EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL DE VENEZUELA El 30 de Julio de 1988 Señor Cardenal, Señores Obispos, queridos sacerdotes, hermanas y hermanos todos Ustedes habrán visto muchas cosas en este mundo. Supongo que sí. Aquí hay personas muy experimentadas. Pero no sé si habrán visto alguna vez a un pobre españolito, a un cristiano como yo, asustado. Y, si, además es calvo y viejo y feo, imagínense ustedes. Yo, sinceramente, estoy emocionado. Nunca he podido acostumbrarme a las cosas del Señor. Yo no puedo dejar de pensar en una cosa, cuando veo estas cosas así, estas cosas que no quiero llamar masivas, porque son personales, de uno a uno; no puedo dejar de pensar en una reunión de grupo. Me gustaría, en lugar de estar aquí, estar al lado de cada uno de ustedes, compartiendo una reunión de grupo profunda, auténtica, viva, humana. Esto me gustaría mucho más. Cuando yo me encuentro algo así, que no es siempre, ni muchísimo menos, no puedo dejar de pensar que los Cursillos son como una catedral, en que las piedras que aguantan más, las que aguantan más peso, nunca se ven, nunca aparecen. Aparecen las otras, las que están más arriba. Pero yo diría que en estos momentos se necesita y precisa que nos acordemos de todos los que en realidad, en el Movimiento de Cursillos, han sido los artífices de esta victoria, los que nos han permitido ver todas estas cosas: los presos, los abandonados, los desgraciados, la gente que ha sabido ofrecer el sacrificio vivo, el sacrificio entrañable de su padecer, por el éxito espiritual y apostólico del Movimiento de Cursillos. A mí a veces me duele haber sido testigo de tantas cosas. He visto, lo he visto, sí, morir a alguien, a algún joven que estaba diciendo: ¡Por Cristo, por la Virgen, por el Movimiento de Cursillos, para que den a conocer a Cristo y la Virgen al mundo! Yo creo que esta oración se está cumpliendo, cuando se ve un acto de este calibre y de esta categoría. Y lo que más me gusta es, además de ver a esta gente reunida, lo que hay en la inteligencia y en el corazón de esta gente que está reunida. © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca - Spain 2/6 Yo le pregunto al Señor siempre: Pero Señor, ¿qué te has propuesto? ¡Permitirme poder estar con estos delegados, poder estar con estas gentes que representan a tantos países! En el Encuentro hemos vivido una fraternidad y hemos vivido una comunidad. Y, como decía el amigo Mario, hemos estado en un santo diálogo para ver cómo acertamos mejor en esto del Movimiento de Cursillos. Yo les diría a ustedes, que el Movimiento de Cursillos da (sin presumir) la mejor noticia. No hay otra mejor. Que Dios nos ama. Y esto ha de llegar a todo el mundo (aplausos). Es la mejor noticia, repito, que Dios nos ama. No hay otra mejor. ¡Dios en Cristo, nos ama! ¡Nos ama a cada uno en particular! Y es la mejor noticia, comunicada por el mejor medio. Los hombres hemos inventado muchas cosas. Yo no he inventado ninguna; pero ¡hay tantas gentes que han inventado tantas cosas! (la informática, los jets, tantas cosas como hay en el mundo). Pero los hombres no han inventado algo tan maravilloso, tan bonito, algo que puede llegar tan hondo al corazón de cada una de las personas, como es la amistad. Pues el Cursillo es la mejor noticia: que Dios, en Cristo, nos ama, comunicada por el mejor medio que tenemos los hombres, que es la amistad. Y comunicada hacia lo mejor de cada uno, y lo mejor de cada uno es su ser de persona, su capacidad de convicción, su capacidad de decisión, su capacidad de constancia, y esto es lo que quiere ser el Movimiento de Cursillos: La mejor noticia, comunicada por el mejor medio, hacia lo mejor de cada uno. Y, cuando le llega a uno esta noticia y va siendo fiel a este mensaje, siente en sí mismo y sintiera en los demás, porque si lo sintiera solamente en