instruction instruction YAchting texto por A ndr és puch • Fotografía por The St y lish Life - Yachting W W W.TENEUES.COM La periodista Kim Kavin recoge en “The Stylish Life Yachting”, editado por teNeues, la versión marina de la Dolce Vita. Crónica de magnates, estrellas del cine y socialities que popularizaron una estética que pese a los grandes avances tecnológicos sigue constituyendo una manera diferente y exclusiva de vivir el mar. N adar en las aguas cristalinas de una cala virgen del Adriático, celebrar una fiesta hasta el amanecer en frente de alguna playa perdida en la Polinesia o vivir en el puerto Hércules de Mónaco un Gran Prix son algunas de las experiencias y emociones que constituyen el Yachting Style. La versión marina de la Dolce Vita, que ha generado su propia icoRonald Reagan y su primera esposa Jane Wyman, Photo © Condé Nast Archive/Corbis. nografía: Imponentes siluetas de palacios flotantes amarrados en puertos internacionales, actrices tomando el sol en cubierta detrás de grandes gafas de sol, familias reales europeas disfrutando sorios para asegurar el confort de su privilegiado pasaje. Imágenes del de sus vacaciones... son parte de ese exclusivo universo tan hermético Mediterráneo, de Portofino a Saint Tropez, de momentos privados en para quien no esta invitado a subir a bordo. Un estilo impreciso, sin los que, alejados de sus altas responsabilidades, los grandes hombres códigos que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo conforme las ofrecían su perfil más humano y familiar como J.F. Kennedy, que fue fotografías en blanco y negro, y en color, dejaban entrever la fascinan- retratado mientras disfrutaba de un habano sumergido en la lectura de te vida en los camarotes de yates como el “Norge” de la familia real la prensa. Placeres con el tacto de la brisa, del aliento salado y húmedo noruega o el “Christina” del armador griego Aristóteles Onasis. La del mar. Sensaciones exclusivas como amanecer en una isla desierta crónica de esa aristocracia de los mares es un sueño inalcanzable para del Caribe o simplemente surcar con absoluta libertad los mares del la gran mayoría. Un club que ha hecho soñar, a través de los reporta- sur. El yate privado recupera, en cierta forma, esa atracción misteriosa jes de las revistas, a las clases medias de occidente con esas cubiertas por la navegación que, desde tiempos remotos, ha empujado a los de madera brillante, tripulaciones uniformadas y todo tipo de acce- navegantes más diversos a buscar nuevos destinos más allá del hori70 • SPEND IN www.spend-in.com John F. Kennedy fumando un habano mientras lee la prensa, Photo © Corbis. zonte; allí donde se pone el sol. Un impulso difícil de expresar y una pasión que han compartido muchos grandes hombres, que teniéndolo todo en tierra han sentido la llamada de la navegación como el mismo Kennedy trató de explicar en la cena que ofreció a las tripulaciones participantes en la Copa América de 1962: “Realmente no sé por qué todos nosotros nos sentimos tan comprometidos con el mar, sólo se me ocurre que es por el hecho de que, al igual que cambia el mar, la luz y los barcos, todos nosotros venimos del mar. Y es un hecho biológico interesante que todos tenemos en nuestras venas el mismo porcentaje exacto de sal en nuestra sangre que el que existe en el océano, y, por lo tanto, tenemos sal en nuestra sangre, en nuestro sudor, en www.spend-in.com Grandes nombres nuestras lágrimas. Estamos atados al océano. Y cuande la industria y do volvamos al mar, ya sea los negocios han para navegar o para conproyectado su templarlo, vamos a volver éxito personal y su a dónde provenimos”. poder económico Aunque los yates se popularizaron como embarcaciones a través de sus de recreo en el siglo XX, su embarcaciones historia se remonta al siglo XVII. Su origen tiene poco que ver con los placeres de un crucero o la plácida navegación que ofrece un yate. Fueron los holandeses los que desarrollaron los antepasados de los modernos yates que denominaban “jaghtschips”, embarcaciones rápidas y ligeras concebidas para perseguir a los piratas, que en aquella turbulenta centuria hostigaban incesantemente las rutas de navegación de los Países Bajos. Estos barcos fueron poco a poco perdiendo su función para utilizarse como embarcaciones de placer y recreo. El rey de Inglaterra, Carlos II gran conocedor de la náutica introdujo, tras su exilio en Holanda, estas embarcaciones en el Imperio británico, adaptando el nombre “jaght” que paso a ser “yacht”. A partir de aquellos orígenes, estas embarcaciones han evolucionado conforme lo han hecho los materiales y las técnicas de construcción naval dando lugar a una extensa tipología en la que los yates de lujo son el vértice superior de la pirámide. La tendencia en las últimas décadas ha sido la construcción de yates cada vez SPEND IN • 71 instruction Cheryl Tiegs, modelo icónica de los setenta. Photo © Condé Nast Archive/Corbis más grandes, de dimensiones y coste excepcional como el Azzam, de Jalifa bin Zayed Al Nahayan, quien pagó alrededor de 460 millones de euros por esta obra maestra de ingeniería, que con sus 180 metros de eslora ocuparía casi dos campos de futbol. La proliferación de yates de todo tamaño ha obligado a acuñar nuevos términos para referirse a los más grandes como “Super Yacht”, “Mega Yacht” y “Giga Yacht”. Estos titanes del mar son, a veces, fruto de las excentricidades y excesos de los grandes magnates, para