GRAN BRETARA TENNYSON En días pasados publicó El Porvenir, tomado de Las Novedades, un breve juicio crítico sobre Tennyson, en el cual, si no nos equivocamos, transpira la propia psicología y metafísica de su eminente autor. Hay mucha verdad en aquel juicio seguramente; pero no toda la entera verdad acaso. Hu:bo en Tennyson lucha, porque su fe no era ciega sino razanadora; pero en cuanto al fondo del problema espiritual, la afirmación no es audosa. Se ha dkho --con referencias a las fotografías de Tennysonque ellas sorprenden por su austera seriedad a los que sólo han leído los refinados idilios de su primera época, cuando cantaba amor y amistad, y revestía de galanura y gracia bárbaras leyendas; en tanto que la fisonomía del etéreo Shelley, del sensual Keats, del apasionado Byron y del benévolo Wordsworfh corresponde bien con lo que todas las revelaciones de su lira hacían esperar. El aspecto de Tennyson, como el carácter de su poesía en los últimos años, no era ya de dulzura, sino de fuerza y sabiduría adquiridas en los dolores de la reflexión austera y profunda. Aquella fuerza estaba en él latente, t>ero se mantuvo oculta debajo del lujuriante y fresco verdor de; los tiempos primaverales. Hemos leído mucho de lo que se ha escrito sobre este laureado poeta, y hemos leído también alaunas de BUS principal~s obras líricas, y tene- 8 RAFAEL NUÑEZ mos nuestra opinión formada acerca de su espírituv.metafísico y religioso. "BehoLd we know anything; 1 can but trust that good shaH faH At Last,-far off,- at Last to aH, And every winter change to spring. So runs muy dream: -but what am I? An infant crying in the night: An infant crying for the Light: And with no Language buy a cry?" (Míra, nada sabemos nosotros - Sólo puedo confiar en que el bien caerá - Al fin, a la larga, sobre todo y cada invierno se torne en primavera. Así va mi sueño; pero ¿qué soy yo? - Un niño gritando en la noche. - Un niño que pide a gritos luz. - No con palabras sino a gritos). Casi podría decirse que ahí está contenido todo el espíritu religioso de Tennyson. No fue panteista. No imaginó como Shelley, que la personalidad del hombre es una mera manifestación temporal del anima mundi. Distingue enfáticamente a Dios de la Naturaleza, y asigna como causa del deficiente discernimiento, de Dios por la razón humana, las morales Fmitaciones, voluntaria o involuntarias, de nuestra percepción intelectual. Es flaco el pensamiento para encontrar perfil de su grandeza. La convicción de Tennyson respecto de las directas relaciones entre el alma y Dios fue tan profunda como la del mayor creyente, así como la creencia en la libertad moral y el reconocimiento de virtud y vicio como obra deliberada y responsable de la voluntad humana. Su ética cristiana transpira elpecialment~ en su persuasión íntima LA REFORMA POLITICA • de que es la humildad la sola verdadera y saludable actitud de nuestra alma. Esto, desde temprano, le expresó en el bello poema, titulado El Palacio del Arte, y, finalmente, en lo que hermosea más el nueve libro Sueño de Akbar. No parece haberse adherido a determinado credo. Su tema es: "Tenemos fe y nada podemos , saber." El insiste, en efecto, en nuestra incapacidad para penetraren los misterios divinos. Su tono constante es, empero, de fe ferviente, de tierna y suplicante confianza, qe humilde a la vez que tenaz solución de no ser vencido por ningún cúmulo de dudas o dificultades, bien que reconociendo el carácter abrumador, en ocasiones, de aquellos obstáculos. Tennyson pensaba que desprovista de fe la vida era insoportable. If death mere seen At firts as death, Love had not been. Escribió, 'arguyendo con la audacia de amor para deducir la ilusión de muerte. Profesaba así más la sustancia de Cristo que las 'consagradas formas del culto. Hace más de tres años que leímos un estudio sobre Te:rmyson cuyos más importantes detalles consignamos en nuestra memoria. El estudio llevaba por título: Tennyson profeta. Se le juzgaba así, considerándolo mucho más que inspirado místico y que elocuente visionario. Dábase cuenta el escritor de que además del sabio que se ocupa en descubrir verdades objetivas, y del artista que representa e idealiza aquellas verdades, se necesita alguna voz que nos hable de cosas más grandes y desconocidas que no podrán nunca descubrirse enteramente, ni podrán, por otra parte, ser tampoco olvidada~ Indispensable es, para servicio tan sublime, alguien que sea un sabio lleno de sabiduría y encendido en santa emoción, que pueda hablarnos con mucha autoridad personal, y dotado de alaa para remontarse, a la vez que de podere- 10 RAFAEL NUlltEZ lla dicción. No hay ciertamente en Tennyson un sistema ordenado de teología o metafísica; y antes bien podrán sus lectores negar en absoluto todo sistema semejante en sus' poesías. Podría aún sentirse penosa decepción por el creyente superficial, en vista de la ausencia de un definido credo en aquel cúmulo de eS'peranzas, aspiraciones, presentimientos y tristezas que engalana seductora métrica. Las copceptuosas melodías que nos ocupan puede no obstante ejercer benéfico influjo en el dominio de la religión, como justamento lo insinuó el crítico que ,citamos hace poco. El estado actual de los espíritus, en lo concerniente al problema religioso es, en una vasta zona social y científica de transición. Unos han caído en incredulidad definitiva; pero el mayor número desea nuevos argumentos productores de fe. Son escépticos transitorios, condicionales y también sinceros. No vale para ellos la sola insistencia en el milagro, como en el método de Paley, pues, su intelectualidad pide, deci¡nos, razonamientos subjetivos, apelaciones a la intrínseca belleza, a probalidades deducidas de fenómenos psicológicos, de necesidades e instintos del sér humano. El cristianismo promete un mundo invisible, y luégo presenta el ejemplo de Cristo como el medio de alcanzarlo. El esencial espiritualismo del universo, en suma, es la base de la religión, y es esta base precisamente lo que se niega. En otros tiempos los más conspicuos adversarios eran, en la mayor parte) deístas, y admitían, en 1.mau otra forma, algo espiritual. Rousseau cteía en Dios y en la vida futura. Voltaire casi limitaba su hostilidad a los pormenores de los milagros relatados en la Biblia; pero hoy la negación es absoluta, pretendiéndose circunscribir al Cosmos físico toda la creación "formada de átomos y sin campo para mansión de los espíritus". Preámbulo indispensable es por tanto para la reconstrucción religiosa, la demostración posible de esa base combatida por el materialismo panteísta. Sin tal demostración, la colectividad her~ LA REFORMA POLITICA 11 tica, si no atea, continuará a distancia, irreconciliable. No siempre esta demostración, en su inevitable límite, conducirá a buen resultado; pero si ella no interviene, todo esfuerzo será predicación vana, salvo el milagro mayor de la conversión por la gracia. E~naturalismo religioso de Tennyson -si así podemos ·calificarlo- lo coloca, pues, siempre, dadas las círcunstancias que no pueden desconocerse, en la lista de los campeones de la faz espiritual del humano pensamiento. Su obJ;'aes sin duda deficiente; pero al mismo tiempo aproximada a la verdad completa. "El punto de partida de Tennyson -dijimos en este mismo lugar hace ya muchos meses- es panteísmo alto, espiritual panteísn;¡.o. The sun, the moon, the stars, the seas, the hills and the pZains, ¿Are not these, o sauZ, the vision of Him who reings? (El Sol, la luna, las estrellas, los mares, las colinas y llanuras, ¿no son, oh alma, la visión de Aquel que reina?) Más tarde exclama: Pray for my sauZ. More Things