BISBAT DE ST. FELIU DE LLOBREGAT TROBADA DE PREVERES I DIAQUES VILAFRANCA 10.01.12 - PALLEJÁ 24.01.12 Gmà. Miguel Martín Rodrigo Delegat Diocesà de Pastoral de la Salut ACOMPAÑAR EN LA ENFERMEDAD, LA MUERTE Y EL DUELO 1.- Presentación. Agradecimiento. 2.- Importancia de este acompañamiento “el que más” universalidad de sus implicados el Hospital, el nuevo templo del hombre moderno (por él pasa todo el mundo y en circunstancias especiales). por la fidelidad al Evangelio, a Jesús 3.- Centralidad de los enfermos en la vida y mensaje de Jesús Algunos textos (de la multitud que inunda el Evangelio) “Recorría toda Galilea…y curando toda enfermedad y dolencia…y le trajeron todos los que estaban mal con enfermedades…”. Mt. 4, 23-25 “De suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle…”. Mc. 3, 10 “…impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”. Mc. 16, 1320 “…hoy se cumple en Mí” la propuesta mesiánica de Isaías (sinagoga de Cafanaún). Lc. 4, 16-20 “no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy. En nombre de Jesús el Nazareno echa a andar”. Hch. 3, 1-10 1 Algunas reflexiones sobre ello “Toda la vida del Maestro fue una apertura y una entrega a los enfermos. Vivió rodeado de ellos porque fue permanentemente en su busca; supo dar respuesta a sus esperanzas; se preocupó de sus personas; curó sus enfermedades; sintió profundo dolor cuando alguien hacía sufrir a alguno de sus hermanos; les ofreció la seguridad de que Dios, su Padre, no les abandonaría jamás”. 1 “Jesús no pasó de largo ante los enfermos, el sector más desamparado y despreciado en la sociedad de su tiempo. Se acercó a ellos, se conmovió ante su situación, les dedicó una atención preferente, buscó el contacto humano con ellos, por encima de las normas que lo prohibían, y les libró de la soledad y abandono en que se encontraban reintegrándolos a la comunidad. Así es como concibió el Reino de Dios que vino a predicar e instaurar”. 2 “Uno de los datos que, con mayor garantía histórica, podemos afirmar de Jesús es su cercanía y su atención preferente a los enfermos…Cuando entra en una ciudad o aldea, su mundo preferido es ese submundo de enfermos a los que se les niega la dignidad y los derechos mínimos sin los cuales la vida no puede ser considerada humana” (José A. Pagola, “Jesús y los enfermos desasistidos y necesitados” 3 ¿En qué queda ese mandato de Jesús a sus seguidores? “¿Tenemos que vincular hoy la acción evangelizadora a ese don extraordinario de curación, que el Espíritu concede siempre si hay fe verdadera, como parecen sostener algunos? No seré yo el que niegue rotundamente la posibilidad de dones extraordinarios concedidos por el Espíritu al pueblo creyente, dones que pueden conceder capacidades también extraordinarias de curación (carisma especial de curación). Pero no me parece conveniente entender el mandato evangelizador de Jesús –que, como hemos visto él vincula a echar demonios y curar enfermedades- en esa dirección puramente literalista (hasta aquí 1 Mensaje de los Obispos, Jornada “Los Enfermos más necesitados y desasistidos”, LABOR HOSPITALARIA, 1988, pp.144 2 Mensaje de los Obispos, o.c., p.144 3 José A. Pagola, “Jesús y loe enfermos más necesitados y desasistidos”, LABOR HOSPITALARIA, nº 208, 1988,, pp. 135 2 X. Leon-Dufour, en “Los milagros de Jesús”). Sin cerrar la posibilidad de que el milagro stricto sensu pueda producirse, convendría recordar que Jesús propiamente “no nos dejó como mandato hacer milagros sino realizar signos. Pero éstos en la actual economía de la salvación, ya no caminan habitualmente de la mano del milagro, sino de la ciencia y de la solidaridad. Su contexto y el espacio en el que se realizan son habitualmente profanos y seculares”4 4.