quienes su yate es algo más que un medio de recreo o una manera de pasar sus vacaciones estivales. Históricamente, los grandes nombres de la industria y los negocios han proyectado su éxito personal y su poder económico a través del encargo y construcción de yates superlativos. Una competición que comenzaron los grandes industriales americanos de la edad dorada del capitalismo, a finales del XIX y comienzos del siglo XX, cuando la segunda revolución industrial parecía que no iba a tener final. El crecimiento imparable de las ciudades y la industria generaron beneficios colosales que permitieron a la élite económica norteamericana hacer de lugares como Rhode Island un centro social equiparable a las villas de recreo europeas, con sus mansiones, clubs privados y, por supuesto, sus yates. El Jemina F.III de Charles Henry, equipado con 72 • SPEND IN instruction Danielle Wallace Photo © W. Teodoro/Zeduce/Robert Wallace/Splash news/Corbis. El magnetismo del estilo yachting es una fuente de inspiración inagotable para diseñadores y firmas del mundo de la moda el motor más potente del planeta en aquel momento, fue uno de los mejores ejemplos de la emergente vitalidad de aquella sociedad. Años de progreso ilimitado, de un brillante estilo de vida del que el New York Yacht Club fue uno de sus principales centros. Esta institución centenaria, entre maquetas de barcos míticos y recuerdos de proezas náuticas, conserva hoy en día en su sede de la calle 44 de la Gran Manzana la esencia de esa época irrepetible. En aquellos barcos que recorrían la línea costera de los Hamptons en verano se fue concretando una forma de vestir con trajes de baño refinados, chaquetas de aire marinero y toda una serie de complementos, desde sombreros a pañuelos, que terminaron uniendo el mundo del mar y de la moda. En paralelo, en los puertos mediterráneos la aristocracia del viejo continente contribuyó, con su forma de vestir, a concretar el estilo Capri o a consagrar Montecarlo como el refugio por excelencia de la alta www.spend-in.com sociedad europea. Una estética que luego universalizaron las estrellas del celuloide, que desde entonces han contribuido a rodear el mundo En las últimas décadas de los yates de ese inconfundible encanto que sigue inspirando periógrandes nombres de la dicamente las colecciones de las principales firmas del mundo de la arquitectura, como Norman moda. Son innumerables las imágenes que han contribuido a que ese Foster o Renzo Piano, han ecléctico estilo sea sinónimo de exclusividad y sofisticación desde las diseñado espectaculares yates primeras fotos de un jovencísimo Ronald Reagan, junto a su primera esposa Jane Wyman, a las sugerentes poses con atuendo “yachting” de top-models como Cheryl Rae Tiegs, mujer icono de los 70. Las celebrities, con su estilo y manera de interpretar las prendas náuticas han contribuido a que las dársenas de Puerto Banus, St. Barths, Puerto Portals o Porto Cervo sean, con sus boutiques y restaurantes, una parte esencial del lifestyle de la jet. La competición no sólo se reduce al tamaño y lujo con el que están construidos estos señores del océano. En el plano deportivo, la competición de yates es una de las disciplinas más antiguas de cuantas se disputan. Entre ellas, sin duda, por su carácter pionero y su trascendencia destaca la Copa América. Fue la primera a nivel internacional. En su primera edición en 1851 se denominó “Hundred Guineas Cup”, una regata de 60 millas alrededor de la Isla de Wight. Los norteamericanos enviaron un barco llamado “América”, que logró la victoria tras batir a catorce contendientes; desde entonces, cambió su Natalie Wood y Robert Wagner. Photo © Steve Schapiro/Corbis. nombre a “America´s Cup” que sigue siendo la competición marina más espectacular de cuantas se disputan en la actualidad. Ese espíritu competitivo ha sido un incentivo para el desarrollo de materiales y diseños que mejoran la aerodinámica y navegabilidad de las embarcaciones. En las últimas décadas se ha disparado la construcción de yates y grandes nombres de la arquitectura como Norman Foster, que diseñó el Ocean Emerald y el Alen 68, o Renzo Piano, que firmó el Kirribilli, han puesto su talento al servicio de la náutica. Esta colaboración está abriendo una nueva etapa en el diseño de yates, cuyo mejor ejemplo Grace Kelly, Princesa de Mónaco con su mascota durante un crucero. Photo © Bettmann/Corbis. son los futuristas prototipos que ha diseñado la arquitecto técnica aportan continuos progresos. Sin embargo, por encima de los Zaha Hadid bajo el nombre de Unique Circle Yachts para la compañía alemana Blohm + Voss. Alta tecnología a la que se suma lujosos avances materiales hay cosas que permanecerán inalterables, como la interiores, encargados por sus propietarios a firmas como Hermes, pasión por el mar y ese estilo clásico que define el mundo náutico, las rayas marineras, la blazer cruzada con sus botones dorados, los Louise Vuitton o Versace. Una carrera por alcanzar barcos cada vez pantalones Capri y todas esas prendas que evocan el mar, los días de más espectaculares. Como ha ocurrido siempre, los yates continuarán regatas o el vaivén de las olas en cualquiera de esos rincones que sólo mejorando sus prestaciones, superándose en potencia, diseño, confort, son accesibles para los afortunados propietarios de un yate. equipamiento y en todos aquellos aspectos en los que la tecnología y la www.spend-in.com SPEND IN • 73