are wrought by prayer Than this world dreams of. Ruéga por mi alma. Más cosas elabora la oración de las que el mundo imagina). Tennyson fue, si mal no recordamo3, el inventor de aquella frase -Negativo credo- que ha dado, como inscripción de una medalla, la vuelta al mundo de la filosofía. Luégo viene la nota afirmación de la fe práctica, que salva de la histérica disposieión de áni- 12 RAFAEL NU8EZ mo que relaja y enferma la potencia intelectual, y produce minotauros literarios como La Doncella J)e Orleans, de Voltaire, y La Abadesa de Jouarre, de Renán. La nota afirmativa de Tennyson se hallará en los versos;· que siguen: She She She She She She She She (la fe) reels not in the storn of warring worda; brightens at the clash of years and no; sees the best that: glimmers through the worst; feels the sun is hid but for a night; spies the summer through the winter bud; tastes the fruit before the blossom falls; hears the lark within songless egg; finds the fountain where they wailled "Mirage". (Ella no vacila en medio de la tempestad de las palabras de combate: - Ella despide luz en el choque del sí y del nó. - Ella ve qué es lo que mejor resplandece al través de lo peor;- Ella conoce que el sol sólo se oculta durante una noche; - Ella entrevé el verano al través del botón del invierno; - Ella saborea el fruto antes que la flor caiga; - Ella escucha la alondra dentro de su callado huevo; - Ella encuentra la fuente allí donde los demás sólo ven el espejismo). León XIII -que tántas gloriosas palabra!> tiene pronunciadas ...••.... dirigiéndose al Obispo de Grenoble en estos últimos tiempos de dasificación y rectificación, díjole que hay muchas rectas almas llenas "de religioso sentimiento natural" que vivían fuera del palio de la Iglesia; agregando que todos los hombres imbuídos en el amor de lo bueno se hallanen el real sendero que conduce al cristianismo. Un escritor inglés observa que aunque estos conceptos aparecen enunciados en el Evangelio de San Juan, repetidos por el Papa tienen gran valer de ocasión. . Tennyson llegó a ese camino, y mostrándolo a los otros ejecutó obra cristiana aunque no perfecta. Es de sentirse que su lengua no sea popular en los pueblos· más necesitados de estímulo, LA REFORMA POLITICA porque algunas de liUS inspiradas rimas despertarían probablemente saludables emociones en almas aletargadas por la indiferencia. El materialismo no ha logrado destruír el espiritual aspecto de la humana vida, y el realismo tampoco ha tenido éxito decisivo en su empeño brutal de vulgarizar y enlodar las competencias del arte. El soplo cristiano sopla con su estética .'sublime y se lleva de calle, relegando a oprobioso muladar, todo cuanto se intenta para empobrec~ letras y artes en obsequio de momentáneas sensaciones y rápido expendio de libros que la vil multitud de víctimas del hastío solicita. Ninguna pintura ha tenido la sólida popularidad que el Angelus, de Millet, oel Jesús ante Pilatos, de Munckasy. Tennyson, como Browning, ha sido fuente de energía espiritual en estos tiempos. No satisfacen ellos al creyente absoluto nutrido en la revelación; pero sí pueden ser precursores de más decidido apostolado. Los sabios antiguos afirmabin intrépidamente que el mundo se componía de cosas accesibles a nuestros sentidos -aire, agua, tierra y fuego-o Los sahios modernos aseguran que el mundo se compone de dos cosas accesible~ al cálculo intelectual; pero no hay razón para poner esás limitaciones a lo que existe. Sentidos y cálculo son agentes de investigación que no alcanzan a percibir y demostrar, en toda probabilidad, sinnúmero de fenómenos, o hechos, que están ocurriendo actualmente fuera de la órbita de nuestra competencia y sabiduría. Aún en la Fauna visible hay enigmas insolubles para el naturalista. HSólo -sé que nada sé", tal es la fórmula concreta de toda sabiduría. Tennyson dij o: Thou cants not prove that 1 who speak with thes. Am noy thyself in converse with thyself? For nothing worthy proving can be proven Nor yet disproven ... 14 RAFAEL NU:&EZ (Tú no puedes probar que yo, que contigo hablo no soy tú mismo conversando contigo; porque nad!l digo de probarse puede ser probado ni improbado). Tennyson -para conc1uír- es el puro profeta de un universo espiritual; el que ha proclamado que el espíritu del hombre es partícula del universo, partícula indestructible como la misma raíz y causa de todo. Si la ciencia no puede probar esto, tampoco debe incomodarse porque el poeta -que está más cerca de la inspiración que k>s otros- así lo presienta. Se/dice solamente que el universo es mayor de lo que hacen suponer nuestros instrumentos científicos y nuestros sentidos externos; y se agrega que la evolución proclamada como ley del material universo, puede o debe serlo asimismo, para las percepciones morales. Es por analogía como se columbra esa base de esperanza, que no contradice lo tangible sino lo complementa. ' Todo ~sto se opone a pesimismo que es la moderna plaga de las plagas, como contrario al progreso por ser la muerte del entusiasmo, de la ilusión trascendental. Tennyson reconociendo todos esos misterios y problemas, enunciando todas esas hipótesis inmateriales, combate virtualmente el pesimismo· emanado del análisis puramente matemático del espectáculo de la creación. Aún en sus vacilaciones y melancolías, sentimos saludables esparcimientos de un alma que no duda de aquellas fecundas palabras de Hamlet: "Hay en el Cielo y en la tierra muchas más cosas de las que puede soñar la filosofía." y esto no es poco ciertamente. LA LECCION DE MEXICO Apenas habíamo!'l·leído el interesante brindis en el ·banquete del señor Mc Corinico (Chapinero), pronunciado por el honorable representante de los Estados Unidos, acerca de los ferrocarriles cont'ltruídos en México, con capital americano, cuando LA REFORMA POLITICA llegó a nuestra oficina un libro en francés, titulado Au Mexique, donde encontramos la demostración gráfica de los adelantados de aquel hermoso país, merced seguramente, en mucha parte, a los ferrocarriles construídos en los últimos tiempos. La tierra clásica de los pronunciamientos militares, del peculado oficial y de los salteadores de caminos es ya, en efecto, es·cenario donde la civilización cristiana hace tangibles progresos. La prueba del fuego a que estuvo sometida hace poco menos de treinta años aquella región hispanoamericana, y cuyo término fue la sombría tragedia de Querétaro, parece que obró a manera de reactivo purificador; porque es la verdad que, abstracción hecha del pasajero conflicto entre Lerdo de Tejada, especie de Morillo mexicano, y Porfirio Díaz (conflicto que se resolvió a favor de éste). México ha gozado, como goza aún, de paz completa. La acción de los ferrocarriles ha tenido su necesaria elocuencia práctica, siendo efecto y causa de prosperidad en todo sentido. Sin paz, no habrían concurrido los capitales necesarios a la transforma'CÍón ferroviaria, y sin esta transformación es probable que el ordeli fundado en el progreso económico no reinaría allí tan de veras. La desastrosa caída de Maximiliano trajo al poder, con gran prestigio, al partido reformista o liberal; pero no ya con utópicas ideas de Gobierno que en los hechos se convertían, a cada paso, en intolerancia y persecución, para producir el círculo vicioso -como en todas partesde anarquía en. gendrando despotismo y despotimo engendrando anarquía. El partido liberal se había formado y crecido durante la guerra; no había llegado al poder sino por la revolución; no conocía más reglas de gobierno que las revolucionarias, aprendidas durante una de esas largas luchas populares que no son sino anarquías