- Fidelidad de la Iglesia a ese ministerio desde sus orígenes época apostólica grupo de viudas encargadas especialmente de su cuidado Jesús es denominado ya como “médico” en la Carta a los Efesios de Ignacio de Antioquía I Carta de S. Clemente Romano Papa Cleto (3º en la sucesión de Pedro) casas de creyentes en centros de atención Carta de Policarpo prestar atención igualitaria y gratuita a todos los hermanos (en medio de la medicina hipocrática privada). S. Hipólito el cuidado a los enfermos, condición para los catecúmenos Asistencia brindada también a los paganos (peste del año 251 en Cartago). Iglesia presidida por el obispo Cipriano. Creación de la “ciudad sanitaria” por Eusebio de Cesarea Edad Media Enfermería (Benedictinos), Escuelas Catedralicias (Chartres), el Ars Moriendi (Gerson en 1308)…Hospitales para peregrinos… Edad Moderna Desarrollo sanitario. Ordenes y Congregaciones religiosas. Desarrollo espectacular en Catalunya (Fundaciones…) Cfr. Jesús Conde Herranz, “La Aportación de la Iglesia a la sanidad”, LH, nº 223, 1992, pp.69-78 Recuerdo de los últimos Papas en su Magisterio Juan Pablo II Dado pues que el hombre, a través de su vida terrena, camina en un modo o en otro por el camino del sufrimiento, la Iglesia debería —en todo tiempo, y quizá especialmente en el Año de la Redención— encontrarse con el hombre precisamente en este camino. La Iglesia, que nace del misterio de la redención en la cruz de Cristo, está obligada a buscar el encuentro con el hombre, de modo particular en el camino de su sufrimiento. En 4 AAVV, “El Evangelio, fuente de vida en el mundo de la salud y de la enfermedad”, Congreso Iglesia y Salud, Edice, Madrid, 1995, pp. 125 3 tal encuentro el hombre « se convierte en el camino de la Iglesia », y es este uno de los caminos más importantes. 5 Benedicto XVI “Practicar el amor hacia las viudas y los huérfanos, los presos, los enfermos y los necesitados de todo tipo, pertenece a su esencia tanto como el servicio de los Sacramentos y el anuncio del Evangelio. La Iglesia no puede descuidar el servicio de la caridad, como no puede omitir los Sacramentos y la Palabra”6 “La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma), celebración de los sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia)”7. “La atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos, por un lado es señal de la ternura de Dios para los que sufren, y por otro lado produce ventaja espiritual también a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana, sabiendo que todo lo que se hace al más pequeño, se hace al mismo Jesús (cfr Mt 25-40)”. 8 Es, por otra parte, donde creo que la Iglesia se juega gran parte de su credibilidad en nuestra sociedad. "El mensaje cristiano, que ya no es creíble en el mundo postmoderno, sólo tocará el corazón del hombre de hoy si éste ve a la Iglesia al servicio de la humanidad doliente y amenazada"9 5.- El entorno de un acompañamiento pastoral En un contexto de sociedad profundamente secularizada pero que, paradójicamente, crea y adora a nuevos dioses: la juventud, la belleza, el consumo, la salud (en clave individual y hedonista). Un hombre en red social, pero en desierto personal. Cuanto más conectado por fuera más vacío por dentro “El hombre actual –depredador audiovisual- se desliza por las superficies. Nuestra prisa, amante de las máscaras, nos deja en la piel de lo que acontece”.10 5 Juan Pablo II, Salvifici Doloris, nº 3 Benedicto XVI, Deus Caritas est, nº 22 7 Benedicto XVI, Deus Caritas est, nº 25 8 Benedicto XVI, Mensaje para el Día del Enfermo 2012 9 E. Schillebeeckx, “Lo más importante de la Iglesia en el 2000”, Dehoniane, Bolonia, 1999 6 4 Sin asumir su dimensión contingente; la ciencia y la tecnología han de tener la solución a todo. Incapaz de asumir el dolor y el sufrimiento. Mucho menos la muerte, que se sitúa como un tabú. “En medio de una cultura que valora la vida –ciertos estilos de vida– y la salud por encima de todo, y que oculta y rechaza el dolor como algo inútil y absurdo, no es fácil afrontar los sufrimientos que ocasiona la enfermedad y vivirlos de manera sana y constructiva. El hombre de nuestro tiempo no busca ni admite explicaciones al sufrimiento. Exige, apoyado ciegamente en las posibilidades de la ciencia y de la técnica, que sea eliminado a toda costa y cuanto antes. Cuando el sufrimiento se torna crónico o inevitable, no sabe qué hacer, se ve solo ante el mismo y desprovisto de recursos para afrontarlo y asumirlo como una posibilidad de crecimiento humano y espiritual”. 