Partenón de Atenas y Afaya de Egina

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Cuadro Comparativo de los templos de El Partenón de Atenas y El Afaya de Egina.
1. ¿Existen reglas o parámetros de belleza en el Orden Arquitectónico del Mundo Antiguo?
Cada civilización o período de tiempo en el que se desarrolló un proceso arquitectónico importante del
pasado, nos ha legado un conjunto de reglas, implícitas, que ayudan a crear el ideal último de belleza. Cada
conjunto de reglas responde a un momento particular, a la disponibilidad de materiales autóctonos, al clima
local, o a los rituales religiosos existentes, que definen ciertas reglas que rigen la belleza. Lo importante es
que estas arquitecturas tan diferentes son consideradas como bellas por la mayoría de la gente de hoy, que
viven fuera del tiempo y de la cultura que los produjeron. Esto implica la existencia de unas leyes universales
que gobiernan el orden estructural.
A la luz de estas razones es importante analizar algunos criterios de comparación, y en algún momento
también de contraste, entre estas dos grandes edificaciones sagradas analizadas en este trabajo y que formaron
parte de un escenario sin precedentes, ni comparación futura en la historia cultural de Grecia.
2. ¿Qué son El Partenón y El Templo de Afaya?
Para definir ambas construcciones, debemos remitirnos por lo menos catorce siglos precedentes a éstas, en la
era anterior a Cristo. Ya la llamada civilización micénica (siglos XVI−XII a.C.) aportará a la Grecia
clásica el Megaron o casa. Sus cualidades ornamentales se describen casi de manera domestica, pues éste se
disponía a lo largo, con una sola entrada, para conservar bien el calor durante el invierno, como también
disponía al interior de la parte central de la sala de un hogar, sobre enlosado, con un perfecto dispositivo de
salida de humos y entrada de aires, entre otras características espaciales y ornamentales.
El mégaron evolucionó hacia una función religiosa en los palacios de Micenas, Troya, y Tirinto. El Partenón
y El Afaya no han sido la excepción. En ellos el mégaron constituía una dependencia central utilizada para
reuniones de carácter civil y para celebrar actos religiosos.
De acuerdo a los textos especializados en el mundo antiguo, también existen profundas relaciones entre la
cultura greco − latina y las manifestaciones relacionadas al culto aqueo y cretense. Y esas formas de culto
fueron, en su conjunto con las anteriores, la base que produjo la religión griega. A partir de aquí, se sostiene
que existían dos formas de culto conocidas en la vieja republica, el culto a la divinidad y más tarde el culto a
los muertos. Es decir el culto destinado a la divinidad tiene un paso intermedio derivado del culto a los
muertos, conocido como el culto a los héroes, es decir individuos intermedios que, con toda probabilidad,
estaban vinculados con el mundo micénico, incluso se asegura que el término hero se deriva de ese idioma.
Posteriormente, el culto a la divinidad cobra importancia y fuerza enriqueciéndose con nuevas
manifestaciones tributadas a los dioses. De esta forma nacieron muchos lugares en que les fueron consagrados
y donde se realizaban ceremonias dedicadas a ellos. Estos lugares fueron de distinto tipo: parajes naturales,
algunos resguardados, como las cuevas, otros al aire libre, a veces señalados con muros, etc.
3. Consideraciones finales sobre el origen del templo griego (La Morada de los dioses).
El templo griego no es lugar de reunión de los fieles, sino simplemente es morada del dios. Cada ciudad tenía
un dios, y por lo tanto, un templo situado en lugares altos y difíciles de la ciudad, llamado acrópolis. También
se les ubicaba en los bosques. Hay una perfecta simbiosis entre lo arquitectónico, escultórico y pictórico.
Estas complejas edificaciones griegas, y en su conjunto el arte griego, es el resultado de una fusión de
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diferentes aportaciones artísticas, fruto del legado pre−helénico que, a su vez se enriqueció con las
aportaciones de pueblos invasores como los famosos eolios, jonios y dorios a fines del segundo milenio a.C.
Mientras que en Egipto y Oriente se construyeron edificios de proporciones colosales, en Grecia los conjuntos
arquitectónicos buscan proporciones más equilibradas, más cercanas a la medida humana.
Como material se utilizó en principio, el conglomerado o piedra arenisca llamados también poros (como en
el templo de Zeus en Olimpia). Para después a mediados del siglo V, derivarse en el uso del mármol blanco.
De acuerdo a la descripción de historiadores y Arqueólogos, entre los que destaca la Arqueóloga Isabel Prieto
González, los muros de estos templos sagrados se alzaban con sillares cuyas caras de contacto eran
preparadas para lograr un perfecto ajuste, y luego eran asegurados con grapas metálicas. Una vez terminado
un muro, se le sometía de arriba a abajo a un cuidadoso alisado
Además, es posible constatar que, aunque en la Republica Griega ya se conocía el arco, renuncian a él, y
como la egipcia, se consolidan con un estilo de diseño arquitrabado o adintelado.
Prieto González resalta algunos elementos arquitectónicos muy puntuales, como por ejemplo que los
elementos ornamentales, como el meandro dispuesto en sentido de cinta continua, la espiral, la roseta, las
ondas o entrelazado de formas curvas, las ovas, las perlas, o las palmetas, realzan las construcciones
arquitectónicas, las cuales, además presentaban policromía en partes como los triglifos (azul), o las metopas
(rojo) destaca la académica.