sí mismo no sería completo, un Cristo vivo, normal, cercano. Y este Cristo vivo, normal y cercano, cuando tiene una correspondencia auténtica, viva, entrañable en el corazón de cada uno, no se queda quieto; ve el vacío de Cristo en los demás y hace todo lo posible por contagiarles su Cristo. No para imponer. Yo creo que, en el mundo de hoy, no hay puesto para lo impuesto, nunca intentamos imponer a nadie cosas o ideas; lo que interesa es contagiar a los demás el Cristo que estamos viviendo. Y a veces, yo diría, que hay personas (no todos somos iguales; gracias a Dios, todos tenemos una cara distinta: el mundo sería muy triste, si todo el mundo fuera tan feo como yo ¡por favor!)… yo diría que hay personas que toman a la ligera todo lo cristiano, en lugar de centrarlo en el eje de su persona, lo toman como para pasar el rato. Es gente que habla de Dios, pero sin que la cosa les llegue adentro. Hablan de Dios y toman el mensaje, como para pasar el rato. Otros lo toman como un rito. Sí. Como un rito. Estos se entienden muy bien con Dios; pero no se entienden con los demás. Es decir: en lugar de hablar de Dios, estos hablan con Dios. Otras veces, en lugar de hablar de Dios, hablan de ellos mismos. Hay otros que toman lo cristiano como un reto. Y estos son los que lo entienden. Como un reto. EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL VENEZUELA © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca – Spain 3/6 Hemos dicho rato, rito y reto. Los que toman como reto son los que dejan hablar a Dios; y, cuando en la vida de cada uno se deja de hablar a Dios, nunca sucede lo mismo, todo es nuevo. ¡La Gracia de Dios es creativa! ¡El Evangelio es fabuloso! Yo creo que hay demasiado Evangelio para tan poco mundo. Lo hemos de esparcir por todas las encrucijadas de todos los caminos, para que llegue a todos los corazones. El rato, el rito el reto. No nos quedemos en el rato. No nos quedemos en el rito. Entremos en el reto. Y luchemos. Como luchaba Job, que dice la Escritura que estaba, nada menos, que luchando con Dios. A nosotros los seglares nos resulta a veces muy difícil que la vida nos lance al acantilado de las realidades del mundo. Hay que tener un criterio profundamente Cristiano. Cuando el criterio cristiano está en el eje de la persona, nunca pasa, nunca pesa y nunca pisa. No pasa, porque no pasa nunca, dura siempre, permanece, permanece en uno, porque está en el eje de la persona. Aparte de eso no pesa, porque lo lleva uno en el centro. No le pesa porque son cristianas sus maneras, su talante, su vida. No es una cosa superpuesta. Yo diría que lo que intentamos, no nosotros, sino todos los cristianos, es meter en la médula del mundo, en la médula de las personas, lo cristiano, para que nos convenzan con comportamientos, para que no nos convenza una convicción. Esto es lo que se puede contagiar, una convicción. Y tampoco pisa ninguna de las cualidades verdaderas, auténticas, vivas. Cada uno tiene sus cualidades. Vamos diciendo por ahí que cada uno tiene sus cadaunadas y es bueno que tenga cada uno sus cadaunadas. Si no, el mundo sería muy aburrido. Hemos de estar unos con los otros. ¡Estando con los otros a veces lo pasamos tan bien! Estando con los otros, nos amamos por y nos amamos para, porque nos hacemos compañía porque nos comprendemos. Pero a veces tenemos la necesidad de amar a pesar de, o precisamente por, precisamente porque somos cristianos y porque queremos serlo en las duras y en las maduras, aunque a veces no lo pasemos tan bien y hemos de saber ofrecerlo a Dios. ¡Cuántas veces uno va ante el sagrario para compartir allí la pena que le aflige, la cosa que le nubla! Entonces parece que no oímos nada. Pero, si escuchamos un poco más adentro, oímos que el Señor quiere que redoblemos nuestra fe, para podernos redoblar nuestro mérito. ¡Qué bueno es el