Un paseo por la pequeña selva de Son Bosc

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8 DICIEMBRE 2007 - Diario de Mallorca » Part Forana
MURO
REPORTAJE. MURO. MEDIO AMBIENTE
Un paseo por la pequeña selva de Son Bosc
Un ornitólogo y un naturalista explican los valores naturales de la finca amenazada por un golf
Parte de los visitantes observan el horizonte con prismáticos para ver aves.
J. FRAU. INCA. "Los mallorquines no sabemos lo que tenemos; muchos extranjeros vienen a propósito a la isla para
ver un fenómeno que el 99,9 por ciento de los isleños ignoran que existe". La frase, pronunciada ayer por Rafel Mas,
ornitólogo del grupo ecologista GOB, ilustra el objetivo de la visita organizada ayer por la mañana por la asociación
Amics de Mu ro a la finca de Son Bosc, en el municipio de Muro, para conocer de cerca parte de los importantes
valores naturales que esconde esta pequeña porción de tierra pegada al parque natural de la Albufera. Una joya
ahora amenazada por el proyecto de un campo de golf auspiciado por los hoteleros de la zona que cubriría la
totalidad de la finca.
Una veintena de personas participó en la marcha por Son Bosc, cargadas con prismáticos para contemplar mejor la
enorme variedad de pájaros que visitan la zona. "En el último informe realizado sobre la riqueza ornitológica de la
finca se citan un total de 121 especies de pájaros diferentes en Son Bosc, de los cuales 64 viven aquí también en
invierno y 28 nidifican en verano", explicó Mas. De hecho, nada más llegar a la finca, un águila pescadora pasó sobre
las cabezas de los excursionistas con una presa en las garras. "Esto empieza bien", comentaron.
Durante todo el trayecto, los presentes tuvieron la oportunidad de ver y escuchar el canto de diversos pájaros como
el busqueret de cap negre, la titina, la butxaqueta o el tituril·lo, entre otros. El suelo arenoso de Son Bosc es un
reclamo para otra especie de pájaro muy apreciado por los ornitólogos, el abellerol, del cual solamente pudieron
verse ayer restos de unos cuantos nidos excavados en los promontorios dunares. Sin embargo, la presencia de un
circuito de motocross en la zona ha provocado una disminución de su población, que prefiere el hábitat más tranquilo
de la Albufera.
La auténtica estrella alada de Son Bosc es el halcón marino, un visitante habitual entre los meses de junio y julio,
cuando llegan desde Madagascar y se alimentan de los escarabajos que crían sus larvas en el suelo de Son Bosc. "Es
un espectáculo único, he llegado a contar hasta 50 halcones cazando escarabajos en la finca", asegura el ornitólogo,
que añade que un 10% de la población mundial visita Balears en verano.
Por su parte, Pere Vicens, naturalista de la Albufera, explicó que "la diversidad de plantas de Son Bosc es
impresionante, al igual que el número de insectos polinizadores; todavía hay animales que se están investigando,
como mariposas nocturnas, y el mundo de los hongos todavía es desconocido: Son Bosc es una mina". Vicens mostró
las diferentes variedades de plantas autóctonas que pueblan la finca, como la famosa orquídea de prado, si bien en
esta época del año todavía no están en floración.
"Tememos que de un momento a otro entren las máquinas y destrocen para siempre Son Bosc para hacer un golf,
cuando en la isla ya hay 21 campos, dos de ellos a pocos kilómetros de aquí", lamentaron.
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