contenidas por dictaduras intermitentes. Después de ·esas gueras, la victoria pone de manifiesto la contradicción de los procedimientos dictatoriales con los principios 16 RAFAEL NUÑEZ de libertad en cuya defensa se ha combatido. Si la dictadura abdica, la anarquía latente reaparece en nombre de los principios y suprime los elementos de gobierno que/se habían formado; si la dictadura continúa, más o menos velada bajo formas 'constitucionales, es preciso esperar a que los elementos revolucionarios hayan recobrado vigor a su amparo y tengan fuerzas suficientes, para entonces poner en práctica el programa adoptado antes de la .lucha. A la caída del imperio, los jefes republicanos no querían ni conservar la dictadura ni dejar el campo libre a la anarquía, e hicieron la convocatoria de 1867. Su plan consistía en reforzar un tanto los elementos conservadores haciendo cesar las resistencias religiosas por medio del voto pasivo del 'clero; en crear un Senado para refrenar la tendencia a absolber el poder que siempre ma. nifiestan las asambleas. úniCas; en fin, en dar fuerza al poder ejecutivo por el derecho de veto. Esas reformas de la Constitución debían hacerse por medio de un plebiscito. El plan pareció revolucionario, fue rechazado y se desistió del proyecto de convocatoria. Los jefes de la República se propusieron entonces convertir el partido novador en un partido gobiernista y de reunir en torno de la reforma, convertida en constitución, a la mayor parte de la sociedad mexicana, ya apelando al interés político (creación del partido personal del señor J uárez), ya invocando el interés social (continuadón de la explotación, interrumpida durante la guerra, de las riquezas del país), ya dirigiéndose simplemente al interés personal (empleados, empresarios, proveedores, etc.). Creíase que por ese medio se agruparía la mayoría en torno del gobierno de la República, y se formaría un partido conservador, adicto al nuevo orden y capaz de contrarrestar la influencia del partido revolucionario. El ,conflicto no tardó en estallar. La Constitución no contenía ¡¡ino máximas absolutas; era. LA REFORMA POLITICA 17 fruto de una época ,en que la escuela liberal estaba dominada por los metafísicos. El espíritu, si no la letra de la Constitución autorizaba la ruptura de las reglas establecidas, la violación de los límites legales, la supresión de todo lo que pudiera ser obstáculo para la aplicación de los principios. Admitido el sufragio popular como fuente del derecho absoluto, podíase proclamar la desobediencia a toda ley que no emanase directamente de ese sufragio. La elección de un gobernador, la reelección del presidente, el establecimiento del Senado, etc., debían quedar anulados. Toda consecuencia diferente de un principio metafísico de libertad debe aplicarse, aun cuando de 'esa aplicación resulte daño a la evolución social. Tal es la gran máxima revolucionaria. El triunfo de estas ideas, de que era encarnación Lerdo de Tejada, podía determinar una catástrofe nacional y producir largas alternativas de despotismo y anarquía. Felizmente para el país, los jefes revolucionarios, personificados en el General Porfirio Díaz, eran patriotas, dotados de un verdadero instinto político, y rechazaron bruscamente, después del triunfo, todo lo que había de anárquico en su programa. Tomaron a su cargo la aplicación de las ideas de tolerancia, de las reformas económicas y de los trabajos públicos, voto supremo de la nación y se convirtieron en continuadores de la política conservadora y autoritaria de Juárez. Los resultados obtenidos han demostrado su razón. "¿ Queréis tener un ejército bien organizado?", dice Spengler en sus ensayos políticos. "¿ Queréis gozar de los servicios de salubridad, educación y beneficencia bien administrados? ¿ Tenéis por ideal una sociedad dirigida por corporaciones de funcionarios activos? Pues entonces, estableced, por todos los medios que estén a vuestro alcanée, ese sistema de centralización completa que se denomina despotismo. . • 18 RAFAEL NU~EZ . En los países nuevos, donde los elementos de la representación nacional son embrionarios, donde la educación política está aún por hacer, donde la instrucción escolar es casi nula, donde, en territorios inmensos, una población diseminada aspira vagamente a un bienestar que no sabe definir, ¿qué papel puede desemPeñar el sufragio universal? Aún en los países históricamente parlamentarios, el sufra universal no pasa de ser un artificio político. En México no es más que una fórmula, pues la abstención del cuerpo electoral es 'completa y todo cede a las necesidades de concentración del poder encargado de mantener el orden y presidir el prograso material. En semejante condiciones, una asamblea no puede representar el sufragio popular, pero al menos representa la conciencia nacional difusa, los votos de la sociedad entera en favor de la conservación de la paz, el establecimiento del crédito y la reforma de las condiciones económicas del país. Hace quince años que las asambleas mexicanas están desempeñando ese papel. Atribúyese su conducta pasiva a intereses mezquinos, cuya existencia no negamos, pero que no exduyen una aspiración superior y patriótica. Trátase de dejar funcionar libremente los resortes del poder administrativo, de permitirle aplicar su acción entera a la conclusión de la gran obra emprendida, a la vez que de ir preparando, por la fiscalización legal, la organización de la instrucción primaria obligatoria, el futuro self government. El resultado de semejante política ha sido uno de esos males que acompañan siempre a los bienes de este mundo; la vida parlamentaria es ~casi nula; el pueblo está convencido de que la acción de un poder adrnjnistrativo bien organizado y enérgicamente dirigido, basta para las necesidades del progreso del país; los grupos po)íticos se disuelven. Esa es la eterna historia de los pueblos que han pasado por largos períodos de crisis convulsivas y que de repente se encuentr.n en pre- LA REFORMA POLITICA 19 sencia de este formidable dilema: reelolver rápidamente dos o tres problemas capitaleel o desaparec,er de la lista de las naciones (*). Lo que hizo en México el partido vencedor del imperio -descartarlo de los rehacios- es lo mismo que han hecho en Colombia los liberales independientes en consorcio con la gran mayoría de los antigp.os conservadores, adoptando la denominación ecléctica de partido nacional. La obra ma,gna de los estadistas mexicanos no difiere de la nuéstra sino en tres puntos principales, a saber: 19 Que allá se permite la reelección indefinida del presidente aunque se encuentre en actual ejercio. 29 Que allá subsiste la federación de Estados. 39 Que subsisten también las leyes de intolerancia respecto de los sacerdotes y el culto católico. Pero conviene notar que mientras que en Colombia la autonomía administrativ~de los departamentos es completa pára todo lo de interés seccional, en México la centralización política práctica es quizás más rígida que en Colombi~. En cuanto a la intolerancia religiosa, ella cae en desuso más y más cada día en México, no obstante la nominal vigencia de las desatentadas leyes. Estas se conservan apenas como un arma preventiva, y todo hace esperar que pronto queden expresamente abrogadas. El libro citado habla de muchas otras cosas relaciónadas con el desarrollo de los intereses económicos, a que sirven de base indispensable los ferrocarriles, cosas todas, o casi todas, que merecerían ser consideradas y tratadas en Colombia. Pero no siéndonos posible abarcar de una vez tan variados puntos, nos limitamos ahora a hablar de la minería. Los motores hidráulicos son todavía raros en la patria de Moctezuma, el combustible caro y la (.) Libro citado. 