y no podía contener las lágrimas, al ver que su hijo de 22 años viviera allí. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Elián y yo compartimos la experiencia de haber nacido en familias en donde el padre no tiene miedo, sino que confía en sí mismo, en la Vida y en sus hijos, y eso lo ha convertido en un ser que no tiene miedo, confía en sí mismo y en la vida, y así lo traspasará a sus propios hijos algún día, como una valiosa herencia que nos dejó mi padre. La existencia y el Ser interior, son igualmente grandes, misteriosos y poderosos. Por eso es que sentimos que contamos con la misma energía que guía a las estrellas y las galaxias. ¿Cómo vamos a desconfiar, cómo vamos a sentirnos inseguros y a tener miedo, si estamos dentro del maravilloso vientre de la existencia? Una de las claves para avanzar, a pesar del miedo, es saltar sin tener nada asegurado. Hemos hecho muchas pruebas y funciona. He tenido contacto con muchísimas personas que quieren hacer cambios en sus vidas, pero se resisten a abandonar sus esquemas, apoyados en el miedo, la inseguridad y la desconfianza. Quieren dar el salto hacia nuevas etapas de la vida, pero antes necesitan algo seguro de lo que puedan agarrarse. Recuerdo un día de invierno de enero de 2009, aquí en la cárcel. Había sol y viento, y a ratos nevaba un poco. Me senté en la mesa de mi celda y cerré mis ojos para centrarme en mi corazón y sentir cómo todo se mueve y cambia. El sol acariciaba mi cara y, en ese estado delicioso de bienestar, surgió en mí una frase, recordando a mi padre, Roque Antonio Varela, ‚La confianza produce seguridad interior ante lo desconocido‛. Y visualicé la vida como un viaje, desde que nacemos hasta que morimos. Cuando me acerqué a la taquilla a sacar el billete para subirme al tren de la vida, me dijeron: Hay dos trenes para hacer el viaje. 207 En uno vas en clase A, que es primera, y en el otro en clase Z, que es la última clase. Los trenes van por vías diferentes. Una ruta va por la montaña, al lado del precipicio, donde hay riesgo, pero también paisajes espectaculares. La otra ruta es recta, llana y sin peligros. Usted elige por dónde quiere ir. El destino es igualmente desconocido (la muerte)‛. Todos nos podemos preguntar qué tren hemos tomado para recorrer la vida, y si seguir en el mismo o cambiarlo, es una decisión de cada día. En la clase “A” se atraviesa la vida con la seguridad interior que se produce por la confianza, y se llega a lo desconocido con amor, fortaleza y coraje. En la clase “Z” se atraviesa la vida con la inseguridad interior que produce la desconfianza. Al final del viaje también se llegará a lo desconocido, pero con miedo, cobardía y debilidad, sin haber vivido realmente. De lo desconocido no nos podemos librar, pero podemos comenzar a experimentarlo sumergiéndonos profundamente en la vida, en el amor y en la libertad. Y en el acto de vivirla nos conoceremos a nosotros mismos. Así es como muere el miedo, comprendiendo y aceptando las inseguridades propias del viaje, porque la única garantía que hay en la vida, es que no hay ninguna garantía. Esta experiencia en sí misma tiene la capacidad alquímica de transformarnos. La única transformación que existe es la que se produce por la ruptura de las formas y los moldes preestablecidos, como si el contenedor se rompiera para dejar salir el contenido a través de la grieta. El contenido no se transforma, se manifiesta. Tampoco se transforma el contenedor; se rompe. La palabra “transformación” es ilusoria y sólo se refiere a cómo queda un ser humano después de que se ha ido “lo que no es”, para dar lugar a “lo que es”. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Romper el destino que nos tiene atrapados Al percibir, desde nuestra capacidad de darnos cuenta, que hay dos partes: yo y el otro, yo y mis comportamientos, yo y los sucesos, yo y el destino, interpretamos que la proximidad nos creará conflicto, pues produce compromiso e intimidad. Y creemos también que habrá amenazas y experiencias de dolor, pues se confunde la realidad con la fantasía de peligro y, por lo tanto, es preferible el distanciamiento. El miedo a la intimidad se debe a que la asociamos con involucración, y surge también el miedo al rechazo y al abandono, por el consecuente dolor. Por otra parte, no queremos acercarnos demasiado, porque nos veríamos presionados a entregarnos, y el gran temor es que el “yo” pierda su poder. Entonces el miedo nos retiene para que continuemos al margen de la vida, separados, distanciados de ella, y así es como nos deja fuera de la experiencia. Así es como no llegamos a conocer la vida y mucho menos a conocernos a nosotros mismos. Pero no es sólo un enfrentamiento entre “yo‛ y el otro, sino entre “yo‛ y la vida, representada por una situación cualquiera: yo y lo que hago, yo y lo que tengo, yo y lo que soy, yo y lo que siento, yo y mi cuerpo. El “yo” se separa del resto. La naturaleza del “yo” es divisiva y conflictiva. Es su estrategia, y da como resultado final una total desnaturalización del ser humano. Esta desnaturalización es el fruto de la división y la identificación. Quedamos separados de lo exterior luego de concluir, no sólo que lo exterior es algo diferente a nosotros, sino que, además, dada la experiencia traumática que hemos tenido de niños, lo consideramos hostil y peligroso, susceptible de dañarnos. 209 La desnaturalización consiste en separarnos del universo, de la naturaleza y de la vida. Del universo, creyendo que somos dueños de la Vida. De la naturaleza, creyendo que somos dueños de la Tierra. Del destino, creyendo que somos dueños de nuestros actos y elecciones. Todo es mentira; no somos dueño de NADA. ¿Quién es el dueño de mi vida? Obviamente que desde la estrategia esclavizante del miedo que nos domina, la respuesta es el ‚yo‛: lo que creo ser, mi identidad ficticia, la mentira que he construido acerca de mí. Toda la vida hemos sido aquello con lo que nos hemos identificado y nos hemos identificado con aquello que vimos fuera de nosotros al haber dividido lo interior de lo exterior. De ahí proviene toda falsedad y la inautenticidad. Si no hemos interactuado desde lo verdadero, todo lo que hemos creado es ficticio, por ello no nos satisface. Dar vuelta a este asunto, es cosa de seres valientes y atrevidos, dispuestos a todo, porque con menos que todo no se logra nada. La conclusión decepcionante a la que llegamos la mayoría de los seres humanos es que “la vida que vivimos no es una vida verdadera‛, como decía Oscar Wilde. Y no es para menos, pues al vivir la vida de los padres, o del modo en que ellos nos exigieron vivir, sentimos que tenemos que “sufrirla”, soportarla tal como nos fue impuesta, pero no es nuestra vida, sino una vida ajena. Y entonces, todo lo que haré será para maltratarla y tal vez hasta destruirla. Si la vida y las cosas que me suceden están fuera de mí, yo estoy fuera de mi vida. Soy un extraño para mi propia vida y para mi propio destino, y no participo activamente en la creación de mi presente. El destino emerge de una consecuencia trágica de decisiones que no hemos tomado en libertad, por tanto no es propio, ese destino “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela ha sido creado por el condicionamiento, y está sellado, y por eso nos resulta tan difícil cambiarlo. A este fenómeno de creación inconsciente de un destino que no queremos, pero que estamos obligados a vivir, se le ha llamado en psicología ‚profecía de auto cumplimiento‛. Es un mandato con una larga lista de instrucciones para que una serie de acontecimientos ocurra. Esa profecía pronostica un destino “tr{gico”, que no surge de nuestra libertad sino de lo que hemos recolectado del pasado y de las experiencias vividas. Una proyección del pasado hacia futuro. Todo el pasado, las memorias, los traumas y creencias, han hecho la vida así como es, y están velando para que siga siendo del mismo modo. Por lo tanto, si llegamos a aceptar el desafío de cambiar el rumbo, tendremos muchas dificultades que sortear, porque el inconsciente enfermo o herido, no lo permitirá. La estrategia del miedo se activará junto a todo tipo de resistencias y mecanismos de defensa que nos forzarán a seguir por el camino fácil, donde todo ya está escrito. Hay un plan preestablecido, una ruta trazada, se sabe lo que va a ocurrir. Salirse de ahí es la tarea más complicada pero también la más hermosa que pueda plantearse un ser humano. Quiero compartir en este acto mi felicidad por haber sido testigo directo de esta experiencia de cambio de destino, no sólo en mi caso, sino en el de mi hijo Elián y en el de mi compañera Paula. Sólo puedo dar gracias a la vida por haber permitido que pudiera presenciarlo en seres que amo y que me acompañan muy de cerca en este viaje. Ellos han venido juntos a visitarme un par de veces. Nos miramos a través de un cristal, y al verles es tan grande la emoción que siento, que al despedirnos me quedo llorando un rato largo, pero por la emoción, por la alegría y la sorpresa, por ese paisaje de su vida interior que me regalan. 211 Salirse de la profecía de auto cumplimiento y dejarse fluir, es el acto más importante del viaje. Es el gran salto de la división a la integración. Salirse del pasado condenatorio y acceder por primera vez al mágico e impredecible presente donde todo está unido. La integración sólo puede suceder en un absoluto aquí y ahora. No se cambia el destino; se recupera el original; es como volver a nacer. Cuando el destino pasa a ser una consecuencia natural del fluir mágico, deja de estar afuera y lo incorporamos como propio. No porque nosotros lo diseñemos, sino porque surge de nuestra libertad, de habernos liberado del pasado y de sus memorias influyentes. Y todo lo que surja desde la libertad será tan desconocido como impredecible. Sólo lo espontáneo es lo correcto. De la división a la unidad, de la separación a la integración Toda división interna nos limita y toda limitación nos separa del exterior. La división debilita, empobrece y nos enemista. La unión fortalece, enriquece y nos reencuentra; nos devuelve al origen. La integración es reunificación, por eso este salto es tan significativo para la recuperación de la armonía y la paz en nosotros mismos y con todas las cosas. Lo hemos visto todo dividido en dos partes. Creemos que hay dos orillas separadas a ambos los lados de un mismo río, y no vemos que en realidad están unidas en lo profundo. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela De igual forma toda realidad la vemos compuesta por dos partes aparentes; una que consideramos propia y otra ajena, una es la causa y la otra es el efecto, o una es el principio y la otra es el final. Nos vemos sentados en una orilla y aquello que nos ocurre lo vemos en la orilla contraria. De ahí que juzgamos y rechazamos muchas de las cosas que nos suceden. No queremos aceptar una gran cantidad de situaciones que nos envía la vida, y ese es el enfrentamiento básico, es una escisión que nos predispone a ir en contra de lo que vemos fuera, como separado de nosotros. Así inicia la lucha en contra de lo que está enfrente, pues alcanzamos a ver que, al igual que las orillas del río, en la profundidad están unidas. Ser uno es ser íntegro. Mi destino y yo somos lo mismo, las personas y yo somos lo mismo, todo lo que sucede y yo somos lo mismo, la vida y yo somos lo mismo. Ser íntegro es ser uno con el todo. No hay culpa ni juicios, no hay acusaciones, sino una inocencia incorruptible. La integración es el proceso de recuperación de dicha unidad perdida. Lo primero a recuperar es la integridad, esto es ser uno mismo. Siendo íntegros, podremos integrarnos con el todo. El ser humano obtendrá una total satisfacción sólo cuando se vuelva autosuficiente como consecuencia de su comunión interior. Anteriormente, he descrito la trilogía de los dependientes, anti-dependientes y co-dependientes. Pero hay dos niveles superiores a ellos, a los que podemos acceder si nos superamos. La independencia y la interdependencia. La independencia es la primera estación de salida hacia la libertad del esquema dependiente, porque nos sentimos satisfechos en nosotros mismos y con nosotros mismos. 213 La interdependencia va más allá. Se produce ante el desbordamiento de tanta abundancia, que no pudiendo compartir, entregamos a la existencia. Así creamos un vínculo, un lazo íntimo de unión, que se produce al darnos cuenta de que el entorno nos está dando todo y le estamos dando todo al entorno. Dependemos unos de otros desde la libertad individual. Eso es interdependencia, es conciencia de unión e integración, desde la abundancia. En la cárcel tuve algunas experiencias que demuestran la efectividad de estar unidos al entorno. Entre los presos, se pueden ver grupos con claras divisiones. Algo así como tribus, según la nacionalidad, los tipos de delitos que cometen, o por simple afinidad, y que se juntan para jugar, caminar o conversar. Yo no tengo ningún grupo afín, no pertenezco a ninguno, y por eso es que puedo compartir con todos. En cierto modo estoy integrado a todos, pero casi siempre estoy solo. Siento en mi corazón que la cárcel y yo somos uno, todos los presos y yo, somos uno. No veo diferencia. Y lo he podido comprobar cada vez que he necesitado algo concreto, pues sucede un fenómeno integrador; de diferentes grupos vienen a darme lo que necesito. Un día necesitaba una tarjeta de teléfonos para llamar y me atreví a pedírsela a un cubano con quien tengo confianza. El no tenía, pero en pocos minutos vinieron dos hombres, con los que nunca había cruzado palabra, a ofrecerme una tarjeta. Eso no es algo que suceda comúnmente en la cárcel, por lo que constituye un sencillo ejemplo cargado de significado. Me ha ocurrido varias veces por diferentes motivos de manera mágica; sin formar parte de ningún grupo, tengo el apoyo y la ayuda de todos. Tal vez porque en lo más interno los tengo incluidos a todos “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela en mí, les comprendo y he aprendido a aceptarles con respeto y aprecio, independientemente de lo que hayan hecho. El legado de los partidos y movimientos humanistas es ‚el ser humano por encima de todas las cosas pero nunca por encima de otro ser humano‛. Si el ser humano se pone por encima de la naturaleza, de la vida o de otras especies animales o vegetales no podrá nunca alcanzar la propia igualdad dentro de su misma especie, porque si se siente superior conservará su complejo de inferioridad. La interacción con la naturaleza supone un sentimiento de igualdad entre todo lo que forma parte de ella, pero no es una igualdad de recursos, de tamaños o formas, ni de condiciones de cada uno, sino por compartir la esencia de donde provenimos. En la existencia no hay nada superior ni inferior; lo más pequeño es tan significativo como lo más grande, y a nivel humano, para que haya libertad, es preciso recuperar esta mirada. La cárcel no es un medio natural, pero actualmente es mi entorno. Y en ella se puede contactar la esencia de toda la naturaleza a través del contacto con los otros: con presos y funcionarios, con los muros y con la realidad agobiante. Y esto se puede utilizar para sanar la relación con todo lo exterior. Si mi celda, por más horrible que sea, o la cárcel, por más deprimente que sea, son un paraíso para mí, no hay ningún lugar que no pueda serlo, pues el paraíso está en mí. Sólo es necesario estar en presencia, unificada e integrada con todas las cosas que me rodean. Recuperar la armonía con las cosas, con las personas y con los hechos tal como son, es un fenómeno de reconciliación con la Vida. Si la decepción ha sido con la fuente exterior, porque nos daba cosas que no queríamos, y no nos daba lo que necesitábamos, es porque estábamos en cautiverio, y sólo podremos liberarnos por el mismo camino por el cual hemos entrado. 