Señor! Al Señor le hemos de amar por y para. Porque lo ha hecho todo. Porque es formidable. Yo estaba pensando, cuando venía en el autobús, esta cosa tan maravillosa que es la nación de Venezuela. El Señor me hizo la gracia de conocer algunas ciudades de por aquí hace sólo unos años. Y yo pienso aquello que decían de ser ciego en Granada, que dice un poema español. Yo creo que ser ciego en Venezuela debe ser muy triste, por no poder ver todas estas maravillas… Pero uno descubre que en el corazón y en la inteligencia de cada uno Dios ha puesto maravillas mucho mayores, mucho mayores. EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL VENEZUELA © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca – Spain 4/6 Tenemos una gran misión. Hablamos a veces de vertebrar cristiandad. Y es verdad. Hay que vertebrar. Pero lo que propiamente queremos es que la cristiandad esté vertebrada, que esté viva, que avive, que contagie. Pero por favor, yo diría también que la humanidad está ya vertebrada. Lo que pasa es que está vertebrada con unos fines que no son del Señor. Sin imponer, sin demostrar (que ya hemos demostrado demasiadas cosas), sino mostrando, mostrando con nuestros gestos, con nuestro talante, con nuestra energía, con nuestro espíritu, que el Señor, lo sabemos cierto, está entre nosotros. A mí me gusta mucho esto de vertebrar cristiandad. Tenemos unas posibilidades fenomenales, por ser cristianos. El mundo está en nuestras manos. Pero el mundo es de Cristo y lo hemos de devolver a Cristo. Todo está en lograr que todos sean amigos de Dios. Pero a veces… Hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios. La imagen corre por cuenta de dios. Todos reflejamos la imagen de Dios. Pero ¿quién puede reflejar la semejanza? Y yo creo que hemos de hacer todo lo posible, para que lo imposible lo haga Dios. Y, sobre todo, hemos de tener en cuenta una cosa del Evangelio: Jesucristo manda: empezando por Jerusalén. Yo diría por la Jerusalén de nosotros mismos, de mi mismo, de cada uno mismo. Y después, por la Jerusalén de las personas que están en torno, para llegar a toda esta Jerusalén que tiene que significar todo el mundo, hasta que esté fermentado todo en cristiano. Pero, empezando por nosotros. Quizás los cristianos, a veces, precisamente si queremos ser apóstoles, si nos inquietan las verdades que hay en el mundo de hoy, debemos recordar que hoy hay gente que lo pasa muy mal (y no hemos de pensar que nosotros, porque estamos juntos aquí, lo pasamos bien). Porque nosotros somos cristianos no podemos olvidar que la gente lo está pasando mal. Queremos arreglar el mundo. Queremos arreglarlo todo. Queremos arreglar a todos. Pero a veces hablamos de ellos; de ellos, los drogadictos; de ellos, los alcohólicos; de ellos, los no creyentes; de ellos, los separados… Yo creo que nosotros nos hemos de preocupar de ellos no sólo de palabra, sino también en nuestras oraciones. Pero que ese nosotros sea verdadero. Cuando un nosotros se compone de yos, de personas cuya convicción es cristiana aunque estén aisladas, en la realidad de su vida, su decisión es también cristiana. No se decide uno por amor propio, no se decide uno porque quiere hablar de Dios sea como sea. Una persona se decide porque escucha a Dios en el silencio. Cuando uno se decide así, puede contagiar a Dios aún cuando las cosas en el estruendo del mundo no estén tan silenciosas como nosotros queremos. Yo quisiera hacer una reunión de grupo interminable con todos ustedes. ¿Ustedes han comprobado cuántas veces podemos decir, sin presumir, que, gracias al instrumento de los Cursillos, la gente se halla a tres días de Dios? Uno llega a un Cursillo y a veces se da cuenta de que Dios existe. Después se pone en el área de lo cristiano y se da cuenta de Dios insiste. Y después, cuando vive lo cristiano un poco más profundamente