Ciclo de Otoño 2016 Sesión 659. Teatro Apolo lafactoria-almeria.com Cineclubalmeria@gmail.com Berberian Sound Studio. Una película de Peter Strickland. Ficha Técnica Título original Berberian Sound Studio Dirección Peter Strickland Guión Peter Strickland Producción Keith Griffiths y Mary Burke Música Broadcast Fotografía Nicholas D. Knowland Montaje Chris Dickens País Reino Unido Año 2012 Duración 92 minutos Idioma inglés e italiano Estreno en España 22 de julio de 2016 Calificación Mayores de 16 años Ficha Artística TOBY JONES TONIA SOTIROPOULO COSIMO FUSCO SUSANNA CAPPELLARO Gilderoy Elena Francesco Verónica ANTONIO MANCINI Santini CHIARA D´ANNA Elisa EUGENIA CARUSO Claudia 2012: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso 2012: British Independent Film Awards: Mejor director y mejor actor (Toby Jones) 2013: BAFICI: Mejor película Sinopsis En la década de los setenta, el Berberian Sound Studio fue el estudio de postproducción de sonido más barato y sórdido de toda Italia, por el que solamente las películas más perturbadoras han procesado y editado sus mezclas de sonido en este lugar. Gilderoy, un tímido ingeniero de sonido residente en el Reino Unido, viaja a Italia para encargarse de mezclar el último giallo de Santini, el gran maestro del género; Gilderooy pronto se verá atrapado en un mundo prohibido poblado por actores maniáticos donde los caprichos artísticos y la burocracia más absurda marcan el día a día. Peter Strickland Con tan solo tres películas, el director británico Peter Strickland (Reading, 1973) se ha convertido en uno de los autores de culto más singulares y exquisitos que operan en la actualidad. Se crió viendo películas de Dario Argento, Russ Meyer, Andrei Tarkovsi y Rainer Werner Fassbinder. Un bagaje audiovisual que le ha permitido integrar en su código genético creativo todo el espectro que nos lleva de la baja a la alta cultura cinematográfica sin distinguir entre una ni otra, aunándolas de la manera más armónica y natural. Filmografía: Katalin Varga (2009), Berberian Sound Studio (2012) y The duke of Burgundy (2014). "Una imagen alegórica sobre la que construye Peter Strickland su segunda y más radical propuesta, erigida ya como obra de culto indiscutible". Caimán-Cuadernos de cine "Totalmente distintiva y casi inclasificable, una pesadilla musical, una implosión psico-metafísica de la ansiedad, con restos extraños de sabor a comedia de humor negro y riffs cinéfilo. Es en verdad extraña y realmente buena". The Guardian “Es éste uno de los filmes más o menos recientes que introducen la referencialidad y el metalenguaje de una forma más interesante. Una de las voces más atractivas del nuevo cine europeo”. Fotogramas “El director británico Peter Strickland es considerado por el periódico The Guardian como "un director de cine británico clave de su generación", y con esta película, ha sido seleccionado y premiado en varios festivales como Gerardmer, Locarno, Sitges y Fantasporto. Berberian Sound Studio ha sido descrita como un viaje sensorial en el mundo de los efectos de sonido. Una bendición para los estudiantes de cine. Desde su estreno en 2012, la película ha recibido elogios de los críticos de todo el mundo”. Cineuropa.org Crítica en Sensacine.es. Cuando pensamos en el cine, solemos acordarnos de aquellas escenas e imágenes que más nos han arrebatado. Es muy probable, además, que esas proyecciones mentales sean mudas, sin ningún sonido que las arraigue en un contexto realista o fantasioso. Quizá escuchemos la canción o la melodía que las acompaña en pantalla, o alguna frase memorable pronunciada por los actores, pero el universo acústico parece condenado a ser el gran olvidado del arte audiovisual, a pesar de los estudios que le han dedicado teóricos como Michel Chion, y de que cineastas tan capitales como David Lynch insistan en su importancia, implicándose directamente en la creación de espacios sonoros para sus obras. Esta infravaloración se hace patente en el hecho que, dentro de la corriente temática del "cine dentro del cine", las películas sobre técnicos de sonido brillan por su ausencia casi total. Podemos pensar en Impacto de Brian de Palma, aquel casi-remake del Blow Up antonioniano (no en vano su título original es Blow Out) en el que un técnico de sonido con los rasgos de John Travolta registraba sin pretenderlo el ruido de un neumático reventado por una bala, lo que descubriría que la muerte de un político no había sido tan accidental como parecía. Pero, seguramente, tendríamos dificultades para alargar la lista mucho más. Berberian Sound Studio permite sumar un nuevo ítem a esta cadena de (gloriosas) excepciones, presentándonos a Gilderoy (un Toby Jones excepcional en todos los sentidos: por la mesura de su trabajo y por lo poco habitual que resulta verlo en un papel protagonista), un apocado técnico de sonido inglés que, en los años setenta, llega a un estudio de postproducción romano para trabajar en una cinta italiana de terror gótico: "Il vortice equestre", film ficticio del que solo llegamos a ver los impactantes títulos de crédito, y cuya trama nos es revelada de manera esquiva; únicamente sabemos que en ella figuran brujas, demonios y escalofriantes torturas. Gilderoy no está en absoluto acostumbrado a esta clase de cine, y la combinación entre las horribles acciones que debe "perpetrar" (triturar verduras para simular la mutilación de un cuerpo, etc.) y el carácter marrullero del director y el productor de la película (sendas caricaturas siniestras del italiano canalla y machista) lo van sumiendo en un estado de alienación que acaba cediendo, en el tramo final del film, a una paranoia pesadillesca en la que la banda de sonido actúa literalmente como una capa de extrañamiento, hasta el punto de doblar el diálogo de escenas que ya habíamos visto y que identificábamos como una realidad "objetiva". La película, además, suma valor para el público melómano: la banda sonora corre a cargo del grupo de música electrónica Broadcast, y Berberian Sound Studio se convierte en la cápsula que contiene los últimos registros de su vocalista, Trish Keenan, que falleció de neumonía en 2011.