11 Asumiendo un inconsciente colectivo en el que, en este terreno, la fe –quizá mejor la religión- somos asociados en muchos casos más a un anuncio tenebroso que a un acompañamiento humano y humanizador en la enfermedad. “Cuando un cura rapaz apareció para prodigar sus últimas bendiciones, lo ahuyenté a alaridos”.12 “Merceditas, no mentemos a la industria del misal, que es parte del problema y no de la solución”13 Pero ahí aparece la cuña en la que habitualmente aparece la pregunta –no siempre explícita- por el sentido de la enfermedad, la salud y, en definitiva, por la vida. “¿Qué sucede en la experiencia salud/enfermedad para que éstas sigan siendo ‘tierra de Evangelio’?”.14 “El sufrimiento no pasa por la vida como un viento, sino como un arado: deja surco; bueno o malo” (Mons. José Vilaplana, EJERCICIOS ESPIRITUALES) 10 José Mª Fernández Martos, SJ., “Sacerdote, puente entre dos orillas. Cazando raposas culturales” en el libro “Ser Sacerdote en la cultura actual”, Sal Terrae, 2010, pp. 90 11 Mensaje de los Obispos. Jornada del Enfermo “El Sufrimiento en la Enfermedad”, LH, 1995, nº 3 12 C. Ruiz Zafón, “La Sombra del Viento”, Planeta, 2003 13 C. Ruiz Zafón, o.c. 14 Francisco Alvarez, “El Evangelio, fuente de vida en el mundo de la salud y de la enfermedad”, Congreso “Iglesia y Salud”, Edice, Madrid, 1994, pg. 110 5 “El hombre, además del coche, del televisor, del móvil, y de una discreta colección de ídolos, posee en la profundidad de su ser algo muy precioso: la marca de fábrica, la cicatriz de Dios”15. 6.- Unas pistas para el acompañamiento 6.1.- Considero la visita a los enfermos un deber ministerial inexcusable del ministerio ordenado (diáconos, sacerdotes, obispos). (La primera visita del Papa Juan Pablo II fue ir a visitar a un cardenal ingresado en un hospital romano). Se podrá y deberá ayudar por otros miembros de la comunidad cristiana, pero ello nunca reemplazará su compromiso efectivo. Y sobre todo a los miembros de la comunidad cristiana. “Visitar a los enfermos me enseña muchísimo al ver tantas situaciones, toda clase de problemas condensados en aquel hombre que es el marido de la casa y que está muriéndose, en aquella mujer, anciano, joven…Son unas lecciones en donde realmente, toco mucho más el misterio de Dios. Los grandes interrogantes que ponen en duda la fe y que la purifican, los vivo mucho junto a los enfermos. Por eso yo no dejo ya este mundo de los enfermos… Y lo recomiendo a todos; no solo ya para hacer el bien, sino por tener una experiencia profunda de lo que es el hombre, la vida, la fe, la calidad de vida, el servicio…”.16 Y la propia enfermedad nos ayuda a comprender mejor el misterio del dolor, del ser humano y…de Dios. “Encontré en mi enfermedad muchas cosas positivas: un mejor y más íntimo conocimiento de Dios...también redescubrí que tenía que reordenar mi escala de valores...la enfermedad iluminaba mi fe, porque la hacía, quizás por primera vez, auténtica...pero también mi fe iluminaba mi enfermedad”.17 6.2.- Convendría revisar nuestros criterios –conscientes o inconscientes- de “rentabilidad pastoral”. Las cuentas de Dios son distintas de las nuestras. Nos cuesta el ejercicio de visitar y acompañar enfermos porque: nos da miedo la enfermedad y la muerte quizá pensamos que es un tiempo perdido, cuando ¡lo necesitamos tanto! no sabemos qué decir, cómo estar… Deberíamos de revisar en este sentido nuestra presencia en el mundo de los ancianos y de sus residencias. ¿Qué presencias hacemos?. 