El Paleolítico Inferior en Cantabria

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C.A.E.A.P., 25 años de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de Cantabria.
pp. 39-52. Santander, 2003
El Paleolítico Inferior en Cantabria
Ramón Montes Barquín
Museo de Altamira, 39330 Santillana del Mar, Cantabria, España.
Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica, c/ Alcalde Arche 7, 39600 Maliaño, Camargo, Cantabria, España.
Resumen.- Se aporta una síntesis del estado actual de conocimiento de las primeras fases de la ocupación
humana del centro de la Región Cantábrica, principalmente en lo referido a la distribución espacial de las
evidencias líticas y a los caracteres tecno-tipológicos de las mismas. Se analizan los datos cronológicos
disponibles y se establece un marco genérico de conocimiento sobre el Paleolítico Inferior en la zona central de
la región cantábrica, la cual coincide, grosso modo, con la actual comunidad autónoma de Cantabria. Por
último, se exponen los problemas en los que sigue sumida la investigación de este período.
Palabras clave.- Paleolítico Inferior, Achelense Superior, Región Cantábrica, Cantabria.
E
n 1988, cuando el que suscribe comenzaba a
leer y documentarse sobre lo que luego sería el
tema preferencial de su -aún limitada- carrera
investigadora, el Paleolítico Inferior cantábrico,
descubrió que existía un grupo de arqueólogos y
entusiastas del Patrimonio Arqueológico cántabro que
ya venían trabajando sobre el asunto hacía lustros,
poniendo de relieve la existencia de un rico y denso
corpus de yacimientos con evidencias de las primeras
ocupaciones humanas de la región.
Por entonces, la verdad, es que uno no había oído
muchas cosas buenas sobre este equipo. "Furtivos" era
un adjetivo que se unía frecuentemente a su nombre
en determinados círculos pretendidamente académicos, y a un inocente e impresionable "proyecto de
prehistoriador" le repulsaba la sola idea de pensar que
gente así pudiera estar descubriendo y estudiando
yacimientos arqueológicos. Afortunada-mente, pronto
otra gente más informada, y con menos "mala baba" e
intereses creados (y pertenecientes realmente a
círculos académicos), me hicieron ver que esas personas eran grandes profesionales de la arqueología de
campo, excelentes prospectores y defensores a ultranza de la conservación del Patrimonio Cultural regional.
A comienzos de 1991, el Dr. Pablo Arias me
presentaba a Emilio Muñoz y Carmen San Miguel. El
que ya era mi director de Tesis en ese momento, el Dr.
César González, me indicaba, además, la necesidad de
conocer el trabajo del C.A.E.A.P. y de comenzar a
visitar con ellos los yacimientos que, desde 1978,
habían ido descubriendo por toda la región. Ahí
comenzó todo.
Lo cierto es que no fui del todo bienvenido, ciertas
reticencias (que hube de vencer poco a poco) hicieron
Dirección electrónica: investigacion.altamira@museo.mec.es
que no todos los miembros del grupo me viesen como
una compañía deseable. Años de sufrir la ignominia y
los insultos de ciertos sujetos impresentables de la
Universidad, habían calado hondo y no iba a ser fácil
que el C.A.E.A.P. me abriese sus repletos archivos y su
amplio conocimiento del territorio. Pero hubo una persona que, a pesar de todo, vio algo en mí que le gustaba, creyó en mi trabajo y buena fe y comenzó a "sacarme" al campo. Esa persona, que hoy es uno de mis
mejores amigos y, además, mi socio (¡quien nos lo iba
a decir hace 12 años!), se llama Emilio Muñoz Fernández y es, a mi entender, el mejor arqueólogo de campo
que he conocido (y ya conozco a unos cuantos...).
En 1992, Emilio me confirmaba su confianza y su
fe en mí al proponerme codirigir la excavación de uno
de los yacimientos más importantes del Paleolítico
Inferior cantábrico, La Verde (Herrera de Camargo). De
este yacimiento, y de Emilio, aprendí muchas de las
cosas que, en el trabajo que a continuación presentamos, se cuentan. Mi Trabajo de Investigación de Tercer
Ciclo (1993), y por supuesto, mi Tesis Doctoral (1999,
publicada en 2003), nunca hubieran sido posibles sin
la ayuda y las enseñanzas de quien considero mi
principal maestro en tantas y tantas facetas de la
investigación arqueológica.
No es justo que me olvide de otros miembros del
C.A.E.A.P., con quien he compartido muchas horas de
trabajo de campo, aunque Emilio sea la referencia. Alís
Serna, Belén Malpelo y Jesús Gómez también me
mostraron el Paleolítico de Cantabria, no solo el más
antiguo. Carmen San Miguel ha sido siempre gentileza, amabilidad y buena amiga. Virgilio Fernández ha
sido un contertulio entrañable en muchas horas de
discusión sobre la gestión y conservación del
Patrimonio Arqueológico de Cantabria. Alejandro
Bermejo, quien siempre me advertía de la aparición de
tal o cual pieza en la cuneta más insospechada,
©2003, Ed. Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica. All rights reserved.
39
El Paleolítico Inferior en Cantabria
MAR
CANTÁBRICO
-100
-50
G
Yacimiento en Cueva
AL
IC
IA
Fig. 1.- Distribución de los
yacimientos del Paleolítico
Inferior cantábrico, con
localización de la zona a
estudio.
Oviedo
Yacimiento al aire libre con
intervención arqueológica
Yacimiento o hallazgo al
aire libre
+800
también merece un recuerdo.
Desde 1993, no me quedó más remedio que
"unirme a ellos", era lógico. Cuando alguien te acaba
por recibir como a uno más y te ofrece lo que tiene,
y te apoya ilimitadamente, uno (que procura ser
amigo de sus amigos) se tiene que entregar también,
aunque yo no soy (tengo que admitirlo) tan desprendido como lo son muchos de los miembros del grupo
A partir de aquí, ya no valen más alabanzas al
C.A.E.A.P., yo soy parte, y el autobombo no está
bien. Pero, créanme, este equipo, aun con sus
tradicionales carencias de infraestructuras (hacer
Arqueología en Cantabria, con los medios que las
administraciones ponen al alcance de los arqueólogos, es un milagro), con sus defectos metodológicos
(¡quien no los tiene!), y con su particular idiosincrasia (muchos de vosotros me entendéis, los demás
debéis conocerles personalmente -vale la pena-), es
uno de los mejores equipos de exploración e
investigación arqueológica que uno se pueda
encontrar. No en vano, todos los trabajos académicos (tesinas, tesis, inventarios, cartas arqueológicas,
etc.) de investigación que se han elaborado en
Cantabria estos últimos 25 años se han apoyado
(basado), de una u otra forma (y pese a quien pese)
en su incansable y altruista labor.
Gracias por soportar este introito y vamos a
hablar de la ciencia que hoy nos reúne entorno al
C.A.E.A.P., pero antes déjenme que dedique a este
grupo, a su gente y a su brillante labor, lo poco o
mucho que en este trabajo puedan aprender.