20 RAFAEL NU~EZ población vive esparcida. Pero, a pesar de todo, México ha sido, y vuelve a ser, la tierra opulenta de la plata. Cada año, cada semestre aumenta el guarismo de las exportaciones de este metal, y cuando la red de ferrocarril llegue a los Estados del Pacífico y los yacimientos de carbón de Coahuila y Sonora, sean explotados; la industria minera cobrará sorprendente vuelo. Copiamos literalmente -como muy oportunolo que sigue del libro: La baja de la plata ha sido favorable a México, y ha constituído una magnífica prima en favor del desenvolvimiento de sus recursos agrícolas. M. M. de Laveleye, de Soubeyran, Paul Leroy-BreauHe, Cernuschi y muchos otros economistas han enunciado desde hace tiempo este axioma: La mayor felicidad que puede sobrevenirle a un país nuevo cuyo único tipo monetario es la plata, es la baja de ésta. Los inglesesilhan advertido al fin que su famosa especulación sobre el oro -m<1Ilopo!io,el corner del orode que tanto se enorgullecían, se ha vuelto contra ellos. Han hecho todo lo posible para determinar la baja de la plata, y es .la India, colonia suya, en donde la plata, lo mismo que en México, es el único tipo, la que se' ha aprovechado de tal baja. Desde la depreciación de la plata, la India gana sumas inmensas; ha .hecho suya y desviado una de las fuentes de la riqueza de Inglaterra; ha vengado al Gran Mogol y a TippooSaheb perjudicando al sindicato del oro. ¿Por qué los mexicanos no han de conseguir de la baja de sus pesos los beneficios que la India ha sacado de la baja de sus rupias? Bastaría para ello trabajar con un poco más de método y capital aprovechando el sol de México. ) El autor censura, en cierto modo,la preferencia que se da a la minería sobre la agricultura, y la atribuye en parte al gusto de los mexicanos por los juegos de azar, pues que en el laboreo de minas hay algo o mucho de este juego. LA REFORMA POLITICA 21 Pero la causa es acaso más profunda. La agricultura necesita mayor número de brazos, y más tiempo para realizar el beneficio, y la inmigra.ción espontánea -que es la sólida- no se improvisa. Los metales preciosos son poderoso atractivo de ello- como la historia lo enseña, y mientras durli\ en el mundo el culto del becerro de oro, las minas serán preámbulo eficiente aunque no exclusivo del desarrollo agrícola en extensa escala. Lo primero de todo es la seguridad -el orden absoluto- luégo viene el ferrocarril a establecer la unidad nacional y el concierto y equilibrio industrial y comercial. En seguida afluyen capitales y brazos, y el progreso visible tiene cumplimiento. Si la justicia y la equidad sirven de norma invariable a las leyes civiles de modo que la riqueza creada se distribuya estrictamente según derecho natural, y la caridad que la religión incula viene a suavizar las fricciones del egoísmo, el progreso visible se convierte en progreso íntimo, y nada hay que temer de la dinamita. RAZONEMOS EN CALMA En Colombia se ha hecho de moda convertir el papel moneda en responsable de toda dificultad comercial o económica que en realidad existe, o que enfermas imaginaciones vislumbran, como si no se hubiera establecido en obediencia la necesid'ad imperiosa, y. precisamente para evitar al país universal ruina. Desde luégo se comprende que ello proviene de diversas causas, siendo de éstas las principales -y aún pudiera decirse las únicas, por aparecer las más visibles- la mala fe con que agentes de poco patriótica oposición al Gobierno forman concepto de una situación por ellos en gran parte creada; la ofuscación que en otro produce el cálculo utilitario y egoísta, y la general ignorancia o falta de estudio d9 lo que 22 RAFAEL NU:&EZ ahora mismo está pasando en las naciones más ricas e importantes del mundo civilizado. A juzgar por algunas críticas dignas de tomarse en cuenta, bastaría que volviéramos, por medio de una ley, a la circulación metálica -moneda de plata de 0,900, o a lo menos de 0,835- para que por todas partes rebose la prosperidad y la abundancia. Pero ni la ley puede modificar la íntima condición de las cosas, oel curso natural de los acontecimientos, ni hoy tiene, en verdad, el mismo intrínseco valor proporcional sino las monedas de oro equivalentes a las de los Estados Unidos, las inglesas y alemanas, o las de los países que forman la Unión Monetaria Internacional. Y a ún éstas mismas están suj etas entre sí a las fluctuaciones del cambio; pues una libra esterlina nunca vale cinco dólares americanos, ni cincuenta francos lo mismo que dos libras esterlinas. A nosotros nos es absolutamente imposible, en los momentos actuales, adoptar el oro para tipo legal y corriente de nuestra moneda; y si por efecto de alguna sobrenatural combinación, que los romunes mortales no alcanzamos a comprender, el papel moneda se tornara de la noche a la mañana en plata a la Ley de 0,835, o, más todavía, de 0,900 ; el mal que arraca las principales quejas -lo costoso de nuestros cambios en el exterior- sólo mejoraría en proporción relativamente pequeña. La enorme producción de plata, especialmente en los Estados Unidos, y la obstinación con que algunas poderosas naciones europeas resisten el bimetalismo, hace que este metal haya bajado de precio en los grandes centros o mercados, y sea una amenaza de crisis, más bien que eficaz elemento de fáciles transaciones internacionales. The Speaker del 3 de septiembre, afirma que las operaciones de bolsa están en Londres casi paralizadas, y nunca se han hallado en situación peor, en tanto que fuera los negocios no andan en mejor pie. "Ahora, en los Estados Unidos -dice además- se nota grande ansiedad, lo cual no es LA REFORMA POLITICA 23 para causar extrañeza. Nosotros discutimos en la última semana lo grave de una crisis en la plata, y poco necesitamos añadir aquí, excepto que mientras la gravedad subsista prevalecerá la desconfianza y los negocios de toda especie s~ mantendrán deprimidos. Hasta la más limitada inteligencia puede ahora ver claro que el ensayo americano con la plata ha fallado por completo, y que las compras deben ser suspendidoo, o habrá crisis. Si hay crisis, vendrá una seria rebaja en los valores americanos, en los cuales tánto se especula habitualmente. Si las compras se suspenden, probablemente ocurrirá alarmante demérito en la plata, y nadie puede precedir cuales serán las consecuencias." Señala. en seguida la revista semanal citada otros 'motivos que influyen, a su juicio, en el malestar a que se contrae, bien que haciendo notar, a manera de calmante, que tanto banqueros como especuladores han venido preparándose para cualquier evento, por lo cual no es de temerse, por el momento, una muy seria crisis. Pero sea de esto le que fuere, resulta demostrado que la buena si.. tuación económica es efecto de causas muy complejas, y que cuando se pierde el equilibrio entre éstas, y las medidas' de restricción o impulso, en cualquier sentido, están fuera de oportunidad -corno si dijéramos siempre que faltan tiempo y medida- la confusión, entorpecimiento y pérdidas no se hacen jamás esperar. Las grandes existencias metálicas nada pueden por sí solas corno lo comprueban las actuales dificultades de los Estados Unidos -país de riqueza extraordinaria y en cuyas arcas oficiales ha figurado enorme superávit--, y lo inactivo del mercado de Londres, que es el principal centro monetario del mundo. Aquí fue forzoso apelar al papel moneda; pero gracias a la cordura que ha habido en manejarlo, no llevando la emisión sino hasta donde el país puede soportarla sin violencia, se ha salvado el Tesoro Público