La madrugada del día domingo 02 de abril de 1995 llegaron al

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Nota de Prensa
030/IDL/2009
06/12
PRONUNCIAMIENTO DEL INSTITUTO DE DEFENSA LEGAL (IDL)
CONFLICTO AMAZÓNICO: RECONOCIMIENTO ENCUBIERTO E INSUFICIENTE DE RESPONSABILIDAD
Ante la publicación de la Ley 29376 que suspende indefinidamente la vigencia de los Decretos
Legislativos 1090 y 1064, el Instituto de Defensa Legal (IDL) expresa lo siguiente:
1. Esta suspensión indefinida es, en los hechos, una derogatoria encubierta. Por un lado, es un
reconocimiento parcial del parlamento de su responsabilidad y que se equivocaron al empecinarse
en defender estos decretos legislativos inconstitucionales. Por otro lado, es, en el fondo, una salida
similar a la derogatoria y sin generar vacío legal, lo que demuestra que era posible una solución sin
poner en riesgo el TLC con los Estados Unidos.
2. La suspensión de una norma suele distinguirse de su derogación por establecer un plazo
determinado en el que la norma no tendrá vigencia, no surtirá efecto jurídico alguno: un año, seis
meses, 90 días y así. En cambio, una suspensión indefinida tiene, en los hechos, casi los mismos
efectos que una derogatoria; tan así que, en el caso concreto, para restituir la vigencia de los
Decretos Legislativos “suspendidos” el Parlamento deberá aprobar a futuro una nueva ley o el
Gobierno emitir un nuevo decreto legislativo previa delegación de facultades legislativas. De lo
contrario, los decretos en referencia seguirán “suspendidos” ad eternum.
3. Sin embargo, si esto es así y así viene siendo percibido por la ciudadanía y los pueblos indígenas, esta
derogatoria encubierta puede más bien ser percibida como un intento más de engaño
gubernamental y producir un efecto distinto al que se buscaba con su aprobación. En tal sentido,
consideramos que lo más saludable sigue siendo el camino de la derogatoria de estos decretos
legislativos cuestionados, cuidando de no generar vacío legal como bien ha demostrado que
puede hacerse la Ley 29376.
4. Por otro lado, no debería hacer perder de vista el gran peso de responsabilidad que tiene el
gobierno y que aún se resiste a aceptar. Las declaraciones del despacho presidencial, el fracaso
negociador de la Presidencia del Consejo de Ministros y la pésima actuación policial del sector
interior, contribuyeron al trágico desenlace de este conflicto amazónico que, ciertamente, todos
lamentamos y rechazamos; el asesinato de 34 compatriotas –policías y nativos- no debe quedar
impune. En tal sentido, el Presidente del Consejo de Ministros y la Ministra del Interior deberían
asumir su responsabilidad política; ahora es consenso que el operativo policial fue pésimamente
mal llevado.
5. La propia Ministra Mercedes Cabanillas ha defendido en el Perú la figura de la responsabilidad
política cuando era oposición política y a propósito del recordado “Andahuaylazo”: “… las
responsabilidades políticas tienen que ser asumidas especialmente por quienes están en el gobierno
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y han sido elegidos para gobernar, sin que ello quiera decir que los de la oposición pretendemos
desestabilizar la democracia…” (Las lecciones de Andahuaylas, Partido Aprista Peruano, Dirección
Política Nacional, p. 1). Este mismo criterio no cambia –o no debería cambiar- cuando se está en el
poder.
6. La información que ahora se tiene sobre cómo se ordenó y llevó a cabo el operativo policial de
despeje de la carretera en el lugar conocido como “la curva del diablo” y cómo se manejó el
secuestro de policías en la subestación Nº 6 de Petroperú, ratifican la gran (i)rresponsabilidad del
Ministerio del Interior. En efecto, según testimonios de algunos de los policías sobrevivientes dados
a conocer el 11 de junio por el Informativo electrónico “Ideele-SC” del Instituto de Defensa Legal, el
pasado 9 de abril (casi dos meses antes que se produjera la masacre contra los policías) más de mil
indígenas tomaron la subestación Nº 6, secuestraron a los policías que la resguardaban, los
obligaron a entregar sus armas y les prohibieron salir de la base. Pero lo más increíble es que el 31
de mayo estos policías fueron relevados por otros que llegaron en helicóptero, quienes fueron los
que, finalmente, sufrieron la violencia injustificable de los nativos el día 5 de junio. La pregunta
elemental es ¿por qué la PNP relevó a 38 policías ya secuestrados? ¿Por qué no se hizo nada frente
a esta situación y antes del operativo en Bagua?
7. El Primer Ministro ha dicho recientemente ante la Comisión de Defensa y orden interno del
Parlamento que “se siente culpable” por la muerte de estos jóvenes policías. Creemos que eso no
debería quedar sólo en un acto de contrición sino que también debería dar paso a su
responsabilidad política, tal y como ya lo ha hecho, como corresponde, la ex Ministra de la Mujer
Carmela Vildoso. Nadie dice que el Primer Ministro o la Ministra del Interior apretaron “el gatillo
contra los policías”, pero, tal como se preguntó en su momento la propia Mercedes Cabanillas “¿por
qué [se] permitió el envío de jóvenes inexpertos en el primer grupo de choque que terminó
emboscado y muerto a mansalva?” ¿No es acaso una situación similar y hasta más grave lo que
sucedió con el relevo de policías ya secuestrados? No es cierto, por lo demás, lo que declaró el
Primer Ministro ante la Comisión de Defensa en el sentido que se envió a los policías a despejar el
bloqueo de la carretera sin armas de fuego; por el contrario, se les envió con exceso de armas de
guerra para cumplir con esta labor.
8. Por el momento los organismos de derechos humanos que hemos estado en la zona del conflicto no
tenemos elementos para afirmar ni negar que murieron más nativos o civiles de los informados
oficialmente. De haberlos, tarde o temprano se sabrá pues la verdad siempre se abre paso, como
sucedió durante los años del conflicto armado interno en los que los organismos de derechos
humanos tardamos varios años en demostrar la inocencia de personas que había sido injustamente
acusadas y sentenciadas por terrorismo.
Lima, 12 de Junio del 2009
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