Por: Lorena Gamero Calero Abogada La promulgación del nuevo

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Instituto de Ciencia Procesal Penal
LA CAPACITACIÓN DEL FISCAL ANTE EL NUEVO MODELO PROCESAL PENAL
Por: Lorena Gamero Calero
Abogada
La promulgación del nuevo Código Procesal Penal ha encontrado a los operadores
del sistema de justicia penal poco más que desprevenidos, y esta situación será
preocupante si éstos asumen una actitud pasiva.
Con la vigencia total de nuevo código, que se proyecta para el 1 de febrero de 2006,
se sustituirá el modelo mixto por uno de corte acusatorio1 y esto acarreará
importantes consecuencias en el plano no sólo normativo, sino, además, cultural.
Esto lo han comprendido algunos sectores académicos que han impulsado una serie
de conferencias y talleres para ilustrar a los participantes con las novedades teóricas
y prácticas que trae el nuevo modelo procesal penal. Aunque esto es importante e
ilustrativo, no es, en lo absoluto, suficiente.
Se trata, a decir del profesor Baytelman2, no sólo de una cuestión de información,
sino de una modificación del paradigma, de la cultura, y eso se traduce en capacitación
cultural, en el desarraigo de prácticas y actitudes inquisitivas.
1 Mientras que el modelo inquisitivo se caracteriza, entre otras cosas, por el protagonismo del juez en desmedro
de la imparcialidad y la igualdad de las partes; en el modelo acusatorio, el juez asume una actitud neutral y
decide sobre la base de las pretensiones expuestas por ambas partes, acusador y acusado. Por su parte, el
modelo mixto, al cual se adscribe el vigente Código de Procedimientos Penales de 1940 reúne las
características de ambos modelos, con especial preeminencia del modelo inquisitivo.
2 BAYTELMAN A., Andrés. Capacitación como fútbol. En: Sistemas judiciales. Una perspectiva integral sobre la
administración de justicia. Crisis en la capacitación judicial. Publicación semestral del Centro de Estudios de
Justicia de las Américas – CEJA Año 1 Nº 1.
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Con el modelo inquisitivo, e incluso con el modelo mixto vigente, poco importan las
aptitudes y destrezas de los operadores; por el contrario, interesan más los
voluminosos expedientes –y su técnica para coserlos-, los ritos judiciales –a veces
absurdos-, la pasividad tanto al momento de investigar, como la confusión de roles
entre acusador y juzgador, la memorización de los plazos -sobre todo cuando de
ampliar la detención se trata-, y así una serie de rasgos que caracterizan al modelo
inquisitivo y mixto, y que el nuevo modelo acusatorio deberá superar.
En el caso del Ministerio Público el cambio de paradigma será sustancial, pues el
fiscal será uno de los más importantes actores en el nuevo modelo, lo cual implica
que el fiscal deberá estar especialmente preparado en técnicas de oralidad, litigación
y otras destrezas que le permitirán afrontar de manera óptima su función en el
proceso penal.
En esta línea, valga la experiencia de El Salvador, que da cuenta de las enormes
dificultades que tuvo que afrontar su Ministerio Público ante la implementación de
su Código Procesal Penal, como consecuencia de la falta de capacitación cultural y
técnica de sus fiscales.
Si no se hace algo pronto por capacitar a los operadores del sistema penal, podemos
asegurar que sucederá lo mismo, ya que, el modelo acusatorio exige destrezas que,
ciertamente, no están instaladas en la cultura procesal nacional. En ese sentido,
considero, que se exigirá un mayor esfuerzo por parte de los fiscales, y ello debido a
las funciones que tendrá que ejercer. El abogado defensor siempre litigó y lo seguirá
haciendo, sólo que tendrá que modificar sus métodos, tarea nada sencilla por cierto.
En cuanto al juez, este cumplirá su misión natural: juzgar imparcialmente, sin
arrogarse atribuciones persecutorias. Mientras que el Fiscal, deberá dejar el escritorio
para ir en busca de elementos de convicción necesarios para cumplir la función que
siempre le estuvo encomendada por mandato constitucional. Esto implica,
evidentemente, un cambio en la cultura fiscal y una capacitación intensiva y
progresiva en técnicas y destrezas que le permitan responder a los retos que impone
el nuevo modelo.
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En definitiva, el nuevo modelo impone el reemplazo de un Fiscal pasivo, por un
investigador activo, comprometido con su misión, consciente de su labor como
investigador, adiestrado en técnicas de oralidad y derecho probatorio, herramientas
decisivas para el éxito o fracaso de los casos que lleve ante el Juez.
Importante desafío que tendrá que afrontar el Ministerio Público, sin eximir de este
deber de capacitación a los demás operadores de justicia (abogados, jueces, policías,
etc.), en la perspectiva de lograr un proceso penal acorde con la Constitución
Política y los Tratados Internacionales.
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