El Paleolítico Inferior en Cantabria.
Uno de los focos de máxima concentración de
evidencias del Paleolítico Inferior en la Región
40
MESETA
Cantábrica es el ubicado entre la desembocadura de
los ríos Deva y Agüera, en la comunidad autónoma de
Cantabria. Este área, que coincide con el sector central
de la Región Cantábrica, posee una amplia red de
yacimientos asignables al Paleolítico Inferior distribuidos a lo largo de las principales redes fluviales y,
especialmente, a lo largo de la línea de costa.
Pese a que las primeras referencias al Paleolítico
Inferior de Cantabria se producen dentro del contexto
general del descubrimiento de la Prehistoria regional,
a principios del presente siglo XX, el grado de
conocimiento que actualmente tenemos de las más
antiguas evidencias de la presencia humana en
Cantabria es netamente inferior al de otros períodos
debido, fundamentalmente, a la peculiar disposición
del registro arqueológico -en posiciones secundarias y
en contextos difícilmente documentables-, y en menor
medida, a la inexistencia de proyectos de análisis
global sobre el tema en nuestra región.
A diferencia de otras regiones -caso de la Meseta
Norte-, la investigación realizada en el centro de la
Región Cantábrica se limita al análisis de un yacimiento concreto, la cueva de El Castillo, a una amplia gama
de publicaciones de carácter esencialmente descriptivo, y en el peor y más abundante de los casos, a la
publicación de hallazgos aislados descontextualizados.
Con estos precedentes, el objetivo central del
proyecto de investigación que en los últimos años
hemos venido desarrollando en el Dpto. de Ciencias
Históricas de la Universidad de Cantabria (Montes,
1993, 1999 y 2003) ha sido el de sistematizar la
información disponible, producto de las investigaciones sobre diversos yacimientos al aire libre y en cueva
de la región, con el fin de establecer un marco de
conocimiento genérico del período que sirvan de
partida a futuros trabajos sobre el tema.
MA
R. MONTES BARQUÍN
MAR
CANTÁBRICO
Bayona
Santander
San Sebastián
Bilbao
MESETA
VALLE DEL EBRO
De esta manera, fue revisado todo el material
disponible en los museos regionales (Museo de
Prehistoria de Santander y Museo de Altamira), el
material de las excavaciones de H. Obermaier en El
Castillo depositado en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) y diversas colecciones particulares.
El intento de análisis de los grupos humanos del
Paleolítico Inferior se realizó a partir de dos vías de
acercamiento, que ulteriormente fueron relacionadas:
-El estudio de la distribución espacial de los yacimientos y del grado de dispersión de los materiales en los
mismos, partiendo del supuesto de que esta distribución no era aleatoria y de que debía reflejar algunas de
las pautas de comportamiento cultural y económicas
de los grupos humanos que estudiamos. Cabía esperar
también que la información resultante de este aspecto
complementaría los estudios técnicos y tipológicos.
-El estudio técnico y tipológico de los materiales líticos,
que hizo especial incidencia en el aprovisionamiento
de materias primas y en las influencias de las variedades líticas en las técnicas de talla empleadas. Se realizó
un estudio sistemático de todos los materiales líticos a
partir de las tipologías tradicionales de Bordes (1961) y
Tixier (1957). Además, se optó por incorporar el
análisis de cadenas operativas líticas (Geneste, 1995;
Böeda et al., 1990; etc) a los conjuntos.
Historia de la investigación sobre el
Paleolítico Inferior en Cantabria.
A pesar de que, como acabamos de exponer, las
primeras referencias al descubrimiento de yacimientos
del Paleolítico Inferior se producen desde el inicio de la
investigación científica en nuestra región, a principios
del siglo XX, lo cierto es que el grado de desarrollo
historiográfico que sobre el tema se ha obtenido
0
50
100 Km
puede calificarse como de secundario y de muy
limitado.
En una primera etapa, entre el inicio del siglo XX
y el comienzo de la Guerra Civil, el objetivo de los
prehistoriadores locales y foráneos se centra en el
descubrimiento y análisis de los yacimientos con arte
rupestre, y en el establecimiento de una secuencia
crono-cultural, para lo cual el papel del depósito
arqueológico de la cueva de El Castillo fue decisivo
(Obermaier, 1916 y 1925). Los niveles basales de esta
cavidad, junto con algunos hallazgos en superficie de
"hachas de mano en cuarcita" (Panes, San Felices de
Buelna), suponen la base cronológica de esta
secuencia cultural. Poco después, se suman a este
primer panorama los hallazgos -nunca detallados ni
analizados mínimamente- del P. Jesús Carballo, quien
en 1922 expone un breve estado de la cuestión
centrado en reseñar los hallazgos propios y no los
caracteres de los conjuntos referenciados.
Con la publicación del yacimiento de los
alrededores de Altamira (Breuil, Obermaier, 1935),
primera publicación detallada de una serie lítica
inferopaleolítica de la Región Cantábrica, finaliza este
período historiográfico, saldado con apenas una
decena de referencias, siempre secundarias y de
escaso alcance.
Tras el final de la Guerra, y hasta el inicio de los
años 80, las referencias a estos yacimientos se
vuelven aún más escasas y el interés de los investigadores se aleja decididamente de los conjuntos
anteriores al complejo Musteriense . La única
referencia (erudita en muchos de los casos) que se
documenta en la bibliografía es la de la cueva de El
Castillo. Tan sólo los hallazgos de Sáez Martín (1956)
en la zona de Rostrío, la revisión del conjunto de los
alrededores de Altamira (González Echegaray, 1958),
41
El Paleolítico Inferior en Cantabria
Zona estudiada
30
25
20
15
10
5
Nº de yacimientos
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
130
140
150
160
170
180
190
200
210
220
230
240
250
260
270
280
290
300
310
320
330
340
350
360
370
380
390
400
410
420
430
440
450
460
470
0
Kilómetros
3 3 0 0 1 3 1 1 7 27 15 8 0 0 0 0 0 2 0 0 4 7 8 15 17 19 15 2 1 3 2 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 1 1 4 2 0 1
OESTE
ESTE
Fig. 2.- Densidad de yacimientos a lo largo de la Región Cantábrica (cada 10 km).
y la publicación de un trabajo bibliográfico sobre el
Paleolítico Inferior en Asturias y Santander (Peña
Sánchez, 1978), merecen una reseña dentro de una
fase en la cual se desarrollan las primeras excavaciones con metodología moderna, de la mano del Dr.
González Echegaray (Rascaño, Otero, Morín), y en la
que se aborda el análisis de grandes secuencias de
los inicios del Pleistoceno Superior (El Pendo -González Echegaray, 1980-; Morín -González Echegaray,
Freeman, 1971 y 1973-), pero sin profundizar en las
bases estratigráficas de estas secuencias.
