ODA A LA POBREZA Esteban: Dígame, ¿a quién le parece usted, se le ocurriría escribir algo así como lo que le voy a leer a continuación? Cuando nací, pobreza, me seguiste, me mirabas a través de las tablas podridas por el profundo invierno. De pronto eran tus ojos los que miraban desde los agujeros. Las goteras, de noche, repetían tu nombre y tu apellido o a veces el salto quebrado, el traje roto, los zapatos abiertos, me advertían. Allí estabas acechándome tus dientes de carcoma, tus ojos de pantano, tu lengua gris que corta la ropa, la madera, los huesos y la sangre, allí estabas buscándome, siguiéndome, desde mi nacimiento por las calles. Ezequiel: Yo puedo contestarte esa pregunta. En primer lugar, a mi me hubiese encantado escribir este poema, pero no tuve ese privilegio. El autor es chileno, se llama Pablo Neruda, de quien hemos hablado en otros programas y que es premio Nobel en Literatura. Hoy nos meteremos en un poema que no es menor dentro de su producción y está dentro del ámbito de lo menos conocido; sin embargo, es uno de los libros más importantes que él tiene, y críticamente más alabado, que son las Odas fundamentales. Las odas son poemas que se escribían para ser cantados – no con la idea de ser leídos – y que se utilizan para ensalzar o alabar a una persona. De manera que él escribió una serie de Odas, muy disímiles entre sí, cantando sus alabanzas, a determinados objetos o situaciones de la vida cotidiana. Escribió una oda a los libros, pero también escribió una Oda a la cebolla… Escribió odas a otros poetas, y a muchas otras cosas y personas. Neruda es muy capaz de escribirle a cualquier cosa y para demostrarlo escribió este libro llamado Odas fundamentales. Dentro de las cosas más elementales y comunes de la vida, decidió escribir una oda a la pobreza. Por supuesto, que no se trata de una alabanza a la pobreza. Es más bien una interpelación bastante agresiva, hacia ella, es uno de los poemas tal vez más fuertes y con más compromiso social dentro de la obra de Neruda, y es absolutamente distinto a otros poemas de corte amoroso por los cuales es más reconocido. El recurso básico de esta oda, es la personificación, él le dará una entidad de persona a la pobreza. Por eso en un momento va a decir, que la pobreza tiene ojos y no mira, y se va a dirigir directamente a ella como si ella pudiera escucharlo. Esto le permite interpelar a la pobreza, y darle una entidad que no tiene. Sabemos que la pobreza es producto de determinadas decisiones de carácter político y económico. Pero, ¿qué le dice Neruda a la pobreza? “Cuando nací, pobreza, me seguiste” hay un concepto de que la pobreza es como una persona que nos sigue y no nos abandona. Es algo muy propio del continente latinoamericano. Hay un cuento que se llama: “Los sabuesos del destino”. Estos son la miseria y el desamparo, porque dice el autor, son como sabuesos: nunca nos dejan como el sabueso que persigue el rastro y nunca lo pierde. Y para Neruda la pobreza es más o menos lo mismo, nos sigue el rastro, no nos deja, no nos abandona, es un concepto duro, profundamente triste que nace del corazón de América del sur, que atraviesa nuestras avenidas y calles. Luego dice: “me mirabas por las tablas podridas del profundo invierno…” Sin duda que nunca es bueno ser pobre, pero ser pobre en invierno es durísimo. Aquí refleja esa dureza que tiene la pobreza en el invierno, esa casa con las paredes agujereadas, ese invierno profundo que se va metiendo en las casas y corazones de las personas, y él dice, “me mirabas cuando nací”. Habla de un bebé que está en una situación contraria a la que debería ser, que está pasando frío desde el momento de su nacimiento, que brutal realidad que viven nuestros pueblos relacionados con la miseria y como Neruda, en una casa con agujeros, hechos con tablas y con maderas, logra mostrar la brutalidad de la pobreza. Luego dice: “de pronto eran tus ojos los que miraban desde tus agujeros”. Esteban: Como alguien que nos mira furtivamente y nos asusta. Ezequiel: Exactamente, la gran frase del poema: “las goteras de noche, repetían tu nombre y tu apellido”. La gotera, símbolo de pobreza y desamparo, una que es permanente, dice que “repetía por las noches”, dando a entender que por las noches y en invierno es mucho más