215 Si el exterior me hirió debido a las expectativas que tenía acerca de mí y por lo que me exigió, yo no podré sanar mi relación con él esperando y exigiendo del entorno que me dé lo que necesito. La reconciliación se producirá al integrar en nosotros lo que nos dio y lo que nos ha dejado de dar, incluyéndolo, asumiéndolo todo como propio, llevándolo adentro para que forme parte de nuestro ser interior. Perdonándolo nos reconciliamos con el exterior, aunque en realidad no haya cometido ningún error, pero eso lo comprendemos en el proceso de sanación. El ‚gran asunto‛ de la vida, y de toda esta situación, está en el proceso de recuperación de la confianza en lo exterior. Necesitamos recuperar esa confianza para volver a confiar en nosotros mismos. Se puede recuperar la confianza en el exterior a través de los animales, las plantas, la naturaleza o con un maestro, ya que todos ellos pueden ser canales. Según el ‚Ayurveda‛, la más antigua medicina de la India, las enfermedades tienen como origen la conglomeración del ser humano en pueblos y ciudades, haber dejado atrás el medio natural y haberse separado y dividido de la fuente. Por ello, toda iniciativa de recuperación de la unidad tendría que tener implícito el retorno a la naturaleza. No se trata de traer la naturaleza a las ciudades a través de árboles, plazas y parques, sino volviendo a ella, que es nuestra madre, en un viaje de regreso. No podemos olvidarnos de que hemos sido desnaturalizados y que tenemos que retornar a lo natural. Desnaturalizar es desterrar, desvirtuar, arrancar, dividir, separar, privar del derecho de estar conectado a la esencia, expulsar del entorno natural, y eso es lo que nos ha sucedido. Pero para volver a lo natural y lograr una intimidad con ello, tenemos que volvernos sensibles y vulnerables. La sensibilidad es una cualidad de la conciencia que abre la percepción de los sentidos, para dejar entrar hasta las más minúsculas “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela sensaciones del exterior. El problema es que asociamos erróneamente la sensibilidad con la debilidad e interpretamos la vulnerabilidad como una desprotección, y es así que nos hemos desconectado de los sentimientos para no sentir el dolor. Creemos, erróneamente, que la sensibilidad nos haría recordar el sufrimiento, al activar memorias de heridas del pasado, y el miedo a ser traicionados o defraudados impide que nos abramos. La reapertura derivaría en confianza e inocencia, pero para ello nos tenemos que exponer desde la vulnerabilidad. La reapertura hacia otros seres humanos es muy difícil, porque fueron ellos los que nos produjeron las heridas. La culpa y el miedo provienen de la época de bebés o niños, cuando percibimos que no nos daban el amor y la aceptación que necesitábamos y merecíamos, y en cambio nos dieron obligaciones, privaciones, exigencias, que interpretamos como rechazo y humillación. La expectativa se transformó en decepción y en abandono. Aunque nos duela, tenemos que animarnos a ver lo que hacemos, y darnos cuenta de que los diversos abusos y violaciones de los que son víctimas los niños, no son sólo de tipo sexual sino, sobre todo, emocionales y psicológicos. Por eso conservamos el sentimiento profundo de que hay algo equivocado dentro de nosotros y eso es lo que crea la indignidad y la vergüenza; un profundo sentimiento de humillación que proviene del rechazo, las burlas, los juicios y los menosprecios que a los que fuimos sometidos. Y de esa forma es que el enemigo acaba viviendo dentro de cada uno de nosotros y nos convertimos en el juez que nos juzga, en el carcelero que nos controla y en el preso que sufre y no quiere liberarse. Ese tonto sumiso o ese “necesitado de mierda” est{ en cada uno de nosotros. Y dado que nos rechazamos y, en algunos casos, incluso nos odiamos, buscamos reconciliarnos con nosotros mismos a través del otro. 217 Es complicado y problemático, pero es el camino más próximo, puesto que estamos rodeados de seres humanos y apreciamos de tal manera la posibilidad de compartir la vida y la intimidad, que podemos utilizarla como camino de retorno a la unidad perdida. Si la reconciliación con el exterior sucede a través de las relaciones, al comienzo pagamos precios muy elevados por los errores que cometemos, pues actuamos como autómatas proyectores, que reaccionan desde las carencias y las necesidades. Pero luego, si evolucionamos, podremos ir viéndonos y siendo conscientes de lo que hacemos, para elaborar respuestas cada vez más desconectadas del pasado. Ya no habrá necesidad de reaccionar ni de responder a nada ni a nadie, porque no habrá división con lo exterior, sino un diálogo interno e íntimo donde primará la aceptación y la gratitud. El mayor de los traumas humanos es LA IDENTIDAD, y la identificación es la peor enfermedad mental. De ahí nacen todas las demás enfermedades psicoemocionales y los conflictos existenciales. He recibido grandes mensajes, los mejores para mi vida, a través de la observación de las pequeñas cosas de la naturaleza. En ella no hay identidades, cada cosa no es algo determinado por el nombre que se le ha asignado o por pertenecer a una determinada categoría; cada cosa simplemente es. La identidad sólo existe en la especie humana: “soy Juan, soy abogado, soy hombre, soy joven, soy argentino”. Hemos olvidado quiénes somos y de dónde venimos. Por eso es que estamos tan obsesionados por saber a dónde iremos o cómo acabaremos y el origen de esa preocupación y de ese miedo, está en ese olvido esencial. El ser humano mira a su alrededor y ve otros seres igualmente “solos”, entonces cree estar dividido y separado y por eso es que siente la necesidad de buscar pareja, de formar una familia. Luego se “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela compara con los otros, discute, crea partidos políticos y religiones, y quiere pertenecer a algún club o tribu urbana. Así transcurre la vida humana, en una verdadera neurosis que dura apenas 70 u 80 años, lo que en la eternidad es sólo un instante, y en el cual somos capaces de crear nuestro propio infierno. Ni siquiera nos damos cuenta de que al morir regresaremos a nuestro origen, que venimos del todo y al todo regresaremos. Y en medio de ese aparente inicio y final: ¿Qué tipo de vida nos hemos creado? Un día estuve casi toda una mañana en el aula de lectura del módulo 4 de la cárcel de Soto del Real, meditando acerca de esta pregunta. Había frente a mí un mapa de la Tierra en el cual los continentes tenían diferentes colores; “Planisferio Político”, decía. Me detuve a observar todas las estúpidas y mentirosas líneas divisorias entre los Países. Se llama “político” porque se ven las divisiones políticas entre pueblos, que son como cárceles políticas. Cada cárcel tiene sus propias leyes y sus jefes, que son los que más se enriquecen, y cada una tiene sus propias creencias, su cultura, su idioma, su moral y, por supuesto, sus políticos, que gobiernan y velan por el cuidado de sus límites. Tener un país es el mayor negocio que existe. En donde hay más peligro de invasión es en las fronteras limítrofes y ahí es necesario tener ejércitos que las protejan. Pero dentro de cada País, hay también divisiones, por regiones, comunidades, provincias, lo que hace necesario tener más políticos que gobiernen y dirijan. Y luego están las divisiones por barrios, y también los muros que separan una casa o un edificio de otro. Pero la división no acaba ahí; cada casa o edificio tiene varios apartamentos dentro y cada apartamento está dividido en habitaciones. Y dentro de estas habitaciones vive el ser humano, dividido en mil partes dentro de sí mismo. Una realidad psicológica esquizofrénica. 219 Por la múltiple partición a la que ha sido sometido, un ser cósmico integrado e ilimitado ha quedado reducido a un despojo humano. Dentro de tantos limites, perímetros y divisiones, solo podemos saltar de una parte a la otra hasta enloquecer; de la mala a la buena, de la santa a la pecadora, del exterior al interior, de lo masculino a lo femenino, de una situación a otra, del pasado al futuro y así, una infinidad de saltos que nunca acabarán con la división esencial. Sólo dando un salto hacia el abismo de la oscuridad, se acaban todas las divisiones. Y este salto es desde la mentira hacia la verdad o desde la esclavitud a la libertad. El salto a la integración y a la unidad produce una simbiosis, pues es un salto que nos hace fundirnos con todas las cosas que nos rodean. También produce interrelación e interacción, pues hay una “cohesión”, un enlace entre cosas, seres y especies que se reúnen y adhieren para lograr una unión intima. Una fuerza y un magnetismo mantiene unidas a las partes, cohesionadas, y esa fuerza es la conciencia de unidad, la comprensión de que venimos de lo mismo y vamos hacia lo mismo, por tanto, que estamos separados es sólo una ilusión. Y eso es todo lo que necesitamos comprender. Ser uno con el destino, con la Vida, con el entorno y con los otros, es el resultado de ser uno con uno mismo, pero, dado que en lugar de ser nosotros mismos nos hemos planteado ser “otro”, acabamos desnaturalizándonos. ¿Cómo se puede vivir una vida siendo otro? ¿Cómo se puede interactuar con el entorno usando máscaras para ocultarnos? ¿Cómo se puede ser uno con el Todo, desde la mentira? La mentira es una trinchera muy efectiva para ocultarnos de los posibles ataques del enemigo, y el miedo es una efectiva alerta ante posibles amenazas. Pero este camino trillado de malas experiencias va llegando a su fin. La traumática experiencia de hostilidad que hemos tenido durante toda la vida, de innumerables formas, nos ha hecho creer que “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela el mundo es un lugar muy peligroso y que en cualquier momento nos pueden traicionar o herir. Y así es como nos cerramos, nos aislamos o nos convertimos en mendigos de amor y aceptación. El miedo y la mentira nos han sido muy útiles, hasta aquí. Pero, para quienes queremos seguir adelante, llega el momento de dejar de lado todo eso y comenzar a conectarnos con dimensiones más profundas de nosotros mismos. Ante semejante realidad, es inevitable que nos hayamos olvidado de quiénes somos y de dónde venimos. Pero podemos darnos cuenta a través de nuestra conciencia, aunque estemos sumergidos en la epidemia mundial de la “depresión”. Si miramos bien lo que hay detrás de todo tipo de depresión, veremos que están escondidos grandes tesoros provenientes de la eternidad, preciosos recuerdos del “m{s all{” que podemos percibir desde la sensibilidad. Las palabras comienzan a cobrar otro significado, cuando nos animamos a vivirlas. Experimentamos las cosas y el significado que percibimos en ese determinado acto, nos orienta hacia palabras que ya conocemos, entonces nace un diccionario propio con significados originales creados por nuestra propia percepción. De las 999 palabras que conforman el juego de la comprensión que he creado aquí en la cárcel, quiero traer algunos significados que he encontrado en el diccionario de mi propia conciencia: Nostalgia es el recuerdo del universo del cual venimos, cuando éramos uno, y al que añoramos volver para regresar al Todo, pues echamos de menos estar suspendidos en el vientre de la nada infinita. Melancolía es el sutil dolor que sentimos como resultado de habernos desarraigado de la naturaleza. Echamos de menos el momento cuando la tierra, el mar y nosotros éramos lo mismo. Tristeza es la sensación de silencio y de profundidad de donde provenimos, y surge de la plenitud total cuando viene a la memoria el vacío y la eternidad, para hacernos recordar el origen y la esencia. 221 Angustia es la desesperanza que nos posee por la percepción ancestral de haber estado entregados incondicionalmente al fluir del cosmos, el que, en el estado de inconsciencia en el que nos encontramos, es casi imposible reconectar, a no ser que muramos o volvamos a nacer. En vida se puede reconectar con esa realidad esencial de libertad y armonía, unidad e integración, pero sólo a través de la conciencia. Ser conscientes es la majestuosa recuperación de la memoria cósmica. Parece mentira que semejante hazaña puede comenzar con algo tan simple como la entrega. Para una psiquis enferma y enganchada al pasado, entregarnos es sinónimo de sometimiento. Entregarse es rendir devoción, pero la rendición es interpretada como una humillación para nuestro pasado herido, porque es como darnos por vencidos. Pero nada de eso es verdad, sólo son interpretaciones que desaparecen cuando surge el perdón, como parte del proceso de liberación, y nos reconciliamos con la Vida. El secreto de este salto a la unidad y a la integración está en la entrega. Entregarnos desde el amor y la conciencia no producirá sumisión ni esclavitud ni explotación, sino auténtica liberación. Doblegarnos, parece ser un acto de quienes se sienten inferiores, pero desde la conciencia de la grandeza universal es una actitud de confianza en el poder superior, es ponernos incondicionalmente a disposición de la existencia y, entonces, lo inexplicable comienza a suceder. 223 En búsqueda de la libertad Al descubrir la mentira, florece la verdad Intentaremos ir al fondo de esta maravillosa búsqueda que le da sentido a la vida. Según el diccionario ‚buscar‛ es ir por distintos caminos a algún sitio, es hacer cierta gestión para encontrar algo o alguien. Pero también significa “provocar” y, en este sentido, estoy “buscando” a mis lectores, para iniciar un juego en el que podamos ver la ilusión en la que vivimos. En una entrevista que me hicieron en la radio de la cárcel, durante un programa de lectura y poesía, me preguntaron si me gustaba la ficción como género, a lo que yo respondí: ¿pero, hay algún otro género literario? La poesía, la narrativa el ensayo pertenecen a la ficción, incluso la historia es ficción, en el sentido que pertenecen a la relatividad de la interpretación de quien la cuenta. La ciencia ficción es un reconocimiento objetivo de la ilusión, pero todos los demás géneros son ilusiones subjetivas. Vivimos en una ilusión por tanto todo lo que hacemos, decimos y pensamos es también ilusorio. Lo que parece real no lo es. La vida es una película de ciencia ficción que se proyecta en la pantalla de nuestra interpretación para confundirnos. Pero no tenemos que preocuparnos ni afligirnos, porque aunque nuestros ojos no alcancen a divisar la verdad, para el buscador que llevamos dentro, no hay secretos. Todo está abierto y disponible para ser explorado y descubierto, sólo se necesita coraje para adentrarse en los misterios de la ilusión. Es realmente apasionante poder adentrarnos en los misterios de la vida sin tener idea de cómo hacerlo, sin saber qué vamos a encontrar, sin tener mapas ni brújulas, sin navegadores ni GPS, sin “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela planos ni planes, pero con la completa libertad de perdernos tan profundamente como podamos. Si creemos que no estamos perdidos nunca nos vamos a encontrar, de igual forma, si no nos esclavizamos, nunca podremos encontrar la liberación. En el proceso de búsqueda de la libertad caeremos atrapados en todo tipo de esclavitudes externas, que nosotros mismos hemos creado, porque una parte de nosotros no quiere descubrir la verdad. Las complicaciones son parte del juego. De que nos demos cuenta de que estamos atrapados “por” y “en” nosotros mismos, depende que podamos escapar de cada una de esas cárceles. Del buscador precario e intuitivo al encuentro con la conciencia Desde siempre los seres humanos hemos estado buscando; es una característica esencial que nos diferencia de otras especies. En todas las civilizaciones y épocas se han creado y organizado diferentes maneras de canalizar esa búsqueda, pues algo que desconocemos y que nos llama desde lo profundo, nos hace buscar mucho más allá de lo que los ojos pueden ver. Las religiones son las que mejor han sabido captar esa necesidad, y le han puesto por nombre “Dios”. Los seres humanos necesitamos ponerle nombres a las cosas para reconocerlas. Pero, como ya dije, Dios no es “alguien”, por lo que no es posible encontrarle en un lugar determinado. Una de las mejores definiciones que hizo Dios acerca de sí mismo está en el antiguo testamento, cuando se le apareció a Moisés en las montañas, dentro de una cueva, y al preguntarle “quién eres”, respondió ‚Soy el que soy‛. Indefinible, innombrable e indescriptible. 225 Dios no nos ha creado a nosotros, somos nosotros quienes hemos creado a Dios. Una preciosa y poética creación que ha surgido a partir de seres humanos anhelantes de respuestas. En realidad a Dios se le puede encontrar en todas partes; es ese “algo” que podemos percibir desde nuestra profundidad y que est{ tanto en nosotros, como en todas las cosas. Pero “Dios” se asocia con el nombre de alguien que est{ en el más allá y, al poner la atención en la búsqueda fuera de nosotros, nos perdemos, nos alejamos de nosotros mismos y caemos en la idolatría. Se ha descubierto que ponerle nombre a una persona o a un animal es muy beneficioso. En la Facultad de Agronomía de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, se demostró que las vacas que tienen nombre dan más leche que las anónimas. Al personalizar el trato se produce un efecto positivo, porque el animal es tratado como un ser único. Pero, si a la creación le ponemos un nombre, la reducimos a una persona, a una identidad y le quitamos todo su significado y su poder. ¿Por qué no llamarlo existencia? ¿Por qué no le cambiamos el nombre a Dios? Podríamos llamarle “divinidad”, “creación” o “eternidad”, “lo que nunca tuvo inicio y nunca tendr{ fin”. En el libro de Eclesiastés dice: ‚Dios ha puesto la eternidad en el corazón de los seres humanos‛. La “Eternidad” no est{ fuera, est{ dentro de nuestro corazón, pero no la vemos. Somos eternos, pero mientras estamos aquí, en lo efímero, dentro de un cuerpo, nos olvidamos del origen, de la esencia. Una búsqueda que no esté orientada a encontrar de qué está hecha nuestra esencia, servirá sólo para distraernos, y la distracción consiste en un juego de niños. Cuando sentimos debilidad, necesidad y carencia, salimos a buscar consuelo, perdón o lo que queramos obtener, entonces creamos psicológicamente esa fuente proveedora de respuestas y soluciones. A esa fuente, el ser humano le ha llamado “Dios”. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Y como a Dios le hemos puesto afuera y arriba, lejos y muy alto, tenemos que hacer algo para llegar ahí, y entonces necesitamos intermediarios: religiones, maestros, gurúes, escrituras, etc., y para ello construimos templos donde encontrarlo. Esto es salirse del centro y olvidar la propia esencia, evadiendo la responsabilidad de la propia vida. Y es también esclavitud. Todo lo que nos evada de la propia responsabilidad es un acto de inmadurez que nos aleja de la libertad. Tuve un compañero de celda que una noche me dijo llorando: ‚Cuando era más joven, yo quería ser como los gitanos, que sin trabajar tenían dinero y buenos coches. Entonces dejé de trabajar y comencé a robar y a vender droga y llegué a ser como ellos. Y ahora que estoy aquí preso y sin poder ver a mi niña, quisiera volver a ser como antes. Pero ya no puedo volver atrás, ya estoy sucio y viciado. ¡Qué mierda todo esto! ¡Joder, qué putada!, ¡Me cago en Dios que tiene la culpa de todo esto!‛, dijo con fuerza y resentimiento. Yo sólo le dije: ‚Dios no existe, nunca existió, ni existir{‛. Dejó de llorar, me miró fijamente y me preguntó: ‚¿Entonces quién creó todo esto?