15 Alessandro Pronzato, EL PAN DEL DOMINGO –ciclo B-, Sígueme, 1987, pp. 71 D. Javier Osés, entrevista en LH, nº 207, pg. 44, 1988 17 José L. Martín Descalzo, “Reflexiones de un Enfermo en torno al dolor y la enfermedad” en el libro “Razones para iluminar la enfermedad”, Sígueme, 2009, Salamanca, pp. 24-29 16 6 6.3.- En toda pastoral, pero en la pastoral de la salud de una forma especial, la importancia de saber escuchar es determinante. Escuchar, escuchar y escuchar…Y eso es algo más. Mucho más que el “oir”…Saber “decodificar” sus mensajes. Y devolvérselos en clave positiva. Tal vez tengamos que admitir que nos resulta más fácil, en nuestra misión pastoral, hablar que escuchar. “Callar de Dios para poder hablar de Dios; callar nuestros discursos repetitivos y que no dicen nada a la gente, discursos de formas de vida que ya no son inteligibles a la mayoría; teorías piadosas que repetimos pero que ni siquiera a nosotros nos sirven en lo concreto de cada día. Pero también ‘hablar de Dios’ para poder callar de Dios. Pensar a Dios y comunicar el pensamiento…, alimentar nuestro movimiento hacia Dios con el esfuerzo del estudio, de la confrontación con otros pensamientos que nos lleven más y más al silencio de la reflexión personal y a la contemplación afectiva. Todo ello, tal vez, imprima en nosotros un ritmo más quedo”. 18 “No son tiempos para la teología sino para la espiritualidad…”. 6.4.- El acompañamiento pastoral tendría que ser una “mayéutica” para ayudar al enfermo a sacar desde lo más profundo de sí mismo sus sentimientos auténticos (rabia, miedo, tristeza, alegría, afecto-ternura) que delimitan el ADN de su realidad personal. Y sólo desde ahí se puede ayudar a barruntar, purificar, plenificar el sentido de la vida, la presencia/ausencia de Dios… ¡¡En esos momentos sobran tantas palabras!! “Sacerdote no es el que lleva Dios a los demás sino el que ayuda a los demás a descubrir el Dios que cada uno lleva dentro”.19 “El verdadero problema del dolor no es tanto su ‘naturaleza’, sino su ‘sentido’. Y más importante que aclarar cuánto se sufre, es saber cómo se sufre”.20 6.5.- En los grandes momentos de la historia personal mía y de aquellos a quienes acompaño lo importante no suele pasar por el “saber hacer” sino por el “saber estar” (María estuvo al pie de la Cruz). 6.6.- Saber respetar los ritmos de cada persona. Que no son los míos. A veces muy lentos para lo que considero que tendrían que ser. Dios juega con ventaja: tiene la eternidad. (Etapas de la Dra. Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión, aceptación) 18 Sor Cristina Kaufmann, en Religión Digital. José L. Martín Descalzo, “A dos barajas” (obra teatral). Bibliografía desconocida en sus datos 20 José L. Martín Descalzo, “Reflexiones del enfermo en torno al dolor y la enfermedad”, o.c. pp. 22 19 7 6.7.- Integrar a la familia, en especial a los miembros más próximos, en mi tarea de acompañamiento. Junto al enfermo siempre hay una familia, muchas veces muy compleja. Saber reconocer su dolor, su miedo –a veces su desesperación-, su esperanza…valorar y subrayar su compromiso y servicialidad… 6.8.- Valorar la posibilidad de la oración y, en su caso, celebración sacramental en ese contexto de acompañamiento procurando celebrar la vida (reconciliada, amenazada, fortificada) que vamos oteando. Lejos de una visión puramente sacramentalista. “Toda la comunidad eclesial, y la comunidad parroquial en particular, presten atención para asegurar la posibilidad de acercar con frecuencia a la Comunión sacramental a quienes, por motivos de salud o de edad, no pueden ir a los lugares de culto”.21 “Este Sacramento –Unción de Enfermos- merece hoy una mayor consideración, tanto en la reflexión teológica como en la acción pastoral de los enfermos. Valorizando los contenidos de la oración litúrgica que se adaptan a las diversas situaciones humanas unidas a la enfermedad, y no sólo cuando se ha llegado al final de la vida (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 1514), la Unción de los Enfermos no debe ser considerada casi como “un sacramento menor” respecto de los otros”.22 6.9.