La última etapa, a partir del inicio de la década
de los 80, coincide con el desarrollo de los trabajos
de campo del Colectivo para la Ampliación de
Estudios de Arqueología Prehistórica (C.A.E.A.P.), el
cual, en una labor aditiva centrada en la resolución
de las diversas Cartas Arqueológicas de la Región,
descubre casi un centenar de estaciones atribuibles al
Paleolítico Inferior, entre las que destacan El Linar
(yacimiento en cueva), Cuchía, Oyambre, Suances,
Hondal, Peña Caranceja, y La Verde, entre otros. Los
hallazgos del C.A.E.A.P. se recogen, además de en las
diversas Cartas Arqueológicas (p.ej. Muñoz et al.,
1987a y 1987b), en dos trabajos que tratan de sistematizar la información obtenida de sus hallazgos (S.
Miguel et al., 1984; Muñoz y Malpelo, 1992: 130133), si bien con resultados parciales y limitados.
42
La aparición de la tesis de la Dra. Cabrera (1984)
sobre las excavaciones de Obermaier en El Castillo, y el
trabajo sobre los depósitos sedimentarios de varias
cavidades de Cantabria (Castillo, El Pendo y Morín,
entre otros) aportado por Butzer (1981) completan el
panorama.
Ya por último, y en los últimos años, se ha venido
llevando a cabo una amplia gama de actuaciones
arqueológicas, dentro del proyecto "Los complejos
industriales pre-würmienses en la Región Cantábrica"
que desarrollamos desde el Museo de Altamira y el
Dpto. de Ciencias Históricas de la Universidad de
Cantabria. Estas actuaciones se centraron en la revisión
de todas las colecciones almacenadas en los distintos
Museos, en la sistematización de todos los datos
obtenidos hasta el momento (Montes, 1993 y 1999), y
en la excavación de varios yacimientos, tanto al aire
libre (La Verde, El Hondal), como en cueva (El Pendo,
Covalejos y El Linar), que pretendían obtener datos de
corte cronológico y medioambiental que completasen
los datos tecnológicos y tipológicos que reseñaremos
en los siguientes apartados. Además, se han realizado
estudios geológicos sobre depósitos con materiales
inferopaleolíticos (principalmente sobre depósitos
fluviales) que permitirán un conocimiento más exacto
de la génesis, formación y caracteres de estos yacimientos (Montes, 2003).
R. MONTES BARQUÍN
+
40
0
0
-4
-80
-100
20
-1
Oviedo
Santander
A-8
-140
Herrera
-80
LA VERDE
Maliaño
A-8
Zona III
Arce
0
-12
Bilbao
Zona I
-40
N-623
M.
N.
Macizos calizos
Burgos
MUNICIPIO DE CAMARGO
0
LA VERDE. Campañas 1992,1993 y 1994.
+40
+100
Tapines de tierra vegetal
0
25 m.
Campaña de 1992
Campaña de 1993
0
2m
Campaña de 1994
E F G H
2
4
4
0
3
5
1
17
4
5
0
1
4
5
2
2
3
6
4
2
0
7
ZONA III.
ZONA I.
Q R S
T
U
19 10
3
N.M.
0
4
8
12 m.
V W
X Y
6
23 12
5
18
3
12 15
25 11
12
19
20
2
16 18
7
20
32
14 25
39 24
35 14
15
21
19
14 23
17 10
7
22
19
22 42
24 10
5
23
Fig. 3.- Localización y topografía del yacimiento de La Verde, con indicación de las áreas excavadas. Densidad de materiales líticos
recuperados en las zonas I y III del yacimiento (materiales del horizonte B).
Paralelamente, se han conocido nuevas aportaciones centradas en la serie basal (niveles 23-26) de
la cueva de El Castillo, de las cuales sólo merece una
especial atención la referida a la cronología de estos
niveles (Bischoff et al., 1992; Straus, 1992), que ha
aportado nuevos elementos de discusión y análisis
sobre la cronología de las series pre-würmienses
regionales. A este respecto, la fechación del nivel 23
del Castillo, que sella la secuencia inferopaleolítica
del yacimiento, ha supuesto un hito que marca un
punto de inflexión en la investigación sobre el
período.
La lectura de nuestra tesis doctoral (1999) y su
posterior publicación (en 2003) ha completado el
panorama que, hasta la fecha actual, puede
ofrecerse sobre el estudio y análisis de las primeras
ocupaciones humanas de la región.
43
El Paleolítico Inferior en Cantabria
La distribución espacial de las evidencias.
La Región Cantábrica, conformada a manera de
corredor, se compone -en una visión muy sintéticade un frente montañoso formado en la orogenia
alpina, una serie de valles ortogonales alineados y
perpendiculares a la línea de costa y de una plataforma litoral que en algunas zonas desaparece (la
marina). De estos tres ámbitos, es éste último el que
acoge la mayor parte de las estaciones inferopaleolíticas, si bien los valles medios de las principales
cuencas fluviales acogen un buen número de
yacimientos. Por encima de los 400 m no se registran
asentamientos en la vertiente septentrional de la
Cornisa, si bien en el Valle de Campoo (vía natural de
comunicación entre la Meseta y la Región
Cantábrica, y ubicado a más de 800 m de altitud en
la vertiente meridional) se vienen documentando
algunos indicios, muy probablemente relacionados
con la red de yacimientos del alto Pisuerga.
A pesar de algunas deficiencias en la prospección, a su desigual intensidad según áreas, y a los
procesos de alteración naturales y antrópicos, la
distribución de los más de 100 yacimientos y
hallazgos aislados localizados en este área ha
permitido un mínimo acercamiento a la distribución
original del registro arqueológico, pudieron observarse algunos aspectos de interés:
-Existe una selección de los lugares de actividad (la
distribución no es aleatoria), los yacimientos se
concentran en la zona costera y en los valles medios
y bajos de los cursos fluviales (valles amplios y planos
del centro de la región).
-Se produce un claro dominio de los yacimientos al
aire libre, debido tanto al desconocimiento actual de
las bases estratigráficas de la mayoría de cuevas de la
región, como a las diferencias en las estrategias
económicas de subsistencia de los grupos inferopaleolíticos en relación con los de períodos posteriores
(distinto grado de polarización de actividades en los
yacimientos de hábitat).
-Los contextos geológicos en los que aparecen los
materiales son poco variados: depósitos fluviales,
estructuras edáficas y materiales de superficie, al
margen de los yacimientos en cueva (Linar, Castillo..).
-Se han podido discriminar cinco tipos de ubicación
preferente, dos propios de la costa, otros dos de la
zona interior y uno compartido:
a) Costa:
Tipo 1. Pequeñas elevaciones dominantes cercanas a
desembocaduras fluviales, playas, calas, bahías, y en
general a zonas poco abruptas y de fácil acceso.
