De regreso en Roma en el mismo año 180, Cómodo se entregó con

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De regreso en Roma en el mismo año 180, Cómodo se entregó con pasión desenfrenada a
las diversiones, dejando que se ocuparan del gobierno sus favoritos: el prefecto de los
pretorianos y otros. Sus contemporáneos tenían la impresión de que en la persona de
Cómodo se habían reencarnado los peores representantes de la dinastía de los JulioClaudios: Calígula y Nerón.
Cómodo adoraba los espectáculos y los
combates de gladiadores y no se limitaba a
ser sólo un simple espectador. Cubierto con
una piel de león y armado con un garrote,
gustaba hacerse el Hércules bajando a la
arena, en donde golpeaba a personas y
animales indefensos. El Imperio se cubrió de
estatuas de Cómodo-Hércules, y en Roma se
fundó un nuevo colegio de sacerdotes para el
culto del nuevo dios...
En el 183 se descubrió un complot contra su vida del que formaban parte su esposa
Crispina y su hermana Lucila. La represión fue sanguinaria y hubo numerosas condenas de
aristócratas. Perdido el apoyo de la nobleza, Cómodo empezó a hacer una política
demagógica tendente a ganarse a los soldados y a la plebe. Aumento de los sueldos, toda
clase de concesiones a los pretorianos, espectáculos en el circo, distribución de víveres y
regalos, eran los viejos y probados medios para realizar esa política. La consecuencia fue
un relajamiento catastrófico de la disciplina.
Tras haber sacrificado a varios prefectos de los pretorianos, y varias sublevaciones de los
soldados y de la plebe, la situación interna del Estado era extremadamente grave. En Italia,
grupos de bandoleros aterrorizaban a la población; en Galia, en el 187, el ex soldado
Materno había organizado todo un ejército de esclavos fugitivos y desertores y saqueaba no
sólo la Galia sino también España, llevando su audacia a atacar incluso las grandes
ciudades. El movimiento de Materno alzaba la bandera de la defensa de todos los
oprimidos. Por fin Materno, derrotado en Galia, decidió poner en práctica un plan de enorme
audacia: disfrazado, pensaba presentarse en Roma con su gente de confianza, matar al
emperador y apoderarse del poder. Pero el complot fue descubierto gracias a la traición y
se produjo una nueva oleada de condenas.
Cómodo continuó con sus extravagancias. Llegó hasta el punto de presentarse en público
como gladiador y mudarse a un cuartel. La corte ya no pudo soportarle más y en el 192 fue
organizado un nuevo complot por el prefecto de los pretorianos, Q. Emilio Leto, y por la
propia favorita del emperador, Marcia. El primero de enero de 193 Cómodo debía asumir el
cargo de cónsul vestido de gladiador, pero la noche anterior fue asesinado en el cuartel de
los gladiadores.
S.I. KOVALIOV, Historia de Roma
Gladiator. EE UU. 2000. Color. Director: Ridley Scott. Guión: David Franzoni, John Logan
y William Nicholson. Fotografía: John Mathieson. Intérpretes: Russel Crowe, Joaquin
Phoenix, Connie Nielsen y Oliver Reed. Duración: 155'. Premios Oscars 2001: 12
nominaciones y 5 oscars : a la mejor película, al mejor actor protagonista, diseño de
vestuario, sonido y a los mejores efectos especiales.
SINOPSIS:
Gladiator cuenta la historia del general romano Máximo (interpretado por Russell Crowe),
hombre de confianza del emperador Marco Aurelio (Richard Harris). Cuando Máximo
regresa victorioso del campo de batalla, soñando con reencontrar a su esposa e hija tras el
combate, se encuentra con que Marco Aurelio le ha reservado el honor de heredar la
corona del imperio. Pero entonces entra en juego su hijo, Cómodo (Joaquín Phoenix), que,
celoso, mata a su padre y ordena la ejecución del general Máximo y su familia. Aunque el
protagonista consigue escapar, a partir de entonces se convierte en gladiador y sólo vive
para vengarse de Cómodo.
RODAJE:
La película fue rodada en la isla de Malta. Los bosques germanos de la primera escena,
una batalla contra los bárbaros, eran en realidad frondosos parajes de Inglaterra y las
secuencias de la escuela de gladiadores se rodaron en una casbah marroquí. Todos estos
escenarios recrean el esplendor de la antigua Roma sin escatimar en lujos. De hecho, se
trata de una de las producciones más caras de la historia, con un presupuesto de más de
16.000 millones de pesetas que podían haber sido más de no mediar la tecnología.