de completa bancarrota, y lejos de sufrir r>Rralización y quiebras la industria y el comercio, 24 RAFAEL NUÑEZ gozan de creciente desarroÍlo. Pretender que el papel desaparezca es simplemente absurdo; más tampoco debe sometérsele al sistema de inflación o emisión indefinida, porque sería repetir, en cierto modo, la fábula de la poule.aux oe ufs d'or. Con un poco de patriotismo de todos lados, la cuestión del papel moneda puede sacarse fácilmente dél terreno político para convertirla en asunto nacional, digno de ser estudiado (:on buena voluntad y sin otra mira que la de encontrar el mejor modo de cimentar el crédito y el progreso del país. En las presentes circunstancias, debemos convencernos de que no estamos en aptitud de "01ver a la circulación metálica, y cuando llegue la oportunidad de pensar en ésta, habrá que buscar medios prudentes que ,conduzcan por segura vía. Yes aún probable que mientras estemos obligados a vivir bajo el régimen del papel moneda, tenga alguna favorable solución el actual grave problema universal de la gran producción de plata y f:.U alarmante pérdida de valor. Esa solución será de grande importancia para nosotros, que habremos de permanecer bimetalistas. La general adopción del bimetalismo cuenta partidarios muy respetables; y aunque Inglaterra, por razones especiales suyas, se opone a ella, como se opone también al proteccionismo, no será extraño que al fin oiga siquiera los clamores de la India, donde la baja de la rupia, aunque estimula la producción interior, está causando entorpecimientos acaso más serios que nuestro papel moneda. Y si Inglaterra se convirtiera al bimetalismo, no es de creerse que las otras naciones monometalistas llegaran a resistirlo tenazmente. La economía política es utilitaria, y los ingleses son por temperamento oportunistas. Así, por ejem. plo, 'escritores británicos -forzados por la univer"" sal corrienteprincipian a mostrarse, velada o claramente, proteccionistas. Ya sabemos q~e hace poco el Marqués de Salisbury se declaró partida- LA REFORMA POLITICA 25 rio de la imposición de derechos protectores de la industria inglesa sobre ciertos artículos extranjeros; y en el número de septiembre de The Nine· teenth Century, persona 'competente ensaya demostrar el beneficio de un Zollverein entre Inglaterra y sus colonias. El escritor se hace cargo de todas las objeciones; sin embargo, al propio tiempo que cree en la imposibilidad de formar una confederación imperial, opina que el Reino Unido, y las colonias no tendrán lazo de unión en lo futuro, sino se someten a un acuerdo comercial sobre la base del libre cambio para la producción interna, ya la protección,en cierta forma, por lo que se refiere a lús países extranjeros. El objeto principal es que, en lo posible, las colonias consuman únicamente los productos británicos, y el Reino Unido traiga de las colonias lo que ahora le viene de otras partes. Para lograr esto propone el articulista que las posesiones británicas establezcan derechos proteccionistas de diez por ciento ad valórem sobre los productos extranjeros de idéntico carácter a los importados del Reino Unido,con el fin de pagar con su rendimiento primas que se concedan a determinardos artículos de producción propia; que las primas cesarán seis meses después que el Reino Unido fije un diez por ciento de derechos diferenciales sobre productos iguales a los favorecidos con ellas, importados del extranjero y no de las colonias, y que en un término no menor de siete años ni mayor de diez y ocho, desde que el Reino Unido cobre los nuevos derechos, habrá completo libre cambio entre los productos británicos y los coloniales. Se hace excepción del algodón, porque Inglaterra se verá obligada, a lo menos por tiempo indefinido, a comprar siempre el de los Estados Unidos, y algunos otros artículos que requieran especial tratamiento. Por lo demás, el escritor -Sir Julius Vogel- no vacila en resumir del modo siguiente la virtud práctica de los nuevos derechos y primas: "Aumentarán el pedido de ma32:1-2 2. RAFAEL NUÑEZ llu!acturas de la madre patria, y darán impulso al comercio y transporte británicos, cuando ambos están amenazados por la creciente competencia de países extranjeros. La facultad de ir más allá del diez por ciento en los derechos será una arma formidable para contener la hostilidad extranj era, arma cuya falta han lamentado los más hpbiles hombres de Estado de la Gran Bretaña. Como se ve, aún en Inglaterra hay quienes deseen separarse de las allí tradicionales doctrinas económicas; y no causará sorpresa que la ley de la necesidad, o la conveniencia, hiciera olvidar la nacional ortodoxia. Más a lo que principalmente debe llamarse la atención es a que los tropiezos en los negocios ordinarios de que allá se lamentan no reconocen por fundamento la carencia de signos metálicos, sino la competencia extran.iera. Es ésta, en definitiva, la que lleva a todos los paises la disminución o aumento de provechoso trMico. Demasiado ha favorecido el papel moneda la. exportación de productos nacionales nuestros que antes de poca ayuda nos servían; y si realmente nuestros frutos exportables pudieran resistir en todo tiempo la competencia de otros en los mercados americanos y europeos, no habría habido emigración del oro y de la plata, o halagaría hoy la esperanza de que pronto plata y oro volvieran. Los que tánto culpan al Gobierno por la existencia o nó desaparición del papel-moneda, parecen no comprender que la acción de los gobiernos trae, sin duda, buenas o malas consecuencias, sin que esto signifique que ellos tienen facultad hasta para 10 imposible. La doctrina de la omnipotencia del Esbdo ha. sido adoptada inconscientemente por espíritus revolucionarios; y los colombianos que pretenden hacer al Gobierno capaz de crear a voluntad oro, plata o papel-moneda, '~emejan hasta cierto punto los .!!Ocialistas-europeos, que de simples leyes aguardan riqueza, comodidades y goces. In .. díquese un medio razonable y práctico de traer oro al paÚ!, y el Gobierno hará lo que elea de su deber. LA REFORMA POLITICA Desgraciadamente, de Ottello: 27 sólo podemos decir con el autor What wound did ever heal but by degrees? How poor are they have no patience! Sin embargo, de todo 10 expuesto, se ha hecho, como obra de misericordia política, el tour de force de gravar el sistema tributario para preparar el terreno de la conversión, y se ha también cerrado herméticamente el peligroso camino de las emisiones, puesto que el Banco Nacional no podrá poner €n giro más billetes (salvo dos millones y medio de pesos), sin respaldo metálico de igual valor. Por último, bueno será que se sepa que en Panamá -donde no corre el papel-monedael oro americano se cotiza al ochenta por ciento de premio, según informe auténtico que acabamos de recibir. PAGANISMO El paganismo fue duro para morir; y aún después de haber sido desterrado del trono de los Césares, reapareció con fuerza aparente encarnado en Juliano, sucesor de su primo Costancio, en el año 36l. Este es un episodio interesante de la historia religiosa del siglo IV; pero apenas puede mencionarse en el limitado espacio de un periódico. El asesinato de los suyos, atribuído acaso sin razón a Constancio, cuando éste tomó la herencia de Constantino, y la desconfianza con que fue tratado por el nuevo emperador, contribuyeron, según el juicio de algunos, a la apostasía de Juliano, bien que su ascenso al trono lo debió a designación de Constancia; y aún por decreto de éste asumió el mando del ejército de las Galias en guerra con los germanos y se encontró en aptitud de adquirir militar prestigio y medios de acción para 10 futuro; 