dura que en cualquiera otra situación. Afirma, “repetían tu nombre y tu apellido” “o a veces la ropa rota me advertía” que soy pobre, que no tengo la posibilidad de tener un determinado pasar económico porque estoy viviendo en el desamparo. Luego continúa diciendo: “Allí estabas acechándome como un sabueso que no me deja, que desea el mal de la otra persona. Tus dientes de carcoma” y esa es una frase brutal, uno intenta imaginarse a una persona con los dientes carcomidos o mal estado. Lleva a la pobreza a su verdadera dimensión, dice que la lengua de la pobreza corta la ropa, la madera, los huesos, la sangre, llega al interior de la persona, la pobreza no es una condición material, es una condición espiritual eso es lo que está diciendo, una persona pobre es una persona que ha sido despreciada por la sociedad, no ataca solamente lo material la pobreza, sino que es el signo que hay una sociedad que no se interesa por la condición del pobre. La pobreza es el símbolo de que la sociedad se basa en la desigualdad, es el símbolo de que estamos espiritualmente podridos. La pobreza es algo que finalmente nos termina contaminando. Esteban: Es tan gráfica esta descripción que hasta en los países más desarrollados, es más fácil encontrar pobreza en personas que han caído del sistema, o que por diferentes razones, aún en medio de esa opulencia están viviendo ese tipo de cosas que describe el poema. Ezequiel: Por supuesto, y es muy atinado lo que decís, porque si bien Latinoamérica, tiene dentro de su ADN la miseria – tristemente lo decimos. A pesar de eso, también sabemos que en países teóricamente desarrollados, hay mucha gente que vive en la pobreza, porque la pobreza no es una cuestión material, es una cuestión espiritual, no es meramente un fallo en el cálculo económico, es un desprecio por el prójimo, es un desprecio por la persona que está al lado mío, donde los gobiernos buscan las salidas más fáciles, buscan las soluciones, pero no buscan un cambio radical en cuanto a su forma de ver al hombre, de entenderlo y comprenderlo, porque es más que una forma de pensamiento, es una problemática que necesita un cambio espiritual profundo. Esteban: Hacemos una pausa, estamos hablando de esta Oda a la Pobreza, de Pablo Neruda, y ya continuamos con otra parte del poema para demostrar qué es lo que reflejaba el poeta chileno. PAUSA. Esteban: Estamos mirando la Oda a la Pobreza de Pablo Neruda, y dando un verdadero tijeretazo al poema, vamos a avanzar a la última parte. Ahora, pobreza, yo te sigo. Como fuiste implacable, soy implacable. Junto a cada pobre me encontrarás cantando, bajo cada sábana de hospital imposible encontrarás mi canto. Te sigo, pobreza, te vigilo, te acerco, te disparo, te aislo, te cerceno las uñas, te rompo los dientes que te quedan. Estoy en todas partes: en el océano con los pescadores, en la mina los hombres al limpiarse la frente, secarse el sudor negro, encuentran mis poemas. Yo salgo cada día con la obrera textil. Tengo las manos blancas de dar pan en las panaderías. Donde vayas, pobreza, mi canto está cantando, mi vida está viviendo, mi sangre está luchando. Derrotaré tus pálidas banderas en donde se levanten. Otros poetas antaño te llamaron santa, veneraron tu capa, se alimentaron de humo y desaparecieron. Yo te desafío, con duros versos te golpeo el rostro, te embarco y te destierro. Yo con otros, con otros, muchos otros, te vamos expulsando de la tierra a la luna para que allí te quedes fría y encarcelada mirando con un ojo el pan y los racimos que cubrirá la tierra de mañana. Ezequiel: Que final para un poema, uno sabe que el optimismo de Neruda es demasiado fuerte en esta segunda parte. Uno sabe que Neruda con sus versos solamente, no logrará vencer a la pobreza. Neruda tiene un compromiso social importante y de alguna manera está manifestando eso. Sus versos serán la herramienta que utiliza para tratar de terminar de desterrarla. Pienso en algunas de las frases hermosas que tiene Neruda, por ejemplo dice: Tengo las manos blancas de dar pan en las panaderías”, “Mi canto está cantando, mi vida está viviendo, mi sangre está luchando”. Como diciendo, mientras pueda, mientras haya fuerza en mí, voy a continuar peleando para que la pobreza no sea una realidad. Esteban: Porque lo más triste