MISTERIO SIN RESOLVER Érase una vez, un niño llamado Luis. Él siempre había querido resolver misterios pero nunca lo consiguió. Un día estaba paseando por el campo y se encontró a un niño de mayor edad. Luis tenía miedo porque el niño estaba cortando los arboles más bonitos del bosque. -¿Por qué estás cortando los árboles? -preguntó Luis. -A ti qué te importa pequeñajo –dijo el niño–. Me llamo Óscar y más vale que te vayas antes de que te caiga un árbol. Luis se fue muy triste a su hogar. Vivía en una casita que tenía telarañas. Entró en su habitación y se encontró a unos soldados muy feos. También había un libro de misterios por resolver. Luis cogió un megáfono y les gritó: -¡Fuera de mi habitación ya! Los soldados salieron, pero uno de los soldados, llamado Eduardo, que era uno de los más jóvenes del equipo dijo: -Luis, este libro te pertenece. Cógelo y llévatelo al monte donde encontrarás a Fonsina, que te dará el primer misterio que debes resolver. Entonces Luis salió de su habitación muy rápido. Cuando Luis abrió la puerta se encontró con Óscar. - ¡Hola pringao!- dijo Óscar. - Ahora no tengo tiempo para hablar Óscar, tengo una misión muy importante. Luis se fue camino de la montaña y de repente escuchó: - Miau, miauuu. - ¿Qué ha sido eso?- se preguntó Luis. - Miauu. - ¡Otra vez!- se sorprendió Luis. Entonces salió un blanco gatito. Luis vio que tenía un collar en el que ponía “Único”. Detrás tenía una nota de Fonsina. -¡He encontrado la primera pista! – exclamó Luis. La nota decía: “Luis, ya no tienes que ir a la montaña. Tienes que encontrar el puente del mercader”. -Bueno, me ahorro tanto andar….- dijo Luis. Cuando llegó al puente, oyó un ruido muy fuerte y salió corriendo a ver qué era ese ruido ¡Era el mercader! - Hola mercader, necesito su ayuda para completar un misterio – dijo Luis. - ¡Ohhh! Perdón no te había visto – dijo el mercader- no te quedes ahí, pasa. Entonces el mercader le dio lo que buscaba: una carta. -Muchas gracias – dijo Luis muy contento. En la carta ponía: “Debes atrapar a un malvado joven llamado Estefan y meterlo en la cárcel. Si cumples eso te llevarás una recompensa”. -¡Voy a conseguirlo! – exclamó el niño. Luis fue a la ciudad donde vio a un hombre disfrazado de mujer. Le quitó la máscara y vio que era el malvado Estefan. Luchó con él, le ganó y consiguió meterlo en la cárcel. Estefan era tan peligroso que la noticia salió en todas las televisiones. A partir de ese momento Luis se convirtió en un auténtico detective resuelve misterios. Esa fue su mejor recompensa. FIN Autora: Paula Pérez Mérida 5ºB