10 que sucedió en efecto, y pronto, procIa- 28 RAFAEL NUÑEZ mándose Augusto y empleando las armas del Imperio puestas en sus manos en fundar su dinastía. La suspicacia y desconfianza recíprocas en que vivió, en lo íntimo, con sus deudos dominantes, pudo sin duda pr.edisponerlo a favor del viejo culto repudiado por aquéllos; y pudo a la vez ser acto de hipócrita prudencia su profesión de la fe cristiana, de que se hizo abierto enemigo al ocupar el trono. Parece ya averiguado que su adhesión a las cosas de Grecia y especialmente al paganismo fue en él constante, aunque reconocía la necesidad de ensanchar el estrecho horizonte del decrépito Olimpo. La conversión de Constantino unida indisolublemente a su victoria sobre Magencio, quien tenía a su favor todas las probabilidades visibles, fue considerada en su tiempo por cristianos y paganos como -obra de intervención divina. Divídense los historiadores en cuanto a que fueran puros o nó los decisivos móviles, esto es, asunto de cálculo o de vocación en sí misma desinteresada; pero es cierto que del lado de 10i? cristianos no encontraba entonces fuerza material mayor, que del lado de los paganos; y lo es asimismo que ninguno dio más que él a su victoria carácter milagroso. En una obra clásica reciente -escrita sin espíritu sectarioencontramos datos que nos servirán mucho en el estudio, necesariamente breve, del asunto tan complejo a que dedicamos los presentes párrafos. Lactancio dice en su tratado La muerte de los perseguidores, que apareció poco después de la victoria de Constantino, que en el mes de octubre del año 311, hallándose el príncipe a las puertas de Roma y próximo a atacar a su enemigo, tuvo de noche, una visión: "Recibió el mandato de hacer estampar en las corazas de sus soldados el signo divino (la cruz), y de entrar en seguida en batalla. Hizo lo que se le ordenó; pintaron la letra X, atraTesada por una línea con su parte superior lige- LA REFORMA POLITICA 2. ramenteencorvada y formando de ese modo el monograma de Cristo; después, el ejército, protegido por ese nombre sagrado, tiró de la espada para combatir" (1). Es pues, un sueño lo que decide a Constantino, en un momento grave, a pedirle ayuda a Cristo y a hacer una especie de pública manifestación de cristanismo. Notemos que Lactancio no reproduce en las citadas líneas uno de esos vagos rumores que corren por el mundo sin que pueda saberse su origen. El frecuentaba a Constantino; estando en Nicomedia lo llamaron a l~ G~lia para educar al hijo mayor del príncipe, y debió de vivir en intimdidad con la familia imperial; es, pues, verosímil que él nos transmite una relación que le hizo el emperador o alguno de los que a menudo le acompañaban. Constantino le contó también el suceso a Eusebio, a lo menos según una de las versiones que éste nos ha dado, pues lo ha referido dos veces. En su .Historia de la Iglesia, que fue escrita antes de la muerte de Crespo, no parece todavía conocer los detalles del acontecimiento. Se limita a decir que Constantino venció a Magencio merced al auxilio que Dios le prestara, y que antes de principiar la batalla "piadosamente llamó en ayuda suya al Dios del Cielo y a su hijo Jesucristo", quienes le dieron la victoria (2). Pero está mucho mejor informado de la manera como se verificaron los hechos, cuando historia la vida del emperador. Entonces el relato es completo y ninguna circunstancia se omite en él. Nos muestra al príncipe, poco antes de la batalla, muy perplejo y muy inquieto, diciéndose a sí mismo que el auxilio de los hombres no basta cuando se va a correr un albur tan contingente, y que no es malo fortificarse en un apoyo divino. Viénele a la sazón a la mente el recuerdo de que, de todos los monarcas que ha conocido, el único que gozó de prosperidad sin eclipse fue su padre, Constancio, (1) Lactancio, De mort. per3. 44. (2) Eusebio. H. E. IX, 9. 30 RAFAEL NUÑEZ quien protegió a los cristianos,. en tanto que aquellos que los persiguieron han sido casi todos aca-' bada miserablemente. Esos pensamientos il1ciinabi:m ya su alma hacia el cristianismo; y le pedía a Dios que le diera alguna señal visible que pudiera decidirlo por comWeto. Su plegaria fue oída favorablemente: se puso en marcha con su ejér'cito, y, como al medio día, en la hora en que el sol principia a inclinarse hacia el horizonte, vio en el Cielo una cruz luminosa, con ·estas palabras: "Con este signo vencerás." Sus soldados la vieron también, y, como se comprenderá, esto los sorprendió mucho. Sin embargo, el emperador no estaba completamente convencido, y aun asistíallle dudas cuando, por la noche, Cristo se le apareció teniendo en la diestra la misma imagen que él había visto en . el Cielo, y le ordenó que la pusiera en un estandarte que debía llevarse delante del ejército en las batallas. Es el famoso lábaro del cual se ven reproducciones en algunas monedas de Constantino. Eusebio nos dice que esa relación se la hizo el emperador mismo, quien le garantizó con juramento la exactitud de ella. Hay empero, otras apreciaciones que no deben pasarse en silencio. Se hace la pregunta de si debe creerse a Constantino aunque apoye en juramentos IiJUS apreciaciones. Sucede con los conductores políticos de esta talla que de antemano se les supone dispuestos a la fantasía, y de tal manera que en la misma proporción en que avanzan en protefltas y actos de fe religiosa, se les quiere considerar más y más indiferentes y escépticos. Burckhardt -citado en la obra aludidaencuentra aún ridículo el que se pregunte cuáles son las verdaderas creencias de un ambicioso, "como si la religión pudiera tenerse en algo por un Gorazón devorado por la sed de reinar" (1), y a Constantino, convirtiéndose al cristianismo, lo compara con el (1) Véase la obra de Burckhardt, titulada Diezeit Constantin's. LA REFORMA POLITICA 31 primer cónsul cuando firma él 'copcordato. Ni uno ni otro eran seguramente devotos preocupados con los intereses del Cielo; ambos no pensaban sino en su poder y en su gloria. He ahí la opinión que muchos historiadores se forman hoy de Consfantino; algunos solamente, que le son más favorables, atribuyen su indiferencia a motivos más elevados. ¿No podría suceder, nos dicen, que él haya sido uno de esos sabios, como entonces había algunos, que levantaban su espíritu por encima de los cultos, que no veían diferencia notable entre JÚpiter y Jehová, entre Apolo y Jesús, y se complacían en confundirlos baj o el nombre vago y acomodaticio de Divinitas, que ninguna doctrina hiere, y a todas puede satisfacer? Si eso es así, no hay razón para declarar que él se convirtiera, es decir, que pasara de una religión a otra', puesto que todas las religiones las juzgaba parecidas en el fondo. Tan sólo salió de los estrechos límites de un culto para encontrar más amplia fórmula que todos los cultos podían aceptar sin comprometerse; soñó, nos dice M. Duruy, con una aproximación de las almas, que en el estado en que se encontraba su imperio, era muy de desearse; "quiso unir a sus pueblos en una misma creencia, cuyas formas podían variar, pero cuyo fondo fuera el culto del Dios mismo" (2). Juliano no comprendió la transición, a pesar del milagro en ella envuelto. Sus instintos paganos no se habían debilitado con las prácticas cristianas a que lo obligaba su rango dinástico y su ostensible profesión de fe. Y lo más increíble es el haber desconocido la superioridad moral de la nueva religión, que no servía, según sus propios conceptos, sino "para esclavizar las almas". Se explica, en cierto modo, la obsecación cuando se piensa en los espectáculos que Juliano presenciaba, y qúe a él particularmente debían impresionar por las con(2) Véase el último tomo de la Historia Romana de MDm~ . 