‛ Le sugerí que cada vez que algo le saliera mal, como cuando lo pillaron cortando el cable del AVE, o cuando lo pillaron robando o pegándole a la mujer, en vez de decir ¡Me cago en Dios!, dijera ¡Me cago en mí! A partir de ahí su actitud de queja cambió muchísimo; yo mismo lo comprobé en los días sucesivos. Cada uno es el creador de su propia vida y cada uno puede cambiarla cuando quiera. Más allá de toda religión, muchas personas han canalizado la búsqueda a través de las ciencias, la filosofía, el arte o la metafísica; pero también está implícita en la moda, los deportes o la poesía. Y hay 227 quienes afirman que buscan a través de las guerras, la revolución o el terrorismo, y otros en el capitalismo o el comunismo. Porque, todo ser humano está buscando respuestas a preguntas, soluciones a problemas y salidas a complicaciones. A veces por simple curiosidad; otras por la urgente necesidad de resolver algo y, en otras ocasiones, por querer encontrar aquello que se desea, incluso sin que sepamos de qué se trata. Los que buscan respuestas, dudan y se hacen preguntas. Son aquellos a los que les gusta filosofar, intelectualizar y dar vueltas por la razón. Según lo que vemos, la razón nos empuja a buscar causas que expliquen el porqué de las cosas, cómo surgen o con qué están relacionadas. Los que buscan soluciones, tienen problemas, y quieren que algo o alguien se los resuelva, están más conectados con su realidad y con su necesidad, son muy prácticos y les gusta acabar lo antes posible con cualquier complicación. Si tienen que pasar por alto lo que sea, o mirar para otro lado y no enterarse de nada, lo hará sin dudar, con tal de salir lo más rápido posible del atolladero. El que busca una salida reconoce que se ha extraviado, que se ha metido en un laberinto, y que quiere encontrar la manera de llegar al punto en donde se perdió. Está más conectado con su potencialidad, es el más profundo, pues no quiere respuestas magistrales ni soluciones mágicas, sino un retorno al origen. Quiere volver al mismo punto de donde proviene, regresar por sí mismo al punto en donde se perdió, pero necesita alguna indicación para emprender el viaje de retorno. Alguna vez leí que Leonardo Da Vinci siempre llevaba consigo una lista con nombres de personas a las que tenía preguntas para hacerles, pues reconocía que había otros que sabían lo que él ignoraba. A este hombre excepcional se le manifestaron muchas verdades que aún hoy los más inteligentes no alcanzan a comprender, pero su actitud era de infinita humildad. Y así es como aparece la “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela verdad, en la ausencia de altivez. Para alcanzar la verdad es indispensable la humildad tan propia de los niños y de los genios, que reúnen inocencia y sabiduría. Leonardo Da Vinci era capaz de comprender la lógica del Universo tan solo observando el ala de un murciélago, pero para ello es indispensable una apertura incondicional a lo que la realidad muestra. De hecho, para este genio y artista, la gran aventura del ser humano era explicar la realidad, y a eso se dedicó toda su vida. Y su gran secreto fue preguntar como un niño ávido de conocimientos. Cuenta Martin Kemp, el experto en obras de arte de Da Vinci, que incluso el dibujo era una forma suprema de conocimiento, pues antes de dibujar algo lo tenía que “deconstruir” para ver la realidad interna y su funcionamiento. Necesitaba entenderlo a fondo para luego reconstruirlo en sus dibujos y así era capaz de recrear las conexiones con la realidad. ¡Qué maravilla! Independientemente de la búsqueda intelectual, sentimental o espiritual de cada persona, y de lo profunda que llegue a ser para cada cual, hay una búsqueda que ha dominado a gran parte de la humanidad y que ha servido más de distracción que para descubrir cosas realmente significativas. En la mayoría de los seres humanos de toda la historia, sobre todo en el ámbito religioso y político, lo que ha predominado es la búsqueda de poder, y eso se extendió a todas las civilizaciones, culturas y clases sociales. Millones de personas se subieron al tren imparable del querer tener más, ser mejores, llegar más lejos, ambicionar y progresar. Distintas manifestaciones de la misma búsqueda, pero desde un sentimiento de insatisfacción e inferioridad. Por eso queremos llegar a la cima, a lo más alto, a la cumbre, al poder máximo. Las conquistas nos apasionan, y eso explica que queramos llegar a la luna o a ser presidentes, a tener la mayor empresa o la casa más grande y lujosa, ser el mejor profesional o el artista m{s aplaudido; “sobresalir” y “diferenciarnos”. Los premios que creamos juegan un papel fundamental al hacernos sentir 229 esa sensación de que “hemos ganado”, pues la cuestión es sentir que lo hemos obtenido, creyendo que al obtenerlo estaremos satisfechos. Sin duda todos tenemos un fondo de insatisfacción y un complejo de inferioridad que se manifiesta buscando superar o ponernos por encima de otros. A lo único que nos lleva esta actitud es a rebajar, humillar y someter a otros, pero nunca ha permitido que nos realicemos a tal punto que dejemos de buscar. Porque ninguna búsqueda externa nos lleva a la esencia. Se deja de buscar cuando hay satisfacción total, pero sólo hay satisfacción total cuando se deja de buscar. Dejar de buscar es confiar. Para ello debemos volver sobre nuestros propios pasos, hasta llegar al punto en donde no estábamos divididos; ese punto en el cual éramos uno, en donde ni siquiera sabíamos desconfiar. Lo que cada uno busca es muy variado, la forma en que lo busca es muy diferente y los resultados que cada uno obtiene son tan diversos como personas hay. Eso hace que cada búsqueda tenga un carácter único y exclusivo, inigualable e irrepetible, y sea digna de ser respetada. Cada ser humano busca lo suyo y tiene un motivo. Por más aberrantes o extrañas que puedan parecer muchas búsquedas, en el fondo, podemos comprender que una vida sin búsqueda no tiene sentido. Pero luego nos demos cuenta de algo mucho más profundo: “que una vida sin ninguna búsqueda es la única que tiene sentido”. La búsqueda es lo que le da sentido a la vida, (transitoriamente) hasta que nos damos cuenta de que el verdadero sentido de la vida está en dejar de buscar, pues la Vida misma es el sentido. Pero, ¿con qué nos tenemos que encontrar para que dejemos de buscar? En una sesión pública de No-Terapia, una mujer de unos 35 años de edad, me preguntó cómo saber si su búsqueda era desde el corazón o desde la mente. Pensé en contestarle que eso no tiene “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela ninguna importancia, que lo realmente importante es estar en una búsqueda e ir profundizando en ella, pero en un momento mi respuesta dio un giro: ‚Si tienes dudas de la procedencia de tu búsqueda es porque tu búsqueda es mental. El corazón no conoce la duda. Tu pregunta supone que hay una duda y quien duda es la mente no el corazón‛. A veces una búsqueda mental puede ayudarnos a encontrar algo que anhela el corazón, o una búsqueda desde el corazón nos puede llevar al encuentro con el espíritu. Como parte de la especie humana, y consciente de mi situación y de mi historia personal, puedo afirmar que esa búsqueda ha estado presente en mí desde que tengo uso de razón. Y mi experiencia durante años relacionándome con una infinidad de personas, a causa de mi actividad, me ha llevado a comprender que todas las personas que he conocido están en su propia búsqueda. Cada uno busca lo suyo, lo que siente que necesita, lo que nace de su corazón o lo que intuye, aunque no lo pueda ver con sus propios ojos, eso que llaman “búsqueda espiritual”, que por cierto no es más que una simple apertura a lo desconocido, no tan profunda como parece, y está demostrado que no nos lleva demasiado lejos. Reconozco que la búsqueda espiritual es muy útil a modo de arranque, como un comienzo inmaduro pero necesario. Los buscadores espirituales de la ‚nueva era‛ son como niños buscando un padre que les guíe y les proteja. Creen que por el mero hecho de hacer yoga o meditación, de comer sano y escuchar música de relajación se van a iluminar, pero la mayoría no tiene la más mínima intención de cortar sus cadenas. Ni siquiera las quieren ver, por tanto mucho menos quieren salir de la cárcel a la libertad. La búsqueda espiritual nos ambienta, nos introduce en un camino y nos predispone a profundizar, pero no nos garantiza llegar a la verdad. Hay muchos que se declaran buscadores, pero no quieren encontrar nada, sólo se trata de un autoengaño que les permite sentir que están haciendo algo, pero tienen un miedo paralizante ante la 231 posibilidad de encontrarlo. ¿Y si llego a encontrar lo que busco, que haré después, a qué me dedicaré? Toda búsqueda implica ir hacia afuera, y nos cansamos de buscar sin haber encontrado nada. Y así es como nos dormimos. La búsqueda misma es el dormir, pero cuando nos damos cuenta de eso, empezamos a despertar. De la búsqueda ignorante al buscador inteligente De todos modos, la búsqueda de libertad a la que me refiero y en la que estamos todos, es una preciosa inquietud interior. Una insatisfacción básica que nos invita a ir más allá de nuestros límites, a crecer, a evolucionar, a superarnos, a descubrirnos y a descubrir el universo que nos rodea, a develar los misterios, a acceder a espacios desconocidos. La poesía, el arte, las ciencias, entre otras manifestaciones, tú mismo, que lees este libro y yo que lo escribo, estamos demostrando que buscamos algo. La curiosidad nos posee; llegamos a transformar toda la vida en una apasionante aventura gracias a la búsqueda, aunque no sepamos dónde ni cómo buscar algo, que no sabemos ni qué es. Una tarde, mientras lijaba muy concentrado unas tarjetas de teléfono para el juego de la comprensión que estoy haciendo, se me acercó un muchacho muy joven, con el que nunca había hablado, para preguntarme por el sentido de la vida. Dijo que estaba en la búsqueda de una respuesta porque no lograba comprender lo que le estaba sucediendo. Me compartió muchas cosas de su vida privada y me permití sugerirle que tratara de descubrir detrás de las circunstancias que le rodean, pero a través del amor. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Nos quedamos hablando acerca del camino del amor para llegar a la libertad y fue muy interesante ver cómo se iba dando cuenta de que a causa de todo lo que le está sucediendo y de cómo se siente al respecto, está en una búsqueda muy bonita. Por más profunda que pueda ser la búsqueda humana siempre comienza con la simpleza de lo cotidiano: se busca una pareja, una familia, un hijo, una vida mejor, más sana, más natural, de mejor calidad. Otros buscan un mayor nivel de vida, más dinero y posesiones. Otros, placer y diversión, evadirse de la realidad. Otros buscan el cariño que nunca les dieron o amigos para huir de la soledad. Otros buscan ser alguien en la vida, ser útiles, aceptados o reconocidos. Otros, una experiencia que les sorprenda y les deslumbre y otros buscan liberarse de opresiones y obligaciones o salir de la esclavitud. Son muy pocos los que declaran estar buscando su esencia y mucho menos la libertad. Y la mayoría ni siquiera se pregunta si está buscando algo. Los primeros tres meses en prisión, me lo pregunté muchas veces, porque si la vida me trajo aquí es porque algo estaba buscando y estoy encantado de haberlo encontrado, o no podría estar compartiendo toda esta experiencia. Todos los caminos surgen del mismo origen y, aunque acaben en tan diversas estaciones transitorias, al final llegarán al mismo destino, al mismo punto de donde hemos salido. En la vida pasaremos por muchas estaciones y en el proceso estaremos guiados por la misma energía. Si somos capaces de ir a ese punto inicial y esencial, podremos encontrarnos con la pureza de la iniciativa que cada uno ha tenido para comenzar a transitar su propio camino. 233 En el inicio está el final y en el final está el inicio, pero cada uno vivirá su propia vida y se entregará a su propia búsqueda indagando y explorando, investigando y curioseando a su manera. Y un día llegaremos a saber que lo que buscamos no está afuera sino adentro. El exterior nos ha hecho perder de vista lo interior, por eso salimos para encontrar lo perdido. Y para ver dentro hay que activar la visión interna. Cuando el buscador se da cuenta de que su búsqueda está íntimamente relacionada con la esencia de toda búsqueda humana, comienza a sentirse parte de la misma especie y así es como su vida comienza a tener sentido. Un día todo buscador llegará a darse cuenta de que tiene que ir hacia dentro de sí mismo, que ahí está lo que busca, pues él es lo buscado. Sólo así nacerá la posibilidad de encontrarse. Y si todo va bien y no se queda anclado ni se distrae en el camino, cuando se encuentre y se contacte con su naturaleza, verá que es un ser libre, que su esencia es la libertad, pero que se encuentra atrapado. Entonces la búsqueda se transformará, y dejará de ser la búsqueda de una respuesta, una salida o una solución y pasará a ser la posibilidad desafiante de un encuentro con esa verdad sin la cual no podrá haber liberación. La única forma de dejar de buscar, es encontrarse con la verdad, dentro de uno mismo. Tuve un compañero de celda que se llama Eduardo, tiene 37 años, es politoxicómano desde la adolescencia, y atraca para poder comprar drogas. Vivió conmigo un mes en la celda 125, lo que para mí fue una tortura; por momentos lo quería matar. Pero, al mismo tiempo esa experiencia fue un gran aprendizaje. Una noche, de esas que parecen un infierno que nunca acaba, Eduardo se levantaba a cada momento a fumar, hablaba solo, se preguntaba y se respondía él “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela mismo, comentando sus preguntas y sus respuestas; era como muchas personas a la vez hablando todas al mismo tiempo. Yo le decía que no le escuchaba y que no me interesaba su monólogo, que hablara para adentro, pero era imposible. Me pidió medicamentos para fumar, pues ya no tenía drogas ni tabaco y estaba desesperado; entre la ansiedad y la depresión. Comenzó a hacerse preguntas sobre la vida, sobre el porqué se encontraba preso y de cómo sería su camino en adelante. Entonces yo me levanté y le dije: ‚mira las estrellas, todas ellas y todas las galaxias del infinito se están moviendo con la misma energía que tú te mueves ahora mismo dentro de esta pequeña celda, y el día que canalices toda esa energía en conocerte, aceptarte y amarte, podrás cumplir tu sueño de acabar con esta tortura‛. Eduardo me miró y echo a llorar, y pude ver cuán profunda era su búsqueda a pesar de su caótica situación. Sólo dos palabras logró pronunciar en medio del llanto: ‚necesito ayuda‛. Al otro día lo llevé a hablar con el educador y otras personas que hacen terapias y en pocos días ya estaba instalado en el módulo terapéutico de la cárcel de Valdemoro. Este fue sólo otro pequeño paso en su camino en búsqueda del amor y la libertad. El umbral de la libertad es saber que ‚yo mismo soy la puerta cerrada hacia la libertad, yo soy el que interfiero, yo soy el estorbo‛. Al asomarnos dentro vislumbramos la libertad y la eternidad El paisaje interior es magnífico pero podemos pasarnos la vida sin verlo. Dentro de cada uno hay unidad. En el interior podemos vernos como si fuéramos todos iguales, una misma cosa. 235 No lo somos en cuanto al camino que hemos construido y transitamos, pero lo somos en cuanto a lo que anhelamos y a la esencia de nuestra naturaleza. En el fondo de nuestra naturaleza sólo hay oscuridad, lo he visto en mi propia profundidad. En la superficie hay luz, están las olas de la vida, por eso hay movimiento y bullicio, pero en la profundidad hay silencio y oscuridad. Quien aprende a manejarse e integrarse en la oscuridad puede moverse magistralmente por la luz, pero para ello hay que ir a lo profundo. Y hasta ahí se llega en soledad. La libertad nace en el silencio y la intimidad, estando a oscuras con uno mismo. Esta es una de las cosas más intimas y significativas que puedo compartir de mi experiencia en prisión, que el fondo del alma humana es oscuridad. El corazón es el prisma de la existencia, a través del cual la luz que llega del universo se transforma en infinitos colores. Ahí es donde nace la vibración de la naturaleza salvaje del corazón humano que se mueve en total libertad, sin dudar y sin ninguna necesidad de seguridad, por eso su dirección nunca falla. De la silenciosa oscuridad de un corazón que confía en la existencia, nace el amor que lo ilumina todo. Durante mis largas e interminables noches de oscuridad encerrado en una celda, he visto todo esto. Sin drogas ni alcohol, sólo con mi conciencia. En la cárcel leí un libro de física del que extraje algunos conceptos magistrales. Uno de los físicos que se citan es William Thompson que dice: ‚cuando puedes medir aquello de lo que est{s hablando y expresarlo en números, sabes algo de ello, pero cuando no lo puedes medir ni expresar en números, tu conocimiento es escaso e insatisfactorio; poco puede contribuir al progreso de la ciencia‛. Esa idea me dio vueltas y vueltas en mi cabeza hasta que llegó una noche el número 01210, donde el “0” es la eternidad, de donde “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela venimos y hacia donde vamos. El “1” representa el nacimiento y la muerte. El “2” es la realidad humana, la cúspide, la experiencia de la vida con conciencia y representa la aparente división, la dualidad, las polaridades, las contradicciones y la ilusión de separación, la que sólo podremos comprender desde la conciencia. Y a no ser que trascendamos esa aparente separación, no nos liberaremos. Eso supone vivir en la dualidad pero con la conciencia de la unidad y de la nada, esa es la experiencia cumbre de un ser humano: el “2” que sabe que viene del 0 y del 1 y que se dirige al 1 y al 0, es un “2” que vibra en la conciencia de la libertad, está en la cúspide de la comprensión. La libertad es ver esa nada, ver la ilusión sin abandonar esta vida. Sólo parece que existen cosas, pero todas las