lo escultórico y la investigación. Nos hemos corregido, ayudado y desesperado para crear las prendas. ¡Es una crack!». Mientras los clientes vienen y van, charlamos sobre la segunda parte de la colección, en la que las gasas fueron las protagonistas de unas siluetas femeninas y sensuales con las que las modelos desfilaron como diosas flotando sobre la pasarela. En esta parte, más comercial pero no por ello menos bella, María sigue desnudándose en cada prenda mostrando un yo más maduro, en el que la flor que ha ido dibujando a lo largo de todo el proceso de “Frágil” se repite caleidoscópica en vaporosos vestidos de gasa que podrían recordarnos a un sensual Valentino o una etérea Miriam Ocáriz. El tiempo vuela mientras la escucho, apasionada y vivaracha, hablar de los problemas técnicos a los que tuvo que enfrentarse durante todo el proceso. «La flor soy totalmente yo. Verás, cuando dibujo pierdo la noción del tiempo, puedo pasarme horas abstraída creando una ilustración, sin embargo, en este caso el proceso fue distinto, porque, a medida que me iba encontrando a mí misma durante todo el camino, fui dibujando esta flor poco a poco, cogiéndola y dejándola, por lo que fue floreciendo a medida que mi propio proceso vital iba avanzando junto al de la colección». Un futuro abierto. María no ha sido la única para la que estos años han supuesto un cambio vital. Pérdidas, reinvención y «darle la vuelta a la tortilla» para encontrar nuevas oportunidades son conceptos que flotan en el aire y que pudimos escuchar cuando cada uno de los nueve diseñadores restantes que competían junto a ella por llevarse el premio, nos explicaban el proceso de sus colecciones y la inspiración con la que trabajaron para crearlas. Cuando le pregunto qué significa el premio para ella, qué es lo que viene ahora tras este nuevo vacío, su mirada, oscura y luminosa, como su pelo, parece bailar de alegría mientras responde: «Poder salir fuera, un reconocimiento a una trayectoria. Un empujón, el día del desfile me sentía desnuda, no pensaba en ganar, sino en lo que he vivido durante todo este proceso. Esa persona que respira agitada y se cae rompiéndose en mil pedazos, que se levanta y encuentra fuerzas para seguir adelante y reinventarse, soy yo. El premio es todo lo bueno que pueda venir a partir de ahora». Es el momento de poner los pies en la tierra y hablar del día a día. Gasteiz. ¿Cómo es desarrollar tu trabajo desde allí?. «En Vitoria me siento súper querida y súper apoyada, tengo clientas que se han terminado convirtiendo en amigas porque en el taller no solo está la colección de temporada a la venta, sino que también cre- «Cuando dibujo pierdo la noción del tiempo, puedo pasarme horas abstraída creando una ilustración» amos prendas a medida. Sin embargo, sí que a veces echo de menos poder compartir dudas con otros diseñadores. Alguien que entienda cómo me puedo romper la cabeza intentando crear el volumen que me pide un prenda, encontrar un tejido en concreto o darle forma a una silueta que tengo en la cabeza. La moda no es fácil, es una profesión muy dura que requiere de un gran sacrificio y de una entrega total, y aunque sea más sencillo estar en una ciudad mas grande, porque –no nos engañemos– hay muchas más oportunidades y más público objetivo, lo cierto es que estar en Vitoria me ha permitido desarrollar proyectos apasionantes, como el equipo de trabajo multidisciplinar con el que he trabajado para crear la nueva imagen de la ciudad que acaba de ser presentado en Fitur». Un conjunto de seis ilustraciones en el que María y su equipo han mezclado elementos de gastronomía, cultura, deporte y arquitectura entre otros, con el suave trazo de sus ilustraciones y un impecable diseño gráfico. ¿Planes de futuro? «Ahora, ¡la verdad es que estoy un poco desbordada! Quiero aprovechar el tirón para salir fuera, espero que el desfile de esta colección sea en Ámsterdam y poder hacer contactos allí. Madrid también me llama, veo que hay mucho movimiento y buenas oportunidades y me gustaría poder simultanear cosas que tengo en Vitoria, como la familia, los amigos y el trabajo que desarrollamos en Tissue, con aventuras más emocionantes fuera de aquí. ¡Pero ya veremos! De momento toca pensar en la nueva colección». Nos despedimos con un abrazo y prometo pasarme por la tienda para tomarme un café, charlar y probarme alguna de las camisetas que está imprimiendo «en un tejido orgánico que me encanta, la fibra de bambú». La veo marchar y pienso en que en estos momentos, pese a la emoción y el reconocimiento que ha significado este premio, María no tardará en volver a encontrarse con el lienzo en blanco que supone crear algo nuevo cada temporada, aunque seguro que esta vez, el vacío que se siente tras los trece minutos que dura un desfile será un poco más dulce. zazpika 23