y juntamente con los hermanos, siente que es Dios el que asiste. Por aquello de cuando dos o más se reúnan en mi nombre… Y, cuando una persona, una persona convencida lo comprende, adquiere constancia en su convicción, en su decisión. Y esto, diría yo, es imparable, es contagiable. EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL VENEZUELA © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca – Spain 5/6 El hombre de hoy es verdad que está muy apartado. Pero hay que ver que, cuando el hombre de hoy se da cuenta de que Dios le tiene en cuenta, se acabó el cuento, entonces se dedica a ser cristiano como los necesita Cristo, en espíritu y en verdad. Yo no quiero alargarme, porque estaría aquí hablándoles a ustedes… Pero me gustaría más que ustedes me hablaran a mí. Sinceramente. Estamos en el Año Mariano. ¡Qué posibilidad más bonita! Una de las cosas que más me impresionaron en el Encuentro (y lo quiero compartir con Uds.) fue cuando los delegados hicimos una improvisación de las letanías y cada uno invocó a la Virgen de su ciudad. Fe un desfile de vírgenes fabuloso, bonito. ¡Estoy seguro de que aquello le gustó mucho a la Virgen! Pues yo le pediría a Uds. Una cosa, conquistar al mundo, ir a los hambrientos, arreglar las estructuras. Eso sí: empezando por nosotros mismos y por las personas de nuestro entorno. Yo quisiera que cuando Uds. Regresen a sus casas, todos los vecinos los encuentren más simpáticos, porque han tomado este baño casi diría, o sin casi, ecuménico de las cosas cristianas. Hemos estado en contacto unos con los otros. El mandamiento de amor al prójimo significa hacerse amigo del cercano. Empecemos por la Jerusalén de lo nuestro. Y sigamos por la Jerusalén de los cercanos. Yo soy un enamorado de la Virgen. No es que haya descubierto una advocación nueva; pero me atrevería a decirles a Uds. Que encomienden a Santa María del Detalle, a Santa María del detalle bonito, a Santa María del detalle concreto. Si. A Santa María del detalle que tiene fe, del detalle que tiene esperanza y del detalle que tiene esperanza y del detalle que tiene caridad. Pídanle que los enseñe a soltarse en la vida, detalle a detalle. Para que las personas que están cerca de Uds. Puedan decir que es verdad, cuando les transparenten al Cristo que vive en Uds.; puedan pensar que la vida es bonita, que la gente es importante, que la vida tiene sentido y que vale la pena vivir, porque Cristo ha resucitado en todos nosotros. No estemos tristes, encomendémonos a Santa María del Detalle, para llevar, detalle a detalle, el Evangelio, primero en nosotros, después en los otros que están cerca de nosotros. Porque los elogios de las personas que están cerca son los elogios que más valen. Es fácil soltar un rollo, emocionados, como yo lo estoy haciendo. Es fácil hablar de Cristo… Pero dejemos hablar a Cristo. Y ya verán todos Uds. Que todo lo que parece problema se esfuma… Habrá problemas. Pero también habr´ña cristianos que sepan resolverlos en cristiano, haciendo que el mundo sepa de verdad que Cristo verdaderamente ha resucitado. Que Santa María Virgen nos ayude a todos. Y que Santa María del Detalle nos ayude a vivir del detalle diario, concreto, de la amistad con todos, para que todos puedan decir que el mundo es más bonito, porque hay cristianos que se toman en serio el Evangelio. ¡De colores! EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL VENEZUELA © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca – Spain 6/6 Este desvío tan frecuente y tan dolorosamente experimentado tantas veces, ha sido y sigue siendo, la causa principal por la que el Movimiento de Cursillos, muchas veces no haya producido o no produzca, EDUARDO BONNÍN EN LA II ULTREYA NACIONAL VENEZUELA © Fundación Eduardo Bonnín Aguiló www.feba.info – Mateo Enrique Lladó 3, 2ºB – 07002 Palma de Mallorca – Spain