es cuando los seres humanos nos resignamos a la pobreza, y bajamos los brazos, para no luchar contra ella. Ezequiel: Exactamente hay como una especie de aceptación, que es conveniente, para la clase política por ejemplo, porque la pobreza a veces va acompañada por la ignorancia. Un pueblo ignorante es más fácil de manejar, para países más desarrollados la pobreza es una incomodidad es un problema incómodo que se presenta y sería mejor que no estuviera. Y el sistema capitalista, nos guste o no, se basa en cierta medida en fomentar la pobreza. Jesús dijo una frase que parecería a resignación. Una frase que él tiene del corazón humano, él dijo: “A los pobres siempre los tendrán entre ustedes”. Esta es una realidad palpable, pues el sistema capitalista por ejemplo, genera bolsones terribles de pobreza, genera países por debajo de la línea de pobreza. También podríamos hablar del comunismo que también generó pobreza allí. Esteban: Si, bajo monarquías, repúblicas, y cualquier sistema de gobierno se generó pobreza. Sea cual sea el sistema que existiera, siempre hubo gente que vivió en la pobreza. Ezequiel: Exacto, porque la pobreza es un problema en el corazón del hombre. Cuando Jesús dijo que a los pobres siempre los tendréis entre ustedes, dijo: Su corazón, su forma de pensar hace que siempre haya desigualdad. Hoy se habla mucho de igualdad e integración, y uno ve como los gobiernos dan palo a ciegas tratando de solucionar el problema de la pobreza. Y uno siente que están equivocados en su forma de intentar solucionarlo, porque lo primero que tiene que haber es un cambio profundo en la forma de concebir el mundo. Lo que Jesús decía es que si no había un cambio profundo en el ser, no habría cambios en la distribución de la riqueza. No debe haber un cambio político – ideológico, sino un cambio de corazón y de cómo vemos al otro. Hay que entender que la persona que tenemos a nuestro lado, tiene el mismo valor que nosotros mismos. Esteban: Por eso Jesús dijo, “a los pobres siempre los tendréis con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien.” Tiene que haber voluntad del ser humano para eliminar esa pobreza. Ezequiel: Exactamente. Sabemos que Jesús no habló directamente mal de los ricos: Sí que fue muy duro con respecto a las riquezas y en cuanto a la posibilidad que un rico entre al reino de los cielos. Pero dijo también que para Dios no hay nada imposible. Cuando hay ricos muy ricos y pobres muy pobres como existen en Latinoamérica por ejemplo, y lamentablemente en todo el mundo, entonces hay un profundo problema en el corazón del hombre que le impide avanzar y crecer, los pobres siempre estarán ahí para revertir la situación y para hacer el bien. Uno no necesariamente tiene que ser rico para ser solidario, lo puede ser siendo profundamente pobre aún, es una actitud del corazón. La pobreza se mitiga con comprensión, a veces es considerar al otro como persona. Tenemos que darnos cuenta que hay necesidad alrededor y que con cosas sencillas podemos ser solidarios, en el sentido cabal del término, cambiando para poder ayudar al otro, sabiendo que siempre habrá alguien a quien tender la mano y ayudar, pensamos que poniendo un poco de dinero, o dando algo, pensamos que ya cumplimos, y no nos damos cuenta que necesitamos un compromiso, que una cosa es hacer beneficencia y otra cosa es ser solidario. Muchas veces no nos damos cuenta que podemos ayudar desde nuestro lugar a los pobres, haciéndoles sentir que son personas y que son valiosas. Todos somos personas, todos tenemos el mismo valor. Cuando Dios veía a las personas, las veía con una necesidad superior a la material. Abramos las puertas del corazón, salgamos a la calle, compartamos lo que tenemos: la Biblia. Integración no es darle de comer a un pobre solamente, es aceptar a la persona como es, y ayudarla en las necesidades que tiene, ese es nuestro compromiso como cristianos en el lugar donde estamos. Si usted ayuda a la persona que está al lado suyo en necesidad, está cumpliendo con lo que Dios quiere. Creo que podemos hacerlo y no es tan difícil como a veces pensamos, para erradicar la pobreza no bastan los versos de Neruda, basta si con cristianos que entiendan que Jesús vino por todos y que todas las personas valen lo mismo delante de Dios.