- Promover, en la medida de lo posible, la presencia activa del enfermo en la comunidad parroquial. Su presencia en determinados momentos (Unción de Enfermos colectiva, Jornada del Enfermo, peregrinaciones a Lourdes, Montserrat…). El recuerdo de los mismos en la oración de la comunidad. 6.10.- Desarrollar, y crear si no existe, el grupo de agentes de pastoral de la salud en la parroquia. Visibilizar su existencia y su misión. Contar con algunos profesionales de la salud que pertenecen a nuestras parroquias (respetando su ritmo y deseo de colaborar). 6.11.- Introducir este campo en los otros ámbitos de nuestra pastoral, especialmente en la catequesis. Formar sobre el concepto de salud (integral). Promover experiencias de encuentro con personas enfermas (mejor si son de su edad…) que nos muestren la posibilidad de vivir con sentido y en paz desde la enfermedad. “Hay formas sanas de vivir la enfermedad, y hay formas patógenas de vivir la salud”. 6.12.- Sería conveniente tener una flúida comunicación con los agentes de pastoral de los centros sanitarios de nuestra referencia. Guardando la confidencialidad necesaria –y exigida por ley- se pueden tender puentes de ida y vuelta entre enfermos que se ingresan y se dan de alta, son bautizados, ungidos… 21 22 Benedicto XVI, Mensaje para el Día del Enfermo 2012 Benedicto XVI, Mensaje para el Día del Enfermo 2012 8 6.- Y tras la muerte queda un duelo por hacer, un camino que acompañar. 6.1.- La muerte es un dato universal. Inexorable. Aunque la escondamos. Que aumente la esperanza de vida no nos evita el fin de la misma. Y a veces el aumento de los años va en contra de la calidad de vida de los mismos. Defunciones 2009 (INE) España: 387.553 (8,3 ‰) Catalunya: 59.644 De entre 0 a 30 años: 904 De entre 31 a 60 años: 6.456 St. Joan de Deu (2011): 113 Provincia de Barcelona: 44.111 (8,2‰) Comarca del Baix Llobregat: 5.238 (6,6 ‰) Poblaciones concretas: St. Feliu: 284 St. Boi: 544 L’Hospitalet: 1696 “Desde estas premisas llegué a una primera conclusión: me interesa más una vida llena que una vida larga”.23 6.2.- Ayudar a elaborar el duelo implica reconocimiento de la presencia del mismo y de su ritmo (salvo que consideremos que sea patógeno, en el que hay que derivar a un especialista). 6.3.- ¡¡Cuidado con nuestros optimismos espirituales!! Hay lenguajes que, dichos según cómo y en qué circunstancias, pueden herir. La fe no borra el llanto de la pérdida. A veces, incluso la puede hacer, inicialmente, más dolorosa. 6.4.- No codificar los tipos de duelo en función de las edades, causas de la muerte, relación con el difunto… ¿Quién ha dicho que la pérdida de un anciano es menos dolorosa que la de un joven? ¿Para quién? 6.5.- Gran importancia de preparar los funerales a conciencia. Agradecer la vida vivida, leer en clave de misericordia, subrayar lo positivo, reconocer el papel de la familia en el cuidado y atención del difunto… 23 José L. Martín Descalzo, “Reflexiones de un Enfermo en torno al dolor y la enfermedad” en el libro “Razones para iluminar la enfermedad”, Sígueme, 2009, Salamanca, pp. 23 9 6.6.- Ser detallistas con aquellos que sabemos se hallan en duelo, sobre todo en determinados momentos (onomástica, Navidades, ocasiones especiales). 6.7.- Valorar la posibilidad de crear algún grupo de duelo o al menos tener referencia de la existencia de los ya creados y al que se pueden remitir a personas que más lo necesiten. 10