44
Tipo 2. Laderas de las cuencas bajas de los ríos, próximas a la zona de estuario, pero no en la línea de costa
b) Costa e interior:
Tipo 3. Fondos de valles, en depósitos fluviales y suelos
c) Interior:
Tipo 4. Pequeños llanos en laderas poco pronunciadas
de los valles medios, al interior de la región.
Tipo 5. Cimas de altozanos, nunca por encima de los
400 m de altura, dominando el paso entre valles.
La distribución observada sugiere un modelo de
asentamiento muy similar al descrito por C. Gamble
como "modelo 1" (Gamble, 199: 415-426), caracterizado por su condición de "extrayacimiento", con tan sólo
dos yacimientos de hábitat claros, Linar, Castillo y Covalejos (todas en cueva). Por el contrario, los yacimientos al aire libre parecen responder al abandono de
útiles tras el desarrollo de alguna actividad puntual de
subsistencia, independientemente del tamaño (en
número de elementos recuperados) del mismo.
Los cursos fluviales actúan como áreas preferentes
de ocupación, algo lógico ya que son las zonas de mayor potencial en recursos (materias primas, caza, vegetales, etc.), siendo especialmente densa la ocupación
en las áreas cercanas a desembocaduras y estuarios.
En los casos de grandes acumulaciones de
materiales líticos, como en el yacimiento de Cuchía
(con más de 1.400 elementos líticos), todo apunta a
que nos encontramos más ante la acumulación
reiterada de pequeños asentamientos que ante ocupaciones prolongadas, cuestión ésta también documentada -a partir de la dispersión del material-, en el
yacimiento de La Verde (Montes et al., 1993; Montes y
Muñoz, 1994), en el cual se observan pequeños asentamientos ocupando un mismo espacio geográfico.
Caracteres tecnotipológicos de las industrias.
La característica general de la adquisición y
producción líticas es, sin duda, la inmediatez de los
procesos, realizados muchas de las veces sobre el
mismo espacio físico.
La Adquisición de los recursos líticos es básicamente local. El utillaje se realiza sobre variedades
líticas localizables en las inmediaciones del yacimiento
(o en muchos de los casos del mismo lugar), principalmente cantos rodados de arenisca, la materia más
sencilla de localizar. La litología mesozoica de la región
condiciona la aparición de cantos de arenisca y no de
cuarcita, convirtiéndose la primera en la materia más
frecuentemente empleada y la segunda en material
R. MONTES BARQUÍN
escaso y muy seleccionado a la hora de la producción. La arenisca, material resultado de un proceso
de diagénesis que cementó depósitos sedimentarios
de arenas y limos con abundantes materiales silíceos,
se presenta en diferentes grados de cementación
obteniéndose, en los cantos con un grado suficiente
de cementación, una talla concoidea muy similar a la
que resulta de la talla de variedades cuarcíticas.
El sílex, relativamente abundante en forma de
nódulos de pequeño tamaño, es moderadamente
empleado, especialmente en los asentamientos en
cueva, si bien -y tal y como las excavaciones en el
yacimiento de La Verde han demostrado-, en los
conjuntos al aire libre debió de tener una mayor
importancia de la que se constata -frecuencias
siempre bajas-, probablemente debido a una
deficiente conservación del material en los yacimientos de superficie.
YACIMIENTOS
Arenisca Cuarcita
Sílex
Ofita
Cuarzo Caliza
Otros
Número total de
restos líticos.
Cúlebre
87,4
12,5
0
0
0
0
0
191
Oyambre
76,2
22,2
0,9
0
0
0
0,4
206
Altamira
83,2
14,5
1,5
0
0
0
0,7
136
Hondal
88,8
7,09
3,01
0
0
0
1,07
465
Suances
81,3
11,6
0
0
0
0
6,9
86
Cuch¡a
79,7
14,6
2,6
0
0
0
2,8
558
El Linar
95,2
0,4
0,1
0
0,7
0
3,3
580
P. Caranceja II
86,2
10
2,5
0
0
0
1,1
185
Somocuevas
57,5
30,1
5,6
2,8
0
0
3,7
106
La Verde (superficie)
79,8
9,7
7,3
0,6
0
0
2,4
164
La Verde (zona I)
39,2
14,2
42,8
0
1,8
0
1,8
56
La Verde (zona III)
33,3
19,1
43,05
0
2,4
0
1,4
618
Rostr¡o
78,7
15,6
1,5
0
0
0
4
198
El Castillo, 24
28
19,2
25,6
6
0
18
3,2
250
El Castillo, 25
57,9
15
9,2
1,9
0
14,8
0,8
323
El Castillo, 26
31,9
46,8
0
0
0
14,8
6,3
49
Ramales
78,8
5,6
0
4,2
0
0
11,2
71
Tabla 1.- Frecuencia de materias primas en yacimientos del
Paleolítico Inferior de Cantabria.
La ofita apenas se emplea -esporádicamente en
la fabricación de hendedores- y la caliza tan sólo
aparece en cantidades considerables en las series de
El Castillo. En la cuenca del Asón se documenta el
empleo de variedades locales de calizas y margas.
Existe una especialización regional en el uso de
las materias primas, derivado del localismo, siendo
más empleado el sílex al Oriente y menos hacia el
Occidente (en dirección a Asturias), en donde el sílex
es prácticamente inexistente en los conjuntos. Por el
contrario, la cuarcita posee un comportamiento
opuesto, siendo más abundante hacia el Occidente.
La arenisca, muy abundante en toda la región
mantiene su frecuencia en todas las áreas.
La composición de materias primas y las
estrategias de captación documentadas individualizan claramente los conjuntos del Paleolítico Inferior
80,0%
2,0%
6,0%
12,0%
Arenisca
Cuarcita
Sílex
Otros
Fig. 4.- Frecuencias de aparición de materias primas líticas en
yacimientos de Cantabria (media de los yacimientos con más
de 30 efectivos líticos).
de los de períodos posteriores, especialmente de los
del Paleolítico Medio, de los cuales difieren no sólo
en las frecuencias de aparición de las variedades
líticas, sino además en los territorios de circulación y
en la estrategia general económica que articula la
captación (Montes y Sanguino, 1994).
La Producción lítica sobre areniscas se caracteriza por la sencillez de los procesos de desbastado y
talla. Los elementos más frecuentes son los productos de decorticado, especialmente de decorticado
primario -incluidos los soportes del utillaje-. En el
caso de la cuarcita los comportamientos son
similares, si bien se denota un aprovechamiento
superior del material y una mayor selección para el
retoque. Entre los núcleos, caracterizados por bajos
índices de explotación, destacan los irregulares y los
unidireccionales de plano de percusión cortical
(N.U.P.C., Arias Cabal, 1987), morfológicamente muy
similares a un chopper. Las técnicas complejas de
producción (levallois, talla de núcleos centrípetos, y
en general la extracción de productos internos) tan
sólo poseen importancia en algunas estaciones que
documentan una reiterada ocupación, o bien
ocupaciones más prolongadas, como La Verde, El
Castillo y Linar.