cosas están huecas, el vacío de fondo es infinito. Toda la existencia es un gran cero, (0) hueco, vacío y expansivo. Quien logra conectar con la unidad existencial dentro de sí mismo, puede afirmar: el todo está en uno y uno está en el todo. Soy el todo y lo contengo todo‛. Esta es la conclusión a la que la ciencia y la física cuántica está llegando ahora, pero es algo que desde hace miles de años los maestros espirituales de todas las épocas sabían y trataron de transmitirlo cada uno a su manera. Pertenecemos al “Cosmos”, que significa ‚Universo en armonía‛, y “Universo” significa ‚una sola cosa‛. Esa “cosa” est{ hueca y vacía como un cero. Venimos de la nada y a la nada vamos. La nada es infinita. Cuántas veces, estando en la prisión, he cerrado mis ojos para ver la realidad de mi eterna oscuridad y trascender la ilusión. Por la sencilla razón de que “lo que contenemos es infinito” (aunque sea hueco y esté vacío), podemos comprender el sentido de nuestra búsqueda. Porque en esta vida estamos dentro de un contenedor finito, limitado, humano, pero aquello que contenemos es infinito, divino e ilimitado, y de alguna manera quiere trascender las 237 formas rígidas del contenedor y retornar al origen. Por eso toda la vida humana se vuelve una búsqueda de liberación. Desde la pequeñez de nuestra existencia estamos buscando la grandeza de toda la existencia. El pequeño envase en el que vivimos es un minúsculo cuerpo provisto de una mente limitada, pero el contenido es un espíritu dispuesto y listo para el viaje al más allá, donde nunca nada acaba. Es natural que desde un recipiente limitado sintamos impotencia respecto a lo ilimitado; que desde la comodidad de lo seguro sintamos desconfianza por lo inseguro y que desde el apego a lo conocido sintamos miedo a lo desconocido. La vida es lo que nos permite situarnos de cara a la existencia y ver lo que es, desde la conciencia. En el plano humano y desde donde estamos en lo cotidiano, y que es limitado, buscamos amor, felicidad o verdad; buscamos a Dios o el “m{s all{”, buscamos salud, dicha o bienestar, paz, armonía, tranquilidad. TODOS, sin excepción, somos seres buscadores, inquietos, curiosos, expansivos, corajudos y aventureros, siempre dispuestos a ir más allá de nuestros límites, siempre abiertos a superarnos a nosotros mismos, respetando nuestra inquebrantable naturaleza que nos impulsa a crecer y evolucionar. Porque en el fondo sabemos que hay más, mucho más. El infinito no se puede medir ni calcular, la ciencia de lo incalculable es la ciencia de lo interno y de lo ilimitado. El mayor de los lujos es acceder al misterio de lo inmedible. Podemos alcanzar ese lujo en esta vida a través de la unidad en uno mismo y la integración con el todo, pero hasta ahora no hemos sabido enfocar la dirección de la energía en la búsqueda, nada más, y es lógico que así sea. Hay que hacer una pequeña corrección; la clave de la liberación está en la dirección de la energía, la hemos orientado hacia “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela fuera y allí no hemos encontrado nada, sólo hemos encontrado más confusión después de perder mucho tiempo y decepcionarnos. Si se orienta hacia adentro, no sólo iremos hacia el núcleo de lo que buscamos, sino que en el proceso nos liberamos del miedo, la culpa, la ira, los celos y la envidia, entre otras tonterías que tanto interfieren, porque todas las emociones van hacia afuera, necesitan espacio exterior y necesitan de los otros para alimentarse y subsistir. El espacio exterior les permite expandirse, pero en el espacio interior no pueden entrar. Por eso es tan sagrado el hecho de entrar dentro de uno mismo, porque se entra sólo. Todo lo que no es propio y que molesta queda fuera. En el umbral de la libertad hay una puerta en la que solo entra la verdad. La libertad es el encuentro de la verdad individual con la verdad universal. Pero, antes de ese encuentro, hay algo que se tiene que romper y que es lo que interfiere. Cuando un ser humano entra solo dentro de sí mismo, comprende que libertad significa ser el maestro de uno mismo y esclavitud significa no serlo, y que hay maestros y dueños fuera de nosotros que nos controlan. Pero, para poder desbaratar la esclavitud y acceder a una libertad que no conocemos, necesitamos atravesar un umbral infranqueable, una puerta, aquello que se interpone. El infranqueable umbral de la libertad Este es el punto de partida y de apoyo para dar un paso dentro de la libertad: saber que tenemos que adentrarnos en lo desconocido y que lo desconocido está mucho más allá de lo aparente, 239 de lo visible o de lo controlable. Por eso interpretamos que nos toca un largo viaje, pero en realidad consiste en dar sólo un paso. Pero, para iniciar este viaje, hay que levantar un pie, y para ello, hay que liberarse de muchas cosas, y el peso es gigante. Sobre todo y antes que nada, liberarnos de la idea que tenemos acerca de la libertad, sin lo cual no podremos comenzar a dar ese paso que nos permita atravesar el umbral. La idea de lo que significa la libertad está cargada de mentiras y equivocaciones que distorsionan su valor real. Si hay algo que no conocemos los humanos, eso es la libertad. Hemos llegado a morir por ella, hemos escrito libros, hemos compuesto canciones y hemos hecho películas, hemos luchado y lo hemos sacrificado todo por la libertad, pero aún no sabemos qué es. Esa es mi apreciación. Por eso siento que la vida me trajo a una cárcel, para hacerme ver lo que significa la libertad a través de la experiencia. Y una de las cosas que comprendí es que, a no ser que desechemos todo lo que sabemos acerca de la libertad, muy difícilmente podremos conocerla y experimentarla. El saber que poseemos, es una esclavitud, porque proviene del pasado y de lo que hemos oído, visto o leído y, para este saber limitado y condicionado, hace falta intelecto, conocimientos, memoria. Todo eso produce la esclavitud de lo ya sabido, que es la esclavitud básica por la que no conocemos la libertad. En este mismo momento puedes entrar en conflicto conmigo activando todo lo que sabes acerca de la libertad y entrar en discusión por todo lo que voy a decir. Si estás en desacuerdo conmigo, caerás en la trampa de lo que ya sabes; pero, si estás de acuerdo, también caerás, porque no estarás permitiéndote indagar libremente y por ti mismo en lo desconocido. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Todo lo que yo pueda decir sobre la libertad es mi experiencia, contada con mis palabras. Quizá sean un indicativo para mucha gente, pero no lo tomes al pie de la letra; tu manera de vivirla y percibirla puede ser diferente a la mía, y mucho más aún tu manera de compartirla. Cada uno está en su propio momento del proceso. Para mí, compartir mi proceso, es liberador. Cuando decimos que sabemos acerca de algo, sólo tomamos como referencia lo que ya conocemos (memorias), pero no consideramos lo que no sabemos, ni siquiera como posibilidad, incluso lo rechazamos. Lo que no sabemos es desconocido y lo desconocido puede ser muy peligroso porque puede destruir lo conocido. Lo que no se sabe tiene más poder de lo que se sabe, por eso se crea un mecanismo de defensa para no dejar entrar lo nuevo a nuestro esquema de pensamientos. El muro ya está cerrado, y lo único que escuchamos o dejamos entrar es todo aquello que concuerde con lo que ya sabemos, y lo refuerce. Y construimos muros cada vez más altos y más gruesos, pero que contienen siempre lo mismo y sólo nos tienen cada vez más encarcelados. El conocimiento acerca de algo nos separa de aquello, nos hace intelectualizarlo. Para saber de verdad acerca de algo tendremos que experimentarlo, atravesarlo o zambullirnos en eso. La línea donde comienza la libertad está íntimamente ligada a la renuncia a todos los conocimientos adquiridos acerca de ella. Esta es la gran liberación que se produce en el umbral donde comienza la libertad: la liberación del conocimiento. Cuando alguien afirma que “no sabe”, se abre a la sabiduría, se vuelve vulnerable, receptivo, porque se vuelve inocente, puro como un folio en blanco, como un niño lleno de curiosidad. 241 Pero hay una resistencia tremenda a lo nuevo, porque puede desplazar a lo viejo, y lo viejo ya está instalado y acomodado, se ha ganado su lugar. Hay un acostumbramiento a lo antiguo, ya lo conocemos y eso nos acomoda. Lo nuevo nos desafía porque no estamos acostumbrados y puede sorprendernos y hacer de nuestra vida algo indomable. No concebimos perder el control. Pero lo conocido, seguro y confortable acaba aburriéndonos, nos mete en rutinas y repeticiones, nos transforma en una máquina acostumbrada a lo mismo y nos roba el entusiasmo y las ganas de vivir. Cuando se muere la capacidad de asombro, la celda de la comodidad y de la seguridad comienza a apestar y surgen las ganas de fugarnos de allí. Hemos perdido la imprevisibilidad. Martin Kemp el experto en obras de Da Vinci dice: ‚a mi ya no me sorprende que Da Vinci me sorprenda, pero sigue sorprendiéndome‛. La sorpresa es lo que mantiene viva la pasión por el misterio. La sorpresa es el resultado natural de la imprevisibilidad. Dicen los expertos en plagas de insectos y animales, como las ratas, que la imprevisibilidad es la clave por la cual las plagas no pueden ser vencidas, pues nunca se sabe cómo responderán. Se mueven de tal manera que es inimaginable lo que harán, no se puede prever, no siguen una lógica ni tienen un plan fijo; es pura espontaneidad. Algo de eso siento en lo profundo de mí; quizás sea porque según el calendario chino yo soy rata. Todo lo que está en estado salvaje y en libertad, no se puede prever y siempre sorprende; como una nube o un río. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Un ser humano impredecible es libre de toda memoria, conocimiento y plan. Cuando el pasado ya no nos puede dominar, el futuro se borra. Abandonar el pasado es dejar la mentira en la que hemos estado viviendo y es abrirle la puerta al futuro para recibir lo que nos depara. Hay un libro que se llama ‚Grandes Fugas‛ y que habla de los artistas de la evasión. Es el historial de personajes que se jugaron la vida por evadirse de sus prisiones. La autora, Laura Manzanera dice: ‚la primera obligación de todo preso es escapar‛. Asimismo, a través de este libro, le estoy sugiriendo al lector que se fugue de su propia cárcel. Abandonar la mentira en la que vivimos es la mayor fuga, el mayor acto heroico que podemos hacer, para comenzar a saborear la libertad de primera mano. El paso por la vida, nada más que un paso Es cierto que la verdad libera o, como dijo Jesús, “la verdad nos hace libres‛. Pero hemos invertido tanto tiempo y esfuerzo en la mentira, que la verdad nos aterra, porque puede destruir la vida que conocemos. Sin embargo, es lo único que nos puede liberar. Sólo la verdad nos puede hacer atravesar el umbral de la libertad, porque es la llave. La primera y la más básica verdad que detectamos al indagar en nosotros mismos, es que somos una mentira, o mejor dicho un conjunto de mentiras muy bien organizadas por el “yo”. Un verdadero paripé, un montaje de película, una obra teatral con muchos personajes, montados y ensamblados a modo de coraza. 243 Las mentiras que nosotros mismos hemos creado, y nos hemos creído, han construido un muro muy grueso y alto, una estructura en donde estamos a gusto porque nos da cierta seguridad, pero que es tan débil que podría derrumbarse en un segundo. Por eso huimos de la verdad, porque sabemos que atentaría contra la fragilidad de nuestras mentiras. Para que la verdad pueda liberarnos tendremos que buscarla y, para buscarla, tendremos que amarla a tal punto que seamos capaces de dar la vida por ella. Pero en realidad tendremos que dar la vida que hemos creado desde la mentira, lo cual es como morir. Entonces la búsqueda se hace apasionante y la verdad se manifiesta. No hace falta conocer la verdad para enamorarse de ella; basta sentirla. Ella vive en nosotros, pero la hemos olvidado y entonces se trata de recordarla, de reencontrarnos con ella. Para ello hay que dar un giro y luego dar el salto, un único paso. Dar el giro hacia adentro es enfrentarnos al vacío interior, a lo desconocido, o al ‚falso vacío‛, eso que llamamos el ser. Por eso la libertad comienza con el cambio de enfoque en la energía, lo que se debe hacer con coraje y conciencia. Pero luego viene lo peor, el salto al que los místicos han llamado ‚la noche oscura del alma”, pues se salta de lo conocido a lo desconocido, sin saber con lo que vamos a encontrar. Es el salto de la luz, aparente, a la oscuridad, aparente. Y ahí, entre dos apariencias, es donde alcanzamos a percibir lo que no es aparente. Desde ese lugar incierto se ve lo real, y eso sucede cuando estamos en el aire, sin apoyos de ningún tipo, sin ver nada y sin saber nada de lo que sucederá. Así es como surge la visión interna de lo eterno. Atados a lo efímero sólo conseguiremos sensaciones de seguridad y saciedad pero nunca la satisfacción y la dicha. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Cuando en la vida práctica y cotidiana, el énfasis pasa del hacer al ser, del tener al ser, y del pensar al ser, todo se concentra en un punto que libera al ser de la esclavitud, de la oscuridad de una celda casi inaccesible. Por eso la libertad es un encuentro interior. Resulta una contradicción que para ser libres haya que ir hacia adentro. Bien podríamos pensar que para liberarnos habría que “salir”. Pero es afuera donde est{ la esclavitud de la sociedad, la opresión del otro, el yugo de las exigencias externas, la red cultural y religiosa en la que estamos atrapados. Adentro, en cambio, está nuestra naturaleza, que es la misma que vemos en la Tierra. Y la esencia de toda naturaleza es la verdad. La naturaleza es auténtica, no tiene opción de mentir. Por eso la belleza y el esplendor de las plantas y los animales, los mares y las montañas y todo lo que forma parte de ella. La naturaleza es inconscientemente auténtica, feliz y armoniosa. El ser humano tiene la opción de mentir o ser auténtico; es su libertad y su dilema. Si miente se desnaturaliza y se suicida, dejando encerrado su ser en el tenebroso calabozo del olvido. Si es verdadero, accede a un plano sobrenatural, que lo eleva por encima de su naturaleza. Para quienes decidimos ir por el camino de la verdad y hacia la libertad, la primera elección que nos libera es entrar dentro de uno mismo a rescatar el ser. Esa decisión libre nos conduce a la verdad, que es el sitio más seguro que existe. Por eso, una vez que entramos en nosotros mismos, ya nadie puede hacernos esclavos ni habrá manera de encerrarnos en ninguna cárcel. Quien entra conscientemente en sí mismo y encuentra su verdad, es inalcanzable; no hay policía, ni investigadores, ni jueces que puedan llegar ahí dentro. Ir hacia adentro no es reprimir ni huir ni esconderse ni aislarse. Es salir del espacio de tensión para centrarse en un punto de 245 quietud y de observación, desde el cual el ser se eleva y entra en suspensión. Esto es algo a lo que le tenemos que poner mucha atención. La tensión es horizontal, es donde sucede la represión, el control, la manipulación, la dominación. Todo eso en relación con el entorno, con el otro y las circunstancias, y así nos convertimos en marionetas, en falsos hipócritas, sin autenticidad ni espontaneidad. El tiempo también funciona horizontalmente y crea una tensión entre el pasado y el futuro, como una cuerda que tira desde los dos extremos y por la que tenemos que caminar haciendo equilibrio para no caernos. Esa cuerda es el camino de la mentira, que va desde el pasado y hacia el futuro, y para caminar sobre ella nos sometemos a las presiones de los extremos que se crean producto de la polaridad. La verticalidad no tiene presión, funciona desde la unidad, sin polaridad: o caes o te elevas. No hay cuerda ni tirantez, por eso es un proceso natural y espontáneo. La materia cae, el espíritu se eleva, pero sin tensión porque no hay división sino unidad. La represión y la expresión suponen tensión, porque requieren un gran esfuerzo. Para retener o para proyectar hay que esforzarse. La represión conserva la energía y la expresión la aleja, pero en ninguno de los dos casos se transforma. Y esa es la clave de la libertad: la transformación de la energía que circula dentro de nosotros. El neurocientífico Rodolfo Llinas, quien estudia la introspección desde el punto de vista fisiológico y científico, dice que existen leyes que relacionan la cantidad de sensaciones con la cantidad de energía recibida, y que todo ello tiene una base fisiológica. Su idea es que la glándula pineal es la sede del alma, como afirmaba Descartes, y si esa energía es transformada, accedemos al alma y llegamos a ser Dios. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Reprimir es ocultar la energía, no permitirle que se manifieste. Expresar la energía es descargarla, aliviarla, sacarla, drenarla. Pero el gran desafío por el que podemos conocer la libertad está en la transformación de la energía, y eso es lo que no conocemos. Transformar la energía es elevarla a otra dimensión, pero la cuestión está en cómo hacerlo y Albert Einstein me dio la pista que necesitaba para comprenderlo. Einstein descubrió algo sorprendente acerca de cómo liberarnos de ese peso que nos tira hacia abajo. El dijo que una persona en caída libre no puede sentir su propio peso porque trasciende la gravedad, no la siente, porque la está acompañando, está metido dentro de ella, se está dejando llevar por ella. Eso es ingravidez, al caer no hay peso, por eso se tiene una sensación de vacío. Por lo tanto, si queremos ascender a planos superiores y expandirnos, nos tenemos que animar a dejarnos caer. Caer es un viaje indispensable para trascender. Si buscamos subir sin dejarnos caer, nos resultará imposible, pero si nos dejamos caer libremente y ponemos conciencia en la ingravidez que se produce al dejarnos ir, podremos conectar con la esencia misma que tiende a ir hacia arriba, a estar suspendida, sin someterse a ninguna fuerza de gravedad. La ley de la gravedad es también una esclavitud física, pero el espíritu humano (la esencia subatómica invisible que está más allá de la materia) no está sujeto a esta ley; puede moverse en todas las direcciones y llegar hasta los confines de la existencia. Parece misterioso e imposible acceder allí, pero es ahí donde se encuentra la libertad. Hay que dejar que caiga todo lo que pesa, todo lo que es una carga innecesaria para el viaje hacia la libertad. Esta es una simple comprensión que nos puede ayudar mucho en la búsqueda de libertad: la pasión va hacia abajo, está relacionada con el cuerpo y los deseos, con la materia y el placer; la compasión va hacia arriba, está relacionada con el espíritu y el amor, con la energía y 247 la dicha. La pasión hace descender la energía al punto más bajo (el primer chakra o punto sexual), y la compasión la hace ascender a su punto más elevado (el séptimo y último chakra o punto de conexión con el cosmos). De igual forma, la esclavitud es un descenso y la libertad es un ascenso. Libertad es altura, es ir al más allá. El secreto de la libertad está en no seguir al cuerpo, a la mente, al corazón ni a ningún maestro, sino ser uno el amo y ellos los sirvientes, quitándoles el poder que tienen de controlar y poniéndonos por encima de ellos, trascenderlos, fluyendo con la observación pura y objetiva. Ser dueños de nosotros mismos desde la conciencia, eso es ascender, pero con los pies en la tierra. Es aceptar lo humano y lo divino, viviendo en la materia y fluyendo con el espíritu. Como los árboles que pintó Vincent Van Gogh, con raíces bien arraigadas a la tierra y ramas adentrándose en las galaxias. Es más fácil y cómodo ser dueños de todo el mundo que ser dueños de nosotros mismos, porque para ser dueños de nosotros mismos tenemos que hacer la hazaña de aceptar e integrar ambas naturalezas, y esto supone acabar con toda división interna y externa. Una vida libre es una vida incómodamente feliz, pues la libertad es incómoda para todo aquel que está acostumbrado al confort de la esclavitud. La libertad nos involucra y compromete, nos hace responsables y no nos permite evadirnos de la vida; hay que vivirla, y esa energía ascendente impedirá que cualquier cosa nos tire hacia abajo. Porque hay cosas en la vida que tiran hacia abajo nuestra parte sutil y eterna, y hay otras que nos elevan y ayudan a la transformación de la energía. Hay cosas que liberan y otras esclavizan. La verdad libera y la mentira esclaviza. La sabiduría libera, la ignorancia esclaviza. El “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela amor libera, el miedo esclaviza. El perdón libera, la ley esclaviza. El corazón libera, la mente esclaviza. El sentimiento libera, la razón esclaviza. La bondad libera, la maldad esclaviza. Por ello la libertad, al principio, es incómoda; porque la verdad individual denuncia la mentira colectiva. La libertad del individuo es interpretada como un crimen a la sociedad, porque prioriza al individuo y no a ella. Cada vez que alguien se encuentra con su propia verdad, deja en evidencia a toda una sociedad que vive en la mentira, y eso puede aislarnos de quienes nos proporcionan muchos beneficios. Verdad y libertad conducen inevitablemente a la soledad, pero no es una soledad que nos aísla sino que nos une con todo. El viaje se vuelve maravilloso cuando descubrimos que en el camino no hay ninguna amenaza sino que, por el contrario, nos aporta la mayor seguridad que hayamos conocido, la seguridad que sólo puede dar la libertad. Pero es algo que no se puede describir sino sólo experimentar. Esta no es la seguridad que conocemos, no tiene nada que ver con la seguridad que nos dan los padres o las compañías de seguros, pues eso no es seguridad, es proteccionismo, que sólo produce más inseguridad. Cuando hacemos de todo para que el entorno sea seguro, adentro habrá inseguridad, y cuando permitimos que todo el entorno sea inseguro, dentro aparece mágicamente la seguridad, que proviene de la esencia misma del ser libre. En una entrevista hecha por el periódico la Vanguardia, Mario Conde dice: ‚Cuando se cierra la puerta de la celda entiendes la categoría de lo inevitable. Allí cuando estás solo en la celda, únicamente te mantiene lo que llevas dentro‛. 249 También ha dicho ‚Si dejas que el rencor y el odio entren a la celda y a ti mismo, ya no cabe nada más y te mueres por dentro, te envenenan el alma. Lo que nos hace humanos es la capacidad de amar‛. Sí, así es. En el proceso de búsqueda de libertad primero se libera el corazón y el sentimiento de amor, luego el Ser y sus valores, y después la conciencia y su capacidad de ver y comprender. Pero, antes de todo eso, el individuo que quiera liberarse deber{ liberarse de su “yo” y liberar al cuerpo de represiones. Esta es la base, el cuerpo es el punto de arranque. Pero no podemos olvidar que no es sólo eso la libertad, pues si no nos liberamos de nosotros mismos no conoceremos la libertad. Podemos liberarnos de todas las toxinas del cuerpo a través de dietas, pero ninguna dieta ni técnica eliminar{ el reinado del “yo”. Muchos se preguntan ¿me habré liberado? Quienes hayan buscado la libertad y hayan hecho todo el proceso de despojamiento de cargas, se darán cuenta si son libres en el hecho de que experimentarán una quietud meditativa, que es sencillamente estar, sin más. Es la suave presencia de la conciencia. La ilusión ya no interfiere en los estados cotidianos. Allí está el secreto para salir de toda esclavitud: ir hacia adentro para encontrarse con la conciencia. Cuando se llega al centro, donde nada se mueve, ni hay pensamientos, sino sólo Ser, se libera la conciencia que lo observa todo sin juzgar y sin tomar parte, porque no se identifica con nada. Allí sucede el primer momento de quietud liberadora. La libertad es quietud y también es conciencia, pura observación, porque cuando el observador llega a ser lo observado, la observación penetra en la esencia inmortal del observador, “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela desaparecen los objetos y las acciones, sólo queda el ser consciente. Eso es libertad. Y es un fenómeno creciente. Al principio se experimenta en pequeños momentos y en ciertas circunstancias, pero luego se va extendiendo, más y más, a todos los momentos y circunstancias, casi sin darnos cuenta. La desilusión nos lleva a la libertad El fin último de una búsqueda profunda es llegar a la desilusión. Esa sorpresa que uno se lleva al abrir un paquete esperando encontrar algo y encontramos con otra cosa o, lo que es peor, no encontrar nada. Un chasco, una decepción, un desengaño. Y es justamente eso lo que debemos experimentar cuando abrimos la puerta de nuestro interior, cual caja fuerte metida en una bóveda profunda, cerrada más o menos desde que tenemos uso de razón. El buscador parecía que era lo buscado, pero al penetrar dentro de sí ha tenido que darse cuenta que el buscador mismo era una mentira y que la búsqueda fue simplemente una estratagema que le sirvió de apertura. La apertura es vital para el encuentro con la libertad, pero no lo es todo. Una persona abierta, una pareja abierta, una sociedad abierta no son libres, sino sólo están abiertas a que algo entre. Una apertura protegida con mecanismos de defensa es también un cautiverio. Si nos auto engañamos no llegamos a ninguna parte, es preciso decirnos la verdad y desilusionarnos, o no nos liberaremos. 251 No hay nada importante o significativo que podamos encontrar a través de alguna búsqueda. Buscar es sólo una apertura para que lo que nos busca nos pueda encontrar. El buscador emite una señal, lo buscado la detecta. La libertad nos busca a nosotros y detecta nuestra señal el día que dejamos de buscar, y para dejar de buscar hay que desilusionarse. Una de las grandes desilusiones se produce cuando nos damos cuenta de que todo lo que sabemos no nos sirve para casi nada en relación a la búsqueda de libertad. La ciencia ha tenido que renunciar a lo que sabía para poder acceder a nuevas teorías y nuevos conocimientos. La sabiduría supone una renuncia a lo que se tiene por sabido; una entrega respetuosa a lo nuevo. Renunciar a lo que sabemos o lo que creemos, es como morir, pero es a la vez abrir de par en par la puerta de la celda, no para salir sino para que entre aquello que nos viene a buscar. Primero hay que deshacerse de todo lo sabido, luego hay que abrirse a lo nuevo y, al final, cuando surja la desilusión, como consecuencia de darnos cuenta de que es imposible alcanzar lo buscado, abandonaremos la búsqueda. Y es justamente ahí cuando comienzan a suceder las cosas. Toda búsqueda, por más elevada o espiritual que sea, es una iniciativa de acción, es un movimiento para alcanzar algo, y esa es la dificultad, pues para que llegue lo sagrado no hay que hacer nada. Lo que buscábamos llega desde el momento en que lo dejamos de buscar. Esto es muy simple de decir, pero muy complicado de practicar, porque para hacerlo tenemos que confiar (cosa que no hacemos) o bien tenemos que llegar a un punto tal de desilusión en la búsqueda, que abandonemos (cosa que no queremos). Todo lo que este infinito y abundante universo pueda entregarnos, lo hará, si nos apartarnos del camino. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Yo mismo he sido la gran molestia en mi propio camino hacia la libertad, y me tuve que deshacer de mí. Tú y yo nunca podremos ser dichosos mientras haya una identidad que necesite ser defendida, protegida y sostenida. Sólo cuando hayamos dejado de ser un “yo” habr{ espacio para la dicha. Es una cuestión de ocupación del espacio vital; si el espacio propio lo ocupa un intruso, todos los valores inherentes al ser original no se pueden manifestar. Una vida sin más-caras es una vida en libertad, puedas ella son la coraza, la cárcel en donde estamos atrapados. Para la mayoría de los seres humanos lo más importante es la gente, pues ellos son socios en el negocio de la mentira organizada. La gente es la que nos apoya en el autoengaño, y nosotros apoyamos a otros también. Es cierto que anhelamos conocer la verdad que hay dentro de nosotros, pero no queremos atravesar la dura y espesa capa de mentiras que la cubren. Esta es la clave de la libertad, derrumbar los muros de identidad que se han creado en torno a nuestra esencia. Este es el tema no tratado ni abordado por la literatura “espiritual”, de “crecimiento personal” o de “autoayuda”: descubrir al “yo”, para que su mentira salga a la luz. Y ni siquiera hace falta matarlo, porque no existe, pero lo hemos hecho una virtualidad dentro de nosotros, a través de una ilusión. La mayoría de las técnicas psicoterapéuticas plantean una sanación, un fortalecimiento y una maduración del yo. En la psicoterapia alternativa cada vez hay más información que emerge de la antigua filosofía oriental, pero sugiero tener mucho cuidado y estar muy alerta, porque aunque provengan del resurgimiento de una sabiduría milenaria, en casi todos los libros de autoayuda y talleres terapéuticos o de crecimiento personal, en el 253 fondo, siempre se plantea un pacto cobarde con la Vida. Proponen una participación superficial en los problemas de la Humanidad y no una implicación sustancial en el proceso de cambio y transformación individual. Pocos son los que se atreven a poner bombas en los cimientos del “yo” y a abandonar el miedo y la culpa, para dar lugar al amor y a la inocencia y a tener el coraje de ser simplemente nosotros mismos. Para mí, todo este proceso liberador no ha sido repentino sino gradual; el laberinto es tan complicado que es muy fácil perderse. Las capas de la mentira personal son tantas, que se requiere una gran persistencia en el trabajo de superación personal para que se desmoronen. Luego la verdad se manifiesta sola, llega por sí misma y produce una paz infinita. Pero de la Verdad no se puede hablar, sólo de cómo llegar a ella. ‚La verdad que se dice es mentira‛ dice el Tao. Esto es la libertad positiva: la libertad “para” acceder a la Verdad. Quiz{ nos hemos liberado “de” muchas prisiones y nos hemos liberado “de” las mentiras, pero ahora llega el momento de liberarnos “para” el encuentro con la verdad. No hay que temer; la verdad puede doler, pero jamás nos humillará. La verdad nos muestra el engaño y nos devuelve la dignidad perdida. Es cierto que la verdad es mucho menos divertida que la ficción y que la mentira es mucho más rentable y cómoda, pero aún así yo me atreví a traspasar mis múltiples muros. Y no lo hice rompiéndolos y saliendo, sino observándolos, despidiéndome de ellos, que me acompañaron durante toda la vida, pues ya era hora de dejarlos caer por su propio peso. Así fue como la libertad me encontró a mí, y no yo a ella. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela De la repercusión que tiene la manifestación de la verdad y la consecuente liberación, es complicado hablar, porque afecta a todas las áreas de la vida y su alcance no tiene límites. Lo único que puedo decir ahora es que, antes de entrar a prisión, todo se estaba preparando en mi vida para que me sucediera esto; me estaba mostrando el camino de salida. Pero yo no quería respuestas ni soluciones, yo quería una salida definitiva. Era lo que anhelaba desde mi corazón y la Vida me oyó. La Vida es como un Ser, un ente que nos escucha a todos. Los que nos rendimos a su inquebrantable poder, aceptándola, estamos apoyados por sus designios. Si crees en Dios, te sugiero que por un momento nada más le llames “Vida”. Si no crees o crees en otra cosa, te hago la misma sugerencia. Di lo que quieras, pero dirígete a la Vida, a tu vida, y sitúala dentro de ti, hazte uno con ella. Es un diálogo íntimo e interno. Yo sólo puedo dirigirme a la mía y a ninguna otra. A mi vida yo le digo textualmente lo que escribió Amado Nervo en su poema: ‚Vida, nada me debes; Vida, estamos en paz‛. Desde la reconciliación con la Vida o con el “destino”, surge una gratitud infinita, como este infinito y misterioso “0” en el que estoy metido. Porque mi vida es y ha sido el transbordador hacia el más allá. Y lo más desafiante para mí ha sido quedarme aquí, sin huir de mi vida, sin tener que ir a la India ni a ningún otro lugar. No necesité hacerme yogui, ni meterme en una cueva a meditar, ni evadirme de lo que me toca experimentar, ni de mis responsabilidades. 255 La vida me metió en una cárcel y yo aproveché de meterme en mi propia cárcel interior, para liberarme a mí mismo de mí mismo. Ya nunca más podré olvidar la verdad que he recordado: de dónde vengo, a dónde voy y lo que soy. 257 La realización del ser humano ilimitado Declaraciones de un atrevido. La bendita esclavitud del amor. L a situación en la que me encuentro es óptima para narrar lo que es “atreverse”. Estoy dentro de una prisión y puedo compartir con ustedes muchas palabras que dejaron de ser tales, para convertirse en realidad. Al escribir, estoy permitiendo que esos significados que hay en mí se muevan y se desprendan. Por ejemplo, lo que significa ser un atrevido con la existencia, con la vida y con todo lo que me rodea y, de paso, hacer algunas declaraciones atrevidas que puedan despertar la sed de coraje. El último artículo que escribí, unos meses antes de entrar en prisión fue: “Declaraciones de un Soberbio”. Durante los meses que llevo en la cárcel medité sobre su contenido y fui confirmando cada una de las palabras que expresé en aquel momento, cuando contemplaba el florecimiento de la primavera del 2008 en el parque del Retiro de Madrid. Al leerlo ahora, desde la prisión en donde estoy, me parece un atrevimiento haber escrito eso, pero me siento satisfecho. Pensé que había sido un error haber sido tan sincero al expresarme, y ahora me doy cuenta de que ese era sólo el comienzo de un proceso de apertura a la autenticidad. Estaba dejando atrás la prostitución, entendida como el hecho de no ser sincero, de modificarme, de no ser yo mismo. La prostitución se practica de muchas formas, y es la corrupción de hacer lo que no se siente desde el Ser y desde el corazón. Es una auto-humillación por creer que no valemos o que no “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela somos importantes, que no servimos para nada. Al prostituirnos somos desleales con nosotros mismos. Sin embargo, la lealtad es preciosa. No hay nada ni nadie que pueda apartarte de aquello que sientes. Sigues a tu corazón pésele a quien le pese. Cuidas tu integridad y tu dignidad como un tesoro de incalculable valor. Ser leal es valorar el Ser, es respetar la dignidad por encima de todo. Escribir o decir aquello que sentí, es un acto atrevido que proviene de la dignidad y de la lealtad. Esta primavera de 2009 no la pude contemplar con mis ojos porque estoy dentro de una cárcel y aquí no hay plantas ni flores. Pero puedo sentirla en mi corazón y vibrar con su energía expansiva, la que me impulsa una vez más a escribir, inspirado en la naturaleza. Pero ahora no desde la soberbia, aunque sigue estando intacta en mí, sino desde el atrevimiento, que es lo mismo, pero manifestado de otra forma. La soberbia surge del orgullo por la aceptación y el amor propio que me permiten mostrarme tal cual soy. El atrevimiento surge del coraje y del valor para ir por la vida en silencio y soledad, y me permite dar todos los saltos que quiera, sin pensar y sin miedo. En un mundo de cobardes se necesita un poco de atrevimiento Tratemos de comprender los significados que están asociados al atrevimiento. Lo primero es ubicar a los atrevidos dentro de los diferentes grupos que componemos los humanos. 