Durante el rodaje se produjo un triste suceso: la muerte de Oliver Reed, el actor que
interpreta al entrenador de Máximo, que sufrió un ataque al corazón. Sin embargo, cuando
falleció ya había rodado casi todas sus escenas, y sólo fue necesario digitalizar su imagen
en un plano.
EL DIRECTOR: RIDLEY SCOTT
Scott asegura con firmeza que los personajes de cartón-piedra son incompatibles con el
cine que ha querido hacer y que ha hecho hasta ahora, desde Los duelistas, basada en un
relato de Joseph Conrad y realizada en 1977 (premiada en el Festival de Cannes) hasta la
celebrada Blade Runner, de 1982, o la menos aclamada Thelma y Louise, de 1991. Aun
así, Scott advierte a los espectadores: "Espero que nadie busque la cronología exacta
de la historia, porque es un guión que, además de ofrecer espectáculo, afronta la idea
de la muerte entendida como reencuentro con el propio espíritu".
El director británico no cree que Gladiador sirva para resucitar un filón de filmes ya
sobradamente explotado: "Pienso en La caída del Imperio Romano de Anthony Mann, el
Ben-Hur de William Wyler, el Satyricon de Federico Fellini... Lo que me intriga es
saber si los espectadores harán alguna comparación entre mis gladiadores y los
mitos que encuentran hoy las masas en el terreno más bien violento del deporte, de
la política o de la vida cotidiana. Precisamente, el poder surge en la arena (entendida
como ruedo mortal), es ahí donde los hombres, con todas sus contradicciones, sus
zonas de sombra y sus sueños, se enfrentan entre sí".
EL PROTAGONISTA: RUSSELL CROWE
Crowe se ha tomado muy en serio su dramático papel, pero intenta también distraer al
espectador. "Me he preparado para interpretar a este general recordando lo que me
divertí cuando era pequeño con las hazañas de Espartaco o de Ben-Hur", dice el actor.
En Gladiador, Crowe, de 35 años, aparece en plena forma física y con 23 kilos menos de
los que le lastraban en su papel de El dilema. Crowe, uno de los solteros de oro del cine
actual, ha construido su carrera con papeles enormemente diversos. Desde el policía de
sonrisa irónica de L.A. Confidential al jugador de hockey de Mistery, Alaska, hasta el
gladiador Máximo acosado por los deseos de venganza.
LA CRÍTICA HA DICHO:
Se puede decir que el héroe de Scott es tan de su época como de la nuestra: hombre
hecho a sí mismo, venganza, amor, honor, corrupción de poder... y que representa, en fin,
todas esas cosas que tanto gustan en Hollywood. (Antonio Ródenas, La guía del ocio)
Es magnífico el sonido y la
luminosidad; perfectos sus bien
estudiados encuadres, los picados,
los fundidos y los travellings aéreos,
donde tu vista se eleva y vuela
vertiginosamente por encima del
Coliseo, de los templos, de las
murallas. Pero enseguida te viene la
duda de si estás en un escenario real
o en una pequeña habitación ante
una pequeña pantalla de un pequeño
ordenador que mezcla todo, y todo lo
hace grande. Y cuando ves esos
ejércitos tan numerosos que se
pierden en el horizonte o el anfiteatro tan abarrotado de gente te surge la duda también de
si son reales o virtuales. (Olga Álvarez, Guillermo Aguado y Fernando Iturrate, Cinemanía)
LA HISTORIA VERDADERA:
En marzo del 161 el emperador Antonino Pío murió dejando el poder a su hijo adoptivo
Marco Aurelio, que asoció el gobierno a su hermano de adopción, Lucio Vero. De hecho,
reinó Marco Aurelio, "el emperador filósofo", pues el hermano era un nulidad y, además,
murió en el 169.
A Marco Aurelio, muerto en Vindobona (Viena) en marzo de 180, en una campaña contra
los bárbaros, le sucedió en el trono su hijo, Cómodo (180-192), nombrado correinante ya
desde el 176. El hijo era todo lo contrario del padre: disoluto, indolente, frívolo; sólo tenía
una preocupación: terminar la guerra lo más pronto posible para regresar a Roma. Cuando
Marco murió, Cómodo tenía 19 años. La guerra continuó aún algunos meses, luego el
emperador concertó con los bárbaros del Danubio una paz ventajosa para ellos (hasta les
prometió un «regalo» mensual en dinero).
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