El sílex presenta elevados índices de explotación
en los escasos núcleos recuperados. Las técnicas de
extracción de soportes, aún dentro de la sencillez,
presentan un grado de complejidad superior al
empleado en la talla de otras variedades líticas y su
selección para el retoque es la mayor entre todas las
materias primas, algo que denotan las colecciones de
El Castillo y muy especialmente La Verde, donde el
sílex es reiteradamente empleado para la fabricación
de útiles y donde se documenta el retoque tipo
Quina en las raederas, prácticamente inexistente en
las elaboradas sobre materiales fácilmente accesibles.
Por lo que al Utillaje resultante hace referencia,
los tipos más frecuentes son los hendedores, los
45
El Paleolítico Inferior en Cantabria
cantos tallados, las escotaduras y las raederas. Los
denticulados, los bifaces, y en general el resto del
utillaje, son más escasos.
productos (hendedores especialmente). Los elementos
con retoque unifacial son muy superiores a los
bifaciales, incluso entre el macro-utillaje (sólo los
bifaces presentan retoque bifacial de forma sistemática). El uso del percutor blando parece muy restringido
y sólo se documenta con claridad en algunas piezas
elaboradas sobre sílex y cuarcita.
Entre el macro-utillaje, dominan los hendedores
sobre los bifaces, en general escasos, siendo los del
tipo 0 de Tixier (1957) los que presentan -de forma
abrumadora- mayores frecuencias. Los bifaces, en
general espesos y de facturas toscas, aparecen representados por ejemplares de aspecto arcaico -preferentemente fabricados sobre espesas lascas de
decorticado primario de arenisca- y por picos
triedros. Los cantos tallados son muy abundantes en
yacimientos al aire libre con altas disponibilidades de
cantos y son escasos en los asentamientos en cueva
o en los que, como La Verde, se encuentran alejados
de las fuentes de aprovisionamiento de cantos
rodados. Dominan, en este último grupo, los
choppers -realizados a base de someras extracciones
unidireccionales- sobre los chopping-tools, y los
discos y esferoides son anecdóticos.
La polarización en una abanico limitado de tipos
es, sin duda, la principal característica, si bien en las
series procedentes de cuevas es observable una mayor
diversificación, muy probablemente en relación con la
mayor diversificación de las funciones que se desarrollaron en estos hábitats.
En realidad, creemos que existe una relación entre
los caracteres de los complejos industriales descrita y la
distribución observada de yacimientos. Esta relación es
observable en las diferencias entre yacimientos al aire
libre y en cueva. En los primeros es pequeña la
diversidad de tipos y domina el macro-utillaje, cantos
tallados y hendedores principalmente, con un escaso
utillaje sobre lasca polarizado en escotaduras, raederas
y algunos cuchillos de dorso natural. En las series
procedentes de cavidades (Castillo y Linar) aparecen
pocos macro-útiles, muchos útiles sobre lasca y una
superior diversidad de tipos.
El utillaje sobre lasca aparece polarizado entre el
grupo de las raederas (básicamente simples y de
retoque sobre cara plana) y el de los denticuladosescotaduras, siendo el resto de los elementos, salvo
excepciones, escasos. El grupo levallois posee casi
siempre frecuencias discretas y los elementos típicos
del Paleolítico Medio (puntas musterienses, limaces,
raederas convergentes, puntas de Tayac, etc) y
Superior (buriles y raspadores) son escasos. Los
cuchillos de dorso natural son frecuentes.
Estas diferencias reflejan un diferente grado
diversificación y concentración de actividades,
cuevas han sido más reutilizadas, mientras
yacimientos al aire libre parecen el resultado
actividades puntuales.
El modo de retoque más empleado es el simple,
si bien el modo plano es frecuente en algunos
ADQUISICION
TIPOS
YACIMIENTOS
0
"Inmediatez" sería, por lo tanto, la palabra que
PRODUCCION
1
2
3
Cuchillo
Bloques,
dorso
Cantos Lasca d.1º Lasca d.2º natural
4
5
6
7
Punta
Levallois
Lasca
simple
Hojas,
Láminas
Lasca
Levallois
de
las
los
de
8
CONSUMO
9
10
11
N.
Núcleo
Irregular N. Levallois Centr¡peto
Discoide N.U.P.C.
12
Otros
13
14
15
16
17
Piezas Desechos
Utiles
Nucleares de talla Macroútilessobre lasca Debris
Nº TOTAL DE
PIEZAS
Cúlebre
17
4
16
2
2
-
1
-
-
-
2
2
1
-
117
15
11
1
191
Oyambre
23
8
10
2
1
-
-
-
10
-
-
12
1
-
32
88
19
-
206
Altamira
4
3
23
1
-
-
-
-
5
-
-
7
1
-
2
56
34
-
136
El Hondal
3
15
88
2
127
12
2
1
3
1
2
9
3
-
17
17
20
143
465
Suances
-
4
19
-
5
-
-
-
1
-
-
3
1
1
17
22
9
8
90
Cuch¡a
10
49
92
3
26
-
2
3
15
1
15
22
4
5
93
167
51
-
558
El Linar
2
51
107
11
53
5
6
-
22
-
6
-
2
-
88
36
190
-
579
Caranceja II
24
9
34
4
11
3
1
1
14
-
-
6
7
-
6
32
33
0
185
Somocuevas
6
5
9
1
3
-
-
1
2
-
1
2
1
-
45
23
7
-
106
La Verde s.
7
4
14
1
8
-
2
-
3
-
-
7
-
-
63
32
20
3
164
La Verde I
7
3
4
2
9
4
-
-
1
-
-
-
-
-
8
6
12
-
56
La Verde III
111
13
55
4
109
9
1
-
6
-
2
1
5
-
158
30
109
5
618
Rostr¡o
5
14
12
4
7
-
4
-
2
1
1
3
2
-
17
92
33
4
201
Castillo, 24
1
2
16
2
34
5
3
3
21
4
11
2
19
2
21
13
90
1
250
Castillo, 25
-
10
68
2
56
4
4
3
26
4
9
1
11
4
28
10
82
1
323
Castillo, 26
-
-
13
1
1
1
-
-
6
-
-
-
1
-
5
2
19
-
49
Ramales
2
7
14
-
5
-
-
-
9
-
3
2
-
-
-
4
25
-
71
Tabla 2.- Distribución de materiales por elementos de la cadena operativa lítica (a partir de J.M. Geneste, 1995).
46
R. MONTES BARQUÍN
TIPO DE
YACIMIENTO
CANTOS
TALLADOS
Cueva
Escasos
Aire libre con más
de 85 restos líticos
Dominan o Bien
representados
BIFACES
HENDEDORES
Escasos
Representación
media
Bien representados
PRODUCTOS
DE TALLA
Dominan
Representación
media
Representación Bien representados
Escasos o
Representación
media
o Dominan
Representación media
media
Aire libre >30 <85
Escasos o
Representación
restos líticos
Representación media
media
Aire libre con
menos de 30
restos líticos
UTILES SOBRE
LASCA
Bien
representados
Bien
representados
Escasos
Escasos
Dominan
Escasos
Escasos o
Ausentes
Fig. 5.- Resumen de las características
tipológicas de los conjuntos líticos
inferopaleolíticos del Cantábrico.