259 Así como hay dos grupos de seres humanos, los que se aceptan y los que se rechazan, dentro de los que se aceptan hay otros dos grupos: los que no se animan a mostrarse y los que tienen el coraje de manifestarse en todo su esplendor con hechos concretos. La acción desde el coraje demuestra el atrevimiento y no supone ausencia de miedo, sino hacer lo que siento a pesar de él. ¿Pero qué es ser atrevido? Atrevido es quien dice lo que piensa, hace lo que siente, no duda cuando decide algo, sabe lo que es capaz de hacer, conoce sus propios recursos para atravesar algo. ¿Qué sucede cuando te atreves a algo? Lo haces, das el salto, nadie te puede detener y se manifiesta la autodeterminación. La noche que la policía vino a mi casa para llevarme con ellos, le dije a mi compañera Paula, ‚tranquila, estoy preparado para esto y para mucho m{s‛. Era la declaración de un soberbio que se muestra seguro de sí mismo, poderoso y confiado. Pero lo que me tocaría atravesar en prisión no era cuestión de soberbia sino de atrevimiento. No era una cuestión de cómo mostrarme en ese momento, sino de qué hacer ante eso. No sabía cuánto tiempo estaría en prisión. Y aunque al final saliera absuelto y se comprobara que era inocente, tendría que atravesar un período de prisión preventiva, con todo lo que ello supone. Había llegado el momento de ser un atrevido y dar un salto más desde mi coraje hacia lo desconocido, mezclando tranquilidad y valentía, pero sin dejar mi sensibilidad de lado. Porque un atrevido no se hace fuerte, sino que enfrenta la tormenta desde su fragilidad. No teme ser destruido, pero confía en ser fortalecido. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Un atrevido siempre está preparado para todo La mejor preparación para la Vida que un ser humano pueda tener, es la comprensión y la aceptación de que nunca podrá estar preparado para lo que viene o le toca vivir. Porque nunca se sabe lo que sucederá, cómo será, ni cuánto durará, y ese desconocimiento del futuro es la clave para confiar en los recursos que tenemos. La vida sabe muy bien dónde nos mete y la existencia siempre se ocupa de todo. De eso se trata mi preparación “no-preparación”, pues va en contra de lo que nos enseñaron acerca de lo que es estar preparados. Al ser humano lo preparan para enfrentar cosas conocidas y previstas, pero luego lo que sucede realmente es desconocido e imprevisto. Renunciar a la preparación que nos han dado en esta sociedad, es sencillamente reconectar con los valores esenciales del niño que llevamos dentro. Todo niño tiene un atrevimiento innato, puro y auténtico, que luego podría desarrollar incluso más, si la educación le acompañara a ser él mismo (cosa que no sucede). Pero perdemos ese atrevimiento que la naturaleza nos regala, por el miedo que nos infunden, y luego tendremos que “trabajarnos” mucho para recuperarlo, si es que queremos vivir la vida con el coraje que merece. Ser uno mismo es el atrevimiento básico, y amar es el máximo atrevimiento. Entre ambos hay infinitas posibilidades, todas liberadoras y enriquecedoras. Los pequeños atrevimientos nos van abriendo camino hacia otros mayores y más desafiantes. Y a veces no alcanzamos a ver que, en los pequeños retos, estamos sembrando la semilla del atrevimiento. En la cárcel, si tienes buena conducta, no tienes ningún parte disciplinario y además demuestras aptitud para el trabajo, te asignan 261 un “destino”. Esto significa que te dan la oportunidad de cumplir una función, realizar un trabajo dentro de la prisión. A mí me dieron “mi destino”, dentro de la Radio Activa, donde trabajan entre 30 y 40 personas. Presenté un proyecto de microprograma de superación personal y me lo aprobaron. Lo realicé en tiempo record. Para mí era algo muy simple, que ya había hecho muchas veces, pero lo acepté desde mi corazón y me entregué por completo a ello. Cuando se lo presenté al director de la radio, se sorprendió con muchas cosas relacionadas conmigo y con mi trabajo. Me invitó a dar una entrevista de treinta minutos en la “Cadena Ser”, para hablar acerca de mi actitud en la prisión, ya que según dijo: “En 27 años que llevo en la prisión nunca he conocido a nadie que, estando preso, tenga esta actitud positiva ante la vida.‛ “Ya tengo los programas grabados para que los escuche antes de emitirlos, le dije, al llegar a la radio muy temprano por la mañana. ¿Habrá algún día en que no estés con la autoestima alta? Se te ve tan entusiasta, tan activo y dispuesto a trabajar, me dijo César, el director. ‚No lo veo ni lo siento como un asunto de autoestima alta, ni nada que tenga que ver con la autovaloración, sino más bien lo vivo como una conexión profunda con la Vida y con todo lo que ella me pone día a día, por más simple o pequeño que sea. Al ser consciente y agradecido con la Vida, todo brilla por sí solo. Sólo con ser consciente de lo que supone tener vida, no puedo evitar que fluya una energía de entrega en todo lo que hago. Estar vivo es suficiente razón para sentir plenitud.‛ Estuvo de acuerdo con mi planteamiento, y agregó: ‚Sí, pero el problema est{ en la cabeza, se piensa demasiado‛. La mente calculadora y lógica no da valor a las pequeñas cosas. La cabeza no quiere perder tiempo en los detalles y es ahí donde están las claves de las grandes cosas. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Lo que parece ser insignificante o sin sentido, es lo importante; pero no lo vemos ni lo consideramos así. Entonces perdemos la oportunidad de la entrega. La devoción es la mejor preparación La base de esta “no-preparación” para el atrevimiento, es la inocencia y la espontaneidad, el “amor” por la sorpresa, una devoción por el destino. El destino es eso que nos está esperando para cuando dejemos de controlar nuestra propia vida. La actitud de devoción ante lo que nos sucede, es la máxima protección ante cualquier cosa que se nos venga. Le podemos llamar, Vida, Destino, Dios, Creación, o sencillamente “lo que nos va a suceder”. Y es algo tan grande y desconocido que para poder asumirlo y atravesarlo se requiere una actitud de infinita humildad; nos dejamos llevar y permitimos que nos lleve a donde quiera. Parece mentira que el atrevimiento requiera un fondo de auténtica humildad, en donde se reconozca que nunca se sabe nada de nada. La humildad no es ocultar el talento ni esconder los logros, sino reconocer que somos diminutos y pequeños y que no podemos atribuirnos méritos separados del Todo. Saber, es “saber que saber es no saber” y que “no saber es saber”. La humildad requiere vulnerabilidad y esto supone exponerse. Al evitar el riesgo y protegernos, perpetuamos la inseguridad. Pero al mostrarnos indefensos ante una situación dada, la Existencia toda nos da su protección. 263 La única seguridad está en la indefensión. La vulnerabilidad es bondad pura y sin causa, por eso un acto de bondad tiene más poder que mil actos malvados. La bondad puede borrar para siempre cualquier maldad. La humildad lo olvida todo, nunca se acuerda de lo que hizo, no necesita revolcarse en los éxitos ni en las buenas acciones. Para la humildad todo es nuevo a cada momento; no necesita coleccionar actos bondadosos, los deja al costado del camino para seguir sin cargas. Una persona humilde se ve en que nunca querrá vanagloriarse de sus buenas obras ni las utilizará para demostrar cómo es. La gente humilde es la más desconocida. Yo no soy humilde, pero reconozco la humildad como un valor que me posee por el simple hecho de haberme entregado a la Vida. La devoción es entrega, es rendición y apertura ante la grandiosidad de la Vida, es Amor por lo que nos toca vivir, sea lo que fuere. La humildad que me lleva a considerarme muy pequeño, débil y frágil, pero me impulsa a confiar en el misterio desde la energía que me posee y desde los valores que tengo. El atrevido conoce sus propios recursos para atravesar algo. La devoción nos mete adentro, aunque parece que nos sacara, pues nos entregamos a algo o a alguien, pero lo que realmente ocurre es que nos recogemos en nuestro interior, nos zambullimos para atravesarlo, y con ello somos capaces de asumir todo lo que venga de afuera. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Se atraviesa lo interno y no lo externo Desde niños nos enseñan que la Vida es dura, difícil, complicada y peligrosa y que hay que estar protegidos y asegurados. También desde pequeños, nos enseñan que la Vida es una lucha para conseguir todo tipo de cosas que deseamos; una guerra que nunca acaba, porque los deseos nunca acaban. Luego vamos confirmando que no sólo en la Vida hay que luchar para tratar de satisfacer la insaciable necesidad del deseo, sino que además la Vida misma nos va metiendo en situaciones muy difíciles, para las que no estamos preparados, y que si no nos fortalecemos, sucumbiremos. Sin embargo, para cuando suceden esas cosas, ya no hay tiempo de fortalecerse. Es patética la formación que nos dan; por un lado nos condicionan para tratar de lograr victorias y conseguir lo que queremos, pero por otro no nos entrenan para hacer frente al fracaso o a lo inesperado. El factor sorpresa no es considerado en ninguna formación, por eso ha muerto la creatividad aplicada a soluciones y salidas. En el mejor de los casos nos enseñan a ser tenaces luchadores, incansables guerreros, corajudos combatientes. Porque la Vida, según dicen, es una guerra; estamos en un mundo hostil que requiere agresividad. Pero no nos preparan para enfrentarnos a situaciones que nos superarán, y estas situaciones serán mucho más comunes de lo que imaginamos. En esos momentos de ruptura y dolor, sólo la rendición, la entrega y la devoción pueden ayudarnos. Pero de eso nadie nos ha hablado siquiera. Y así, cuando nos llega la dura realidad de la derrota, del fracaso o de la frustración, nos aturdimos a tal punto que 265 perdemos las referencias que conocíamos, y nos domina la confusión y la desorientación. No sabemos qué hacer; de pronto somos unos ignorantes en cuanto a nuestra propia vida. Es lo que se siente en medio de una tormenta, lo que se produce cuando hay caos, lo que percibimos cuando estamos en una crisis. La maravillosa sensación de la pérdida de control, que surge ante la prueba cuya fuerza nos quebranta. Y vemos la tormenta fuera de nosotros, pero es una apariencia, pues todo se atraviesa hacia adentro. Cada cosa que creemos que hay que atravesar en la Vida, primero la tenemos que atravesar dentro de nosotros mismos. Son capas internas, no externas. Cada raíz que se sumerge y profundiza en el interior de la tierra, da lugar al crecimiento de una rama en las alturas del cielo. La idea de que lo que la Vida nos manda está fuera de nosotros, nos sirve para dejar de hacernos cargo de ello, para evadirnos de la responsabilidad. Pensar que no hemos sido nosotros los que la creamos, nos permite evitar cargar con más culpa de la que ya tenemos. Así nos resguardarnos en la idea de que eso no es nuestro, que no nos corresponde, y es ése el gran error que cometemos involuntariamente: el rechazo a lo que nos ha llegado. Entonces aparece la idea de huir de ello, de evadirnos de la realidad, de no asumirla como propia, rechazarla, atacarla, enjuiciarla y tratarla de “injusta”. Muy pocos son los que se atreven a atravesarla y, los que se animan a hacerlo, creen que tienen que confrontarse y luchar contra ella, como una guerra exterior en la cual luchar y no como un desafío interior. Sólo se necesita aceptar y confiar. Al abrazar la tormenta, una tormenta interna te limpiará de tonterías. Al acoger el desastre, usarás su fuerza para transformarte. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Al absorber el golpe, permitirás que este mueva todo lo que está flojo dentro de ti. Atravesar algo desconocido requiere una profunda conexión con las capas más fuertes y resistentes de lo propio profundo, y por otro lado requiere la conexión con lo suave y tierno del ser interior. Desde allí fluye la sensibilidad que permite percibir con delicadeza cada cosa que va ocurriendo y así poder obtener un enriquecimiento de la experiencia. Es vital ser vulnerable y receptivo para que algo nos atraviese. Un doble juego de conexión aparentemente contradictorio, pues ambas conexiones son hacia adentro, hay que atravesar profundas capas internas. Como si al mismo tiempo nos tuviéramos que conectar con lo más fuerte y lo más débil, lo más duro y lo más frágil en lo profundo del Ser. De todo lo que yo no pueda ocuparme, que se ocupe la existencia. Lanzarse al vacío de lo desconocido que hay afuera, sin tener conocimiento de lo que hay adentro, es dar un salto hacia la autodestrucción. El que se atreve a hacerlo, sin tener una conexión con sus raíces y con sus propios recursos, es un suicida, está buscando destruirse a sí mismo. Pero el que se atreve y salta siendo consciente de quién es y de lo que puede hacer, es un intrépido. Está entregado a sí mismo y a la Vida, confía en sí mimo y en la Vida. Es por eso que las posibilidades de perderlo todo, e incluso de morir, no le detienen. Aunque el reto puede ser muy peligroso, el riesgo no le bloquea, sino que le desafía a sacar su lado más poderoso. Por eso, Intrépido “es quién tiene valor y no teme a los peligros, no piensa ni reflexiona acerca de lo que va a hacer”. 267 El miedo no debe ser atravesado ni vencido Un ser humano que se atreve, actúa sin pensar en las consecuencias, sigue a su corazón, confía en sí mismo. Es cierto que tiene miedo, pero el miedo no le detiene, va en contra del pensamiento cartesiano que ha invadido todo el mundo y que dice: ‚Primero pienso y luego actúo‛. El atrevido primero siente, luego actúa, e incluso primero actúa y luego verá qué siente. Si le queda tiempo, es posible que piense en lo que hizo, pero sólo después de haberlo hecho, y no sentirá culpa por ello. Nada puede detener su acción. Respeta su instinto natural y no las órdenes del pensamiento lógico y racional. El atrevido es hasta cierto punto un ser irracional, porque se lanza aunque todas las pruebas le demuestren que no debe hacerlo. No atraviesa el miedo sino que lo supera llevándolo consigo, y no permitiéndole que le detenga. Sigue adelante sin parar. El atrevido no necesita atravesar sus miedos, sino atravesarlo todo con sus miedos a cuestas. Sabe que la existencia misma se ocupará de sus miedos. Cuando el viaje es hacia adentro hay que llevarlo todo sin temor, no hay que dejar nada afuera. El viaje hacia el Ser no se emprende libre de cargas, sino con todas ellas, porque justamente es un proceso para despojarnos de todo lo que no nos corresponde, un viaje liberador de cargas absurdas. Una experiencia que he descubierto y que produce un efecto mágico, y es que mis miedos, así como vienen, se van. Pero yo no hago nada para que se vayan, la existencia se ocupa, y esto responde a una ley natural. Así como hay una ley de la gravedad entre tantas otras leyes físicas, hay leyes espirituales que rigen el mundo interior, y una de ellas es que toda vez que se experimenta algo desde lo más profundo, desde el Ser, todo lo demás desaparece. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Pero para ello hay que ir adentro. Hay que arrojarse, hay que meterse. Y no significa que vayas sin miedo, pero el miedo no te podrá acompañar por mucho tiempo, porque la naturaleza del miedo no le permite ir hacia adentro. ¿Por qué no? Ahí está la clave. Porque el miedo no puede existir solo, y al llegar al centro se está solo. Sólo se puede entrar al Ser en soledad, o sea que el miedo se tendrá que quedar fuera. El miedo necesita compañía, amigos, otras personas con las que poder expandirse, sin energía exterior el miedo muere. El miedo se mueve hacia afuera, esa es su dirección, se mueve hacia los otros, hacia las cosas, hacia el entorno, hacia el dinero, hacia el poder, hacia las relaciones; se mueve en todas las direcciones excepto hacia adentro. Se busca afuera pero se encuentra adentro Un escritor, de apellido Bennet, se acercó a Gurdjieff buscando su autorrealización. La estaba buscando afuera, como todo discípulo que busca un maestro. Entonces Gurdjieff le dio una pala, lo llevó al jardín de su casa y le dijo: ‚Cava una zanja de 6 metros de largo, por 1,20 de ancho y 60 centímetros de profundidad, pero no puedes dejar de cavar hasta que acabes tu tarea, ni detenerte para beber agua o descansar”. Bennett se puso manos a la obra, mientras pensaba ‚cuanto antes acabe, antes seré libre‛. Unas cuantas horas más tarde acabó la zanja. Estaba exhausto y pensó que ya podría beber agua y descansar, pero Gurdjieff le dijo 269 ‚muy bien, has acabado la primera parte, ahora cubre la zanja, deja todo como estaba, y entonces estarás libre‛. El hombre no podía entender, estaba confundido, no le veía ningún sentido a lo que estaba haciendo. ‚Dios mío, qué estupidez, ¿para qué tanta tortura?‛, pensó. Por alguna razón que Bennett desconocía en ese momento tenía que hacerlo y así lo hizo, aunque la mente lógica no lo comprendiera, pues todo discípulo obedece a su maestro. Y acabó el trabajo al terminar el día. Al irse a la cama esa noche, se dio cuenta de algo que cambió su vida para siempre, pues no pudo dormir, debido al exceso de energía. Reflexionó sobre esa fuerza que estaba sintiendo y se dijo: ‚he estado trabajando todo el día como un sepulturero y no me siento cansado, ¿de dónde viene toda esta energía? Durante el día hubo un momento en el que no podía más, parecía que iba a desfallecer y de pronto surgió algo en mí, una fuerza superior, y me sentí como si acabara de comenzar el trabajo, como si me hubieran recargado las baterías. ¿En qué lugar de mí estaba toda esa energía que, siendo escritor, nunca había detectado y mucho menos había usado?