32 RAFAEL NU:&EZ diciones de su temperamento. Las costumbres no se habían mejorado por el momento después de la victoria oficial del cristianismo. "Esto no debe causar sorpresa si se piensa que la humanidad cambia poco, que en ella el bien y el mal se mezclan en proporciones aproximadas, y que ninguna doctrina, por elevada que sea, nunca tendrá bastante poder para hacer perfectos a los hombres." Aún se atribuía a Constantino el asesinato de varios miembros de su familia, y se decía otro tanto de Constancia, sucesor de aquél. El primero tío y el segundo primo de Juliano. A todo se agrega las condiciones de los sacerdotes que intervinieron en la instrucción religiosa del "apóstata", sacerdotes empapados en los errores de A rrio, y más propios para la intriga que para la formación de un espíritu evangélico. El ejemplo de tales sacerdotes no era adecuado a inspirar a Juliano veneración por la doctrina que se anunciaba como regeneradora del mundo. Así, en 'sustancia, se expresa el autor de la obra varias veces citada. Las costumbres en general se resentían grandemente de la influencia pagana. Se nota, por ejemplo, que en la época de Juliano, estaban todavía en boga los combates de gladiadores. Constantino, en su entusiasmo por la fe cristiana, habría querido abolirlos. "Estos espectáculos sangrientos -decía una ley- no me agradan"; pero como ellos eran del gusto popular, la ley no fue respetada. Los mismos emperadores ayudaron luégo a la violación. Tales escenas no tuvieron fin sino años después, cuando el poeta cristiano Prudencia expresó enérgicamente el deseo de que cesaran esas matanzas que servían de regocijo a la muchedumbre: Nullus in orbe cujus Sit pena voluptas; Las cartas de Simancas hablan de muchas otras eosal que revelan la depravación, o ligereza, que LA REFORMA POLITICA 33 reinaba en la sociedad de Roma, a pesar del cristianismo. El terreno parecía, pues, propicio todavía a la conservación del antiguo culto. Juliano comprendía, empero, que la renovación estaba en el fondo de las cosas; y no se propuso establecer el politísmo precisamente. Odiaba a los cristianos considerándolos seres abyectos no obstante la inmolación que aceptaban antes de renunciar a su fe. Tenía por otra parte horror al ateísmo; y "a todos los que preguntan -decíasi hay dioses y se muestren dudosos de la existencia de éstos, no debe respondérseles como a hombres sino perseguírseles como a fieras" . No fue un librepensador absolutamente, y su filosofía es la de Platón y Pitágoras que rindieron tributo a la Providencia divina aún en el seno del paganismo. De Epicuro y de Pirrón, decía: "Ha sido favor de los dioses que se hayan perdido sus libros." No. era materialista. Cuando herido y próximo a morir se le trajo del campo de batalla a su tienda, al ver inundados en lágrimas a sus oficiales, censuró aquella aflicción manifestándoles que no era bueno llorar a un príncipe en el trance de elevarse a los cielos. Sucumbió con la certidumbre absoluta de la inmortalidad del alma. Fue gran general, hábil político, de vigoroso pensamiento, ilustrado, elocuente, infatigable; y fracasó tristemente en su insano empeño de destruír a Jesús; sin embargo, de que la predicación de éste no había aún calado decisivamente en muchos corazones. Los templos paganos abrieron su puertas por orden del "Apóstata"; pero los concurrentes sinceros casi faltaban. Iban los aduladores que se proponían con ello halagar al poderoso príncipe. El mismo dejaba escapar palabras en que confesaba el fracaso: "El helenismo no progresa· como sería deseable", decía en una epístola; y también: "Tengo necesidad de muchos cooperadores para restaurar lo que cayó tristemente." 34 RAFAEL NU:&EZ Pocas veces se ha tentado con tántas aparentes probabilidades de feliz éxito una reacción semejante; y ya se ha visto cómo el resultado fue completamente adverso. La muerte de Juliano disipó la pasajera nube, y luégo Teodosio vino a dar afirmación oficial definitiva a la gran evolución de Constantino. El radicalismo pagano había ciertamente muerto. LA PRENSA La prensa constituye gran poder y por medio de influencia en las sociedades modernas, y éstas avanzan o se desvían, según el impulso, bueno o malo, que aquélla les comunica, como resultante de las paralelas o encontradas fuerzas que sabe poner en acción. Desde la común hoja periódica, destinada a informar al público de acontecimientos pasajeros, hasta el libro elaborado a costa de paciente estudio, todas las manifestaciones del pensamiento escrito y a los cuatro vientos circu:lado, ejercen sobre la inteligencia impresión irresistible, que arraiga o destruye ideas, eleva o .empequeñece sentimientos. Por tales motivos, en las naciones bien organizadas no se concede a la prensa libertad absoluta, sino que, por el contrario, se le somete a restricciones conforme con las necesidades de la seguridad pública y del respeto que se deben entre sí los individuos. El carácter, moralidad y civilización de un pueblo están en armonía con el espíritu preponderante en su movimiento intelectual; y los buenos gobiernos jamás descuidan corregir, por medio de eficaz sanción cuanto ese espíritu dé señales de nocivo para la buena marcha del Estado o la pureza de las costumbres. Si se toman como ejemplo Inglaterra, Francia y Alemania, las tres más poderosas y civilizadas naciones, se notará a primera vista que en todas ellas existe, aunque no en un mismo grado, plena libertad para la discusión de los asuntos públicos y la propagación de las ideas. En esas naciones, ne LA REFORMA POLITICA 3li obstante, la ley arma la sociedad en defensa del abuso, y las personas tienen siempre franco el recurso de queja y reparación inmediata contra las injurias a su hora o sus derechos. Es, por otra parte, fácil de comprender, al hacer la comparación de dichos países entre sí, que Inglaterra se distingue por un carácter nacional más elevado, porque se acomoda mejor la discreción y a las necesarias reglas del decoro. Los libros de Alemania son fruto de perseverancia y erudiFión admirables, y acreditan aquel país de pueblo reflexivo y serio; que si no descuella hoy en los asuntos puramente literarios, a todo imprime el sello de profunda filosofía, ya se trata de ciencias o artes como de política o historia. En Francia, las grandes obras se distinguen por la brillantez del estilo, y por la investigación llevada a profundidades y alturas accesibles sólo para imaginaciones de gran vuelo y genios de primer orden; y revistas quincenales como la Revue de Deux Mondes gozan el renombre, no obstante su eclecticismo en todo, de no ser riva1izad::ls por ninguna otra. El gran poder intelectual de Inglaterra es más bien de asimilación y aplicación práctica, en el punto de vista nacional, que no de espontánea exhuberante iniciativa, en lo que a todos concierne; de donde resulta que sus autores aparezcan, no raras veces, trillando viejos caminos, sin demarcar a la humanidad nuevos senderos. En cierto género de revistas -muy notables algunas d~ eIlas- se observa que aún la Edinburgh Review, por ejemplo, no es la famosa de los tiempos Sir Walter Scott. Podría tal vez concluírse de aquí que las publicaciones inglesas de largo aliento no ocupan, generalmente hablando, el prominente rango cosmopolita de las alemanas y francesas; pero la prensa diaria de Inglaterra, es prensa que discute con maestría los problemas cotidianos, está reconocida como la primera dE'1 mundo, sin duda por su información exacta, y por ser siempre respetuosa de sí misma y rel5petuosa 36 RAFAEL NU:ÑEZ de todos. Como consecuencia