-
Ausentes
Escasos
Representación media
Bien representado
+
Dominan en los conjuntos
mejor define los comportamientos referidos a la
producción lítica durante el Paleolítico Inferior en
nuestra región. El solapamiento espacial y temporal de
los procesos de aprovisionamiento, manofactura y
empleo, especialmente en los yacimientos al aire libre,
y también -aunque en menor medida- en cueva,
derivan en la aparición de productos poco elaborados
y de una alta homogeneidad técnica y tipológica, más
acentuada en las series abandonadas al aire libre.
SIMPLICIDAD
(de los procesos técnicos de producción)
¯
ALTA UNIFORMIDAD
(escasa variabilidad técnica y morfológica)
¯
BAJA ESPECIALIZACION FUNCIONAL
¯
= INMEDIATEZ
(de la captación, transformación, uso y abandono de
los elementos líticos)
Claves de las estrategias de producción lítica de los
complejos industriales del Paleolítico Inferior en el Centro de
la Región Cantábrica.
La cronología.
Quizás sea éste el apartado en el que nos encontramos con mayores problemas y con una mayor
inseguridad, derivado de las escasas bases cronológicas disponibles. El período cuenta con una sola base
asentada, la cueva de El Castillo, careciendo el resto de
yacimientos de estudios geológicos de detalle que
sirvan como punto de partida al establecimiento de
una crono-estratigrafía mínimamente fiable. Existe,
además, una incertidumbre latente que afecta a las
diferencias entre conjuntos, básicamente Castillo y los
yacimientos al aire libre, ya que éstas pueden deberse
a diferencias funcionales y no a una cuestión cronológica, tal y como se ha venido suponiendo a partir de
las diferencias técnicas y tipológicas.
Pese a todo, existen algunas otras bases, más o
menos sólidas, que permiten un somero acercamiento a la cronología de estos conjuntos, las cuales
pueden ofrecer una idea bastante aceptable de la
antigüedad de los mismos:
A) La costra estalagmítica del nivel 23 de la cueva de
El Castillo, que sella los niveles asignados al
Paleolítico Inferior por Obermaier (1916-1925) y por
Cabrera (1984), proporcionó una datación de 89.000
(+11.000, -10.000) años B.P. a través de una serie
de Uranio/Thorio (Bischoff, et alii, 1992), lo cual sitúa
estas capas (26-24) dentro del estadio isotópico 5,
con una cronología probable centrada en el
Interglaciar Riss-Würm, en consonancia con lo
expuesto por otros autores (Butzer, 1981; Straus,
1992) a partir de datos sedimentológicos y faunísticos. Igualmente, la datación muy reciente- de una
costra en la base de Covalejos (Velo, Piélagos), que
ha permitido fijar en 101.000 B.P. el límite inferior de
aparición de industrias musterienses en la secuencia
(por debajo se documentan únicamente industrias
sobre arenisca de aspecto inferopaleolítico, asociadas
a fauna templada Dicerorhinus kirsbergensis-).
B) La comparación de los yacimientos estudiados
(tanto de superficie como de cueva) con los yacimientos del Würm antiguo con industrias de
atribución tipológica y crono-estratigráfica indudablemente Musteriense (tanto en cueva -Morín, El
Pendo, Castillo, Covalejos...- como al aire libre). Esta
comparación arroja diferencias netas en dos aspectos
en nuestra opinión decisivos:
B.1) Materias primas: en los conjuntos que hemos
analizado la materia prima dominante es la
arenisca procedente de cantos rodados, complementada con otras variedades como el sílex y la
cuarcita, si bien con porcentajes discretos. Esto es
observable incluso en los yacimientos en cueva,
Linar y especialmente Castillo, donde las capas 2624 presentan altos porcentajes de arenisca, frente
a las capas 22-20 del mismo depósito.
En los yacimientos claramente Musterienses del
Würm antiguo se produce un casi total abandono
de la arenisca y un importante incremento de los
porcentajes de otras materias primas -especialmente de la cuarcita, el sílex, y en menor medida,
de la ofita-, tanto en los yacimientos en cueva,
como en los conocidos al aire libre (Isla, Habario,
Panes II o Ubiambre), que tipológicamente
también parecen posteriores a las series analizadas
en nuestro trabajo.
Parecen existir, por tanto, comportamientos
diferentes en la captación de materias primas
líticas del territorio estudiado, entre horizontes
pre-würmienses y los del Würm antiguo, que no
47
El Paleolítico Inferior en Cantabria
-Distinta frecuencia en los tipos de núcleo. En las
series musterienses aumenta el número de los
discoides, levallois y centrípetos.
-Frecuencias netamente diferentes en la composición de los soportes, tanto retocados como sin
retocar. Frente a elevados porcentajes de lascas de
decorticado -principalmente primarias- en las
series pre-würmienses, los conjuntos asignables al
Musteriense ofrecen una mayor diversificación,
con frecuencias elevadas de lascas internas o
simples, hojas, lascas y puntas levallois, etc.
-Descenso de efectivos, en las series Musterienses, de macro-útiles. Desaparición de picos
triedros y, prácticamente, ausencia de bifaces y
cantos tallados. Se documentan algunos discos,
ausentes en las colecciones inferopaleolíticas.
-Aumento y diversificación, en los conjuntos del
Paleolítico Medio, de los tipos sobre lasca. Mayor
presencia de útiles levallois y aparición de
elementos específicos (limaces, puntas musterienses, etc).
Creemos, por tanto, que los yacimientos
estudiados deben ser encuadrados -en su mayor
parte- en momentos pre-würmienses. Casi todos
ellos encajan tipológicamente dentro de los caracteres propios del Achelense Superior, si bien las
colecciones de Castillo 24 y 25 se acercan más a los
caracteres del complejo industrial Musteriense.
Dentro de este esquema cabría quizá ordenar
cronológicamente algunas diferencias en la composición técnica, tipológica y de materias primas de los
conjuntos:
-Un grupo propio del Achelense Superior (cuyo
ejemplo más paradigmático es la serie del yacimiento
de Cuchía).
-Otro que presenta algunas características que
anuncian ya los elementos de cambio del Paleolítico
Medio (serie de La Verde).
48
PLEISTOCENO SUPERIOR
B.2) Existen, además, diferencias en las estructuras
técnicas y tipológicas derivadas, en nuestra
opinión, de la diferencia cronológica. Estas
diferencias se resumen en los siguientes aspectos:
PERIODOS SECUENCIA
GEOLÓGICOS
ALPINA
CRONOLOGÍA GRUPO
ESTADIO
ABSOLUTA
FAUNÍSISOTÓPICO
(años B.P.)
