Riego por aspersión. Comida garantizada. Revista No. 82 “Con el riego la comida está garantizada”. Con estas palabras Filomena Rugama, en la comarca Cerro Colorado del municipio San Francisco Libre, resume la importancia que hoy tiene para su familia tener riego en su parcela. Doña Filomena es una de los 255 productores atendidos en ese municipio por el proyecto INTA-PESA, un proyecto piloto del Gobierno de Nicaragua con apoyo de la FAO y del Gobierno de España. En su primera fase se implementa solamente en tres municipios, San Francisco Libre, La Conquista y Villanueva, pero a través del riego y de la diversificación se trata de encontrar alternativas de producción que permitan, en una segunda fase, ampliar la atención a todos los municipios secos del país. Doña Filomena amplía sobre la situación que se vivía antes en esos lugares secos: “Aquí la situación, por las sequías, era mala, por eso una parte del año había que emigrar a los cortes de algodón o café. Cuando el invierno era bueno se daba el trigo y el maíz. Una cosecha pequeña: de 10 a 15 quintales por manzana. Guardábamos una parte para la comida y la otra la vendíamos, para comprar el resto de cosas que hacen falta: jabón, aceite, arroz... Pero cuando los inviernos eran malos, sobre todo si no se daba bien la cosecha de postrera, o sufríamos toditito el verano y una parte del invierno, hasta que volvía a salir la primera cosecha, o como la producción era poquita, había que vender algún animal o salir a ganar a otro lado, a los cortes de algodón o café. Así sobrevivíamos aquí, si no uno se moría de hambre en estos lugares, porque los inviernos eran malos. Pero llegaron tiempos peores, en que sólo teníamos para comer la tortillita con sal. Ni café, ni frijoles, ni nada. Incluso hubo una sequía de tres o cuatro años que aquí no se dio nada de nada: ni trigo, ni maíz. ¡Hasta los animales se murieron; no me quiero ni acordar cómo lloraban las criaturas de hambre, pidiendo comida! Toda la gente se tuvo que ir. El caserío quedó vacío. Nosotros dejamos la casa sola y tuvimos que irnos un año completo del lado de El Tuma, en Matagalpa, a buscar cómo ganar en las haciendas cafetaleras. Hoy, gracias a Dios, con el INTA/PESA tenemos el agua, por eso ahora que ya no hay cortes de algodón ni de café, con el riego la comida está garantizada”. Técnica para laderas “En estos lugares, Los Pochotillos y Cerro Colorado, que son faldas de cerros, el riego por superficie no funciona porque lo que provocás es erosión; un daño al terreno. Por eso trabajamos con riego por aspersión combinado con obras de conservación de suelos y aguas: curvas a nivel, barreras vivas y muertas, acequias e incorporación de rastrojos, para mantener jóvenes estos suelos...” Asegura Bismark López técnico del Proyecto INTA/PESA en el municipio de San Francisco Libre. Bismark amplía más sobre esta técnica: “Antes, en estos lugares lo tradicional era la tala y la quema, y cuando el suelo se agotaba, se seguía talando y quemando otra área. Se sembraba a favor de la pendiente y por las sequías, casi no se cosechaba maíz de primera, siendo los rendimientos en postrera, cuando se daba bien, de 10 a 15 quintales por manzana. Hoy, donde contamos con este tipo de riego, podemos evitar los despales y ordenar la propiedad, definiendo áreas agrícolas con obras de conservación, áreas de potrero y áreas de bosque, e intensificar la producción en áreas más pequeñas. Esto está contribuyendo a la conservación del medio ambiente, pero el riego también permite sacar tres cosechas al año, aumentar la productividad y garantizar que si el invierno se va la cosecha no se va a perder. Por ejemplo este año, en estos lugares, la gente que no tenía riego, de primera lo más que cosechó fueron cinco o seis quintales de maíz. Sin embargo los productores atendidos por el Proyecto, que tienen un riego por aspersión, como lo usaron para complementar la lluvia que no cayó, han cosechado entre 35 y 40 quintales de maíz por manzana. Al aumento de la productividad también ha ayudado la introducción de semilla mejorada y el cambio en las distancias de siembra que hemos ido impulsando. Lo tradicional en la zona era sembrar la semilla a vara, después conseguimos que sembraran a dos cuartas y hoy ya están sembrando a cuarta, garantizando una densidad de entre 30 y 40 mil plantas por manzana, lo que va a aumentar la producción de maíz hasta 40 quintales por manzana, haciendo más rentable el cultivo y garantizando mejores ganancias para los productores. Pero como el maíz y los otros granos básicos no son tan rentables, también estamos impulsando la diversificación de cultivos, rubro a rubro, para que el productor vaya aprendiendo su manejo. Aquí, por ejemplo, don Anselmo empezó con plátano, papaya y frijol mungo y ahora ya ha preparado un almácigo de chiltoma y de sandía y también va a sembrar ayote y pipián. Todo esto está mejorando la alimentación de la familia y los excedentes se comercializan en la comunidad y fuera de ella...” ¿Qué se necesita para instalarlo? Bismark López cuenta cómo se instala en la práctica uno de estos riegos: “Para poder instalar este riego se necesita que el terreno sea inclinado y que la fuente esté más alta que éste. Con 0.6 kilogramos de presión, que son 6 metros de diferencia de altura entre la fuente y la parcela, el agua ya mueve perfectamente seis aspersores. El agua llega a la parcela por una tubería principal a la que se conectan otras más delgadas que cruzan la huerta y que son las que llevan los aspersores. Con el riego por aspersión el agua cae en círculo y en forma de lluvia, por eso la distancia entre los aspersores debe ser suficiente para que el agua vaya mojando por franjas toda la superficie de la parcela. La distancia entre aspersor y aspersor se mide en la práctica, porque depende de la presión con que venga el agua. Aquí en esta finca, por ejemplo, ya hemos medido que un aspersor tira el agua a 5 metros, por lo que cubre 10 metros de terreno a su alrededor, por eso entre aspersor y aspersor hay 10 metros y las esperas que salen de la manguera principal también están a esa distancia. Cuando se riega una franja, sólo se desconecta la línea de manguera que lleva los aspersores y se pasa a la siguiente espera de la manguera principal para regar una nueva franja, y así hasta terminar y vuelta a empezar. Otra cosa que hay que medir con la práctica es cuánto dilata el suelo en quedar bien empapado de agua, hasta una profundidad de 30 ó 40 centímetros, que es lo que necesitan las raíces de los cultivos para desarrollarse bien. Aquí, por ejemplo, el productor ya ha medido que necesita seis horas para que una franja quede bien empapada, por eso pone el riego a las 6 de la mañana, lo pasa a la siguiente franja a las 12 del mediodía, a la otra a las 6 de la tarde y así “.