Con estos antecedentes nos atrevemos a puntualizar que, desde el punto de vista arqueológico, ya a finales del
segundo milenio a.C., es decir en los siglos VII y VI el templo griego como tal presenta su forma definitiva.
Así, concluimos que esta expresión arquitectónica es el resultado de una evolución gradual que tiene su inicio
en el mundo micénico. Esta evolución es lenta y se identifica con la superación y desarrollo de la polis griega.
Los primeros templos tienen una relación directa con el ya mencionado Megaron, y desde el comienzo, el
templo aparece no como un lugar de reunión de los fieles sino como un espacio sagrado donde custodiar la
imagen de la divinidad.
4. El Templo de Afaya en Egina
Comenzaremos dando algunos antecedentes sobre este importante templo. Quizás uno de las pocas
manifestaciones arquitectónicas que aun se conservan en buen estado, pese al vandalismo que asola aquellas
reliquias y a la inevitable corrosión natural. Situado en los altos de la isla de Egina, pequeño terruño ubicado
en el centro de la región Ática, en el borde septentrional de la basta Península Helénica, el templo de Afaya es
una representación artística que se halla centrada en la llamada época arcaica de la Grecia Clásica. Las
dimensiones de esta construcción se calculan en 28,8 X 13,8 metros y se cree que fue un serio precedente a la
posterior construcción del gran Partenón de la Acrópolis ateniense. No esta claro en los documentos, quienes
fueron los artífices de la construcción de este templo, pero si se sabe que fue clara inspiración para el entonces
joven Talícrates, uno de los famosos arquitectos del Partenón. La popularidad de la Isla que alberga al Afaya
se incrementa con la existencia de Kolona, un pequeño pueblo que, en su zona montañosa alberga al famoso
Templo de Apolo (620 − 610 a.C.).
5.Cartografía esencial de la Península Ática.
En el centro del golfo Egeo se aprecia la Isla de Egina con tres íconos en donde el A3 representa al sitio
arqueológico de Kolona; el A5 representa a las ruinas del templo de Dóricos y el A6 al sitio arqueológico del
templo de Afaya.
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La construcción de estos templo se desarrolló entre los siglos VIII y VI a.C. En ellas predominan los estilos
dóricos, con algunos ejemplos de jónicos, similares a los existentes en las costas del Asia Menor. Así, estas
edificaciones, mas otras desarrolladas en la zona continental del Peloponeso, han dado lugar a lo que hoy se
llama El templo griego en la Edad Arcaica.
6. El Partenón de la acrópolis de Atenas
En época de Pericles (495−429 a. C.) se decide la construcción del Partenón. Después del destierro de Simón,
Pericles asume el gobierno de Atenas y necesitará relieve político y dar resplandor cívico, por lo que retoma el
viejo proyecto del Hecatompedón, haciendo nacer en la ciudad un símbolo para la conmemoración de
Maratón y la hegemonía de Atenas.
De esta forma el Partenón se consolidaría como el símbolo del poder ilustrado que protegía a Atenea, la diosa
pensante. El Partenón representaba la innovación más allá de Grecia. La humanidad que representa es eterna,
por encima de desastres y crisis, sin mencionar los sucesivos intentos de destrucción que ha soportado.
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Esta edificación consiguió la reunión de grandes artistas para crear un conjunto único, no solamente porque su
imagen final sea irrepetible sino porque consiguió ser una obra maestra en todas las artes pese a la sencillez de
su estructura.
7. Cartografía esencial de la Península Helénica
En el último tercio del mapa se aprecian con los íconos A1 la representación de la Acrópolis de Atenas; A2
representa la cara sur de la acrópolis. A3 la Vieja Ágora y el A4 es el Ágora Romana de Atenas. En las
numeraciones 2 el Museo de la acrópolis y el 10 el Museo de Arte Folclórico de Atenas.
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El Partenón está dedicado a Atenea Parthenos (la virgen), la patrona de la ciudad de Atenas, en el período
clásico de la arquitectura. Construido en el 447 a. C. fue obra de Ictino y Talícrates. Es un templo hexástilo,
anfipróstilo y períptero. En el siglo XVII los turcos lo usaron como polvorín y al explotar éste se perdió gran
parte del edificio.
8. Criterios Arquitectónicos comunes en el Templo Partenón de Atenas y el Templo Afaya de la Isla de Egina.
Algunas comparaciones de similitud de ambas obras y comentarios finales.
Existen diversas similitudes tanto arquitectónico − visuales, como históricos. Todas ellas se combinan y
entrelazan, dando lugar a una inevitable comparación entre ambas obras.
Como anteriormente se explica en la página 3 del Item Consideraciones Personales, mientras que en Egipto y
Próximo Oriente se construyeron edificios gigantescos, en Grecia los conjuntos fueron mucho más
equilibrados. Estas generalidades del diseño se consolidaron en la región a lo largo de los últimos seiscientos
años anteriores a Cristo, lo que produjo importantes similitudes entre El Partenón y El Afaya.
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Esta idea de similitud resulta más que llamativa si tomamos en consideración que el primero está situado casi
en el centro de Atenas, capital de Grecia, en los Balcanes de Europa. Mientras que el Templo de Afaya está
empinado al interior de un apartado terruño isleño, a decir la Isla Egina, al sur del Mar Egeo.
La complejidad del relieve de Grecia, originada por la existencia de un gran número de cadenas montañosas
que cubren tres cuartas partes de la superficie total, aumentaban la separatividad geográfica y el contacto etno
− cultural de los conjuntos humanos que llevaron a cabo la construcción de ambos templos.
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