TICO
4
WÜRM I
74.000
WÜRM
INICIAL
F
118.000
Oyambre
Castillo 25
Somocuevas
Covalejos Q
La Verde
Caranceja II
Ramales
Cuchía
6
Castillo 26 (?)
186.000
II
Castillo 24
El Hondal
5e
128.000
RISS
Morín 21 y 22
Castillo 23
5b
5c
5d
RISS
WÜRM
YACIMIENTOS
Pendo XVII
Pendo XVIII
5a
III
PLEISTOCENO MEDIO
son explicables por una distinta funcionalidad de
los sitios, en cuanto que se reconocen -con
distinta intensidad- tanto entre yacimientos al aire
libre (con industrias tipológicamente achelenses o
musterienses), como entre yacimientos en cueva
(Linar, Covalejos y Castillo 26-24, frente a Castillo
22-20, Morín 17, El Pendo XVI y XIV).
E
7a
7b
I
MINDEL
RISS
7c
245.000
8
303.000
9
339.000
10
362.000
11
423.000
D
Fig. 6.- Ordenación cronológica del Pleistoceno Medio y
Superior inicial con la posición relativa de los principales
yacimientos de Cantabria de la fase.
-Y el tercer grupo, que lo componen las colecciones de
Castillo (básicamente 25 y 24) encuadrables ya, en
nuestra opinión, dentro del complejo industrial
Musteriense (si bien con caracteres "arcaicos").
Sin embargo, no estamos demasiado seguros de
que esta división no reproduzca, tan sólo, una
gradación de los yacimientos en cuanto a la fiabilidad
de la muestra disponible, o en cuanto al grado de
representatividad de la muestra analizada respecto a la
realidad original.
Conclusiones.
El estado actual de conocimiento sobre los
complejos industriales pre-würmienses en el centro de
la Región Cantábrica, a la vista de los datos expuestos
y de los trabajos recientemente aparecidos (Montes et
al., 1991, 1993; Montes, 1993; Montes y Muñoz,
1994; Montes, 2003, etc), puede definirse aún como
de deficitario, más si lo comparamos con el obtenido
de otros momentos posteriores.
Las carencias se centran, especialmente, en la escasez de datos crono-estratigráficos, lo que se concreta en la inexistencia de análisis geológicos de detalle
en contextos arqueológicos y en la escasez de dataciones absolutas, de las cuales sólo disponemos de dos
efectivos referidos a las cuevas El Castillo (Bischoff et
al., 1992) y Covalejos-, y paleoambientales -de los
cuales tan sólo se poseen los referidos a la fauna de
los niveles 26-24 de El Castillo, si bien se trata de
R. MONTES BARQUÍN
Sistema de asentamiento
Continuado en zonas geográficas reducidas.
Estrategia de subsistencia
Caza y carroñeo principalmente.
Oportunismo y escasa previsión. Agotamiento
de los recursos de la zona y búsqueda de
nuevas fuentes de recursos.
Características de la
estrategia de subsistencia
Inmediatez
Ordenación del hábitat
Acumulativo. Raras veces entorno a un lugar
de residencia más o menos permanente.
Circulación de materias
primas
Historia del asentamiento
Solo locales
Uso y abandono inmediato tras la finalización
de las labores de subsistencia en el mismo.
En ocasiones, se reutiliza un lugar, siempre
en función de la recuperación de los recursos
de la zona.
Carlos Glez. Luque ‘93
Fig. 7.- Esquema del modelo interpretativo de las estrategias de subsistencia en Cantabria durante el Paleolítico Inferior (adaptado a
partir de C. Gamble, 1986: 416-417).
estudios antiguos o parciales-. No se poseen, además,
datos paleoantropológicos de entidad del período.
Con este panorama, tan sólo disponemos de una
larga lista de yacimientos al aire libre que permiten un
limitado acercamiento, que se restringe al análisis de
la distribución espacial de las evidencias en la región y
al análisis técnico y tipológico de las series líticas. Los
resultados pueden resumirse en los siguientes puntos:
1. Existe una selección de la áreas geográficas de
hábitat: las cuencas fluviales, tramos medios y bajos
de los ríos, y los puntos de fácil acceso a la costa
(estuarios, bahías, calas, etc) actúan como focos de
atracción. En estos lugares es abundante la materia
prima lítica preferentemente empleada, la arenisca, y
seguramente lo fueron el resto de recursos biológicos
necesarios para la subsistencia de los grupos
humanos.
2. La dispersión del registro sugiere un modelo de
asentamiento "extrayacimiento", es decir, no basado
en campamentos-base en torno a los cuales se
articule un movimiento más o menos previsto. Todo
apunta a que los grupos deambulan en busca de
recursos sin establecimientos permanentes (González
Sáinz y González Morales 1986:103-110). El Castillo,
principal asentamiento en cueva, ofrece en los
49
El Paleolítico Inferior en Cantabria
niveles formados durante el Paleolítico Inferior un
palimpsesto de ocupaciones humanas y de grandes
carnívoros que denuncian, pese a lo expuesto sobre
el carácter del yacimiento, más una ocupación
esporádica que un auténtico empleo de la cueva
como asentamiento semipermanente (Straus, 1992).
Otros yacimientos (al aire libre) con elevadas
densidades de restos líticos, como Cuchía y -especialmente- La Verde, parecen el resultado de la
acumulación de pequeños campamentos y no el de
una ocupación prolongada por parte de un sólo
grupo. No se ha documentado pues, hasta el
momento, ningún yacimiento con posible función de
"campamento-base". Por el contrario, son numerosos
los yacimientos con un número muy limitado de
materiales líticos, lo cual induce a pensar en
pequeños asentamientos destinados a la resolución
de una actividad de subsistencia puntual.
el caso del sílex) son los más abundantes, seguidos de
los unidireccionales de plano de percusión cortical
-muy similares a un chopper- (Arias Cabal, 1987). Las
técnicas de extracción de soportes centrípeta y levallois
presentan frecuencias discretas, que tienden a
aumentar en los yacimientos tipológicamente más
avanzados (Castillo 25, 24 y La Verde). Los índices
laminares son anecdóticos o inexistentes. Los soportes
más frecuentes son los de decorticado, Los talones,
derivado de esto último, son mayoritariamente
corticales o lisos, siendo los índices de facetaje (tanto
amplios como estrictos) muy bajos generalmente.
5. El utillaje se compone, preferentemente, de
hendedores, cantos tallados unifaciales, raederas
simples y escotaduras/denticulados. Otros productos,
especialmente los característicos del grupo
Musteriense y del Paleolítico Superior, son escasos o
inexistentes en los conjuntos. Entre el macroutillaje
dominan los hendedores tipo 0, seguidos por los
cantos tallados -preferentemente unifaciales-, los picos
triedros, y por último, los bifaces, generalmente de
tipos espesos y de aspecto tosco y arcaico. Los discos y
esferoides (estos últimos muy comunes en los
conjuntos asturianos) aparecen muy esporádicamente
y en muy escasas colecciones. Los útiles sobre lasca se
polarizan en raederas y denticulados/escotaduras,
siendo generalmente ejemplares muy someros. Los
útiles compuestos son raros y entre las escotaduras,
dominantes dentro del grupo de denticulados, son los
ejemplares de técnica clactoniense los más frecuentes.