‛ Al día siguiente le preguntó a Gurdjieff acerca de lo ocurrido y él contestó: ‚quería que comprendieras que en ti hay diferentes capas de energía. La primera capa es la que utilizas en tu trabajo diario, pero si traspasas esa capa penetras en otra más profunda y poderosa. Para que esa energía fluya hay que provocarla con la tenacidad suficiente, desafiándola para que entre en funcionamiento. Si tu casa ardiera en llamas, aunque estuvieras cansado, pasarías toda la noche apagando el fuego, sin sentir cansancio. Esa es la capa de emergencia. La tercera capa es la cósmica, y cuando la tocas comprendes que la energía es inagotable, entonces puedes hacer cosas increíbles‛. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Quien ya conoce su propio fondo energético o su poder interior, no teme a los desafíos o retos porque ya sabe que tiene muchos más recursos de lo que parecía o de lo que creía tener. Se atreve en base al auto-conocimiento y la auto-comprensión. Ha ido experimentando la extralimitación, ha cruzado la frontera autoimpuesta de sus propias capacidades, ha trasgredido sus propios límites, y por eso confía en sí mismo. Y de pronto le ponen en una situación que le revelará el secreto de sus propios recursos. Allí renace el atrevimiento, donde se rompen las capas internas que almacenan la energía. En esos momentos de agobio, impotencia y dolor, van surgiendo la sagacidad, la susceptibilidad, la destreza, la sutileza, la habilidad, la fortaleza, la inteligencia, la claridad, la sensibilidad y la capacidad de resistir. Son capas y capas cada vez más profundas que están debajo de todo acto de quien se atreve, y también las puedes llamar: amor a la Vida, conexión con lo Divino, gratitud, o ansias de libertad. Sólo hay que descubrirlas en una situación en la que tengamos que llegar al límite de nuestros recursos y ahí seremos testigos de cómo fluye un poder inusual. Ese poder se manifiesta como entusiasmo, autovaloración, vitalidad, motivación y ganas de vivir. Es el poder del dominio propio, sustentado en un poder sobrenatural. En realidad nunca hay ningún límite, ni fuera ni dentro, pero es lo que vemos con los ojos físicos. Entonces creemos que hay lindes, muros que se interponen entre nosotros y el infinito. Pero todo es una ilusión. Nada es como parece ser. Así como nada es bueno ni malo, pues todo es relativo. Una bendición se convierte en una maldición y una maldición puede esconder una bendición ¿Quién sabe? Nada es cierto para siempre, ni en todo lugar ni en todas las situaciones. 271 El momento es lo que determina cómo es cada cosa, pues todo se va descubriendo de infinitas maneras cambiantes. Este es el misterio y la verdad de la que es imposible hablar, porque nunca se sabe. Ante esta realidad existencial, sólo podemos ser atrevidos para indagar con intrepidez lo desconocido y convertirlo en experiencias personales, que nos eleven y nos enriquezcan. Sabremos de las cosas atravesándolas, pero esto supone permitir ser también atravesados por ellas, ser uno con ellas, entregándonos a ellas y dejando que ellas nos posean, a tal punto que desaparezcamos y sólo exista aquello que nos posee. Fundiéndonos con cada experiencia, permitiremos que la energía se transforme y se eleve. La identificación con el conocimiento es la cárcel La experiencia de lo Supremo es un misterio que nunca podrá ser alcanzado a través del conocimiento o la razón, ni gracias a ninguna acción concreta. Y es por eso que la vida es asombrosa. Dado que no se puede conocer lo Supremo ni se puede hacer nada para acceder al misterio, surge la poesía, este sentimiento artístico que siento ahora mismo al escribir todo esto. Se despierta el amante que hay en mí que quiere cantar, celebrar, pintar, crear o hacer el amor a la persona amada. Y al escribir estoy haciendo el amor con la Vida, conmigo, con las palabras y con la mujer que amo, pues ella es en gran medida la que me inspira. Un ser humano se vuelve devoto honrando la Vida, dejándose asombrar, entregándose a lo impredecible, fluyendo en la creatividad, “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela para poder conectar con la esencia creadora fundiéndose con cada experiencia desde su corazón. Esta devoción hace vibrar lo más íntimo de mí y me pone en sintonía con todo. Para enamorarse de la vida, primero hay que enamorarse de su misterio. Uno se enamora profundamente del misterio que rodea a las cosas y a las personas. Yo me enamoré de Paula hace más de dos años, pero reconozco que en el fondo estoy cada día más enamorado del misterio que rodea a esa mujer. Me atrapa, me cautiva, convoca lo mejor de mí, no deja de asombrarme, y ese misterio que me rodea, rodea también la vida de ambos y la de todos. Le preguntaron a Philippe Gaulier, actor, dramaturgo y pedagogo: ¿Dónde se esconde la magia de una persona? y su respuesta fue ‚En cosas que flotan alrededor de la persona; en el espíritu‛. De niños nos atrevemos a lanzarnos a la aventura de caminar sin dominar la fuerza de la gravedad, sin tener experiencia en la destreza del equilibrio, y con ello registramos una impronta de valor y confianza en nosotros mismos. Porque de niños estamos inmersos en la magia del espíritu. Y así sucede muchas veces en el proceso de crecimiento, con lo cual albergamos memorias físicas e inconscientes de que podemos hacerlo, a pesar del miedo a lo desconocido. Pero a nivel psicológico nos han metido todo tipo de miedos, nos han creado un rechazo a lo que es inseguro, nos han enseñado a evitar el peligro y el riesgo. Estas pautas limitadoras nos han metido en una cárcel, en la prisión de nuestros miedos. Por eso el maestro Gurdjieff afirmaba que ‚estamos en una prisión‛ y que ‚somos la prisión‛. La prisión de la que hay que salir no es externa sino interna. Somos esclavos de la ignorancia con respecto a nosotros mismos. 273 Dejar de ser una prisión significa entrar en uno mismo y contactar con lo que hay adentro. Así es como nos convertimos en un cielo abierto y sin límites en donde hay pura libertad. Parece una contradicción, pero mientras sigamos fuera estaremos encarcelados y hasta que no entremos no seremos liberados. La libertad es la liberación del poder y del amor. El poder es amor puro, el amor es puro poder. Pero un poder que no domina ni esclaviza, sino que libera a quien se deja poseer por él. La grandeza de lo pequeño, el poder de la sensibilidad Cuando era niño mi padre me contaba casi todas las noches el cuento de David y Goliat. Una historia preciosa de cómo lo pequeño puede vencer a lo grande. Esa es la historia humana, donde todo es relativo y nunca se sabe quién será el vencedor. El más grande, el más fuerte y el más experimentado puede caer derrotado ante el poder del atrevimiento y el coraje de un ser intrépido que es consciente de sí mismo. Aparentemente, el pequeño David tenía todo que perder ante la grandeza, la fuerza y la experiencia del Guerrero Goliat. Cuando se rinde devoción a la Vida, uno “se rinde” ante ella, se declara incompetente ante tanta grandeza. Y esta es la declaración más atrevida que surge desde un corazón que está entregado: ‚yo no puedo con esto, pero como me conozco, conozco la existencia y entonces puedo afirmar que todo lo puedo‛. Es un paralelismo. Mi lado humano se siente vencido pero mi lado divino me hace sentir vencedor. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Y eso le ocurrió a David, por lo que no temió enfrentarse al gigante Goliat. De ahí surge la energía para superarlo todo. Es la capa de energía cósmica que se siente desafiada, y fluye el poder de toda la existencia. Y esa sutil frontera interior se atraviesa con confianza. Las circunstancias me superan, pero yo me siento aventajado por saber que todo es posible; nunca se sabe lo que pueda ocurrir. El misterio me posee, me entrego a él, y así es como se manifiesta en la vida de quien confía. La confianza siempre nos lleva a atravesar el límite de lo conocido. Una frontera en la que la lógica mental se queda fuera. La confianza nos libera; confiar es como morir. La frontera de lo desconocido sólo se puede atravesar con confianza, pero esa frontera no es física ni material, sino virtual o energética, está en lo profundo de cada ser, y quién la cruza se engrandece. Pero quien no la cruza se queda en la pequeñez de la desconfianza. Todo es inmensamente grande o insignificantemente pequeño, dependiendo de dónde uno esté. Parece una locura declarar que soy libre mientras estoy en una prisión, pero es así. No son libres los que están sueltos; ni es libre quien no está en una cárcel, porque la libertad no es ausencia de muros o de rejas, la libertad es algo interno y tiene que ver con el amor. El amor es libertad, y también amar es como morir. Confiar y amar es morir para renacer a una nueva vida. Venimos a la vida a través del “amor a la confianza”, y al partir con la muerte lo hacemos con la “confianza al amor”. 275 Amar la confianza y confiar en el amor, un proceso que se repite una y otra vez durante el transcurso del camino. Estando en el amor no se necesita confiar pero, al salir del estado de amor, es preciso confiar para poder retornar a él, pues en esta dimensión material y humana nos desconectamos del amor eterno del cual venimos y necesitamos confiar para volver a él. El miedo y la culpa han sido los grandes aliados para que no retornáramos a la esencia. Nos presionaron a base de prohibiciones y amenazas para dejarnos anclados. Pero así como la confianza vence a la culpa, el amor vence al miedo y ambos nos devuelven al estado original, aunque hayamos tenido toda una vida en el desamor y en la desconfianza. El miedo y la culpa nos esclavizaron, pero por más fuerte y pesada que sea el ancla a la que nos sujetaron, la confianza y el amor nos pueden liberar. La culpa nos retuvo dentro por el sentimiento de indignidad, haciéndonos creer no merecedores. El miedo no nos dejó salir, por el riesgo y el peligro que nos hizo creer que hay en lo desconocido y en lo impredecible. Pero ahora la confianza nos puede impulsar a salir, aún sin saber cómo hacerlo y el Amor nos acogerá en sus brazos, sin juicio ni rechazo nos dará la entrada y la bienvenida a la existencia. La confianza y el amor son las dos caras de la abundancia, de la protección, del deleite y del misterio. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Me atreví a morir para fugarme para siempre Al ingresar a los campos de concentración nazi, los militares decían a los presos: ‚hay una sola manera de salir de aquí, y es a través de la chimenea de los crematorios‛. Cuando yo entré a la cárcel recordé esto y me propuse a mí mismo fugarme de esa misma manera de la prisión, a través de un auto-crematorio virtual. Encontré la manera de salir sin morir, sin suicidarme, sin evadirme y sin correr ningún riesgo absurdo. Tenía que desaparecer, volatilizarme, deshacerme de mí. Y lo hice desde mi conciencia, poniéndome por encima de todo lo que me rodeaba, saliendo de la zona de influencia de esta dimensión material, finita y agobiante que oprime al alma. Dejé de identificarme con todo lo que mi mente definía como real en base a lo que percibía del entorno. Es una desconexión total con todas las cosas, es llegar a verse como un extraño dentro de ese entorno que se percibe como lo real. Es como perderlo todo o como salirse del cuerpo. Una verdadera locura. Creía que enloquecería, pero sucedió todo lo contrario: la conciencia me regaló un verdadero ataque de cordura. La conciencia es la volatilización de la materia, es una bocanada de fuego, como un lanzallamas. Y cuando se enfoca la conciencia hacia lo que nos produce sufrimiento, esta lo quema y se volatiliza. En ese sentido la conciencia es una fuerza destructora que da origen a la creatividad. Los restos que quedan después de que la conciencia lo ha volatilizado todo, se elevan a través de las chimeneas de la vida como energía transformada, directamente conectada con la Eternidad. 277 La energía asciende a las alturas del infinito y todas las represiones sufridas en el plano material terminan transformándose en energía libre, sin dejar rastros traumáticos en el camino. La energía es deleite eterno. Regresar a través de la conciencia a un estado trascendente, más allá de lo que se ve o se percibe, es como morir a lo que parece ser real. Esa es la “auto-cremación”. Por supuesto que hay que estar en armonía con la muerte para poder entregarse a este suicidio consciente. El artista Mark Rothko dijo: ‚El arte tr{gico y rom{ntico se basa en la aceptación de la muerte‛. Para mí la auto-liberación es un arte trágico y a la vez romántico. Liberarse es el acto artístico más creativo que existe, y está relacionado con la muerte porque se trata de poner fin a algo para que nazca algo nuevo, es un renacimiento. Es necesario que muera lo que no es para que nazca lo que es. Parece extraño que la libertad esté tan íntimamente vinculada con la muerte, pero lo está, tanto como con la vida, pues son dos caras de la misma moneda. Si se niega o rechaza una también se lo hace con la otra. La vida y la muerte van juntas en el proceso de la libertad. Así como la libertad y la esclavitud son las dos caras de la conciencia, la vida y la muerte son las dos caras de la libertad. La conciencia es libertad pura y la libertad es pura conciencia, pero hay que pasar por la esclavitud de la vida y la muerte para que retornen a su origen donde son una sola cosa. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Mientras atravesamos este camino, podemos tener un flash de la eternidad, que nos pondrá al margen de la locura de este mundo deshumanizado. Si estamos dentro de un cuerpo físico y material, finito y limitado, es obvio que nos sintamos dentro de una prisión y que no podamos ser libres en un universo infinito e ilimitado, pues en la prisión del cuerpo sólo podemos ir a donde él pueda llegar. Pero accediendo al espíritu eterno que habita en nosotros se accede a la libertad. Y cuando se toma conciencia de esa esencia libre que habita en cada ser, desaparece completamente el miedo a la muerte y se puede llegar a entregar la vida por la libertad. Si la vida misma se ha convertido en una prisión, habrá que morir a esta vida para renacer a otra que merezca la pena ser vivida dichosamente. Un día un funcionario del módulo seis de la prisión de Valdemoro me llamó y me dijo algo que me sorprendió. Estaba sentado en su silla, detrás de las rejas, y yo de pie mirándole fijamente. Me miró, luego cogió fuerzas y se animó a expresar algo que al parecer venía observando y necesitaba decirlo: ‚Varela, quiero decirle que usted aquí, dentro de la prisión, es mucho más libre que yo estando fuera” Ser libre dentro de una cárcel a través del amor Puede que sea otra pedantería, declararme libre estando en prisión, incluso mucho más libre que la mayoría de la gente que está afuera, pero aquí hago cosas que siento hacer desde mi corazón. Todo lo que puedo hacer, dentro de estos muros, lo hago. Leo, escribo, dibujo, pinto, hago artesanías, toco guitarra en un grupo 279 musical conformado por presos, trabajo en la radio aportando textos para los programas, he creado un juego para mis hijos, he escrito dos libros y, hago también lo que nada ni nadie me ha impedido hacer: amar. Amar todo lo que hago, amar lo que soy, amarme tal cual soy y amar a las personas. Me doy el lujo de amar tanto a mi compañera como a mis compañeros de prisión, de amar tanto a mis hijos como a la jueza o al fiscal que no me dejan salir de aquí, sin que tengan ninguna prueba en mi contra. Soy libre, sobre todo, por el amor. Nada ni nadie me impide amar, eso es absoluta libertad, y amar es el acto más atrevido que existe. Rabiya, una mujer sufí que se iluminó, una de las más maravillosas que ha dado la Humanidad, había leído muchas veces el Corán, su libro predilecto, pero la clave no estaba en el contenido de ese libro, sino en su actitud hacia él. Un día su amigo Hasan vio su Corán todo tachado y con textos agregados, y escandalizado dijo: ¿Quién te ha arruinado así tu Corán, que es un libro sagrado? a lo que ella respondió: “yo misma lo he hecho. Si los textos no se convierten en realidad, de nada sirven. Y para que se volvieran realidad tenía que destruirlos, pues son una puerta sellada que hay que derribar para poder entrar al misterio. Rabiya era una mujer excéntrica y de una visión tan elevada como ninguna. Su amigo abrió el Corán en algún lugar y se encontró con un texto tachado por Rabiya que decía: “Si te encuentras con el diablo, ódiale”. ‚¿Por qué has tachado este texto?‛ le preguntó. Y Rabiya dijo: “porque ya no me sirve. Tuve que destruirlo. He entrado a mi ser y allí sólo hay amor. Tal vez algún día me encontraré con el diablo, pero no podré odiarle, pues ya no hay odio en mí, sólo hay amor. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Cuando se cae en el amor se cae en la más bendita esclavitud. Y así es como se libera y se eleva la compasión. Cuando Paula, mi compañera de viaje en esta vida, viene a visitarme, sólo tenemos 90 minutos de intimidad, que aprovechamos como si fuera toda una eternidad. Y para ello tenemos que conectarnos con la eternidad interior, contactándonos desde adentro. Nos miramos, nos tocamos, nos encontramos desde el Ser de cada uno, y aunque estamos dentro de una cárcel de la que no podemos escapar, nuestras almas están en libertad a través del amor y la devoción. Eso es algo que está ahí, que es y se ha producido así y, aunque no nos viéramos, nada ni nadie lo podría evitar. Somos libres para amar. Y una vez que se conoce el verdadero sabor de la libertad que te da el amor, se cae en otra bendita esclavitud, la de “ser amor” en todo momento y situación. Cuando el amante y el amado se funden en una sola cosa, ocurre un milagro: el amor también se funde con ellos en una sola cosa, pues no se quiere perder semejante encuentro. Y ellos, que creían ser polos opuestos, se dan cuenta de que se contenían el uno al otro. Así es como ambos caen atrapados en el amor, y cuando se llega allí, nunca más se puede salir. El viaje al interior de uno mismo es maravilloso, porque aunque haya que atravesar tantas capas de mentiras, al final sólo se encuentra amor; no puede haber nada más. El miedo, el odio, la ira, la culpa, el resentimiento y todas esas cosas tan distintas a la felicidad, quedan fuera, porque ahí sólo hay amor. Encontrarse con la esencia es liberarse para siempre, porque la esencia es libertad que libera amor. 281 Pero, para hacer ese majestuoso viaje, hemos tenido que pasar por diversos tipos de esclavitudes. La esclavitud ha sido un bendito destino en este paso por el planeta Tierra y por esta Vida, pues es lo que nos ha permitido anhelar la libertad. El florecimiento es la esclavitud del soberbio. La dignidad es la esclavitud del niño inocente. El amor es la esclavitud del atrevido. Y la dicha es la esclavitud del ser travieso y juguetón que no se ha creído nada de lo que ha visto, pero ha jugado con todo. Tenía que hacerlo para trascender la ilusión. Y en este juego tenemos que atrevernos a ser esclavos de la belleza, de la bondad y de la sensibilidad; ser esclavos de la verdad, la humildad y la alegría; ser esclavos del esplendor, el poder y la risa; ser esclavos del inevitable destino de abrirnos, entregarnos y disfrutar. Benditas esclavitudes que nos conducen a la libertad. Me gusta la vida por muchos motivos, pero sobre todo por lo que sucede cuando se confía; es un milagro. Ser libre es encarnar la confianza hasta que se transforma en amor. Porque confiar es acompañar el impulso expansivo que nos lleva naturalmente hacia el rompimiento de los límites. La confianza sabe que no hay un final, que siempre hay algo más allá, que estamos confinados a atravesar fronteras. ¡Qué maravillosa paradoja! condenados a romper muros y a cortar cadenas. Y el amor sabe que no hay principio ni final, y que nada está separado, porque todo es una misma cosa. Por ello la confianza nos lleva hasta los confines, nos impulsa a salir de los muros aparentes, a pesar del miedo o de la culpa. La confianza tiene la capacidad de sacarnos de cualquier cárcel y el amor nos sensibiliza y nos impulsa a la intimidad, a ir hacia adentro. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Por otra parte, la confianza nos centra en nuestro poder y nos libera desde el interior, mientras que el amor nos conecta con todos y todas las cosas, desde esa confianza interior. He descrito la dupla “miedo-culpa” como fuente de gran poder para dominar y controlar, para condicionar y bloquear, pero ¿qué pueden hacer el miedo y la culpa en comparación a la confianza y el amor? Confianza y amor, ¡vaya pareja! Una dupla a la que le gusta jugar a sacarnos y a meternos, tantas veces como sea necesario, hasta que nos demos cuenta de que no hay nada fuera ni dentro. Porque no hay “fuera” ni “dentro”. En esta existencia sencillamente no hay límites ni fronteras, todo es una sola cosa. Llegar a concebir esto es la libertad. Tendremos que salir y entrar de un vientre a otro, de una vida a otra, de una dimensión a otra, de una cárcel a otra. Y, en el proceso, comprender cómo y dónde está la manera de liberarnos, saliendo de la rueda. Esa es la gran fuga. De los más de cincuenta libros que leí en prisión, el más grande es el “Libro de los Secretos”, y de ahí saqué unos cuantos textos maravillosos. Uno de ellos es este donde Osho, su autor, que también estuvo en prisión, dice: “Si la persona que amas va a visitarte a la cárcel, en el encuentro desaparece la cárcel. Los muros siguen estando allí pero no te aprisionan, los olvidas completamente porque os disolvéis el uno en el otro y os volvéis un sólo cielo en el que podéis volar. En el amor, la cárcel ha desaparecido, ya no existe. También puedes estar fuera de la cárcel, a cielo abierto, sin muros ni rejas ni ninguna atadura, pero sin amor, entonces estás en una cárcel y no tienes ningún cielo para volar.‛ 283 Me siento muy conmovido por todo lo que me está ocurriendo, por ver desde mi alma que el hondo vacío que hay en mí, es tan infinito como el abismo al que me arrojo cada día para volar en libertad. Tengo que caerme una y otra vez para elevarme. Esa es la ley a la que estamos sometidos los seres humanos. Caer para elevarnos. Elevarnos para caer. Salir para entrar y luego entrar para poder salir definitivamente a la libertad. El proceso es tremendo, pero acabaremos reconciliándonos con el todo, comprendiendo el sentido de la Vida. El espacio en donde sucede todo es el mismo. La conciencia nunca puede estar ausente, porque la conciencia es la presencia de un ser que sabe que no hay nada detrás, que todo está vacío, que la existencia está hueca. Pero viviendo en la esclavitud de la ilusión, atravesando la ignorancia transitoria de la inconsciencia, metiéndonos en la efímera pequeñez de nuestra existencia, podremos entrar al infinito de toda la existencia. Así es como retornamos al origen de lo que somos y de lo que es; a nuestro poder interior. Asumir ese poder que emana de uno mismo es la libertad. Elegir por y para uno mismo sin ser dominado ni controlado por nada ni nadie, es el poder de un individuo. El que elige desde su libertad tiene tal poder que, incluso, un día puede llegar a la mayor elección posible, “dejar de elegir”, y entonces fluye. La vida humana es una preciosa experiencia que esconde la oportunidad de vislumbrar el todo, el infinito, lo ilimitado, y meterse allí o, mejor dicho, retornar allí. Es una búsqueda tan asombrosa, los paisajes son tan sorprendentes, el viaje es tan apasionante, que sólo puedo decirte que estoy profundamente emocionado, consternado ante tanta grandeza y “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela tanta abundancia, y por haber podido comprender desde mi corazón que “lo he ganado todo”. Es tan inmenso este sentimiento de libertad que me posee, que no puedo seguir escribiendo ni una sola palabra. 285 EPÍLOGO Palabras hechas realidad Salir de la jaula del intelecto y liberar la conciencia Confianza. Una palabra de la cual podemos hablar y hablar, pero experimentarla, aunque sólo sea por un momento, tiene tal significación para una vida humana que resulta inimaginable, hasta que sucede. Muchos salen de la c{rcel en libertad condicional “con fianza”. Con fianza; con aval, con garantía. La confianza es el aval que da la vida a todo ser vivo, es la garantía de satisfacción. Y a no ser que confiemos en la sabiduría de la Vida, no podremos conocer su abundancia ni beneficiarnos de ella. La naturaleza nos lo muestra; hay millones de colores, infinitas formas, millones de especies vivas. Cada árbol da millones de semillas, existen millones de galaxias con millones de estrellas, soles y planetas. Y así es todo; millones y millones, infinidad por todas partes. Excepto en la pobre y miserable existencia humana, tal como la conocemos y la vivimos. Si tan solo se hiciera real por un momento la palabra confianza en un ser humano, su vida cambiaría para siempre. Porque cuando sucede un cambio real acompañado por la conciencia, la Vida cambia en un instante y ese instante puede durar toda la vida. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Un solo momento de confianza y comprensión produce tal liberación de conciencia, que ese momento pasa a ser eterno. Ahora comienza el arte de transformar todas estas palabras en realidad, de vivirlas, para que ellas nos ayuden y nos animen a liberarnos. Siento que falta muy poco para salir en libertad. Y por eso es que decidí escribir una carta de despedida de la cárcel de Valdemoro. “Independientemente de que me dejen o no salir de la cárcel, en este momento siento un profundo dolor por el error involuntario que han cometido un grupo de seres humanos al haber malinterpretado mi actividad, mi trabajo y mis intenciones. Me han acusado de ser líder de una secta, traficante de drogas ilegales, de utilizar la medicina indígena (el Yajé) con fines que pudieran dañar la salud de las personas. Ese grupo de personas que participaron para que yo llegara a estar casi un año en prisión, no me conocen ni han participado nunca en el trabajo que realizo. Por eso afirmo que han cometido un error involuntario, y no siento ningún rencor hacia ellos. Las personas que hicieron las denuncias, los policías, el fiscal y el Juez, no han hecho nada que pudiera dañarme a mí, simplemente me llevaron a prisión, lo que para mí ha sido como entrar a un monasterio de meditación y transformación. Y, aunque en algún momento de debilidad haya pensado que era injusto, me di cuenta de que todo era perfecto así, pues entré en un estado de armonía y paz con la Vida y con todo lo que ella me enviaba. Ahora siento en mi corazón el inmenso anhelo de que todas esas personas comprendan lo que hicieron, que se den cuenta de que los actos ignorantes crean sufrimiento, pero sobre todo en quienes los ejecutan. El prejuicio causa mucho sufrimiento. En lo que a mí respecta, he podido transformar el sufrimiento en enriquecimiento, y por eso declaro INOCENTES a todos los que han participado en mi arresto e intento de enjuiciamiento. 287 No les perdono, porque no hace falta, todo lo que hicieron era lo que tenían que hacer. No hay errores ni hay culpas. Tampoco hace falta el perdón. Simplemente os felicito, habéis hecho bien vuestro trabajo. No hay culpables, por eso es muy probable que la justicia vaya a archivar la causa por la que me acusan. Pero antes la archivo yo mismo. Para mí es una causa que nunca más se volverá a abrir porque la he arrojado en el infinito abismo del amor, ha caído en el divino olvido de la compasión. Me gustaría mucho que todas las personas que han participado, directa o indirectamente, en esta situación que me privó de libertad por casi un año, supieran que los libero de toda culpa; por si la sintieran. La culpabilidad, cuando es absorbida por la comprensión y el amor, se transforma en confianza. Ahora todos podemos seguir adelante con la vida que tenemos, pero confiando mucho más que antes. Todo esto nos ha ayudado a todos. Y aunque algunos no lo alcancen a ver ahora, más tarde o más temprano se darán cuenta de que están avanzando en el camino del amor y de la confianza, en franca dirección hacia la libertad total. A veces imagino que me encuentro por alguna razón con personas que me denunciaron, me investigaron o me juzgaron, veo que les puedo mirar a los ojos y siento una profunda paz. Nadie debe nada a nadie. Todo lo que ha sucedido es parte del juego de la comprensión. El que juega la Vida con todos nosotros, para que nos demos cuenta de que ella misma es un camino de reconciliación. Una maravillosa oportunidad que nos regala la existencia para encontrar la armonía en nuestro corazón. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Todas las religiones han tratado de ‚religar‛ al ser humano con Dios, pero es muy difícil, porque todavía no comprendemos que no hay otro Dios que la Vida misma. Lo que la Vida da o quita es ‚divino‛. Llegar a asimilar todo lo que recibimos como un préstamo de la Vida es el primer paso hacia la reconciliación. Todo está listo y servido en bandeja, la fiesta ha comenzado. ¡Nos hemos reconciliado! Vamos a festejarlo.‛ 289 Alberto José Varela salió de prisión el 15 de febrero de 2010. Le pidieron una fianza de 3000 Euros. La fiscalía pidió una condena de 5 años de prisión, aunque carecía de elementos esenciales para la tipificación del delito. Fue absuelto en juicio oral en la audiencia provincial de Madrid en 2011. Desde el día 11 de Marzo del 2010 comenzó a presentar este libro en diferentes librerías y centros terapéuticos de España en donde está compartiendo sus experiencias y un mensaje de aceptación incondicional y gratitud ante la Vida. ‚Entre las aparentes rejas que me encarcelaban, crecieron brotes de conciencia latentes dentro de mí; se elevaron tan alto que llegaron hasta ese lugar donde deja de haber límites‛. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela A los pocos meses de salir de la cárcel, Alberto hizo un viaje por América del sur, visitando chamanes en Colombia y contactando nuevamente con la Ayahuasca. En Bolivia conctactó con Roger Choque, un Yatiri en la Isla del Sol, que le inspiró a un retorno mucho más expansivo y creativo en su trabajo con personas. Tardó casi 2 años en volver al trabajo psicoterapéutico con ayahuasca. Antes de entrar a la cárcel había reunido lo aprendido en las prácticas chamánicas y orientales junto a su experiencia personal, para crear la No-Terapia, un método que ahora vuelve a utilizar, pero con la conciencia de que es insuficiente. En dicho método propone desenmascarar la mentira personal y las creencias que tenemos acerca de lo que somos, planteando la posibilidad de vivir sin máscaras. Este trabajo lo desarrolla en un clima de humor, profundidad e improvisación, cuestionando de manera sistemática y sorprendente, la supuesta libertad en la que creemos vivir. Utiliza la confusión como método, el caos como camino hacia la luz y la confrontación como un disparador que activa la conciencia individual. Afirma, y además demuestra, que tomando conciencia de la ilusión y la mentira, sucede el milagroso encuentro con la verdad. Aunque es un abordaje muy efectivo y mucha gente lo requiere para realizarlo, Alberto solo lo está practicando de manera privada en los grupos que organiza en países de América y Europa donde realiza Retiros de evolución interior con uso psicoterapéutico de Ayahuasca. En el año 2011 funda Yatiri, un restaurante ecológico, uniendo en una decoración intimista, el estilo chamánico y budista, donde se ofrece comida sana en un ambiente saludable y acogedor. 291 Pero una serie de acontecimientos precipitan su retorno contundente al contacto con personas que le buscan y quieren realizar procesos de sanación y crecimiento personal. Desde el año 2012 vuelve a realizar el trabajo de desarrollo humano en el que integra medicinas chamánicas con diversos métodos psicoterapéuticos y de autoconocimiento mediante el Programa de – retiros de evolución interior, pero además lanza en Internet varias páginas de Facebook a las que se suscriben más de 100.000 personas en pocos meses, y a través de las cuales realiza una convocatoria mundial en el 2013 comenzando una gira por Europa y América, dando conferencias y haciendo talleres de evolución personal relacionados con el chamanismo, la ayahuasca, la sanación y la expansión de la conciencia. Estas son las nuevas creaciones de Alberto con las que está expandiendo nuevos modelos de superación personal: Sanación Trascendente es un sistema de sanación del alma de quienes se dedican a otras personas. Una propuesta desafiante para sanadores, terapeutas, facilitadores que reconocer la necesidad de actualizarse, profundizar y estar a la altura de lo que requiere el mundo y los buscadores de esta época. Primera Escuela Ayahuasquera de Europa es un programa de formación e iniciación para personas que sienten la llamada de trabajar con la ayahuasca. Por ese motivo retorna a la selva colombiana para montar un centro de tratamientos y experimentación en el trabajo psicoterapéutico con ayahuasca, y para ello compra junto a 5 amigos un hotel en Mocoa, dentro de la selva colombiana. Todos los meses se organizan viajes al encuentro con chamanes y en la selva para tomar ayahuasca. La Escuela ya tienes sedes en Alemania, Italia, España y México. “Desde la Cárcel, desde mi Libertad” Alberto José Varela Juego de la Comprensión, creado en la cárcel para arrojar luz a las cuestiones más complejas de la vida humana. Lo ha utilizado con muchos presos, que en momentos difíciles le pedían ayuda. Y ahora lo utiliza para todo tipo de persona que necesita orientación y claridad en la toma de decisiones. Es un macro tarot de 999 cartas hechas a mano una a una, con un mensaje e indicación clara para mentes que no pueden comprender determinados asuntos de la vida. Maestría Interna es un taller en el que invita a los participantes a dejar atrás las búsquedas externas y a los gurús o guías que están fuera, para ir al encuentro del gran maestro interno que todo ser humano tiene y que tanto le cuesta encontrar. Estos talleres de superación y crecimiento van dirigidos a personas abiertas al cambio y a la evolución, a familias que anhelan vivir en el amor y la libertad, a niños que necesitan reír y aprender jugando y divirtiéndose, y a todo tipo de seres humanos que están dispuestos a disfrutar sencillamente siendo lo que son. En estos encuentros se ofrece la posibilidad a personas que quieren comenzar a trabajar con autoayuda y autoconocimiento, para que entreguen a la Vida la riqueza con la que han nacido. A raíz de que el crecimiento exponencial de seguidores en redes sociales y en su blog personal, Alberto funda la comunidad Ayahuasca Internacional que al momento de la edición de este libro cuenta con más de 300.000 fans en más de 40 páginas en 10 idiomas. La empresa legalmente constituida que dirige Alberto es INNER MASTERY INTERNATIONAL S.L. la primer multinacional dedicada al trabajo psicoterapéutico con ayahuasca, con sede en Alemania, España, Italia y México. 293 En este momento su organización internacional es una de las más grandes y a la que acuden la mayor cantidad de gente, también es uno de los hombres más controvertidos, atacado y difamado en el mundo chamánico-ayahuasquerol, las razones pueden ser muchas, pero lo cierto es que está revolucionando el trabajo que se venía haciendo desde siempre, tanto dentro de la comunidad chamánicaayahuasquera como psicoterapéutica y espiritual. Todos sus textos puedes encontrarlos en su blog personal. Próximamente se publicarán los libros: Crónica de un Vagabundo Espiritual Al ABC de la Ayahuasca Ayahuasca & Psicoterapia Para contactar con Alberto José Varela: www.albertojosevarela.com (blog y página web) albertovarelaes@yahoo.es