de esto, vemos que la opinión pública inglesa puede cometer errores -y los comete frecuentementesin que nadie se atreva a afirmar que la prensa que la didge se halla al servicio de farsantes, o inspirada por malos motivos. Entre el diarismo francés y el inglés existen esenciales diferencias, que particularizan la fisonomía de cada uno, y se traducen en honor del último. Sólo los periódicos de humilde escala se atreven en Inglaterra, de vez en cuando, a manchar en términos el lenguaje de la decadencia; y si un escritor inglés -de Mr. Gladstone abajoexige, o acepta voluntariamente, que se le paguen cien o más libras esterlinas por un artículo, es seguro también que en éste no halla el lector sino convicciones personales, no una mercancía producida en cambio de la paga. El diarismo inglés es, en una palabra, profesión lucrativa, que se mantiene dentro de los límites de la honradez y de las convenciones sociales,en tanto que el francés se halla radicalmente viciado de utilitarismo, y tiene por norma deleitar a las gentes frívolas y vender sus favores a quien mejor precio le ofrezca. El relajamiento de la prensa francesa pr.wiene en gran parte de la tolerancia del gobierno, que, por intereses políticos, descuida hacer uso de las facultades que le da la ley. Cuando alguno reclama, 'la justicia cumple su deber, es cierto; y no hace mucho que MI'. Drumont, dire~tor de La Li· bre Parole, fue convencido de calumnia y condenado a severísima pena pecuniaria, y aún permanece en prisión. Pero cuando la agraviada no etl una persona capaz de quejarse, sino la paciente sociedad, entonces la consigna de las autoridades parece no ser otra que laisser faire, laisser passer. En un estudio sobre los judíos -en el fondo justa defensa de éstos- que publica la Revue de Deux Mondes, en su número de 15 de diciembre último, se expresa MI'. Anatole Leroy-Beaulie en los siguientes desconsoladores términos: ! LA REFORMA POLITICA 17 "Nos queda una primacía que nadie disputa a la Francia de la tercera república: la de la pornografía. En este terreno, nosotros carecemos de rival. Para ciertos de nuestros diarios, literario se ha convertido en sinónimo de pornográfico. Esta aespreciable realeza ¿a quién la debemos? ¿Es al judío? Al semita, 'Consus antiguos kedestoth, ¿qué nos ha hecho pasar del culto de la dama al culto oe la eriada? (du eulte de la dame au eulte de la filie?) Pero Inglaterra cuenta tántos y más judíos que Francia, Alemania posee siete u ocho veces más que nosotros; e ing~sa o alemana; la literatura de nuestros vecinos no está contaminada como la nuéstra .. , Nuestros antepasados tenían pintores que pintaban con cera y yema de huevo, nosotros tenemos una escuela que pinta con inmundicias y meja sus pinceles en los albañales. Esos directores de hojas populares que hacen profesión de ilustrar las multitudes, reclaman la libertad de profanar la juventud y tienen públicamente tienda de obscenidades, como en otras partes, en países, atrasados, habrían abierto, en una calle apartada, un lóbrego mal afamado establecimiento. "¿De dónde viene, en verdad esta vil literatura, a un tiempo grosera y refinada, himno impúdico a la glorificación de voluptuosidades reprobadas por la Iglesia y por la Sinagoga? Ella viene del neo-paganismo, del restaurado cuIta de la carne y los sentidos, a los cuales ceden a la par el judío desjudaizado y el cristiano descristianizado (le juif dejudaisé et le ehretien deehristianizé). Para limpiarse y curarse de ellos, no tendrían ambos, judío y cristiano, sino que resumergirse, al pie del Hemmon, en las aguas heladas de las fuentes del Jordán." En el mismo número de la revista citada, en un artículo titulado L'heure présente, escrito con motivo de los escándalos relacionados con el Canal de Panamá, el Vizconde Eugene Melchior de Vagué juzga así la actual prensa francesa: "La libertad de la prensa era también uno de RAFAEL NU~EZ los artículos del credo liberal. Ahora, para quien adquiera justa idea de esta potencia suprema, es la clemencia de la prensa la que sería preciso implorar. Existe un colosal equívoco en las relaciones del lector y del diario; por efectos de hábitos muy lentos en modificarse, el público continúa pidiendo atributos de pensamiento a una gran fábrica industrial. En sus comienzos, el diario era un idea pura, el arma costosa de una causa política o literaria. Por una evolución inevitable, se ha convertido en rama de floreciente industria. .. Muchas gentes sueñan hoy con el mito de un diario desinteresado, que dijera toda la verdad y nada más que la verdad. Sueño irrealizable tal vez. ¿ Puede uno imaginarse un potentado que aboliera todos los impuestos, que rompiera con todas las familias de los príncipes para hacer él, aparte, experiencias revolucionarias? Por eso mismo, por lo que es un gran poder, encuadrado en una jerarquía, envuelto a una red de intereses, cada diario influyente se siente condenado a un lenguaje de conveniencia, como todos los personajes públicos que tienen la responsabilidad de negocios importantes; está obligado a desempeñar su papel en las mentiras convencionales de nuestra civilización, según las llama Mr. Nodau." Escritores honrados y observadores inmediatos como son Mr. Leroy-Beaulier y Mr. de Vogue, su testimonio tiene todas las condiciones de importante irreprochable; con todo, si uno quisiera ponerlo de lado, le bastaría recordar que loskioskos de los bulevares de París en que se venden periódicos están permanentemente llenos de literatura por el estilo de la de Gil BIas, y que las recientes revelaciones de Mr. Rouvier, en la tribuna parlamentaria -poco después de su caída del Ministerio de Haciendano dejan duda de que las convicciones y principios, si así pueden llamarse, de gran número de escritores france~es, se estiman como valore3 de bolsa, comprables a toda hora por los que manejan los fondos secretos LA REFORMA POLITICA 39 del Estado, de los partidos políticos o de las empresas financieras. Diario como \ L'Univers, Le Temps, Le Soleil, y algunos más, serán con el tiempo la excepción, no la regla general. Si en países ilustrados como Francia, indebida tolerancia oficial permite a la prensa degradarse lastimosamente, a pesar de los severos castigos con que a veces la justicia le recuerda que todavía se encuentra bajo el ojo vigilante de la ley; si en Alemania, y aún en Inglaterra, los órganos de publicidad ,se mantienen dignos y decorosos sólo por efecto de restricciones inflexibles, mal puede comprenderse que en naciones atrasadas se' pida' para ellos la inmunidad completa. Los malos instintos humanos son unos mismos en todas partes; pero donde la cultura y la educación política adolece nde imperfección lamentable, es en extremo peligroso e inexcusable poner el gobierno y las autoridades, la sociedad y los individuos, a merced de gentes sin lastre moral, quienes, por manejar, bien o mal, una pluma, se cren con el triste privilegio de hacer conocer sin reservas su malevolencia o enojo. La prensa que se envilece o se torna en vocero de las malas pasiones y en heraldo de la calumnia, es corrupción y escándalo; y ninguna sociedad cristiana está en el caso de prestarle amparo alguno. Esta verdad elemental no debe jamás olvidarse entre nosotros, para enmienda saludable de los mismos que se empeñan en volver al desborde de otros tiempos. BIBLIOGRAFIA ,i JUAN JACOBO Como más de una vez lo hemos hecho notar en estas columnas, el fin de este siglo parece ser de general reacción respecto de hombres y cosas. Hoy le toca el turno a Rousseau. Como precursor de la revolución y del romanticismo, ha-sido el héroe de un doble culto en Francia: po-