3. La captación de recursos líticos para la talla es
local. Los lugares de actividad suelen superponerse a
los de aparición de materias primas. La arenisca, de
génesis diagenética, es la materia más empleada
(además de ser la más abundante y fácilmente
accesible); la cuarcita y el sílex -en general, escasos
en la región- son seleccionados especialmente para la
fabricación de útiles. Otras variedades líticas: calizas,
ofita, margas, cuarzo, etc., aparecen en los conjuntos muy esporádicamente y siempre de forma local.
4. Las técnicas de explotación de los recursos líticos
son sencillas e inmediatas, las producciones se
caracterizan por una baja especialización funcional y
por una escasa diversificación de los tipos. Los
núcleos irregulares escasamente explotados (salvo en
YACIMIENTOS
I.L.tec
Cúlebre
Oyambre
Alrededores de Altamira
I.F.a.
I.F.e.
6. La escasez de bases cronológicas imponen un
severo sesgo en la contextualización temporal y
cultural de muchos de los conjuntos, especialmente de
I.Lam.
I.L.ty.
I.R.
I.Ch.
I.A.u.
I.Q.
I.B.
I.H.
G.I.
G.II.
G.III.
G.IV.
4,16
5,71
5,71
0
4,34
8,69
4,34
0
0
4,16
4,16
7,69
15,38
7,69
7,69
0
7,89
7,89
0
0
7,5
7,5
1,25
0
16,66
11,11
0
38,88
22,22
16,66
0
9,18
9,18
0
0
39,53
13,95
6,97
0
23,21
44,15
0
54,83
25,8
0
1,04
10,8
6,27
3,11
11,53
3,84
0
7,69
0
0
23,52
15
5
30
5
Suances
0
13,72
3,92
0
0
10,52
5,26
15,78
0
10,52
24
0
28,57
42,85
0
Cuchía
1,73
14,87
12,45
0
3,96
7,93
4,76
1,58
0,77
16
32,25
11,36
29,54
11,36
31,81
El Linar
1,28
13,79
8,75
0
2,95
21,18
15,27
0
0
8,65
3,46
2,95
21,18
13,79
25,61
P. Caranceja II
0,44
7,82
4,92
3,35
2,5
35
10
2,5
0
4,76
36,5
3,22
48,38
3,22
29,03
Somocuevas
2,77
11,11
2,77
0
5,26
15,78
5,26
0
0
5
34,48
11,11
33,33
0
0
La Verde (superficie)
2,73
9,58
9,58
0
7,69
15,38
15,38
0
0
21,21
40,9
11,76
29,41
17,64
5,88
El Hondal
La Verde I
0
0
0
0
0
16,66
8,33
0
0
20
20
0
33,33
16,66
16,66
La Verde III
0,36
15,16
6,85
0
0,92
24,07
6,48
0
0
3,57
17,55
1,02
26,53
7,14
34,69
Rostrío
4,28
9,28
7,85
0
7,69
11,53
3,84
11,53
0
16,12
54,38
11,11
16,66
27,77
5,55
Castillo 24
4,67
20,85
11,65
3,06
7,05
36,47
12,94
2,35
36,82
3,4
9,57
7,14
36,9
7,14
35,71
Castillo 25
4,85
15,31
5,53
2,12
9,33
32
14,66
1,33
15,48
3,84
7,4
8,97
37,17
11,53
15,38
Castillo 26
0
13,51
5,4
2,7
0
13,33
6,66
6,66
0
11,76
0
0
16,66
33,33
33,33
Ramales
0
8,33
4,16
4,16
0
16,66
4,16
0
0
4
7,69
0
20
5
35
Tabla 3.- Indices esenciales de F. Bordes de los principales yacimientos estudiados en Cantabria.
50
R. MONTES BARQUÍN
los recuperados en superficie, lo cual redunda en que
exista una inseguridad latente acerca del marco
cronológico en que se produjeron las series industriales analizadas. La datación obtenida en el nivel 23 de
El Castillo constituye por el momento el único
efectivo de calidad obtenido, si bien algunos
estudios geológicos vienen orientándonos en breve
sobre la cronología relativa de muchas de las
estaciones.
trabajo, obtenido a partir de limitados elementos del
registro arqueológico (básicamente las series líticas
tipológicamente asignables al Paleolítico Inferior).
7. La reconstrucción ecológica supone otra laguna
llamativa en el estado actual de conocimiento. Sin
datos polínicos, sedimentológicos, micropaleontológicos, y con escasos datos paleontológicos de calidad
(sólo disponemos de los datos de El Castillo y de
algunos escasos hallazgos de faunas mesopleistocénicas en minas), el panorama se ensombrece aún
más ante la dificultad de alcanzar depósitos sedimentarios del período (en las bases estratigráficas de
las cavidades) y ante la ausencia de yacimientos con
faunas en los depósitos al aire libre.
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Aranzadi. (pp. 11-22). San Sebastián.
8. Los conjuntos líticos analizados pueden ser
encuadrados -técnica y tipológicamente- en el
complejo industrial del Achelense Superior (Cuchía,
Oyambre, La Veguilla, Suances, etc), si bien se
documentan series tipológicamente más evolucionadas (caso de La Verde, Somocuevas...), y otras más
cercanas al Musteriense (Castillo 25 y 24) que hemos
asignado a un Musteriense "arcaico" o prewürmiense.
A modo de reflexión final, creemos de interés
señalar las líneas que actualmente se vienen desarrollando dentro de la investigación de las fases prewürmienses de ocupación humana de la región. A
este respecto, las excavaciones sistemáticas en varios
yacimientos al aire libre, La Verde (Montes, et al.,
1993; Montes y Muñoz, 1994), y El Hondal han
venido a marcar un hito, en tanto en cuanto que se
trata de las primeras excavaciones sobre yacimientos
de este período al aire libre que se desarrollan en la
región. En paralelo, la revisión arqueológica de
depósitos en cueva con indicios de estas cronologías
(El Pendo y Covalejos), a las cuales se aplican
analíticas para la obtención de datos paleoeconómicos y geo-cronológicos, completan el limitado
panorama de información que hasta el momento
había aportado la cueva de El Castillo, único
yacimiento en cueva excavado (Obermaier, 1916-25;
Cabrera, 1984).
Todo ello, supone un cambio sustancial en las
líneas tradicionales de acercamiento al período,
basadas en una labor aditiva de nuevas estaciones y
en limitados trabajos de corte tecno-tipológico, y
permitirá, en un corto espacio de tiempo, ampliar el
panorama de conocimiento expuesto en el presente
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